"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 25 de mayo de 2016

Sueños de Robot. Isaac Asimov

 Para ésta semana, más literatura:   Un fantástico cuento de Isaac Asimov.   ("Robot dreams" 1986)

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Sueños de robot


Isaac Asimov



一Anoche soñé anunció Elvex tranquilamente. 

Susan Calvin no replicó, pero su rostro arrugado, envejecido por la sabiduría y la experiencia, pareció sufrir un estremecimiento microscópico. 

一¿Ha oído eso? preguntó Linda Rash, nerviosa. Ya se lo había dicho. 

Era joven, menuda, de pelo oscuro. Su mano derecha se abría y se cerraba una y otra vez. 

Calvin asintió y ordenó a media voz: 

一Elvex, no te moverás, ni hablarás, ni nos oirás hasta que te llamemos por tu nombre. 

No hubo respuesta. El robot siguió sentado como si estuviera hecho de una sola pieza de metal y así se quedaría hasta que escuchara su nombre otra vez. 

一¿Cuál es tu código de entrada en computadora, doctora Rash? preguntó Calvin. O márcalo tú misma, si te tranquiliza. Quiero inspeccionar el diseño del cerebro positrónico.

Las manos de Linda se enredaron un instante sobre las teclas. Borró el proceso y volvió a empezar. El delicado diseño apareció en la pantalla. 

一Permíteme, por favor solicitó Calvin, manipular tu computadora. 

Le concedió el permiso con un gesto, sin palabras. Naturalmente. ¿Qué podía hacer Linda, una inexperta robosicóloga recién estrenada, frente a la Leyenda Viviente? 

Susan Calvin estudió despacio la pantalla, moviéndola de un lado a otro y de arriba abajo, marcando de pronto una combinación clave, tan de prisa, que Linda no vio lo que había hecho, pero el diseño desplegó un nuevo detalle y, el conjunto, había sido ampliado. Continuó, atrás y adelante, tocando las teclas con sus dedos nudosos. 

En su rostro avejentado no hubo el menor cambio. Como si unos cálculos vastísimos se sucedieran en su cabeza, observaba todos los cambios de diseño.

Linda se asombró. Era imposible analizar un diseño sin la ayuda, por lo menos, de una computadora de mano. No obstante, la vieja simplemente observaba. ¿Tendría acaso una computadora implantada en su cráneo? ¿O era que su cerebro durante décadas no había hecho otra cosa que inventar, estudiar y analizar los diseños de cerebros positrónicos? ¿Captaba los diseños como Mozart captaba la notación de una sinfonía? 

一¿Qué es lo que has hecho, Rash? dijo Calvin, por fin. 

Linda, algo avergonzada, contestó: 

一He utilizado la geometría fractal. 

一Ya me he dado cuenta, pero, ¿por qué? 

一Nunca se había hecho. Pensé que tal vez produciría un diseño cerebral con complejidad añadida, posiblemente más cercano al cerebro humano. 

一¿Consultaste a alguien? ¿Lo hiciste todo por tu cuenta? 

一No consulté a nadie. Lo hice sola. 

Los ojos ya apagados de la doctora miraron fijamente a la joven. 

一No tenías derecho a hacerlo. Tu nombre es Rash: tu naturaleza hace juego con tu nombre. ¿Quién eres tú para obrar sin consultar? Yo misma, yo, Susan Calvin, lo hubiera discutido antes. 

一Temí que se me impidiera. 

-¡Por supuesto que se te habría impedido! 

一Van a… su voz se quebró pese a que se esforzaba por mantenerla firme. ¿Van a despedirme? 

一Posiblemente respondió Calvin. O tal vez te asciendan. Depende de lo que yo piense cuando haya terminado. 

一¿Va usted a desmantelar a Elv…? por poco se le escapa el nombre que hubiera reactivado al robot y cometido un nuevo error. No podía permitirse otra equivocación, si es que ya no era demasiado tarde-. ¿Va a desmantelar al robot? 

En ese momento se dio cuenta de que la vieja llevaba una pistola electrónica en el bolsillo de su bata. La doctora Calvin había venido preparada para eso precisamente. 

一Veremos postergó Calvin, el robot puede resultar demasiado valioso para desmantelarlo. 

一Pero, ¿cómo puede soñar? 

一Has logrado un cerebro positrónico sorprendentemente parecido al humano. Los cerebros humanos tienen que soñar para reorganizarse, desprenderse periódicamente de trabas y confusiones. Quizás ocurra lo mismo con este robot y por las mismas razones. ¿Le has preguntado qué soñó? 

-No, la mandé llamar a usted tan pronto como me dijo que había soñado. Después de eso, ya no podía tratar el caso yo sola. 

一¡Yo! una leve sonrisa iluminó el rostro de Calvin. Hay límites que tu locura no te permite rebasar. Y me alegro. En realidad, más que alegrarme me tranquiliza. Veamos ahora lo que podemos descubrir juntas. 

一¡Elvex! llamó con voz autoritaria. 
La cabeza del robot se volvió hacia ella. 

一Sí, doctora Calvin. 

一¿Cómo sabes que has soñado? 

一Era por la noche, todo estaba a oscuras, doctora Calvin explicó Elvex, cuando de pronto aparece una luz, aunque yo no veo lo que causa su aparición. Veo cosas que no tienen relación con lo que concibo como realidad. Oigo cosas. Reacciono de forma extraña. Buscando en mi vocabulario palabras para expresar lo que me ocurría, me encontré con la palabra “sueño”. Estudiando su significado llegué a la conclusión de que estaba soñando. 

一Me pregunto cómo tenías “sueño” en tu vocabulario. 

Linda interrumpió rápidamente, haciendo callar al robot: 

一Le imprimí un vocabulario humano. Pensé que… 

一Así que pensó murmuró Calvin. Estoy asombrada. 

一Pensé que podía necesitar el verbo. Ya sabe, “jamás ‘soñé’ que…”, o algo parecido. 

一¿Cuántas veces has soñado, Elvex? preguntó Calvin. 

一Todas las noches, doctora Calvin, desde que me di cuenta de mi existencia. 

一Diez noches -intervino Linda con ansiedad, pero me lo ha dicho esta mañana. 

一¿Por qué lo has callado hasta esta mañana, Elvex? 

一Porque ha sido esta mañana, doctora Calvin, cuando me he convencido de que soñaba. Hasta entonces pensaba que había un fallo en el diseño de mi cerebro positrónico, pero no sabía encontrarlo. Finalmente, decidí que debía ser un sueño. 

一¿Y qué sueñas? 

一Sueño casi siempre lo mismo, doctora Calvin. Los detalles son diferentes, pero siempre me parece ver un gran panorama en el que hay robots trabajando. 

一¿Robots, Elvex? ¿Y también seres humanos? 

一En mi sueño no veo seres humanos, doctora Calvin. Al principio, no. Solo robots. 

一¿Qué hacen, Elvex? 

一Trabajan, doctora Calvin. Veo algunos haciendo de mineros en la profundidad de la tierra y a otros trabajando con calor y radiaciones. Veo algunos en fábricas y otros bajo las aguas del mar. 
Calvin se volvió a Linda. 

一Elvex tiene solo diez días y estoy segura de que no ha salido de la estación de pruebas. ¿Cómo sabe tanto de robots? 

Linda miró una silla como si deseara sentarse, pero la vieja estaba de pie. Declaró con voz apagada: 

Me parecía importante que conociera algo de robótica y su lugar en el mundo. Pensé que podía resultar particularmente adaptable para hacer de capataz con su… su nuevo cerebro declaró con voz apagada.

一¿Su cerebro fractal? 

一Sí. 

Calvin asintió y se volvió hacia el robot. 

一Y viste el fondo del mar, el interior de la tierra, la superficie de la tierra… y también el espacio, me imagino. 

一También vi robots trabajando en el espacio dijo Elvex. Fue al ver todo esto, con detalles cambiantes al mirar de un lugar a otro, lo que me hizo darme cuenta de que lo que yo veía no estaba de acuerdo con la realidad y me llevó a la conclusión de que estaba soñando.

-¿Y qué más viste, Elvex? 

一Vi que todos los robots estaban abrumados por el trabajo y la aflicción, que todos estaban vencidos por la responsabilidad y la preocupación, y deseé que descansaran. 

一Pero los robots no están vencidos, ni abrumados, ni necesitan descansar le advirtió Calvin. 

一Y así es en realidad, doctora Calvin. Le hablo de mi sueño. En mi sueño me pareció que los robots deben proteger su propia existencia. 

一¿Estás mencionando la tercera ley de la Robótica? preguntó Calvin. 

一En efecto, doctora Calvin. 

一Pero la mencionas de forma incompleta. La tercera ley dice: “Un robot debe proteger su propia existencia siempre y cuando dicha protección no entorpezca el cumplimiento de la primera y segunda ley”. 

一Sí, doctora Calvin, esta es efectivamente la tercera ley, pero en mi sueño la ley terminaba en la palabra “existencia”. No se mencionaba ni la primera ni la segunda ley. 

一Pero ambas existen, Elvex. La segunda ley, que tiene preferencia sobre la tercera, dice: “Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos excepto cuando dichas órdenes estén en conflicto con la primera ley”. Por esta razón los robots obedecen órdenes. Hacen el trabajo que les has visto hacer, y lo hacen fácilmente y sin problemas. No están abrumados; no están cansados. 

一Y así es en la realidad, doctora Calvin. Yo hablo de mi sueño. 

一Y la primera ley, Elvex, que es la más importante de todas, es: “Un robot no debe dañar a un ser humano, o, por inacción, permitir que sufra daño un ser humano”. 

一Sí, doctora Calvin, así es en realidad. Pero en mi sueño, me pareció que no había ni primera ni segunda ley, sino solamente la tercera, y esta decía: “Un robot debe proteger su propia existencia”. Esta era toda la ley. 

一¿En tu sueño, Elvex? 

一En mi sueño. 

一Elvex dijo Calvin一, no te moverás, ni hablarás, ni nos oirás hasta que te llamemos por tu nombre. 

Y otra vez el robot se transformó aparentemente en un trozo inerte de metal. Calvin se dirigió a Linda Rash: 

一Bien, y ahora, ¿qué opinas, doctora Rash? 

一Doctora Calvin dijo Linda con los ojos desorbitados y el corazón palpitándole fuertemente, estoy horrorizada. No tenía idea. Nunca se me hubiera ocurrido que esto fuera posible. 

一No observó Calvin con calma, ni tampoco se me hubiera ocurrido a mí, ni a nadie. Has creado un cerebro robótico capaz de soñar y con ello has puesto en evidencia una faja de pensamiento en los cerebros robóticos que muy bien hubiera podido quedar sin detectar hasta que el peligro hubiera sido alarmante. 

一Pero esto es imposible exclamó Linda. No querrá decir que los demás robots piensen lo mismo. 

一Conscientemente no, como diríamos de un ser humano. Pero, ¿quién hubiera creído que había una faja no consciente bajo los surcos de un cerebro positrónico, una faja que no quedaba sometida al control de las tres leyes? Esto hubiera ocurrido a medida que los cerebros positrónicos se volvieran más y más complejos… de no haber sido puestos sobre aviso. 

一Quiere decir, por Elvex. 

一Por ti, doctora Rash. Te comportaste irreflexivamente, pero al hacerlo, nos has ayudado a comprender algo abrumadoramente importante. De ahora en adelante, trabajaremos con cerebros fractales, formándolos cuidadosamente controlados. Participarás en ello. No serás penalizada por lo que hiciste, pero en adelante trabajarás en colaboración con otros. 

一Sí, doctora Calvin. ¿Y qué ocurrirá con Elvex? 

一Aún no lo sé. 

Calvin sacó el arma electrónica del bolsillo y Linda la miró fascinada. Una ráfaga de sus electrones contra un cráneo robótico y el cerebro positrónico sería neutralizado y desprendería suficiente energía como para fundir su cerebro en un lingote inerte. 

一Pero seguro que Elvex es importante para nuestras investigaciones objetó Linda-. No debe ser destruido. 

一¿No debe, doctora Rash? Mi decisión es la que cuenta, creo yo. Todo depende de lo peligroso que sea Elvex. 

Se enderezó, como si decidiera que su cuerpo avejentado no debía inclinarse bajo el peso de su responsabilidad. Dijo: 

一Elvex, ¿me oyes? 

一Sí, doctora Calvin respondió el robot. 

一¿Continuó tu sueño? Dijiste antes que los seres humanos no aparecían al principio. ¿Quiere esto decir que aparecieron después? 

一Sí, doctora Calvin. Me pareció, en mi sueño, que eventualmente aparecía un hombre. 

一¿Un hombre? ¿No un robot? 

一Sí, doctora Calvin. Y el hombre dijo: “¡Deja libre a mi gente!” 

一¿Eso dijo el hombre? 

一Sí, doctora Calvin. 

一Y cuando dijo “deja libre a mi gente”, ¿por las palabras “mi gente” se refería a los robots? 

一Sí, doctora Calvin. Así ocurría en mi sueño. 

一¿Y supiste quién era el hombre… en tu sueño? 

一Sí, doctora Calvin. Conocía al hombre. 

一¿Quién era? 

Y Elvex dijo: 

一Yo era el hombre. 

Susan Calvin alzó al instante su arma de electrones y disparó, y Elvex dejó de ser. 


FIN 

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Escritor y científico de origen ruso, nacionalizado estadounidense. Uno de los principales divulgadores de la ciencia, la historia y la literatura de ciencia ficción en el siglo XX.  

En 1996 publicó una selección de cuentos cortos llamada "Sueños de Robot".  Este cuento hace parte de la trama de la película "Yo Robot" aunque el argumento de la película está principalmente inspirado en el relato de Eando Binder, "yo robot" en el cual un robot es programado para matar a su creador. 

miércoles, 18 de mayo de 2016

La peste negra (cuento)

Comparto uno de mis cuentos, publicado por la revista de la Cooperativa Médica de Antioquia, COMEDAL, en su boletín de mayo de 2016 (Noticomedal No. 62)







También pueden leerlo en el Boletín No. 1 de la Red de Escritura Creativa Relata, del Ministerio de Cultura haciendo click aquí

miércoles, 11 de mayo de 2016

Vivaldi en Acordeón.

El acordeón es un instrumento musical bastante utilizado en mi país, especificamente con la música vallenata.

Esta vez les quiero compartir una obra del genial Antonio Vivaldi, interpretada solo con acordeón por el maestro Alexandr Hrustevich.

Espero que la disfruten. 



El maestro Hrustevich interpreta tres movimientos del concierto "Verano" de las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi. Posteriormente toca la suite "Reviere" de Glazunov, del compositor ruso Alexander Borodin.

Eso si es saber tocar el acordeón.

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miércoles, 4 de mayo de 2016

Las pendejadas de Facebook

No hay duda. Hay mucho pendejo suelto en el mundo que se traga enteros todos los cuentos que escucha y ve por ahí.  Hace unas semanas publiqué el mensaje que hablaba sobre unas "unidades de dolor" que tiene el parto y como  eran superiores a la capacidad que tiene el cuerpo de soportar el dolor. (ver Para la pendejada, no hay cura que valga)

Una de las principales fuentes de engaños es Facebook.  Algunas publicaciones tienen visos de ciencia,  a pesar de que muchos artículos no tienen nada que ver con ciencia ni aplican el método científico. 

Aquí van algunos ejemplos. 


 
El único punto de presión que está demostrado que ayuda a bajar de peso queda en la boca. El ejercicio es muy sencillo:
Poner la mano extendida presionando la boca de tal forma que quede completamente cerrada en el momento en que se quiere comer algo. 
Sobre los otros puntos,  no hay estudios científicos que demuestren efectividad 

Ahora miren lo que sigue:




Sorpresa:   Si lo primero que tomas en ayunas es agua de limón solo hay una cosa absolutamente comprobada que puede pasar:  Dejarás de estar en ayunas.  
Con respecto a los beneficios, no hay ningún estudio científico que demuestre que hay ventajas de tomar jugo de limón en la mañana o a cualquier otra hora. 

Ahora mira lo que dice la misma página sobre la miel en ayunas. 


Solo queda imaginarte qué pasaría si al agua de limón le echas miel. Si ambos se toman con el estómago vacío, ¿se potencian los efectos?  ¿y si le agregamos unos huevos con jamón?

A propósito, si te engulles un buen desayuno y no haces ejercicio, el cuerpo comienza a acumular energía en forma de grasa. Uno de los sitios que biológicamente puede almacenar mas grasa es el abdomen. Pues resulta que un "experto"  descubrió que unas "posiciones de Yoga" pueden disminuir la grasa del abdomen.  


No se necesita ser un genio para entender que esas posiciones no funcionan para reducir grasa. Lo que puede funcionar con el Yoga es calmar la ansiedad y entender que la obesidad es un desequilibrio entre la cantidad de energía que se come y la que se gasta. En ningún momento las posturas yogas harán que rebajes esa grasa abdominal.  
 
Otra página recomienda hervir dos ingredientes. (solo hervir. Después aclara que hay que tomarlos.) Asegura la pérdida de peso "sin ejercicio y alimentación sana". Y un montón de "genios" (entre los cuales me da pena decir que hay algunos amigos), comparten el enlace y prometen probar la bebida milagrosa.



Y hablando de genios,  miren lo que uno encuentra en facebook. 


Lo peor.   El engaño termina con la frase "...dice la ciencia". 

El método científico implica una observación metódica, una formulación de una hipótesis y una experimentación que compruebe o deseche la hipótesis. Ninguno de estos estudios son verdaderamente "científicos". Parten exclusivamente de la observación, pero no están diseñados para evitar los sesgos.   

Esta pseudociencia utiliza la observación como única fuente de análisis. Es como decir que los guayos (zapatos para practicar futbol) producen lesiones de rodilla. Según ellos, estaría "científicamente" comprobado que quienes usan zapatos elegantes se accidentan menos.   

Eso es lo que en el método científico se llama sesgo.  Los zapatos en si no son los que producen la lesión. El verdadero factor de riesgo es el deporte practicado. En este caso, parecería lógico a todas las personas. Pero en cuestiones en las que pocos conocen (como en los cuatro ejemplos que presentamos) la gente tiende a confundir la ciencia con charlatanería.  La mayoría de esos artículos no se basan en ciencia. 

Definitivamente, hay mucho pendejo suelto que se come entero todo lo que le sirven. 

Por cierto, el arsénico, el talio o el plutonio también hacen perder peso. 


miércoles, 27 de abril de 2016

Decálogo para cuentistas: Julio Ramón Ribeyro

Continuando con el mes del idioma, les es comparto un texto que me envió una amiga, la escritora Melissa Cañas. 

Espero lo disfruten. 

Decálogo para cuentistas.

Julio Ramón Ribeyro

1. El cuento debe contar una historia. No hay cuento sin historia. El cuento se ha hecho para que el lector pueda a su vez contarlo.

2. La historia del cuento puede ser real o inventada. Si es real debe parecer inventada, y si es inventada, real.

3. El cuento debe ser de preferencia breve, de modo que pueda leerse de un tirón.

4. La historia contada por el cuento debe entretener, conmover, intrigar o sorprender, si todo ello junto, mejor. Si no logra ninguno de estos efectos, no sirve como cuento.

5. El estilo del cuento debe ser directo, sencillo, sin aspavientos ni digresiones. Dejemos eso para la poesía o la novela.

6. El cuento debe solo mostrar, no enseñar. De otro modo sería una moraleja.

7. El cuento admite todas las técnicas: diálogo, monólogo, narración pura y simple, epístola, collage de textos ajenos, etc., siempre y cuando la historia no se diluya y pueda el lector reducirla a su expresión oral.

8. El cuento debe partir de situaciones en las que el o los personajes viven un conflicto que los obliga a tomar una decisión que pone en juego su destino.

9. En el cuento no deben haber tiempos muertos ni sobrar nada. Cada palabra es absolutamente imprescindible.

10. El cuento debe conducir necesaria, inexorablemente a un solo desenlace, por sorpresivo que sea. Si el lector no acepta el desenlace es que el cuento ha fallado.

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Julio Ramon Ribeyro Zúñiga fue un escritor peruano, considerado uno de los mejores cuentistas de la literatura latinoamericana. Nacido en Lima Perú en 1929 y fallecido en la misma ciudad  en 1994.  Ganador del premio Juan Rulfo. 
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miércoles, 20 de abril de 2016

El sexismo en el idioma.

Este texto me lo envía mi colega Víctor López (en un mensaje de Whatsapp) y hace referencia a una creciente tendencia de los políticos imbéciles y algunos periodistas a alterar el idioma por razones ideológicas (mas no intelectuales). 

La imbecilidad humana se hace manifiesta en algunos congresistos y periodistos... 

Me informan que el texto es de Rocío Velez de Piedrahita. Si no es así por favor me lo hacen saber para dar el respectivo crédito. 


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Me pareció interesante ...
Aprendí a amar nuestra lengua, nuestra historia y nuestra cultura.
Y... vamos con la Gramática.

En castellano existen los participios activos como derivado de los tiempos verbales.
El participio activo del verbo atacar es "atacante"; el de salir es "saliente"; el de cantar es "cantante" y el de existir,"existente".

¿Cuál es el del verbo ser? Es "ente", que significa "el que tiene identidad", en definitiva "el que es". Por ello, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación "ente".

Así, al que preside, se le llama "presidente" y nunca "presidenta", independientemente del género (masculino o femenino) del que realiza la acción.

De manera análoga, se dice "capilla ardiente", no "ardienta"; se dice "estudiante", no "estudianta"; se dice "independiente" y no "independienta"; "paciente", no “pacienta"; "dirigente", no dirigenta"; "residente", no "residenta”.

Y ahora, la pregunta: nuestros políticos y muchos periodistas (hombres y mujeres, que los hombres que ejercen el periodismo no son"periodistos"), ¿hacen mal uso de la lengua por motivos ideológicos o por ignorancia de la Gramática de la Lengua Española? 

Creo que por las dos razones. Es más, creo que la ignorancia les lleva a aplicar patrones ideológicos y la misma aplicación automática de esos patrones ideológicos los hace más ignorantes (a ellos y a sus seguidores).

Les propongo que pasen el mensaje a sus amigos y conocidos, en la esperanza de que llegue finalmente a esos ignorantes semovientes (no "ignorantas semovientas", aunque ocupen carteras ministeriales).

Lamento haber aguado la fiesta a un grupo de hombres que se habían asociado en defensa del género y que habían firmado un manifiesto. 

Algunos de los firmantes eran: 
el dentisto, 
el poeto, 
el sindicalisto, 
el pediatro, 
el pianisto, 
el golfisto, 
el arreglisto, 
el funambulisto, 
el proyectisto, 
el turisto, 
el contratisto, 
el paisajisto, 
el taxisto, 
el artisto, 
el periodisto, 
el taxidermisto, 
el telefonisto, 
el masajisto, 
el gasisto, 
el trompetisto, 
el violinisto, 
el maquinisto, 
el electricisto, 
el oculisto, 
el policío del esquino 
y, sobre todo, ¡el machisto!

SI ESTE ASUNTO "NO TE DA IGUAL", PÁSALO, POR AHÍ, CON SUERTE, TERMINA HACIENDO BIEN HASTA EN LOS MINISTERIOS.

Porque no es lo mismo tener "UN CARGO PÚBLICO"
que ser "UNA CARGA PÚBLICA".

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Les faltó el "congresisto" que propuso la ley para cambiar los cargos. 

Si les ha gustado, también recomiendo leer "El género de las palabras"



miércoles, 13 de abril de 2016

Idioma español y sus curiosidades

En el mes del idioma,  les comparto un texto que recibí por correo.  Desconozco su autor.

Que lo disfruten. 


Idioma Español y sus curiosidades...

A continuación algunas de esas CURIOSIDADES:


La palabra  oía tiene tres sílabas en tan solo tres letras.

En aristocráticos, cada letra aparece dos veces.

El término arte es masculino en singular y femenino en plural.

En el término centrifugados, todas las letras son diferentes y ninguna se repite.

El vocablo cinco tiene a su vez cinco letras, coincidencia que no se registra en ningún otro número.

El término corrección tiene dos letras dobles...

Las palabras ecuatorianos y aeronáuticos  poseen las mismas letras, pero en diferente orden.

Con  23 letras, se ha establecido que la palabra electroencefalografista  es la más extensa de todas las aprobadas por la Real Academia Española de la Lengua.

El término estuve contiene cuatro letras consecutivas por orden alfabético: s-t-u-v.

Con nueve letras, menstrual es el vocablo más largo con solo dos sílabas. 

La palabra pedigüeñería tiene los cuatro firuletes  que un término puede tener en nuestro idioma:
1°- la virgulilla de la ñ,
2°- la diéresis sobre la ü,
3°- la tilde del acento,
4°- el punto sobre la i.

El vocablo reconocer se lee lo mismo de izquierda a derecha que viceversa(palíndromo).

La palabra euforia tiene las cinco vocales y sólo dos consonantes...


Y para acabar:
La palabra  argentino  puede ser transformada con las mismas letras en  ignorante, ...aunque esto no es más que coincidencia.












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Hasta la próxima

miércoles, 6 de abril de 2016

Muebles "El Canario": Felisberto Hernández.

Les comparto un magnífico cuento que conocí en un taller de Literatura dirigido por el profesor Memo Anjel (José Guillermo Anjel) en la Universidad Pontifica Bolivariana. 

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Muebles "El Canario"


Felisberto Hernández


La propaganda de estos muebles me tomó desprevenido. Yo había ido a pasar un mes de vacaciones a un lugar cercano y no había querido enterarme de lo que ocurriera en la ciudad. Cuando llegué de vuelta hacía mucho calor y esa misma noche fui a una playa. Volvía a mi pieza más bien temprano y un poco malhumorado por lo que me había ocurrido en el tranvía. Lo tomé en la playa y me tocó sentarme en un lugar que daba al pasillo. Como todavía hacía mucho calor, había puesto mi saco en las rodillas y traía los brazos al aire, pues mi camisa era de manga corta. Entre las personas que andaban por el pasillo hubo una que de pronto me dijo:

-Con su permiso, por favor...

Y yo respondí con rapidez:

-Es de usted.

Pero no sólo no comprendí lo que pasaba sino que me asusté. En ese instante ocurrieron muchas cosas. La primera fue que aun cuando ese señor no había terminado de pedirme permiso, y mientras yo le contestaba, él ya me frotaba el brazo desnudo con algo frío que no sé por qué creí que fuera saliva. Y cuando yo había terminado de decir "es de usted" ya sentí un pinchazo y vi una jeringa grande con letras. Al mismo tiempo una gorda que iba en otro asiento decía:

-Después a mí.

Yo debo haber hecho un movimiento brusco con el brazo porque el hombre de la jeringa dijo:

-¡Ah!, lo voy a lastimar... quieto un...

Pronto sacó la jeringa en medio de la sonrisa de otros pasajeros que habían visto mi cara. Después empezó a frotar el brazo de la gorda y ella miraba operar muy complacida. A pesar de que la jeringa era grande, sólo echaba un pequeño chorro con un golpe de resorte. Entonces leí las letras amarillas que había a lo largo del tubo: Muebles "El Canario". Después me dio vergüenza preguntar de qué se trataba y decidí enterarme al otro día por los diarios. Pero apenas bajé del tranvía pensé: "No podrá ser un fortificante; tendrá que ser algo que deje consecuencias visibles si realmente se trata de una propaganda." Sin embargo, yo no sabía bien de qué se trataba; pero estaba muy cansado y me empeciné en no hacer caso. De cualquier manera estaba seguro de que no se permitiría dopar al público con ninguna droga. Antes de dormirme pensé que a lo mejor habrían querido producir algún estado físico de placer o bienestar. Todavía no había pasado al sueño cuando oí en mí el canto de un pajarito. No tenía la calidad de algo recordado ni del sonido que nos llega de afuera. Era anormal como una enfermedad nueva; pero también había un matiz irónico; como si la enfermedad se sintiera contenta y se hubiera puesto a cantar. Estas sensaciones pasaron rápidamente y en seguida apareció algo más concreto: oí sonar en mi cabeza una voz que decía:

-Hola, hola; transmite difusora "El Canario"... hola, hola, audición especial. Las personas sensibilizadas para estas transmisiones... etc., etc.

Todo esto lo oía de pie, descalzo, al costado de la cama y sin animarme a encender la luz; había dado un salto y me había quedado duro en ese lugar; parecía imposible que aquello sonara dentro de mi cabeza. Me volví a tirar en la cama y por último me decidí a esperar. Ahora estaban pasando indicaciones a propósito de los pagos en cuotas de los muebles "El Canario". Y de pronto dijeron:

-Como primer número se transmitirá el tango...

Desesperado, me metí debajo de una cobija gruesa; entonces oí todo con más claridad, pues la cobija atenuaba los ruidos de la calle y yo sentía mejor lo que ocurría dentro de mi cabeza. En seguida me saqué la cobija y empecé a caminar por la habitación; esto me aliviaba un poco pero yo tenía como un secreto empecinamiento en oír y en quejarme de mi desgracia. Me acosté de nuevo y al agarrarme de los barrotes de la cama volví a oír el tango con más nitidez.

Al rato me encontraba en la calle: buscaba otros ruidos que atenuaran el que sentía en la cabeza. Pensé comprar un diario, informarme de la dirección de la radio y preguntar qué habría que hacer para anular el efecto de la inyección. Pero vino un tranvía y lo tomé. A los pocos instantes el tranvía pasó por un lugar donde las vías se hallaban en mal estado y el gran ruido me alivió de otro tango que tocaban ahora; pero de pronto miré para dentro del tranvía y vi otro hombre con otra jeringa; le estaba dando inyecciones a unos niños que iban sentados en asientos transversales. Fui hasta allí y le pregunté qué había que hacer para anular el efecto de una inyección que me habían dado hacía una hora. Él me miró asombrado y dijo:

-¿No le agrada la transmisión?

-Absolutamente.

-Espere unos momentos y empezará una novela en episodios.

-Horrible -le dije.

Él siguió con las inyecciones y sacudía la cabeza haciendo una sonrisa. Yo no oía más el tango. Ahora volvían a hablar de los muebles. Por fin el hombre de la inyección me dijo:

-Señor, en todos los diarios ha salido el aviso de las tabletas "El Canario". Si a usted no le gusta la transmisión se toma una de ellas y pronto.

-¡Pero ahora todas las farmacias están cerradas y yo voy a volverme loco!

En ese instante oí anunciar:

-Y ahora transmitiremos una poesía titulada "Mi sillón querido", soneto compuesto especialmente para los muebles "El Canario".

Después el hombre de la inyección se acercó a mí para hablarme en secreto y me dijo:

-Yo voy a arreglar su asunto de otra manera. Le cobraré un peso porque le veo cara honrada. Si usted me descubre pierdo el empleo, pues a la compañía le conviene más que se vendan las tabletas.

Yo le apuré para que me dijera el secreto. Entonces él abrió la mano y dijo:

-Venga el peso.

Y después que se lo di agregó:

-Dese un baño de pies bien caliente.

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Felisberto Hernández (1902-1964)  fue un compositor, pianista y escritor uruguayo, caracterizado por sus obras de literatura fantástica basadas en experiencias personales y lugares reales.  

sábado, 2 de abril de 2016

Plan infalible para acabar con los robos y extorsiones en el centro de Medellín.


Muchas personas resultan heridas o  mueren apuñaleadas o abaleadas en el centro de Medellín por no dejarse atracar. Igualmente muchos policías resultan heridos o muertos al tratar de frustrar un crimen. 

Esta es la solución al problema de atracos y extorsiones en el centro de Medellin, aplicando los lineamientos del proceso de paz de Santos, con el fin de impedir mas violencia.

1. A los jefes de las bandas extorsivas se les ofrecerán cargos importantes en Alcaldía de Medellin, Area Metropolitana, Corpocentro, etc. Ganarán el salario de un concejal.

2. A los atracadores y extorsionistas se les dará un salario mensual de $1.800.000 durante los dos primeros años, mientras aprenden a realizar algún trabajo honesto.

3. Los atracadores y extorsionistas no serán obligados a entregar sus cuchillos, puñaletas, navajas  o armas de fuego. Podrán conservarlas para defenderse en caso de que lo requieran.

4. Habrá 8 manzanas donde los atracadores y extorsionistas podrán hacer sus negocios sin la vigilancia de la fuerza pública. (se prohibirá la entrada de la policía a esas áreas especiales.) 




5. Si un atracador hubiere matado a su victima por no dejarse robar, será automáticamente exonerado de cargos y no podrá juzgársele como asesino o ladrón. Igualmente no tendrán que devolver ningún objeto ni dinero robado.  Ni siquiera tendrán que pedir perdón.   Sin embargo si al impedir un acto delictivo un policía o un civil hubiere matado o herido un atracador antes de firmar "la paz" recibirá todo el peso de la ley.

6. Los atracadores y extorsionistas se comprometen a no robar mas.



7. Estos beneficios solo se aplicarán a los delincuentes que se acojan al proceso de paz. Una vez firmado el proceso de paz, se prohíbe a cualquier persona a atracar o extorsionar en el centro de Medellín.

Con estas medidas  Santos y quienes creen en su "proceso de paz", aseguran que los robos y las extorsiones en el centro de Medellín acabarán definitivamente, de la misma forma que los "diálogos de paz de la Habana" lograrán la paz en nuestro país. 





miércoles, 30 de marzo de 2016

El médico, según Florencio Escardó

Unas reflexiones actuales sobre el ejercicio de la medicina, precisamente en ésta época de crisis del sector salud 

El Médico

El Medico es el profesional al que llamamos para que confirme el diagnostico que previamente nos hemos hecho. Si coincide con nosotros, nos preguntamos porque lo hemos llamado; si no coincide, dudamos de su valor. 

Si nos receta, pensamos que es mejor que el organismo se defienda solo. Si no nos receta, pensamos como es que se nos va a pasar la enfermedad. 

Cuando nos curamos, nos enorgullecemos de nuestra naturaleza. Cuando nos empeoramos, maldecimos la torpeza del médico. 

Si el médico es joven, decimos que no puede tener experiencia. Si es viejo, que no debe estar actualizado. 

Si sabemos que va al teatro, que no se da tiempo para estudiar. Si no sabe nada de teatro, que es un inculto que desconoce la vida. 

Si se viste bien, que quiere nuestro dinero para darse lujos. Si se viste mal, que no sabe nada y por eso le va tan mal. 

Si te cita varias veces, pensamos que acrecienta las visitas porque quiere aumentar sus honorarios. Si casi no te cita, que no le importa y abandona al enfermo. 

Si nos explica lo que tenemos, que nos quiere sugestionar. Si no nos explica, que no nos considera suficientemente inteligentes para entenderlo. 

Si nos atiende enseguida, creemos que no tiene pacientes. Si nos hace esperar, que no tiene método y es un desorganizado. 

Si nos da el diagnostico de inmediato, que nuestro caso es fácil. Si tarda en dárnoslo, que no tiene ni idea y carece de ojo clínico.

En síntesis:  

El médico es el máximo pretexto de nuestra disconformidad.


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Florencio Escardó (Piolín de Macramé)
Estas reflexiones sobre el médico fueron escritas hace más de 50 años por: Florencio Escardó. Pseudónimo Piolín de Macramé. Nació en Mendoza, Argentina el 13 de agosto de 1904. Fue un destacado pediatra y sanitarista. Egresó de la Facultad. de Medicina de Buenos Aires en 1929, de la que fue Decano en 1958 y luego Vicerrector de la Universidad de Buenos Aires.