"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 19 de noviembre de 2025

¿Autor o escritor?

Hace poco, en un taller literario surgió una pregunta: ¿Cómo aprender a poner el punto y coma?  ¿Cómo aprender a redactar bien un texto?  La respuesta es compleja. El dominio de un idioma no se logra mediante fórmulas ortográficas y sintácticas. Se logra sumergiédose en el mismo. De ahí que la mayoría de los expertos recomienden la lectura como forma de aprender a escribir.  

Pero no sirve cualquier tipo de escritura. Si uno quiere aprender a hablar un idioma debe rodearse de personas que lo hablen correctamente. De igual forma un escritor debe alimentarse con textos bien escritos.  

Precisamente en esa discusion alguien propuso leer escritores desconocidos, de esos que publican las editoriales a cambio de unos pesos. Esto estaría  bien cuando los escritores desconocidos son buenos. El problema es ¿quién puede establecer que un escritor desconocido es buen escritor? Una discusion llevó a la otra. Solo los clásicos, que han pasado los filtros, pueden considerarse como texto modelo. 

No se trata de denigrar de los nuevos escritores. Se trata de entender la diferencia entre un autor y un escritor. Un autor es una persona que ha escrito un texto (un cuento, una novela, un poema o una canción, por poner un ejemplo). Un autor, por definición, es el que puede atribuirse la autoría de algo. Sin embargo un escritor, en el sentido estricto no es solo el que escribe, sino que es el que ha desarrollado el arte de la escritura.  

Las editoriales están llenas de autores pero no todos pueden ser considerados escritores.  

Para ser escritor no basta con escribir algo; es necesario saber hacerlo bien, dominar las normas que rigen el lenguaje y comprender la estética literaria. Una editorial puede ostentar libros de muchos autores, pero solo la calidad de estos hace que la editorial tenga buenos escritores. 

Conozco varias editoriales que ofrecen a los incautos publicarles su libro (la web está llena de ellas). Hacen dudosos concursos en los que las personas, esperanzadas en salir de anonimato, envían sus textos. Muchas responden a los autores ensalsando sus escritos y llamándolos "escritores consagrados" para luego pedir a cambio unos cuantos dólares (generalmente mas de cincuenta) para publicar un libro con sus cuentos.  

Sé de algunas que hacen concursos de micro relatos (cuyo requisito es que no pasen de una página), y luego envian a los incautos los resultados del supuesto "concurso" en el cual unas cien personas fueron escogidas.  A cada una les ofrecen publicar sus textos en una "antologia" en la que el autor debe pagar unos sesenta dolares por salir en una página de un libro de más de 120 hojas.  A cambio de esos 60 dólares, el "escritor insigne" recibirá un ejemplar de su libro.  

En otras palabras pagará mas de 200.000 pesos colombianos por recibir un libro en el que tan solo una página fue escrita por él. El resto de páginas serán para los textos de otro centenar de personas que también pagarán dinero para recibir un ejemplar.  ¡Menudo negocio para la Editorial!  cien personas enviando 60 dólares (para un total de  6.000 USD).  Con este dinero, la "editorial" imprimirá un tiraje de 100 libros que no debe costar más de 1.000 dólares.  

Escribir un libro de buena calidad implica esfuerzo y dedicación, horas y horas de revisión y corrección. El escritor novato puede toparse con editoriales dudosas que se empeñan en llamarlo "escritor" o "maestro" con el único fín de ensalsar su ego.  

Personalmente desconfío de las editoriales que aceptan todo tipo de autores. La diferencia fundamental entre un autor y un escritor es que el escritor busca mejorar su texto: Revisa, relee y corrige, asiste a cursos y talleres y no se conforma  con el resultado hasta que  el texto ha tenido cientos de revisiones.  El autor simplemente le interesa publicar, en tanto que el escritor pone todo su interés en que lo que se publique sea de buena calidad.  

De la misma forma en que hay autores y escritores, también hay editoriales que buscan "autores" y otras que buscan buenos escritores. Las primeras aceptan los trabajos sin importar la calidad de los textos siempre y cuando, el "cliente" pague por los libros que se van a imprimir. Las segundas, por el contrario, rechazan vehementemente las obras que no cumplen con ciertos niveles mínimos de calidad literaria que asegure que el producto tenga buena acogida, así el autor ofrezca pagar dinero. Una editorial honesta jamás pondría su nombre y su prestigio en una obra de dudosa calidad que morirá en el anonimato.  

En varios años que he dirigido talleres literarios he aprendido a diferenciar a los autores de los escritores.  A los talleres literarios llegan con frecuencia muchas personas que se creen escritores, pero apenas se ven enfrentados a la crítica de otros lectores  (lo que llamo los primeros lectores), abandonan el taller.  Son personas que creen que sus textos son tan perfectos que se niegan a escuchar las opiniones de otros lectores. Se consideran a sí mismos como escritores "incomprendidos" y aseguran que son los lectores quienes no están a la altura de su obra. Generalmente asisten unas pocas sesiones y no regresan (sacando mil excusas), y uno se entera luego de que publicaron un libro que fue distribuido entre el círculo cercano del autor; libros que generalmente no logran salir del círculo cercano del autor, porque no tienen la calidad necesaria para volar por sí solos. Por el contrario, existe un grupo muy selecto de personas que asisten a los talleres y se "graduan" como escritores. Estos últimos hacen parte de una extraña raza de personas que creen que pueden mejorar sus textos  y  los enfrentan a la crítica de los demás asistentes. Estos son los que buscan la palabra precisa en una frase y no cejan hasta que la oración quede perfecta.  Esos son los que yo llamo "Escritores":  los que  entienden la diferencia entre "una fiesta enorme" y "una gran fiesta"; los que comprenden la sutil diferencia entre decir "ahí está la puerta" y "la puerta está ahí"; los que saben que la palabra "demasiado" solo se usa para referirse a algo que es exagerado y que jamás dirían que el texto leido "está demasiado bueno" porque saben que con ello estarían insultando al autor.  Esos que entienden la sutilezas del lenguaje son los verdaderos escritores.  

Cuando paso por las librerías, pienso en la cantidad de libros malos que se publican cada año. Me duele pensar en la cantidad de arboles que mueren innecesariamente para producir papel que va a parar a libros de pésima calidad. 

Necesitamos buenos escritores y menos autores.  Recordemos que un escritor es alguien que busca perfeccionar el arte de las palabras, y que debemos diferenciarlos de los  simples autores que solo pretenden publicar. 

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