APUNTES Y REFLEXIONES DE UN NARRADOR DE HISTORIAS.
Por Carlos Alberto Velásquez Córdoba
Sobre el arte de escribir.
- Creo firmemente que no es el alma lo que nos diferencia de los demás animales: Es nuestra capacidad de contar historias. Somos la única especie que es capaz de hacerlo. Nuestros ancestros aprendieron a contar sus errores y aciertos a sus hijos. Contaban historias de sus abuelos y tatarabuelos para que sus descendientes aprendieran. Hasta se inventaron cientos de historias sobre la creación del mundo. Somos una especie que evolucionó genéticamente para contar historias. Eso te convierte en un narrador por naturaleza. Eso te hace un escritor en potencia.
- Imagina que los individuos de otra especie contaran historias entre sí. Tan solo piensa lo que pasaría si a tu perro, cuando era cachorro, su padre le hubiera contado cómo había sido el proceso de domesticación de su especie hace ciento cincuenta mil años. Si los animales pudieran contar su historia, con seguridad no seríamos la especie dominante.
- Pasamos muchos meses de nuestra infancia escuchando y tratando de imitar sonidos. Una vez aprendemos a hablar, nos enseñan a leer y escribir. Lo mismo ocurre con el escritor: para aprender a escribir, hay que aprender primero a conversar y, sobre todo, aprender a escuchar.
- Escribir no es difícil. Solo tienes que poner tus ideas en un papel o en un computador. Eso es muy sencillo. Lo difícil es que tu lector entienda lo que quisiste decir. Por eso dilo como se lo dirías a alguien que está frente a ti. No te disfraces de escritor, que eso enredaría las cosas.
- “Me gusta escribir, pero no me gusta leer”, es el equivalente a decir: “me gusta mucho jugar fútbol, pero sin usar balones, ni correr”.
- Conozco personas que quieren ser escritores, pero se niegan a leer porque alguien le dijo que perderían su originalidad, y que corrían el riesgo de escribir copiando a los demás. Si quieres ser escritor y solo lees un solo autor, terminarás imitándolo. Si apenas conoces dos autores posiblemente escribirás tratando, consciente o inconscientemente, de emularlos. Pero si has leído a varios escritores tienes mayor oportunidad de no escribir como ninguno en particular y tener tu propio estilo.
- Para muchos, escribir es una pasión, para otros es un placer, otros lo consideran una necesidad y algunos una maldición. Ciertos escritores lo ven como un oficio, varios como un arte y para algunos es una enfermedad. Procura que para ti sea todo eso y mucho más. Trata de que la sensación será variada. Así, jamás te aburrirás de hacerlo.
- Nadie se convierte en escritor por el mero hecho de escribir. Uno se convierte en escritor cuando ha logrado captar la atención de sus lectores. Por lo tanto, no pretendas ser escritor. Simplemente escribe: Con dedicación y una buena técnica, tus lectores decidirán si mereces el título de escritor. Son ellos, quienes te hacen escritor, no tú.
Sobre la técnica
- La clave para atrapar un lector depende de la forma como inicies tu texto. La manera como lo desarrolles te permitirá conservarlo. Si al final del texto has logrado que el lector quiera más, puedes considerarte un escritor.
- La falta de inspiración no existe. Hasta la ausencia de ideas puede ser un tema interesante para un cuento o una novela.
- Toda gran historia comienza con una sola palabra
- Si quieres escribir una historia que solo te interesa a ti, no te esfuerces por escribir una novela o un cuento: bastará con que escribas un diario. Si lo que pretendes es escribir una novela o un buen cuento, deberás procurarte un tema que pueda interesarle a otra persona.
- Revisa meticulosamente la ortografía. De lo contrario muy pronto serás un ex-critor.
- Habla correctamente para que puedas escribir correctamente.
- Puedes estudiar toda la teoría que hay sobre el cuento y la novela, pero no serás un buen escritor hasta que no hayas leído miles de cuentos y cientos de novelas.
- Un buen escritor debe apoderarse de la mente del lector, de forma tal que éste no se dé cuenta de que está leyendo. Durante la lectura, debe haber compenetración plena con lo que se lee. Si el lector se da cuenta de que hay un escritor en su cabeza, habrás fallado como tal.
- Tus personajes deben ser verosímiles. Un pordiosero analfabeta que le dice a otro personaje “a mí no me gusta pernoctar por estos lares”, no convencerá a ningún lector. No trates de adornar tus frases para hacerte pasar por erudito. Un verdadero escritor es invisible para el lector que está sumergido en la trama.
- No empieces tu novela describiendo meticulosamente cada objeto del cuarto, el tamaño, forma, color y textura de la mesa, las sillas, y la lámpara sobre el tocador, el color de las baldosas y los trazos geométricos del papel tapiz. No describas cómo las cortinas de encaje dejan pasar vaporosamente la luz del sol iluminando las partículas de polvo que danzan en el aire con volutas hipnotizantes... para luego decir que el cadáver estaba sobre la cama después de tres páginas de prosa bellamente adornada.
- No utilices esos bellos, hermosos, grandiosos y fantásticos adjetivos, que demuestran tu enorme, gigante, inconmensurable e infinito léxico.
- Escribe de tal forma que tus personajes puedan ser famosos. (¡Ellos, no tú!)
- Los diálogos, cuando son bien elaborados, facilitan la lectura. Procura que cuando conversen tus personajes, no repitan lo que ya explicaste en otra parte del texto, a menos que en el diálogo aporten algo nuevo al lector. Si ya narraste que Juan estaba deseoso de ver a María, no escribas un diálogo en el que Juan dice: “—Estaba deseoso de verte, María—
- Si un texto que terminaste no te ha gustado, no lo destruyas. Déjalo incubando en un cajón. A lo mejor en algún tiempo, con algunos retoques, de un gusano pueda surgir una mariposa.
- Mantén siempre a mano algo para tomar notas. Las ideas a veces llegan inesperadamente y si no las capturas, puedes perderlas para siempre. Algunos escritores prefieren grabar su voz o escribirlas en su teléfono. Yo prefiero una libreta, un cuaderno o, aunque sea, una servilleta. Me encantaría poder hacerlo sobre billetes de alta denominación, pero esos son muy escasos entre los escritores.
- Escribe a diario. Lo que sea, pero escribe. Entrena tu mente para producir todos los días. Al principio pensarás que no se te ocurre nada; aun así, escribe. Verás que cada vez será más fácil. Llegará un momento en que incluso dormido, generarás ideas.
- Aprovecha cada oportunidad que tengas de escuchar a otros. Asiste a cursos y participa en talleres. Frecuenta personas que sienten la misma pasión por las letras que tú. Solo quien escucha y lee es capaz de escribir para otros.
- Cuando uno revisa un texto que escribió, tiende a leer las palabras que uno quiso escribir, no las que realmente escribió. Por eso, cuando termines, léelo en voz alta, así descubrirás los errores más fácilmente. Pide que alguien más lo lea en voz alta. En lo personal me gusta usar aplicaciones de mi celular o computador para que una voz automática lea mi texto. Así descubro los errores de digitación o de puntuación.
- Luego de escribir un texto, déjalo reposar. Una lectura, varios días, semanas o meses después, puede ser muy enriquecedora.
- Si de veras te gusta escribir, escribe. Que tu texto será el resultado de algo que quieres contar. No dejes que la fama y la fortuna (tan esquiva para el 99% de los verdaderos escritores), sea tu único aliciente para escribir.
- Ama tu arte como a ti mismo. Aliméntalo con cada latido de tu corazón. ¿Quién sabe? Quizás algún día tu texto alimente otro corazón.
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