Tengo un amigo que bajo el escudo de defensor de los derechos humanos y combatiente de la discriminación ha enarbolado la bandera a favor del matrimonio homosexual.
Esta semana quiero compartir este artículo publicado por Samuel Arango en el Periódico el Colombiano (3 de noviembre de 2014), en el cual con mucho humor muestra hasta que punto estamos haciendo pendejadas en nombre de la lucha contra la discriminación.
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El juego del Matrimonio.
Samuel Arango. (columnista El Colombiano)
(Columna escrita a cuatro manos con Luis Annunziata, a quien desconozco )
¡Siguienteee!
- Buenos días, señor juez, queríamos pedir un turno para casarnos.
- ¿Nombres?
- Antonio y Juan Jiménez.
- ¿Jiménez? ¿Son familiares?
- Si, somos hermanos.
- ¿Hermanos? No pueden casarse.
- ¿Por qué no? ¿No están dando licencias de matrimonio a parejas del mismo sexo?
- Si, a miles. Pero no a hermanos. ¡Eso es incesto! No me importa que sean ustedes homosexuales, pero sí que sean hermanos.
- ¿Homosexuales? No, nosotros no somos homosexuales.
- ¿No son gais? ¿Entonces por qué quieren casarse?
- Por los beneficios fiscales que reporta, por supuesto. Y además nos queremos. Por otro lado, no tenemos más pretendientes.
- Pero estamos dando licencias de matrimonio a parejas de gais y lesbianas a las que les ha sido denegada una protección equitativa ante la ley. Si ustedes no son gais, pueden casarse con una mujer.
- Un momento. Un gay tiene el mismo derecho a casarse con una mujer que yo. Pero solo porque yo no soy gay no significa que me quiera casar con una mujer. ¿Es que nos va a discriminar porque no seamos gais?
- De acuerdo, de acuerdo, aquí tiene su turno.
¡Siguienteee!
- Hola. Estamos aquí porque queremos casarnos.
- ¿Nombres?
- Abelardo Pérez, Mauricio Singue, Marta Posco y Matilde Venticuolo.
- ¿Y quién se quiere casar con quién?
- Todos nos queremos casar con todos.
- ¡Pero si son cuatro!
- Correcto. Verá, es que somos bisexuales. Yo amo a Abelardo y a Marta y Matilde y Mauricio me quieren a mi y a Marta, Marta me quiere a mi y a Matilde y Matilde quiere a Abelardo y a Marta. Casarnos todos juntos es la única manera que tenemos para expresar nuestras preferencias sexuales en el matrimonio.
- Lo siento, solo estamos dando licencias a parejas de gais y lesbianas.
- ¿O sea que están discriminando a los bisexuales?
- Bueno, en algún sitio tiene que estar el límite...
- ¿Quién lo dice? No hay razón para limitar el matrimonio a las parejas. Cuanto más amor, mejor. Además, ¡exigimos nuestros derechos! La Constitución garantiza la misma protección para todos bajo la ley. ¡Denos nuestro turno para casarnos!
- De acuerdo, de acuerdo, aquí la tiene.
- ¿Nombres?
- Abelardo Pérez, Mauricio Singue, Marta Posco y Matilde Venticuolo.
- ¿Y quién se quiere casar con quién?
- Todos nos queremos casar con todos.
- ¡Pero si son cuatro!
- Correcto. Verá, es que somos bisexuales. Yo amo a Abelardo y a Marta y Matilde y Mauricio me quieren a mi y a Marta, Marta me quiere a mi y a Matilde y Matilde quiere a Abelardo y a Marta. Casarnos todos juntos es la única manera que tenemos para expresar nuestras preferencias sexuales en el matrimonio.
- Lo siento, solo estamos dando licencias a parejas de gais y lesbianas.
- ¿O sea que están discriminando a los bisexuales?
- Bueno, en algún sitio tiene que estar el límite...
- ¿Quién lo dice? No hay razón para limitar el matrimonio a las parejas. Cuanto más amor, mejor. Además, ¡exigimos nuestros derechos! La Constitución garantiza la misma protección para todos bajo la ley. ¡Denos nuestro turno para casarnos!
- De acuerdo, de acuerdo, aquí la tiene.
¡Siguienteeee!
-Señor, quiero casarme con Lucas, mi perro.
-Pero está loco, no caso con animales.
-¿Me va a negar el derecho inalienable a ser feliz? Nos amamos, dormimos juntos, no nos decimos mentiras, somos fieles, qué más quiere.
-Bueno, somos gay, así que no se niegue.
-Pasen pues, pero mire, Lucas se orinó en la puerta.
-Pero está loco, no caso con animales.
-¿Me va a negar el derecho inalienable a ser feliz? Nos amamos, dormimos juntos, no nos decimos mentiras, somos fieles, qué más quiere.
-Bueno, somos gay, así que no se niegue.
-Pasen pues, pero mire, Lucas se orinó en la puerta.
¡Siguienteee!
-Buenas, venimos a que nos case a mi novia y a mi.
-Noo, ¡lárguense! ya no aguanto más, el matrimonio no es un juego, él con él, ella con ella, él con ella. ¡No más matrimonios raros, renuncio!.
-Noo, ¡lárguense! ya no aguanto más, el matrimonio no es un juego, él con él, ella con ella, él con ella. ¡No más matrimonios raros, renuncio!.
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ver artículo: El juego del matrimonio
Así es...el matrimonio gay...una puerta abierta a toda clase de aberración social/familiar!
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