Hace varios años alguien me compartió este video.
En ese entonces pensé que estaban exagerando. Ahora, no estoy tan seguro de ello. ¡Esta es la realidad!
Hace varios años alguien me compartió este video.
En ese entonces pensé que estaban exagerando. Ahora, no estoy tan seguro de ello. ¡Esta es la realidad!
Facundo Cabral decía que le tenia miedo a los imbéciles porque son muchos, y hasta pueden elegir presidente.
Independientemente de lo gracioso que parezca, muchos han estudiado "la estupidez humana" y han llegado a unas conclusiones interesantes.
Ya en otra entrada les hablé de Dietrich Bonhoeffer y su teoría de la estupidez.
Esta semana les quiero hablar de las Leyes Fundamentales de la Estupidez Humana, propuestas por Carlo Cipolla.
Carlo M. Cipolla, fue un renombrado historiador económico italiano, conocido por su obra "Las leyes fundamentales de la estupidez humana", un ensayo que, aunque escrito en tono humorístico, ofrece una perspectiva profundamente seria y penetrante sobre el comportamiento humano. Cipolla define y desentraña la naturaleza de la estupidez a través de cinco leyes fundamentales, revelando cómo este fenómeno universal influye en nuestras vidas de manera significativa y a menudo subestimada.
Segun Cipolla, existen cuatro tipos de personas:
Los inteligentes: que benefician a los demás obteniendo beneficio propio.
Los incautos: que generan beneficio ajeno en detrimento de su propio beneficio.
Los malvados: que obtienen beneficio propio a costa de perjudicar a los demás. Generalmente apoyados por estúpidos que creen en sus engaños.
Los estúpidos: Que no se dan cuenta de que están siendo manipulados y causan daños a los demás y a sí mismos, sin percatarse de que están siendo utilizados por los malvados para conseguir sus objetivos. Son el grupo más peligroso, e infortunadamentem el más numeroso.
Para Cipolla existe una simbiosis muy particular entre estos dos últimos. Los malvados se aprovechan de los estúpidos para lograr sus metas. Y los estúpidos les ayudan porque, precisamente, son estúpidos. Funcionó con Hitler, con Mussolini, con Stalin, con Castro,Chavez, y Maduro, y con muchos otros politicos locales y mundiales. A mayor cantidad de estúpidos, mayor alcance tendrá un malvado.
Pero, ¿qué define a un estúpido?
Cipolla estudió a fondo el comportamiento humano y estableció cinco leyes para la estupidez humana:
Segunda Ley: La probabilidad de que una persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona. En esta segunda ley, Cipolla postula que la estupidez es democrática y no discrimina. Independientemente de la educación, estatus social, raza o género, la probabilidad de que una persona sea estúpida permanece constante. Este principio subraya la imprevisibilidad de la estupidez y su capacidad para manifestarse en cualquier contexto. Hay estúpidos en cualquier nivel cultural, desde analfabetas, hasta profesores con doctorado.
Tercera Ley: Una persona estúpida es una persona que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener un beneficio para sí misma, e incluso, llegando a perjudicarse a sí misma. Esta irracionalidad es lo que hace que la estupidez sea tan peligrosa y difícil de manejar.
Cuarta Ley: Las personas no estúpidas subestiman siempre el poder nocivo de las personas estúpidas. Esta subestimación lleva a menudo a situaciones en las que los estúpidos pueden causar daños significativos debido a la inacción o la falta de preparación de los no estúpidos. La cuarta ley resalta la necesidad de estar siempre alerta y consciente del poder destructivo de la estupidez.
Quinta Ley: La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe. Finalmente, Cipolla concluye con una afirmación categórica: la estupidez es más peligrosa que la maldad. Mientras que una persona malvada actúa en su propio interés y es predecible en su egoísmo, una persona estúpida es impredecible y sus acciones pueden tener consecuencias devastadoras tanto para ella como para los demás, y lo peor, creen genuinamente que están haciendo lo correcto.
A veces me he preguntado si Colombia podrá salir adelante luego de que un anterior presidente nos dividió en dos grupos antagónicos al formular una pregunta con una redacción amañada que hacía ver a los que no queríamos un acuerdo que favorecía la delicuencia y el narcotráfico como enemigos de la paz.
En mi concepto esa pregunta ha sido lo más dañino que ha ocurrido en el país en los últimos 500 años y todo porque la gran mayoría no leyó el acuerdo o no lo entendió.
Personalmente lo leí y descubrí que se premiaba al violento mientras se cometía una injusticia con el campesino que nunca habia tomado un arma. Se le daban concesiones a los malos y se ignoraba a los que siempre habian sido buenos. Se daban beneficios al cultivador de coca pero no se daba ningún beneficio al que cultivaba frijol, café o plátano. Se daba salario al que tuviera un arma, pero no se daba nada al que siempre habia tenido un azadón. Se daba dinero al que hubiera matado o secuestrado (para que no lo hiciera más), y el dinero salía de los impuestos de los que nunca habian matado, secuestrado o extorsionado, y toda su vida habían trabajado de forma pacífica.
En otras palabras el acuerdo era otra extorsión: "o me sostienes económicamente, o te sigo secuestrando, extorsionando o matando". "Si no quieres que te ataque, deberás pagar mi manutención".
La pregunta, tal como estaba formulada, insinuaba que solo los que votaran "Si" querían la paz. Muchos, creyeron que votar "NO" era preferir la guerra. Esa pregunta dividió a la población entre "buenos y malos". Polarizó al país y generó posturas que parecen irreconciliables.
Quisiera pensar que hay esperanza de que las partes se acerquen, pero veo que nuestra sociedad no está preparada para hacerlo. Por el contrario, cada vez hay más polarización, menos diálogo y más deseos de imponer puntos de vista. De marcar posturas y pelear para mantenerlas.
Hace unas semanas el recién posesionado gobernador de Antioquia pidió en el Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia que le informaran la cantidad de estudiantes que llevaban 14 o más semestres cursando el mismo programa en la universidad.
El resultado fue posteado en la cuenta X: Más de dos mil estudiantes llevaban 14 o más semestres estudiando el mismo programa. Pero lo que causó más revuelo fue que hubiera personas que llevaban mas de 20 semestes. Uno incluso llevaba estudiando 39 semestres ¡la misma carrera!
Las redes sociales se encendieron. Suponiendo que todos los programas académicos duraran 5 años (muchos duran menos y solo unos pocos como medicina duran 7 años) el dato mostraba que hay al menos 13 mil semestres adicionales que estamos financiando los contribuyentes. Es claro que no todos pueden empezar y terminar la carrera en forma continua. Muchos deben trabajar y solo pueden matricular una o dos materias por semestre. (La universidad se promulgó al respecto, en defensa de las personas que quieren estudiar y deben hacerlo lentamente). Pero que haya personas que demoran 15 o 20 años para terminar una carrera de cinco pone a dudar sobre si esa persona de verdad tiene interés en graduarse o si carece de capacidades académicas para hacerlo.
Consecuente con esto último, publiqué en mis redes sociales la siguiente frase: Cuando te sientas mal por no entender algo, piensa en que en la UdeA hay un imbécil que lleva 39 semestres sin poderse graduar.
Las reacciones no se hicieron esperar. Muchos tomaron el mensaje como un ataque personal y comenzaron una diátriba de defensas de los estudiantes, de la universidad, de la educación pública, ¡como si yo los estuviera atacando a ellos! La interpretaciones fueron mas allá del estudiante vago. Adicionalmente, me preocupó la comprensión lectora de algunos que respondieron.
Una amiga, por ejemplo, me respondió "Juemadre: yo llevo 34, soy una imbécil" No tuve más remedio que responderle que si llevaba 34 semestres estudiando la misma carrera, no cabía duda de que sí era una imbécil. Sé que no era el caso. Ella ha hecho varias carreras. (yo llevo mas de 50 años estudiando muchas cosas). Me llamó la atención que se hubiera dado por aludida como si no hubiera leído bien mi comentario. ¿Problemas de comprensión lectora? ¿necesidad de controvertir cualquier cosa?
Muchos amigos y compañeros me respondieron explicando cómo ellos habian demorado más años de lo usual porque debían trabajar y estudiar, y mencionaba cómo habian cursado una o dos materias en un semestre, etc... ¿Quien estaba hablando de esos estudiantes? ¿Acaso yo estaba criticando que algunos se demoraran un poco más? Mi texto era muy claro: Un estudiante (uno solo) llevaba 39 semestres. Nunca hablé de los demás estudiantes del trino del gobernador.
Otros me acusaron de atacar a la universidad ("no puedes generalizar" me dijeron varios. "no puedes atacar a la univesidad, por un solo estudiante"). Es evidente que yo no estaba generalizando ni mucho menos atacando a la universidad. Estaba hablando de un estudiante (uno solo) que por vago, por estúpido o por cualquier otro interés, no terminaba carrera. Los que generalizaban eran ellos.
También me acusaron de hacer "un discurso distractor" para desviar la atención "de los problemas profundos de la universidad". Dijeron que estaba criticando a los estratos de bajos recursos que no podían estudiar en forma continua (¿cuándo mencioné eso?). Me dieron sermones de que debía entender las condiciones personales de cada uno de los estudiantes antes de lanzar acusaciones temerarias. (??)
Fue impresionante la cantidad de personas que se sintieron atacadas y se armaron de argumentos para defender lo que nadie había atacado.
Eso demuestra que lo que llamamos "generación de cristal", que se ofende por todo y se victimiza a sí misma, no es esclusiva de los jóvenes. Hay adultos mayores que también se ofenden fácilmente, que toman como personal cualquier crítica específica y la mueven a otro terreno para plantar batalla y defender puntos de vista que nunca fueron atacados. Las reacciones generadas a mi comentario sobre ese estudiante generó reacciones sobre calidad de la universidad, sobre la desfinanciación de la educación, sobre la desproteccion de los sectores menos favorecidos, sobre el ausentismo universitario, etc. Y no estaban discutiendo el trino del gobernador (que tampoco atacaba a nadie), estaban discutiendo mi comentario.
Recordé la historia de la mujer a la que el esposo le dice que la sopa quedó salada y ella le pide el divorcio porque asume que la está acusando de mala cocinera, de pésima esposa y de querer envenenarlo.
Ese tema de la victimización es muy complejo. Cuando uno lee la respuesta que dió la universidad, no entiende por que asumen el papel de víctimas ofendidas (y muchos amigos de la universidad se formaron en dicha linea). Asumieron que el preguntar por estos estudiantes eternos es un acto de agresión contra la universidad, y contra los buenos estudiantes.
Yo me puedo hacer responsable de lo que digo (o escribo) pero no me puedo hacer responsable de lo que los demás entiendan o interpreten. Mi mensaje era claro. Pero las ganas de controvertirlo todo pueden hacer que un simple comentario se vaya a otros terrenos imprevistos.
No me arrepiento de haber publicado mi comentario. Sin quererlo, funcionó como un experimiento social.
¿Estamos los colombianos en capacidad de leer los mensajes y entenderlos textualmente? ¿Somos capaces de ser imparciales frente a un comentario y analizarlo independiente de nuestros prejuicios? ¿Acaso estamos tan polarizados que proponemos batalla para defender un punto de vista personal que nadie ha atacado?
Colombia es una olla a presión a punto de estallar. Veo una hipersensibilidad aumentada. Cualquier roce produce una reacción severa. La mención de un tema genera batallas encarnizadas. La gente no está dispuesta a dialogar para tratar de entender puntos de vista sino que toda conversación transcurre en un intento de encontrar fallas en el argumento ajeno e imponer nuestro punto de vista. Ponemos en boca de otros argumentos que nunca fueron planteados y luego los debatimos con toda la fuerza de nuestros prejuicios. Preocupa mucho que la gente considere que todo comentario en redes sociales es una provocación, una invitación a la guerra.
Tengo que admitirlo, yo también me dejé llevar y caí en el juego de debatir otros temas que no tenian que ver mi trino inicial. Cuando empezaron a tocar otros temas que no tenián que ver con el comentario mío, también participé en la discusión a sabiendas de que no podría convencer al que tiene ya sus ideas prefijadas.
Debo también decir que la gran mayoría de comentarios fueron respetuosos y bien intencionados. Pero no deja de preocuparme que la gente esté tan sensible, que hasta una simple brisa pueda tener consecuencias de huracán.
No sé si los que participaron en las discusiones leerán esta nota. No sé si ellos se verán reflejados. Lo único que puedo hacer es sacar mis propios aprendizajes:
-Seguiré pensando, que no puedo sentirme mal por no entender algo o por abandonar un curso de dos semanas que me aburrió, cuando hay un sujeto en una universidad que lleva 39 semestres estudiando la misma carrera y no la ha terminado.
-Debo estar muy pendiente para no dejarme llevar a otros terrenos en una discusion cuando otros quieran pelear en un tema que no tiene nada que ver con lo que dije.
-Seguiré pensando que un estudiante que demora 15 años en una carrera que dura cuatro, tiene algún interes oculto en no terminar la carrera o tiene serias dificultades cognitivas que lo imposibilitan para ser un buen profesional.
Por último, debo aprender a ser más objetivo. Si hago una sopa y alguien me dice que quedó salada, no cometeré el error de acusarlo por llamarme "asesino". Al fin y al cabo cuando eché la sal, no pretendía envenenarlo. Debo entender que solo me dijo que la sopa estaba salada.
Posdata: Ya que la discusión pasó a otro terreno más profundo (que el tema del estudiante de mi comentario), y que ya hay respuestas de las directivas de la universidad mostrándose en el papel de víctimas de unas críticas despiadadas, quiero hacer una reflexion.
13.888 semestres adicionales equivalen a mucho dinero que sale del bolsillo de los contribuyentes. Qué bueno que se haya planteado la discusión por parte de la gobernación y ojalá que cada caso sea evaluado individualmente. Hay muchos estudiantes que demoran mucho más del tiempo usual para graduarse, y eso no es malo, pero si amerita un estudio profundo. Es función de la universidad (y de todos) ayudar a que esos estudiantes se graduen y sean productivos para la sociedad.
Es inaceptable que alguien se demore 20 años haciendo una carrera de cuatro o cinco años.
Algunos medios han publicado los datos (con foto) del personaje que lleva 20 años en la misma carrera. Dichas publicaciones denuncian que es un miembro de la guerrilla. Desconozco si ello es verdad. No me consta. Pero cuando era estudiante, hace mas de treinta años, conocí estudiantes de la Universidad que estaban financiados por la guerrilla. Me explicaban en ese entonces, que no se podían graduar sin permiso de su comandante. También supe de estudiantes financiados por el paramilitarismo. Ese fenómeno no es nuevo. Ocurria en los años 80s, y parece seguir ocurriendo.
Recientemente han querido desviar la opinión publicando entrevistas a otras personas que terminan una carrera y comienzan otra por el simple gusto de aprender. Ese no era el punto inicial del debate. Nadie ve con malos ojos que la gente quiera seguir estudiando cosas nuevas. (Yo también soy un eterno estudiante. Termino una carrera y comienzo a estudiar otra cosas).La pregunta del gobernador era muy específica y era sobre estudiantes que no han terminado la misma carrera.
Hay en nuestro país mucha gente que quiere estudiar, graduarse y trabajar en una profesión, pero ni siquiera pueden entrar a la universidad porque hay unos pocos (espero que sean apenas unos cuantos) que ocupan esos cupos sin intención de terminar. Es bueno hacer veeduría a la educación pública.
No nos equivoquemos, la universidad no está siendo víctima de ataques. Las verdaderas víctimas son los jovenes que no encuentran cupo en la univesidad porque alguien no quiere terminar una carrera y porque algunos directivos y profesores lo permiten.
Las víctimas son los que no pueden conseguir un cupo porque hay 2164 estudiantes cursando 13.888 semestres adicionales en un país donde, de entrada, son limitados los cupos para ingresar a la universidad.
Ultimamente algunos líderes mundiales (y locales) han intentado convencernos de los beneficios de los autos eléctricos y la mayoría de las personas (como borregos) se tragan el cuento de que son la mejor opción para reemplazar por completo a los autos de combustión (gasolina, diesel o gas).
Los carros eléctricos son silenciosos, trabajan con una batería de Litio, Niquel o Cadmio y no sueltan a la atmósfera gases tóxicos, razón por la cual se han propuesto como los salvadores del planeta.
Ahora bien, mientras que el CO2 y el CO (dióxido de carbono y monóxido de carbono), pueden ser metabolizados por los árboles, no existe ningún organismo que coma Níquel, Litio, Cadmio o alguno de los componentes de las baterías. Los carros de gasolina o gas también necesitan baterías pero son de menor tamaño y requieren de mucha menos cantidad de elementos químicos para su elaboracion que los que necesita un vehículo eléctrico.
Producir una gran batería (de 40 a 80 KVH) para un vehículo eléctrico, requerirá de un incremento en la minería. Lo contradictorio es que quienes promueven la utilización de carros eléctricos, casi siempre estan también en contra de la minería. ("la ignorancia es atrevida" como diría mi abuela). Será imposible producir autos eléctricos para todo el planeta sin el consecuente incremento de la minería extractiva que permita obtener los minerales para esa baterías.
La agenda progresista quiere prohibir la minería de petroleos y reemplazarla por la de otros elementos más difíciles aún de extraer. Eso suena a engaño o ignorancia.
Es cierto que se requiere de la minería cuando se extrae petróleo o gas. La combustión de los derivados del petróleo produce gases que van a la atmósfera y son luego aprovechados por los árboles en un fenómeno llamado fotosíntesis en la que, ayudados por el sol, toman el carbono del aire y incorporan en su metabolismo, produciendo a su vez oxígeno para el planeta.
En el caso de los coches eléctricos, habría que incrementar considerablemente la mineria para extraer Litio, Cadmio, Níquel, (¿sigues pensando que es ecológico?). Solo que dichos elementos no pueden ser metabolizados por las plantas, ni por los animales. Cuando la batería de un vehículo eléctrico acaba su vida util, pasa por un proceso en que se reciclan algunas partes, y el resto debe ser depositado en la tierra. Estos elementos terminan contaminando los rios y mares, igual que hace el mercurio cuando se extrae oro. Es decir, cambiamos un gas que aprovechan las plantas, por unos contaminantes que deben ser enterrados y que tarde que temprano llegarán a las fuentes de agua. No se conoce ningun ser vivo que pueda metabolizar Niquel, Litio o Cadmio, por lo que, a diferencia del CO2 y CO, seguirán contaminando indefinidamente el planeta.
Imagina si todos los coches de tu ciudad fueran eléctricos: ¿Tu ciudad tiene un lugar seguro para depositar todas esas baterías? Imagino que no. ¿Están preparados todos los países para manejar semejante cantidad de desechos tóxicos? En algunos países del primer mundo la disposición final de las baterías de los autos eléctricos ya es un problema ambiental severo, y eso que el porcentaje de eléctricos es aún pequeño.
¿Qué pasará si se cumple la agenda 2030 que pretende acabar con los carros de combustión para que todos los vehículos sean eléctricos? ¿Cuántas minas nuevas habrán de abrirse (con su daño ecológico respectivo) y cuántas fuentes hídricas habrán de contaminarse con los lixiviados ácidos resultantes de las baterías agotadas?
Es falso que los vehículos eléctricos sean más ecológicos que los de combustión. De hecho, es mas costoso desde el punto de vista ecológico producir un vehículo eléctrico. Esos coches no son la solución. Son solo una parte. Hay que reducir la contaminación ambiental, en eso no hay discusión: Debemos hacer un uso adecuado de los vehículos y favorecer el trasporte público para reducir las emisiones innecesarias. El problema no se resuelve reemplazando todos los vehículos de combustión por eléctricos.
Incluso, hay medidas mucho más sencillas para reducir la contaminacion vehicular. Por ejemplo rediseñar las vias de nuestras ciudades para que no haya trancones (un trancón que duplica nuestro tiempo de desplazamiento, duplica el tiempo de motor encendido, incrementando al doble la cantidad de gases tóxicos que emite nuestro vehículo).
Si un lider quisiera reducir la contaminación a la mitad, solo tiene que reorganizar el tránsito para que las personas que se movilizan en vehículos motorizados puedan llegar en el menor tiempo posible a su lugar de destino. Un vehículo apagado no emite gases. Es un hecho evidente y una solución sencilla y económica).
Debemos fortalecer la siembra de árboles y la protección de la capa vegetal de nuestro planeta, y sobre todo, hay que analizar crìticamente todo aquello que intentan meternos en la cabeza.
En este artículo no me he detenido en mostrar otras desventajas que tienen los vehículos eléctricos, como el inconveniente de requerir mucho tiempo de recarga. ¿Estarías dispuesto a esperar varias horas a que los dos vehículos que adelante de tí cargen sus celdas en la estación, en tanto que en la gasolinería del frente cada cinco minutos se llena un tanque? Hay consideraciones adicionales que hay que tener en cuenta con los vehículos eléctricos.
A continuación les dejo un video que muestra cifras que los harán pensar.
Os presento el pesebre de este año, más inclusivo y laico.
No hay animales para evitar malos tratos.
María tampoco porque las feministas creen que la imagen de la mujer no puede ser explotada. José, el carpintero, no está porque el sindicato no lo autoriza.
El niño Jesús se lo está pensando porque todavía no ha escogido si quiere ser niño, niña u otra cosa.
Ni hablar de los Reyes Magos, podrían ser inmigrantes.
Tampoco existe ningún ángel para no ofender a ateos, musulmanes y otras religiones.
Por último, se ha eliminado la paja por riesgo el incendio y porque no cumple con la norma Europea NF X 08-070.
Sólo queda la cabaña, hecha con madera reciclada de bosques que cumplen con la norma ambiental. Pero mañana la saco, no sea que venga alguien a ocuparla.
Con mucha frecuencia las personas que menos conocen de un tema son las que más opinan. Y lo hace erróneamente.
Durante la pandemia de COVID-19, tuve amigos abogados, ingenieros, mensajeros, amas de casa, y de un centenar de otros oficios, recomendando tratamientos ineficaces como si realmente fueran virólogos expertos. En cambio, los médicos más confiables, se abstenían de opinar hasta no tener evidencias científicas.
Hace algún tiempo miraba en la televisión un programa de concurso basado en preguntas de cultura general. Un participante desconocía una respuesta a una pregunta sencilla y pidió la ayuda del público. El presentador solicitó a los asistentes que solo votara el que sabía la respuesta; si no la sabía debía abstenerse. El público votó y eligió la respuesta errónea.
Y no es que la pregunta fuera difícil, pero si exigía un mínimo de conocimiento. Pero los que no sabían votaron.
¿Como es posible que el concursante hubiera perdido? Sencillo: Cuando hay un tema del que no se conoce, las personas más instruidas se abstienen porque saben que pueden cometer un error. Por el contrario, quien es ignorante de un tema no tiene el filtro que da el conocimiento. Muchos ignorantes opinan sin saber, porque se sienten cómodos desconociéndolo todo. A este fenómeno se le conoce como Efecto Dunning-Kruger.
El efecto Dunning-Kruger es el sesgo cognitivo por el cual las personas con baja habilidad en una tarea específica sobrestiman su habilidad y creen que saben más que lo que realmente saben.
El efecto Dunning-Kruger tomó su nombre debido a unas investigaciones hechas por David Dunning (Michigan, 1959-) y Justin Kruger (California, 1968-) quienes sometieron unos individuos a un cuestionario. Luego les pidieron que calificaran como creían que les había ido con sus respuestas. Quienes desconocían el tema estaban convencidos de que habían respondido bien, sobreestimando sus habilidades. Quienes conocían del tema tenían dudas y consideraban que, tal vez, habrían fallado en varias preguntas, subestimando sus capacidades.
En otras palabras, quien no sabe algo, desconoce que lo desconoce. (El ignorante desconoce que lo es).
El caso típico lo vemos en quien nunca ha hecho una cirugía, pero le parece que no debe ser tan difícil y critica cualquier resultado obtenido por un cirujano experto; o el espectador que no se explica por qué el futbolista "se comió" ese gol que parecía tan fácil, a pesar de nunca haber jugado futbol a nivel profesional.
Mientras menos se conozca de un tema, el ignorante se creerá con más derecho de opinar. Lo vemos con mucha frecuencia en los políticos, los directores de empresas y gerentes cuando opinan sobre los trabajos que hacen sus empleados, los influencers que hacen recomendaciones sin fundamento, las empleadas de servicio doméstico que escuchan a un neumólogo tosiendo y se sienten expertas para recomendarles "un jarabe muy bueno para la tos".
Hay toda una gama de personajes que no son expertos en un tema específico, pero creen saberlo todo acerca de ello.
A continuación, les traigo un video sobre el tema.
Hasta la próxima semana
El siguiente cuento fue publicado en la antología Eso es... puro cuento. Volumen 2.
Esta semana lo comparto, debido a un revuelo que hay con el borrador de la reforma pensional. Ya entenderán porqué¹.
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LAS VENTAJAS DE LLAMARSE JÉSSICA
Por Carlos Alberto Velásquez Córdoba ®
Las filas para conseguir la comida se hacen cada día más largas, en la misma proporción en que se acortan las esperanzas de que la situación mejore. Volvimos a la época de los años 70s, cuando había que hacer filas de tres y cuatro horas, para conseguir un litro de leche. Ahora ocurre lo mismo para comprar una libra de carne.
La situación en el país ha empeorado, y no sólo en el ámbito económico. La salud es cada vez más esquiva y consultar a un médico implica tener que madrugar desde las cuatro de la mañana para obtener un ficho y si se está de buenas, acceder a una cita para dentro de una semana. Todo para poder conseguir un ibuprofeno sin tener que costearlo una misma.
Pero no sólo la situación es mala en salud. En educación, las cosas van de mal en peor. Ya a los jóvenes no les enseñan nada, y para poder obtener un puesto de barrendero hay que tener un doctorado en administración, en tanto que para ser gerente sólo se necesita tener un apellido de prestigio y que su padre sea amigo del gobernante de turno.
En el ámbito laboral cada vez hay menos probabilidades de conseguir un trabajo estable y aún menos posibilidades de lograr una jubilación. En el aspecto social, ni qué decir. Ahora es más digno ser gay o lesbiana que heterosexual. Si una entra a una cafetería con su esposo tomado de la mano, un montón de parejas homosexuales la miran a una con desprecio. ¿Qué culpa tiene una de haber nacido heterosexual?
Claro que no a todo mundo le ha ido tan mal. Qué mejor ejemplo, que lo que me contó la comadre Etelvina la última vez que hicimos fila para comprar pan.
Estábamos en una cola de más de media cuadra cuando se me ocurrió preguntarle por su exesposo.
—Ve, Etelvina… y, ¿qué hubo de Horacio? Hace mucho tiempo que no pasa por el barrio.
—Ay mija, con ese es mejor no contar ya. Vos sabés que la cosa estaba como maluca entre nosotros...
—Sí. Pues yo supe que se habían separado... pero a veces venía a dar vuelta por la casa… No te me hagás la santa, que yo sé que de vez en cuando venía y te hacía mantenimiento.
—Ay, boba… no digás estupideces.
—¿Ah no?, Varias veces lo vi salir de tu casa… en la madrugada
—Ve, si no me querés ver enojada, mejor ni me lo mencionés.
—Cómo así. ¿La cosa está así de mal?
—Mal, no… Peor…
—Perdóname la indiscreción. ¿Es que se consiguió otra?
La mirada de Etelvina me hizo reformular la pregunta.
—Bueno lo que pasa es que como hace un tiempo se había ido con una “sardina”… y hace como un año me dijiste que te estaba pidiendo cacao, porque la vieja esa lo había dejado por otro de más plata… yo pensé que otra vez estaba en sus andanzas y se había vuelto a conseguir otra.
Etelvina cambiaba de colores, y yo me callé pensando en lo indiscreta que había sido. Tal vez se me había ido la mano con el comentario.
Luego de unos minutos, bastante largos, por cierto, Etelvina se me acercó al oído y me dijo:
—¿Me prometés que no le vas a contar a nadie lo que te voy a decir?
—Lo juro —mentí.
Y es que, ¿cómo puede una jurar que no va a contar algo, cuando lo que sigue es una bomba más grande que la de Hiroshima y Nagasaki juntas?
—Te lo juro. No le voy a decir a nadie.
—Pilas pues… yo veré.
—Contá, contá.
—El Horacio se cambió de sexo.
—¡Nooo!
—Shhh, que nos van a oír.
—¿Que Horacio se cambió de sexo?
—Que te callés, o no te cuento nada.
Afortunadamente en ese momento, alguien, unos veinte puestos más adelante, se estaba colando en la fila y la algarabía que se armó no dejó que nadie escuchara mi última frase.
—¿Que Horacio se cambió de sexo? ¿Me estás viendo la cara de pendeja, o qué?
—No mija, es verdad… ¿de dónde voy a sacar yo semejante historia?
—Pero… ¿Horacio, que siempre había sido tan hombre y tan macho? —Ni para qué decirle que de vez en cuando intentaba tocarme las tetas y meterme mano cuando nos encontrábamos en la acera, al sacar la basura…
—Sí, mija. Con todo lo macho y todo… ahora se llama Jéssica.
—Nooo… ¿Jéssica?
—Siii.
—¡Imposible!
—Ay, mija. Esta sociedad está podrida.
—¿Y cómo pasó?
—Pues, ¿te acordás que hace un tiempo el gobierno sacó una ley que permitía que las personas se cambiaran de sexo?
—Sí, claro. Eso lo hicieron muchos famosos. Hasta el papá de una modelo de televisión se cambió de sexo… y hasta quedó más bonita que la hija…
—Pues resulta y acontece, que a uno de esos genios del gobierno le dio porque uno, sin necesidad de operación, podía ir a cualquier notaria y cambiarse el sexo en la cédula, dizque porque si un hombre se sentía una mujer no se le podía coartar su libertad sexual.
—Qué estupidez…
—Pero esperáte te sigo contando... Un día en la fábrica donde trabajaba Horacio empezaron a despedir gente. Vos sabés que Horacio llevaba toda su vida trabajando allá, y en una reunión les dijeron que necesitaban salir de mucha gente. Imagináte. Horacio con cincuenta y siete años, ¿dónde iba a conseguir un nuevo trabajo…?
—Ah no, mija… y ni soñar con una pensión…
—Ahí fue la cosa. Un día llegó al trabajo con un papel membreteado de la notaría. Ya no se llamaba Horacio. Se había cambiado el nombre por Jéssica. Ya era oficialmente una mujer.
—¡Nooo!
—¡Sí! Como que un abogado fue el que lo aconsejó. Con cincuenta y siete años, y más de treinta en la empresa inmediatamente le salió la pensión. Se había pasado de la edad de jubilación para una mujer…
—¿Así de fácil?
—Claro, mija. En la fábrica no lo podían echar, porque él los amenazó con acusarlos de discriminación por sus tendencias sexuales… la jubilación se la agilizaron porque él alegaba que era de la comunidad LGBTI y vos sabés que esa gente tiene prioridad para todo. En menos de un mes ya estaba recibiendo su pensión y rascándose las pelotas.
Era una historia difícil de creer. El compadre Horacio, machista como él solo, se había declarado mujer y se llamaba Jéssica. No me lo podía ni imaginar.
—¿Y de verdad se volvió gay?
—¡Cuál gay! Lo que es, es un vividor. Hizo eso para sacar ventaja.
—Es que no me cabe en la cabeza. Él, que odiaba a todos los maricas. ¿y se viste de mujer?
—No. Que va… me cuentan que mientras le resultaba la jubilación se iba para el trabajo con una peluca y ya.
—¿Y sus amigos que le decían?
—Ahhh, yo qué sé. Me imagino que lo acolitaban… todos eran una manada de vagos y borrachines… Hasta me contaron que después del supuesto cambio de sexo, siguió saliendo con sardinas… A los amigos les decía que era lesbiano… y se las comía a todas.
—¿Y dónde anda ahora? ¿Qué está haciendo Horacio?
—¡Horacio, no! ¡Jéssica…!
—Eh, no me voy a acostumbrar… ¿cómo le voy a decir, si me lo encuentro en la calle?
—Pues, no creo que te lo vayás a encontrar así de fácil.
—¿Por qué? ¿Se fue del país?
—No, que va, mija. Con la liquidación se compró un taxi y en una rasca se llevó una casa por allá en Manrique… como que hubo hasta muerto y todo.
—¿Lo tienen en la cárcel?
—Sí, lo tienen encerrado. Le dieron cinco años.
—¿Y vos vas a visitarlo?
—Ni riesgos. Lo metieron al Buen Pastor, la cárcel de mujeres… ¡Yo a qué voy a ir a visitarlo!… Él está feliz allá y parece que las otras internas están muy contentas con Jéssica. Ojalá le peguen el SIDA a ese desgraciado…
Viéndolo bien, llamarse Jéssica tiene sus ventajas.
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1. La reforma pensional propuesta permite que un hombre que se percibe como una mujer pueda pensionarse a los 57 años, edad en que las mujeres se pensionan en Colombia. (los hombres deben esperar a los 62)
La biología siempre estará por encima de la ideología.
Pero la idiotez algunas veces parece ganar la batalla... a corto plazo.
1. Carlos Tévez: "A medida que uno va ganando cosas, se hamburguesa".
2. Edinson Cavani, en la Copa América de 2015: "Como todo equipo africano, Jamaica será un rival difícil".
3. Ronaldo Nazário: "Perdimos porque no ganamos".
4. Sergio Ramos: "Cuando éramos niños, a muchos amigos le gustaba el baloncesto y a otros el basket".
5. Alessandro Altobelli: (Delantero italiano de los 80s) "Quiero agradecerles a mis padres, en especial a mi padre y a mi madre"
6. Nelson Pedetti: "(ex jugador uruguayo) "Vi al arquero adelantado y se la tiré por arriba, fue un gol de odontología".
7. Murci Rojas: "Del país al que iré no puedo contar con nada... solo voy a adelantar que es un equipo brasileño".
8. Lukas Podolski: "El fútbol es como el ajedrez, pero sin dados"
9. Mostaza Merlo: "¿Qué cuántos pulmones tengo? Uno, como todo el mundo".
10. Gustavo Biscayzacu: (futbolista uruguayo) "Si, me siento muy bien físicamente. Eso es, entre otras cosas, gracias a la dieta que me proporcionó la nutricionista, basada en hidrocarburos.
Y aquí va una "ñapa"
11. Mark Draper: “Me gustaría jugar en un equipo italiano, como el Barcelona”.
12. Thiery Henry: “A veces, en el fútbol, tienes que marcar goles”.
13. Gary Lineker: "No hay nada entre medio, o eres bueno o eres malo. Nosotros estuvimos entre medio".
14. Mario Balotelli: "El árbitro vio mi cuerpo, se puso celoso y me amonestó"
15. A Raúl Albiol, en la Eurocopa de Austria, le preguntan "¿a qué iría a Austria fuera de la Eurocopa?" Respuesta: "A ver canguros".
16. Mark Viduka: "No me importaría perder todos los partidos, siempre y cuando ganemos la liga".
Pensándolo bien, ¿esos que dicen "ganamos" cuando su jugador favorito gana, también dirá "dijimos" cuando su jugador favorito dice semejantes barbaridades?
Hace varios años leí una anécdota del escritor y periodista español Arturo Perez-Reverte, quien fue interpelado por un periodista mexicano, que lo acusaba de que sus ancestros habían venido a América a violar mujeres y destruir "nuestra" civilización.
Perez-Reverte le pidió que se identificara. El periodista se presentó (su apellido era Sánchez), a lo que el escritor le replicó que sus antecesores no habían viajado a América, y que él era el primero de su familia en venir a este continente. Sin embargo, quiso llamar a atención sobre el hecho de que el periodista fuera de apellido Sánchez, un apellido que no pertenencia a ninguna tribu autóctona americana, pero que sí tenía un origen español.
"Entonces, su antecesor, ese señor de apellido Sanchez, fue el que vino a violar y acabar con la civilización indígena. Pídale cuentas a su abuelo el genocida, no a mi"
Esta anécdota nos deja una reflexión: Mientras que a lo largo de la historia los países conquistados en otras partes del mundo se han sobrepuesto a su historia y han progresado orgullosos de sus raíces y la mezcla de sus ancestros, en Latinoamérica nos han hecho creer que solo somos descendientes de los nativos, y abjuramos del nuestro origen europeo. Nos negamos a aceptar que somos una mezcla de tres continentes (Una fusión de indígenas americanos, de migrantes europeos y esclavos africanos). Tenemos tres raíces de las que deberíamos estar orgullosos, porque lograron una mezcla maravillosa.
Por siglos nos han vendido una narrativa de odio y resentimiento hacia nuestras raíces europeas olvidando que también somos sus descendientes.
Ya es hora de dejar de culpar a unos supuestos extranjeros, por el presente que tenemos y pensar como construimos un mejor futuro.
Precisamente, en estos días posteriores al 12 de octubre, en los que se ataca el nombre de "Día de la raza" (o en España, "día de la hispanidad"), pensemos si ese odio no es más que un pretexto para buscar culpables.
Fomentar el odio a los que llegaron en barco hace 500 años y culparlos de todos nuestros males actuales, es simplemente un acto populista que pretende enardecer las mentes de los que no piensan, de los que no entienden su pasado.
No existe ninguna deuda ancestral. Somos el resultado de la unión de antepasados de tres continentes. Cualquier deuda es con nosotros mismos. Aceptemos nuestros orígenes; dejemos de buscar culpables y aprovechemos la mezcla tan especial que resultó de esa fusión, para construir un futuro mejor, sin odios ni rencores.
Para finalizar, quiero dejarles este video. ¡Que viva el día de la hispanidad!
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En la narrativa, hay dos formas de terminar una historia, ya se trate de cuento o novela: con un final abierto o con un final cerrado.
En términos generales, un final cerrado es cuando la historia termina definitivamente, sin dejar cabos sueltos o expectativas adicionales al lector.
Por ende, un final abierto, es aquel que deja dudas sobre cómo terminará la historia. El final ha quedado abierto a la imaginación del lector.
Casi todos los cuentos infantiles tienen un final cerrado. "Fueron felices y comieron perdices". En Caperucita Roja, la niña es salvada por el leñador. En La Cenicienta, la joven termina desponsándose con el principe; igual ocurre con Blancanieves en las versiones infantiles que se cuentan. En dichos cuentos el conflicto ha sido solucionado.
Pero podemos crear un final abierto para cada uno de estos cuentos. Imagina que Caperucita Roja es engañada por el lobo. La fiera se ha comido a su abuelita y se ha disfrazado con su ropa. "Abuelita, que dientes tan grandes tienes". "Son para comerte mejor". Caperucita roja es devorada de un solo bocado por el lobo.
Un cazador que por allí pasaba escucha los gritos de la niña, derriba la puerta y descubre que el lobo acaba de engullir a la niña. Toma su hacha y golpea la cabeza del lobo. Con un afilado cuchillo abre la panza del animal, y descubre que tanto Caperucita roja, como su abuelita estaban vivas en el interior. Las saca y les ayuda a limpiarse la sangre. Se abrazan emocionados mientras que afuera, treinta lobos, escondidos alrededor de la cabaña, esperan el momento en que se abra la puerta, para perpetrar una masacre y vengar a su compañero. (FIN).
Aquí el conflicto no se ha resuelto. La historia no puede darse por terminada. Hay todavía muchas posibilidades narrativas ¿Qué sucederá con Caperucita, su abuelita, y el solidario leñador? ¿podrán descubrir a tiempo la trampa que les han tendido los lobos? ¿Abrirán la puerta y se enfrentarán a toda la manada? ¿Habrá alguna forma de pedir ayuda y saldrán ilesos? ¿Se cansarán los lobos de esperar?
Eso es un final abierto.
No puedo decir que uno sea mejor que el otro. La tendencia actual es permitir que el lector participe en el final de la historia. El cine moderno refleja mucho esta postura. Dejar al público con la intriga de si el villano ha muerto o sigue vivo es una estrategia de Marketing. Ello genera expectativas para la próxima película. En literatura pasa igual. El autor puede dar un final único que el lector asumirá como cierto, o puede dejar abierta la posibilidad de otros finales.
Para muchos lectores es necesario tener certeza sobre el final de la historia. Para otros, imaginar los posibles finales alternos es un deleite. Es el autor quien, en definitiva, decide cuál sensación dejará a sus lectores.
Hace poco un autollamado "Coach" puso el siguiente video y después pidió su opinión al público presente.
(les recomiendo verlo antes de continuar).
Todos los asistentes (o casi todos) invariablemente llegaron a las mismas conclusiones:
1. "La mujer del video hizo lo correcto".
2. "Hay que saber valorar el trabajo de los expertos".
3. "Valía lo mismo pagarle al profesional que hacerlo ella, y se ahorraba problemas.
El coach remató concluyendo que nadie dudaría de que la señora tomó la mejor decisión.
Pero como tengo una forma diferente de pensar, le manifesté que yo no estaba de acuerdo. Para mí la señora había hecho un mal negocio.
Al expositor no le gustó mucho que lo contradijera y me pidió explicación.
Aquí va:
El pintor le cobraba 2000 pesos por hacer todo el trabajo. Si ella lo fuera a hacer, le debía pagar 350 al pintor para que le enseñara. Tendría que destinar 700 pesos para el alquiler de las herramientas, 400 por la escalera, 200 pesos por la pintura y 350 para pagarle al ayudante. (En total, los mismos 2.000 pesos que cobraba el pintor por hacer todo)
Pero hay una diferencia fundamental.
Ella habría aprendido a hacerlo...
... la próxima vez que ella quisiera pintar algo, le saldría a 1.650, porque ya contaría con el conocimiento para hacerlo.
Yo sí hubiera pagado los mismos 2000 pesos para que la casa quedara pintada, y de paso, aprender a hacerlo.
Y no se preocupen por el hombre. Él no hubiera perdido dinero. Habría ganado exactamente lo mismo por su tiempo invertido y por el uso de sus herramientas. (Recuerden que de todos modos el tendría que pagar, de sus 2000 pesos recibidos, el ayudante, la pintura y el alquiler de la escalera).
Ella habría aprendido una nueva habilidad, y él podría explorar una nueva forma de emprendimiento: dedicarse a enseñar a otros (cobrar por compartir su conocimiento) y montar una empresa de alquiler de herramientas para los aprendices. ¡Qué ganancia tan maravillosa para ambos!
Así que no "coman cuento". Siempre hay otras formas de ver las cosas.
... y siempre hay que aprovechar cada oportunidad de aprender algo.
A veces uno encuentra noticias tan insólitas que cuesta creerlas.
Una de ellas, que me encontré recientemente en la web, es la de un hombre que fue al baño y hundió el submarino alemán en el que viajaba.
Quizás muy pocos se han puesto a pensar como se suelta un inodoro cuando uno está dentro de un submarino sumergido. Pues bien, durante la segunda guerra mundial, una de las preocupaciones de los ingenieros de cualquier bando, era la forma como debían descargar los desechos de los sumergibles. Dado que sería poco práctico mantener los desechos adentro, decidieron que descargarían en el mar.
Al principio solo se podían vaciar los sanitarios cuando se estuviera en la superficie para evitar que el agua entrara, pero a medida que la guerra avanzaba, y con ella la tecnología, se buscó la forma de poder vaciar los inodoros sin que el agua del mar entrara a la nave a pesar de la alta presión en el exterior. Entonces se idearon una serie de válvulas que se tendrían que abrir y cerrar en estricto orden para que los desechos salieran, en lugar de que el agua de las profundidades entrara.
El submarino U-1206 en el mar del Norte |
El procedimiento era tan complejo, que era necesario destinar una sola persona para que aprendiera el orden y manipulara las palancas y válvulas sin ningún riesgo. Sin este experto, nadie podría ir al baño.
Pero como no hay nada a prueba de ineptos, sucedió algo insólito: El 6 de abril de 1945, (a un mes de la capitulación de Alemania), el U-1206 alemán partió del puerto noruego de Kristiansand hacia el mar del norte, con el fin de atacar las naves aliadas. El capitán de dicho submarino era Karl Adolf Schlitt, quien estaba novato en el cargo.
Capitán Karl Adolf Schlitt |
Cuando estaban cerca a las costas de Escocia, Schlitt tuvo la necesidad de ir al baño y sintió que no podía esperar al encargado. A más de 100 metros de profundidad el capitán comenzó a abrir y cerrar las palancas y llaves, cometiendo un grave error: Abrió la válvula del retrete al mismo tiempo que la válvula exterior.
El agua salada entró al sumergible e hizo contacto con las baterías que estaban debajo del inodoro. La reacción entre éstos hizo que se liberaran gases tóxicos (cloro gaseoso) por todo el interior de la nave. El capitán dio la orden de salir a la superficie para ventilar el submarino pero la aviación británica alcanzó a divisar el sumergible nazi y le disparó inmediatamente. Un tripulante falleció por los impactos y otros tres se ahogaron.
El capitán Schlitt ordenó la evacuación total en botes salvavidas. Treinta y seis miembros fueron salvados por pequeñas embarcaciones y otros diez llegaron a la orilla y fueron capturados por las fuerzas aliadas.
Sin embargo hay otra versión. Según el informe del capitán, éste adjudica los problemas a la falla de una válvula. Tiempo después afirmó que se encontraba reparando los daños que había recibido el submarino en uno de los motores de diésel cuando le informaron que había un problema en el retrete. Acudió al llamado y el desenlace ya es conocido. Según parece, esta es la versión oficial.
Llama la atención que el submarino U-1206 no tuvo bajas durante los ocho días que estuvo de patrullaje pero terminó hundiéndose de la manera más insólita.
Los restos del U-1206 en el Mar del Norte |
Independientemente de si el hundimiento del submarino fue por un error humano o no, quiero terminar esta historia con una reflexión:
Rodéate de gente capacitada, pide ayuda cuando no sepas hacer algo... y evita a los ineptos...
¡Son la cagada... !
Fuente