En días recientes dictaba un curso sobre cultura general y tocamos el tema de la Guerra de Troya. Hay muchas películas y series en la actualidad que giran en torno a esa guerra, (no todas fieles al relato homérico).
Sobra decir que aún se desconoce mucho sobre la forma como llegó la historia a nuestros días, qué tanto hay de historia y cuanto hay de ficción.
Coincidencialmente me encontré un video de Academia Play, donde explicaban de una manera muy didáctica la historia de Troya, contada por el mítico homérico y el redescubrimiento de la ciudad.
Sin más preámbulos, aquí va.
"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)
miércoles, 29 de agosto de 2018
miércoles, 22 de agosto de 2018
La proporción dorada. Una relación entre belleza y matemática.
Hace mas de treinta años encontré un extraño libro en la Biblioteca Publica: "La Biología del Arte" (1962) del zoólogo británico Desmond Morris. En su texto mostraba cómo los animales tenían el concepto de armonía estética.
Hubo un dato que me llamó la atención: casi todas las puertas o ventanas, casi todas las banderas del mundo son rectangulares y tienen una relación de 1 a 1.618. Es como si en la arquitectura y el diseño predominara esta proporción. La explicación es netamente biológica. El campo visual humano tiene aproximadamente una medida de alto por 1.6 medidas de ancho.
Por esa misma época me encontré otro libro donde el protagonista, un excelente matemático árabe, aseguraba a su amigo que podía saber si una mujer oculta tras un grueso velo, era bella o no. Bastaba con conocer las medidas de su rostro.
Los antiguos había descubierto la división áurea, proporción dorada (o regla dorada ), muchos siglos antes de Cristo y era aplicada a la pintura, a la arquitectura y a en general a las artes. (El ascenso del hombre - Jacobo Bronowsky).
Dicha proporción surge de dividir 809/500. Estudios más recientes han demostrado que dicha relación se aplica a casi todas las formas biológicas.
A continuación les comparto un bello video realizado por Jonathan Quintin que expone el tema, ambientado por el exquisito Canon de Johannes Pachelbel.
Hubo un dato que me llamó la atención: casi todas las puertas o ventanas, casi todas las banderas del mundo son rectangulares y tienen una relación de 1 a 1.618. Es como si en la arquitectura y el diseño predominara esta proporción. La explicación es netamente biológica. El campo visual humano tiene aproximadamente una medida de alto por 1.6 medidas de ancho.
Por esa misma época me encontré otro libro donde el protagonista, un excelente matemático árabe, aseguraba a su amigo que podía saber si una mujer oculta tras un grueso velo, era bella o no. Bastaba con conocer las medidas de su rostro.
- La Matemática dispone de recursos maravillosos. Con el auxilio de dicha ciencia puede el hombre calcular el peso de un camello, la altura de una torre o la belleza de una mujer.
Y como él me mirase con ojos espantados, aclaré: “Sí, con el auxilio de una relación geométrica, puede el matemático determinar si una joven es hermosa o fea, es decir, si sus formas son perfectas o no. Es enteramente innecesario, para el novio, ver el rostro de su futura esposa para prevenirse contra cualquier desilusión. Basta disponer de media docena de medidas y aplicar a ellas las "Fórmulas Matemáticas de la belleza”.
El hombre que calculaba, - Malba Tahan.
(Seudónimo de Julio Cesar de Melo Soussa)
Los antiguos había descubierto la división áurea, proporción dorada (o regla dorada ), muchos siglos antes de Cristo y era aplicada a la pintura, a la arquitectura y a en general a las artes. (El ascenso del hombre - Jacobo Bronowsky).
Dicha proporción surge de dividir 809/500. Estudios más recientes han demostrado que dicha relación se aplica a casi todas las formas biológicas.
A continuación les comparto un bello video realizado por Jonathan Quintin que expone el tema, ambientado por el exquisito Canon de Johannes Pachelbel.
miércoles, 15 de agosto de 2018
No es tan gallina, porque adivina.
Las adivinanzas son parte de la historia misma de nuestra especie. Que se sepa, no existe ningún otro animal que se comunique con acertijos.
Desde niños, se nos enseña a descubrir cosas ocultas en el lenguaje. Todos los idiomas y culturas tienen, de alguna forma, la adivinanza como forma de aprendizaje y diversión.
Por eso cuando el profesor Luis Fernando Macías nos mostró su nuevo libro de adivinanza, de una vez quedé impresionado.
No solo porque el libro contiene adivinanzas (que para mí son un gran pasatiempo) sino también por dos razones. Las adivinanzas de este libro no son las tradicionales. Su formulación está hecha en sextillas meticulosamente elaboradas. La otra razón, las ilustraciones del libro son una verdadera delicia para los amantes de la pintura.
El libro "No es tan gallina que adivina" es una verdadera obra de arte. Tienen sus acertijos divididos en 13 capítulos cuidadosamente ilustrados por la artista Male Correa. Cada capítulo tiene su propia ambientación. Además no solo hay adivinanzas en el texto. Para los amantes de la pintura es una delicia tratar de adivinar cual pintor y qué obra es la que se interpretó en cada capítulo.
Este es un libro que no solo es para leer. Merece estar exhibido en una galería de arte.
No es tan gallina porque adivina
Género: Adivinanzas - Libro ilustrado
Páginas: 66
Año de publicación 2018
Editorial: Hilo de Plata.
Male Correa es diseñadora gráfica de la Universidad Pontificia Bolivariana. Ha trabajado como ilustradora y profesora en varias universidades. Asistente en el taller de escritores de Asmedas. Ha hecho varias exposiciones de sus obras y ha sido nominada a varios premios.
Luis Fernando Macías: Narrador, poeta, ensayista y autor de varios libros (tanto literatura infantil como para adultos). Editor de la colección Palabras Rodantes de Comfama y el Metro de Medellín. Fue director de la Editorial y de la Revista Universidad de Antioquia, fundador de la Editorial "El propio bolsillo" y "Arlequín editores". Ha sido director de varios talleres literarios y profesor en varias entidades educativas. Ha publicado mas de cuarenta libros en diversos géneros.
Vea también : Libro para jugar a ser adivinos
Desde niños, se nos enseña a descubrir cosas ocultas en el lenguaje. Todos los idiomas y culturas tienen, de alguna forma, la adivinanza como forma de aprendizaje y diversión.
Por eso cuando el profesor Luis Fernando Macías nos mostró su nuevo libro de adivinanza, de una vez quedé impresionado.
No solo porque el libro contiene adivinanzas (que para mí son un gran pasatiempo) sino también por dos razones. Las adivinanzas de este libro no son las tradicionales. Su formulación está hecha en sextillas meticulosamente elaboradas. La otra razón, las ilustraciones del libro son una verdadera delicia para los amantes de la pintura.
¿Qué pulpa tiene
tanta ternura
cuando está pura?
Solo recuerde
que se ve verde
estando madura.
Este es un libro que no solo es para leer. Merece estar exhibido en una galería de arte.
No es tan gallina porque adivina
Género: Adivinanzas - Libro ilustrado
Páginas: 66
Año de publicación 2018
Editorial: Hilo de Plata.
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Male Correa es diseñadora gráfica de la Universidad Pontificia Bolivariana. Ha trabajado como ilustradora y profesora en varias universidades. Asistente en el taller de escritores de Asmedas. Ha hecho varias exposiciones de sus obras y ha sido nominada a varios premios.
Luis Fernando Macías: Narrador, poeta, ensayista y autor de varios libros (tanto literatura infantil como para adultos). Editor de la colección Palabras Rodantes de Comfama y el Metro de Medellín. Fue director de la Editorial y de la Revista Universidad de Antioquia, fundador de la Editorial "El propio bolsillo" y "Arlequín editores". Ha sido director de varios talleres literarios y profesor en varias entidades educativas. Ha publicado mas de cuarenta libros en diversos géneros.
Vea también : Libro para jugar a ser adivinos
miércoles, 8 de agosto de 2018
33 razones para honrar mi vida. Luisa Fernanda Mesa Franco
Hay libros que nos enseñan cosas: Geografía, historia, matemáticas. Hay otros que nos muestran puntos de vista de otras personas, libros de opinión, política, historia. Hay otros que nos hacen vivir aventuras. Los hay, que nos cuentan vidas ajenas.
Cuando llegó a mis manos el primer libro de la escritora Luisa Fernanda Mesa, tuve que devorarlo inmediatamente. No fui capaz de decidir en que hoja parar mi lectura para irme a dormir.
Pocas veces se tiene en las manos un libro que nos muestra el interior de una persona y al mismo tiempo nos pone a soñar con poesía.
El título alberga un número mágico y muy adecuado para el libro. Son treinta y tres reflexiones de una mujer que cumplía los treinta y tres años cuando lo escribió. Médica fisiatra, profesora, fotógrafa, escritora, y sobre todo mujer orgullosa de su género.
En sus páginas nos cuenta de su vida, incluso desde mucho antes de nacer:
Este libro es poesía pura. No esperaba menos: Tengo el honor de conocer a su autora y es una persona maravillosa, que sabe sacar secretos no solo de las palabras sino de la luz, pues también es una gran fotógrafa.
33 razones para honrar mi vida, es un libro que vale la pena leer y releer.
33 razones para honrar mi vida.
Lectura recomendada: El amor tiene muchas formas
Cuando llegó a mis manos el primer libro de la escritora Luisa Fernanda Mesa, tuve que devorarlo inmediatamente. No fui capaz de decidir en que hoja parar mi lectura para irme a dormir.
Pocas veces se tiene en las manos un libro que nos muestra el interior de una persona y al mismo tiempo nos pone a soñar con poesía.
El título alberga un número mágico y muy adecuado para el libro. Son treinta y tres reflexiones de una mujer que cumplía los treinta y tres años cuando lo escribió. Médica fisiatra, profesora, fotógrafa, escritora, y sobre todo mujer orgullosa de su género.
En sus páginas nos cuenta de su vida, incluso desde mucho antes de nacer:
"Elegí el día señalado, para que mis papás se casaran, 13 años antes, a escondidas..."
Este libro es poesía pura. No esperaba menos: Tengo el honor de conocer a su autora y es una persona maravillosa, que sabe sacar secretos no solo de las palabras sino de la luz, pues también es una gran fotógrafa.
33 razones para honrar mi vida, es un libro que vale la pena leer y releer.
33 razones para honrar mi vida.
Género: Poesía
Páginas: 70
Año de publicación: 2018
Páginas: 70
Año de publicación: 2018
Editorial: Hilo de plata.
Precio: $33.000
Precio: $33.000
Lectura recomendada: El amor tiene muchas formas
miércoles, 1 de agosto de 2018
Cura milagrosa para el Alzheimer
Hace unos días, un amigo envió a nuestro un grupo de whatsapp un artículo en el cual un hombre le dio de comer durante varios meses una comida especial a su madre que sufría del mal de Alzheimer. Milagrosamente la mujer se curó. (ver artículo completo aqui). El artículo enviado iba con un resumen para mostrar los beneficios de ciertos alimentos.
Eso me puso a reflexionar. Las personas tienden a creer que un hecho específico es prueba de algo (en otras palabras, "que una golondrina sí hace verano"). La persona que envió el artículo, tiene un alto nivel educativo. Es un profesional universitario que ha tenido acceso al conocimiento y tiene mayores elementos de análisis frente a la información que se da en los medios de comunicación. Por esa razón el compañero consultaba su concepto a uno de los colegas del grupo que es experto en enfermedades del sistema nervioso. Aunque reprodujo el artículo y envió un resumen, tuvo la precaución de asesorarse de los expertos. La mayoría de la gente "tragaría entero".
Hasta ahora el experto en neurociencias no ha contestado el chat.
Dado que no me hizo la pregunta a mí, decidí no responder en el chat. Sin embargo, como médico e investigador, vi un buen tema para esta semana.
Como especialista en epidemiología debo aclarar que el hecho de que un periódico publique que una mujer con Alzheimer, comiendo una dieta de verduras, chocolate y nueces, se haya curado de una enfermedad neurológica degenerativa, no es prueba de nada. En primer lugar, porque no hay una certeza de que la paciente del artículo realmente hubiera sufrido de Alzheimer. Segundo, porque no hay certeza de que la dieta era lo único que estaba recibiendo, ni de que realmente hubiera sido la dieta la que produjo la mejoría (no se confirmó la causalidad). Por último, no hay ninguna prueba de que verdaderamente hubiera sido curada. El artículo no describe cual médico ni por medio de qué pruebas confirmó la cura. Incluso no hay prueba de que la persona del artículo realmente exista. El artículo es una noticia amarillista y carece de toda rigurosidad de una publicación científica.
La ciencia médica trabaja con el método científico. Es decir, se hace una observación, se genera una hipótesis, se hace un experimento para comprobarlo y luego, si este experimento siempre tiene resultados consistentes se saca una teoría. Un solo caso no sirve para extrapolar conclusiones.
Además, generar conocimiento no es tan sencillo. Dicho experimento debe ser hecho en adultos de diferentes culturas y etnias para probar que realmente funciona. Algunos pacientes deben recibir la dieta habitual y otros la especial, para poder comparar cual dieta es mejor. Debe tener un sistema de evaluación objetiva por una persona que desconozca el tipo de dieta que recibe cada paciente para que no haya sesgos. La dieta "especial" y la dieta usual deben ser administradas a personas con Alzheimer en forma aleatoria para evitar que se le dé la dieta "especial" solo a aquellas personas con menor grado de Alzheimer o mayor probabilidad de recuperarse.
En otras palabras, hay que diseñar un buen experimento y repetirlo en muchos sujetos, eliminando la probabilidad de sesgo, para poder confirmar una hipótesis.
La simple observación de un hecho no es suficiente prueba para establecer que un tratamiento es efectivo.
Recuerdo que hace muchos años un hombre que limpiaba las ventanas de un piso 11 perdió el equilibrio y cayó desde esa altura. Lo recibí en urgencias. Suturé sus heridas y lo dejé en observación. Al día siguiente continuaba bien. Haría yo mal en sacar la conclusión de que caer de un undécimo piso no produce la muerte. Un caso aislado no es suficiente para sacar conclusiones.
En el tema del Alzheimer que compartía mi amigo, no hay ningún estudio metodológicamente bien diseñado que demuestre que hay curación de la enfermedad con la dieta que mencionó dicha publicación.
Si la historia de Sylvia Hatzer es cierta o no, es irrelevante. Desde el punto de vista científico no puede sacarse ninguna conclusión académica de esa noticia, excepto que hay mucha gente que traga entero y que nos gusta creer en lo milagroso.
Hace muchos años se creía que el acceso a la información nos volvería más inteligentes, que el internet nos volvería genios. Lamentablemente no es así. Nuestro cerebro no funciona con base en la evidencia sino con base en las creencias. (Ver Los atajos de la mente y los sesgos cognitivos).
Para la mayoría de los humanos es más fácil creer en todo lo que tenga tintes pseudocientíficos que utilizar el raciocinio para analizar las noticias que recibimos. Por eso creemos en tanta cosa que se publica en las redes.
Si queremos que nuestra especie prospere debemos entender que la ciencia requiere observación, análisis y comprobación. Que no todo lo que le sucede a una persona es suficiente para sacar conclusiones definitivas. Que, si alguien se ganó la lotería luego de encender una vela a un santo, es una casualidad y que no hay causalidad entre la vela y obtener el premio. Que, si alguien se tomó un analgésico y se le durmió el brazo, no quiere decir que los analgésicos, produzcan ese síntoma. Y en el caso planteado al principio, que si una persona comió una dieta especial por varios años y (realmente) se curó del Alzheimer, no significa que hay un nexo de causalidad en ello. Primero hay que demostrarlo de forma científica replicando el experimento hasta que no haya dudas.
En otras palabras, hay que aprender lo que nuestros abuelos enseñaban: que una golondrina no hace verano.
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Eso me puso a reflexionar. Las personas tienden a creer que un hecho específico es prueba de algo (en otras palabras, "que una golondrina sí hace verano"). La persona que envió el artículo, tiene un alto nivel educativo. Es un profesional universitario que ha tenido acceso al conocimiento y tiene mayores elementos de análisis frente a la información que se da en los medios de comunicación. Por esa razón el compañero consultaba su concepto a uno de los colegas del grupo que es experto en enfermedades del sistema nervioso. Aunque reprodujo el artículo y envió un resumen, tuvo la precaución de asesorarse de los expertos. La mayoría de la gente "tragaría entero".
Hasta ahora el experto en neurociencias no ha contestado el chat.
Dado que no me hizo la pregunta a mí, decidí no responder en el chat. Sin embargo, como médico e investigador, vi un buen tema para esta semana.
Como especialista en epidemiología debo aclarar que el hecho de que un periódico publique que una mujer con Alzheimer, comiendo una dieta de verduras, chocolate y nueces, se haya curado de una enfermedad neurológica degenerativa, no es prueba de nada. En primer lugar, porque no hay una certeza de que la paciente del artículo realmente hubiera sufrido de Alzheimer. Segundo, porque no hay certeza de que la dieta era lo único que estaba recibiendo, ni de que realmente hubiera sido la dieta la que produjo la mejoría (no se confirmó la causalidad). Por último, no hay ninguna prueba de que verdaderamente hubiera sido curada. El artículo no describe cual médico ni por medio de qué pruebas confirmó la cura. Incluso no hay prueba de que la persona del artículo realmente exista. El artículo es una noticia amarillista y carece de toda rigurosidad de una publicación científica.
La ciencia médica trabaja con el método científico. Es decir, se hace una observación, se genera una hipótesis, se hace un experimento para comprobarlo y luego, si este experimento siempre tiene resultados consistentes se saca una teoría. Un solo caso no sirve para extrapolar conclusiones.
Además, generar conocimiento no es tan sencillo. Dicho experimento debe ser hecho en adultos de diferentes culturas y etnias para probar que realmente funciona. Algunos pacientes deben recibir la dieta habitual y otros la especial, para poder comparar cual dieta es mejor. Debe tener un sistema de evaluación objetiva por una persona que desconozca el tipo de dieta que recibe cada paciente para que no haya sesgos. La dieta "especial" y la dieta usual deben ser administradas a personas con Alzheimer en forma aleatoria para evitar que se le dé la dieta "especial" solo a aquellas personas con menor grado de Alzheimer o mayor probabilidad de recuperarse.
En otras palabras, hay que diseñar un buen experimento y repetirlo en muchos sujetos, eliminando la probabilidad de sesgo, para poder confirmar una hipótesis.
La simple observación de un hecho no es suficiente prueba para establecer que un tratamiento es efectivo.
Recuerdo que hace muchos años un hombre que limpiaba las ventanas de un piso 11 perdió el equilibrio y cayó desde esa altura. Lo recibí en urgencias. Suturé sus heridas y lo dejé en observación. Al día siguiente continuaba bien. Haría yo mal en sacar la conclusión de que caer de un undécimo piso no produce la muerte. Un caso aislado no es suficiente para sacar conclusiones.
En el tema del Alzheimer que compartía mi amigo, no hay ningún estudio metodológicamente bien diseñado que demuestre que hay curación de la enfermedad con la dieta que mencionó dicha publicación.
Si la historia de Sylvia Hatzer es cierta o no, es irrelevante. Desde el punto de vista científico no puede sacarse ninguna conclusión académica de esa noticia, excepto que hay mucha gente que traga entero y que nos gusta creer en lo milagroso.
Hace muchos años se creía que el acceso a la información nos volvería más inteligentes, que el internet nos volvería genios. Lamentablemente no es así. Nuestro cerebro no funciona con base en la evidencia sino con base en las creencias. (Ver Los atajos de la mente y los sesgos cognitivos).
Para la mayoría de los humanos es más fácil creer en todo lo que tenga tintes pseudocientíficos que utilizar el raciocinio para analizar las noticias que recibimos. Por eso creemos en tanta cosa que se publica en las redes.
Si queremos que nuestra especie prospere debemos entender que la ciencia requiere observación, análisis y comprobación. Que no todo lo que le sucede a una persona es suficiente para sacar conclusiones definitivas. Que, si alguien se ganó la lotería luego de encender una vela a un santo, es una casualidad y que no hay causalidad entre la vela y obtener el premio. Que, si alguien se tomó un analgésico y se le durmió el brazo, no quiere decir que los analgésicos, produzcan ese síntoma. Y en el caso planteado al principio, que si una persona comió una dieta especial por varios años y (realmente) se curó del Alzheimer, no significa que hay un nexo de causalidad en ello. Primero hay que demostrarlo de forma científica replicando el experimento hasta que no haya dudas.
En otras palabras, hay que aprender lo que nuestros abuelos enseñaban: que una golondrina no hace verano.
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