Hace unos días conversaba con una amiga sobre el daño que el relativismo ha tenido en nuestra sociedad actual. Ya los medios de comunicación no hablan de asesinatos sino "casos de intolerancia"; no hay buenos ni malos, sino "Gestores de paz", que no es otra cosa que la validación que da un político a unos delincuentes, para convertirlos en héroes. Ya no hay hombre ni mujeres sino un sartal de "géneros" que va en contra de cualquier biología sin tener en cuenta que las personas al nacer tienen solo dos opciones: o tienen útero o tienen próstata.
Sin embargo, el relativismo como una corriente filosófica no es tan mala. El relativismo favorece el escepticismo que no es más que buscar la verdad y descartar lo que se aleja de ella. El escéptico no se compromete con ninguna "verdad". Sabe que lo que él cree como "verdad" puede cambiar a la luz de una nueva evidencia. El escéptico no se aferra a sus creencias y está dispuesto a cambiar de punto de vista si aparece nueva información sustentable y verificable.
En la vida real, no hay verdades absolutas. Un hombre, por macho que sea, tiene en su circulación pequeñas dosis de hormonas femeninas y viceversa. El cincuenta por ciento de su material genético es de su madre y el otro de su padre.
En eso no hay discusión. La discusión surge cuando tomamos el relativismo como argumento para decir que nadie nace hombre ni mujer, o que existen más de dos géneros, inventándose un mundo que no es verdadero y queriéndolo hacer pasar como real.
Yo soy un creyente del relativismo y por lo tanto del escepticismo. Lo explico con un ejemplo ¿El color rojo existe?
Casi todos dirán que sí. ¡El color rojo existe!
Pero el daltónico dirá que no lo puede ver, aunque posiblemente diga que sí existe porque alguien se lo ha enseñado. Ahora, miremos que las abejas ven en otra gama los colores; para ellas no hay amarillos, rojos o verdes. Un físico te dirá que el color rojo es simplemente la vibración de la luz a una frecuencia determinada (con una amplitud de onda entre 619 y 780 nm), pero estaría utilizando mediciones que también son relativas...
A donde quiero llegar es que la realidad puede tener muchas interpretaciones y puntos de vista y nunca podemos tener certeza de ella.
Muchos de los que se oponen al relativismo creen que todo se reduce a blanco/negro, culpable/inocente, bueno/malo, derecha/izquierda. Los que creemos en la ciencia, sabemos que no es así. Hay matices. El socialismo no es del todo malo, así como el capitalismo tampoco lo es. Cada uno tiene puntos a favor y puntos en contra, pero tendemos a ubicarnos en un extremo y afirmamos que los del otro están equivocados.
Ser dicotómico no es malo. Reducir el mundo en dos opuestos nos resuelve un montón de problemas. Es más fácil vivir en un mundo donde hay solo dos opciones para elegir, que vivir en uno donde hay treinta. La clave para vivir con salud mental es entender cuándo hay que categorizar en polos y cuándo no.
Si me enfrento a un paciente, solo hay dos géneros: masculino o femenino. El hecho de que en el cerebro de mi paciente haya un convencimiento de que es de un sexo diferente al biológico no cambia para nada mi enfoque: o tiene factores de riesgo para sufrir enfermedades masculinas (por ejemplo, un cancer de próstata, mayor predisposición al infarto cardiaco), o tiene factores de riesgo para sufrir enfermedades de predominio femenino (cancer de ovario, cancer de útero, lupus sistémico, etc.). Sin embargo, para otros aspectos, por ejemplo, el acné o la alopecia (calvicie) habrá que ver qué proporción de hormonas masculinas y femeninas están expresándose.
El problema de nuestra sociedad es sustentar con argumentos relativistas unos temas que no son aplicables. Tratar de mostrar al relativismo como una verdad absoluta es de por sí, contradictorio. Las verdades absolutas generalmente están por fuera del plano humano.
A los seres humanos nos encantan las certezas. Pero las certezas absolutas no existen en nuestra vida cotidiana.
El número Pi (𝛑) por ejemplo, establece una relación entre el diámetro de una esfera con su circunferencia. Eso es una verdad absoluta que no puede ser refutada. Pero decir que un asesino es un gestor de paz, o que existen varios géneros entre los humanos, es una afirmación que no tiene ningún sustento científico. La ciencia se basa en investigar las supuestas verdades absolutas y verificarlas. La epistemología ha mostrado que lo que hoy se considera verdad puede ser refutada si hay nueva información. La ciencia siempre busca la verdad.
No hay por qué tenerle miedo al relativismo, pero tampoco podemos dejarnos engañar por los que lo toman como bandera para imponer sus "verdades" cuando las cosas son claras y bien definidas.
A continuación, les comparto un video muy interesante de Fabián C Barrios sobre el escepticismo, y en el que plantea qué hacer cuando nos enfrentamos a situaciones donde no es posible determinar la verdad por carecer de elementos de juicio. Me refiero a la epojé que es el estado de reposo mental por cual no afirmamos ni negamos. En este video aprenderemos como el escepticismo nos puede ayudar a mantener nuestra salud mental, cuando nos movemos en un mundo que cada vez está más polarizado.
Respetado Carlos Alberto, me encanta tu punto de vista con respecto al relativismo. Hay buenos argumentos. No obstante si eres consecuente con él, no caerías en absolutismos. Por ejemplo, sentencias como un absoluto que un “asesino” no puede ser gestor de paz. Pero, cuándo, ante qué y bajo qué condiciones actuó como tal? Actuó solo o como parte de una maquinaria con respaldo político? Y los políticos comprometidos con ese y otros asesinos y pueden ser congresistas? Ocurre en tu tesis que la categorización como “asesino” da patente para no ser relativista. No es una persona arrepentida, no es alguien que quiere contribuir con la sociedad habiéndose visto traicionado. En el fondo, afirmas que alguien que se levantó contra el Estado no podría ser dirigente del mismo y la historia relativiza este punto. Igual sucede con respecto al género, que no es una categoría que deviene de la naturaleza. Tal vez para ti como médico el organismo es de un hombre o de una mujer, pero la subjetividad no es orgánica. No hay porqué compartir tantas identidades que van resultando, pero adoptar una postura empática no resta nada a nuestras convicciones.
ResponderBorrarAtentamente
Carlos D. Patiño. Miembro del curso sobre cine. No quiero quedar como un anónimo y soy amigo de tu hermano Luís Fernando, a quien aprecio mucho.
Gracias, Carlos, por tu comentario respetuoso y acertado. Un abrazo.
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