El siguiente texto me lo envió una amiga. Supuestamente fue escrito por don Joan Manuel Serrat a los palestinos de Gaza.
El mismo día que publiqué esta entrada, varios amigos me mostraron que el texto no es de Joan Manuel Serrat sino de alguien llamado Noa. Desconozco la veracidad de su autoría, pero me pareció un texto digno de compartir.
Así que, de acuerdo con lo prometido, retiro el nombre de don Joan Manuel y dejo claro que es de otra persona.
Carta de Noa de Joan Manuel Serrat
A Los Palestinos De Gaza.
Es con el corazón apesadumbrado que les escribo hoy. Gaza está
ardiendo. La frontera con Israel está bajo fuego. Niños en ambos lados
de la frontera están aterrorizados, traumatizados, heridos en cuerpo y
alma. ¡Valiosas vidas se pierden a cada instante! ¡Corre la sangre!
¡Abundan el dolor y las lágrimas!
Lamentablemente eso nos es familiar, demasiado. Estoy sentado en
mitad de la noche en mi hogar catalán junto al mar. Ese mar que es
nuestro, el Mediterráneo, nuestra cultura, el de nuestro pueblo
andariego, el de los sin hogar, los nostálgicos, los constructores, los sobrevivientes.
Nuestros sueños son como las olas, y dialogan con la luna y las
estrellas sobre la eternidad.
Desde ese fatídico día de 1995 cuando asesinaron a Rabin, dediqué
gran parte de mi vida pública a cantar y a hablar por la paz entre
judíos y palestinos.
Vi el proceso de paz levantarse y caer como los senos de una mujer
respirando durante la noche. Vi muchas oportunidades desperdiciadas.
Lamentablemente mucha obstinación, ignorancia y estrechez de miradas se
cruzaron por el camino. Un absurdo orgullo pisoteó numerosas esperanzas.
Canté y hablé. A veces discutí y abracé a extraños. Muchas veces me conmoví
hasta las lágrimas e hice los amigos más inesperados. Amigos por quienes
cruzaría fronteras bajo fuego para darles protección. Y hoy yo digo
esto: tenemos un enemigo común, un enemigo terrible, y tenemos que
unirnos para vencerlo. Ese enemigo es el fanatismo, amigos míos. Ese
enemigo es el extremismo en todas sus grotescas manifestaciones. Ese enemigo
está encarnado por todos aquellos que colocan a Dios por encima de la vida, que
pretenden que Dios es su espada y su escudo y que combaten por él. Todos ellos
son víctimas de un horrible fanatismo. Yo a menudo hablé contra el
fanatismo en mi país, porque lo considero detestable.
Muchas veces arriesgué mi carrera y mi bienestar en esa lucha.
Ahora veo el horrible rostro del fanatismo, veo sangre en sus manos y
conozco uno de sus muchos nombres: Hamas.
Ustedes conocen a este terrible monstruo. Saben que viola a
vuestras mujeres y envilece a las inocentes mentes infantiles. Ustedes
saben que educa para el odio y la muerte.
Ustedes saben que es chauvinista y violento, codicioso y egoísta,
y que se nutre de vuestra sangre mientras evoca el nombre de Alá en
vano, se oculta como un ladrón y utiliza a inocentes como escudos
humanos, utiliza mezquitas como arsenales, miente y estafa, y los usa a ustedes
como rehenes. ¡Yo sé que eso es verdad y que ustedes lo saben! Pero no pueden
hablar por miedo. Pero yo sí puedo hablar.
Tengo el privilegio de vivir en una democracia donde las mujeres
no son objetos, sino ministros, donde un cantante puede decir lo que se
le antoja. Yo sé que ustedes no tienen ese privilegio (pero estoy seguro
de que algún día lo alcanzarán, inshalla).
Yo sé que ustedes están hartos de ser mantenidos como rehenes por
ese demonio, esa terrible bestia, que está en Gaza, pero también está en
Irak, en Afganistán y en todas partes. ¡Pero ustedes son un pueblo
destinado a florecer en paz! ¡Su majestuosa historia ofrece abundantes testimonios
de creatividad en la literatura, la ciencia, la música!
A veces los veo en las calles, haciendo manifestaciones de apoyo a
los monstruos, gritando muerte a los judíos, muerte a Israel. Pero yo no
les creo. ¡Sé dónde está vuestro corazón! Está donde está el mío, con
mis hijos, con la tierra, con el cielo, con la música, con la esperanza. Yo
sé que en el fondo de vuestros corazones ustedes desean la derrota de la bestia
llamada Hamas que los ha aterrorizado y asesinado, que ha convertido a
Gaza en un estercolero de pobreza, enfermedad y miseria, y los ha
sacrificado en su sangrienta locura de orgullo y codicia.
Mis hermanos, lloro por ustedes y también por nosotros. Lloro por
mis compatriotas que sufren por las bombas de ETA arrojadas en todas
partes. Lloro por los soldados secuestrados y muertos, por las familias
enlutadas, por la inocencia perdida para siempre. Pero lloro especialmente
por ustedes porque conozco vuestro sufrimiento. Sólo espero que Israel pueda
hacer la tarea que debe ser hecha y finalmente logre librarlos de este cáncer
de fanatismo llamado Hamas. Y espero que un resto de compasión aún
exista en sus corazones para que dejen de usarlos a ustedes y sus hijos
como escudos humanos.
Y quizás tengan una oportunidad de caminar despacio el uno hacia el otro y daros tímidamente las manos, miraos en los ojos llenos de lágrimas y deciros con voz ahogada: "Shalom, salam. Ya basta. Ya basta, hermano mío".
¿Quieres un café? Quédate un poco, hablemos, conocemos las
palabras y las canciones y sabemos cuál es el camino.
Shalom. Salam. Con un corazón quebrado que aún añora el amor.
Vuestro amigo, Noa J.M.Serrat
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