Hay un adagio popular que dice que "es mejor prevenir que curar".
Consecuente con eso, es mejor evitar una enfermedad que buscar una cura cuando ya nos ha dado.
Desde hace miles de años, en el oriente descubrieron que si se tomaban las costras de la viruela de una persona infectada, se hacía un polvillo con ellas, y se soplaba en la nariz de una persona (Variolización), la viruela se presentaba en una forma benigna y se podía prevenir el contagio en el futuro con la consecuente muerte o secuelas que la enfermedad implicaba.
Posteriormente, en 1776, el inglés Eduardo Jenner descubrió que quienes ordeñaban vacas que habían tenido viruela, eran inmunes a la viruela humana. De manera que hizo un bellísimo experimento. Tomó suero de una mujer enferma con viruela de vaca (por eso se llama "vacuna") y lo inoculó en una escara que hizo en el brazo de un niño. El niño desarrolló una viruela leve, y quedó inmune a la viruela humana. Lo más bonito de todo es que tomó el suero del niño y lo aplicó en otros, y descubrió que desarrollaban una leve enfermedad (sin secuelas y sin muerte), quedando inmunes a la viruela humana.
A partir de entonces, se hizo una campaña mundial, inicialmente ordenada por el rey Carlos IV de España y dirigida por el médico español Javier de Balmis, para vacunar a todo el mundo contra la viruela. (Ver Real expedición filantrópica de la vacuna contra la viruela). Esta fue la primera campaña mundial de vacunación de la historia, y fue financiada por el gobierno.
Gracias a la vacuna y a miles de personas que vieron en esta estrategia una forma de combatir la enfermedad, se siguió con la investigación y el desarrollo de mejores vacunas hasta el punto de que la OMS en 1980 declaró que la viruela se había erradicado a nivel mundial.
Se ha demostrado que la vacunación es la estrategia más costo-efectiva en la lucha contra las enfermedades infecto-contagiosas. Sin embargo a pesar de los avances tecnológicos y educativos en el siglo XXI, aún existen muchas personas que dudan de las vacunas.
Esta semana me quiero referir al temor que muchas personas tienen frente al vacunación con la de AstraZeneca.
Para quienes aun dudan de todas las vacunas, debo remitirlos a mi entrada del 2 de noviembre de 2020 en la que explicaba cómo era el proceso de hacer una vacuna y en qué fase se encontraba la investigación en ese momento. (Vacuna contra el COVID-19)
Entendiendo que las vacunas son la mejor estrategia, paso al siguiente punto:
No hay duda de que una de las vacunas más controvertidas ha sido la de AstraZeneca. Se sabe que la vacuna fue suspendida temporalmente en varios países porque se encontró que estaba relacionada con 30 muertes por trombosis luego de su aplicación (en ese momento).
Tengo amigos que por esa noticia se niegan a dejarse aplicar esa vacuna, sin entender que una cosa es la asociación y otra la causalidad. Hasta la fecha, no se ha podido comprobar que la vacuna haya sido la que produjo las trombosis, dado que muchos de los fallecidos tenían riesgo de tener trombosis (aun sin la vacuna). Sí se sabe que la vacuna induce un estado de inflamación (como toda vacuna) que puede empeorar las condiciones pro-trombóticas en los individuos susceptibles.
Pero la vacuna no es la única que potencialmente podría producir trombosis. Recuerden que hace un año, los medios de comunicación se rasgaban las vestiduras porque el SARS-Cov-2 (COVID-19) estaba produciendo trombosis.
Ahora miremos con calma los números:
- Se sabe que el COVID-19 produce la muerte entre un 2% y un 3% de la población infectada (la mayoría de las muertes son por trombosis o falla ventilatoria).
- La vacuna AstraZeneca se asoció con 30 muertes, de un total de 17 millones de vacunados. (según los reportes iniciales)
- De cada millón de personas contagiadas por COVID, morirán 20.000 personas.
- De cada millón de vacunados con AstraZeneca, morirán menos de dos personas.
- En la Colombia con 50 millones de vacunados, tendremos 90 muertes provocadas por la vacuna.
- En la Colombia con 50 millones de contagiados por COVID, tendremos 1 millón de muertos.
Alguien decía en estos días, que la culpa de que tantas personas no se quisieran vacunar, la tenían los medios de comunicación.
Los medios han dado las cifras. Hasta ahí está bien. El daño lo han hecho los "opinadores oficiales" que son ignorantes del tema. Es común escuchar periodistas denigrando de la vacuna sin hacer un análisis juicioso de los beneficios y riesgos, incapaces de ver el asunto en perspectiva.
La gente "del común" no interpreta las cifras en conjunto y deja que cualquier ignorante en este tema opine e influya en sus decisiones.
Esto no se trata de un concurso de opiniones. Se trata de tomar los datos y analizarlos bien y sacar conclusiones propias. No podemos dejar que cualquier ignorante nos diga lo que tenemos que pensar.
La información está disponible, y las cuentas están muy claras.
Fuentes:
- University of Cambridge: Winton Centre for Risk and Evidence Communication
- Diario el Pais
- La real expedición filantrópica de la vacuna (Xavier de Balmis/Josep Salvany): 1803-1806. Rev. chil. infectol. [Internet]. 2009
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