"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 29 de diciembre de 2021

La pluma estilográfica. Cuento de Carlos Alberto Velásquez


LA PLUMA ESTILOGRÁFICA

Desde mucho antes de que el húngaro, nacionalizado en Argentina, Ladislao Biro inventara en 1938 el primer bolígrafo, la gente de clase solía escribir con plumas.

Las aves habían sido por muchos siglos una fuente inagotable de instrumentos para la escritura. Bastaba de una buena pluma, el filo de una navaja para darle punta, un recipiente con tinta, y una mano prolija unida a un buen cerebro para que un texto pudiera salir a la luz.

Pero entre el bolígrafo actual, como lo conocemos, y la pluma de ave, hubo un invento que trasformó la escritura. En 1827 un inventor rumano tuvo la magnífica idea de crear una pluma metálica unida a un pequeño recipiente que podía contener tinta. Lo llamó pluma estilográfica o pluma fuente.

Los invito a escuchar este extraordinario cuento que fue publicado en mi libro "COLA DE CERDO, EL SUICIDA FALLIDO"


Agradecimientos al doctor Emilio Alberto Restrepo y al canal regional Teledonmatías quienes hicieron posible este video.  

Si les ha gustado, denle "like" y compártanlo con sus amigos.

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Cola de cerdo, el suicida fallido


ISBN 978-958-49-1505-4

Autor: Velasquez Cordoba, Carlos Alberto
Editorial: Libros para Pensar
Prólogo a cargo de Luis Fernando Macías
Materia: Narración de cuentos
Publicado: 2021-02-07
Número de edición: 1
Número de páginas: 152
Tamaño: 14x21cm.
Encuadernación: Tapa blanda o bolsillo
Soporte: Impreso
Idioma: Español



Puede ser adquirido en las librerías Resplandor (Centro Comercial Unicentro),
 en Librópolis (Centro Comercial Orquídea Plaza), en el Instituto Tecnológico de Artes Eladio Velez (Itagüí),  Librería Grámmata, o en la Editorial Libros para pensar. (envío a domicilio) 

Pedidos directos al autor: calveco@une.net.co 
WhatsApp: 305 3997940 (domicilio)

miércoles, 22 de diciembre de 2021

De ineptos, inodoros y submarinos

A veces uno encuentra noticias tan insólitas que cuesta creerlas. 

Una de ellas, que me encontré recientemente en la web, es la de un hombre que fue al baño y hundió el submarino alemán en el que viajaba. 

Quizás muy pocos se han puesto a pensar como se suelta un inodoro cuando uno está dentro de un submarino sumergido. Pues bien, durante la segunda guerra mundial, una de las preocupaciones de los ingenieros de cualquier bando, era la forma como debían descargar los desechos de los sumergibles. Dado que sería poco práctico mantener los desechos adentro, decidieron que descargarían en el mar.  

Al principio solo se podían vaciar los sanitarios cuando se estuviera en la superficie para evitar que el agua entrara, pero a medida que la guerra avanzaba, y con ella la tecnología, se buscó la forma de poder vaciar los inodoros sin que el agua del mar entrara a la nave a pesar de la alta presión en el exterior.  Entonces se idearon una serie de válvulas que se tendrían que abrir y cerrar en estricto orden para que los desechos salieran, en lugar de que el agua de las profundidades entrara. 

El submarino U-1206 en el mar del Norte

El procedimiento era tan complejo, que era necesario destinar una sola persona para que aprendiera el orden y manipulara las palancas y válvulas sin ningún riesgo. Sin este experto, nadie podría ir al baño. 

Pero como no hay nada a prueba de ineptos, sucedió algo insólito:  El 6 de abril de 1945, (a un mes de la capitulación de Alemania), el U-1206 alemán partió del puerto noruego de Kristiansand hacia el mar del norte, con el fin de atacar las naves aliadas. El capitán de dicho submarino era Karl Adolf Schlitt, quien estaba novato en el cargo.   

Capitán Karl Adolf Schlitt

Cuando estaban cerca a las costas de Escocia, Schlitt tuvo la necesidad de ir al baño y sintió que no podía esperar al encargado. A más de 100 metros de profundidad el capitán comenzó a abrir y cerrar las palancas y llaves, cometiendo un grave error:  Abrió la válvula del retrete al mismo tiempo que la válvula exterior. 

El agua salada entró al sumergible e hizo contacto con las baterías que estaban debajo del inodoro. La reacción entre éstos hizo que se liberaran gases tóxicos (cloro gaseoso) por todo el interior de la nave. El capitán dio la orden de salir a la superficie para ventilar el submarino pero la aviación británica alcanzó a divisar el sumergible nazi y le disparó inmediatamente. Un tripulante falleció por los impactos y otros tres se ahogaron. 

El capitán Schlitt ordenó la evacuación total en botes salvavidas. Treinta y seis miembros fueron salvados por pequeñas embarcaciones y otros diez llegaron a la orilla y fueron capturados por las fuerzas aliadas.

Sin embargo hay otra versión. Según el informe del capitán, éste adjudica los problemas a la falla de una válvula. Tiempo después afirmó que se encontraba reparando los daños que había recibido el submarino en uno de los motores de diésel cuando le informaron que había un problema en el retrete. Acudió al llamado y el desenlace ya es conocido.  Según parece, esta es la versión oficial. 

Llama la atención que el submarino U-1206 no tuvo bajas durante los ocho días que estuvo de patrullaje pero terminó hundiéndose de la manera más insólita.


Los restos del U-1206 en el Mar del Norte

Independientemente de si el hundimiento del submarino fue por un error humano o no, quiero terminar esta historia con una reflexión:

Rodéate de gente capacitada, pide ayuda cuando no sepas hacer algo... y evita a los ineptos...  

¡Son la cagada... !


Fuente

miércoles, 15 de diciembre de 2021

Matar al lobo: Novedad literaria

Hace cerca de cinco años escribí un cuento corto sobre un general israelí, Benjamín Goldstein, que en el año 2028 construía una máquina para viajar en el tiempo y matar a Adolf Hitler antes de que se convirtiera en el canciller de Alemania y arrastrara con su locura a la guerra más sangrienta que ha sufrido la humanidad. 

Después fueron apareciendo nuevos capítulos del general en su lucha por impedir la segunda guerra mundial y el holocausto judío. El resultado fue una novela de ciencia ficción que combinaba la historia de la primera mitad del siglo XX con los viajes en el tiempo.   

Este libro quedó en tercer lugar en la convocatoria del Ministerio de Cultura en la modalidad de Obra Inédita (2018), obteniendo "Mención de Honor y suplencia". Por poco gana la beca para ser publicado, pero había dos mejores, y se sabe que algunos libros deben recorrer muchos senderos (a veces fallidos) antes de encontrar la ruta para ser publicados. (Y este es un consejo que le doy a los que apenas comienzan:  No se desesperen. Todo libro, tarde o temprano, encontrará su camino y llegará al lugar que le corresponde). 

El camino recorrido con Matar al lobo fue largo, y lleno de tropiezos. Por muchos años estuve tocando puertas en diversas editoriales. En algunas ni siquiera respondieron. En otras, la respuesta fue un rotundo "No", hasta que por fin, una de ellas creyó en el proyecto de Goldstein: La editorial de la Universidad de Antioquia. 

Luego de varios meses de trabajo, hace pocos días me avisaron que el libro Matar al Lobo ya estaba en las librerías digitales y que próximamente estaría en formato físico. 


Para mi es un orgullo presentarles este libro, pero ello no hubiera sido posible sin la participación de muchas personas a quien debo agradecer. 

En primer lugar, debo empezar agradeciendo a mi familia que pacientemente entendió mis largos trasnochos mientras luchaba con la palabra precisa, la cadencia de una frase, o consultaba e hilvanaba por horas los datos históricos. 

A mi profesor de literatura Luis Fernando Macías quien siempre creyó que el libro sería un éxito y quien me honró con sus palabras en el texto de presentación. 

A mis compañeros del taller de escritores de COMEDAL (a todos, pero muy especialmente a  Sonia Emilce García, Angela Ramirez, y Luisa Fernanda Mesa), quienes me retaban a que cada semana les llevara nuevos capítulos, y siempre estuvieron atentas a detectar las fallas en la sintaxis y los errores en el texto.

Al profesor Nahum Mont quien me escribió animándome a publicarlo por otros medios, cuando no logré acceder a la beca del Ministerio. 

Al profesor Memo Anjel, quien lo leyó desinteresadamente, y me hizo unas excelentes observaciones. Fue él quien me recomendó presentarlo a la Universidad de Antioquia, cuando tantas puertas estaban cerradas.   

De la Universidad de Antioquia debo agradecer a Doris Aguirre, quien en medio de la pandemia me explicó pacientemente los trámites para poner en consideración el libro ante la editorial, a los evaluadores que dieron el aval para el libro y al comité editorial que tomó la decisión de su publicación. 

Debo un agradecimiento muy especial a Silvia García Sierra, mi editora, por sus enormes contribuciones al libro para que saliera sin errores y estuviera mejor escrito. Sin ella, el libro estaría plagado de imprecisiones y errores. Su tremendo ojo crítico y sus vastos conocimientos, evitaron que se publicaran yerros imperdonables. 

Por último quiero agradecer a todo el equipo editorial:  A quien hizo el diseño de portada, a los que hicieron la maquetación y a los que trabajaron en la producción y mercadeo. No los conocí durante el proceso, pero les estoy muy agradecido. 

No queda más que invitarlos a comprarlo y a compartirlo. Estoy seguro que esta novela les encantará. Disfruten este viaje por la historia y por los sueños del general Goldstein y su grupo de valientes voluntarios que contra todo pronóstico dieron sus vidas para Matar al lobo. 




Pueden adquirirlo en la librería de la Universidad de Antioquia, Cooprudea, CIS y Al pie de la letra.  (o escribiendome directamente) . 

A continuación les comparto los enlaces donde lo pueden adquirir en formato digital. En los enlaces siguientes podrán leer los primeros capítulos en forma gratuita. 


Espero se diviertan leyéndolo y quedo atento a sus comentarios.
  


miércoles, 8 de diciembre de 2021

El último vagón

La siguiente historia me la enviaron en un correo electrónico hace algún tiempo y quiero compartirla con ustedes. Desconozco su autor, por lo que agradecería si alguien conoce su procedencia, para dar los respectivos créditos.  

Espero la disfruten: 


El último vagón. 


Cada año los papás de Martín lo llevaban con su abuela para pasar las vacaciones de verano, y ellos regresaban a su casa en el mismo tren al día siguiente. 

Un día el niño les dijo a sus papás:

"Ya estoy grande, ¿puedo irme solo a la casa de mi abuela?".

Después de una breve discusión los papás aceptaron. 

Están parados esperando la salida del tren, se despiden de su hijo dándole algunos consejos por la ventana, mientras Martín les repetía:

"¡Lo sé! Me lo han dicho más de mil veces".

El tren está a punto de salir y su papá le murmuró a los oídos: 

"Hijo, si te sientes mal o inseguro, ¡esto es para ti!". Y le puso algo en su bolsillo.


Ahora Martín está solo, sentado en el tren, sin sus papás por primera vez. Admira el paisaje por la ventana. A su alrededor unos desconocidos se empujan, hacen mucho ruido, entran y salen del vagón. El supervisor le hace algunos comentarios sobre el hecho de estar solo. Una persona lo miró con ojos de tristeza.

Martín ahora se siente mal cada minuto que pasa. Y ahora tiene miedo. Agacha su cabeza, se sienta en un rincón, solo, con lágrimas en los ojos.

Entonces recuerda que su papá le puso algo en su bolsillo. Temblando, busca lo que le puso su padre. Al encontrar el pedazo de papel lo leyó. En él está escrito:

"¡Hijo, estoy en el último vagón!".

Así es la vida. Debemos dejar ir a nuestros hijos. Debemos confiar en ellos. Pero siempre tenemos que estar en el último vagón, vigilando, por si tienen miedo o por si encuentran obstáculos y no saben qué hacer. 

Tenemos que estar cerca de ellos mientras sigamos vivos. El hijo o la hija siempre necesitará a sus papás.


Hasta la próxima semana. 

miércoles, 1 de diciembre de 2021

Certificado de supervivencia. Cuento Carlos Alberto Velasquez Cordoba

Del libro, Cola de Cerdo, el suicida fallido, esta semana les traigo uno de los cuentos, titulado: Certificado de supervivencia. 

Espero lo disfruten. 






Agradecimientos al doctor Emilio Alberto Restrepo y al canal regional Teledonmatías quienes hicieron posible este video.  

Si les ha gustado, denle "like" y compártanlo con sus amigos.

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Cola de cerdo, el suicida fallido


ISBN 978-958-49-1505-4

Autor: Velasquez Cordoba, Carlos Alberto
Editorial: Libros para Pensar
Prólogo a cargo de Luis Fernando Macías
Materia: Narración de cuentos
Publicado: 2021-02-07
Número de edición: 1
Número de páginas: 152
Tamaño: 14x21cm.
Encuadernación: Tapa blanda o bolsillo
Soporte: Impreso
Idioma: Español



Puede ser adquirido en las librerías Resplandor (Centro Comercial Unicentro),
 en Librópolis (Centro Comercial Orquídea Plaza), en el Instituto Tecnológico de Artes Eladio Velez (Itagüí),  Librería Grámmata, o en la Editorial Libros para pensar. (envío a domicilio) 

Pedidos directos al autor: calveco@une.net.co 
WhatsApp: 305 3997940 (domicilio)