Vincent Van Gogh es uno de los artistas mas conocidos y admirados. Una de sus obras, "La noche estrellada" ha sido objeto de estudio por todo tipo de disciplinas, desde el arte plástico, hasta la física, pues sus espirales han sido asociados un fenómeno molecular observado en el agua. Leer mas
Pero hoy no vengo a hablarles de física de fluídos. Quiero compartirles un video en tercera dimensión (realidad virtual) elaborador por los artistas Daniel Burrows, Daniel Mallender y Thomas Hill. La música de fondo corresponde a Envolving Theories-FirstCom.
Al entrar en el video podrás recorrer cada esquina de la icónica pintura. Con el mouse podrás cambiar el ángulo de visión.
También quiero compartirles otra obra de un artista digital egipcio, llamado Mawan Medhat que hizo una fantástica mezcla entre la pintura de Van Gogh y el arte digital.
"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)
miércoles, 30 de mayo de 2018
miércoles, 23 de mayo de 2018
Es demasiado
Les propongo imaginar una escena conocida:
Un soplón de la mafia es abaleado antes de entrar a declarar en la Corte.
Cuando uno de los sicarios le pregunta a su jefe por qué había ordenado asesinarlo, este le responde: "Sabía demasiado"
Esta semana voy a tocar el tema de la palabra "demasiado", que últimamente la he visto mal utilizada, tal vez demasiado, no solo en el lenguaje cotidiano, sino también en las malas traducciones de las películas en inglés.
Creo que solo vine a darme cuenta de lo mal empleado del término, cuando le envié a una colega un texto mío y ella me respondió:
- ¡Quedó demasiado bueno!
- ¿Eso quiere decir que mi texto no estuvo bien?- le pregunté, al sentir que me había excedido.
- No. Quiere decir que me gustó muchísimo.
- Eso no fue lo que dijiste... dijiste "DEMASIADO".
Pues sí. La palabra "demasiado" es un adverbio de cantidad que implica que hay más cantidad de la que debería haber, que hay exceso.
"Demasiado" es una derivación lingüística de "de más". Es decir que se pasó del límite aceptable. (en demasía, en exceso)
"Demasiado" tiene una connotación negativa.
"Demasiado" significa Exceso
Analicen las siguientes frases y lo comprenderán.
- Comí demasiado (más de lo que debía)
- Pedro es demasiado alto
- Mi hermano es demasiado bajo
- Estás demasiado gordo
- Mi amigo es demasiado lento
- Conduces demasiado rápido.
- Es demasiado frágil para ser tan costoso
- Es demasiado bonita para ser tan petulante.
En ninguna de las frases anteriores la palabra demasiado quería decir que algo era bueno. Era, por el contrario, un concepto negativo.
Aunque la costumbre ha hecho que los jóvenes utilicen el "demasiado" con bastante frecuencia para referirse a algo bueno, hay que recordar que "Demasiado" quiere decir que la cantidad o intensidad es excesiva o exagerada. De cualquier forma, que no es la cantidad, tamaño o intensidad conveniente.
Cuando preguntas cómo está un postre, y en la respuesta va incluida la palabra "demasiado", te están diciendo que no está bueno.
- Demasiado dulce (exageradamente dulce)
- Demasiado caliente. (excesivamente caliente)
En el castellano, hay muchos otros adverbios que son "positivos" y que podrían dar una mejor idea de lo que queremos decir.
Es mejor degustar una comida que está muy bien de sal, que comer una que tiene demasiada sal.
Preferiría entrar a un restaurante que está muy limpio, que entrar a uno que está "demasiado limpio". Este último, generaría suspicacias... (algo raro está ocurriendo allí).
Yo prefiero que me digan que soy muy bueno para la empresa donde trabajo, a que el jefe me llame algún dia y me diga que soy demasiado bueno para la empresa. Ese día sabré que me van a echar con una excusa diplomática.
Por eso, esta semana los invito a que revisen su lenguaje y miren si a lo mejor están usando demasiado la palabra "demasiado".
Y no se preocupen, pueden decirme que soy demasiado estricto con el idioma, en este caso, tienen razón.
miércoles, 16 de mayo de 2018
Y nos robaron la clínica
Reseña del libro del Dr. Emilio Alberto Restrepo, para la revista Libros y Letras.
En una época donde la gente se muere por falta de atención en salud, las clínicas cierran sus servicios por carencia de recursos y los médicos son demandados y tratados como asesinos por las personas a las que juraron salvar, aparece un libro que muestra lo que ocurre en el fondo de un sistema que no funciona.
El último libro del escritor colombiano Emilio Restrepo cuenta de una manera clara y contundente la historia de cómo una conocida corporación se apodera de una clínica de una manera sucia y aberrante mientras que en el ínterin se plasman historia personales que harían temblar a quienes no han trabajado nunca en un hospital: médicos deshonestos, empleados que roban medicamentos o que sustraen las pertenencias a sus compañeros, familiares de pacientes que amenazan de muerte al galeno que trató de salvar la vida a su pariente. También la novela da cuenta de las personas que mantienen vigente el juramento hipocrático y trabajan denodadamente para mantener encendida la llama de la medicina, aun a costa de su tranquilidad y de su propio bolsillo.
Desde la dedicatoria, el libro atrapa al lector. Emilio Restrepo hace un homenaje “a los pacientes y a sus familiares”, “a los buenos médicos que hacen tantas cosas por la gente, aun a costa de su propia felicidad y estabilidad”. También dedica su libro a los malos médicos “que tanto nos enseñan sobre lo que no se debe hacer”.
El doctor Emilio Alberto Restrepo Baena es un reconocido médico y cirujano de Medellín, especialista en gineco-obstetricia y subespecialista en cirugía laparoscópica. Es conferencista y referente académico en el ámbito de la salud y de las letras. Como escritor lleva más de quince años y ha publicado catorce libros dentro de los que se destacan El pabellón de la mandrágora, Gamberros S.A. , Los círculos perpetuos, Después de Isabel el infierno, y otros más, con los que ha ganado innumerables premios literarios. Recientemente nos ha deleitado con Joaquín Tornado, un detective oscuro que se mueve en el mundo de la novela policial negra.
Por su condición de médico, Restrepo Baena no ha sido ajeno a la situación de salud que vive el país. “Y nos robaron la clínica” hace parte de una trilogía perversa de la medicina, de la cual ya conocíamos “El Pabellón de la Mandrágora”, ganador de una beca de novela, y que nos dejó atónitos con las historias sobre pacientes y cuidadores. Ahora este nuevo libro, lanzado en la FILBo 2018 y publicado por SÍLABA Editores, bajo la tutela de Lucía Donadio, nos muestra los tejemanejes que ocasionan que se cierren clínicas y que permiten crecer emporios que juegan con la salud de las personas. No es coincidencia que precisamente, ahora que el sistema de salud parece reventar, el libro “Y nos robaron la clínica” haya sido tema de debate en el consejo de Medellín. Cuando uno lee sus páginas cree reconocer a alguna empresa o algún colega retratado en el texto.
Pero no se engañen. Si bien el libro está muy bien escrito y parece realidad, el autor es enfático en afirmar que todo lo narrado es producto de la ficción. Yo, personalmente, aun no estoy convencido de ello.
Posdata: Los invito también a conocer la página Decálogos Literarios, del mismo autor.
jueves, 10 de mayo de 2018
Crear riqueza o repartirla
Esto lo encontré por ahí y se ajusta muy bien a lo que pasa con algunos amigos y compañeros que de buena fe creen que el enemigo son los "oligarcas". Que creen que la riqueza es limitada y hay que repartirla y que no sospechan que la riqueza se puede generar en todos los niveles. Cuando un rico gana mucho, puede dar mejores propinas, comprar mas zapatos, mejores ropas, vehículos, billeteras, o vinos más costosos, y eso beneficia a los que trabajamos porque habrá ricos a quien venderles lo que producimos.
Estos compañeros prefieren que a los pobres les repartan el dinero de los ricos como si fueran mendigos, en lugar de que los pobres tengan opciones de trabajo digno, porque hay muchos sitios donde los ricos quieren ir a gastar el dinero que les sobra.
_____________
Estoy muy preocupado.
Algunos compañeros de trabajo creen que si llega el socialismo no pasará nada malo con la empresa en la que trabajamos ni con nuestros empleos.
Peor aun. Algunos creen que el gobierno le quitará la empresa a los dueños y los empleados seremos los nuevos dueños; que los actuales dueños se quedarán de brazos cruzados viendo que su empresa ya no les deja ganancias.
Mis compañeros no sospechan que ante la menor amenaza los dueños tomarán lo que puedan y saldrán del país, y que seremos nosotros los empleados los que nos quedaremos con una empresa en quiebra que no sabemos manejar, sin tener los contactos comerciales, ni la experiencia para hacerlo.
Varios tienen la esperanza de que la empresa será expropiada, y el gobierno designará un funcionario para que la dirija y que eso nos beneficia. Lo peor es que esos compañeros creen que el funcionario que la dirigirá (que seguro va a ser alguien de la rosca política) manejará la empresa con el mismo esfuerzo y dedicación que los dueños que la fundaron. Esperan que nos suban el sueldo y nos reduzcan la carga laboral. No saben que al nuevo jefe no le importará si se quiebra, porque no es su empresa y a él le pueden dar otro cargo directivo en otra empresa que aún no haya cerrado.
Algunos de mis compañeros no entienden que mientras mas beneficios tengan mis jefes mayor posibilidad de que la empresa crezca, y nosotros con ella. Que si ellos no obtienen ganancias, pueden irse para otro país pero los empleados nos quedamos sin empleo y sin sustento.
Es tanto el odio que algunos compañeros de trabajo sienten por los dueños de la empresa (porque ganan más que nosotros los trabajadores) que estarían dispuestos a acabar con la empresa en la que trabajamos con tal que de los dueños no ganen mas que nosotros.
De verdad estoy preocupado.
Algunos compañeros de trabajo creen que si llega el socialismo no pasará nada malo con la empresa en la que trabajamos ni con nuestros empleos.
Peor aun. Algunos creen que el gobierno le quitará la empresa a los dueños y los empleados seremos los nuevos dueños; que los actuales dueños se quedarán de brazos cruzados viendo que su empresa ya no les deja ganancias.
Mis compañeros no sospechan que ante la menor amenaza los dueños tomarán lo que puedan y saldrán del país, y que seremos nosotros los empleados los que nos quedaremos con una empresa en quiebra que no sabemos manejar, sin tener los contactos comerciales, ni la experiencia para hacerlo.
Varios tienen la esperanza de que la empresa será expropiada, y el gobierno designará un funcionario para que la dirija y que eso nos beneficia. Lo peor es que esos compañeros creen que el funcionario que la dirigirá (que seguro va a ser alguien de la rosca política) manejará la empresa con el mismo esfuerzo y dedicación que los dueños que la fundaron. Esperan que nos suban el sueldo y nos reduzcan la carga laboral. No saben que al nuevo jefe no le importará si se quiebra, porque no es su empresa y a él le pueden dar otro cargo directivo en otra empresa que aún no haya cerrado.
Algunos de mis compañeros no entienden que mientras mas beneficios tengan mis jefes mayor posibilidad de que la empresa crezca, y nosotros con ella. Que si ellos no obtienen ganancias, pueden irse para otro país pero los empleados nos quedamos sin empleo y sin sustento.
Es tanto el odio que algunos compañeros de trabajo sienten por los dueños de la empresa (porque ganan más que nosotros los trabajadores) que estarían dispuestos a acabar con la empresa en la que trabajamos con tal que de los dueños no ganen mas que nosotros.
De verdad estoy preocupado.
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A continuación les dejo un aparte de una conferencia dictada por la politóloga guatemalteca Gloria Alvarez (sobre la redistribución de la riqueza) que tienen un planteamiento muy interesante
miércoles, 2 de mayo de 2018
El nacimiento de los estados modernos.
Recientemente me matriculé en un curso universitario titulado Napoleón y la Europa Ilustrada, a cargo del profesor Memo Anjel.
Allí aprendí que el concepto de "País" o "Nación", como lo conocemos, es relativamente nuevo. Anteriormente existían ciudades y territorios circundantes, cuidados por el señor de esas ciudades. Un país iba hasta donde el ejército podía cuidar. Más allá del control militar, no había nada que se pudiera llamar nación. En las periferias, la gente vivía sin preocuparse cual era su nacionalidad. El "nacionalismo" es un invento joven.
Investigando un poco más me encontré este video que explica muy bien el surgimiento de los Estados modernos.
Espero que lo disfruten.
Hasta la próxima semana.
jueves, 26 de abril de 2018
La composición literaria
Tradicionalmente el 23 de abril se celebra en todos los colegios el día del idioma.
Este año he tenido la fortuna de haber sido invitado a la Institución Educativa Atanasio Girardot del municipio de Girardota. Allí compartimos un rato muy agradable con jóvenes de mente muy inquieta.
Aprovecho para dar mis agradecimientos a la coordinadora Perla del Mar Rivera, a la profesora Marily, a todo el cuerpo docente, y muy especialmente a la profesora y escritora Melissa Cañas, por haber hecho posible este encuentro.
Como en la mayoría de colegios e instituciones educativas, para esas fechas siempre se les pide a los estudiantes hacer una composición literaria, y yo también he sido "víctima" de dicha tarea, les traigo un cuento que fue publicado en mi libro "La Monja sin cabeza, y otros cuentos" sobre lo que suele ocurrir cuando un profesor pide a sus alumnos hacer una composición literaria.
miércoles, 18 de abril de 2018
Que vivan los ricos
La idea del Robin Hood moderno suena atrayente para los jóvenes o para los perezosos.
Cuando Marx en su famoso "El capital" plantea la lucha de clases, establece que la economía se mueve precisamente porque no todos tienen la misma riqueza. Las necesidades individuales son las que mueven la economía. Si no hay necesidades hay un estancamiento.
Sin embargo los comunistas y socialistas tomaron sus ideas y la convirtieron en leña para acabar con la "oligarquia", produciendo un estancamiento de la economía.
Reagan lo expresó muy bien: Un comunista es quien ha leído a Marx. Un capitalista es quien lo ha entendido.
Quitarle a los ricos para darle a los pobres plantea un gran problema.
La mayoría se consideran pobres porque siempre habrá alguien que tenga más que lo que ellos tienen.
Mi jefe es mas rico que yo, porque tienen fincas, ganado y varios carros. Si a él le quitan para darme a mi, yo me podría poner muy contento. Pero hay gente que tiene menos que yo. Y a mi me pueden quitar mi viejo carro para dárselo al obrero que anda en bus.
Y el obrero que anda en bus y tiene un computador en su casa, es más rico que el indigente que pide en las esquinas.
¿Es valido quitarle el computador que consiguió con esfuerzo para darle dinero al indigente?
Yo pienso lo contrario. Fortalezcamos la riqueza. Yo quiero que haya mucha gente mas rica que yo.
Necesito un país donde los ricos quieran comprar un Ferrari nuevo cada año (y puedan venderlo de "segunda" para que alguien menos rico lo pueda comprar). Quiero un país que se llene de ensambladoras, industrias de llantas, empresas que fabriquen forros para vehículos, ambientadores para carros, fabricas de vidrio templado, etc. Que haya muchos lavaderos de carros, y mucha gente que trabaje arreglando abolladuras o sirviendo como mecánicos.
Quiero muchos ricos que quieran tener cientos de caballos y que necesiten de veterinarios, de gente que trabaje en empresas de alimentos para animales, que haya muchas personas fabricando monturas, y mucha gente trabajando en sus fincas...
Quiero ricos que quieran comer en lujosos restaurantes, cosas sabrosas producidas por los campesinos. Que quieran beber mucho vino producido en nuestros viñedos, y muchos meseros recibiendo buenas propinas.
La mayoría se consideran pobres porque siempre habrá alguien que tenga más que lo que ellos tienen.
Mi jefe es mas rico que yo, porque tienen fincas, ganado y varios carros. Si a él le quitan para darme a mi, yo me podría poner muy contento. Pero hay gente que tiene menos que yo. Y a mi me pueden quitar mi viejo carro para dárselo al obrero que anda en bus.
Y el obrero que anda en bus y tiene un computador en su casa, es más rico que el indigente que pide en las esquinas.
¿Es valido quitarle el computador que consiguió con esfuerzo para darle dinero al indigente?
Yo pienso lo contrario. Fortalezcamos la riqueza. Yo quiero que haya mucha gente mas rica que yo.
Necesito un país donde los ricos quieran comprar un Ferrari nuevo cada año (y puedan venderlo de "segunda" para que alguien menos rico lo pueda comprar). Quiero un país que se llene de ensambladoras, industrias de llantas, empresas que fabriquen forros para vehículos, ambientadores para carros, fabricas de vidrio templado, etc. Que haya muchos lavaderos de carros, y mucha gente que trabaje arreglando abolladuras o sirviendo como mecánicos.
Quiero muchos ricos que quieran tener cientos de caballos y que necesiten de veterinarios, de gente que trabaje en empresas de alimentos para animales, que haya muchas personas fabricando monturas, y mucha gente trabajando en sus fincas...
Quiero ricos que quieran comer en lujosos restaurantes, cosas sabrosas producidas por los campesinos. Que quieran beber mucho vino producido en nuestros viñedos, y muchos meseros recibiendo buenas propinas.
Quiero millonarios que quieran comprar muchas cosas en almacenes y tiendas. Que disfruten de cambiar zapatos con frecuencia y comprar ropa bien elaborada en empresas de confecciones.
miércoles, 11 de abril de 2018
La importancia de los críticos de arte.
Hace algún tiempo discutía con un compañero de un taller literario sobre el arte y la importancia de la validación de las obras artísticas por expertos. Sobra decir que el hombre había estudiado "artes plásticas" y es un verdadero artista.
Él aseguraba que si una obra no estaba bien valorada por un experto en arte, la obra no tenía valor artístico. En su concepto, solo valían la pena las obras que habían sido bien calificadas por los críticos. Mi punto era que no se necesitan de expertos para apreciar el arte. Que no podíamos dejar en manos de críticos la decisión de si debe gustarnos o no una pintura o una novela.
No pudimos ponernos de acuerdo, pero he seguido con la inquietud de hasta qué punto dejamos que alguien, experto o no, nos diga lo que debemos pensar de una obra.
En el siguiente experimento se introdujo una pintura hecha por niños de preescolar a una famosa exposición. Miren la reacción del publico, que suponía que la obra estaba expuesta allí porque los expertos la consideraban de valor.
Desconozco si los que opinaron en el video eran expertos o no, pero definitivamente, el experimento mostró lo subjetivo que es el arte.
¿Por que estas personas dicen tanta ridiculez cuando los interrogan sobre esta pintura?
Según el profesor Robert Florczack, el arte clásico se basaba en tres principios: Belleza, profundidad y la capacidad de inspirar. En el siglo XX el arte se basó en tres principios: Lo nuevo, lo feo y lo diferente. La gente, estimulada por los críticos, tiende a pensar que lo feo, lo nuevo y lo diferente es arte.
Si quieren ampliar esto consulten el siguiente enlace: La subjetividad en el arte moderno
Hasta la próxima semana.
Él aseguraba que si una obra no estaba bien valorada por un experto en arte, la obra no tenía valor artístico. En su concepto, solo valían la pena las obras que habían sido bien calificadas por los críticos. Mi punto era que no se necesitan de expertos para apreciar el arte. Que no podíamos dejar en manos de críticos la decisión de si debe gustarnos o no una pintura o una novela.
No pudimos ponernos de acuerdo, pero he seguido con la inquietud de hasta qué punto dejamos que alguien, experto o no, nos diga lo que debemos pensar de una obra.
En el siguiente experimento se introdujo una pintura hecha por niños de preescolar a una famosa exposición. Miren la reacción del publico, que suponía que la obra estaba expuesta allí porque los expertos la consideraban de valor.
Desconozco si los que opinaron en el video eran expertos o no, pero definitivamente, el experimento mostró lo subjetivo que es el arte.
¿Por que estas personas dicen tanta ridiculez cuando los interrogan sobre esta pintura?
Según el profesor Robert Florczack, el arte clásico se basaba en tres principios: Belleza, profundidad y la capacidad de inspirar. En el siglo XX el arte se basó en tres principios: Lo nuevo, lo feo y lo diferente. La gente, estimulada por los críticos, tiende a pensar que lo feo, lo nuevo y lo diferente es arte.
Si quieren ampliar esto consulten el siguiente enlace: La subjetividad en el arte moderno
Hasta la próxima semana.
miércoles, 4 de abril de 2018
Errores al escribir una novela
Esta semana les traigo un texto publicado por Alejandro Quintana en el El oficio de escritor, un excelente blog que recomiendo plenamente.
Aunque el texto está titulado "9 errores clásicos al escribir una novela y como evitarlos", el texto se aplica a cualquier otro genero narrativo.
Aunque el texto está titulado "9 errores clásicos al escribir una novela y como evitarlos", el texto se aplica a cualquier otro genero narrativo.
Aquí va.
________________
9 errores
clásicos al escribir una novela y cómo evitarlos.
Todos los novelistas, sin excepción, tienen algo en
común.
Conocidos, desconocidos, profesionales, aficionados,
genios de la literatura o juntaletras del montón.
Todos.
No se trata de una visión parecida de la vida, ni de
una sensibilidad especial para las palabras, ni de su pasión por contar
historias.
Tampoco es el afán inexplicable de dejar un legado que
trascienda su muerte.
No.
Lo que tienen en común todos los escritores de la
Historia es que todos ellos escribieron una novela por primera
vez.
Y todos ellos, que se sepa y hasta que alguien
demuestre lo contrario, han sido humanos y cometido errores.
La mayoría contaron con la ayuda de editores o amigos
avispados que les ayudaron a corregir o disimular sus meteduras de pata.
Hoy en día, esta función la realizan asesores
independientes diversos porque los editores están por otra labor.
Me gustaría ayudarte a minimizar los errores más
comunes que cometen los escritores noveles —aparte de estos otros.
Espero que puedas detectar a tiempo estos…
9 errores
típicos al escribir una novela
y así puedas escribir un contenido que realmente
merezca la pena ser publicado.
Ahora sí, vamos con el…
ERROR #1: la historia no arranca
… o bien lo hace como un motor Diésel.
El autor se recrea al inicio de la historia, contando
cómo el personaje despierta, se levanta, hace el desayuno, piensa en sus cosas,
se viste, sale de casa, llega al trabajo…
Así hasta que pasa algo relevante que le arranca de su
mundo ordinario y le hace vivir extraordinarias peripecias.
Peripecias que el lector nunca conocerá, ya que
abandonó la lectura en la página diez o doce, cuando la irrelevancia se le hizo
insoportable.
No me cansaré de decirlo nunca:
El inicio de
una historia es lo más importante:
no solo va a enganchar al lector…
¡es lo que puede interesar a un editor!
no solo va a enganchar al lector…
¡es lo que puede interesar a un editor!
Dedícale más tiempo al inicio de tus historias que a
cualquier otra parte.
El primer párrafo debe interesar, pero en el segundo
el lector necesita tener cierta expectativa.
Luego puedes bajar la tensión, entretenerte más con
algunos detalles… pero ya le habrás enganchado.
Variantes
del inicio que no termina de arrancar
El idílico
paisaje en el cual se desarrolla la acción no es relevante. El marco espacial
puede tener su relevancia, pero cómo se mecen las briznas de hierba con la
cálida brisa del sur NO LA TIENE EN ABSOLUTO. Deja esos detalles para otro
momento más oportuno.
·
El pasado de
un personaje tiene importancia, qué duda cabe. Pero asegúrate que su niñez va a
ser relevante para la historia que cuentas. Volveré a esta variante en el ERROR
#3
·
El conflicto
inicial no tiene consistencia como para crear la suficiente expectativa en el
lector. Ejemplo: las tribulaciones de un administrativo que ha perdido una caja
de clips no interesan a nadie. Repito: A NADIE.
Lo cual tiene mucho que ver con el…
ERROR #2: confundir realidad con
verosimilitud
El mundo real está plagado de coincidencias
asombrosas.
Estas coincidencias se aceptan sin demasiadas
reservas, ya que todo el mundo ha vivido casualidades extrañas alguna vez.
De esta natural aceptación nacen las leyendas urbanas
y las conspiranoias más rocambolescas.
Pero un escritor no puede permitirse el lujo de dar
por sentada la credulidad de sus lectores. Está obligado a crearla.
Un autor literario debe crear un mundo en el cual
sucedan las cosas más extraordinarias de manera que el lector las crea.
Los acontecimientos «extraños», las coincidencias,
casualidades, las obras del azar y los caprichos del destino deben estar
justificados o no serán aceptados de forma natural.
Pero esto que parece jugar en contra de los intereses
de un escritor, es justo lo contrario. Porque, por la misma regla de tres
es posible
crear mundos fantásticos tan creíbles y reales como el universo ordinario.
A poco que sepas dotar de credibilidad tanto a
universos oníricos como a cadenas de acontecimientos estrambóticas, serás capaz
de hacer creer al lector cualquier cosa.
Así es la magia de la escritura.
Es frecuente cometer el error de confiar que el lector
creerá lo que le cuentas porque es la narración fidedigna de un hecho real.
¿No has escuchado nunca eso de que la realidad siempre
supera a la ficción?
Pues es cierto y el lector lo sabe. Así que…
al
escribir una novela, procura que suene verosímil, no que sea realista.
|
Ahora que ya lo sabes, no puedes cometer este error,
como tampoco podrás cometer el…
ERROR #3: demasiados detalles
impiden el avance
Este error tiene relación directa con el ERROR #1 pero
no es exactamente el mismo.
La diferencia es que con el #1 el lector
dejará de leer si el principio no le engancha.
Pero una vez te has relajado porque ya tienes los
puntos de tensión establecidos y te sientes cómodo llevando al lector por tu
montaña rusa particular… corres el riesgo de andarte por las ramas y no concretar.
Te entretienes a cada paso, perdiéndote en
descripciones largas, conversaciones banales, detalles sin importancia y
acontecimientos irrelevantes para la cadena principal de acción.
En pocas palabras,
obligas al
lector a entrar en modo de alerta por ABURRIMIENTO MORTAL.
Lo cual es muchísimo peor que no haberle enganchado al
principio.
Porque, en este caso, sí conseguiste captar su
atención, pero en un momento determinado de tu novela le DEFRAUDASTE.
No cumplir las expectativas del lector (y encima
aburriéndole) es el peor error que puedes cometer.
¿Cómo
detectar que incurres en este fallo garrafal?
·
Síntoma 1: caes con demasiada frecuencia en recordar el pasado
de los personajes. A no ser, claro está, que se trate de una estructura en
forma de analepsis, es una señal de alerta.
·
Síntoma 2: explicas los sueños. Los sueños tienen que estar muy
bien encuadrados en la historia y tener una utilidad lógica, práctica,
coherente y decisiva en los acontecimientos. Si no cumplen como mínimo dos de
estas premisas, elimínalos sin contemplaciones.
·
Síntoma 3: te metes demasiado a fondo y demasiadas veces en los
pensamientos de los personajes. Incluso en las novelas que profundizan en las
interioridades y miserias humanas, hay que marcar unos límites. Intensidad y
frecuencia de diálogo interno deben estar equilibradas con la acción.
·
Síntoma 4: profusión de detalles y datos irrelevantes. Lo que
escribas debe ayudar al avance de la acción, describir personajes y sus
relaciones o lograr la inmersión del lector en la atmósfera de la novela. Si no
es así, salvo en muy raras ocasiones, sobra.
Otro síntoma tiene unas connotaciones tan extensas y
tantas variantes que es, por derecho propio, el…
ERROR #4: sermonear al lector
Este es un buen momento para que reflexiones sobre por
qué escribes. De verdad, párate a pensarlo un momento.
Te espero.
¿Ya?
Está bien, dos minutos más.
Ahora sí…
Aparte de que tal vez escribir es algo que no puedes
evitar, está en tu naturaleza y algo te impulsa a hacerlo, posiblemente hayas
llegado a la conclusión de que escribes porque tienes algo que contar, o
quieres transmitir algo al mundo: tu forma de sentir, pensar,
actuar, de ver la vida.
Pues tengo una mala noticia: al lector no le importa
en absoluto tu punto de vista sobre la vida, el
universo y todo lo demás.
El lector no
busca una lección magistral sobre nada, ni que le adoctrinen o le vendan ideas revolucionarias.
Muchos son los motivos por los que se lee. Incluso
algunas personas buscan el sentido de la vida en las novelas, profundidad
existencial.
Pero adoctrinar es un derecho que el escritor
debe ganarse, una vez se ha conseguido el respeto del lector por ser un
narrador eficiente.
Por eso
la primera
obligación de todo escritor es no aburrir
|
Una vez hayas conseguido enganchar a la lectura, hayas
enamorado con tus personajes y tengas la plena atención de tus lectores, puedes
transmitirles lo que deseas comunicar…
Siempre y cuando esté perfectamente integrado en la
dinámica de la historia.
Porque en cuanto sueltes un sermón de cualquier tipo,
es casi seguro que el lector se cerrará en banda.
Es como cuando en una película uno de los actores mira
directamente a la cámara: se descubre el artificio y el espectador deja de
creer en la magia del cine.
Variantes
del discursito
·
El prólogo
como Tratado de la Verdad Universal: esta parte del libro sirve para introducir
algunos apuntes al lector. Si lo utilizas para explicar al lector de qué va el
libro, el sentido profundo y las intenciones que te impulsaron a escribirlo,
puedes darlo por perdido. Para explicar todo eso es para lo que escribes tu
historia y creas a todos los personajes.
·
El final o
el epílogo como el Tratado de la Verdad Universal: ver la variante anterior. Es
exactamente el mismo caso, pero al final del libro en lugar de al principio.
·
El personaje
«altavoz»: cuando un personaje actúa como alter ego del escritor, soltando un
discurso que resume en un párrafo o dos la intención del libro. Por si no ha
quedado claro.
Y una variante del personaje «altavoz», se da cuando
el villano lo explica todo justo antes de matar al héroe: su plan al detalle,
los motivos de su odio por el protagonista, la justificación de su maldad por
una infancia atormentada…
Lo cual me recuerda el siguiente error:
ERROR #5: el mal absoluto y el bien
puro
Los personajes sirven de canal entre el emisor —autor
de la historia— y el receptor —lector de la misma—. Son, por tanto, médiums.
La manera más efectiva para hacer esta comunicación
fluida y efectiva es que estos personajes sean representaciones creíbles de
personas, de forma que tanto emisor como receptor puedan identificarse.
Por tanto, es necesario encontrar el equilibrio que
permita al autor utilizar a sus personajes de manera que representen de forma
simbólica cualidades que desea expresar.
Pero sin caer en la caricatura. Insisto: los
personajes deben ser creíbles.
Y para ser creíble, un personaje necesita tener
virtudes y defectos.
Esto se ha dicho hasta la saciedad en todos los
manuales habidos y por haber sobre creación de personajes. No insistiré
demasiado en ello.
Pero a menudo se olvida que siempre, o casi siempre,
hay una razón de peso para el hacer el mal, como suele haber algún motivo
egoísta para hacer el bien.
Con lo cual te interesa plantear bien cuáles son los
motivos del villano para hacer el mal y qué impulsa al héroe a emprender la
aventura y plantar cara al malvado.
Muchas veces
no se trata de una lucha entre el bien y el mal, sino de un conflicto de intereses entre personajes
antagonistas.
Si miramos desde el punto de vista del villano, es
perfectamente posible que él vea al héroe y sus aliados como a las fuerzas del
mal.
No resultará convincente hacer malísimo al malvado y
un dechado de virtudes al bueno.
Las aspiraciones del villano y las motivaciones del
héroe deben tener cierta coherencia, no ser el mal puro o el bien absoluto.
Por ejemplo:
Un conde siniestro machaca a impuestos a sus súbditos, matándoles de hambre. Está presionado por el Rey, el cual necesita armar un ejército para su cruzada. Cada vez le exige más y más tributos. Si se niega, perderá unas tierras que pertenecen a su familia desde hace muchas generaciones.Su mayor enemigo es un campesino que lidera una horda de proscritos. En verdad no es un revolucionario oprimido por la tiranía: se vio obligado a esconderse en el bosque porque robó en la iglesia, impulsado por el hambre. Su carisma y la suerte hicieron el resto, llevándole a dirigir la rebelión. Él solo quería comer y que no le ahorcaran por ladrón.
Cuidado con
la siguiente trampa: vigila que, por hacer más humanos a tus personajes, el malo tenga una sola cualidad bondadosa y el héroe
un solo defecto.
Que el villano ame a sus hijos no lo hace bueno, igual
que no hace más cercano al héroe que sea un poco engreído.
Esto sería como pintar colmillos al cordero y
disfrazar al lobo de oveja, pero es algo más profundo que eso.
Y hablando de disfraces…
ERROR #6: ponerse el disfraz de
escritor
Ya sea porque te has creído todos los tópicos de lo que debería ser un escritor,
bien porque tienes miedo de mostrarte tal como eres, de no gustar a todo el
mundo o del temido «qué pensaran de mí si digo esto», resulta que…
has escrito
como se supone que se debe escribir
y no como tú querrías escribir.
y no como tú querrías escribir.
Te has colocado una máscara, te has puesto el disfraz
de lo que crees que es un escritor y, por tanto, no has sido auténtico.
Escribir bien
no significa escribir bonito.
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Tal vez en el género de la poesía esto tenga más
sentido, pero en el género de la narrativa pisamos otro terreno.
Escribir
bien significa transmitir con exactitud
aquello que deseas transmitir, CONTANDO UNA HISTORIA QUE FUNCIONA.
aquello que deseas transmitir, CONTANDO UNA HISTORIA QUE FUNCIONA.
Y si además eres capaz de que la forma tenga una
coherencia a todos los niveles con el contenido, escribirás una obra maestra.
Cuida a tus personajes y elige bien las situaciones
que les harás vivir, antes de intentar que tu historia «suene» bien.
Síntomas de
haberte puesto el disfraz de escritor
1) Utilizas palabras cuyo
significado no conoces del todo porque no las empleas en tu día a día.
Es cierto que no siempre tenemos la oportunidad de
soltar palabras como inconmensurable, ontología o entelequia en un bar, rodeados de amigos.
Pero si las utilizas en tu novela, mejor que sepas con
toda exactitud qué significan.
2) Utilizas palabras ampulosas en
lugar de las usadas en conversaciones corrientes.
¿Por qué decir excelente cuando se puede decir superlativo?
Pues por la sencilla razón de que excelente se comprende mejor y es más
preciso que decir superlativo.
El uso de ciertas palabras puede distraer al lector
del significado mismo de tales palabras, por su sonoridad o rareza.
3) Un lirismo excesivo puede
dificultar la fluidez del texto. De hecho, puede impedir su comprensión.
Esto es muy típico al colocarse el
disfraz del escritor, porque a veces se asocia literatura profunda con
densidad… y se confunde densidad con florituras verbales.
Lo que construye la literatura es la
profundidad del tema y el tratamiento coherente de su forma. Todo lo demás son
casi siempre adornos innecesarios.
4) Los diálogos son confusos y poco
creíbles.
A veces, la mejor manera para que el lector sepa quién
dijo algo es utilizar el verbo decir en las acotaciones: un dijo
siempre es más efectivo que mencionó, apuntó, apostilló, afirmó y un largo etcétera.
No temas evitar la repetición de dijo. En realidad el lector apenas
repara en esta palabra, se lee de forma casi automática.
Introduce acotaciones en los diálogos para que el
lector no se pierda.
Es importante no perder el hilo de quién dice qué en
las conversaciones, igual que lo es saber en todo momento en la cabeza de qué
personaje estamos metidos.
Lo cual es el tema del…
ERROR #7: un mareante punto de vista
Este error no solo lo cometen los escritores
principiantes. A veces incluso cuesta detectarlo cuando el libro ya está
publicado y en circulación.
Se le ha pasado a escritor, lectores, corrector y
editor.
Si esto pasa en las mejores casas, puedes imaginar
entonces la de veces que se da en libros autopublicados que se saltan el proceso lógico editorial.
¿En qué consiste? Pues te lo explico con un ejemplo:
«Marisa dudaba entre descolgar el teléfono y llamar a Esther o ponerse algo encima, coger un taxi y plantarse en su casa. Pero la fina llovizna de aquel domingo por la tarde no invitaba a salir. Tampoco le resultaría fácil encontrar un taxi libre. Aun así no se decidía a descolgar el teléfono y llamar a su amiga.En esta indecisión, de repente, sonó el teléfono. Sonrió al ver el nombre en la pantalla: Esther.— Qué bruja eres —dijo Marisa al descolgar—, estaba pensando en llamarte ahora mismo.— Eso se lo dirás a todas —respondió Esther, riendo—. Pero voy a creerte porque imagino que sabes por qué te llamo…Esther buscó el paquete de cigarrillos entre el desorden de su mesilla de noche. Sintió un cosquilleo en el estómago y pensó en cuánto le gustaban esas tardes lluviosas de domingo en casa…»
¡Alarma!
¡Cuidado, amigo escritor, amiga escritora!
Aunque no te lo parezca, estás cayendo en el Error
#7: esta escena comienza desde el punto de vista de Marisa. Estamos dentro de su cabeza, no en un punto
cercano desde el cual observamos sus movimientos.
Sabemos qué siente y qué piensa. Entonces… ¿qué
artificio nos ha permitido salir de la cabeza de Marisa y meternos en la de
Esther sin previo aviso?
De acuerdo, el narrador puede ser omnisciente y saber lo que sucede en
cualquier lugar, momento y lo que pasa por la cabeza de cualquier personaje.
Pero el lector se va a sentir mareado y descolocado si
se salta de un pensamiento a otro: llegará un momento en el cual quien saltará
de la historia será el lector.
¿Por qué?
El lector necesita identificarse con un punto de vista
y tener la referencia de un personaje para poder vivir las situaciones de la
ficción.
Este personaje puede cambiar las veces que se desee…
siempre y cuando al lector le pongamos sobre aviso.
No basta una llamada de teléfono para pasar de un
punto de vista a otro y salir de una cabeza para meterse en otra. Hay que
finalizar una secuencia o indicar que una escena ha terminado.
Igual que
hacemos punto y aparte para cambiar de tema, es necesario decirle al lector que hemos terminado de contar algo desde un punto de vista antes de pasar a otro.
En las novelas corales, cuando los papeles principales
están repartidos entre muchos personajes y hay numerosos secundarios, esto es
más necesario si cabe.
Imagina una novela de estas características e ir
pasando de los pensamientos y puntos de vista de cinco o seis personajes en una
sola escena.
Lo más recomendable es que en cada capítulo —o al
menos en cada escena— se cuente la historia desde el punto de vista de cada uno
de estos personajes.
Toma siempre la referencia del personaje conductor de
cada escena y presta especial atención cuando se relacione y dialogue con
otros.
¿Cómo podemos saber lo que piensan y sienten otros
personajes si no estamos metidos dentro de sus mentes?
Como norma general lo sabremos por sus acciones o por
el diálogo. Si nos lo dice el narrador… ¡error al canto!
ERROR #8: represión y mojigatería
Este tipo de error a veces lo he descrito como un
bloqueo.
¿Dónde termina la vida privada y comienza el escritor?
¿Qué contar de la experiencia propia y qué no?
¿Pensarán los lectores que esto me ha sucedido en
realidad a mí y no al personaje? ¿Hasta dónde tengo que desnudar mis
pensamientos y sentimientos?
El resultado es un bloqueo que dificulta el acto de
traspasar el Primer Umbral o detiene el avance al
llegar a un punto determinado.
Pero otras veces sucede algo peor:
La falta de
naturalidad impide a un autor encontrar su propio estilo literario.
El miedo al «qué dirán o pensarán de mí si escribo
esto» ha destruido más carreras de escritor que la misma maquinaria de la industria editorial.
Donde más se puede notar esta falta de autenticidad es
en las escenas de sexo.
No son pocas las veces que, en las asesorías privadas,
llamo la atención sobre esto a los autores cuya novela superviso.
¿Por qué escatimar al lector detalles de las escenas
más apasionadas?
El acto de
leer es también un acto de voyeurismo, de hecho uno de los más invasivos.
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Como lectores nos metemos en lo más íntimo de las
vidas de los personajes. Sus pensamientos y emociones, su pasado más oscuro,
sus anhelos más secretos…
Pero resulta que al llegar a la intimidad de la
alcoba, se le niega al lector la posibilidad de conocer también esa parte de su
vida —la sexual— de unos personajes que conoce al detalle.
Y antes esto, oh, sagaz lector, puedes argumentar que
es más sugerente insinuar que mostrar.
Es cierto, pero entonces tampoco puedes mostrar otros
detalles de su psicología, también necesitas sugerirlos. Es cuestión, una vez
más, de coherencia.
Ojo, que
puede suceder todo lo contrario y entonces caemos en la pornografía.
Es ahí donde reside el error: en mostrarlo todo de un
aspecto y poco o nada de otro; si insinúas, insinúas siempre y si muestras, lo
muestras todo.
Una variante de esto es el uso de eufemismos…
Está bien buscar sinónimos para depurar el estilo de
escritura y no repetir palabras innecesariamente.
Pero otra cosa es evitar a toda costa decir cierta
palabra porque resulta malsonante o demasiado gráfica.
Di pene o
vagina cuando sea necesario decir pene o vagina… ¡y polla o coño cuando toque decir polla o coño!
Necesitas que tus personajes digan lo que tengan que
decir, ni más ni menos. Valga esto para todo, lógicamente, no solo para la
parte sexual de tus historias.
Ejemplos de
eufemismos
·
Persona de
color: por negro/a
·
Persona de
la tercera edad: por viejo/a
·
Dar a luz:
por el verbo parir y el momento del parto
·
Persona
invidente: por ciego/a
·
Etc.
Estas expresiones se justifican a menudo diciendo que
se pretende ser más elegante.
Enmascarar la realidad se convierte en eufemismo
cuando la supuesta elegancia está inspirada por la mojigatería o la represión
del «qué dirán o pensarán».
Y el no querer ofender a un colectivo está muy bien…
no utilices entonces expresiones del tipo «es un trabajo de negros» o «les
hicieron una judiada» o «le engañaron como a un chino».
Pero utiliza las palabras negro, judío, viejo… e
incluso maricón.
Lo que es
ofensivo no es usar ciertas palabras, es el cómo y el para qué se utilizan.
|
De hecho, según lo que digas sobre negros,
homosexuales o judíos puede ser un delito perfectamente tipificado y
traerte problemas legales.
Problemas serios… y muy seguramente bien merecidos.
ERROR #9: condensar toda una obra
literaria en una sola novela o relato
Es probable que comiences escribiendo relatos cortos,
fruto de tus anotaciones constantes de ideas sueltas,
pensamientos varios, ensoñaciones o divagaciones.
O todo ello a la vez.
Pero intuyes que esos relatos no expresan todo lo que
necesitas expresar y vas acoplando ideas, amontonando pensamientos y
ensoñaciones.
Un día lees un libro apasionante que te inspira y
motiva a escribir una novela.
Comienzas tirando del hilo, te inventas unos
personajes y los utilizas para soltar todo lo que llevas tiempo queriendo
expresar.
Tienes tantas cosas que decir, tantas ideas que
hierven en tu cabeza, tanta pasión que transmitir e historias que contar… que vas y
las dices todas de golpe.
Con suerte, tú lo entenderás sin perderte en el
laberinto de tu propia creación. Porque es justo eso: tu propia creación.
Pero ya puedes parar de contar, porque no lo entiende
nadie más.
Has volcado todo lo que tienes que decir en una sola
historia. En pocas palabras
has
confundido una idea para contar algo con un argumento para explicarlo todo.
Aunque aquí tienes un post muy completo, deja que te explique
en un momento la diferencia entre un relato y una novela.
A) En un relato explicas algo
concreto, que puede expresarse en algunas páginas:
Antes que intentar definir el amor universal, un
relato procura expresar el amor que se siente hacia una madre o un abuelo.
Y ojo, porque al decir ideas sencillas no me refiero a
ideas poco profundas. Hay mucha profundidad en el amor a una madre o a un
abuelo.
B) Para expresar el amor universal
tienes la novela.
Desarrollas una historia más compleja para expresar
ideas más complejas.
Temas que necesitan muchas más páginas para que puedan
calar en el lector a un nivel más profundo.
Con la novela puedes involucrar al lector en los
hechos de una forma muy vívida, gracias a los personajes. Por eso decía al
principio que los personajes hacen de médium, ¿recuerdas?
Puedes transportarles a otros estados de conciencia y
hacerles sentir emociones determinadas, influirles a un nivel inconsciente para
que integren de manera profunda aquello que quieres transmitir.
Se podría decir que
la extensión
y complejidad de una historia está determinada por la extensión y complejidad del tema que
desarrollas en ella.
… o el nivel de profundidad al que quieras llegar.
Es cierto que autores como J.D.
Sallinger, Ernest
Hemingway, Julio Cortázar, Borges y otros llegan a mucha profundidad con
relatos o novelas cortas.
Para eso es necesario ser un economista de recursos
narrativos a nivel maestro.
Y sobre todo, tener claro qué quieres contarle al mundo al
escribir una novela.
¿Tienes
claro lo que quieres decirle al mundo con tu escritura? ¿De verdad... de la
buena?
|
Porque si lo tienes claro, podrás expresarlo de forma
más clara, concisa y repartida en toda una obra literaria, evitando decir todo
lo que quieres expresar en una sola novela.
Pero en realidad, necesitas contarlo todo en esa
primera novela: forma parte del proceso de convertirse en escritor.
Solo cuando te das cuenta de que has embutido toda una
obra literaria en una sola historia, es cuando puedes comenzar de verdad a
definir los temas que te interesa tratar.
¿Por qué escribe un escritor?
¿Qué impulsa a alguien a contar historias?
¿Por qué recorrer este incierto camino, existiendo
otros mucho más fáciles y, desde luego, rentables?
Esas preguntas no tienen en verdad una respuesta. Al
menos, no una sencilla. Recorrer el camino de la literatura tal
vez te pueda dar algunas.
Ojalá te
haya gustado esta entrada y mejor todavía si te ha ayudado a detectar esos errores tan típicos al escribir una
novela.
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