¿Por que el castellano suena así?
Recuerdo muy especialmente una vez que estuve en Buenos Aires y mientras tomaba una merienda en el restaurante del Hotel, la noche previa a una reunión de trabajo a la que había sido invitado, escuché un grupo de personas sentadas en la mesa vecina. Reconocí a un venezolano, un argentino, un mexicano y un peruano.
Yo sonreía pensando en que hablaban con un acento muy extraño, cada uno diferente. Precisamente reflexionaba que en Colombia teníamos un acento neutro.
Fue entonces cuando uno de ellos se levantó y me dijo: "Che, vos debés ser el colombiano", "Tenés acento de colombiano, ¿no es así compañeros?"
Todos asintieron. Yo quedé pasmado. ¿Como así que yo tenía acento de Colombiano? Se suponía que yo era el que "hablaba normal" y ellos tenían el acento extranjero.
Desde entonces me he preguntado por que nuestro lenguaje suena de una manera u otra.
Las características prosódicas de las lenguas permiten que cuando viajemos a un país extranjero podamos reconocer a un compatriota, simplemente por la forma en que habla y la musicalidad que tiene su conversación. Igualmente, quien aprende una nueva lengua, generalmente conserva rasgos de la pronunciación de su lengua natal.
Se llama prosodia al estudio de los sonidos de las palabras y su acentuación. La prosodia es la que le da la musicalidad a un idioma y hace que su sonido sea tan especial.
Por lo general los hispanoamericanos hablamos con una pronunciación llana. La mayoría de las palabras en el idioma español son graves o llanas. Es decir que marcamos el acento en la penúltima palabra.
Se calcula que aproximadamente el 79.50% del vocabulario español está compuesto por palabras graves (acento en la última sílaba). Las palabras agudas (que se acentúan en la última sílaba) representan solo el 17.78% mientras que las esdrújulas (pronunciadas con mayor intensidad en la antepenúltima sílaba) solo son un 2.72%
Esta es una particularidad del Castellano. En las otras lenguas romances no es así.
En el italiano, por ejemplo, la mayoría de las palabras son esdrújulas. Fragola, que significa fresa, se pronuncia poniendo ímpetu en su primera ‘a‘. Y lo mismo ocurre con undici, el número 11, donde el énfasis se deja sentir en la ‘u‘.
Y el francés está repleto de palabras agudas. Sólo hay que ver Liberté, égalité, fraternité (libertad, igualdad, fraternidad), la frase que se hizo famosa como grito de guerra durante la Revolución Francesa y que es una especie de lema oficial del país. Las tres se pronuncian poniendo mayor intensidad de voz en la última sílaba.
La "llanura" del castellano tiene efectos prácticos. El hecho de que abunden las palabras llanas —y en concreto las que acaban en vocal, en "s" o en "n"— hace que sean pocas las palabras que llevan tilde.
Así lo explica Lola Pons:
"Las normas de la ortografía se hacen de manera que al escribir haya que colocar el menor número de tildes posible. Dicho de otro modo: las reglas de acentuación buscan que no haya que escribir el símbolo ortográfico del acento en las palabras más comunes. Y en español las palabras más comunes, por goleada, son las llanas de dos o tres sílabas que acaban en vocal, en "n" o en "s".
Aun no se sabe a ciencia cierta es por qué el castellano tiene tantas palabras graves.
En los países hispanoparlantes se presentan disrupciones a la regla generando múltiples prosodias. Por ejemplo en el cono sur, (Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay) la tendencia es a hablar poniendo el acento en la última sílaba. "Sabés, comés, bebés, esperás, encontrás". Si quisieran escribirlas como la pronuncian deberían ponerle tilde.
La gente adquiere una costumbre y esa costumbre se vuelve norma.
"La prosodia no se registra por escrito, por eso es muy difícil de investigar. Hasta los años 50 del pasado siglo, cuando hicieron su aparición los registros sonoros, no había modo de dejar constancia de ella", revela Lola Pons.
"Por eso sólo se pueden hacer conjeturas para explicar el enorme número de llanas que hay en español, frente al francés o al italiano, y que está determinado por un proceso histórico de pérdida de vocales átonas (aquellas que en las que no recae el acento prosódico de la palabra) en el interior de las palabras que tuvo lugar cuando se pasó del latín al español", explica Irene Hernández Velasco (de BBC Mundo)
Aunque se diga que nuestro idioma está conformado en su mayoría por palabras llanas, no hay nada menos llano o plano que nuestro idioma. No hay duda de que el castellano tiene una bellísima musicalidad.