"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)
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miércoles, 15 de enero de 2025

Universo 25: ¿una mirada al colapso social?

Lecciones del Experimento "Universo 25": ¿Una Mirada al Colapso Social?

El experimento "Universo 25",  fue conducido entre 1958 y 1962 por el científico estadounidense John Calhoun y es uno de los estudios más fascinantes y perturbadores en la historia de la ciencia. Aunque el objeto de estudio fueron ratones, las conclusiones que arrojó este experimento han servido como una inquietante metáfora del funcionamiento y posible colapso de las sociedades humanas.

El "Paraíso de los Ratones": Un Mundo Ideal con un Final Desolador

John Calhoun diseñó un ambiente controlado conocido como el "Paraíso de los ratones". Este espacio contaba con abundante comida, agua y un entorno ideal para que los roedores vivieran y se reprodujeran sin restricciones externas. El experimento comenzó con cuatro parejas de ratones, que rápidamente comenzaron a reproducirse, alcanzando una población en constante crecimiento. Cuando la población llegó a un número entre 60 y 80 individuos, la comunidad parecía reunirse durante los momentos de alimentación y convivían en paz.  Rara vez había individuos solitarios en la población creciente.

Sin embargo, tras 315 días, este crecimiento acelerado comenzó a desacelerarse de forma significativa. Cuando la población alcanzó los 600 individuos, la dinámica social del grupo cambió radicalmente. Aparecieron jerarquías, disputas por territorio y comportamientos antisociales.

Cambios Sociales y el Surgimiento de los "Miserables"

En este punto, los ratones más fuertes establecieron una jerarquía, dominando a los demás mediante agresiones. Los machos que no lograron integrarse en esta estructura comenzaron a experimentar un "colapso psicológico", mostrando comportamientos apáticos o retraídos. Paralelamente, las hembras, presionadas por el entorno hostil, se volvieron agresivas incluso hacia sus propias crías, descuidando su rol reproductivo.

Este colapso de las dinámicas tradicionales de cuidado y reproducción marcó el inicio de una decadencia irreversible en la población.

Los "Ratones Hermosos" y el Declive Final

A medida que avanzaba el experimento, surgió una nueva clase de roedores que Calhoun llamó "ratones hermosos". Estos individuos evitaban el conflicto, se negaban a reproducirse y pasaban sus días enfocados únicamente en actividades básicas como comer y dormir. En paralelo, aparecieron grupos de "hembras aisladas" que evitaban la interaccion con los machos y en ocasiones atacaban y mataban a sus propias crias. 

Este fenómeno, combinado con el aumento de la mortalidad juvenil, la homosexualidad entre los ratones y casos de canibalismo (a pesar de la abundancia de comida), llevó al colapso total de la colonia. Eventualmente, la reproducción llegó a cero y la población murió por completo. 

Repetición del Experimento y sus Implicaciones

Calhoun repitió el experimento 25 veces, y en cada uno de ellos se obtuvo el mismo resultado: el colapso social y la extinción de la población. Sus hallazgos han sido ampliamente discutidos como un modelo para comprender los desafíos de las sociedades humanas, especialmente en contextos de urbanización extrema, densidad poblacional y pérdida de cohesión social.

Calhoun dentro del "Universo 25" el 10 de febrero de 1970, 651 días después de iniciado el experimento. La acumulación de ratones en un solo estante de comida a pesar de la presencia de otros estantes es un indicador de que el "drenaje conductual" ya existe. (foto tomada de wikipedia)

Lecciones Adicionales:

1. La importancia del estrés y los desafíos como generador de progreso. Calhoun observó que una sociedad en la que los individuos tienen resueltas todas sus necesidades empieza a crecer de forma incontrolable hasta el punto de que la sobrepoblación genera comportamientos deletéreos para la sociedad. (1) 

2. La importancia del propósito y la interacción social: Calhoun observó que la falta de desafíos y roles significativos en un entorno aparentemente ideal puede llevar al deterioro del bienestar psicológico y social en los ratones, lo cual puede inferirse que sucede también en los seres humanos. 

3. La diferenciación entre los individuos: Mientras más pequeño es un grupo es mas facil esta alineados con los mismos objetivos, pero a medida que crece el grupo hay mayores diferencias y menos cohesión. Aunque los recursos sean abundantes, es evidente que en una población de individuos se propende a las diferencias entre ellos. Es natural que cada uno quiera estar en mejores condiciones que los demás, de ahí que las sociedades "igualitarias" generen conflictos, en especial, cuando un individuo se autopercibe como "diferente" y se esfuerza más que los otros. El conflicto surge cuando descubre que en una sociedad igualitaria obtiene los mismos resultados que el que no hizo ningún esfuerzo. En el experimento, aunque todos los individuos tenian las mismas oportunidades para acceder a los recursos, algunos sobresalieron por encima de otros. 

4. El aislamiento y sus efectos: El exceso de recursos y el proteccionismo genera individuos que solo quieren comer y dormir. A largo plazo se evidencia en algunos un aislamiento emocional y social (evidente en los "ratones hermosos" y "las hembras aisladas"). El surgimiento de individuos jóvenes que no quieren interacción con los de su otro género se asocian con un pronto colapso social. 

Reflexión Final

Aunque el experimento "Universo 25" no puede extrapolarse directamente a las sociedades humanas, nos ofrece un marco para reflexionar sobre los riesgos de la superpoblación resultante del exceso de recursos, la falta de propósito y la desconexión social. Está demostrado que el exceso de recursos genera inercia en algunos individuos por lo que otros toman el control. 

Hasta mediados del siglo XIX las sociedades humanas eran autolimitadas porque tenían pocos recursos. El mayor porcentaje de la población estaba en el campo y la densidad poblacional urbana era muy baja. Había que trabajar duro para sobrevivir. Las enfermedades, la falta de educación, el trabajo físico extenuante, eran causa frecuente de mortalidad. La expectativa de vida entonces era de 40 años, en promedio. 

Con el advenimiento de la revolución industrial, los avances científicos y tecnólogicos, las personas dejaron de morir por infecciones y enfermedades; tuvieron acceso a alimentos fáciles de conseguir en cualquier supermercado. El promedio de vida subió a mas de 70 años. Ya las personas no tenian que partirse el lomo para conseguir su comida. Ya no habia que salir a sembrar o a cazar para conseguir sus propios alimentos. No habia que ir hasta el río por agua ni buscar leña para cocinar. Podían trabajar en cómodas oficinas o fábricas.  (semejante a lo que ocurrió en la primera fase del experimento), lo que generó una explosión demográfica. 

En la seguna fase, las ciudades se sobrepoblaron y empezaron los problemas sociales: algunos individuos se relajaron mientras que otros vieron la oportunidad para conseguir más recursos y sobresalir por encima de los otros. 

Con la sobrepoblación se incrementaron los "solitarios" y "aislados". Ya no todos compartían los mismos intereses. Aparecieron los aislados sociales y las familias sin hijos (y con perros). El interés por la procreación disminuyó considerablemente. No es coincidencia que la "cultura" "woke" promueva el  homosexualismo, la aceptacion del aborto, la eutanasia, la ideología de género y sean opositores al modelo de familia tradicional. Recientemente tenemos una generacion de "hombres hermosos" que no quieren tener nada con sus hembras, y una generación de hembras que evita todo contacto con los "machos heteropatriarcales" a quienes les han declarado la guera. Tristemente, ahora somos una sociedad que acepta la muerte activa de sus crías como alto natural. 

Para mi no queda duda. Estamos llegando a la fase final del experimento.  

Ver: 

_______________


(1) El etólogo Desmond Morris plantea la misma hipotesis en su libro El Zoo Humano. Los humanos (al igual que otros animales), funcionamos muy bien en grupos pequeños. Cuando un grupo de hombres, o simios no supera los 60 individuos, no hay robos, atracos, ni daños personales porque cada uno de los individuos hace parte de nuestra historia personal. Los conocemos de toda la vida.  Cualquier conflicto se resuelve facilmente (con ayuda de la misma comunidad/tribu). Pero cuando uno convive con extraños a los que no conoce ni sabe de sus antecedentes ni su historia cualquier interacción humana puede ser estresante.  


miércoles, 8 de enero de 2025

El abuelo nazi: Hernan Casciari

Esta semana un texto de Hernán Casciari, escritor argentino. (tomado de la red.  Se conceden los respectivos créditos.)


EL ABUELO NAZI 

Yo estaba a punto de cumplir once o doce años y mi tía Ingrid, que era muy culta, me regaló dos canastos llenos de libros de su adolescencia. Eran más de cincuenta libros, y mi mamá los metió en el baúl del auto. Estaban en dos bolsas de arpillera.

Pero entonces llegó mi abuelo Marcos, y sin que se lo pidiera nadie, sacó los libros del baúl y los desparramó arriba de una mesa, como si fueran pomelos, o como si fueran cartas gigantes de chinchón. Miró los títulos de los libros, las ilustraciones de las portadas, y empezó a decidir cuáles eran para mi edad y cuáles no.

Mi abuelo Marcos era un tipo muy gordo y muy nazi, y todos en la familia le tenían mucho miedo. Para él, los demás siempre estaban equivocados y él había llegado al mundo para encontrar los errores. No se reía casi nunca, y cuando se reía era una risa que daba miedo.

Para peor yo era su primer nieto y me quería preservar de todo lo malo. Él estaba seguro de que, en muchos de esos libros que me habían regalado, podía haber malas palabras, o escenas chanchas, o cosas para las que yo, a mis once años, no estaba preparado.

Así que se sentó a la mesa, con su cara de escuerzo dueño de la verdad, y empezó a hacer dos pilones de libros.

En un pilón iba poniendo los que yo sí podía leer, y en el otro pilón los que no. Se basaba en los títulos, en las tapas, en el nombre de los autores, en su propia intuición nazi, en sus poquísimas lecturas.

En el montón de los permitidos puso esos libros seriales que se publicaban en los sesenta, del tipo «Jules y Gilles en busca del diamante», «Hardy Boys y el misterio de los seis cachorros de angora». Mierdas… Libros mediocres de los llamados juveniles que se imprimían como churros calientes y las madres les compraban a sus hijitos.

Mientras que en la pila de los libros prohibidos iba poniendo novelas que el hombre suponía demasiado complejas para mi edad, o que sospechaba que podían tener tetas y culos y fornicación.

Puso cada uno de los pilones en las bolsas de arpillera y le dijo a mi mamá que me diera los libros permitidos, y que escondiera de mi vista la segunda bolsa.

Mi vieja, que le tenía miedo a su padre, le hizo caso. Llegamos a casa y desparramó en mi pieza la arpillera ética, la bolsa moral, y a la otra bolsa la llevó al lavadero de casa, atrás del patio. Yo me hice el boludo pero miré bien a dónde Chichita se iba con la bolsa prohibida.

Después empezó el colegio y yo esperé, con paciencia, las tardes en que me dejaban solo en casa. Naturalmente, un día fui al lavadero y empecé a buscar la bolsa. La encontré rápido, detrás de los detergentes y del anticongelante.

Ahí mismo, sentado entre ropa sucia y con olor a jabón Federal, empecé a leer los libros prohibidos: eran novelas de Arthur Conan Doyle, de Oscar Wilde, de Mark Twain, de Chesterton. Libros impresos en hoja de biblia; en muchos casos, obras completas.

Mi abuelo nazi no me había prohibido a Oscar Wilde por «El príncipe feliz», sino por «El retrato de Dorian Gray», que era para adultos y estaba en el mismo tomo. No me prohibía las historias de Tom Sawyer, quiero decir, sino que me prohibía «Un yanqui en la corte del rey Arturo», del mismo autor.

Y los leí… Y los leí.

Tuve un abuelo que me prohibió —justo en el inicio de mi rebeldía— la buena literatura. No la tele, no las drogas, ni el alcohol, ni hacerme socio de Independiente (dios libre guarde). Me prohibió los libros buenos, las historias inmortales.

Tuve esa enorme suerte de principiante. Y se lo tengo que agradecer a él. Porque en la infancia, y en la pre adolescencia, la pasión por las cosas solamente te entra por las puertas del no.

—No toques eso; no hagas eso.

Por eso ahora, que tengo una hija de diez años, no la vuelvo loca para que lea. Es un error. Lo que hago es esconder a Borges en estantes inalcanzables, y meto a Edgar Allan Poe en cajones con llave. Y a los cronopios de Cortázar les pongo una cinta que dice NO TOCAR.

Yo sé que ella, Nina, tarde o temprano se va a sentar sola en casa, en la ansiedad de su infancia, y va entrar como si nada en la clandestinidad.

Hernán Casciari

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Hernán Casciari es un escritor y editor argentino. Conocido por su trabajo de unión entre literatura e internet. Creó la Editorial Orsai y dirige la revista Orsai, de crónica periodística y literatura.


miércoles, 1 de enero de 2025

2025: ¿Hacer o pedir?

Hace muchos años leí en la revista Selecciones del Reader Digest una  supuesta anecdota de un funcionario de la oficina postal de correos. Si bien no he encontrado el texto para reproducirlo, se los resumiré.  (Aclaro que concedo los respectivos derechos a su autor)

Los funcionarios de la oficina postal de correos una vez encontraron en un buzón un sobre dirigido a Santa Clauss en el polo norte. Conscientes de que no podrían hacer llegar la misiva a su destinatario, decidieron abrirla y ver qué podìan hacer con la solicitud. 

Leyeron emocionados la carta que un niño de 10 años le dirigía a Santa Claus, en la que decía que soñaba con poder tener una bicicleta que había visto en una vitrina pero que costaba 100 dólares y sus padres eran muy pobres y no tenían dinero para comprársela. Por eso recurria a Santa, pues quería tenerla para Navidad.  

Los funcionarios fueron tocados en su corazón y aunque no eran personas que ganaran mucho, hicieron una recolecta entre todos los funcionarios (despachadores, carteros,  personal de aseo y otros empleados) para poder regalarte al niño una linda nochebuena. 

Sin embargo, solo consigueron recoger 92 dólares y los enviaron  en un sobre de regreso a la dirección del remitente, deseándole al niño una feliz navidad. 

Una semana después recibieron emocinados otra carta del niño dirigida a Santa Clauss.  Reunieron a todo el personal que habia contribuido con el regalo y abrieron el sobre.  Todos en silencio esperaron que el supervisor la leyera en voz alta. 

"Querido Santa:  Recibí tu sobre y me sentí muy feliz. Sin embargo al abrirlo me quedé muy enojado. Esos desgraciados del correo se robaron 8 dólares. No vuelvas a enviarme nada por correo". 


La historia parece un chiste, pero no lo es. Cientos de personas en mi país se acostumbraron a que hay que regalarle dinero y subsidios, que hay que darles casa gratis, educación gratis, servicios gratis. Cuando por alguna razón el Estado no les cumple, consideran que están siendo vulnerados sus derechos, hacen bloqueos, tumban semáforos y queman carros de personas que sí trabajan. 

Recuerdo que de niño tenia un compañero (no diré su nombre) que evidentemente nunca tenía dinero. Mi mamá siempre me daba suficiente para comprar dos paletas en los recreos. Yo dejaba el dinero para el último recreo y pedia dos paletas (mora o limón, eran mis preferidas). Tomaba una y le ofrecía la otra a mi amigo, que la recibía agradecido.  

Un día, en el último recreo, luego de hacer una larga fila en la "tienda de  Cano", que además de ser el conductor del bus 12 también era el encargado de las ventas, descubrí que no tenia el dinero suficiente en mi bolsillo para comprar las dos paletas. Solo alcanzaba para una. 

Mi "amigo", que siempre me esperaba al lado de la fila, se enojó conmigo porque yo le estaba ofreciendo compartir la paleta entre los dos. (No podría repetir sus palabras exactas. Yo tendría unos diez años, pero si recuerdo que me llamó "amarrado"). No olvido la recriminación que me hizo por no haberle comprado "su" paleta. Fue el final de una amistad y un despertar que agradezco: me prometí que no dejaría que  mis buenas acciones fueran interpretadas por los demás como una obligación mía y como un derecho de ellos.   

Casi ciencuenta años despues, este personaje aun sigue exigiendo que el gobierno le tiene que dar todo. (Sí, seguimos en contacto en un chat de egresados). No diré tampoco su actual profesión, pero pertenece a un gremio que  acostumbra marchar exigiendo al gobierno todo tipo de beneficios, escudados en un supuesta "justicia social". 

Estos resentidos sociales creen que todo el que ha logrado algo, tiene la obligación de compartirlo con ellos. Sin embargo, la "justicia social" para ellos solo aplica a los de arriba, puesno están dispuestos a despojarse de lo que tienen para compartirlo con los que tienen menos. 

Los que me conocen saben que no soy partidario del proteccionismo por parte del Estado. No creo en el eslogan de "Justicia social" que esgrimen los que quieren quitarle a los de arriba, pero se niegan a compatir lo que tienen con los que están abajo. 

Siempre he creido que es un error hacerle creer a la gente que la educación o la salud deben ser gratuitas. Toda buena educación es costosa. La buena salud es costosa. 

¡Sí. La salud y la educación son derechos!  

Pero el médico no trabaja gratis, el maestro tampoco; el bombero, el enfermero o el técnico de la energía deben recibir una retribución por lo que hacen (ese es también su derecho). El metro no es gratis, hay que hacerle mantenimiento, hay que renovar los vagones y pagarle al personal. Hasta el más humilde zapatero hace su trabajo esperando retribución.  Nadie hace su oficio por amor a la humanidad. Nada es gratis. Alguien tiene que pagarlo. 

¿Que lo paguen los ricos? ¡No! La inversión pública debe ser de todos. Por eso es pública. Cada quien debe aportar en la medida de su posibilidades, pero todos tenemos que aportar proporcionalmente. ¡Todos! 

No confundamos la educación o salud pública con la educación y salud gratuita, o el trasporte público con el trasporte gratuito. Los servicios sociales deben ser públicos, pero siempre hay que pagarlos. Nunca podrán ser gratuitos a menos que haya personas que trabajen gratis o que alguien regale los insumos y materiales y eso es muy difícil. 

No conozco el primer profesor de FECODE que promueva la educación gratuita y que esté dispuesto a trabajar gratis de tiempo completo, ni ningún médico o enfermera de un sindicato que estén dispuestos a trabajar sin salario para que la salud sea gratuita. Siempre esperan que alguien más les pague su salario (que es lo que debería ser). 

Recuerdo que en los años 80s el presidente Belisario Betancur, de corte socialista, propuso la entrega de casas de interés social a familias de bajos recursos. La propuesta "Sí se puede" consistía en que cada familia aportara unas horas semanales de mano de obra con uno de sus miembros para que ayudara en la construcción de su propia vivienda (así se daba empleo, y se aseguraba que la casa sería bien contruida ellos mismos vivirían en ella). Solo cuando hay esfuerzo se valoran las cosas. Las que son regaladas son despreciadas por quienes las reciben. 

Los que tuvimos que trabajar mientras estudiábamos, y que ahora somos profesionales que pagamos impuestos, estamos cansados de sostener zánganos que llevan más de 20 semestres en una universidad pública pintando paredes y saliendo a marchar porque no les interesa terminar una carrera que para ellos es gratuita. Los que pagamos a tiempo nuestros impuestos estamos cansados de los que construyen barrios de invasión y tiran la basura a las quebradas para que nosotros paguemos su aseo. Los que trabajamos de sol a sol estamos cansados de que se nombre como gestores de paz a los que secuestraron y estorsionaron a personas inocentes solo porque tenían más dinero que ellos. (y a veces, hasta menos)

Se viene un año económicamente difícil. Un año en el que  muchos politicos agitarán las aguas enarbolando banderas de equidad y justicia para conseguir votos. Muchos apoyarán que el gobierno les regale todo y votarán por estos políticos.  

Millones de ciudadanos trabajaremos duro para poder resolver nuestros problemas, mientras otros se sentarán a esperar que les den ayudas y subsidios que saldrán de los que sí hicimos el esfuerzo. 

Sinceramente espero que este año que viene seamos más los que contruyamos, y que cada vez sean menos los que "piden y piden", esperando vivir de los que "hacemos y construimos". 

Tengo la esperanza en un mundo donde cada quien espere cosechar lo que sembró. 


Los dejo con un fragmento del poema En paz, del mexicano Amado Nervo  que tiene unos versos que son contundentes:


porque veo al final de mi rudo camino

que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje la miel o la hiel de las cosas,

fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:

cuando planté rosales, coseché siempre rosas.


Que el 2025 venga con las oportunidades para poder construir un mejor futuro.  





miércoles, 25 de diciembre de 2024

Escribir para los niños. Isaac Bashevi Singer.

En temporada de navidad y año nuevo se reactivan los buenos deseos. Se vuelve a añorar la época de la infancia donde todo es mágico e irreal. 

Es una época en la que, como dice la escritora Luisa Fernanda Mesa, volvemos a nuestra infancia. 


¿Qué nos motiva?
Creo que es la infancia. No los niños, aunque para algunos es la razon visible, no es por ellos, es por nosotros mismos. Es por volver a creer, por abrir un regalo con la ilusión de cumplir un sueño, comer manjares, abrazar sin prejuicios, reir a carcajadas, estrenar, viajar al país de la ilusión, de los juguetes y de los sueños realizados. Volver a la infancia. Jugar. (ver texto completo acá)

 Esta semana quiero  compartirles un decálogo con el que el escritor judío Isaac Bashevis Singer cerró su discurso luego de recibir el Premio Nobel de Literatura en 1978.


"Señoras y señores: Hay quinientas razones por las que empecé a escribir para niños, pero para ahorrar tiempo voy a mencionar solo diez:

1.  Los niños leen libros, no reseñas. Los críticos les importan un bledo.

2.  Los niños no leen para descubrir su identidad.

3.  No leen para liberarse de culpa, para sofocar su sed de rebelión o para liberarse de la alienación.

4.  La psicología no les sirve para nada.

5.  Detestan la sociología.

6.  No intentan entender a Kafka o Finnegans Wake.

7.  Aún creen en Dios, la familia, los ángeles, los demonios, las brujas, los duendes, la lógica, la claridad, los signos de puntuación y cosas tan obsoletas como estas.

8.  Aman las historias interesantes, no los comentarios, ni las guías de lectura ni las notas a pie de página.

9.  Cuando un libro los aburre bostezan abiertamente sin vergüenza alguna ni miedo a la autoridad.

10. No esperan que su escritor favorito salve a la humanidad. Saben, porque son jóvenes, que esto no está en su poder. Solo los adultos tienen esas ilusiones infantiles".


Felices fiestas. 


miércoles, 18 de diciembre de 2024

Es hora de romper las barreras. ¡Es navidad!

Navidad es una epoca especial en que todos parecen volverse humanos, y querer compartir con los demás las cosas buenas de la vida. 

En estas fiestas las empresas nos sorprenden con comerciales que incitan a la amistad y a compartir. 

A continuación les traigo uno de los comerciales navideños que vale la pena ver y difundir. 


 

Felices fiestas. 


martes, 19 de noviembre de 2024

Euler y los poliedros

Hace algunos meses en este mismo blog les decía que Dios era matemático y me declaraba creyente de 𝞹 (PI) (ver entrada acá). 

¿Y cómo no creer en un poder supremo que tiene reglas inviolables? ¿Cómo ignorar que hay una lógica y una razón en el universo que tal vez aún no comprendemos?

Quienes me conocen saben de mi fascinación por la lógica y la matemática. Hace poco encontré (o reencontré) la fórmula del poliedro de Euler. Sé que a muchos, de niños, nos pusieron a contar cuántos lados tiene un cubo, cuántos  ángulos y cuántas aristas.  

Lo fantástico de esto es que hay un patrón que se repite en los poliedros regulares y que es otra ley universal que será cierta haya o no humanos; exista o no, el planeta Tierra.  Es una verdad innegable auque no hubiera humanos que la promulgaran. Dios simplemente "ES". Igual que lo que ocurre con la matemática. (ver Dios es matemático)

Imagina que sostienes un cubo, o una pirámide.  A simple vista tiene caras, bordes y vértices.  Lo mágico de todo es que la relación entre las caras (superfices), bordes (aristas) y angulos, tienen una norma general que entra en el terreno de lo asombroso. 

Euler la descubrió y la formuló de esta manera. 

V-A+C = 2

Donde: 

  • V es el número de Vértices (esquinas)
  • A es el número de Aristas (borde de cada superfice) 
  • C es el número de Caras o superficies. 


Por ejemplo un cubo tiene 8 vertices, 12 aristas y 6 caras 

Euler descubrió que si tomamos los vertices le restamos las aristas y le sumamos las caras, tendremos por resultado el número 2. 

  • V-A+C= 2   
  • 8-12+6 =2

Pero si lo hacemos con un tetraedro será igual. 

4-6+4= 2


A este teorema que se cumple en los poliedros convexos se le conoce como característica de Euler o Característica de Euler-Poincaré.

Aunque lo conocía desde hacía varios años, lo recordé porque ayer me encontré un video que mostraba dicha singularidad de una forma muy bien explicada  y quise compartirlo con ustedes. 

Como ya lo expuse en otras entradas, la magia de las  matemáticas son para mí la prueba irrefutable de que en el universo hay un orden establecido que no depende ni siquiera del universo mismo.  Es una ley inmutable, en cualquier lugar o época en que se plantee. Lo mismo ocurre con la relación entre la circunferencia y el número 𝞹 

Las leyes matemáticas no dependen del tiempo o del espacio. Están ahí desde mucho antes del inicio de los tiempos y estarán ahí cuando el último humano haya desaparecido. De manera que si alguien me pregunta si creo en Dios, mi respuesta siempre será que sí. Creo en Dios, como creo en PI. 

Vea también. 



miércoles, 30 de octubre de 2024

No, Halloween no es satánico, es una celebración de vida, de humanidad.

Así como lo están leyendo: Halloween no tiene nada que ver con lo satánico, sino todo lo contrario: Es una comemoracion de la esperanza ante la oscuridad que llega.  

Imaginemos las  primeras tribus del norte de Europa.  Acaban de pasar el equinoccio (23 de septiembre) y los humanos de entonces descubren que, como el año anterior, el día durará mucho menos y la noche se prolongará cada vez más. Las hojas de los árboles empiezan a caer,  las cosechas se malogran, las noches se vuelven más frías, el sol se oculta más temprano, los animales empiezan a pasar mayor tiempo en las madrigueras intuyendo la llegada del invierno. 

La naturaleza entera comienza a morir (otoño) para dar paso al invierno. La oscuridad cada dia gana más terreno y vence a la luz. 

Los humanos saben que vienen tiempos duros, de escacez, de menos alimentos, de penurias. Quizas muchos de su tribu no sobrevivan. Lo único que pueden hacer es guardar provisiones. Sólo queda la esperanza. 

Entonces aquellos hombres y mujeres hacen un pacto con la naturaleza. Hacen ofrendas a los espíritus de la oscuridad para mantenerse con vida. Saben que en algún momento vencerá la luz sobre las tinieblas, así ha ocurrido por siglos, pero por ahora toca prepararse para la llegada de las sombras. 

Eso es Halloween: una celebración para ponerse en paz con la oscuridad que viene, y suplicar su merced. Se hacen fiestas, se disfrazan, cuentan mitos sobre brujas y seres del mas allá que tomarán el control del mundo que conocen. 

Cada día será más corto y las noches mucho más largas llegando a su mayor expresión el 21 de diciembre, cuando la oscuridad será la más extensa de todo el año, (solsticio de invierno). Así mismo, el día será el más corto de todos.  Aquellos primeros humanos se aferraban a ritos y sortilegios para poder sobrevivir hasta que la luz volviera a reinar sobre la oscuridad. Es el triunfo de la esperanza frente a la muerte.

Y ocurrirá un milagro más o menos el 25 de diciembre: los sobrevivientes notarán que el sol está venciendo, que nuevamente el día esta durando más tiempo y la oscuridad está siendo vencida.

No es una coincidencia que la iglesia católica celebrara el 01 de noviembre la fiesta de los muertos. Esta fiesta se celebraba mucho antes de la llegada de Jesucristo. No era para celebrar el mal, ¡Todo lo contrario!, era para protegerse del mal y tratar de sobrevivir. La iglesia, se apropió de dicha fiesta para volverla cristiana. Igualmente en diciembre cuando en Europa se celebraba la fiesta del sol vencedor, la iglesia tomó la fecha para celebrar el nacimiento de Jesús. De hecho, casi todas las religiones coincide en que su deidades nacieran el 25 de diciembre para poder mostar el poder de la luz sobre la oscuridad. 

Profundicemos sobre lo que significa Halloween y la navidad.  Ambas fiestas son complementarias y vienen de la naturaleza misma. 

A continuación explico la  evolución de dichas fiestas: 

Festividad celta de Samhain. 

En sus orígenes Halloween proviene de la festividad celta de Samhain.  Los antiguos celtas en Irlanda, Escocia y Gran Bretaña celebraban el Samhain alrededor del 31 de octubre al 1 de noviembre para marcar el fin de la cosecha y el inicio del invierno, la época más oscura del año.  Se creía que durante esta noche, el velo entre el mundo de los vivos y el de los muertos era más delgado, permitiendo a los espíritus cruzar al mundo terrenal. Las personas encendían hogueras y usaban máscaras para ahuyentar a los espíritus malignos.  Se acostumbraba dejar comida y ofrendas fuera de sus hogares para apaciguar a los espíritus, y realizar rituales para honrar a sus antepasados.


Celebración romana de Feralia y Pomona

Cuando los romanos conquistaron tierras celtas (alrededor del 43 d.C.), integraron sus propias festividades a Samhain.

Feralia: Una festividad romana de finales de octubre para conmemorar a los muertos, que se fusionó con algunos aspectos de Samhain.

Pomona: Los romanos también celebraban a Pomona, diosa de los frutos y los árboles, cuya símbolo era la manzana. Se cree que de esta tradición surgieron algunos juegos típicos como el de "bobbing for apples" o atrapar manzanas con la boca.

Epoca Cristiana:  Día de Todos los Santos y Día de los Difuntos

En el siglo VII, la Iglesia Católica intentó reemplazar o asimilar las festividades paganas y estableció el Día de Todos los Santos el 1 de noviembre para honrar a los mártires y santos. La víspera, el 31 de octubre, se convirtió en la Víspera de Todos los Santos o "All Hallows' Eve", que finalmente derivó en "Halloween."

En el siglo X, también se añadió el Día de los Difuntos el 2 de noviembre para recordar a los muertos, dando un marco cristiano a las celebraciones.

Marketing. Halloween en Estados Unidos

Los inmigrantes irlandeses y escoceses llevaron la celebración de Halloween a Estados Unidos en el siglo XIX, popularizando prácticas como el "truco o trato" ("trick or treat") y los disfraces.

En Estados Unidos, Halloween evolucionó hacia una festividad secular y comunitaria, llena de disfraces, dulces y decoraciones de fantasmas, brujas y calabazas talladas. La calabaza tallada (Jack-o’-lantern) tiene origen en una leyenda irlandesa sobre "Stingy Jack", un hombre que engañó al diablo y fue condenado a vagar por la Tierra con un nabo iluminado. En América, este nabo fue sustituido por la calabaza.

Halloween y su relacion con la navidad

Por su parte, el halloween, que marca el inicio de la oscuridad (en el sentido de la naturaleza), culmina con la victoria de la luz el 25 de diciembre. 

Veamos:

Cristianismo - Jesús: En el cristianismo, se celebra el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre. Aunque no hay evidencia bíblica que indique esta fecha como su cumpleaños real, se escogió probablemente para sincronizar con festividades romanas, como la de Sol Invictus, permitiendo una transición de la religión romana al cristianismo.

Mitología Romana - Sol Invictus: Los romanos celebraban el nacimiento de "Sol Invictus" (el Sol Invicto), un dios que representaba el renacimiento y la victoria de la luz sobre la oscuridad. Fue declarado un día festivo en el Imperio Romano bajo el emperador Aureliano en el 274 d.C. Coincide con el solsticio de invierno, momento en que el día empieza a alargarse, simbolizando el retorno de la luz.

Mitología Persa - Mitra: En el culto a Mitra (o Mithra en Persia), dios de la luz y la verdad, se celebra el 25 de diciembre como su nacimiento. Mitra fue particularmente adorado por soldados romanos y otras poblaciones del imperio, y muchos consideran que este culto influyó en la adopción de esta fecha por el cristianismo.

Mitología Egipcia - Horus: En algunos relatos, se considera que Horus, el dios egipcio del cielo y la protección, nacido de la diosa Isis, también pudo haber sido asociado a la fecha del 25 de diciembre en interpretaciones posteriores, aunque esto no es parte de las creencias egipcias originales.

Mitología Nórdica - Yule y Frey: En la mitología nórdica, el festival de Yule, una festividad germánica pagana que marcaba el solsticio de invierno, celebraba el retorno de la luz. Durante esta festividad se hacían sacrificios y celebraciones en honor a dioses como Frey, el dios de la fertilidad y la prosperidad.


Como pueden ver, aqui no hay nada demoniaco ni satánico. 

Halloween es una fiesta donde se celebra la vida. Halloween es un canto de esperanza frente a la oscuridad que llega.  Es  un pacto que hacemos los humanos con la naturaleza, mientras esperamos que la luz que venza a la oscuridad. 


miércoles, 16 de octubre de 2024

Niveles de lectura

Aclaración: El siguiente texto hace parte de una serie de reflexiones personales sobre el arte de la escritura. Se deja constancia que no he cursado ningun programa universitario sobre literatura por lo que mis opiniones no son "verdades académicas"; solo son el producto de muchos años de lectura y de "rumiar" ideas. Siéntanse con la libertad de acogerlas o rechazarlas: son solo opiniones.




Niveles de lectura

Por Carlos Alberto Velásquez Córdoba

  

En su libro “Cómo escuchar la música” Aaron Copland propone que hay cuatro componentes de la música: El ritmo, la melodía, la armonía y el timbre. Cada componente tiene sus características específicas y pueden ser estudiadas por separado sin que la música pierda sus propiedades.

Ahora, bien: todos estamos capacitados para escuchar música, pero solo muy pocos son capaces de abstraerse de la reacción visceral que ella produce y analizar y escuchar la música teniendo consciencia de sus componentes. Recordemos que analizar es fragmentar algo en partes menores para estudiarlo mejor. Cualquiera puede escuchar música, pero un verdadero melómano puede escucharla en cuatro canales simultáneos y diferenciar cada uno de ellos. Igual pasa con la literatura.

Recuerdo que hace muchos años conversaba con la escritora Sonia Emilce García sobre la forma de leer un texto. En ese entonces yo tenía una hipótesis sobre los niveles de lectura y hoy quiero explicarla más detalladamente.

Desde mi punto de vista existen cuatro niveles de lectura:

1. El contenido. (De qué trata el texto).

2. El significado (La intención del texto - Qué quiere decir el autor)

3. El intertexto, el subtexto y el hipertexto (que relaciones ocultas tiene el texto)

4. La estructura (Cómo está construido el texto).




Nivel 1. El contenido (De qué trata el texto)

El nivel más simple de toda lectura es el contenido y se basa en una pregunta sencilla: “¿De qué trata el texto?  ¿Qué historia cuenta?”. Cuando comenzamos a leer, nos dejamos atrapar por la trama. Caperucita roja es engañada por un lobo que se la quiere comer, La isla del tesoro es una historia de piratas buscando un cofre lleno de oro, Cien años de soledad narra la historia de la familia Buendía, etc.  

No se trata de aprender. Se trata de un nivel que tiene como objetivo lo visceral. Entretener, emocionar, ilusionar, asustar, llevar al lector a otro mundo y hacerlo partícipe de una historia o una aventura. Aquí es donde podemos influir para que los niños amen la literatura porque es un tipo de lectura que atrae y no pone retos mayores. De hecho, cuando a un niño un profesor le pone a analizar un cuento, deja de tener encanto para aquel. El nivel básico es para sentir la aventura, para prestar atención a la trama, al argumento, a lo que se cuenta. Es un error que en los primeros años de vida se obligue al niño a leer para aprender. Hay que dejar que los menores lean para divertirse. Pronto se darán cuenta de que a la vez que lo hacen también aprenden, y ya no habrá que obligarlos a leer: ellos mismos buscarán lecturas y aprenderán de ellas, sin darse cuenta siquiera, de que lo están haciendo.  

A este nivel de lectura debería llegar toda persona como mínimo: entender lo fundamental del texto y comprender de qué se trata. Ello aplica para una noticia, para una novela, para un poema o para un manual de instrucciones. El lector básico debe haber entendido sobre qué trata el texto.

 

Nivel 2. El significado: (la intención del autor)

En este nivel el lector no solo se divierte con la trama (contenido) sino que saca conclusiones propias que parecen expuestas por el autor. En Caperucita roja puede intuir que la moraleja es que no se debe hablar con extraños, en La Isla del tesoro, comprender el valor de la honestidad y de la lealtad, etc. Cada texto tiene su enseñanza. Si bien en el nivel básico un libro de historia cuenta conquistas, y batallas, (entretenimiento) en este viene un análisis de causas y efectos. Un texto que narre el descubrimiento de América tiene una lectura básica sobre la aventura de Colón y sus carabelas. En el nivel siguiente el lector debe poder intuir las causas o consecuencias. Puede haber autores que presenten el hecho como una gran aventura y un descubrimiento épico, mientras que otros pueden enfocarlo desde el punto de vista de un mundo que fue invadido. El hecho narrado es el mismo, pero el lector puede interpretar la intención del autor, y estar o no de acuerdo con su punto de vista.

Aquí ya no se trata de dejarse llevar por la historia de Blanca Nieves y la bruja malvada, sino de encontrar personajes con los que se identifica y con los que no. Quien lee más allá del relato interpreta la motivación del autor y entiende que el cuento tiene un tipo de intención (explicita o no), y que no deja lugar a dudas porque es directa. La reina malvada está celosa y quiere ser la más bella del reino sin importar lo que deba hacer.

Ningún lector puede negar que Romeo y Julieta murieron a causa de un caprichoso amor adolescente y los odios irracionales entre los Montesco y los Capuleto. La historia en un primer plano narra la tragedia de dos jóvenes enamorados que no pueden ser felices porque sus familias son enemigas. En el segundo nivel viene la reflexión. Es evidente que Shakespeare quería mostrar lo que sucede entre dos grupos que mantienen viejas rencillas. Un buen lector sabe que no se trata solo de familias de Verona, sino que la historia puede asimilarse con otras situaciones: dos empresas rivales, dos universidades, dos ciudades enfrentadas, etc. Es evidente que Romeo y Julieta son el pretexto para reflexionar sobre las consecuencias del odio entre grupos de personas.

Después de comprender el contenido y las intenciones del autor, el lector puede profundizar más sobre lo que está implícito o relacionado con otros textos, lo que nos lleva al tercer nivel de lectura

 

Nivel 3. El subtexto, el intertexto y el hipertexto.

Este tercer nivel de lectura requiere de una mayor profundidad y una atención especial a las relaciones que el texto tiene tanto consigo mismo como con otros textos y contextos. Aquí nos adentramos en capas más sutiles de significado que pueden no estar explícitas en el contenido o en la intención del autor, pero que surgen a través de la intertextualidad, el subtexto y el hipertexto.

El subtexto se refiere a lo que está "debajo" de la superficie del texto. En otras palabras, “leer entre líneas”.  Aquí importa el significado implícito, lo que no se dice de manera directa pero que el lector puede inferir a partir de las palabras, las acciones o el comportamiento de los personajes. En el caso de Caperucita Roja, por ejemplo, el subtexto puede sugerir temas relacionados con el despertar sexual o los peligros de la ingenuidad en un mundo adulto y amenazante. El lector en este nivel interpreta no solo lo que está escrito, sino lo que está insinuado. ¿Es el Pinocho de Collodi una crítica al sistema educativo de su tiempo? ¿O tal vez una parodia al régimen político de la época?

El intertexto, por otro lado, consiste en las referencias que el texto hace a otros. Todo texto se enriquece con las lecturas previas de su autor y, por lo tanto, guarda diálogos ocultos o explícitos con otras obras literarias, históricas, filosóficas, etc. En Cien años de soledad, por ejemplo, encontramos alusiones bíblicas (el diluvio, la creación), elementos de la historia latinoamericana y referencias a otras obras de la literatura universal. El lector entrenado en este nivel reconoce esos ecos, esas conexiones, que añaden una dimensión adicional de comprensión al texto.

Finalmente, el hipertexto es una categoría que ha cobrado fuerza en la era digital, pero que también puede aplicarse a textos escritos en papel. Se refiere a los enlaces que un texto puede tener con otros textos y documentos, incluso, películas, videos, fotografías, ya sea de manera explícita o sugerida, formando una red de significados que puede expandirse a través de conocimientos o lecturas paralelas o asociativas. En la obra Don Quijote de la Mancha, por ejemplo, los textos caballerescos a los que hace referencia el propio protagonista son hipertextos, en el sentido de que influyen directamente en la interpretación de la obra.

En este nivel, y sin importar las subclasificaciones, el lector está constantemente buscando estas relaciones que no siempre son obvias, y que dependen de su bagaje cultural, histórico y literario. Un buen lector en este nivel es capaz de identificar influencias, alusiones y contrastes entre obras, y de ver cómo un texto no existe de manera aislada, sino como parte de un diálogo más amplio con el mundo literario y cultural.

 

Nivel 4. La estructura (Cómo está construido el texto)

El último nivel de lectura se centra en cómo está construido el texto. Aquí, el lector no solo se detiene en el contenido, el significado o las relaciones intertextuales, sino que presta atención a la forma en que el autor ha decidido organizar sus ideas y estructurar su relato. Este es el nivel de análisis más técnico y literario, que examina los elementos formales del texto: su narrador, su punto de vista, el tiempo narrativo, la disposición de los capítulos, el estilo del autor, el uso de figuras retóricas, entre otros.

En este nivel, el lector puede notar, por ejemplo, cómo en Cien años de soledad el tiempo no sigue una línea cronológica, sino que se despliega de manera cíclica, reflejando una concepción del tiempo distinta de la convencional. O cómo en Ulises de James Joyce, el autor utiliza diversas técnicas narrativas (monólogo interior, parodia, estilo directo, entre otros) que desafían las formas tradicionales de contar una historia.

También permite entender por qué ciertos autores eligen contar una historia de una manera particular. ¿Por qué usar un narrador en primera persona? ¿Por qué empezar la narración in media res, es decir, en medio de la acción? En Crónica de una muerte anunciada, García Márquez nos revela el final de la historia desde el principio, pero lo que atrapa al lector es el cómo se llega a ese final inevitable. La estructura misma del texto se convierte en parte de su significado.

En resumen, este nivel es para aquellos lectores que desean ir más allá de la historia, del mensaje y de las relaciones entre textos, y que disfrutan de desentrañar las decisiones estilísticas y formales que dan vida al mismo. Es aquí donde se aprecia verdaderamente el arte del escritor, y donde la literatura se revela no solo como contenido, sino como forma y técnica.

Para ser buen lector no se requiere llegar a este nivel. Sin embargo, si se quiere ser buen escritor, es necesario entrenarse en reconocer la técnica y el estilo de los otros. Cuando uno conoce los secretos de los grandes es más fácil dar los primeros pasos.

 

Carlos Alberto Velásquez Córdoba ®

El blog de los lagartijos

calveco@gmail.com

 

miércoles, 18 de septiembre de 2024

El cuento de la historia clínica

Los seres humanos somo contadores de historias por naturaleza, contamos lo que nos sucede y lo que ha sucedido a través del tiempo, incluyendo la historia de nuestras enfermedades, lo que se conoce como historia clínica.

Toda enfermedad, como en un cuento literario, tiene un inicio, un nudo y un desenlace.

Tiene, además, un protagonista (paciente), unos personajes secundarios (familia, cuidadores, etc), un villano (la enfermedad o el trauma). Tiene una trama compuesta de inicio, nudo y sesenlace. Como cualquier novela tiene una época y un entorno.

Les comparto un artículo publicado en la revista Anales de la Academia de Medicina de Medellín, que explora la capacidad del ser humano de contar historias y plantea la semejanza de la historia clínica con el cuento literario.

El médico que hace una historia clínica debe saber investigar el inicio y desenredar el nudo, para ayudar a escribir el mejor desenlace posible.

Los invito a leer el artículo directamente de la fuente, y de paso, conocer la revista de la Academia de Medicina de Medellin. No es solo para médicos. Es de gran valor para el público en general.


Haga clic en la imagen para abrir el artículo




Haga clic en la imagen para leer la revista completa


miércoles, 7 de agosto de 2024

Educación moderna.

Hace varios años alguien me compartió este video. 

En ese entonces pensé que estaban exagerando. Ahora, no estoy tan seguro de ello.  ¡Esta es la realidad!



miércoles, 24 de julio de 2024

¿Que se requiere estudiar para ser escritor?

Algunos me conocen como escritor. Otros me han conocido como médico. Algunos me conocieron por mi habilidad de coger goteras de los techos o por mi oportunidad como mensajero. Unos cuantos me han conocido como profesor  de reanimacion y trauma o dictando cursos de creatividad y cultura general. Los profesores de mi universidad me conocieron como alumno. 

Además de ser bueno contando historias y diagnósticando enfermedades, también sé algunas cositas sobre electricidad, plomería o albañileria. Unos pocos me identificaban como el que les arreglaba el computador cuando se les dañaba, y cuando era joven solía ser el que se encargaba de los cerdos en la finca de un tío. En algunos casos he pintado casas.  Sin lugar a dudas, mi familia y amigos más cercanos me conocen por ser buen papá y buen esposo. Estos dos son para mí los principales oficios y los que me llenan de mayor orgullo. 

Es increible la cantidad de cosas que puede hacer alguien y todas las formas que existen para uno ganarse la vida. 

Nadie es exclusivamente médico o piloto, obrero o gerente.  Todos tenemos muchas facetas en las que podemos desempeñarnos. 

Recientemente he dictado talleres sobre literatura y  una participante me dijo que queria estudiar literatura para ser escritora. Eso es como decir que se quiere estudiar historia antioqueña para saborear un sancocho.  

No estoy denigrando de los que estudian literatura. De hecho, quiero estudiarla (formalmente) algún dia. Pero no creo que para escribir bien se deba estudiar literatura. Oscar Wilde  solia decir:  "No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir, y decirlo".

Creo que no se equivocaba. Sin embargo, debo admitir que no todo el mundo es Oscar Wilde y muchos no son capaces de decir, lo que quieren contar. Pero ello no se aprende en una universidad. Se aprende conversando, hablando, oyendo y escribiendo... ah, y no olvidemos, revisando y corrigiendo. 

Muchos me han escuchado decir que escribir es más fácil que hablar. Cuando uno habla dice las cosas como se le ocurren.  Escribir te permite revisar cada palabra, cada frase, cada idea para que cuando llegue al destinatario llegue perfecta.  

¿Cuántas veces en una conversación decimos algo y luego lamentamos haberlo dicho de una u otra forma? ¿Cuántas, nos arrepentimos de no haber dicho otra palabra diferente o haberlo expresado en distinta forma?  Escribir nos da esa oportunidad: de escoger cada palabra, cada frase, cada idea y revisarla, una y otra vez, hasta tener la certeza de que eso era EXACTAMENTE lo que  queríamos decir. 

Eso no lo enseñan en la universidad. Lo aprende el que quiere, y lo deja pasar el que no. 

Es fantástico escribir un texto y luego tener la capacidad de analizarlo desde el punto de vista filológico. Saber que lo que salió fue una sinecdoque, o que se hizo una paronimia, o que la figura utilizada fue un oxímoron. Pero para escribir que "su frialdad quemaba mi corazón" no se  requiere saber qué figura literaria es. Se requiere tener algo para decirlo y expersarlo de la mejor forma posible. 

A mis alumnos de los talleres los invito a que escriban.  No importa si el texto es una crónica, un relato, una estampa, un cuento o una anécdota.  Eso, que lo definan los críticos.  La creacion literaria es libertad.  Si un excelente texto no encaja en un género literario específico, ¿que importa? Tal vez se  haya creado un nuevo género.  

¿Qué importa saber si el narrador es autodiegético o heterodietético cuando la historia está bien contada y no tiene grietas en su estructura?  Es bueno saber la teoría, pero distinguir un narrador en primera persona de uno en tercera persona no te hace buen escritor. Saber cómo se cuenta la historia para que sea clara y atrayente es lo que cuenta.  

La mayoría de los grandes escritores escribieron lo que se les ocurría.  Muchos no eran egresados de una universidad, y menos doctorados en idiomas.  Algunos estudiaron después de ser famosos escritores para perfeccionar lo que ya sabían hacer bien.  

Nadie necesita estudiar literatura para escribir buenas historias. Sin embargo, quien deciden estudiar literatura entenderá mejor la forma como se puede escribir, y perfeccionará su arte. 

¿Quieres escribir bien?  Estudia al ser humano, estudia la naturaleza... estúdiate tu mismo.  Conversa, escucha, lee... Vive la vida y crea las vidas que quieres contar. 

Para que reflexionen, a continuación les comparto un texto que encontré en la red. 

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¿Qué estudiaron los grandes escritores? Esta es una pregunta inquietante ya que el genio y el éxito humano muchas veces son relacionados con los estudios. En la literatura los resultados son bastante disimiles. Compartimos aquí los estudios universitarios que realizaron algunos de los grandes escritores de la historia:

• Edgar Allan Poe: Se enroló en el ejército y pasó brevemente por la Academia militar de West Point, pero no realizó estudios universitarios.

• Ernest Hemingway: No realizó estudios universitarios. Tras graduarse de la secundaria consigue puesto como conductor de ambulancia durante la Primera Guerra Mundial.

• Fiodor Dostoievski: Estudió Ingeniería en la escuela de Ingenieros Militares de San Petersburgo.

• Franz Kafka: Estudió Química en la Universidad de Praga, pero se retiró a las dos semanas. Después intentó estudiar Historia del Arte y Filología Alemana. Finalmente se doctoró en Leyes.

• Gabriel García Márquez: Estudió Derecho aunque no terminó sus estudios. Tras interrumpir sus estudios de derecho se convirtió en periodista pero no estudió para esto.

• Haruki Murakami: Estudió Literatura y Teatro griego en la universidad de Waseda.

• Isaac Asimov: Estudió Bioquímica en la Universidad de Columbia.

• Jorge Luis Borges: No realizó estudios universitarios.

•James Joyce: Estudió lenguas y quiso estudiar Medicina (no lo hizo por razones económicas).

• Juan Rulfo: No realizó estudios universitarios.

• Julio Cortázar: Se formó como Profesor en Letras y obtuvo título como Traductor Público, título que logra en 9 meses cuando el tiempo normal era 3 años. El esfuerzo le provoca síntomas neuróticos.

• Julio Verne: Estudia Derecho pero de inmediato se dedica a escribir.

• J.R.R. Tolkien: Se tituló en Idioma Inglés con énfasis en Lingüística inglesa y Literatura.

• León Tolstoi: Estudió Derecho en la Universidad de Kazan pero abandona los estudios.

• Roberto Bolaño: No realizó estudios universitarios. Se desempeñó en variados oficios como lavaplatos, vigilante nocturno, camarero, en el servicio social de un Ayuntamiento... antes de lograr establecerse como escritor.

• Stephen King: Estudió Inglés en la Universidad de Maine.

• Mark Twain: No realizó estudios universitarios. Fue piloto de barco en el río Mississippi y trabajó en una imprenta, lo que influyó en su carrera literaria.

• Virginia Woolf: No asistió a la universidad, pero recibió una educación informal en casa, aprovechando la vasta biblioteca de su familia.

• Charles Dickens: No realizó estudios universitarios. Trabajó en una fábrica de betún para zapatos a una edad temprana y posteriormente como reportero parlamentario.

• William Faulkner: Asistió brevemente a la Universidad de Mississippi, pero no se graduó.

• Agatha Christie: No realizó estudios universitarios. Recibió educación en casa por su madre y luego asistió a escuelas privadas en París.

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¿Y tú? ¿Cuál es tu pretexto para no escribir?

miércoles, 3 de julio de 2024

El miedo a la inteligencia artificial

He escuchado a muchas personas hablar en contra de la inteligencia artificial, personas que considero inteligentes.  

Aquí va mi opinión sobre el tema:  

La inteligencia artificial es una herramienta. A unos les causa miedo, a otros les da esperanza. Pensemos en cuántas herramientas se consideraban peligrosas a lo largo del tiempo: 

La biblioteca de Alejandría fue quemada varias veces porque era un peligro; atentaba contra las creencias predominante de la época.  La electricidad se consideró muy peligrosa: mataba a la velocidad de un rayo o dejaba quemaduras en quien la manipulaba sin el debido cuidado. De los Rayos X, ni se diga... producían enfermedades a quienes se exponían a ellos, hasta que se convirtieron en la base de muchos diagnósticos en medicina. 

Los carros impulsados por vapor o gasolina eran peligrosísimos (hasta el punto de que no podían andar a más de 8 kms por hora y un hombre tenía que ir adelante con una bandera para que la gente se quitara del camino).  

Muchos se opusieron, en su momento a que los carruajes de tracción animal fueran reemplazados con aquellas máquinas aterradoras. Pero en la medida en que aprendemos a usar correctamente las herramientas, el temor desaparece. El fuego que pudo aterrorizar a los primeros humanos se convirtió luego en una fuerza transformadora.

Aquí el problema no es la inteligencia artificial, sino la estupidez humana que usa mal la herramienta.

La inteligencia artificial nos facilita la vida, y no solo ahora sino desde hace muchos años: nos propone correciones en textos que escribimos, nos sugiere compras de cosas que necesitamos (o tal vez no). Es la que nos muestra nuestros contactos más comunes para que no perdamos tiempo buscando un teléfono o un correo entre cientos de ellos. Es nuestra inteligencia la que decide si ponemos la coma, si cambiamos la palabra, si marcamos ese número o si compramos lo que nos ofrecen.  

En medicina la inteligencia artificial calcula por nosotros fracciones de eyección, porcentajes de perfusion en un órgano o probabilidades de que un tumor sea maligno en una imagen diagnóstica o en una prueba de laboratorio. Las herramientas están ahí y la inteligencia humana es quien decide finalmente como se ha de utilizar. 

Es cierto que aún muchas personas no saben usar la tecnología y no tienen criterio para distinguir lo real de lo ficcional. Todavía hay una gran mayoría que replica todo lo que aparece en redes sociales sin confirmar lo que recibieron. Basta mirar la infodemia que ocurrió durante la pandemia COVID-19. Pulularon miles de mensajes con informaciones falsas, incluso compartidas por personal médico que se suponía que debía usar el método científico y comprobar la información antes de compartirla. La inteligencia artificial puede ser utilizada para engañar personas o para mejorar el mundo. 

Llegado a este punto, mi opinión es que la AI una herramienta es tan útil como la inteligencia de quien la usa. 

Cuando alguien se escandaliza por el riesgo que la inteligencia artificial plantea, pienso en aquellas personas que creían que el carro de motor era un invento del demonio y consideraban que debía prohibirse. Si lo pensamos bien, aun hay muchas personas que fallecen atropelladas por autobuses. Pero eso no es razón suficiente para que se prohiban; son más los beneficios que los daños. 

Necesitamos que haya personas con banderas que vayan adelante hasta que todos sepamos usar la herramienta, pero nunca atacar la herramienta.