"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 28 de septiembre de 2022

Consejos para escribir de Raymond Carver

Raymond Carver hoy en día es considerado como uno de los mejores exponentes del género corto y del realismo sucio. Aquí dejo trece consejos de escritura, tomados de la página de Miguel Alvarez, que pueden ser de ayuda para los nuevos escritores. 


1. Un poco de autobiografía y mucho de ficción.

Tienes que saber lo que estás haciendo cuando conviertes en ficción tu vida. Tienes que ser extremadamente atrevido, habilidoso e imaginativo y estar dispuesto a decirlo todo sobre ti. Cuando eras joven te han dicho una y otra vez que escribieras sobre lo que conoces, ¿y qué conoces mejor que tus propios secretos? Pero a menos que seas un tipo muy especial de escritor, y uno muy talentoso, es peligroso intentar escribir un volumen y otro de «La historia de mi vida». Un gran peligro, o al menos una gran tentación, para muchos escritores es volverse demasiado autobiográficos. Un poco de autobiografía y mucho de ficción es lo mejor.


2. Mata la ambición, conserva el talento (De su cuento A Storyteller’s Shoptalk)

Cuando tenía 27 años, allá por 1966, me di cuenta de que tenía problemas mantener la atención a lo largo de una novela. Durante un tiempo tuve dificultades para leerlas y escribirlas. Había perdido la capacidad de atención, ya no tenía la paciencia necesaria para escribir novelas. Es una historia personal demasiado tediosa para hablar de ella aquí. Pero sé que tiene mucho que ver con por qué escribo poemas y cuentos. Entra, sal. No te andes por las ramas. Continúa. Bien pudiera ser que perdí mis grandes ambiciones por esa época, al final de la veintena. Si las perdí, creo que fue para bien. La ambición y un poco de suerte no son malas compañeras de viaje para un escritor. Demasiada ambición y mala suerte, o nada de suerte, pueden ser letales. Se necesita talento.


3. Permítete desarrollarte.

Pienso que es importante que un escritor cambie, que haya un desarrollo natural, y no una decisión. Así que cuando acabo un libro, no escribo nada durante seis meses, excepto un poco de poesía o un ensayo.


4. Sé paciente contigo mismo.

Cuando escribo, escribo todos los días. Es maravilloso cuando sucede. Un día enlazándose con el siguiente. A veces ni siquiera sé en qué día de la semana vivo. John Ashbery lo llamaba «la rueda de los días.» Cuando no escribo, como ahora, cuando las obligaciones académicas me atan como últimamente, es como si nunca hubiera escrito una palabra o no tuviera ningún deseo de hacerlo. Reincido en los malos hábitos. Estoy despierto hasta muy tarde y duermo demasiado. Pero está bien. He aprendido a ser paciente y a esperar mi momento. Tuve que aprender esa lección mucho tiempo atrás. Paciencia. Si creyera en los tótems, supongo que mi animal totémico sería la tortuga.


5. Mira el mundo con tus propios ojos. (De su cuento A Storyteller’s Shoptalk)

Algunos escritores tiene un montón de talento, pero no conozco a ningún escritor que no tenga nada. Pero una forma única y precisa de mirar las cosas, y encontrar el contexto adecuado para expresar esa forma de mirar, es algo muy distinto… Todo maestro, o incluso todo muy buen escritor, rehace el mundo de acuerdo con sus propias coordenadas. Hablo de algo muy parecido al estilo, pero no es solo estilo. Es el sello particular e inconfundible de todo lo que escribe un escritor. Es su mundo y no otro. Es una de las cosas que distingue a un escritor de otro. No el talento. Sobra talento por ahí. Pero un escritor que tiene una forma especial de mirar a las cosas y que confiere una expresión artística esa forma de mirar: ese escritor puede dar que hablar durante un buen tiempo.


6. Y no a través de los de nadie más (obviamente, de la misma fuente.)

Un escritor no debería pretender mirar las cosas de la misma forma que otro, como Barthelme por ejemplo. No funcionaría. Solo hay un Barthelme, y que otro escritor intente apropiarse de su peculiar sensibilidad o mise en scene bajo el pretexto de innovar equivale para ese escritor a jugar con el caos y el desastre y, peor, el autoengaño.


7. Escribe para ti, y para otros escritores.

Cualquier escritor digno de ese nombre escribe tan bien y sinceramente como puede y espera un público tan grande y receptivo como sea posible. Así que escribe tan bien como puedas y espera tener buenos lectores. Pero yo pienso que, hasta cierto punto, también escribirás para otros escritores, tanto para los escritores muertos cuya obra admiras, como para los escritores vivos que te gusta leer. Si a ellos les gusta, a los otros escritores, existen bastantes probabilidades de que también les guste a otros adultos inteligentes, hombres y mujeres.


8. Sin trucos.

Odio las trucos. Al primer indicio de truco o trampa, ya sea un truco barato o uno trabajado, en una pieza de ficción, tiendo a salir huyendo. Los trucos al final son aburridos, y yo me aburro fácilmente, lo que puede estar relacionado con que no tenga mucha capacidad de concentración. Pero la escritura extremadamente pedante, o simplemente boba, me duerme. Los escritores no necesitan trucos o trampas ni tampoco ser los tipos más listos del barrio. A riesgo de parecer tonto, un escritor a veces necesita ser capaz de quedarse quieto mirando absolutamente sorprendido esto o aquello, una puesta de sol o un viejo zapato. Estoy contra los trucos que llaman la atención, en un esfuerzo por resultar inteligente o simplemente astuto… Un escritor no debe perder de vista la historia. No estoy interesado en obras que son todo textura y nada de carne y hueso. Supongo que estoy demasiado chapado a la antigua y pienso que el lector debe estar de algún modo involucrado en la historia a un nivel humano.


9. No finjas (del ensayo John Gardner: escritor y profesor.)

Mi profesor (John Gardner) tenía la convicción de que si las palabras de la historia eran confusas por culpa de la insensibilidad del autor, o su despreocupación, o sentimentalismo, entonces esta sufriría un tremendo revés. Pero había algo que debía evitarse a toda costa: si las palabras y los sentimientos no eran sinceros, si el autor los estaba fingiendo, escribiendo sobre cosas que no le importaban o no creía, entonces no podría importarle nunca a nadie. Los valores y el oficio de un escritor. Eso era lo que el hombre enseñaba y defendía, y he conservado conmigo esa idea todos estos años desde aquella época, breve pero trascendental.


10. Crea tensión (De su cuento A Storyteller’s Shoptalk)

Me gusta cuando hay cierto sentimiento de riesgo o sensación de peligro en los cuentos. Pienso que es bueno tener una pequeña dosis de riesgo en una historia. Porque es bueno para la fluidez. Tiene que haber tensión, la sensación de que algo es inminente, que ciertas cosas están inevitablemente en movimiento, o si no, muy a menudo, simplemente no habrá historia. Lo que genera la tensión en una obra de ficción es en parte la forma en que las palabras concretas se unen para formar la acción visible de la historia. Pero también están las cosas que quedan fuera, lo implícito, el paisaje justo debajo de la suave (a veces rugosa y desorganizada) superficie de los hechos.


11. Presta atención a los pequeños detalles.

No tiendo a la retórica o la abstracción en la vida, el pensamiento, o la escritura, así que cuando escribo sobre gente quiero ubicarlos en un escenario que sea tan real como sea posible. Esto puede significar meter en el escenario una televisión o una mesa o un rotulador, pero si estos objetos van a formar parte de la escena no deben estar muertos. No quiero decir exactamente que deban cobrar vida, pero deben hacerse sentir de alguna manera. Si vas a describir una cuchara o una silla o un equipo de televisión, no querrás meter simplemente estas cosas en la escena y olvidarte de ellas. Querrás darles algún peso, conectarlas con las vidas a su alrededor. Para mí estos objetos juegan un papel en la historia; no son «caracteres» en el sentido en que lo son las personas de mis historias, pero están ahí y quiero que mis lectores sean conscientes de que están ahí, que sepan que este cenicero está aquí, esta televisión allá (y que está encendida o apagada), que en la chimenea hay viejas latas.


12. Escribe lo que quieres decir, con claridad (De su cuento A Storyteller’s Shoptalk.)

Al final es todo lo que tenemos, las palabras, y es mejor que sean las adecuadas, con los signos de puntuación donde corresponde de forma que aquellas puedan decir de la mejor forma posible lo que se supone que deben decir. Si las palabras están recargadas con las emociones incontroladas del escritor, o si son imprecisas e inexactas por alguna otra razón, si las palabras son confusas, los ojos del lector resbalaran sobre ellas sin que se consiga nada. No se activará el sentido artístico del lector. Henry James denominaba esta suerte de mala escritura «especificación pobre.»


13. No tienes que tener todas las respuestas.

El trabajo del escritor, si tiene alguno, no es dar conclusiones o respuestas. Si la historia responde a sus propios problemas y conflictos internos ya es suficiente. Por otro lado, me gusta asegurarme de que mis lectores no se sientan engañados de una forma u otra cuando acaban mis historias. Es importante que los escritores satisfagan a los lectores, aunque no den respuestas, o soluciones claras. La buena ficción consiste parcialmente en llevar noticias de un mundo a otro. Ese fin es bueno en sí y por sí mismo, pienso… No hay que hacer nada más. Está ahí por el intenso placer que nos proporciona hacerla, y el diferente tipo de placer que significa leer algo duradero y hecho para perdurar, algo hermoso en sí y por sí mismo. Algo que produce luz, un resplandor persistente y constante, aunque lúgubre.

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Raymond Carver

Raymond Clevie Carver, Jr. (Clatskanie, 25 de mayo de 1938-Port Angeles, 2 de agosto de 1988) fue un cuentista y poeta estadounidense.​ Es considerado uno de los escritores más influyentes del siglo XX y de la literatura norteamericana.



miércoles, 21 de septiembre de 2022

Síndrome de Ondina

En otras entradas de este blog he escrito sobre la estrecha relación entre la literatura y la medicina. Hoy quiero contarles de otro caso muy interesante: el Síndrome de Ondina, que lleva su nombre debido a una antigua leyenda de la mitología germana.


Empecemos con el tema médico: El síndrome de Ondina es una enfermedad neurológica rara, generalmente de neonatos, caracterizada por una falla en el control de la respiración por parte del sistema nervioso central. Esta condición puede llevar a la muerte debido a la hipoxia y la hipercapnia que se presenta en la persona que la padece (1). Fue descrita por primera vez en 1962 por Severinghaus y Mitchell en tres pacientes después de cirugías de la médula espinal cervical superior y el tronco cerebral.  Este síndrome se caracteriza porque durante el sueño profundo hay un cese de la respiración: Algo parecido a la conocida Apnea del sueño, pero mucho más grave: a mayor profundidad en el sueño, hay mayor probabilidad de dejar de respirar, hasta el punto de provocar la muerte en el paciente. Aunque se considera que la mayoría de los casos son congénitos, se han visto también en otro tipo de lesiones neurológicas en los adultos. 

Pero ahora, veamos qué tiene que ver esta enfermedad con la literatura germánica antigua: 

La leyenda de Ondina

Las ninfas eran mujeres hermosas que vivían en fuentes de agua dulce y eran inmortales. 

Lo único que ponía en riesgo su felicidad eterna era enamorarse de un mortal y tener un hijo fruto de esa relación, lo que ocasionaría la pérdida de la inmortalidad. 

Según cuenta la leyenda, Ondina, una hermosa ninfa, se enamoró de un mortal llamado Lawrence, quien le juró fidelidad eterna. Se casaron, y un año después de contraer matrimonio, Ondina dio a luz a un bebé. Desde ese momento comenzó a envejecer y a desvanecerse su belleza. 

Con el tiempo Lawrence perdió su interés en ella. Un día mientras Ondina estaba caminando cerca de los establos, escuchó un ruido. Se acercó para ver qué era y encontró a Lawrence recostado en los brazos de otra mujer.

Sorprendida, lo señaló y pronunció su maldición: “Me juraste fidelidad por cada aliento que dieras mientras estuvieras despierto y acepté tu promesa. Mientras te mantengas despierto, podrás respirar, pero si alguna vez llegas a dormirte, te quedarás sin aliento y morirás”. 

Desde ese momento Lawrence se vio condenado a mantenerse despierto para poder respirar. Sin embargo, con el paso de los días, por el cansancio no aguantó más y se quedó dormido, no despertó jamás, cumpliéndose así la maldición de Ondina (2).

Ahora que conocemos el mito germánico, creo que podemos estar de acuerdo en que no pudo haberse escogido un mejor nombre para esta enfermedad. 

Fuentes. 

  1. La maldición de Ondina
  2. Síndrome de Ondina (hipoventilación central congénita), una amenaza contra la vida al dormir



miércoles, 14 de septiembre de 2022

El lugar de las sombras: Maritza Franco Alzate. Reseña

No soy amigo de recomendar libros que no son buenos. Solo recomiendo los mejores. Uno de los que he leído recientemente, y que les quiero recomendar, es EL LUGAR DE LAS SOMBRAS de la escritora Maritza Franco Alzate.

 


Sin temor de hacer adelantos (no me gusta la palabra "spoiler"), les cuento que es una novela que narra el mundo de Luciana, una mujer que sufre una depresión. A lo largo de los capítulos podrán entrar a la mente de una persona que padece esta condición: Entenderán cómo piensa, cómo vive, cómo ve el mundo que la rodea, sus temores y aciertos. 

En calidad de médico he atendido muchos casos de depresión. Conozco esta enfermedad de primera mano no solo en el ámbito laboral, sino también en el personal, porque siempre en todo círculo cercano, tenemos un familiar o un amigo que tiene depresión. 

Segun la OMS toda persona sufrirá al menos dos o tres períodos depresivos a lo largo de su vida, y muchos tendrán la condición en forma casi permanente. Por eso es de vital importancia entender a aquellas personas que la padecen y evitar la conocida frase "poné de tu parte".  

La depresión no es una decisión personal. No puede solucionarse pidiéndole al paciente "que ponga de su parte", de la misma forma que, al que tiene una pierna amputada no se le puede pedir que "ponga de su parte" y camine como quien tiene las dos piernas. La gente no alcanza a imaginar lo angustiante que es, para una persona con depresión, que todos le digan que debe mejorar su estado de ánimo. No basta con querer sentirse bien cuando el cerebro te muestra un mundo donde nada lo está, por más buenas intenciones que se tengan de verlo desde otra perspectiva.

Y lo que es peor.  Muchos de los que sufren una depresión no se dan cuenta de ello: "eso es estrés", "eso es cansancio", "eso es por las hormonas", y siguen inmersos en ese mundo de sombras, creyéndolo normal. Muy pocos buscan la ayuda necesaria para superarlo. 

EL LUGAR DE LAS SOMBRAS es una de las novelas mejor escritas sobre este tema. La autora aborda sin tapujos ese mundo en el que muchas personas viven cada día y que ocultan para evitar que los demás los estigmaticen.

A pesar de que la autora no trabaja en el area de la salud, expone magistralmente el caso, ya que ha vivido en carne propia la depresión. Este libro hará que muchas personas se sientan identificadas y descubran que no están solas en el mundo y que es posible vivir mejor cuando se es consciente de la enfermedad.  

Pero dejemos que sea ella la que nos cuente. A continuación, les comparto un fragmento:


Quería saber si Paula buscaba llamar la atención de su familia o quería morir. Recordé las tantas conversaciones que había tenido con psiquiatras y la explicación de los métodos que, según ellos, eran eficaces para lograr este fin. Muchos dejan caer el cuerpo de un alto edificio, mientras el alma se envuelve en el viento con otra dirección. Otros prefieren abrirse la piel buscando sacar de las venas el origen mismo del dolor, para verlo salir, y en cada gota despedirlo mientras los ojos se cierran y la mirada se pierde en un incierto pero nuevo camino. Algunos disparan o cuelgan la parte del cuerpo que resguardó el verdugo amenazante, ese “pensamiento” que cerró las puertas cuando la luz entró por ellas. O también, como mi vecino, otros deciden esperar un sueño que lleguen entre el monóxido de carbono, un último sueño que muestra la salida de un oscuro túnel del cuerpo. 

En mis momentos más difíciles nunca intenté buscar esas salidas. Pero muchas veces le pedí a Dios que abriera la puerta y me diera su mano. En las mañanas cuando despertaba y veía de nuevo las paredes de mi cuarto me disgustaba con él. No quería estar. No sabía cómo hacerlo. Se lo dije muchas veces, le repetía que era hermoso, que el mundo era un lugar hermoso, pero no todos estamos preparados para estar en él. Pensaba en la respuesta que le daría a Dios cuando me preguntara “¿Cómo te pareció el mundo que te di?” Y la respuesta siempre era la misma: “Lindo, pero difícil. Muy difícil".


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Maritza Franco Alzate

Nació en Yarumal (Antioquia) y desde niña ha vivido en Medellín. Ingeniera de Producción de la Universidad EAFIT. Realizó estudios de Artes Plásticas en el Instituto de Bellas Artes de Medellín. Se especializó en el área de mercadeo y hoy es directora de su agencia de seguros.

En el 2001 ingresó al taller de escritores de ASMEDAS, dirigido por el maestro Mario Escobar Velásquez, con quién escribió una novela (inédita) y varios cuentos. Hoy continúa su proceso de creación literaria bajo la tutoría del profesor Luis Fernando Macías Zuluaga, en el taller de escritores de COMEDAL y hace parte del Taller de Escritura Literaria “Viajeros” dirigido por el escritor colombiano Pablo Montoya.

Hizo parte del Taller de Escritura de Cuentos dirigida por el guionista y escritor chileno Nicolás Cruz Valdivieso. En el 2022 participó en el Concurso Nacional de Cuento la Cooperativa de Empleados de Suramericana y filiales, COOPEMSURA y ocupó el primer lugar con el cuento "Negro sabe", el cual fue publicado, con otras obras, en la Antología Eso Es Puro Cuento Volumen 2, de la Editorial Libros para Pensar.

El lugar de las sombras es su primer libro, y fue publicado por la Editorial CES dentro de la colección Hojas de Otoño. 

A continuación, les comparto una entrevista que se hizo a la autora. 



miércoles, 7 de septiembre de 2022

Dime qué lees, y te diré quién eres. Federico García Lorca.

Esta semana les comparto el discurso que dio el escritor español Federico García Lorca, en la inauguración de la biblioteca de Fuente Vaqueros, su ciudad natal.


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Federico García Lorca 

(Fuente Vaqueros, Granada, 5 de junio de 1898 - camino de Víznar a Alfacar, Granada, 18 de agosto de 1936) fue un poeta, dramaturgo y prosista español. Adscrito a la generación del 27, fue el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo xx y como dramaturgo se le considera una de las cimas del teatro español del siglo xx. Fue asesinado por el bando sublevado un mes después del golpe de Estado que provocó el inicio de la guerra civil española.

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Informacion del video:  Literatura para oir (RadioBolivariana).  Lector: Carlos Ignacion Cardona.