"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 29 de junio de 2022

Progresismo

Desconozco quien es su autor, pero está genial.



Nevó anoche...

8:00-Hice un muñeco de nieve.

8:10-Una feminista pasó y muy airadamente me reclamó porque no hice una mujer de nieve.

8:15-Así que hice una mujer de nieve.

8:17-Mi vecina feminista nuevamente se quejó de los pechos voluminosos de la mujer de nieve, diciendo que había hecho el muñeco con una mirada masculina y lujuriosa y que “mi engendro” no representaba a todas las mujeres del mundo, que no quieren que las valoren por sus senos.

8:20-La pareja gay que vivía cerca armó un lío diciendo que debería haber hecho dos hombres de nieve.

8:22-El vecino hombre trans... mujer... preguntó por qué no hice solo una persona de nieve, con partes “destacables”.

8:25-Los veganos al final de la calle se quejaban de la nariz de zanahoria, alegando que los vegetales son comida, no decoración de muñecos de nieve.

8:28-Me llamaron racista porque la pareja de nieve es blanca.

8:31-El musulmán al otro lado de la calle exigía que la mujer de nieve fuera “totalmente cubierta”, de inmediato.

8:35-El vecino del PS reclamó el color azul de la bufanda de mi muñeco diciendo que yo cometía un delito electoral por promover a la mesa de la unidad.

8:38-El vecino epidemiólogo me reclamó a gritos porque mi muñeco “no tenia cubrebocas”. Me llamó “irresponsable”.

8:40-La policía llegó diciendo que alguien había sido ofendido.

8:42-La vecina feminista reclamó nuevamente que la escoba de la mujer de la nieve necesitaba ser removida, porque representaba a las mujeres en un papel doméstico.

8:43-El representante de derechos humanos llegó y me amenazó con interponer una demanda “ejemplar”.

8:45-Apareció el equipo de reportajes de televisión. Me preguntó si sabía la diferencia entre los hombres de nieve y las mujeres de nieve.

Yo respondí “bolas de nieve′′ y ahora me llaman “sexista”.

9:00-Yo estaba en las noticias como sospechoso de terrorismo, racismo, homofobia, sexismo, machismo, xenofobia, transfobia, nazismo, fifí, “neoliberal” y delitos contra la salud.

9:10-Me preguntaron quienes eran mis cómplices.

9:15-Mis hijos fueron llevados al tribunal de menores para su “custodia”.

9:20-Un diputado me acusó de haber recibido millones de dólares para “atacar a la estabilidad del país”.

9:29-Manifestantes de extrema izquierda, ofendidos por todo, marcharon por la calle exigiendo que me arresten.

9:35-La policía ya giró “orden de aprehensión” en mi contra. Tuve que salir a escondidas del país.

Al mediodía todo se derretía.

Moraleja:

No hay moraleja para esta historia.



Esto es en lo que nos hemos convertido, con esa imbecilidad de lo que es “políticamente correcto”, donde dentro de poco, dar nuestra opinión -sobre el tema que sea- podrá ofender a alguien.

(Autor desconocido).




miércoles, 22 de junio de 2022

Bloqueo de escritor.

BLOQUEO DE ESCRITOR: EL FAMOSO TERROR A LA PÁGINA EN BLANCO








Consejos para superar el bloqueo del escritor.

Por Emilio Alberto Restrepo*
Esto he tratado:

1. Entiendo que es un proceso pasajero, común y connatural. Mientras más pienso en él, más me estresa; entonces no peleo, dejo que pase y no me presiono ni me desgasto. Es de verdad: dura unos días, pero nunca para siempre.

2. Mientras tanto, aumento la lectura de autores favoritos que tenía en remojo, o de recomendados que no había tenido la oportunidad de conocer.

3. Escojo una lista de películas, sobre todo clásicas, con más argumentos que efectos especiales y estudio la estructura de sus historias. Son particularmente útiles y entretenidas las de cine negro o de intriga.

4. En esta época, hago resúmenes o sinopsis cortos, tanto de los libros como de las películas. Sin darme cuenta, de cada uno me queda un artículo, que bueno o malo, puedo utilizar posteriormente.

5. Aprovecho para escribir un artículo en cualquiera de los blogs en los que colaboro, de un tema diferente al de mis últimos textos puramente literarios. Tomo temas de reflexión, o de opinión, o médicos, o noticias, o informes de lectura o reseñas de los libros o películas.

6. Normalmente hago una hora de ejercicio diario. En estos días de sequía, aumento quince minutos mi jornada de entrenamiento físico. Siento que se me activan las neuronas.

7. Voy a actividades a las que hacía tiempo no iba, como conferencias, cineclubes, lanzamientos de libros, conversatorios, obras de teatro, comediantes, carteleras culturales de universidades, etc.

8. Veo en internet cursos en video de creación literaria, talleres de escritura o de guion, hasta de ortografía y gramática, conferencias y entrevistas de grandes escritores, biografías, historia del cine o la literatura. Lo hago de manera pasiva, sin hacer todos los ejercicios que proponen, solo los veo y los pienso; y a veces tomo notas.

9. Cuando uno está lento mentalmente o se siente bajo de reflejos, un viejo profesor me dijo, sin aportarme prueba alguna, que a él le funcionaba comer menos grasas y más frutas y jugos con poco azúcar, tomar licor de manera recreativa, buscar más conversaciones frívolas y risueñas, (tan poco serias y trascendentes como sea posible), más sexo, más vida social y de un momento a otro, aparece una idea salvadora que permite retomar el ritmo. No tengo pruebas con rigor científico, pero le he hecho caso, y créanme que funciona.

10. Me pongo retos mentales: escribir apuntes de temas, reales o imaginarios de un asunto en especial: por ejemplo, qué recuerdo tengo de mi primera ida para la costa, qué sentí cuando vi el mar, qué recuerdo tengo de mi primera semana en la universidad, qué sé de la vida que fue o que pudo haber sido de tres de mis exnovias, los peores defectos de mis examigos, tres planes de venganza terrible (pero sin dejar huella, ni que nadie me pille, ni que nadie se entere de mis planes) para los amigos que me traicionaron y me jugaron sucio sin yo merecerlo, o si tuviese súper poderes, cómo castigaría a los políticos corruptos o a los secuestradores o a los violadores de niños. Lo importante es escribir, aunque sea una página de cada ejercicio y conservar los apuntes. Me asombro de las ideas loquísimas y muchas veces eficaces que salen de estos divertimentos un tanto perversos.

Les garantizo, si no les sirven, por lo menos pasan el rato entretenido sin tanta angustia. Para mí estos ejercicios tuvieron un doble propósito: me sirvieron y pasé un rato entretenido. Y miren: me quedó una nueva entrada al blog…



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El presente texto hace parte del libro «20 escritores colombianos nos revelan sus secretos de creación», publicado por Editorial libros para pensar, en diciembre de 2020. www.librosparapensar.com Correo-e: edicion@librosparapensar.com

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* Emilio Alberto Restrepo. Médico, especialista en Gineco-obstetricia y en Laparoscopia Ginecológica (Universidad Pontificia Bolivariana, Universidad de Antioquia, CES, Respectivamente). Profesor, conferencista de su especialidad. Autor de cerca de 20 artículos médicos. Ha sido colaborador de los periódicos la hoja, cambio, el mundo, y Momento Médico, Universo Centro. Tiene publicados los libros «textos para pervertir a la juventud», ganador de un concurso de poesía en la Universidad de Antioquia (dos ediciones) y la novela «Los círculos perpetuos», finalista en el concurso de novela breve «Álvaro Cepeda Samudio» (cuatro ediciones). Ganador de la III convocatoria de proyectos culturales del Municipio de Medellín con la novela «El pabellón de la mandrágora», (2 ediciones). Actualmente circulan sus novelas «La milonga del bandido» y «Qué me queda de ti sino el olvido», 2da edición, ganadora del concurso de novela talentos ciudad de Envigado, 2008. Actualmente circula su novela «Crónica de un proceso» publicada por la Universidad CES. En 2012, ediciones b publicó un libro con 2 novelas cortas de género negro: «Después de Isabel, el infierno» y «¿Alguien ha visto el entierro de un chino?» En 2013 publicó «De cómo les creció el cuello a las jirafas». Este libro fue seleccionado por Uranito Ediciones de Argentina para su publicación, en una convocatoria internacional que pretendía lanzar textos novedosos en la colección «Pequeños Lectores», dirigido a un público infantil. Fue distribuido en toda América Latina. Ganador en 2016 de las becas de presupuesto participativo del Municipio de Medellín, con su colección de cuentos Gamberros S.A. que recoge una colección de historias de pícaros, pillos y malevos. Con la Editorial UPB ha publicado desde 2015 4 novelas de su personaje, el detective Joaquín Tornado. En 2018 publicó su novela «Y nos robaron la clínica», con Sílaba editores.

Blogs: www.emiliorestrepo.blogspot.comwww.decalogosliterarios.blogspot.com

Serie de YouTube Consejos a un joven colega.

Cuentos Leídos por el autor: https://emiliorestrepo.blogspot.com/2015/06/cuentos-leidos.html

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miércoles, 15 de junio de 2022

La teoría de la estupidez. Dietrich Bonhoeffer

Para hacer arder el mundo no se necesita que haya mucha gente mala. Basta con uno solo que proponga la maldad como camino y que haya cientos o miles de estúpidos que lo sigan. 

Eso explica el holocausto nazi, las guerras, las dictaduras, o las hambrunas por culpa de los políticos. 

Hannah Arent ya habia hablado de esto: el alemán promedio no era nazi, pero todo un país se dejó convencer de que era legal atacar judios. La gente buena, también hace cosas malas cuando son engañados.   

Para hacer una guerra no se requiere que haya muchos ciudadanos que la deseen; basta con que su lider desee entrar en guerra y que haya miles de partidarios que lo apoyen en su locura creyendo que es lo mejor. Peor aún, basta que un líder, con el pretexto de la paz, fomente la delincuencia, la injusticia y la violencia. 

El peligro para un país democrático que irá a elecciones no es que haya un candidato que use la maldad como medio para conseguirlo que desea. Un solo candidato no es peligroso. El peligro real es que a ese candidato lo sigan personas manipulables que crean que su líder hace lo correcto. 

En Medellín, hace tan solo unos días, una joven de 19 años, estudiante de química, murió al estallar una bomba que construía. Sus allegados aseguraban que la joven lo hacía "para luchar por los derechos humanos". 

¿Acaso es posible que alguien piense que la mejor forma de luchar por los derechos humanos es fabricar bombas que matan gente? Infortunadamente hay personas que así lo piensan... y es que hay mucha gente estúpida que se ha dejado manipular por los que hacen de la maldad una forma de conseguir lo que se proponen.  

Destruir un semáforo, quemar un bus, bloquear vias, quebrar vidrios o incendiar edificios públicos bajo el pretexto de que están luchando por la comunidad es absurdo, pero hay muchos estúpidos que creen que eso es lo correcto. (y muchos de estos terroristas son considerados héroes por otro número mayor de pendejos). La manipulación mediática contribuye enormemente a esto.

Los invito a ver este video, que explica por qué hay tanto pendejo siendo manipulado por unos pocos que fomentan el mal; estúpidos que, contra toda evidencia, se niegan a creer que están siendo manipulados, (precisamente porque son pendejos —Idiotas útiles). 

Según veremos adelante, es más peligrosa una persona que actúa con estupidez que con malicia, porque los estúpidos creen de verdad que hacen lo correcto. Además, los malos son pocos, pero los pendejos están a la vuelta de cada esquina, y se reproducen como levadura cuando llegan los tiempos de crisis. 



El video se basa en las teorías de Dietrich Bonhoeffer, un pastor que en la Alemania nazi tuvo el valor de enfrentarse a lo que la gente consideraba políticamente correcto. Fue apresado y condenado a muerte unas semanas antes de que llegara la liberación de Alemania por las tropas aliadas.  

Bonhoeffer tenía muy claro que hay estúpidos que siguen a los líderes porque no pueden pensar por sí mismos. 
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Dietrich Bonhoeffer (1906-1945) fue un lider cristiano alemán que participó en el movimiento de resistencia contra el nazismo. Fue apresado en 1943 y ahorcado en abril de 1945.  Su vida ha inspirado la publicacion de varios libros y películas. 

miércoles, 8 de junio de 2022

Decálogo arbitrario para aspirantes a escritores. Emilio Restrepo






























































DECÁLOGO ARBITRARIO PARA ASPIRANTES A ESCRITORES

Por Emilio Alberto Restrepo*

A raíz de una conversación que sostuvimos, motivada por la publicación de la colección de decálogos y consejos de escritores que a manera de listas he venido guardando con los años y recopilada en mis blogs, algunos muchachos me lanzaron la inquietud: ¿Qué tan valiosos eran los famosos decálogos para escritores, hasta dónde servían, qué tan válido era apegarse a ellos como si se trataran, de unas «tablas de la ley»?

Estábamos con unos estudiantes en la Parada Literaria Juvenil que se realizó en Medellín, algunos eran de bachillerato, otros universitarios, y había alguno que otro veterano matando el tiempo mientras cumplía una cita. Pero el reto, al mismo tiempo conclusión, fue claro: cada cual debía regirse por sus propias normas, cada uno debía decantar su propio código, cada cual tenía que reinventarse a sí mismo; total, nadie iba a responder por uno.

Entonces nos pusimos el ejercicio de diseñar cada uno su propio «manual de instrucciones», su propia lista y para efectos metodológicos, se sugerían 10 puntos, para asuntos de orden y concisión. Acá cumplo con mi tarea. Trato de creer en esos principios, no sé si dentro de unos días piense lo mismo, pero ahí vamos.

1. Mira el mundo, escúchalo, huélelo: en todo lo que pasa alrededor, hay una historia potencial gritando por ser descubierta, contada o tergiversada. Si quieres ser escritor, no pierdas ninguna oportunidad. Si no la ves, invéntala, de todas formas allí está.

2. Toma apuntes, la memoria es frágil. Para hacerlo, carga una libreta, una agenda, una grabadora de periodista. Si no lo haces, más de la mitad de las cosas que hoy te llaman la atención, mañana se volverán polvo de olvido. Si lo haces, siempre podrás volver sobre el apunte y tarde o temprano te servirá para elaborar un texto, para cubrir un espacio, para resolver una situación o para tomar una pequeña venganza.

3. Escribe, escribe, escribe. Lo que sea; ojalá con método e intención, pero si no, con intuición y anarquía. Muchas veces de estos últimos intentos, al escarbar se encuentra un diamante dentro de la basura.

4. Durante las épocas de sequía creativa, los mejores recursos para escamparse son: el cine, ver todas las películas posibles, sobre todo las clásicas, basadas en guiones poderosos llenos de historias vigorosas e imaginativas sin sobrecarga de efectos especiales; leer y leer, tratando de entender las costuras con que los maestros hicieron obras memorables y los no tan brillantes desaprovecharon buenas ideas; vivir, amar, pensar, hacer ejercicio y no auto-compadecerse, lamentándose de estar viviendo el cacareado «síndrome de la página en blanco».

5. No tengas miedos ni temores: puedes ser fiel retratista de la realidad, o combinar la ficción con sucesos reales, o inventarte una situación alternativa jugando un poco a ser un dios imperfecto. Es una cuestión de gustos personales. En literatura, más que en otras áreas, es cierto aquello de «piensa mal y acertarás». No le tengas miedo a la mentira, a la distorsión, al chisme, al mal pensamiento, a la calumnia… Siempre un nombre podrá ser cambiado, siempre podrás jurar en falso, siempre te podrás retractar o no, siempre podrás pedir disculpas. Lo importante es escribir. El infierno se encargará del resto.



6. Corrige, corrige, corrige. En caliente o en frío. Castiga los adjetivos, los adverbios y los adornos innecesarios o excesivos. Usa el buscador del computador para las palabras repetidas muchas veces. Pisa con cuidado la delgada línea de la gramática y la ortografía, que castigan con rigor los textos, a pesar de su calidad literaria.

7. Si puedes, busca un buen Taller de Escritores. Los genios silvestres que nacen y se hacen por generación espontánea son muy escasos, unas pocas decenas por siglo. Lo importante en ellos es el profesor, alguien con experiencia que genere confianza en el alumno y le refuerce la técnica para superar las debilidades, estimulando las virtudes individuales de cada uno. Hay que ir con la mente abierta y la autoestima en su punto, pues en los buenos talleres, son más las críticas que los halagos, las reprimendas que los aplausos, las deserciones que la continuidad. Sólo los obstinados, que casi siempre son los que persisten y van haciendo obra, sobreviven a las tormentas —y tormentos— del ego.

8. Detecta los concursos honestos y que se adapten a tu obra. No escribas para ellos, pero si puedes, participa con intenciones de ganar. Si no ganas, te debes blindar para que no importe y de todas formas seguir escribiendo. Son más los que se pierden, siempre saldrán nuevas convocatorias y nadie ha podido entender lo que pasa por la cabeza de los jurados. Es un completo azar, y ganar puede servir, pero perder no descalifica ni debe acabar con la motivación de un escritor. Si ganas, hay publicación, dinero y reconocimiento. Un premio te puede resucitar la obra anterior y generar un nuevo interés en potenciales lectores y editores.

9. Las ideas no son de nadie, el conocimiento es universal, la cultura está globalizada. Pero cuidado, el plagio es un pecado, mortal e inadmisible. Todo es susceptible de servir de inspiración, una buena canción, una mala película, una historia coja, un poema memorable. Todo admite continuaciones, variantes, segundas miradas, terceras opiniones, otras perspectivas. En literatura no hay cadáveres definitivos ni hornos crematorios que destruyan los rastros. Todo es cuestión de respeto, lenguaje y perspectiva. Lo importante es el estilo, el sello personal, ese aire individual que hace la diferencia.

10. No te creas el cuento de la fama, que es evanescente y pasajera, pero tiene el peligro de ser adictiva y enceguecedora. No niegues un consejo a tiempo a quien lo necesita y te mira con ansiedad; no eludas ni pospongas una buena conversación y aunque pienses que te están succionando tus trucos, considéralo un halago. No te marees con el éxito ni con el fracaso. Los libros están ahí, alguien los valora y otros los desprecian, pero a la mayoría les son indiferentes. Comparte con generosidad tus memorias, tus archivos, tus colecciones, incluso a los que han sido mezquinos contigo. Así estás sembrando un camino de recompensas, de ideas. O de rechazo y traición, tampoco importa mucho. En el fondo se trata de vivir, de sentir. El resto vale menos. Y recuerda que al final todos vamos a terminar en poder de los gusanos.

CODA. Recomendación final: Lee todos los decálogos, escucha y repasa todos los consejos, reflexiona sobre lo que han dicho otros más viejos o más sabios o más exitosos. Por lo menos te divertirás haciéndolo, aunque no cuentes con volverte un portento genial por hacerlo. Pero no creas en todo lo que dicen, no hay fórmulas mágicas. Cada uno se rasca su propio trasero como puede. Al final, eres el único que responde, nadie te va a dar la mano si no funciona. Con decálogo o sin él, ten en cuenta que los libros se defienden o se hunden solos, el tiempo no perdona y una moda siempre desplaza a otra.


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El presente texto hace parte del libro «20 escritores colombianos nos revelan sus secretos de creación», publicado por Editorial libros para pensar, en diciembre de 2020. www.librosparapensar.com Correo-e: edicion@librosparapensar.com

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* Emilio Alberto Restrepo. Médico, especialista en Gineco-obstetricia y en Laparoscopia Ginecológica (Universidad Pontificia Bolivariana, Universidad de Antioquia, CES, Respectivamente). Profesor, conferencista de su especialidad. Autor de cerca de 20 artículos médicos. Ha sido colaborador de los periódicos la hoja, cambio, el mundo, y Momento Médico, Universo Centro. Tiene publicados los libros «textos para pervertir a la juventud», ganador de un concurso de poesía en la Universidad de Antioquia (dos ediciones) y la novela «Los círculos perpetuos», finalista en el concurso de novela breve «Álvaro Cepeda Samudio» (cuatro ediciones). Ganador de la III convocatoria de proyectos culturales del Municipio de Medellín con la novela «El pabellón de la mandrágora», (2 ediciones). Actualmente circulan sus novelas «La milonga del bandido» y «Qué me queda de ti sino el olvido», 2da edición, ganadora del concurso de novela talentos ciudad de Envigado, 2008. Actualmente circula su novela «Crónica de un proceso» publicada por la Universidad CES. En 2012, ediciones b publicó un libro con 2 novelas cortas de género negro: «Después de Isabel, el infierno» y «¿Alguien ha visto el entierro de un chino?» En 2013 publicó «De cómo les creció el cuello a las jirafas». Este libro fue seleccionado por Uranito Ediciones de Argentina para su publicación, en una convocatoria internacional que pretendía lanzar textos novedosos en la colección «Pequeños Lectores», dirigido a un público infantil. Fue distribuido en toda América Latina. Ganador en 2016 de las becas de presupuesto participativo del Municipio de Medellín, con su colección de cuentos Gamberros S.A. que recoge una colección de historias de pícaros, pillos y malevos. Con la Editorial UPB ha publicado desde 2015 4 novelas de su personaje, el detective Joaquín Tornado. En 2018 publicó su novela «Y nos robaron la clínica», con Sílaba editores.

Blogs: www.emiliorestrepo.blogspot.comwww.decalogosliterarios.blogspot.com

Serie de YouTube Consejos a un joven colega.

Cuentos Leídos por el autor: https://emiliorestrepo.blogspot.com/2015/06/cuentos-leidos.html

Twitter: @emilioarestrepo

miércoles, 1 de junio de 2022

Caracterizacion de personajes




Por Carlos Alberto Velásquez Córdoba.

Hay dos formas de conocer un personaje literario: La primera es a través de lo que el narrador cuente sobre él. Por ejemplo, si es alto o bajo, si es gordo o delgado, bueno o malo, violento o apacible; si la heroína es rubia o morena, si es humilde u orgullosa. 

La otra forma es a través de pistas que va dejando el escritor a lo largo de la acción. "Milena, con manos temblorosas, se alisó el vestido antes de darle una respuesta a Rubén". En este caso no estamos describiendo directamente a la mujer, sino que mientras transcurre la historia vamos dejando migajas que ayudarán al lector a hacerse una idea de cómo es Milena. En esta corta frase ya tenemos pistas de que la mujer está haciendo tiempo, está nerviosa o ansiosa y duda de la respuesta que debe dar. (El autor no lo dice, pero lo muestra).

A la técnica por la cual hacemos que el lector conozca las características físicas y psicológicas del personaje se le conoce como caracterización

Hay que dejar claro que una cosa es la descripción (aspecto físico) y otra la caracterización. En la caracterización se enfatiza en la forma de ser del personaje. 

La forma más fácil de caracterizar es a través del modo directo (Caracterización directa). En ella el narrador describe a su personaje sin rodeos. Pongamos como ejemplo de caracterización directa el comienzo de la versión de Charles Perrault del cuento folclórico “La Cenicienta“:

Había una vez un gentilhombre que se casó en segundas nupcias con una mujer, la más altanera y orgullosa que jamás se haya visto. Tenía dos hijas por el estilo y que se le parecían en todo. El marido, por su lado, tenía una hija, pero de una dulzura y bondad sin par; lo había heredado de su madre que era la mejor persona del mundo.

En este párrafo el autor nos dice que la segunda esposa de su personaje es “altanera y orgullosa”, que las hijas de la mujer son iguales a ella (“por el estilo”), y que la hija del hombre es de “una dulzura y bondad sin par”, que había heredado de su madre.

Observen que el narrador es quien nos dice cómo es el personaje que debemos imaginar. Lo dice él mismo, y no tenemos que intuirlo nosotros.

Pero hay otra forma de mostrar un personaje, (y hago énfasis en el palabra "mostrar"). En la caracterización indirecta, no es el narrador quien "dice" cómo es el personaje sino que el lector lo debe descubrir a través de las pistas que la narración nos da, y para ello debe echar mano de la acción que sucede dentro del relato.

Como ejemplo de caraterización indirecta, les traigo un fragmento del cuento "El gato negro" de Edgar Allan Poe.

Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, después de una de mis correrías por la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo alcé en brazos, pero, asustado por mi violencia, me mordió ligeramente en la mano. Al punto se apoderó de mí una furia demoniaca y ya no supe lo que hacía. Fue como si la raíz de mi alma se separara de golpe de mi cuerpo; una maldad más que diabólica, alimentada por la ginebra, estremeció cada fibra de mi ser. Sacando del bolsillo del chaleco un cortaplumas, lo abrí mientras sujetaba al pobre animal por el pescuezo y, deliberadamente, le hice saltar un ojo. Enrojezco, me abraso, tiemblo mientras escribo tan condenable atrocidad.

Observen que Poe no "dice" cómo es el personaje, sino que lo "muestra" magistralmente: lo pone a actuar, haciendo que el lector sea testigo de las acciones, pensamientos o palabras, y pueda concluir cómo es el protagonista de ésta historia sin que un narrador se lo cuente. 


No es posible decir cual técnica es mejor. Sin embargo, en mi concepto, es preferible "mostrar" que "decir". Cuando el escritor nos hace testigos de la escena es más impactante que cuando simplemente nos dice lo que el quiere que sepamos. 

Si desea mostrarnos que el personaje es buen hijo con su madre puede plantearnos una escena en que la cuide durante una enfermedad, o puede, simplemente, decirnos que era un  hijo cariñoso. Personalmente, estoy inclinado a comprometerme más con la primera historia que con la segunda. Por eso coincido con la mayoría de expertos en que la caracterización indirecta es mucho más efectiva.

¿Y cuando usar una u otra?  Eso depende de la intencionalidad del autor y de la importancia del personaje. Imaginen que en el cuento de Perrault de La Cenicienta hicieramos una caracterizacion indirecta del cochero que la lleva al palacio, del rey, de cada uno de los pajes... sería una historia aburridísima (y larga). Se sugiere que la caracterización indirecta se use para los personajes más importantes de un cuento o una novela, aquellos que necesitamos conocer con mayor profundidad.

Si se trata de un personaje de poca importancia puede ser preferible usar la caracterización directa porque es más económica, requiere menos espacio. Basta con decir que el cochero era un hombre amable o que los pajes eran obedientes y el lector queda plenamenente satisfecho con esa información.  

En conclusión, un buen escritor deberá escoger la mejor forma de caracterizar a sus personajes y mantener un equilibrio entre lo que hay que "mostrar" y lo que simplemente hay que "decir".