"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 3 de junio de 2020

El nuevo decameron

Esta semana quiero compartir con ustedes un texto que escribí, muy relacionado con los miedos y temores frente a la Pandemia que atravesamos, y con el que participé en la Convocatoria de Estímulos Especiales UNIDOS POR LA VIDA 2020 del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia (ICPA). El jurado ha tenido la deferencia de concederme el premio.

La convocatoria proponía enviar un texto relacionado con la pandemia por COVID-19 y que tuviera una extensión entre dos y cinco páginas. Mi propuesta, que me place compartirles a continuación, es un pequeño relato con varios microcuentos, que espero sean de su agrado. 

EL NUEVO DECAMERON

Carlos Alberto Velásquez Córdoba ©

A las 4:50 pm comenzaron a conectarse los primeros y a aparecer en las pantallas. Algunos muy bien peinados y pulcramente vestidos, otros, por el contrario, con camisetas raídas y el pelo desordenado. Pero no importaba. Como todos los jueves desde hacía más de cinco años, acudían a su taller semanal de literatura. Ni siquiera la cuarentena obligatoria los había hecho renunciar; solo que habían tenido que recurrir a la tecnología para poder reunirse en forma virtual en los últimos dos meses.
Una vez cumplidos los saludos de rigor, el moderador, buen escritor y mejor profesor, dio por iniciada la sesión.
—Bueno, comencemos que ya son las cinco.  ¿Quién empieza leyendo su texto?
—¡Yo!—, respondió Carlos, a lo que el moderador apagó los otros micrófonos

LA PESTE NEGRA
La peste había llegado por el mar y entró al país para quedarse. Las ciudades caían por decenas; nobles y campesinos morían por igual. La gente de las ciudades veía cómo La Muerte se llevaba a sus familiares y luego regresaba por ellas.  Algunas ciudades levantaron empalizadas y construyeron murallas para evitar que La Muerte entrara a sus casas.
Entonces el rey y sus cortesanos se aprovisionaron de víveres y decidieron cerrar el acceso al castillo. Con grandes vigas y largos clavos aseguraron todas las puertas. La madera de las mesas sirvió para tapar cualquier ventana al exterior. No dejaron ningún resquicio por donde pudiera entrar La Muerte. Adentro, iluminados con velas y antorchas, el rey y sus cortesanos comenzaron a bailar, a beber y comer hasta hartarse convencidos de que La Muerte no podía entrar al castillo.
Después de unas semanas, la alegría se volvió aburrimiento. A los primeros días de desenfreno siguieron otros de tedio y tristeza. Estaban cansados de sentirse encerrados.
Todos murieron adentro. Sin embargo, La Muerte nunca entró al castillo. Por una rendija, sin que nadie se diera cuenta, se les había escapado La Vida.

“Muy bien, Carlos”, aclamaron algunos cuando se habilitaron los micrófonos. Alguien dijo que le recordaba un cuento de Poe, varios sugirieron alguna que otra corrección. En los monitores de todos se veía la cara de orgullo de su autor.
—¿Quién sigue? —dijo el profesor luego de dar su concepto y redondear algunas ideas.
—¡Sigo yo! —Dijo Santiago, y comenzó a leer su cuento—. Se titula pandemia. 

 PANDEMIA
Un día la Muerte llamó a su amiga la Epidemia, y le dijo:
—Hay muchos humanos en el planeta.  ¡Son más de siete mil millones!  Quiero que inventes una pandemia que solo los afecte a ellos y que los vaya matando hasta reducir su número.
Semanas después, la Muerte regresó.
—¿Qué pasa? ¿Por qué aún hay tanto humano vivo? Necesito que mueran muchos más.
—Mi señora —respondió Epidemia—, esos humanos son muy listos.   Descubrieron que si se esconden en sus casas la enfermedad no los encuentra. Y es que tuvieron ayuda: Hygeia, la diosa griega les enseñó sobre el lavado de manos y el aislamiento como forma de prevenir su contagio.
—...mmm.  Tenemos que hacer algo. Aún son muchos. ¿Sabes qué?  Llama a la otra griega, Panacea, y dile que invente una vacuna.
—Pero señora, eso antes lograría el efecto contrario.  ¡Podrán prevenir la enfermedad!
—Te equivocas Epidemia. Conozco a los humanos desde mucho antes de que fueran creados. Les daremos solo un millón de vacunas. Con la ayuda de Egoísmo y Miseria, ellos mismos se matarán entre sí por conseguirlas. 
—¿Y si no funciona? ¿Qué tal si Panacea decide hacer vacunas suficientes para todos los humanos?
—Entonces les enviaremos a la Mentira y la Ignorancia.  Los mismos humanos se encargarán de que nadie se vacune. Morirán de todos modos.

“Magnífico”, respondió Sonia; “Me gustó tu cuento”, dijo Javier. Y así, fueron participando cada uno. Era notorio que aquellos hombres y mujeres, acostumbrados a escribir de todo, habían coincidido en el mismo tema. Tal era el efecto que la pandemia y la cuarentena había producido en ellos en solo unos meses. Alberto, por su parte, leyó otro texto titulado:  "Como las arenas del desierto"

 “COMO LAS ARENAS DEL DESIERTO”.
Se dice que cuando Sem, el hijo de Noé, estaba limpiando el Arca, encontró tras unas tablas un pequeño cofre que al parecer tenía escondido su padre. Picado por la curiosidad iba a abrirlo, cuando un grito lo sobresaltó.
—¡No lo abras!
—¡Qué susto me diste, padre!  ¿Qué guardas aquí?
—Es algo que me fue confiado. Y no debe ser abierto por ahora.
—Pero, ¿y qué es?
—¿Recuerdas que Dios le dijo a nuestro padre Adán “¿Sed fecundos, creced y multiplicaos, como las arenas del desierto”?
—Claro, eso es lo que nos has enseñado; a mí y a mis hermanos.
—A mi muerte, elegiré a uno de ustedes para que guarde el cofre, y que así se haga de generación en generación. Y un día, cuando seamos tantos como las arenas del desierto, llegará el momento de abrirlo.
—¿Pero ¿qué hay adentro?
—No lo sé, hijo mío.  Y espero que nunca llegue el día de saberlo.

Luego de elogios y críticas, cada uno fue leyendo su texto. Sonia, una comedia sobre una ciudad que fue maldecida por un indigente, originando una epidemia. Ángela, sobre una trágica violación en un hogar durante el confinamiento. Cada uno leía y los demás opinaban. El último en leer fue Jacobo.
—El mío también es un cuento corto. —anunció—. Lo titulé "orfandad" 

ORFANDAD
Riiing,  Riing
—¡Aló?
—Buenos días, estoy buscando al señor Fredy Tangarife —dijo una voz femenina.
— ¿Quién lo necesita?
—Estamos llamando del Hospital General de Medellín. Necesitamos hablar con el señor Fredy Tangarife.
—¿Para qué lo necesita?
—¿Es usted don Fredy? El que busco está casado con Sofía y es padre de Clara, Roberto y Juan.
El hombre prefirió guardar prudente silencio. La mujer que llamaba tenía información muy concreta y sintió curiosidad.  La voz de la mujer continuó.
—Es con respecto al señor José Restrepo.
—¿Quién?
—José Restrepo.
—No, no lo conozco.
—Mire, soy Mónica, una de las enfermeras que atendió a don José. Desde hace una semana estaba hospitalizado por Coronavirus. Se agravó y unos minutos antes de su muerte me dio su teléfono y me pidió que lo llamara. Dijo que quería disculparse por haberlo abandonado en el orfanato, hace cincuenta y un años, luego de la muerte de su madre.
—Creo que hay un error. Yo no tengo padre.
—Entonces, ¿usted sí es Fredy Tangarife, y quedó huérfano de niño?
—Se trata de un error, señorita. Por favor no vuelva a llamarme. No soy el que busca…
—En la semana que estuve cuidándolo, Don José me habló mucho de usted— insistió la mujer—. Me contó por qué lo había llevado al Orfanato San José donde permaneció usted hasta que cumplió los catorce años y fue trasladado a un centro juvenil. Que se casó a los 22 y tuvo tres hijos: Clara, Roberto y Juan. Me habló de los tres nietos que usted tiene, los de su hijo Roberto; que Clara se casó hace diez años y aún no tiene hijos, y que Juan todavía está en la universidad. Me contó que Usted aún trabaja en la fábrica de empaques y que hace un año lo ascendieron como supervisor. Don José estaba muy orgulloso de que usted se hubiera convertido en un hombre de bien y quería decírselo algún día, pero le faltó valor. Deseaba que usted supiera que siempre estuvo desde la sombra, acompañándolo y cuidándolo.
—No señorita.  Está hablando con la persona equivocada. Yo no soy ese, a quien usted busca.
—Pero, don Fredy... Necesitamos saber qué hacer con el cuerpo, y con las pocas pertenencias de su papá...
—¡Ya le dije que se trata de un error!
—Pero, don Fredy... Entiendo que pueda usted estar confundido, pero…
¡Clic!
—¡Maldita Pandemia! —dijo Fredy en voz baja, aun con el auricular en la mano —, dejarlo a uno huérfano por segunda vez...

Cuando el moderador abrió nuevamente los micrófonos para que opinaran sobre el texto leído, fue el mismo Jacobo quien apagó el suyo. 
Algunos se apresuraron a dar sus impresiones, pero poco a poco fueron callando al descubrir que Jacobo, sin percatarse de que la cámara de su portátil permanecía encendida, lloraba desconsoladamente como si fuera un chiquillo.



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miércoles, 27 de mayo de 2020

Perspectiva

Una excelente reflexión para los que creen que estamos en una crisis.

El texto es sacado de una publicación del muro de Facebook de Steven Powell y me lo compartieron. Desconozco quién fue verdaderamente su autor.

Nota: el texto original estaba en inglés. La traducción al español que trascribo acá es automática. Solo he hecho unas pequeñas correcciones.


Perspectiva.

"Imagina que naciste en 1900. En tu cumpleaños número 14, empieza la Primera Guerra Mundial, y termina en tu cumpleaños número dieciocho. 22 millones de personas perecen en esa guerra. Más tarde en el año siguiente, una epidemia de gripe española golpea el planeta y corre hasta tu cumpleaños número veinte. 50 millones de personas mueren de eso en esos dos años. Sí, 50 millones.

En tu cumpleaños número 29, la Gran Depresión comienza. El desempleo llega a 25 %, el PIB mundial cae 27 %. Eso corre hasta que tienes 33. El país casi se derrumba junto con la economía mundial. Cuando cumples 39, empieza la Segunda Guerra Mundial. Ni siquiera has superado la colina todavía. Y no trates de respirar. En tu 41º cumpleaños, Estados Unidos está totalmente tirado en la Segunda Guerra Mundial. Entre tu 39º y 45º cumpleaños, 75 millones de personas perecen en la guerra.

A los 50, empieza la Guerra de Corea. 5 millones perecen. A los 55 comienza la guerra de Vietnam y no termina en 20 años. 4 millones de personas perecen en ese conflicto. En tu 62º cumpleaños tienes la crisis de misiles cubanos, un punto de inflexión en la Guerra Fría. La vida en nuestro planeta, tal como la conocemos, debería haber terminado. Grandes líderes impidieron que eso sucediera. Cuando cumples 75 años, la Guerra de Vietnam finalmente termina.

Piensa en todos los nacidos en el planeta en 1900. ¿Cómo sobrevives a todo eso? Cuando eras un niño en 1985 y no creías que tu abuelo de 85 años entendía lo difícil que era la escuela, y lo malo que era ese chico en tu clase. Sin embargo, sobrevivieron a través de todo lo que figura arriba La perspectiva es un arte increíble, refinado a medida que pasa el tiempo, y esclarecedor como no creerías."

Intentemos mantener las cosas en perspectiva.....

miércoles, 20 de mayo de 2020

Las pestes: aprendiendo de los Romanos.

Esta semana les traigo al historiador Andrés Nadal, que nos habla de la historia de las pandemias y epidemias y de cómo los romanos se enfrentaron a ellas. 

Nos habla de Galeno, de Marco Aurelio, de la Peste Antonina, y nos muestra como hace dos mil años hubo emperadores que supieron hacer lo necesario para proteger a su pueblo, que supieron anteponer el bien común al bien particular. 

Una buena reflexión para estos días en que la gente no le importa huir de las ciudades un fin de semana sin importarle que pude contagiar a toda una población. 

miércoles, 13 de mayo de 2020

La generación "copo de nieve"

Hace algún tiempo alguien le preguntaba a un curtido profesor universitario cuál era el principal problema de la Constitución Política de Colombia y el hombre respondió que era el haber fraccionado al pueblo colombiano.
-¿Como así? -preguntamos algunos.
-Sí, claro. Nos convirtió en una mayoría blanca y un montón de minorías... Dejamos de ser un solo país para convertirnos en una colcha de retazos, con un montón de gente que cree que tiene más derechos que los demás por ser minoría. 

Yo jamás lo había pensado, pero cuando nos habló de la Constitución de los Estados Unidos, analizamos que empezaba como una comunidad homogénea: "Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos, a fin de formar una unión..."

Aunque nuestra constitución vigente (la del 91) también empieza hablando del Pueblo de Colombia, más adelante comienza a diferenciar unas minorías, como si, por su propia naturaleza fueran inferiores y requirieran mayores derechos que la gente "Normal". En la constitución el adolescente tiene derecho a la protección y formación integral. ¿Acaso no es un derecho de todos? Los indígenas deben ser protegidos. ¿Eso no es un derecho fundamental para cualquier persona de cualquier etnia incluyendo la predominante? Las mujeres gozarán de especial cuidado. ¿No deberían todos los colombianos gozar de especial cuidado, independiente de si son mujeres o no?

¿Que nos está sucediendo? ¿Por qué hay que tener igualdad de cargos en puestos públicos ente mujeres y hombres? ¿Acaso es que consideran a las mujeres tan inferiores que deben promulgar leyes para que ocupen cargos? En lo que a mi respecta, una mujer está tan capacitada como un hombre para ocupar los cargos públicos. Puede lograr cualquier puesto administrativo o académico que deseen. Crear una ley proteccionista a favor de la mujer da una mala señal: Los legisladores pensaron que una mujer nunca podría por sí sola  llegar a un cargo por sus propios medios. 





Esta generación se considera ofendida por todo. Cualquier cosa que se diga puede ser considerada una agresión para ellos. Decir "la juez", es una ofensa porque para ellos debe ser "Jueza". Ya las mujeres que lideraban algún proceso o grupo se consideran ofendidas si se menciona que son excelentes "líderes". Ya las "líderes" no existen. Hay que decir "Lideresa". Lo que uno se queda pensando es si un líder puede liderar algo, entonces, ¿una "lideresa" deberá "lideresar"? La estupidez ha ido tan lejos que hasta la RAE ha permitido dicha palabra para no ofender a las mujeres. Hasta los dibujos animados han sido blanco de una generación que no soporta ninguna situación que sea medianamente "agresora" con ellos

Hace poco una amiga, Patricia Celín, me compartió este interesante video de un filósofo chileno, muy polémico por cierto, que habla de la generación "copo de nieve". Debo confesar que yo nunca había escuchado ese término, pero coincidí en casi todo lo que dijo. Cada vez nos enfrentamos a una sociedad en la que se autovictimiza. 

Se acostumbraron a buscar la forma de manifestarse ofendidos por todo y buscan desesperadamente un agresor real o ficticio que los legitime como víctimas que requieren ser protegidas y salvadas. Para ellos ser "víctimas" es la única forma de salir adelante. Solo siendo víctimas y revictimizándose logran el reconocimiento que no obtienen por sus propios medios y de paso, obtienen el castigo para quienes no están de acuerdo con ellos.

Según la Wikipedia, "Copo de nieve" (en inglés snowflake) es un término peyorativo originario del idioma inglés de la década de 2010 que caracteriza a una persona con un elevado sentido de la singularidad, vulnerabilidad emocional, que se ofende fácilmente, es incapaz de lidiar con opiniones opuestas, y escasa resiliencia. 

Pero dejemos que sea Axel Kaiser el que nos cuente su punto de vista.



Así se ofendan, tengo que decirlo:   


¡Qué generación tan pendeja!


Posdata. 
El video ya no está disponible.  Quien sabe cuál "víctima" se ofendió. 

Intenten con el siguiente enlace, que muestra un fragmento de una entrevista hecha al autor.  






miércoles, 6 de mayo de 2020

Ítaca. Constantino Cavafis

Luego de la guerra de Troya, en la mente de Ulises solo hay un pensamiento. Volver a Ítaca, a Penélope, a Telémaco... a los suyos. 

Pero su viaje de retorno tarda más de siete años, debiendo afrontar cientos de peligros y múltiples vicisitudes.

A continuación, les comparto una poesía del griego Constantino Cavafis, donde nos muestra de forma magistral cómo a veces lo importante no es el destino sino el camino que nos lleva a él. 

En esta ocasión les comparto un gran trabajo. Por un lado un gran poema, con una excelente traducción. Por el otro, un recurso gráfico impresionante; el poema escrito como una tira cómica: Una verdadera obra de arte. 

Doy los créditos correspondientes. 

Poema:  Constantino Cavafis
Traducción: Pedro Bádenas de la Peña
Diseño gráfico:  Zen Pencils 


ÍTACA 

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.

Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.

C. P. Cavafis. Antología poética.
Alianza Editorial, Madrid, 1999.



______________________

Constantino P. Cavafis. (1863-1933)
Poeta griego, nacido y fallecido en Alejandría (Egipto) una de las figuras literarias más importantes del siglo XX y uno de los mayores exponentes del renacimiento de la lengua griega moderna. Fue periodista, escritor y funcionario. Se considera el poeta en idioma griego más importante de los últimos dos mil años.

Nota: Este poema se basa en el personaje Odiseo (Ulises), inmortalizado por Homero en la Odisea.


miércoles, 29 de abril de 2020

Gracias, Marcos Mundstock

La primera vez que escuché a Les Luthiers fue por allá en 1978, gracias al acierto de mi profesor de música José Manuel Arango. Con Les Luthiers aprendí a distinguir una cantata de un bolero, una balada de una contradanza, un Canon de una milonga. 

A lo largo de toda mi vida he sido un fiel seguidor de sus obras. He reído de sus chistes y ocurrencias y he disfrutado de su música. Me enseñaron que la vida, hay que acompañarla de música y humor. 


La reciente partida de Marcos Mundstock, al igual que la de Daniel Ravinovich en 2015 me ha producido tristeza, no solo a mí, sino a una generación que nos criamos escuchándolos y viéndolos. 

Como ustedes saben mi blog siempre ha estado dedicado en abril al mes del idioma.  

Como un homenaje a este hombre maravilloso, y teniendo en cuenta el mes del idioma, les comparto la videoconferencia que dio Marcos Mundstock en el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española, realizado en Argentina en marzo de 2019).

Esta fue una de sus últimas apariciones en público.

Gracias Marcos. 


______________


Marcos Mundstock (1942-2020)

Locutor profesional, redactor publicitario, actor y humorista argentino, integrante del grupo de música y humor Les Luthiers.

Enlaces sugeridos

miércoles, 22 de abril de 2020

Médicos con miedo al coronavirus

Hace unos días un colega con muchos años de experiencia, manifestaba en un foro su miedo a enfrentarse a pacientes con COVID-19. Y eso que, en ese entonces, aún no había salido el famoso decreto 538 de 2020 en el que el gobierno obligaba a todo el personal de salud (así estuviera retirado), a prestar sus servicios durante la pandemia.  

A lo largo de la historia miles de médicos se han enfrentado a la muerte, al horror, y a las enfermedades más contagiosas. Algunos han salido victoriosos, otros han muerto con honor, cumpliendo su juramento, y uno que otro ha sucumbido por descuido o ignorancia. 

El miedo es una reacción completamente humana. Hay que desconfiar del médico que no teme enfermarse y morir, porque ese es, en definitiva, un necio o un ignorante. Sin embargo, el conocimiento permite vencer el miedo o por lo menos aminorarlo. Para eso nos formamos: Para entender los procesos biológicos y anticiparnos. Estudiamos para reducir los riesgos y enfrentarlos con ciencia y entendimiento.  

Al contrario del médico del foro, (que está en pleno derecho de estar con pánico), yo me siento muy honrado de haber vivido en este tiempo y poder pasar a la historia como uno más de los miles de colegas que han combatido la enfermedad y el dolor en tiempos de epidemia. 

A los que sienten ese miedo, quisiera compartirles el final del libro EL ASCENSO DEL HOMBRE de Jacobo Bronowsky, uno de los polímatas del siglo XX. Cada que tengo que enfrentarme a un reto, recuerdo esta anécdota, tanto, que he llegado a aprenderme de memoria su último párrafo, (que he señalado en negrilla).

Dice Bronowsky en su último capítulo: 

Inicié esta serie en el valle del Omo del Africa Oriental, y ahora regreso a él debido a que algo acontecido en esa oportunidad ha permanecido en mi mente desde entonces. La mañana del primer día en que íbamos a filmar las escenas para el primer programa de televisión, una avioneta despegó de nuestra pista con el camarógrafo y el ingeniero de sonido a bordo, estrellándose unos segundos después del despegue. Por algún milagro, el piloto y los dos pasajeros resultaron ilesos.
Pero, naturalmente, tan lamentable acontecimiento dejó una profunda impresión en mí. Me disponía a descorrer el velo del pasado, y el presente calladamente ponía la mano en las páginas impresas de la historia, mientras decía: «Está aquí. Es ahora». La historia no consta de sucesos, consta de gente, y no es sólo gente que hace remembranzas, es gente que actúa y vive el pasado en el presente. La historia es el instante del acto decisivo del piloto, el que cristaliza todo conocimiento, la ciencia toda, todo lo aprendido desde la aparición del hombre.
Hubimos de aguardar durante dos días en el campo, esperando otra avioneta. Y yo dije al camarógrafo, amablemente, aunque quizás no con mucho tacto, que tal vez él preferiría que fuese otra persona quien se encargara de las tomas aéreas. El repuso, «He pensado en eso. Voy a tener miedo cuando vuele mañana; pero yo me encargaré de la filmación. Es lo que debo hacer».
Todos tenemos miedo: por nuestra seguridad, por el futuro, por el mundo. Tal es la naturaleza de la imaginación humana. Y, empero, todo hombre, toda civilización, han seguido adelante al sentir que tienen la obligación de hacer lo que es preciso hacer. El compromiso personal del hombre con su destreza, el compromiso intelectual y el compromiso emocional amalgamados en uno solo, han realizado el ascenso del hombre.
Jacobo Bronosky.  

(Lodz- Polonia 1908- Nueva York EEUU 1974). 

Matemático polaco de origen judío, nacionalizado británico.  Fue escritor, poeta, inventor, y humanista, gran divulgador de la ciencia. Publicó 11 libros sobre matemáticas, biología, ciencia e historia. Se hizo famoso por su programa de televisión El Ascenso del Hombre, (presentado en Colombia hace unos años por RTI),  a partir del cual publicó un libro con el mismo título, en el que describe la historia de la humanidad. 

Haga clic para descargar el libro



miércoles, 15 de abril de 2020

Sumergirse - Antologia. Fallidos Editores

Quiero sumarme al festejo: Fallidos Editores llegó a su quinto aniversario. 

Como alguien que ha incursionado en el mundo de las letras y que ha vivido en carne propia las dificultades que tienen los nuevos escritores, para mi es una alegria inconmensurable ver que algunos jóvenes amantes de la literatura han logrado salir adelante a pesar de lo difícil que es el medio. 

Fallidos Editores es una editorial que trabaja "con las uñas".  A pesar de ello ha logrado posicionarse en el medio.  Con mas de 200 títulos publicados, sigue dando la batalla y ayudando a escritores poco conocidos y sin posibilidades de publicar en otros medios. 

A raíz de su primer lustro, la editorial ha publicado un libro digital gratuito con una mezcla de poesía, dramaturgia y cuento.  Como lo dice su editor, una mezcla muy ecléctica. 

Quiero agradecer a Alejandro Herrán, su editor, por haberme permitido participar de esta antología, la cual comparto con gran orgullo.  



Espero lo disfruten

Tambien lo pueden leer y descargar desde la plataforma ISSUU




miércoles, 8 de abril de 2020

Ignaz Semmelweis y el lavado de manos

Si hay algo contundente que la humanidad está aprendiendo con la pandemia del COVID-19, es la importancia del lavado de manos. 

Pero el lavado de manos no siempre ha estado vinculada con la salud y la prevención. 

Sin bien desde 1119 Moises Ben Maimón (Maimónides) un prestigioso médico de Córdoba (España), hablaba del lavado de manos previo a examinar a un paciente, no fue sino hasta mediados del siglo XIX que se instauró la practica del lavado de manos como una medida imprescindible para proteger la salud y evitar muertes innecesarias. 


A continuación les comparto una fascinante historia de la primera vez que se instauró el lavado de manos obligatorio para los médicos. 

Se cuenta que a mediados del siglo XIX, en la "Primera Clínica Obstétrica" del Hospital General de Viena la mortalidad por fiebre puerperal era mayor al 20% (incluso llegaba al 30%). Es decir, de cada 5 mujeres que daban a luz, una de ellas moría luego del parto por una fiebre asesina. Esta sala era atendida por médicos y estudiantes de medicina. Mientras tanto, en la "Segunda Clínica Obstétrica", atendida por comadronas y parteras, la mortalidad era menor al 2%. Las mujeres que tenían sus partos en la casa practicamente no morían de fiebre puerperal. 

Los médicos de la época estaban confundidos y propusieron muchas posibles causas. 
  • Influencias atmosféricas, telúricas y cósmicas.  (Fueron descartadas porque eran comunes en los tres ambientes).
  • “Los miasmas” del “mal aire” que era la tesis más aceptada en el medio. (que también eran comunes en los tres ambientes). 
  • Las prácticas religiosas. (iguales para los tres grupos de pacientes)
  • Las técnicas utilizadas. (en las dos clínicas se usaban las mismas técnicas, no así en los partos callejeros). 
Incluso se pensó que muchas de las muertes ocurrían por el temor que provocaba el sonido de la campanilla de los sacerdotes cuando llegaban a administrar los últimos sacramentos a las moribundas. 

Pero en marzo de 1847, murió el forense Jakob Kollestschka tras pincharse un dedo con el mismo bisturí con el que realizaba la necropsia a una parturienta. Entonces, uno de los médicos, llamado Ignaz Phillipp Semmelweis (1818-1865) notó que los hallazgos de la necropsia del propio forense Kollestschka, eran iguales a los de las mujeres que morían por fiebre puerperal y sospechó una conexión entra la contaminación cadavérica y la fiebre puerperal. Dedujo que los estudiantes portaban partículas cadavéricas en sus manos y las pasaban a las parturientas. Algunos estudiantes se lavaban las manos, pero el olor a putrefacción persistía en sus manos. Como las comadronas no hacían necropsias, sus pacientes no se infectaban.

Implantó la norma de “sumergir” las manos en una solución de hipoclorito de calcio hasta que el olor a cadáver desapareciera. Con esta simple medida, la mortalidad de la Primera Clínica descendió en un 90%. Los resultados fueron contundentes:


Para esa época no se habían descubierto los gérmenes causantes de la infección, y Semmelweis no pudo explicar de una manera convincente sus observaciones.  Sus colegas médicos se sintieron ofendidos con la propuesta de Semmelweis. No se les cabía en la cabeza que sus manos, ¡manos de médico! ¡Manos de caballero!, pudieran provocar la muerte en sus pacientes. (¿Cómo era posible que unas partículas cadavéricas en las uñas pudieran convertir a una persona en cadáver con un simple toque?) 



En un congreso de naturalistas y médicos alemanes, la mayoría de los ponentes, incluyendo al genial Rudolf Virchow, rechazaron los consejos de Semmelweis porque “estaban en conflicto con la opinión médica establecida”. De hecho, mientras mas sucio y mas sangre tuviera el mandil de un cirujano, más prestigioso era en la comunidad. 

Sin embargo, muchos médicos con verdadero juicio clínico adoptaron el simple consejo de lavarse las manos, comprobando los beneficios para sus pacientes. El Dr. Gustav Michaelis (1798-1848) reconoció la contundencia de estos hallazgos y la eficacia de una medida tan simple y se quitó la vida, abatido por su culpabilidad en la muerte de su propia sobrina.

Tendrían que pasar muchos años, para que Louis Pasteur demostrara la veracidad de estas teorías identificando los gérmenes causales y Joseph Lister implementara los métodos de la asepsia y la antisepsia. Para entonces Semmelweis ya había muerto, en condiciones misteriosas y denigrantes.

Tal vez el exceso del trabajo, o el estrés del rechazo constante o quién sabe qué otros factores personales hicieron que en sus últimos años, se tornara irritable e intratable. Y aunque no hay evidencia de evaluación por psiquiatra alguno, un pediatra (sospechosamente diligente con este adulto) se las ingenió para conseguir que otros dos médicos (un internista y un cirujano) firmaran un manifiesto para internarlo en una institución para enfermos mentales, al que fue conducido con engaños. Sin embargo, Semmelweis alcanzó a sospechar que lo encerrarían y trató de escapar, recibiendo una paliza de los guardias; murió dos semanas después en un cuadro compatible con una sepsis a partir de una herida gangrenada. El misterio de esta situación se complica porque hay muchas inconsistencias en su historia clínica que parece redactada después de su muerte. 

Muy pocas personas asistieron a su funeral y la Asociación Húngara de Médicos y Naturalistas nunca celebró una sesión en su homenaje como establecen sus reglas cuando se muere uno de sus miembros y jamás registró su muerte.

Ignaz Phillipp Semmelweis  
Budapest (Hungría),  01 de julio de 1818
Viena, 13 de agosto de 1865 

Aunque sus consejos fueron despreciados por sus contemporáneos, hoy se le reconoce como el creador de los procesos antisépticos. 


Frente al Hospital de Budapest, hoy puede apreciarse una estatua en su honor, con una leyenda que dice: El salvador de las madres, en reconocimiento a toda una vida dedicada a combatir la fiebre puerperal.

Todos los homenajes los ha recibido después de su muerte, aunque a pesar de que se han erigido estatuas en su honor, y clínicas y hospitales llevan su nombre, y se han escrito libros y se han filmado películas con su historia… todavía hoy en el siglo XXI, los médicos olvidan lavarse las manos.

A continuación les comparto un cuadro extraído y modificado de la revista Cafetinotas, de octubre de 2017 (Clinica Cardiovascular - Editor John Jairo Salas), que muestra la historia del lavado de manos. 


Año
Hecho
1199
Maimónides dijo:
·    —Nunca olvide lavarse las manos después de tocar una persona enferma.
·    —Yo me bajo del caballo,  me lavo las manos y luego voy  hacia el paciente
1843
Olver Wendell Holmes,  médico americano, concluyó que la fiebre puerperal se transmitia de paciente a paciente por las manos sucias de los médicos y enfermeras que las atendían. 
Impuso el lavado de manos en su servicio y bajó la incidencia de la morbimortalidad
1861
Ignaz Semmelweis demostró científica y estadísticamente que el simple hecho de lavarse las manos con una solución antiséptica erradicaba la muerte por fiebre puerperal del pabellón de maternidad
1877
Lister demuestra científicamente que lavarse las manos, utilizar ropas limpias y desinfectar el instrumental disminuye la incidencia de las infecciones postquirúrgicas
1878
Pasteur presenta su informe “Teoría de los gérmenes y su aplicación práctica en la medicina y la cirugía”
1961
El servicio de salud de los Estados Unidos produce una película con las recomendaciones y técnicas para el lavado de las manos recomendado para los trabajadores de salud
1999
 El CDC (Centro para la prevención y control de enfermedades) en Estados Unidos declaró que el lavado de manos es el medio más importante para prevenir la expansión de las infecciones
2009
La OMS lideró la campaña: “Salve vidas: lávese sus manos” para demostrar que la higiene de las manos es el punto de partida para reducir las infecciones asociadas a la atención médica,
2020
El lavado de manos es la principal estrategia para evitar la transmisión de la pandemia por SARS-Cov2

...Pero, a pesar de la pandemia, aun hay personas que no se lavan las manos.... 

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