Cuenta la leyenda que en el inicio de los tiempos, entre los primeros seres vivos en el planeta tierra, antes de que llegaran los humanos, el creador quería escoger una especie que tuviera una cualidad muy interesante; que fuera genuina, que pudiera leer las almas, ser mensajeros de paz y amor sin palabras, y al mismo tiempo que hiciera parte de la creación de la naturaleza, pero identificado como un modelo a seguir en medio de las diferencias.
Así empieza el relato del Gran concurso: Guardianes del tiempo de la escritora Sandra Marcela Porras Arboleda, de quien ya compartimos otro texto en formato de audio hace algunas semanas. (ver Angeles escondidos).
Sandra no solo escribe la historia sino que también graba el audio y pone las imágenes que ambientan su historia.
Hay quienes coleccionan estampillas, otros coleccionan monedas; los hay que coleccionan postales y otros que atesoran recuerdos. Incluso hay personas que coleccionan problemas y los buscan desesperadamente, negándose a deshacerse de ellos, y rememorándolos como si los disfrutaran.
Hay todo tipo de coleccionistas y casi podría asegurar que todas las personas coleccionan algo.
Hay colecciones verdaderamente impresionantes. Una de ellas es la del doctor Emilio Alberto Restrepo Baena. Emilio acumula consejos literarios.
La gran ventaja de la colección de Emilio es que es pública y que beneficia a muchos. Desde hace varios años tiene un blog en Internet sobre consejos para quienes gustamos del arte de escribir. Su blog, llamado Decálogos Literarios es una verdadera joya.
El doctor Emilio Alberto Restrepo Baena es un reconocido médico y cirujano de Medellín, especialista en gineco-obstetricia y subespecialista en cirugía laparoscópica. Es conferencista y referente académico en el ámbito de la salud y de las letras. Emilio ha ganado muchos concursos literarios. Ha publicado una veintena de libros dentro de los que se destacan "El pabellón de la mandrágora", "Gamberros S.A" , "Los círculos "perpetuos", "Después de Isabel el infierno", "Y nos robaron la clínica", entre otros. Recientemente nos ha deleitado con una saga cuyo protagonista es Joaquín Tornado, un detective oscuro que se mueve en el mundo de la novela policial negra. El más reciente es "El primo y el timo: un caso de Joaquín Tornado".
Emilio ha sido una de las personas que más me ha apoyado en mis ínfulas de escritor. Recientemente me invitó a participar en un proyecto maravilloso: Un libro con los mejores consejos literarios de reconocidos escritores colombianos.
El libro, que presento ahora, lleva por título "20 escritores colombianos nos revelan sus secretos de creación."
Para mí ha sido un verdadero honor estar al lado de escritores tan prestigiosos. Agradezco a Emilio su deferencia.
A continuación les comparto el listado de los autores que "revelan" sus consejos (en orden alfabético).
Alberto Salcedo Ramos
Andrés Burgos
Andrés Hoyos Restrepo
Betuel Bonilla Rojas
Carlos Alberto Velásquez Córdoba
David Betancourt
Emilio Alberto Restrepo
Fernando Quiroz
Gabriel García Márquez
Héctor Abad Faciolince
Jaime Jaramillo Escobar
Jorge Franco
Juan Gabriel Vásquez
Julio César Londoño
Manuel Mejía Vallejo
Mario Escobar Velásquez
Memo Ánjel (José Guillermo Ánjel Rendo)
Orlando Ramírez Casas (Orcasas)
Óscar Domínguez Giraldo
Roberto Burgos Cantor
Agradezco también a Edver Delgado y a la editorial Libros para Pensar, el haber hecho posible esta obra, que es de lectura obligada para aquellos que quieren escribir.
Siempre nos han hablado del primer hombre en pisar la luna, el primero en descubrir América o llegar al polo sur; se nos ha enseñado que Juan Sebastián Elcano fue el primero en dar la vuelta al mundo, pero nadie (muy pocos) conocen la historia de la primer mujer en dar la vuelta al mundo.
Pues bien, hoy les quiero hablar de Jeanne Baret (también conocida como Jeanne Barret o Jean Baré). Esta mujer francesa, nacida el 27 de julio de 1740 fue la primera mujer que registra la historia, en dar la vuelta al mundo.
Su proeza la hizo con la expedición del militar y explorador Louis Antoine de Bougainville en los barcos Boudeuse y Étoile entre los años 1766 a 1769. Jeanne Baret era una gran estudiosa de la Botánica. Debido a los mitos existentes frente a mujeres tripulantes de barcos, se hizo pasar por un hombre (haciéndose llamar Jean Baret) y se alistó como asistente del botánico y naturalista Philibert Commerson, un caso de suplantación de género muy parecido al de James Barry, la primera mujer cirujano que se hizo pasar por hombre.
Jeanne Baret,
vestida de marinero,
según un retrato de 1817,
posterior a su muerte.
Durante las expediciones, Jeanne Baret estuvo ayudando a Commerson a recolectar y clasificar especímenes. En algunos textos se menciona que era ella quien hacía el trabajo físico, ante las limitaciones físicas que tenía el naturalista.
Nadie sabe como una mujer, huérfana y de una provincia pobre en Francia (Borgoña), tuvo acceso al conocimiento y educación, pero se tiene evidencia de que Jeanne no era analfabeta. Tal parece que cuando embarcó en 1766 ya sabía escribir. En 1768 fue descubierto su verdadero sexo, por lo que fue obligada a desembarcar en la Isla Mauricio, junto con Commerson. Allí se empleó como su ama de llaves.
Su relación con Commerson continuó hasta la muerte de éste. Incluso se cree que a pesar de que el naturalista estaba casado, Jeanne Barret tuvo un hijo de Commerson. A la muerte de Commerson, éste le legó parte de su herencia.
El aporte a las ciencias de Jeanne Barret es impresionte. Junto con Commerson recogieron mas de seis mil muestras de especies vegetales de diversos lugares del mundo: Brasil, la patagonia, el estrecho de Magallanes, Tahití, las islas de Madagascar y Mauricio, entre otras. Jeanne Baret describió la primera enredadera a la cual llamó Bougainvillea, en honor al comandante de la expedición.
Luis XVI, rey de Francia reconoció sus méritos como asistente del botánico, la felicitó describiéndola como una "mujer extraordinaria" y dejándole una renta vitalicia.
Jeanne Baret murió en Saint-Aulaye el 5 de agosto de 1807, a la edad de 67 años
Nota final: Acabo de caer en la cuenta de la similitud no solo de las historias, sino tambien de los nombres: James Barry y Jeanne Barret. Curioso, ¿no?
¿Alguna vez se han preguntado cómo es que la música antigua ha llegado hasta nuestros días? Y con "música antigua" no me refiero a las canciones que hacía dos semanas estaban en el top 10, a las de los 80s, a las canciones del dueto de antaño o las sinfonías de Haydn.
Me refiero a música mucho mas antigua.
Pues bien, con la música sucedió igual que con la Iliada y la Odisea. Se transmitió de persona a persona, en forma oral, hasta que a alguien se le ocurrió la manera de dejarla en un medio escrito para que fueran conocida por la posteridad
Aunque la escritura literaria data de la época sumeria, en tablillas de arcilla, la escritura musical es mucho más reciente. Nuestra notación musical actual se la debemos al monje italiano Guido D'Arezzo (991-1033 d. C) quien a partir de un himno a San Juan Bautista, "Ut Queant Laxis", creó nuestra escala y facilitó la escritura musical. ¿Sabías que antes no se cantaba Do-re-mi, sino Ut-re-mi?
Pero dejemos que sea César Muñoz y su "Cata Musical" quien nos cuente esa historia.
Espero que les haya gustado. Hasta la próxima semana. Para los curiosos les tengo un video adicional, el himno a San Juan Bautista de donde surgieron las notas.
Esta semana les traigo un cuento del escritor antioqueño Luis Fernando Macías Zuluaga. Este cuento titulado "Los deberes infinitos" hace parte del libro "Los guardianes inocentes" publicado en 2004. El video hace parte de una propuesta llamada "Cuéntanos tu cuento, con el alma". Una iniciativa de invitar escritores, comunicadores, periodistas, a narrar un pequeño texto y promover así la lectura y la escritura. El profesor Luis Fernando Macías Zuluaga es docente de literatura de la Facultad de Comunicaciones, y por muchos años ha dirigido el Taller de Creación Literaria en la Universidad de Antioquia. Narrador, poeta, ensayista y autor de obras infantiles, es Magíster en Filosofía y licenciado en Educación, Español y Literatura de la UdeA. Especialista en Literatura Latinoamericana de la Universidad de Medellín.
Fue director de la Revista Universidad de Antioquia, y también de la Editorial de la misma institución. También es fundador de la Editorial El Propio Bolsillo. Tambien hace parte del consejo editorial de la colección Palabras Rodantes. Entre sus trabajos literarios encontramos: Novelas: Amada está lavando (1979), Ganzúa (1989), Eugenia en la sombra (2003), Gambito de rey aceptado (2012). Libros de poemas: Del barrio, las vecinas (1987), La línea del tiempo (1997), Memoria del pez (2002), El jardín del origen (2009), y el libro de las paradojas (2015), entre otros. Así también libros infantiles entre los que mencionamos: La flor de lilolá (1986), La rana sin dientes (1988), Así lo escuché, así lo cuento (2014), y otros libros de adivinanzas. Sus libros más reciente sonLas muertes de Jung y Morir juntos. Este último salió en versión texto y en una bellísima novela gráfica.
El profesor Macías es un referente en la literatura latinoamericana. Tengo el placer de ser su alumno y el honor de que haya hecho el prólogo de dos de mis libros.
Esta semana les traigo un magnífico texto sobre los ángeles que viven entre nosotros y esa extraña costumbre de juzgar anticipadamente a los demas. Su autora tiene una bellísima voz y hace ella misma el montaje de sus textos. Espero lo disfruten.
...y de "ñapa" les traigo este otro texto para reflexionar
Cuando cursaba el séptimo semestre de medicina, conocí una extraña enfermedad denominada Síndrome de Mikulicz en honor al médico que la había descrito. Consistía en un crecimiento anormal de la glándulas salivares y lacrimales dando al enfermo la apariencia de un hurón.
Si bien he visto muy pocas personas con Síndrome de Mikulicz, (casi todas asociadas a otra enfermedad poco frecuente llamada Síndrome de Sjögren), jamás olvidaré a mi profesor Rodrigo Ramirez, hipertrofiando sus carrillos, tratando de asemejar una persona con dicha condición. Tampoco olvidaré el nombre tan extraño (Mikulicz) que me fue tan difícil de encontrar entre los libros, en una época en que no existía el internet y en la que cualquier consulta implicaba invertir horas revisando ficheros y buscando en estanterías empolvadas sin poder encontrar la información requerida. Las pocas veces que he hecho ese diagnóstico, mis colegas me miran inicialmente como un bicho raro, y posteriormente con respeto, dado que muy pocos recuerdan haber estudiado dicho síndrome. Tal vez mi pasión por la historia de la medicina me concedió una ventaja al intentar averiguar quien era el tal Mikulicz. Pues bien, el doctor Johannes Von Mikulicz-Radecki (o Jan Mikulicz, en polaco), ha pasado casi desapercibido para el mundo, y es una verdadera injusticia. Tal vez ha sido una de las personas que más vidas ha salvado desde hace más de 123 años en especial durante las épocas de epidemias y pandemias respiratorias. En el año 1897, luego de que se comprobara la teoría de la trasmisión aérea de las enfermedades a través de microgotas que salían de las personas infectadas al hablar, estornudar o toser, el médico Johhannes Freidherr von Mikulicz-Radecki, propuso usar una mascarilla facial hecha de varias capas de gasa cubriendo la nariz y la boca para evitar la transmisión de enfermedades con las microgotas que contenían los gérmenes infeciosos.
Hubo que esperar treinta años para que el uso de estas mascarillas o tapabocas se impusieran en los ambientes hospitalarios y en áreas quirúrgicas. Pero el doctor Jan Mikulicz no solo hizo sus aportes con el síndrome que lleva su nombre o inventando las mascarillas. Hizo además innovaciones importantes en diversas técnicas quirúrgicas, en especial en cirugía digestiva y cáncer. Fue el primero en suturar una úlcera péptica perforada (1885), reparar un esófago (1886), o remover un tumor maligno del colon (1903)
Jan Mikulicz-Radecki
1850-1905
Popularizó los métodos de Lister (asepsia y antisepsia en las salas de cirugía). No solo propuso utilizar la mascarilla quirúrgica en los quirófanos, sino que también fue el primero en usar guantes durante una cirugía.
Utilización del tapabocas durante la pandemia de 1918
Para hacernos sentir aún mas inútiles a los médicos contemporáneos, Mikulicz combinaba la medicina con la música. Se sabe que fue un talentoso pianista aficionado y que cultivó una amistad con Johannes Brahms. Jan Van Mikulicz-Radecki nació en Polonia en 1850 y murió en Alemania en 1905.
¡Gracias doctor Mikulicz!
A continuación un video de la UPB donde se le rinde los créditos por tan magnífica idea.
Conozco a Angela Ramirez desde hace varios años. Médica de la Universidad de Antioquia, con estudios en arquitectura y artes plásticas. Una mezcla muy extraña pero que da cuenta de sus múltiples intereses. He sido su compañero en el Taller de Creación literaria de COMEDAL y soy testigo de sus magníficos textos. Este mes Ángela nos sorprendió con un libro de poemas. No es el tipo de poemas melosos que uno escucha en los que se creen escritores. No. Cada poema de este libro es una bofetada que recibe el lector. Lo pone a uno a pensar. A reflexionar sobre el mundo. Cada poema de este libro lo despierta a uno y le hace dar cuenta de que la vida está ahí. Este libro es muy íntimo, no solo por el contenido, sino también por que la autora solo hizo un tiraje de 50 ejemplares, para su círculo cercano. Espero que en un futuro haya una segunda reimpresión que le dé la oportunidad a más lectores. Con la venia de su autora, me permito trascribir uno de sus poemas.
Para usted ¿Usted quiere que le escriba un poema? ¿Le gusta escuchar poesía? Sabe qué es la poesía. Usted. Sí, el que camina con el celular todo el día y textea y le dice a Facebook como se siente porque no tiene a nadie más o porque quiere que todos lo sepan. Usted, que está tan solo que se gasta el tiempo con la pantalla. Usted, que anhela el momento de manejar, solo para encontrar el silencio de su bullosa mente. Usted, que se cree ya muy grande, que acepta la poesía solo por las fechas en que se pone de moda en la ciudad. Usted, que piensa que es de adolescentes, pero que sabe que es para todos. Usted, sentado. Allí, calificando las palabras de otros. Contando dinero o deudas, contando carros, accidentes, motos, contando mujeres, hombres y niños. Acumulando viajes o esperanzas, sueños y frustraciones. Usted, que hoy quiere o lo obligan a escuchar un poema. Usted y solo usted, acuéstese, cierre los ojos y escuche su respiración La vida es su verdadero poema.
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A continuación les comparto este video de la autora, hablando de su libro.
Para quienes estén interesados, les dejo una reseña de su novela Isolda. Isolda: Angela Ramírez
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Angela María Ramírez Gil.
Medellín. Médica y cirujana de la Universidad de Antioquia, con estudios en artes plásticas y arquitectura. Participó en el taller literario de la Biblioteca Publica Piloto, dirigido por Jairo Morales, y es actual participante del taller de escritores COMEDAL, que dirige el escritor Luis Fernando Macías. Finalista en el Concurso Nacional de Cuento y Novela de la Universidad de Antioquia en 1995
Otras publicaciones:
-11 de abril (cuento). Publicado en "Obra diversa". Antología del Taller de Escritores de la BBP (2007)
Esta semana les traigo una conferencia que dictó el escritor David Sanchez Juliao sobre la felicidad de ser lo que se es. Es una magnífica reflexión sobre el valor de lo que somos. En otras partes han titulado esta conferencia como "ser costeño"
Vea también: El telegrama (cuento).
_________________ David Sanchez Juliao (1945-2011) Escritor, periodista, cuentista y diplomatico colombiano. Conocido por sus historias sobre personajes de la costa colombiana. Tiene muchos de sus cuentos en formato de audio. Fue el primer escritor del mundo en grabar un audiolibro en 1975 (en esa época lo hizo en un cassette). Los invito a conocer mas sobre David Sanchez Juliao en http://www.davidsanchezjuliao.com/
Y siguiendo con el tema de la semana anterior, les quiero hablar de la peste que azotó la edad media.
La peste bubónica o peste negra ocurrió en Europa entre 1346 y 1353. Se cree que llegó desde Etiopía al puerto egipcio de Pelusio y de allí a Constantinopla (actual Estambul), capital del Imperio Bizantino. Ya en ese entonces, la península de la anatolia era la puerta de comunicación entre el oriente con el mediterráneo. Otros dicen que la peste surgió en Mongolia y a través de las rutas comerciales, la enfermedad se propagó por todo Europa.
La enfermedad comenzaba con sintomatología parecida a la de una gripe: fiebre, malestar, y luego sobrevenía un aumento del tamaño de los ganglios linfáticos (segun Giovanni Boccacio, hasta del tamaño de una manzana), que se les dió el nombre de "bubones", que al abrirse expulsaban un material purulento. La peste también producía un fenómeno inflamatorio con producción de coágulos (trombos) y lesiones negras en las extremidades por falta de circulación (por eso se llamó peste negra). Las personas morían por daño de los órganos, ocasionados por la trombosis o por un cuadro de neumonía. (¿les suena conocido?) Según Procopio hubo días en que en Constantinopla podía haber entre 10.000 y 15.000 muertes. Un cuarenta por ciento de los habitantes de Constantinopla fallecieron. En Europa se calcula una mortalidad entre el 40% y el 60% de la población: Mas o menos unos 100 millones de personas.
La peste: Nicolas Poussin (museo del Louvre)
La peste era causada por una bacteria "Yersinia Pestis" que era transmitida por las pulgas de las ratas. Algunos proponen que la peste se extendió debido a que hubo una matanza masiva de gatos, que se consideraban aliados del demonio. Siendo así, las ratas comenzaron a pulular.
Pero mejor vean el video.
Llama la atención que la mayoría de las pestes se transmiten paralelas a las rutas de comercio. Ahora, que la reactivación económica parece la prioridad de algunos gobiernos, vale la pena reflexionar sobre ello. Hasta la próxima semana. Por cierto, les invito a leer un cuento de mi autoría sobre el tema: La peste negra .
Somos una generación acostumbrada a la inmediatez.
Hace poco la madre de una amiga se quejaba de que, a causa de la pandemia por el COVID-19, hacía tres meses no había podido visitar a sus nietos y se tenía que conformar con verlos a diario por video-conferencia. Yo pensaba en unos padres en la Europa de principios del siglo XX, viendo a su hijo embarcar a América en un transatlántico, sabiendo que no volverían a verlo hasta dentro de unos años y que tendrían que esperar semanas o meses tan solo para recibir una carta suya. Probablemente solo conocerían a sus nietos cuando estos tuvieran ocho o diez años, o que tal vez nunca los conocerían en persona.
Somos una generación acostumbrada a la inmediatez, que se entera de lo que pasa al otro lado del planeta con unos pocos minutos de diferencia.
Cuando estudiaba en la universidad, debíamos esperar dos meses para que llegaran las revistas con los últimos avances médicos, y teníamos que hacer una larga cola de espera para que la biblioteca nos prestara las revistas luego de que los profesores las leyeran. No existía el internet. Ahora, con solo encender un computador o un celular, tenemos la información inmediata de los últimos avances médicos, incluso, mucho antes de que la revista salga a la venta.
Nos acostumbramos a la velocidad de nuestra tecnología sin entender que la biología no sigue nuestro ritmo. Cuando formulo un medicamento para una faringitis, debo convencer a mi paciente de que la mejoría solo se percibirá completamente unos días después. Muchos se molestan porque quieren que la garganta se regenere inmediatamente luego de varios días de haber sido atacada por un microorganismo. Una rodilla excoriada no sanará a la velocidad de un ungüento; sanará a la velocidad de en que se regeneran las células.
Estamos habituados a cambiar un celular malo por uno nuevo, a reponer un componente de un electrodoméstico o a reemplazar inmediatamente un vidrio quebrado por uno nuevo, y no entendemos que la naturaleza toma su propio tiempo en sus procesos. Un tajo en una corteza de un árbol, demora años en ser reparada.
Con esta pandemia del COVID-19 la gente se ha impacientado, sin entender que es la naturaleza quien fija los plazos. La mayoría de mis amigos y conocidos esperaban que la cuarentena durara quince días, y me catalogaban de "pesimista" cuando les explicaba que la situación puede demorar meses y años.
La naturaleza no sigue nuestras órdenes. Hay que aprender a observarla, a escucharla y obedecerla. Rebelarnos contra la biología no servirá de nada. No es la primera vez que nos enfrentamos a una epidemia, y tampoco será la última. Conocer la historia nos hace fuertes, si tenemos la actitud para aprender de lo ocurrido.
A continuación les traigo un video para que reflexionemos. Aprendamos que somos tan solo somos unos visitantes en este planeta y no somos nosotros quienes ponemos las condiciones. Hasta que no aprendamos esto, no viviremos en paz.