"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 25 de octubre de 2023

Diez objetivos tácticos para gobernar a Colombia

Un amigo me mandó un enlace de ifmnoticias en la que se hace un análisis de los posibles objetivos tácticos del gobierno actual para cambiar la dirección que llevaba el país. 

Trascribo el texto. Saquen sus propias conclusiones: 

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¿Hay 10 objetivos tácticos para gobernar a Colombia?


Muchos colombianos confiaron en el plan de Gobierno presentado por Gustavo Petro, un cambio para el país. Sin embargo, una cuenta de X afirma que hay 10 objetivos tácticos para gobernar el país.

Según el usuario de X, Santamaria @migousantamaria, estos son los 10 objetivos en los que Petro avanza día a día, mientras creemos que los escándalos de corrupción, los desplantes, la impuntualidad, la incompetencia de sus ministros, la desarticulación, su cuenta de X y el narcisismo que lo caracteriza, se lo impedirán.

Santamaria, quien dice en su perfil ser publicista, empieza su explicación de la siguiente manera: EL PLAN: Petro insiste en imponer un modelo socialista en Colombia. Contrario a lo que algunos creen, tiene todo meticulosamente calculado. Es falso que no le guste el poder, le encanta, pero sin restricciones. Es un autócrata enfermizo.

Numerando dichos objetivos tácticos los organiza de la siguiente manera:

“1. Neutralizar a las Fuerzas Militares y de Policía, descabezando a altos oficiales para que los nuevos le guarden lealtad, cooptar y dividir la tropa con mejoras económicas e inmovilizar su capacidad de acción y reacción, empoderando a organizaciones delictivas”.

“2. Controlar la Fiscalía con un fiscal de bolsillo que entierre los procesos de corrupción en contra del gobierno y su familia y persiga a sus contradictores, acabar la Procuraduría, e imponer en las Altas Cortes, magistrados de su misma ideología de extrema izquierda”.

“3. Estatizar la salud, la educación, las pensiones, la infraestructura, la minería, la energía y los servicios públicos, diezmar la iniciativa privada, la economía de mercado y el derecho a la propiedad, y dividir a los gremios y empresarios”.

“4. Socavar la independencia del Banco de la República, empezando por cuestionar sus decisiones utilizando a un sector privado incauto, matizar la regla fiscal para lograr mayor endeudamiento, y acaparar decisiones económicas, regulatorias y tarifarias”.

“5. Distanciar a Colombia de sus aliados internacionales más cercanos, empezando por Estados Unidos, buscando que aíslen al país por sus posiciones provocadoras como las de la guerra en Ucrania y el ataque terrorista de Hamas a Israel, acercándose Rusia, China e Irán”.

“6. Comprar apoyo ciudadano a través de la masificación de subsidios, que cobije, en primer lugar, a 100 mil jóvenes desempleados o que delinquen y tratar de echarse al bolsillo a taxistas, propietarios de moto y campesinos que siembran coca”.

“7. Reconstruir mayorías en el legislativo, pulverizando los partidos políticos que amenacen al régimen, negociando congresistas corruptos ávidos de puestos y contratos, y granjear, luego de las elecciones, la lealtad de alcaldes y gobernadores a punta de presupuesto”.

“8. Estigmatizar, desacreditar y amedrentar medios de comunicación y periodistas con nombre propio hasta acallarlos o sacarlos del país, mandar mensajes desde sus redes sociales como desposeído para que hablen de lo que él quiere y desviar la atención de los problemas reales”.

“9. Sembrar odio entre los colombianos en razón a ideas, raza, credo y lucha de clases, calificando de esclavistas a quienes han creado empresa, y cuestionar la dignidad del empleo formal para fracturar la relación con los trabajadores”.

“10. Mantener en la pobreza a millones de colombianos para que le mendiguen al Estado, es decir, a él, sometiendo al pueblo revolucionario a sus designios, acrecentando día a día su poder, reafirmando ser el ungido “para salvar al país” y claro, también al planeta”.

Estas son sus conclusiones de cómo Gustavo Petro está gobernando el país y hacia donde piensa encaminarlo si continúa improvisando y generando escándalos.

Fuente:  ifmnoticias

miércoles, 18 de octubre de 2023

El eclipse. Cuento de Augusto Monterroso

La semana pasada hubo un eclipse de sol. Desde tiempos inmemoriales este fenómeno ha fascinado a los seres humanos. Qué mejor pretexto para uno de los mejores cuentos de Augusto Monterroso. 


EL ECLIPSE

Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos V condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.

Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.

Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.

Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.

-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.

Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.

FIN



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Augusto Monterroso (Tegucigalpa,1921 – México, 2003), es un escritor hispanoamericano, conocido por sus colecciones de relatos breves e hiperbreves.  

De este autor, recomendamos también el Decálogo del escritor.   

Hasta la próxima. 

miércoles, 11 de octubre de 2023

Efecto Dunning-Krugger ¿Por qué los tontos se creen inteligentes?

Con mucha frecuencia las personas que menos conocen de un tema son las que más opinan. Y lo hace erróneamente.  

Durante la pandemia de COVID-19, tuve amigos abogados, ingenieros, mensajeros, amas de casa, y de un centenar de otros oficios, recomendando tratamientos ineficaces como si realmente fueran virólogos expertos. En cambio, los médicos más confiables, se abstenían de opinar hasta no tener evidencias científicas. 

Hace algún tiempo miraba en la televisión un programa de concurso basado en preguntas de cultura general. Un participante desconocía una respuesta a una pregunta sencilla y pidió la ayuda del público. El presentador solicitó a los asistentes que solo votara el que sabía la respuesta; si no la sabía debía abstenerse.  El público votó y eligió la respuesta errónea.   

Y no es que la pregunta fuera difícil, pero si exigía un mínimo de conocimiento. Pero los que no sabían votaron. 

¿Como es posible que el concursante hubiera perdido?  Sencillo: Cuando hay un tema del que no se conoce, las personas más instruidas se abstienen porque saben que pueden cometer un error. Por el contrario, quien es ignorante de un tema no tiene el filtro que da el conocimiento. Muchos ignorantes opinan sin saber, porque se sienten cómodos desconociéndolo todo. A este fenómeno se le conoce como Efecto Dunning-Kruger.

El efecto Dunning-Kruger es el sesgo cognitivo por el cual las personas con baja habilidad en una tarea específica sobrestiman su habilidad y creen que saben más que lo que realmente saben. 

El efecto Dunning-Kruger tomó su nombre debido a unas investigaciones hechas por David Dunning (Michigan, 1959-) y Justin Kruger (California, 1968-) quienes sometieron unos individuos a un cuestionario. Luego les pidieron que calificaran como creían que les había ido con sus respuestas. Quienes desconocían el tema estaban convencidos de que habían respondido bien, sobreestimando sus habilidades. Quienes conocían del tema tenían dudas y consideraban que, tal vez, habrían fallado en varias preguntas, subestimando sus capacidades.  

En otras palabras, quien no sabe algo, desconoce que lo desconoce. (El ignorante desconoce que lo es). 


El caso típico lo vemos en quien nunca ha hecho una cirugía, pero le parece que no debe ser tan difícil y critica cualquier resultado obtenido por un cirujano experto; o el espectador que no se explica por qué el futbolista "se comió" ese gol que parecía tan fácil, a pesar de nunca haber jugado futbol a nivel profesional.

Mientras menos se conozca de un tema, el ignorante se creerá con más derecho de opinar. Lo vemos con mucha frecuencia en los políticos, los directores de empresas y gerentes cuando opinan sobre los trabajos que hacen sus empleados, los influencers que hacen recomendaciones sin fundamento, las empleadas de servicio doméstico que escuchan a un neumólogo tosiendo y se sienten expertas para recomendarles "un jarabe muy bueno para la tos".  

Hay toda una gama de personajes que no son expertos en un tema específico, pero creen saberlo todo acerca de ello.

A continuación, les traigo un video sobre el tema. 



Hasta la próxima semana 

miércoles, 4 de octubre de 2023

¿Cómo escribir números en un texto literario?

Es muy común que los jóvenes escritores se cuestionen: ¿Cómo se escriben los números en un texto literario? ¿es mejor escribir la edad de un personaje en cifras o en letras? ¿cómo escribir las fechas y las horas?  



Lo primero es que no existe ninguna norma obligatoria, y en un texto literario el autor tiene libertad de escribir los números como le venga en gana. Sin embargo, hay algunas recomendaciones que hacen que una forma sea mejor que la otra, cuando se trata de un texto literario.


Los números cardinales 

Cuando escribimos una obra literaria o un texto no técnico, la R.A.E. recomienda que escribamos los números cardinales con letras, a no ser que se trate de un número muy complejo. Por regla general los números pequeños (aquellos números que puedan expresarse en tres palabras o menos) se escriben con letras:

  • Es profesora y ha escrito cinco novelas
  • Juan tiene treinta y cinco años. 
  • El salón tiene capacidad para cuarenta y ocho alumnos. 
  • Te he dicho un millón de veces que no seas exagerado. 

Cuando el número es más largo, debe escribirse en cifras:  

  • José vive en un pueblo de 325 957 habitantes y cobra 2859 dólares al mes.

Observen que estas cifras no llevan punto. Hay una norma de la R.A.E que establece que los números de cuatro cifras no llevan punto. Sin embargo, los que tienen más de cuatro cifras deben separarse en guarismos de mil.  Veamos dos ejemplos 

  • Ese municipio tiene 325 957 habitantes.  
  • Para el 2023, el salario mínimo en Colombia es de 1 300 606 pesos

Por supuesto, se trata de recomendaciones. No faltará el que prefiera escribir "1.300.606 pesos" con puntos. 


Cuándo escribir en cifras

En algunos casos hay que escribir en cifra y no con letras, como sucede con los porcentajes superiores a diez:

  • El 97% de los pacientes con COVID-19 sobreviven 

Los porcentajes menores pueden escribirse con letras o con números, según prefiera el escritor, siendo siempre más recomendable para una novela la escritura en letras:

  • El seis por ciento de los estudiantes no ha pagado el curso.


Otra excepción que se escribe siempre con una cifra es la de los números que van después del sustantivo al que se refieren:

  • María está hospitalizada en la habitación 506. 
  • El cuento del Retrato del señor Rossi está en la página 18.


Sobre las mezclas de letras y cifras

Sobre la mezcla de cifras y letras, la R.A.E. recomienda, al menos en la escritura de ficción (novela, relato, etc.), no mezclar en un mismo enunciado cifras por un lado y números escritos con letra por otro. Es decir que, si tenemos en el mismo párrafo o en dos párrafos próximos un número sencillo y otro complejo, es mejor escribirlo todo con números:

  • María tiene 40 años, ha escrito 4 novelas y cobra 1859 euros al mes.

Las fechas: 


Las fechas normalmente se deben escribir con cifras:

  • Carlos nació el 8 de junio de 1966.

Observen que el año va sin punto de separación por tener cuatro cifras.

Los siglos se escriben con números romanos, siempre en mayúscula, cuando el número va precedido de la palabra "siglo".  Caso contrario, cuando la palabra siglo va después (número cardinal) se escribe con letras. 

  • Es el mejor escritor del siglo XX. 
  • Hipócrates vivió cinco siglos antes de Cristo. 


Las horas

En textos literarios es mejor escribir siempre la hora con letras:

  • Juan salió del trabajo a las cinco menos diez porque había quedado con María a las cinco y cuarto. 
  • Sin embargo, María no llegó a la cita. A las cuatro y treinta había sufrido un accidente. 


Los ordinales

Por último, hago mención a los números ordinales, (esos que determinan un orden o secuencia).  En una obra literaria se escribirán siempre con letras:

  • María vive en un primer piso y está escribiendo su quinta novela.

Es importante que "onceavo", "doceavo", "treceavo", "catorceavo", "quinceavo", "veinteavo" hacen referencia a una fracción.  "Juan tiene la doceava parte de la herencia" (es uno de los doce hijos). Con la excepción de "octavo" los demás números terminados en "avo" son una porción de una unidad.  Lo correcto es undécimo (o decimoprimero), duodécimo (o decimosegundo), decimotercero, decimocuarto, decimoquinto, decimosexto, vigésimo...   

Recuerden que estas recomendaciones son para textos de carácter literario. En los textos académicos generalmente priman los registros con cifras. 

Espero que les sea de utilidad. 


Fuente

Real Academia de la Lengua Española