"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 27 de junio de 2018

Los atajos de la mente y los sesgos cognitivos

Imaginemos que un niño de unos pocos años encuentra un animalito oscuro que sale de su cajón de los juguetes. Es simpático. Se mueve con muchas patas. Parece un juguete nuevo. El niño lo intenta tomar con sus dedos y ¡Zas!  siente un dolor  intenso en su mano. La madre debe correr para atender la picadura. 

El niño habrá aprendido a temerle a cualquier insecto.   

En otro lugar y tiempo distante, un cavernícola encuentra un arbusto con un fruto rojizo que desconocía. Lo toma, lo olfatea y muerde tímidamente. Sabe asqueroso. Tira la fruta al suelo mientras la escupe. Le parece extraño. La mayoría de los frutos rojos son agradables al gusto. 

En ambos casos se ha presentado algo que la naturaleza creó: Los atajos mentales.  

El aprendizaje se basa en reconocer patrones.  En vista de que no siempre se puede tomar cada decisión con un análisis completo y detallado, la naturaleza nos ha dotado con un cerebro que nos permite hacer comparaciones y analogías para ahorrarnos tiempo y recursos frente a cada decisión. Cuando un perro nos ladra y nos muestra los dientes amenazantes, nuestro cerebro echa mano de experiencias previas para advertirnos que no debemos acercarnos, y ahorrarnos una mordida mientras averiguábamos la verdadera intención del canino. 

Esa cualidad cerebral nos permite tomar decisiones rápidas, pero en ocasiones se vuelca contra nosotros: Nuestro cerebro tiende a generar ideas preconcebidas, es decir, juicios sesgados.  Estamos dotados genéticamente para pensar en forma sesgada. Eso no es malo en sí, solo que en ocasiones nos hace cometer errores.   

A continuación les dejo un video sobre los sesgos congitivos. 






miércoles, 20 de junio de 2018

La muerte del padre. Stella Navarro

Esta semana les traigo un texto que la  la doctora Stella Navarro publicó en su muro de Facebook y que muy amablemente me autorizó reproducir. 

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LA MUERTE DEL PADRE

Y se vienen imágenes, sonidos y olores a la mente. Y mil recuerdos.

De unos brazos que nos cargaban y nos hacían volar en el aire mientras nos tenían por encima de la cabeza.

Y sonrisas alrededor de bicicletas, patines, y quien sabe, hasta carros de rodillos; y algunas caídas, tal vez una llanta pinchada, y el olor a algún pegante y la imagen de unas manos engrasadas reparando algo.

Verlo manejar, y ver la cara cuando quienes comenzamos a conducir fuimos nosotros. Y las palabras mágicas “mijo, pero con mucho cuidado”

Preguntarse a veces si ese hombre lloraba. Desesperarnos por su terquedad y sentirnos orgullosos cuando éramos nosotros los que le explicábamos algo del celular y derretirnos de ternura al verlos teclear en el computador como si fuera una máquina de escribir.

Recordar su cara chuzuda del domingo en la mañana que nos raspaba a propósito y recordar su risa. El sombrero que todos nos pusimos tratando de parecernos un poco y que nos quedaba flotando en la cabeza.

Las idas en carro a comer todos helado, los paseos a la costa en un carro sin aire acondicionado preguntando cada 20 minutos “papá, falta mucho?”, el paseo posiblemente con alguna varada que ese hombre que parecía saberlo todo terminaba por solucionar.




Verlo vestido de cachaco. O de ruana. O en pantaloneta y tenis de señor en la ciclovía. La voz firme justo antes de la puerta: “y usted a donde cree que va a ir con esa facha?”

Y las canas. Las gafas para leer y la manera de coger el periódico. Las manos con la piel con arrugas y pecas. La mirada atónita al ver las noticias del mundo o simplemente, al ver cómo es la juventud hoy en día.

Las historias de “cuando yo tenia su edad” que oímos contar mil veces. Y que ya no oiremos más. Y que no nos volverán a desesperar o a conmover de infinita ternura. La voz que no volveremos a escuchar.

La muerte del padre. No importa si fue tu padre de sangre o tu padre de crianza. De repente descubres que has quedado un poco huérfano, no importa la edad que tengas.

La voz que no volveremos a escuchar.
“Lo quiero mucho, mijo”
La gratitud y las ganas de poder coger esa mano ya más débil y apretarla así sea una vez más...





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La doctora Stella Navarro es Médica especialista en Anestesiologia, Medicina crítica y cuidados intensivos, Magister en Bioética. Escritora en sus ratos libres. 

miércoles, 13 de junio de 2018

Acaso usted speak english?

Estoy hasta la coronilla de que me inviten a un mall  para ir de shopping.  

No me gusta que mis jefes me pidan que nos reunamos en el hall, o que me pidan el sticker cuando yo lo que tengo es una calcomanía. 

Estoy harto de que en televisión todo tenga que ser en inglés cuando en nuestro idioma hay palabras tan bonitas. 

Por eso celebro la campaña que hizo la Real Academia Española contra los anglicismos. 

Los invito a ver el siguiente video. 






miércoles, 6 de junio de 2018

Los médicos también escriben

Llama la atención el por qué hay tanto médico escritor.  La lista es innumerable: Federico Schiller, Arthur Conan Doyle,  Rabelais,  Anton Chejov, René Descartes, Pío Baroja, Ramón y Cajal, Gregorio Marañón, John Keats, W. Somerset Maugham, James Barry,  por mencionar algunos de los más famosos.   

En nuestro territorio tenemos a Cesar Uribe Piedrahíta, Manuel Uribe Angel, Andrés Posada Arango, Jorge Franco Velez, Mario Melguizo Bermúdez, Emilio Restrepo, Luis Felipe Gomez, entre otros. 



Ante la pregunta de por qué hay tanto médico escritor, yo tengo mi propia hipótesis. Los médicos estamos inmersos en todas las pasiones humanas:  si quieren ver felicidad, solo hay que observar a una madre al recibir en brazos al recién nacido, si quieren ver angustia, no es si no mirar la cara de una mujer al preguntar por su hijo accidentado que ingresó a cirugía; ¿Desolación? basta con ir a la morgue y ver al hijo único acompañando el cadáver de su madre. Los médicos conocemos la condición humana de la manera más desnuda posible. Pocas profesiones, como la nuestra, conviven con el ser humano despojado de la etiqueta y las convenciones sociales. Los médicos conocemos al ser humano sin tapujos.  (ver Medicina Narrativa)

Tengo además otra hipótesis.  Durante nuestra formación como médicos nos entrenamos para escribir historias clínicas. ¿Y esto que es? pues precisamente el relato pormenorizado de lo que le ocurre a un paciente.  Averiguamos su vida para entender su enfermedad y poder ayudarle a escribir un desenlace. (Leer:  La historia clínica desde la perspectiva del cuento literario


A continuación comparto el audio del programa radial Medellín Anverso y Reverso, que se trasmitió el día sábado 26 de mayo de 2018  por Radio Bolivariana, con retransmision el domingo 27 de mayo.

En el programa el doctor Emilio Alberto Restrepo Baena y yo, hablamos con los periodistas Reinaldo Spitaletta y Joaquín Gómez sobre la literatura en la profesión médica, sus motivaciones y algunos otros aspectos que espero sean de su interés. 

Por mi parte, agradezco a Emilio por su invitación y a Reinaldo y  Joaquín por su  amable acogida. 

Para quienes quieren seguir escuchando los programas les recuerdo que se transmiten los sábados a las 10 de la mañana en la frecuencia AM 1110kHz y a la una de la tarde por frecuencia  FM 92.4, con repetición los domingos a las 10:30 de la noche.