Hace poco, una querida amiga me hizo un gran regalo: el libro "Meditaciones" de Marco Aurelio.
Aunque fue un libro que leí hace muchos años (temo que más de cuarenta) solo hasta ahora pude apreciar mejor la belleza de su contenido. He pasado unas magníficas horas releyendo esta obra y agradezco a Lina Fernanda, el haberme puesto de nuevo en contacto con el Filósofo-Emperador.
De su segundo capítulo, extraigo un fragmento que me parece hermoso, especialmente teniendo en cuenta que muchas veces pensamos que nuestra felicidad depende de lo que nos rodea, incluyendo a las personas.
En esta cita de Marco Aurelio se demuestra que somos nosotros los que tenemos el poder de decidir lo que hemos de pensar y sentir frente a las demás personas.
Considero que esta reflexión es un excelente propósito y un magnífico consejo para el 2020: Entender que lo que pensemos de los demás depende de la forma como queramos verlos. Que posiblemente cada día nos encontremos con algún pendejo, pero que eso no nos puede arruinar el día.
1. Apenas amanezca, hazte en tu interior esta cuenta: hoy
tropezaré con algún entremetido, con algún ingrato, con algún insolente, con
un doloso, un envidioso, un egoísta. Todos estos vicios les sobrevinieron por
ignorancia del bien y del mal. Pero yo, habiendo observado que la naturaleza
del bien es lo bello, y que la del mal es lo torpe. Y que la condición del
pecador mismo es tal que no deja de ser mi pariente, participante, no de mi
misma sangre o prosapia, pero si de una misma inteligencia y de una partícula
de divinidad, no puedo recibir afrenta de ninguno de ellos porque ninguno podría
mancharme con su infamia.
No
puedo tampoco enojarme contra mi pariente ni aborrecerle, que hemos sido
creados para ayudarnos mutuamente, como lo hacen los pies, las manos, los
párpados, los dos órdenes de dientes, el superior y el inferior. Obrar, pues,
como adversarios los unos de los otros es ir contra la naturaleza: y es
tratar a alguien de adversario el hecho de indignarse o apartarse de él.
Marco
Aurelio
Meditaciones
– Libro II
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