"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 21 de septiembre de 2022

Síndrome de Ondina

En otras entradas de este blog he escrito sobre la estrecha relación entre la literatura y la medicina. Hoy quiero contarles de otro caso muy interesante: el Síndrome de Ondina, que lleva su nombre debido a una antigua leyenda de la mitología germana.


Empecemos con el tema médico: El síndrome de Ondina es una enfermedad neurológica rara, generalmente de neonatos, caracterizada por una falla en el control de la respiración por parte del sistema nervioso central. Esta condición puede llevar a la muerte debido a la hipoxia y la hipercapnia que se presenta en la persona que la padece (1). Fue descrita por primera vez en 1962 por Severinghaus y Mitchell en tres pacientes después de cirugías de la médula espinal cervical superior y el tronco cerebral.  Este síndrome se caracteriza porque durante el sueño profundo hay un cese de la respiración: Algo parecido a la conocida Apnea del sueño, pero mucho más grave: a mayor profundidad en el sueño, hay mayor probabilidad de dejar de respirar, hasta el punto de provocar la muerte en el paciente. Aunque se considera que la mayoría de los casos son congénitos, se han visto también en otro tipo de lesiones neurológicas en los adultos. 

Pero ahora, veamos qué tiene que ver esta enfermedad con la literatura germánica antigua: 

La leyenda de Ondina

Las ninfas eran mujeres hermosas que vivían en fuentes de agua dulce y eran inmortales. 

Lo único que ponía en riesgo su felicidad eterna era enamorarse de un mortal y tener un hijo fruto de esa relación, lo que ocasionaría la pérdida de la inmortalidad. 

Según cuenta la leyenda, Ondina, una hermosa ninfa, se enamoró de un mortal llamado Lawrence, quien le juró fidelidad eterna. Se casaron, y un año después de contraer matrimonio, Ondina dio a luz a un bebé. Desde ese momento comenzó a envejecer y a desvanecerse su belleza. 

Con el tiempo Lawrence perdió su interés en ella. Un día mientras Ondina estaba caminando cerca de los establos, escuchó un ruido. Se acercó para ver qué era y encontró a Lawrence recostado en los brazos de otra mujer.

Sorprendida, lo señaló y pronunció su maldición: “Me juraste fidelidad por cada aliento que dieras mientras estuvieras despierto y acepté tu promesa. Mientras te mantengas despierto, podrás respirar, pero si alguna vez llegas a dormirte, te quedarás sin aliento y morirás”. 

Desde ese momento Lawrence se vio condenado a mantenerse despierto para poder respirar. Sin embargo, con el paso de los días, por el cansancio no aguantó más y se quedó dormido, no despertó jamás, cumpliéndose así la maldición de Ondina (2).

Ahora que conocemos el mito germánico, creo que podemos estar de acuerdo en que no pudo haberse escogido un mejor nombre para esta enfermedad. 

Fuentes. 

  1. La maldición de Ondina
  2. Síndrome de Ondina (hipoventilación central congénita), una amenaza contra la vida al dormir



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