Jacobo Bronowsky en su libro El Ascenso del Hombre (1), nos cuenta que Albert Einstein solía hablar con su amigo Niels Börg sobre la causalidad de las cosas. Einstein, convencido de que en el mundo estaba construido siguiendo un orden lógico, repetía con frecuencia: "Dios no juega a los dados". "Dios no es malicioso", tal vez queriendo decir que Dios no dejaba nada al azar. Un día Niels Börg le respondió: "Deja ya de decirle a Dios lo que tiene que hacer".
Personalmente creo que Einstein tenía razón en este punto.
Hace unos meses subí un video que hablaba de la relación dorada (o proporción dorada). Ver La proporción dorada
Hoy les traigo un "nuevo" video de la mano del genial Walt Disney y nuestro amigo Donald donde se muestra magistralmente las relaciones ocultas en la naturaleza.
Dios es matemático.
1. Jacobo Bronowski. El ascenso del hombre. Pag 256
"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)
miércoles, 30 de enero de 2019
miércoles, 23 de enero de 2019
Días de radio: Las noches de Ortega
La radio -nuestra querida y olvidada radio- fue por muchos años el medio de contacto de las familias con el mundo exterior.
El mismo Woddy Allen dirigió una película en 1987 que se llamó "Días de radio" en la que hacía un tributo a aquel aparatito, imprescindible en cada casa, ante el cual se tejió más de la mitad del siglo XX.
Mucho antes de la televisión, o el internet, las voces que salían por los aparatos de radio, entretenían y enseñaban.
Cuando niño escuchaba historias como "Kaliman", "Chambacú", "La ley contra el hampa", o incluso las clases de matemática o lengua castellana por las radio difusoras. Todavía me entretengo escuchando programas culturales que difícilmente se podrían televisar.
Pero a veces, no todo lo que se escucha por los altavoces es del todo cierto. Y no me voy a referir a "La Guerra de los Mundos" narrada por el genial Orson Wells. No. Esta vez quiero que ustedes vean cómo trabaja un demente en la cadena SER*.
El personaje en cuestión es Juan Carlos Ortega, quien con su voz privilegiada nos ha engañado varias veces.
Que lo disfruten.
Fenomenal.
*SER: Sociedad Española de Radiodifusión.
El mismo Woddy Allen dirigió una película en 1987 que se llamó "Días de radio" en la que hacía un tributo a aquel aparatito, imprescindible en cada casa, ante el cual se tejió más de la mitad del siglo XX.
Mucho antes de la televisión, o el internet, las voces que salían por los aparatos de radio, entretenían y enseñaban.
Cuando niño escuchaba historias como "Kaliman", "Chambacú", "La ley contra el hampa", o incluso las clases de matemática o lengua castellana por las radio difusoras. Todavía me entretengo escuchando programas culturales que difícilmente se podrían televisar.
Pero a veces, no todo lo que se escucha por los altavoces es del todo cierto. Y no me voy a referir a "La Guerra de los Mundos" narrada por el genial Orson Wells. No. Esta vez quiero que ustedes vean cómo trabaja un demente en la cadena SER*.
El personaje en cuestión es Juan Carlos Ortega, quien con su voz privilegiada nos ha engañado varias veces.
Que lo disfruten.
Fenomenal.
*SER: Sociedad Española de Radiodifusión.
miércoles, 16 de enero de 2019
Los exámenes de laboratorio no sirven para nada
Los exámenes no sirven para nada
Así es, los exámenes que los médicos mandan, no sirven para nada si no se analizan en su contexto.
Pongo ejemplos conocidos.
Un paciente va a que le tomen un electrocardiograma. El examen sale normal. Una semana después muere de un infarto.
Un paciente se hace unos examenes de laboratorio para la tiroides (TSH y T4L): un medico por telefono dice que están normales. El paciente termina operado por un tumor de tiroides.
Un paciente que empieza con cambios de comportamiento, desorientación y somnolencia. La tomografía de cráneo es normal. La esposa no entiende por qué el aumento en el sodio no se detectó en la tomografía.
Lo que ocurre es que le damos mucha importancia a la tecnología pero olvidamos la ciencia.
Cada examen y ayuda diagnóstica tiene un fin específico. La TSH (hormona estimulante de tiroides ) es una hormona que ni siquiera se produce en la tiroides. se produce en la hipófisis, un glándula que queda en la cabeza y que es la encargada de que la tiroides trabaje más duro o más suave. La TSH no siempre me dice si la glándula tiroidea está crecida o no. Una TSH normal indica que la tiroides está produciendo la cantidad suficiente de hormona aunque haya tenido que triplicar su tamaño. Puedo tener un bocio (glándula enorme) pero estar produciendo apenas la cantidad normal de hormona.
El electrocardiograma me puede mostrar que el corazón tiene electricidad normal. No me dice si esa persona al subir unas escalas le hará falta sangre en las coronarias y le dará un infarto. Para saberlo, tendría que poner a esa persona a hacer ejercicio y mirar cómo sería el electrocardiograma durante la prueba.
Una tomografía de cráneo es una fotografía interna. Muestra el tamaño y la forma del cerebro pero no muestra su funcionamiento.
Para tratar de explicar por qué un examen o ayuda diagnóstica no sirve de nada quiero poner un ejemplo.
Mira las dos fotografías.
¿Crees que la hamburguesa sabrá bien? ¿Cómo puedes saber si el sabor es exquisito, o si la temperatura es la adecuada con solo mirar una fotografía?
¿Puedes estar seguro con la foto de que el carro funcionará al encenderlo, con solo ver su imagen? ¿Acelerá con fuerza y se detendrá al accionar el freno?
Ahora te pongo el ejemplo contrario.
Mandas una sopa al laboratorio y te dicen que la muestra tiene 200 ml de un líquido amarillo con unos elementos blandos que están conformados por un 67% de carbohidratos, 23% de proteínas y 9% de grasas. Tiene 140 mEq de sodio, 5.4 mEq de potasio, la temperatura está a 40 grados, la densidad es de 1.100, etc.
Qué dices. ¿Con esos datos puedes decir que la sopa está buena?
A veces incluso se piden exámenes que no sirven para ver lo que queremos averiguar. Si yo quiero saber si una persona tiene oxiuros (uno de los muchos tipos de gusanos del intestino) no me sirve hacer un coprológico ya que esos gusanos no ponen huevos en el intestino de las personas sino que salen a ponerlos alrededor del ano, y por eso no se ven en la materia fecal. Para confirmarlo se requiere la prueba de Bell que consiste en aplicar una cinta pegante en el ano y luego mirarla al microscopio.
Para saber si alguien tiene apendicitis no sirve una radiografía del abdomen. Querer ver un apéndice en una radiografía es como querer sintonizar una emisora de radio en un televisor, o comprar un par de zapatos en una barbería.
Si yo quiero saber si una persona es diabética no me sirve un hemograma que mide la cantidad de glóbulos rojos y blancos en sangre. Por el contrario, un examen de glucosa en sangre (glicemia), solo mide la glucosa existente en la sangre al momento de tomar la muestra. Si la persona se hizo el examen sin hacer el ayuno, puede no ser diabética a pesar de tener niveles más altos de lo normal.
La medicina no se basa en mirar exámenes aislados. La tecnología es lo que permite poder cuantificar valores, lo que nos permite poder ver dentro del cuerpo humano con aparatos maravillosos; pero la ciencia, la verdadera ciencia, es saber interpretar los datos tecnológicos con la biología de nuestro cuerpo.
La próxima vez que un médico te mande unos exámenes, que sea él quien los interprete. Recuerda que los exámenes aislados no sirven para nada.
Así es, los exámenes que los médicos mandan, no sirven para nada si no se analizan en su contexto.
Pongo ejemplos conocidos.
Un paciente va a que le tomen un electrocardiograma. El examen sale normal. Una semana después muere de un infarto.
Un paciente se hace unos examenes de laboratorio para la tiroides (TSH y T4L): un medico por telefono dice que están normales. El paciente termina operado por un tumor de tiroides.
Un paciente que empieza con cambios de comportamiento, desorientación y somnolencia. La tomografía de cráneo es normal. La esposa no entiende por qué el aumento en el sodio no se detectó en la tomografía.
Lo que ocurre es que le damos mucha importancia a la tecnología pero olvidamos la ciencia.
Cada examen y ayuda diagnóstica tiene un fin específico. La TSH (hormona estimulante de tiroides ) es una hormona que ni siquiera se produce en la tiroides. se produce en la hipófisis, un glándula que queda en la cabeza y que es la encargada de que la tiroides trabaje más duro o más suave. La TSH no siempre me dice si la glándula tiroidea está crecida o no. Una TSH normal indica que la tiroides está produciendo la cantidad suficiente de hormona aunque haya tenido que triplicar su tamaño. Puedo tener un bocio (glándula enorme) pero estar produciendo apenas la cantidad normal de hormona.
El electrocardiograma me puede mostrar que el corazón tiene electricidad normal. No me dice si esa persona al subir unas escalas le hará falta sangre en las coronarias y le dará un infarto. Para saberlo, tendría que poner a esa persona a hacer ejercicio y mirar cómo sería el electrocardiograma durante la prueba.
Una tomografía de cráneo es una fotografía interna. Muestra el tamaño y la forma del cerebro pero no muestra su funcionamiento.
Para tratar de explicar por qué un examen o ayuda diagnóstica no sirve de nada quiero poner un ejemplo.
Mira las dos fotografías.
¿Crees que la hamburguesa sabrá bien? ¿Cómo puedes saber si el sabor es exquisito, o si la temperatura es la adecuada con solo mirar una fotografía?
¿Puedes estar seguro con la foto de que el carro funcionará al encenderlo, con solo ver su imagen? ¿Acelerá con fuerza y se detendrá al accionar el freno?
Ahora te pongo el ejemplo contrario.
Mandas una sopa al laboratorio y te dicen que la muestra tiene 200 ml de un líquido amarillo con unos elementos blandos que están conformados por un 67% de carbohidratos, 23% de proteínas y 9% de grasas. Tiene 140 mEq de sodio, 5.4 mEq de potasio, la temperatura está a 40 grados, la densidad es de 1.100, etc.
Qué dices. ¿Con esos datos puedes decir que la sopa está buena?
A veces incluso se piden exámenes que no sirven para ver lo que queremos averiguar. Si yo quiero saber si una persona tiene oxiuros (uno de los muchos tipos de gusanos del intestino) no me sirve hacer un coprológico ya que esos gusanos no ponen huevos en el intestino de las personas sino que salen a ponerlos alrededor del ano, y por eso no se ven en la materia fecal. Para confirmarlo se requiere la prueba de Bell que consiste en aplicar una cinta pegante en el ano y luego mirarla al microscopio.
Para saber si alguien tiene apendicitis no sirve una radiografía del abdomen. Querer ver un apéndice en una radiografía es como querer sintonizar una emisora de radio en un televisor, o comprar un par de zapatos en una barbería.
Si yo quiero saber si una persona es diabética no me sirve un hemograma que mide la cantidad de glóbulos rojos y blancos en sangre. Por el contrario, un examen de glucosa en sangre (glicemia), solo mide la glucosa existente en la sangre al momento de tomar la muestra. Si la persona se hizo el examen sin hacer el ayuno, puede no ser diabética a pesar de tener niveles más altos de lo normal.
La medicina no se basa en mirar exámenes aislados. La tecnología es lo que permite poder cuantificar valores, lo que nos permite poder ver dentro del cuerpo humano con aparatos maravillosos; pero la ciencia, la verdadera ciencia, es saber interpretar los datos tecnológicos con la biología de nuestro cuerpo.
La próxima vez que un médico te mande unos exámenes, que sea él quien los interprete. Recuerda que los exámenes aislados no sirven para nada.
miércoles, 9 de enero de 2019
Reinventarse cada dia
¿Cuantas películas conoces de Charles Chaplin en la que él hable? Posiblemente, pocas.
El genial Charlot siempre pensó que el cine sería mudo. Siendo el rey del celuloide, se confió: La mayoría de sus películas fueron mudas.
En 1927 el cine mudo recibió una herida mortal con la película "El cantante de Jazz". Chaplin obsesionado por continuar haciendo cine mudo, presentó al mundo "Luces de la ciudad" en 1931, donde el canta una canción, pero se niega a que la película tenga diálogos.
Posteriormente sus apariciones fueron escasas. En 1940 se presenta con el Gran dictador (su contribución en la lucha contra Hitler) y en 1952 nos deja su último filme "Lime Light" donde lanza su canto de cisne: la bella canción "Candilejas". Chaplin murió en el 1977. La mayor parte de su vida fue paralela al cine hablado, pero casi toda su obra fue hecha para cine mudo.
Las cosas cambian, y hay que estar preparados para los cambios. Los dueños de Kodak Eastman nunca creyeron que las cámaras fotográficas con rollo y revelado serían reemplazadas por cámaras digitales. Los precisos relojeros suizos no vieron venir los relojes japoneses de cuarzo.
Mis abuelos jamás imaginaron que sería posible comunicarse por teléfonos sin cables, o pagar un producto por medio de una tarjeta plástica.
El mundo avanza y hay que estar en movimiento.
Mis abuelos jamás imaginaron que sería posible comunicarse por teléfonos sin cables, o pagar un producto por medio de una tarjeta plástica.
El mundo avanza y hay que estar en movimiento.
¿Que harás tú frente al cambio...? ¿Acaso... serás tú quien lo lidere?
miércoles, 2 de enero de 2019
Feliz año nuevo, sobrevivientes del 2018
Por veintitrés años, casi consecutivos, tuve la fortuna (para muchos sería infortunio) de pasar el año nuevo trabajando en un hospital. Definitivamente soy una persona de "acción" y me gusta ese tipo de "deporte extremo" que se vive en los servicios de urgencias o en las Unidades de Cuidados intensivo.
A decir verdad, jamás me he sentido a gusto en las celebraciones sociales de final de año, ya que soy un convencido de que el 31 de diciembre es una invención del ser humano. En mi caso, siempre he empezado el año en el solsticio de invierno, el 21 de diciembre, cuando la naturaleza sabiamente marca el fin de una vuelta al sol.
Después de varios años de no hacer turnos, aún me siento extraño observando cómo hay personas que dan la vuelta a la manzana con todo tipo de disfraces esperando viajar, o individuos que se atragantan de uvas. Los peores en mi concepto, son los que tienen la costumbre de abrazarse como locos a las doce en punto, y llorar mutuamente por lo que hicieron o no pudieron hacer en los últimos 365 días, o más triste aún, por lo que la vida hizo con ellos, como si fueran juguetes del destino. En lo personal, trato de que el "año nuevo" (que como dije es un invento humano), me coja durmiendo y descansando plácidamente mientras el resto del mundo se empapa de las lágrimas de otros.
Sin embargo, hay algo que no puedo olvidar. La época decembrina es una época de mucho trabajo para el personal de salud. A esos héroes les rindo mi sentido homenaje en estas épocas.
De esos diciembres recuerdo un año específico en el que dos madres (ya ancianas) me llegaron, por vías independientes, a la Unidad de Cuidados Intensivos como resultado de que sus hijos (que vivían lejos) decidieron caerles por sorpresa en sus respectivas casas para pasar con ellas la nochebuena. Ambas madres tuvieron sendos infartos y las dos murieron. (Créanme, no es chiste).
Por mucho tiempo he discutido con colegas mi impresión de que la navidad, mata personas, no solo por el abuso del licor, o la pólvora, sino porque a la gente se "le daba por morir" en estas épocas.
Hace poco leí un artículo médico que confirma lo que intuitivamente había observado.
Un estudio sueco publicado en el British Medical Journal en diciembre de 2018 demostró que la época navideña y las vacaciones ocasionan un incremento de los infartos de corazón.
El estudio observó durante 16 años el comportamiento de los infartos durante navidad, año nuevo, semana Santa, y las vacaciones de verano. También se analizaron los infartos que se presentaban durante los mundiales de fútbol, la UEFA y los juegos olímpicos.
Adivinen: La mayor cantidad de infartos se presentaron en la navidad. (observen el cuadro que muestra los eventos en la semana 52). Aclaro que la mayoría de los afectados eran pacientes mayores de 75 años con diabetes o antecedentes coronarios.
Llegado a este punto, debo celebrar que de mi círculo cercano, todos sobrevivimos a las fiestas que acabaron de pasar.
De manera que
Fuente:
A decir verdad, jamás me he sentido a gusto en las celebraciones sociales de final de año, ya que soy un convencido de que el 31 de diciembre es una invención del ser humano. En mi caso, siempre he empezado el año en el solsticio de invierno, el 21 de diciembre, cuando la naturaleza sabiamente marca el fin de una vuelta al sol.
Después de varios años de no hacer turnos, aún me siento extraño observando cómo hay personas que dan la vuelta a la manzana con todo tipo de disfraces esperando viajar, o individuos que se atragantan de uvas. Los peores en mi concepto, son los que tienen la costumbre de abrazarse como locos a las doce en punto, y llorar mutuamente por lo que hicieron o no pudieron hacer en los últimos 365 días, o más triste aún, por lo que la vida hizo con ellos, como si fueran juguetes del destino. En lo personal, trato de que el "año nuevo" (que como dije es un invento humano), me coja durmiendo y descansando plácidamente mientras el resto del mundo se empapa de las lágrimas de otros.
Sin embargo, hay algo que no puedo olvidar. La época decembrina es una época de mucho trabajo para el personal de salud. A esos héroes les rindo mi sentido homenaje en estas épocas.
De esos diciembres recuerdo un año específico en el que dos madres (ya ancianas) me llegaron, por vías independientes, a la Unidad de Cuidados Intensivos como resultado de que sus hijos (que vivían lejos) decidieron caerles por sorpresa en sus respectivas casas para pasar con ellas la nochebuena. Ambas madres tuvieron sendos infartos y las dos murieron. (Créanme, no es chiste).
Por mucho tiempo he discutido con colegas mi impresión de que la navidad, mata personas, no solo por el abuso del licor, o la pólvora, sino porque a la gente se "le daba por morir" en estas épocas.
Hace poco leí un artículo médico que confirma lo que intuitivamente había observado.
Un estudio sueco publicado en el British Medical Journal en diciembre de 2018 demostró que la época navideña y las vacaciones ocasionan un incremento de los infartos de corazón.
El estudio observó durante 16 años el comportamiento de los infartos durante navidad, año nuevo, semana Santa, y las vacaciones de verano. También se analizaron los infartos que se presentaban durante los mundiales de fútbol, la UEFA y los juegos olímpicos.
Adivinen: La mayor cantidad de infartos se presentaron en la navidad. (observen el cuadro que muestra los eventos en la semana 52). Aclaro que la mayoría de los afectados eran pacientes mayores de 75 años con diabetes o antecedentes coronarios.
Llegado a este punto, debo celebrar que de mi círculo cercano, todos sobrevivimos a las fiestas que acabaron de pasar.
De manera que
FELIZ AÑO NUEVO, SOBREVIVIENTES DEL 2018.
De todo corazón espero que dentro de un año podamos incluirnos todavía en el grupo de los sobrevivientes.
Para quienes quieran conocer más acerca del estudio, les dejo el resumen que sacó una revista argentina, y al final les comparto el estudio original.
Tomado de Intramed. |
Fuente:
- Mohammad Moman A, Karlsson Sofia, HaddadJonathan, Cederberg Björn, Jernberg Tomas, Lindahl Bertil et al. Christmas, national holidays, sport events, and time factors as triggers of acute myocardial infarction: SWEDEHEART observational study 1998-2013 BMJ 2018; 363 :k4811
- Intramed: Navidad y vacaciones como desencadente de infarto.
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