"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 18 de junio de 2014

Humo

Hace unos días explicaba a alguien por qué no estaba de acuerdo con algunos candidatos a la presidencia. Uno de los puntos que yo aducía era que estaban a favor de legalizar la marihuana. 

- Eres muy anticuado - me decían.

No es que sea anticuado.  En lo personal no estoy de acuerdo con fumar (ninguna de las cosas fumables). Y tampoco estoy de acuerdo a que me obliguen a hacerlo. 

Quien bebe alcohol lo hace de manera personal. No es que este de acuerdo con esa práctica,  pero cuando alguien bebe, no me tengo que aguantar el sabor a licor. Lo máximo es tener que aguantarme a un borracho, pero eso se puede evitar.  

Sin embargo, el que fuma contamina el aire que respiro. Me molesta tener que contener la respiración cada que paso junto a alguien que fuma cigarrillo o marihuana en medio de la calle. No tengo por qué oler su humo. Si alguien fuma por placer, yo respiro por necesidad.    

Me parece que si legalizan el consumo de marihuana voy a tener menos aire limpio para mi cuando salga de mi casa. Ya hay suficiente olor a marihuana en algunas esquinas y algunos parques a pesar de que está prohibida.   


No estoy en contra de que algún adulto use la marihuana. Estoy en contra de estar obligado a tenerla que respirar yo, porque a alguien le gusta trabarse con ella. Si alguien quiere freírse el cerebro con hierba,  que lo haga donde no contamine mi aire y el de mi familia. (y que mantenga su traba muy lejos de mi  espacio personal y familiar.)

Esta discusión me hizo recordar un cartel que encontré en la oficina del tesorero de El Santuario (Antioquia). Me pareció tan genial que me la aprendí de memoria.



Si va a fumar... hágalo solo para usted. 

miércoles, 11 de junio de 2014

Heterosexuales. (Imbéciles frente al micrófono)

Dadle un micrófono a un imbécil y se volverá famoso. 

Y no estoy hablando de los políticos actuales, ni de los cantantes de regaetón.  Me refiero a las personas de la calle que también se vuelven imbéciles cuando les ponen un micrófono al frente. 

Para la muestra, les dejo éste video. 



Para que vean que los colombianos no somos los únicos imbéciles, los invito a ver este otro enlace:  Test heterosexual

Hasta la próxima semana.  Y no se dejen enredar frente a un micrófono.



miércoles, 4 de junio de 2014

El verdadero hombre murciélago

Hace poco estábamos debatiendo sobre la vacuna de la Rabia. 

La rabia humana es una enfermedad producida por un virus que se trasmite por la saliva de algunos animales infectados.   

Los pobres perros se han ganado la mala imagen debido a la pésima publicidad. En Colombia hace muchos años que no se presenta un caso de rabia humana transmitido por mordedura de perro. Sin embargo, la ignorancia de nuestra gente hace que toda persona mordida por un perro o un gato llegue a los servicios de urgencias solicitando una vacuna contra la rabia.  

Incluso nuestros gobernantes y nuestros ministros y secretarios de salud aseguran erróneamente que hay que vacunar a las personas mordidas por perros.

En la discusión concluimos que la rabia por lo general no es trasmitida por animales domésticos.  En las ciudades, los perros y gatos no ofrecen peligro de transmisión de rabia. Por el contrario, hay que sospechar de toda agresión de un animal silvestre que ataca sin razón. Por ejemplo, alguien que es atacado en un parque público por una ardilla, o alguien mordido por un murciélago en horas del dia. 

Sí. Desconfíen de cualquier murciélago que vuele de dia. Podría estar enfermo y trasmitir la temida rabia. 

Esta discusión me llevo a recordar un video que vi hace unos días. El verdadero hombre murciélago. 

El verdadero BATMAN. 


Hasta la próxima semana, y no se dejen morder de este murciélago. 

Sin embargo, en caso de mordedura siga las siguientes recomendaciones haciendo click en el este enlace. 

Agradecimientos al humorista francés Rémi Gaillard quien personifica al personaje del video. 

miércoles, 28 de mayo de 2014

Los nueve billones de nombres de Dios. Arthur C. Clarke.

Esta semana les traigo uno de los cuentos que más me gustan del escritor inglés Arthur C. Clarke. 

 LOS NUEVE BILLONES DE NOMBRES DE DIOS

- Esta es una petición un tanto desacostumbrada - dijo el doctor Wagner, con lo que esperaba podría ser un comentario plausible -. Que yo recuerde, es la primera vez que alguien ha pedido un ordenador de secuencia automática para un monasterio tibetano. No me gustaría mostrarme inquisitivo, pero me cuesta pensar que en su... hum... establecimiento haya aplicaciones para semejante máquina. ¿Podría explicarme que intentan hacer con ella?


- Con mucho gusto - contestó el lama, arreglándose la túnica de seda y dejando cuidadosamente a un lado la regla de cálculo que había usado para efectuar la equivalencia entre las monedas -. Su ordenador Mark V puede efectuar cualquier operación matemática rutinaria que incluya hasta diez cifras. Sin embargo, para nuestro trabajo estamos interesados en letras, no en números. Cuando hayan sido modificados los circuitos de producción, la maquina imprimirá palabras, no columnas de cifras.

- No acabo de comprender...

- Es un proyecto en el que hemos estado trabajando durante los últimos tres siglos; de hecho, desde que se fundó el lamaísmo. Es algo extraño para su modo de pensar, así que espero que me escuche con mentalidad abierta mientras se lo explico.

- Naturalmente.

- En realidad, es sencillísimo. Hemos estado recopilando una lista que contendrá todos los posibles nombres de Dios.

- ¿Qué quiere decir?

- Tenemos motivos para creer - continuó el lama, imperturbable - que todos esos nombres se pueden escribir con no más de nueve letras en un alfabeto que hemos ideado.

- ¿Y han estado haciendo esto durante tres siglos?

- Sí; suponíamos que nos costaría alrededor de quince mil años completar el trabajo.

- Oh -exclamó el doctor Wagner, con expresión un tanto aturdida-. Ahora comprendo por qué han querido alquilar una de nuestras maquinas. ¿Pero cuál es exactamente la finalidad de este proyecto?

El lama vaciló durante una fracción de segundo y Wagner se preguntó si lo había ofendido. En todo caso, no hubo huella alguna de enojo en la respuesta.

- Llámelo ritual, si quiere, pero es una parte fundamental de nuestras creencias. Los numerosos nombres del Ser Supremo que existen: Dios, Jehová, Alá, etcétera, sólo son etiquetas hechas por los hombres. Esto encierra un problema filosófico de cierta dificultad, que no me propongo discutir, pero en algún lugar entre todas las posibles combinaciones de letras que se pueden hacer están los que se podrían llamar verdaderos nombres de Dios. Mediante una permutación sistemática de las letras, hemos intentado elaborar una lista con todos esos posibles nombres.

- Comprendo. Han empezado con AAAAAAA... y han continuado hasta ZZZZZZZ...

- Exactamente, aunque nosotros utilizamos un alfabeto especial propio. Modificando los tipos electromagnéticos de las letras, se arregla todo, y esto es muy fácil de hacer. Un problema bastante más interesante es el de diseñar circuitos para eliminar combinaciones ridículas. Por ejemplo, ninguna letra debe figurar mas de tres veces consecutivas.

- ¿Tres? Seguramente quiere usted decir dos.

- Tres es lo correcto. Temo que me ocuparía demasiado tiempo explicar por qué, aun cuando usted entendiera nuestro lenguaje.

- Estoy seguro de ello - dijo Wagner, apresuradamente - Siga.

- Por suerte, será cosa sencilla adaptar su ordenador de secuencia automática a ese trabajo, puesto que, una vez ha sido programado adecuadamente, permutará cada letra por turno e imprimirá el resultado. Lo que nos hubiera costado quince mil años se podrá hacer en cien días.

El doctor Wagner apenas oía los débiles ruidos de las calles de Manhattan, situadas muy por debajo. Estaba en un mundo diferente, un mundo de montañas naturales, no construidas por el hombre. En las remotas alturas de su lejano país, aquellos monjes habían trabajado con paciencia, generación tras generación, llenando sus listas de palabras sin significado. ¿Había algún limite a las locuras de la humanidad? No obstante, no debía insinuar siquiera sus pensamientos. El cliente siempre tenia razón...

- No hay duda - replicó el doctor - de que podemos modificar el Mark V para que imprima listas de este tipo. Pero el problema de la instalación y el mantenimiento ya me preocupa más. Llegar al Tíbet en los tiempos actuales no va a ser fácil.

- Nosotros nos encargaremos de eso. Los componentes son lo bastante pequeños para poder transportarse en avión. Este es uno de los motivos de haber elegido su máquina. Si usted la puede hacer llegar a la India, nosotros proporcionaremos el transporte desde allí.

- ¿Y quieren contratar a dos de nuestros ingenieros?

- Sí, para los tres meses que se supone ha de durar el proyecto.

- No dudo de que nuestra sección de personal les proporcionará las personas idóneas. - El doctor Wagner hizo una anotación en la libreta que tenía sobre la mesa - hay otras dos cuestiones... - Antes de que pudiese terminar la frase, el lama sacó una pequeña hoja de papel.

- Esto es el saldo de mi cuenta del Banco Asiático.

- Gracias. Parece ser... hum... adecuado. La segunda cuestión es tan trivial que vacilo en mencionarla... pero es sorprendente la frecuencia con que lo obvio se pasa por alto. ¿Qué fuente de energía eléctrica tiene ustedes?

- Un generador diesel que proporciona cincuenta kilovatios a ciento diez voltios. Fue instalado hace unos cinco años y funciona muy bien. Hace la vida en el monasterio mucho más cómoda, pero, desde luego, en realidad fue instalado para proporcionar energía a los altavoces que emiten las plegarias.

- Desde luego - admitió el doctor Wagner -. Debía haberlo imaginado.


La vista desde el parapeto era vertiginosa, pero con el tiempo uno se acostumbra a todo. Después de tres meses, George Hanley no se impresionaba por los dos mil pies de profundidad del abismo, ni por la visión remota de los campos del valle semejantes a cuadros de un tablero de ajedrez. Estaba apoyado contra las piedras pulidas por el viento y contemplaba con displicencia las distintas montañas, cuyos nombres nunca se había preocupado de averiguar.

Aquello, pensaba George, era la cosa más loca que le había ocurrido jamás. El "Proyecto Shangri-La", como alguien lo había bautizado en los lejanos laboratorios. Desde hacía ya semanas, el Mark V estaba produciendo acres de hojas de papel cubiertas de galimatías.

Pacientemente, inexorablemente, el ordenador había ido disponiendo letras en todas sus posibles combinaciones, agotando cada clase antes de empezar con la siguiente. Cuando las hojas salían de las máquinas de escribir electromáticas, los monjes las recortaban cuidadosamente y las pegaban a unos libros enormes. Una semana más y, con la ayuda del cielo, habrían terminado. George no sabía qué oscuros cálculos habían convencido a los monjes de que no necesitaban preocuparse por las palabras de diez, veinte o cien letras.

Uno de sus habituales quebraderos de cabeza era que se produjese algún cambio de plan y que el gran lama (a quien ellos llamaban Sam Jaffe, aunque no se le parecía en absoluto) anunciase de pronto que el proyecto se extendería aproximadamente hasta el año 2060 de la Era Cristiana. Eran capaces de una cosa así.

George oyó que la pesada puerta de madera se cerraba de golpe con el viento al tiempo que Chuck entraba en el parapeto y se situaba a su lado. Como de costumbre, Chuck iba fumando uno de los cigarros puros que le habían hecho tan popular entre los monjes, que, al parecer, estaban completamente dispuestos a adoptar todos los menores y gran parte de los mayores placeres de la vida. Esto era una cosa a su favor: podían estar locos, pero no eran tontos. Aquellas frecuentes excursiones que realizaban a la aldea de abajo, por ejemplo...

- Escucha, George - dijo Chuck, con urgencia -. He sabido algo que puede significar un disgusto.

- ¿Qué sucede? ¿No funciona bien la maquina? - ésta era la peor contingencia que George podía imaginar. Era algo que podría retrasar el regreso, y no había nada más horrible. Tal como se sentía él ahora, la simple visión de un anuncio de televisión le parecería maná caído del cielo. Por lo menos, representaría un vínculo con su tierra.

- No, no es nada de eso. -Chuck se instaló en el parapeto, lo cual era inhabitual en él, porque normalmente le daba miedo el abismo- . Acabo de descubrir cuál es el motivo de todo esto.

- ¿Qué quieres decir? Yo pensaba que lo sabíamos.

- Cierto, sabíamos lo que los monjes están intentando hacer. Pero no sabíamos por qué. Es la cosa más loca...

- Eso ya lo tengo muy oído - gruñó George.

- ...pero el viejo me acaba de hablar con claridad. Sabes que acude cada tarde para ver cómo van saliendo las hojas. Pues bien, esta vez parecía bastante excitado o, por lo menos, más de lo que suele estarlo normalmente. Cuando le dije que estábamos en el último ciclo me preguntó, en ese acento inglés tan fino que tiene, si yo había pensado alguna vez en lo que intentaban hacer. Yo dije que me gustaría saberlo... y entonces me lo explicó.

- Sigue; voy captando.

- El caso es que ellos creen que cuando hayan hecho la lista de todos los nombres, y admiten que hay unos nueve billones, Dios habrá alcanzado su objetivo. La raza humana habrá acabado aquello para lo cual fue creada y no tendrá sentido alguno continuar. Desde luego, la idea misma es algo así como una blasfemia.

- ¿Entonces que esperan que hagamos? ¿Suicidarnos?

- No hay ninguna necesidad de esto. Cuando la lista esté completa, Dios se pone en acción, acaba con todas las cosas y... ¡Listos!

- Oh, ya comprendo. Cuando terminemos nuestro trabajo, tendrá lugar el fin del mundo.
Chuck dejo escapar una risita nerviosa.

- Esto es exactamente lo que le dije a Sam. ¿Y sabes que ocurrió? Me miró de un modo muy raro, como si yo hubiese cometido alguna estupidez en la clase, y dijo: "No se trata de nada tan trivial como eso".

George estuvo pensando durante unos momentos.

- Esto es lo que yo llamo una visión amplia del asunto - dijo después -. ¿Pero qué supones que deberíamos hacer al respecto? No veo que ello signifique la más mínima diferencia para nosotros. Al fin y al cabo, ya sabíamos que estaban locos.

- Sí... pero ¿no te das cuenta de lo que puede pasar? Cuando la lista esté acabada y la traca final no estalle - o no ocurra lo que ellos esperan, sea lo que sea -, nos pueden culpar a nosotros del fracaso. Es nuestra máquina la que han estado usando. Esta situación no me gusta ni pizca.

- Comprendo - dijo George, lentamente -. Has dicho algo de interés. Pero ese tipo de cosas han ocurrido otras veces. Cuando yo era un chiquillo, allá en Louisiana, teníamos un predicador chiflado que una vez dijo que el fin del mundo llegaría el domingo siguiente. Centenares de personas lo creyeron y algunas hasta vendieron sus casas. Sin embargo, cuando nada sucedió, no se pusieron furiosos, como se hubiera podido esperar. Simplemente, decidieron que el predicador había cometido un error en sus cálculos y siguieron creyendo. Me parece que algunos de ellos creen todavía.

- Bueno, pero esto no es Louisiana, por si aún no te habías dado cuenta. Nosotros no somos más que dos y monjes los hay a centenares aquí. Yo les tengo aprecio; y sentiré pena por el viejo Sam cuando vea su gran fracaso. Pero, de todos modos, me gustaría estar en otro sitio.

- Esto lo he estado deseando yo durante semanas. Pero no podemos hacer nada hasta que el contrato haya terminado y lleguen los transportes aéreos para llevarnos lejos. Claro que - dijo Chuck, pensativamente - siempre podríamos probar con un ligero sabotaje.

- Y un cuerno podríamos. Eso empeoraría las cosas.

- Lo que yo he querido decir, no. Míralo así. Funcionando las veinticuatro horas del día, tal como lo está haciendo, la máquina terminará su trabajo dentro de cuatro días a partir de hoy. El transporte llegará dentro de una semana. Pues bien, todo lo que necesitamos hacer es encontrar algo que tenga que ser reparado cuando hagamos una revisión; algo que interrumpa el trabajo durante un par de días. Lo arreglaremos, desde luego, pero no demasiado aprisa. Si calculamos bien el tiempo, podremos estar en el aeródromo cuando el último nombre quede impreso en el registro. Para entonces ya no nos podrán coger.

- No me gusta la idea - dijo George -. Sería la primera vez que he abandonado un trabajo. Además, les haría sospechar. No, me quedare y aceptare lo que venga. 


- Sigue sin gustarme - dijo, siete días más tarde, mientras los pequeños pero resistentes caballitos de montaña les llevaban hacia abajo por la serpenteante carretera -. Y no pienses que huyo porque tengo miedo. Lo que pasa es que siento pena por esos infelices y no quiero estar junto a ellos cuando se den cuenta de lo tontos que han sido. Me pregunto cómo se lo va a tomar Sam.

- Es curioso - replicó Chuck -, pero cuando le dije adiós tuve la sensación de que sabía que nos marchábamos de su lado y que no le importaba porque sabía también que la máquina funcionaba bien y que el trabajo quedaría muy pronto acabado. Después de eso... claro que, para él, ya no hay ningún después...

George se volvió en la silla y miró hacia atrás, sendero arriba. Era el último sitio desde donde se podía contemplar con claridad el monasterio. La silueta de los achaparrados y angulares edificios se recortaba contra el cielo crepuscular: aquí y allá se veían luces que resplandecían como las portillas del costado de un trasatlántico. Luces eléctricas, desde luego, compartiendo el mismo circuito que el Mark V. ¿Cuánto tiempo lo seguirían compartiendo?, se preguntó George. ¿Destrozarían los monjes el ordenador, llevados por el furor y la desesperación? ¿O se limitarían a quedarse tranquilos y empezarían de nuevo todos sus cálculos?

Sabía exactamente lo que estaba pasando en lo alto de la montaña en aquel mismo momento. El gran lama y sus ayudantes estarían sentados, vestidos con sus túnicas de seda e inspeccionando las hojas de papel mientras los monjes principiantes las sacaban de las maquinas de escribir y las pegaban a los grandes volúmenes. Nadie diría una palabra. El único ruido sería el incesante golpear de las letras sobre el papel, porque el Mark V era de por sí completamente silencioso mientras efectuaba sus millares de cálculos por segundo. Tres meses así, pensó George, eran ya como para subirse por las paredes.

- ¡Allí esta! - gritó Chuck, señalando abajo hacia el valle -. ¿Verdad que es hermoso?

Ciertamente, lo era, pensó George. El viejo y abollado DC3 estaba en el final de la pista, como una menuda cruz de plata. Dentro de dos horas los estaría llevando hacia la libertad y la sensatez. Era algo así como saborear un licor de calidad. George dejó que el pensamiento le llenase la mente, mientras el caballito avanzaba pacientemente pendiente abajo.

La rápida noche de las alturas del Himalaya casi se les echaba encima. Afortunadamente, el camino era muy bueno, como la mayoría de los de la región, y ellos iban equipados con linternas. No había el más ligero peligro: sólo cierta incomodidad causada por el intenso frío. El cielo estaba perfectamente despejado e iluminado por las familiares y amistosas estrellas. Por lo menos, pensó George, no habría riesgo de que el piloto no pudiese despegar a causa de las condiciones del tiempo. Esta había sido su última preocupación.

Se puso a cantar, pero lo dejó al cabo de poco. El vasto escenario de las montañas, brillando por todas partes como fantasmas blancuzcos encapuchados, no animaba a esta expansión. De pronto, George consultó su reloj.

- Estaremos allí dentro de una hora - dijo, volviéndose hacia Chuck. Después, pensando en otra cosa, añadió -: Me pregunto si el ordenador habrá terminado su trabajo. Estaba calculado para esta hora.

Chuck no contesto, así que George se volvió completamente hacia él. Pudo ver la cara de Chuck; era un ovalo blanco vuelto hacia el cielo.

- Mira - susurro Chuck; George alzó la vista hacia el espacio.

Siempre hay una última vez para todo. Arriba, sin ninguna conmoción, las estrellas se estaban apagando.




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Arthur C. Clarke nació en el pueblo de Minehead, en Somerset, Inglaterra, el 16 de Diciembre de 1917. Falleció el 19 de Marzo de 2008 en Colombo, Sri Lanka, dónde estuvo establecido desde 1956 y siguió desarrollando algunas actividades a pesar de su avanzada edad y de una secuela de poliomielitis que lo tuvo atado a una silla de ruedas. 


Coautor del guion del inolvidable film "2001: Odisea del Espacio", escribió numerosos libros y cuentos de ciencia-ficción.

Hasta la próxima semana. 

miércoles, 21 de mayo de 2014

Diferencia entre honor y politiquería.

La diferencia entre el honor y la politiquería. 


La presidenta de Corea ofrece disculpas y pide perdón por la tragedia del Ferry. En Colombia mueren 33 niños calcinados por falta de control del gobierno, pero el Presidente Santos solo se preocupa por continuar enfrascado en una campaña electoral sucia mientras los medios buscan chivos expiatorios. 

Definitivamente, el honor es algo que cuando se tiene, se nota.


Antecedentes:
 

Corea del sur: Un ferry naufragó en las costas de corea del sur el 16 de abril de 2014. Murieron más de 300 personas.

Colombia, Municipio de Fundación (Magdalena) 18 de mayo de 2014.  Un bus que trasportaba unos niños explota dejando 33 menores muertos hasta la fecha y mas de 20 heridos. Según El Colombiano, el bus tenia mas de 20 años de servicio por lo que no debía circular, no tenía seguro obligatorio, el conductor no tenía licencia de conduccion y debia varias multas, cargaba de manera ilegar recipientes de gasolina de contrabando (pimpinas). Los entes del gobierno encargados de evitar estas irregularidades nunca ejercieron el control adecuado, en un evidente descuido de sus funciones.  




Presidenta de corea del sur pidio disculpas:  BBC.

Niños mueren en un bus.  El Colombiano


Hasta la próxima semana y que el honor nunca los abandone.  
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miércoles, 14 de mayo de 2014

Maestro

Tradicionalmente el 15 de mayo se celebra en nuestro país el dia del Maestro. 

Esta semana les traigo un texto que me enviaron hace mas de 10 años y que he guardado en un cajón.  Qué mejor oportunidad de desempolvarlo y hacerlo vigente. 



¡MAESTRO!


¡Maestro, qué grande es tu labor! Acaso nadie da cuenta que esa gotita de ciencia mezclada de amor que tú echas en el corazón del niño cada día... El niño... masa moldeable en tus manos, cheque en blanco, lindo capullo... ¿Cómo te afanas, maestro, por verter conocimientos en ese libro abierto! Pero... el tiempo es poco, el programa es largo, y faltan les cosa suficientes para enseñar al niño esa ciencia maravillosa que no se encuentra encerrada en los limites de un libro. Es la ciencia de la Belleza y del Amor.
 

Maestro: enséñale al niño que el H20 se compone de O e H que es algo indispensable para la vida de los seres creados. Pero enséñale también que el agua canta al saltar entre las peñas en el arroyo, que arrulla en sus pequeñas olas las florecillas que caen de los árboles, que es el espejo del cielo azul.
 

Es necesario que el niño sepa que el gato es un felino, que el perro es un carnívoro, que la paloma es un ave, pero dile también que los animales son seres sensibles al hambre, la sed y el frío, que necesitan Amor, porque ellos saben amar a veces más que los hombres. ¿Cuántas veces le habrás repetido que los árboles son buenos porque nos dan su madera, su sombra, nos producen oxígeno, pero... . le has habla­do de la belleza de su verde-verde y que sangran cuando les maltratamos?
 

El mar... ¡qué útil al hombre desde los más remotos tiempos! Pero.. ha aprendido el niño a contemplar la ola que explota enfurecida contra el peñasco o besa amorosa la abrasada arena? El viento... ¡cómo puri­fica la atmósfera y traslada el polen para la reproduc­ción!... pero di al niño que el viento va repartiendo su música de peregrino errante entre los árboles del bos­que.
 

Por favor: un átomo menos de Geografía... y un átomo más de respeto al anciano, al abuelito torpe, al niño mongólico que pasa a su lado. Un átomo menos de matemáticas.. - y un átomo más de AMOR a sus padres, a su maestro, al compañero de clase. Enséñale, en fin, a descubrir el mundo detrás del viento, detrás de las nubes, detrás del mar.
 

¡Ay, Maestro, qué hermosa hoja en blanco tienes en tus manos!   
 
TARSILA SICILIA
 (Española)



Feliz día a todas aquellas personas que nos comparten un poco de sí mismos.   Gracias, por siempre.

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miércoles, 7 de mayo de 2014

El trabajo mas difícil del mundo.

Para esta semana he traído un video que muestra una entrevista.  Se aclara que se buscaba personas  llenaran las condiciones para ocupar el trabajo más difícil del mundo.





Gracias a quienes aceptaron ese trabajo.

Feliz día de las madres.

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miércoles, 30 de abril de 2014

Exilio. Cuento de Edmond Hamilton

Para continuar con el mes del idioma, les traigo un cuento de ciencia ficción de uno de sus grandes exponentes: Edmond Hamilton.  

Quienes gustan de los comics lo reconocerán inmediatamente. 




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Exilio.

¡Lo que daría ahora por no haber hablado de ciencia ficción aquella noche! Si no lo hubiéramos hecho, en estos momentos no estaría obsesionado con esa bizarra e imposible historia que nunca podrá ser comprobada ni refutada.

Sin embargo, tratándose de cuatro escritores profesionales de relatos fantásticos, supongo que el tema resultaba ineludible. A pesar de que logramos posponerlo durante toda la cena y los tragos que tomamos después, Madison, gustoso, contó a grandes rasgos su partida de caza, y luego Brazell inició una discusión sobre los pronósticos de los Dodgers. Más tarde me vi obligado a desviar la conversación al terreno de la fantasía.

No era mi intención hacer algo así. Pero había bebido un escocés de más, y eso siempre me vuelve analítico. Y me divertía la perfecta apariencia de que los cuatro éramos personas comunes y corrientes.

一Camufiaje protector, eso es anuncié. ¡Cuánto nos esforzamos por actuar como chicos buenos, normales y ordinarios!

Brazell me miró, un poco molesto por la abrupta interrupción.

¿De qué estás hablando?

De nosotros cuatro respondí. ¡Qué espléndida imitación de ciudadanos hechos y derechos! Pero no estamos contentos con eso… ninguno de nosotros. Por el contrario, estamos violentamente insatisfechos con la Tierra y con todas sus obras; por eso nos pasamos la vida creando, uno tras otro, mundos imaginarios.

Supongo que el pequeño detalle de hacerlo por dinero no tiene nada que ver inquirió Brazell, escéptico.

Claro que sí admití—. Todos creamos nuestros mundos y pueblos imposibles muchísimo antes de escribir una sola línea, ¿verdad? Incluso desde nuestra infancia, ¿no? Por eso no estamos a gusto aquí.

Nos sentiríamos mucho peor en algunos de los mundos que describimos replicó Madison.

En ese momento, Carrick, el cuarto del grupo, intervino en la conversación. Estaba sentado en silencio, como de costumbre, copa en mano, meditabundo, sin prestarmos atención.

Carrick era raro en muchos aspectos. Sabíamos poco de él, pero lo apreciábamos y admirábamos sus historias. Había escrito algunos relatos fascinantes, minuciosamente elaborados en su totalidad sobre un planeta imaginario.

Lo mismo me ocurrió a mí en una ocasión dijo a Madison.

¿Qué? preguntó Madison.

Lo que acabas de sugerir… Una vez escribí sobre un mundo imaginario y luego me vi obligado a vivir en él -contestó Carrick.

Madison soltó una carcajada.

Espero que haya sido un sitio más habitable que los escalofriantes planetas en los que yo planteo mis embustes.

Carrick ni siquiera sonrió.

De haber sabido que viviría en él, lo habría creado muy distinto murmuró.

Brazell, tras dirigir una mirada significativa copa vacía de Carrick, nos guiñó un ojo y pidió, voz melosa:

Cuéntanos cómo fue, Carrick.

Carrick no apartó la mirada de su copa, mientras la giraba entre sus dedos al hablar. Se detenía entre una frase y otra.

Sucedió inmediatamente después de que mudara junto a la Gran Central de Energía. A simple vista, parecía un lugar ruidoso, pero, en realidad, se vivía muy tranquilo en las afueras de la ciudad. Y yo necesitaba tranquilidad para escribir mis historias.

»Me dispuse a trabajar en la nueva serie que había comenzado, una Colección de relatos que ocurrirían en aquel mundo imaginario. Empecé por crear detalladamente todas las características físicas de ese mundo, y del universo que lo contenía. Pasé todo el día concentrado en ello. Y cuando terminé, ¡algo en mi mente hizo clíc!

»Esa breve y extraña sensación me pareció una súbita materialización. Me quedé allí, inmovilizado, al tiempo que me preguntaba si estaría enloqueciendo, pues tuve la repentina seguridad de que el mundo que yo había creado durante todo el día acababa de cristalizar en una existencia concreta, en alguna parte.

»Por supuesto, ignoré esa extraña idea, salí de casa y me olvidé del asunto. Pero al día siguiente sucedió de nuevo. Dediqué la mayor parte del tiempo a la creación de los habitantes del mundo de mi historia. Sin duda los había imaginado humanos, aunque decidí que no fueran demasiado civilizados, pues eso imposibilitaría los conflictos y la violencia indispensable para mi trama.

»Así pues, había gestado mi mundo imaginario, un mundo de gente que estaba a medio civilizar. Imaginé todas sus crueldades y supersticiones. Erigí sus bárbaras y pintorescas ciudades. Y, justo cuando terminé, aquel clic resonó de nuevo en mi mente.

»Entonces sí me asusté de verdad, pues sentí con mayor fuerza que la primera vez esa extraña convicción de que mis sueños se habían materializado para dar paso a una realidad sólida. Sabía que era una locura; sin embargo, en mi mente tenía la increíble certeza. No podía abandonar esa idea.

»Traté de convencerme de descartar tan loca convicción. Si en verdad había creado un mundo y un universo con sólo imaginarlos, ¿dónde se hallaban? Desde luego no en mi propio cosmos. No podría contener dos universos… completamente distintos el uno del otro.

»Pero, ¿y si este mundo y este universo de mi imaginación se habían concretado en la realidad en otro cosmos vacío? ¿Un cosmos localizado en una dimensión diferente a la mía? ¿Uno que contuviera solamente átomos libres, materia informe que no había adquirido forma hasta que, de alguna manera, mis concentrados pensamientos les hicieron tomar las imágenes que yo había soñado?

»Medité esa idea de la extraña manera en que se aplican las leyes de la lógica a las cosas imposibles. ¿Por qué los relatos que yo imaginaba no se habían vuelto realidad en ocasiones anteriores y sólo ahora habían empezado a hacerlo? Bueno, para eso había una explicación plausible. Vivía cerca de la Gran Central de Energía. Alguna insospechada corriente de energía emanada de ella dirigía mi imaginación condensada, como una fuerza superamplificadora, hacia un cosmos vacío donde conmocionó la masa informe y la hizo apropiarse de aquellas formas que yo soñaba.

»¿Creía en eso? No. Por supuesto que no, pero lo sabía. Hay una gran diferencia entre el conocimiento y la creencia; como alguien dijo: “Todos los hombres saben que un día morirán y ninguno cree que llegará ese día”. Pues conmigo ocurrió exactamente lo mismo. Me daba cuenta que no era posible que mi mundo fantástico hubiese adquirido una existencia física en un cosmos dimensional diferente, aunque, al mismo tiempo, yo tenía la extraña convicción de que así era.

»Y entonces se me ocurrió algo que me pareció entretenido e interesante. ¿Y si me creaba a ‘mí mismo' en ese otro mundo? ¿También sería yo real en él? Lo intenté. Me senté ante mi escritorio y me imaginé a mí mismo como uno más entre los millones de individuos de ese mundo ficticio; pude crear todo un trasfondo familiar e histórico coherente para mí en aquel lugar. ¡Y algo en mi mente hizo clic!»

Carrick hizo una pausa. Todavía contemplaba la copa vacía que agitaba lentamente entre sus dedos.

Madison le incitó a continuar:

一Y seguro que despertaste allí y una hermosa muchacha se acercó a ti, y preguntaste: «¿Dónde estoy?»

No sucedió así respondió Carrick sombrío. No fue así en absoluto. Desperté en ese otro mundo, sí. Pero no fue como un despertar real. Simplemente, aparecí allí de repente.

»Seguía siendo yo. Pero, sin embargo, era el yo imaginado por mí para ese otro mundo. Se trataba de otro yo que siempre había vivido allí… del mismo modo que sus antepasados. Verán, yo lo había creado todo.

»Y mi otro yo era tan real en ese mundo imaginario creado por mi como lo había sido en el mío propio. Eso fue lo peor. Todo en ese mundo a medio civilizar era tan vulgar dentro de su realidad … »

Hizo una nueva pausa.

Al principio, me resultó sumamente extraño. Caminé por las calles de aquellas bárbaras ciudades y miré los rostros de las personas con un imperioso y acuciante deseo de gritar en voz alta: “¡Yo los imaginé a todos! ¡Ninguno de ustedes existía hasta que yo los soñé!”.

»Sin embargo, no lo hice. Sin duda, no me habrían creído. Para ellos, yo no era más que un miembro insignificante de su raza. ¿Cómo podían pensar que ellos, sus tradiciones y su historia, su mundo y su universo, habían surgido súbitamente gracias a mi imaginación?

»Cuando cesó mi turbación inicial, me desagradó el lugar. Resulta que lo había creado demasiado bárbaro. Las salvajes violencias y crueldades que me habían parecido tan seductoras como material para la historia, eran aberrantes y repulsivas al vivir en mi propia carne. Sólo deseaba volver a mi mundo.

»¡Y no pude regresar! No había forma. Tuve vaga sensación de, que podría imaginarme de vuelta en mi mundo así como había imaginado mi viaje a ese otro. Pero fue en vano. La extraña fuerza que había propiciado el milagro no funcionaba en dirección contraria.

Lo pasé bastante mal al percatarme de que estaba atrapado en un mundo desagradable, extenuado y bárbaro. Primero pensé en suicidarme. Sin embargo, no lo hice. El hombre se adapta a todo. Y me acoplé lo mejor que pude al mundo creado por mí.»

¿Qué hiciste allí? Quiero decir: ¿qué función cumpliste? preguntó Brazell.

Carrick se encogió de hombros.

No dominaba las habilidades y destrezas del mundo que había creado. Sólo poseía mi propio oficio… el de contar historias.

Empecé a sonreír.

¿No querrás decir que empezaste a escribir historias fantásticas?

Él asintió, sombrío.

No me quedó más remedio. Sin duda, aquello era lo único que podía hacer, dadas las circunstancias. Escribí historias sobre mi propio mundo real. Para esa gente, mis relatos eran de una imaginación desbordante… y les gustaron.

Nos echamos a reír. Pero Carrick permaneció mortalmente serio.

Madison llevó la broma hasta sus últimas consecuencias.

¿Y cómo te las arreglaste para regresar finalmente a casa desde ese otro mundo que habías creado?
¡Nunca regresé a casa! respondió Carrick con un amargo suspiro.




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Edmond Hamilton (Octubre 21, 1904 – Febrero 1, 1977). Autor norteamericano de historias y novelas de ciencia ficción.  Es tal uno de los autores de ciencia ficción más prolífico del siglo XX. 

miércoles, 23 de abril de 2014

El Dinosaurio. Cuento de Augusto Monterroso.

Hoy, 23 de abril, día del idioma, quiero traerles uno de los cuentos más enigmáticos de la literatura castellana.   (ya he explicado que no se habla de lengua española sino de lengua castellana). 

Este cuento es de uno de mis autores preferidos:  El guatemalteco Augusto Monterroso.  

Quienes saben de literatura dicen que éste cuento es el más corto de la literatura castellana.  Otros, por el contrario, dicen que no cumple los requisitos para ser considerado un cuento. 

Independiente de los que digan unos u otros, a mí me gusta porque tiene todos los significados posibles y todas las interpretaciones imaginables. 

Aquí les va. 

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Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.  

Fin.  

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Augusto Monterroso (Tegucigalpa,1921 – México, 2003), es un escritor hispanoamericano, conocido por sus colecciones de relatos breves e hiperbreves.  

De este autor, ya publicamos en otra ocasión el Decálogo del escritor.   Después les compartiré otro de sus cuentos "el eclipse". 

Hasta la próxima. 

miércoles, 16 de abril de 2014

La idea que da vueltas. Gabriel García Márquez.

Les voy a confesar algo. No me gustan los libros de Gabriel García Márquez. 

Ya se que es un premio nobel de literatura.  Que ha sido alabado por la critica mundial. Que para la gran mayoría de las reinas de belleza es un ídolo. (no hay reina de belleza colombiana que diga lo contrario)

Se que Colombia entera se siente orgullosa de él.  (A veces dudo si el sentimiento es recíproco).  

Pero tengo que ser honesto.  No me gusta su obra literaria. Creo que no pasan de 10 los libros de García Márquez que haya podido aguantar hasta el final.  Los leí por "cultura general", para poder tener elementos de juicio cuando me preguntaran mi opinión.  Pero definitivamente, ninguno de los libros que soporté hasta el final puedo recomendarlos como de mi entero gusto.  La inmensa mayoria de sus libros tuve que abandonarlos porque me parecían aburridores y sosos.

En estos dias Gabriel García Márquez ha estado en boga de todos los noticieros. Su enfermedad es grave y su deceso (ojalá me equivoque) es inminente.  

Pero estamos en el mes del idioma y quiero compartirles una de las pocas obras del maestro que en mi concepto merece la pena. Este cuento lo leí hace mucho, cuando era un niño y cuando aún no era el Nobel renombrado.  En mi humilde concepto, lo mejor que he leido de el. 

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La idea que da vueltas. 
 
Les voy a contar, por ejemplo, la idea que me está dando vueltas en la cabeza hace ya varios años y sospecho que la tengo ya bastante redonda. Imagínese un pueblo muy pequeño, donde hay una señora vieja que tiene dos hijos: uno de 17 y una hija menor de 14.

Está sirviéndole el desayuno a sus hijos y se le advierte una expresión muy preocupada. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella responde: “No sé, he amanecido con el presentimiento que algo grave va a suceder en este pueblo”. Ellos se reían de ella, dicen que esos son presentimientos de vieja, cosas que pasan.

El hijo se va a jugar billar y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el adversario le dice: “Te apuesto un peso a que no la haces?” Todos se ríen. Él se ríe, tira la carambola y no la hace. Pagó un peso y le preguntan: “Pero qué pasó si era una carambola muy sencilla”. Dice: “Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que dijo mi mamá esta mañana sobre algo grave que va a suceder en este pueblo”. Todos se ríen de él y el que se ha ganado un peso regresa a su casa, donde está su mamá.

Con su peso, feliz, dice: “Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla, porque es un tonto”. “¿Y por qué es un tonto?” –Dice: “Hombre, porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado por la preocupación de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo”. Entonces le dice la mama: “No te burles de los presentimientos de los viejos, porque a veces salen”. Una pariente lo oye y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero. “Véndame una libra de carne”. En el momento en que está cortando agrega: “Mejor véndame dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado”. El carnicero despacha la carne y cuando llega otra señora a comprar una libra de carne le dice: “Lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar y se está preparando, y andan comprando cosas”. Entonces la vieja responde: “Tengo varios hijos, mejor deme cuatro libras”. Se lleva las cuatro libras y, para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata otra vaca, se vende todo y se va expandiendo el rumor. Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo está esperando que pase algo, se paralizan las actividades y, de pronto, a las dos de la tarde hace calor como siempre. Alguien dice: “¿Se han dado cuenta del calor que está haciendo?” “Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor. Tanto que es un pueblo donde todos los músicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban al sol, se les caía a pedazos”. “Sin embargo, dice uno —nunca a esta hora ha hecho tanto calor”. “Pero si a las dos de la tarde es cuando más calor hay”. “Sí, pero no tanto calor como ahora”. Al pueblo desierto, a la plaza desierta baja de pronto un pajarito y se corre la voz: “Hay un pajarito en la plaza”. Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito. Pero, señores, siempre han andado pajaritos que bajan: “Sí, pero nunca a esta hora”. Llega un momento de tal tensión para todos los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo. “Yo sí soy muy macho —grita uno— yo me voy”.

Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde está el pobre pueblo viéndolo. Hasta el momento en que dice: “Si éste se atreve a irse, pues nosotros también nos vamos”.

Y empiezan a desmantelar, literalmente, al pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo. Y uno de los últimos que abandona el pueblo dice: “Que no venga la desgracia a caer sobre todo lo que queda en nuestra casa”, y entonces incendia la casa y otros incendian otras casas. Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en éxodo de guerra, y, en medio de ellos, va la señora que tuvo el presagio exclamando: “Yo lo dije que algo grave iba a pasar, y... me dijeron que estaba loca”.


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Genial... ¿No?

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Adendum.

El jueves 17 de abril de 2014 el premio nobel de literatura  Gabriel García Márquez, murió a la edad de 87 años en México D.F. 

Si quieren saber algo mas sobre éste escritor les recomiendo hacer click aquí 

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miércoles, 9 de abril de 2014

¿Presidenta o Presidente?


A propósito del mes del idioma, transcribo un texto que me llegó por correo electrónico de dos fuentes diferentes.


Regla ortográfica

En español, el plural en masculino implica ambos géneros. Así que al dirigirse al público NO es necesario ni correcto decir "peruanos y peruanas", "compañeros y compañeras", "niños y niñas", etc., como el verboso Alan García puso de moda y hoy en día otros ignorantes (políticos y comunicadores) a nivel nacional por TV continúan con el error.

Decir ambos géneros es correcto, SÓLO cuando el masculino y el femenino son palabras diferentes, por ejemplo: "mujeres y hombres", "toros y vacas", "damas y caballeros", etc.

Ahora viene lo bueno: Detallito lingüístico ¿Presidente o presidenta?

Aprendamos bien el español y de una vez por todas:  
NO ESTOY EN CONTRA DEL GÉNERO FEMENINO, SINO DEL MAL USO DEL LENGUAJE. POR FAVOR, DÉJENSE YA DE INCULTURA, DESCONOCIMIENTO U OCURRENCIA: 
¿Presidente o presidenta?


En español existen los participios activos como derivados verbales: Como por ejemplo, el participio activo del verbo atacar, es atacante; el de sufrir, es sufriente; el de cantar, es cantante; el de existir, existente; etc.

¿Cuál es el participio activo del verbo ser?: El participio activo del verbo ser, es "ente". El que es, es el ente. Tiene entidad. Por esta razón, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se le agrega la terminación 'ente'.


Por lo tanto, la persona que preside, se le dice presidente, no presidenta, independientemente de su género.

Se dice capilla ardiente, no ardienta. Se dice estudiante, no estudianta. Se dice adolescente, no adolescenta. Se dice paciente, no pacienta. Se dice comerciante, no comercianta. Se dice cliente, no clienta.

La Sra. Cristina Fernández de Kirchner, para aquellos que andan atrasados de noticias, es la actual presidente de Argentina. Dilma Rousseff ha recibido las felicitaciones del Presidente García y su Gobierno, como "Presidenta electa", no por motivos ideológicos, sino por ignorancia de la gramática de la lengua española. Y ahora en Venezuela, El presidente, hace uso de estas barbaridades.

Un mal ejemplo sería: La pacienta era una estudianta adolescenta sufrienta, representanta e integranta independienta de las cantantas y también atacanta, y la velaron en la capilla ardienta ahí existenta.
Qué mal suena ahora Presidenta, ¿no?. Es siempre bueno aprender de qué y cómo estamos hablando.

Pasemos el mensaje a todos nuestros conocidos latinoamericanos, con la esperanza de que llegue a la Casa Pizarro y a Miraflores, para que esos Presidentes hagan buen uso de nuestro hermoso idioma.


Atentamente,

V. Molina
Licenciado en Castellano y Literatura
(y no en Castellana y Literaturo)

miércoles, 2 de abril de 2014

Reflexiones sobre el aborto.

Me declaro un protector de la vida y un contrario a las ideas pro abortistas. 

Por eso les traigo una reflexión que leí hace poco. 
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Y si se dice que el feto no es un "quién" porque no tiene una vida personal, habría que decir lo mismo del niño ya nacido durante muchos meses (y del hombre durante el sueño profundo, la anestesia, la arteroesclerosis avanzada, la extrema senilidad, el coma).

A veces se usa una expresión de refinada hipocresía para denominar el aborto provocado: se dice que es la «interrupción del embarazo». Los partidarios de la pena de muerte tienen resueltas sus dificultades. La horca o el garrote pueden llamarse «interrupción de la respiración», y con un par de minutos basta.

Julián Marías, "La cuestión del aborto", ABC, 19.III.09  
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Pero como se que muchos de ustedes  prefieren una imagen que mil palabras... 





Hasta la próxima semana.