El 6 de enero se celebra la adoración de los Reyes Magos, también llamada la Epifanía, que según el diccionario significa Revelación, manifestación o aparición.
Esta fecha hace referencia a la primera epifanía según la tradición cristiana: cuando Dios, hecho niño, se revela a los Reyes Magos. La otras dos epifanías son la revelación a San Juan Bautista en el Jordán y la manifestación ante sus discípulos en la bodas de Caná.
Volviendo al 6 de enero, se cree que realmente no eran Reyes ni mucho menos Magos. La palabra “Magoi” significa "Sabios", pero ha sido interpretada como "Magos".
Esta semana quiero compartirles un texto de mi amigo y colega John Jairo Salas que nos habla de una variación en la tradición de los Reyes Magos. Los invito a leer este artículo sobre la epifanía y la historia de la BEFANA. (trascribo un fragmento con dos o tres acotaciones personales)
LA BEFANA
Por John Jairo Salas Tavera
(tomado de cafetinotas
Ed 235 dic 2019)
En el mundo cristiano, las festividades de Navidad, terminan el 6 de enero, con la llegada de los Reyes Magos al portal de Belén, es decir, la primera de las epifanías y en muchos países, los adultos intercambian regalos y los niños reciben dulces y juguetes como en la noche de navidad.
Pero en Italia, la fiesta del 6 de enero tiene una particularidad, no son los Reyes los que entregan los regalos a los niños; allí es una anciana que vuela sobre una escoba portando una bolsa de dulces y pequeños juguetes para los niños que se han portado bien y otra bolsa llena de carboncitos para los que se portaron mal.
Cientos de años antes de la era cristiana, los antiguos romanos celebraban el inicio del año, realizando fiestas en honor al dios Jano y a la diosa Strenia. Eran fiestas agrarias, que celebraban el fin de un año y el comienzo de otro. Solían representar al año viejo como una mujer anciana y demacrada porque arrastraba los problemas y las calamidades del año y que se quemaba el último día del año y aparecía una mujer joven y hermosa, la diosa de la salud y protectora los bosques que repartía frutos y ramitos en señal de prosperidad para el año nuevo.
En honor del dios Jano (el dios de los inicios, del que proviene la palabra enero -January-) intercambiaban pequeños regalos y miel con dátiles para augurar a los amigos un año más dulce que el anterior y realizando hogueras para quemar los malos recuerdos del año que finalizaba.
En honor de la diosa Strenia, las festividades se prolongaban hasta diez días, invitando a los amigos a cenar, intercambiando ramas de olivo o de laurel, procedentes del bosque sagrado de dicha diosa, como augurio de fortuna y felicidad. (De esta diosa deriva el verbo “estrenar” y nuestra costumbre de los aguinaldos)
Al dios Jano lo representaban con dos caras y la diosa Strenia como a una hermosa hada protectora de los bosques consagrados a ella.
Esta función de traer regalos también la cumplen El Niño Jesús, Santa Claus, Los Reyes Magos, Papá Noel, Babo Natale y San Nicolás, pero resulta que en Italia es el único lugar del mundo en el que el personaje es una mujer. Se denomina “La Befana” y al parecer el vocablo deriva de “epifanía”
Cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del imperio, condenó todas las fiestas paganas, por considerar que evocaban dioses falsos. Pero las costumbres estaban tan arraigadas que siguieron celebrándose hasta el siglo XII pese a la prohibición. Entonces la Iglesia utilizó otro recurso: “cristianizó” las fiestas, reemplazándolas por hechos representativos para la fe.
Fue así como joven y hermosa diosa Strenia, se convirtió en una anciana, que volaba en una escoba... La Befana.
De la versión cristiana de esta fiesta, se tienen registros desde el siglo XIII y dice la leyenda que Los Reyes Magos, cuando seguían la estrella, preguntaron a una anciana el camino correcto. Ella les dio la información, pero les preguntó qué buscaban. Le respondieron que querían llevarle regalos a un Niño Bueno que nacería en un hogar humilde y la invitaron a acompañarlos. La anciana no quiso ir con ellos, pero luego lo pensó mejor, preparó una bolsa con dulces y juguetes y salió para tratar de alcanzarlos. No pudo dar con ellos y entonces se dedicó a entregar sus presentes a los niños buenos que se topaba en el camino, con la esperanza de encontrar al Niño Jesús.
Esta es la italianísima tradición de la “La Befana”
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