"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 11 de agosto de 2021

El escritor y la ciudad o acerca de escribir en Medellín. Emilio Restrepo

El siguiente artículo, escrito por  Emilio Alberto Restrepo, fue finalista en el XIV Premio de Periodismo Regional en la modalidad de Mejor trabajo de opinión. 

A continuación lo trascribo, dejando constancia de que su autor autorizó su publicación.  Hago también reconocimiento a la revista Cronopio, de donde extraje el texto y sus imágenes. 

Agradecimientos especiales a Emilio por el esfuerzo de hacer visibles a los nuevos escritores regionales, por incluirme en ese grupo, y sobre todo, por honrarme con su amistad. 
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EL ESCRITOR Y LA CIUDAD O ACERCA DE ESCRIBIR EN MEDELLÍN

Por Emilio Alberto Restrepo*

«He llegado a comprender que escribir y contar la Ciudad,
más que un derecho, es un deber».

Se supone que los grandes hombres cambian el mundo con sus gestas heroicas o sus decisiones siempre trascendentes. O con sus inventos ingeniosos o con sus creaciones monumentales. Eso es innegable y gracias a ellos gozamos de una modernidad pletórica en comodidad y desarrollo tecnológico. De hecho, escribo estas notas en un ordenador que me corrige automáticamente la ortografía y no con una pluma de ganso sobre un papiro con tinta extraída de las frutas. Y lo guardo en una especie de nube que está en ninguna parte y lo abro días después desde otra ciudad en otro computador o en un teléfono desde el cual sigo escribiendo en la misma frase en donde la dejé. Eso en sí mismo es impresionante (no niego que me sigue causando un asombro que va más allá de mi entendimiento), sobre todo cuando evocamos cómo escribieron sus obras maestras Dante o Bocaccio, o hasta el temprano García Márquez o Borges, cuando un solo error les implicaba reescribir por completo la página para tener un original limpio y corregido a la altura de su rigor.

Pero el mundo no está compuesto tan solo de grandes hombres, de hecho, son una notoria y selecta minoría, una exclusiva élite que hace parte de un porcentaje extremadamente reducido que destaca por un brillo que hace contraste con la gran masa más bien opaca que respira y transpira a su alrededor.

Por cada premio nobel de literatura existimos docenas de miles de escritores con mística y compromiso que sabemos que no lo vamos a ganar nunca y que rodamos por el mundo sin el lastre de pensar que lo tenemos que ganar o el resentimiento o la frustración por no lograrlo. En ese sentido, afortunadamente, volamos ligeros de equipaje. Pero estamos aquí por un propósito y escribimos con una dedicación y una responsabilidad que van mucho más allá de la coronación de una gloria que sabemos imposible.

Es claro: estamos ahí para dar testimonio de una época, de una ciudad, de una manera de pensar y de asumir el mundo. Aunque no quepamos en ninguna clasificación ni nos defina ningún «ismo» o ni nos congregue alguna tendencia, aunque ni siquiera nos conozcamos entre nosotros, hacemos parte de un colectivo un tanto difuminado y difuso, pero con una solidez conceptual férrea y coherente, que tenemos por encargo dejar memoria literaria, o histórica o antropológica, o simplemente anecdótica de nuestro entorno y del tiempo que nos tocó en suerte —o en desgracia, cada cual lo asume y lo cuenta a su manera—, vivir y contar.

Porque hay algo que sigue imperturbable a pesar del desarrollo tecnológico: la necesidad de contar historias. Puede que haya cambiado la forma de hacerlo, evolucionando desde el relato oral alrededor del fuego que calentaba la caverna hasta los desarrollos que nos obnubilan en nuestra modernidad, en la que un adelanto cada vez más sorprendente complementa o reemplaza al anterior en el vértigo del día a día. Pero la unidad fundamental, el que cuenta y el que recibe la historia, el triángulo de emisor, receptor y mensaje, sigue siendo el eje inmodificable del arte de narrar.

Eso somos los escritores de Medellín, para eso estamos y ese es nuestro compromiso.

En los preámbulos de un encuentro académico convocado por la Personería de Medellín, conversábamos con otros escritores sobre el auge que está tomando la narrativa en los nuevos escritores colombianos y, particularmente, en nuestra región antioqueña, en donde es prácticamente un fenómeno masivo, con varios hechos que lo sustentan: lo primero, constatar que en la convocatoria de Becas del Municipio de Medellín en 2017 hubo una participación masiva de escritores, y eso que la cita era para solo residentes en la capital. Les resumo: 75 propuestas de libro de poesía, 52 de libro infantil, 15 para novela gráfica o comic, 39 para libro de cuentos, 51 para novela, 19 para dramaturgia, 19 para libro de ensayo crítico en artes [1]. Miro con complacencia las cifras de propuestas de libros inéditos, recogidas en poco menos de un mes y concluyo: aún tenemos esperanza. Hay que tener en cuenta que también hubo muchos que no se enteraron, otros que no les interesó y otros que no aunaron el material o no recogieron la papelería. Eso habla de la buena salud de la literatura en nuestro departamento o por lo menos en Medellín. La convocatoria de la gobernación presenta un comportamiento similar [2]. Hagan cuentas, apliquen filtros de calidad y eso nos da que, de 270 libros propuestos, mínimo hay de 100 a 150 dignos de ser publicados y leídos, pero que desafortunadamente nunca verán la luz, excepto por los ganadores, que no pasan de 7 a 10. Esa es la triste realidad actual de las letras antioqueñas. Mucho talento, poca difusión. Muchas ganas, poco apoyo; además, en una convocatoria reciente de cuento sobre Medellín, se presentaron casi 11.000 (¡once mil!!!!) cuentos en poco más de un mes [3].

Eso no es gratuito, tiene profundas bases en nuestra manera de ser y de ver el mundo.

Lo que pasa es que venimos de una ciudad marcada por el ritmo frenético que en algún momento nos impuso la violencia, que nos cambió el talante para siempre y nos talló el espíritu modificándonos la forma de ver la vida. Acaso, también, robándonos un poco la inocencia, pero sometiéndonos al vaivén sin freno del día a día. Y no trato de revindicar el lugar común del tan cacareado «empuje paisa», que por lo demás, fuera de cosas buenas es posible que explique mucho de lo malo y ruin que suele identificar nuestra idiosincrasia, que puede o no tener algo que ver con ello, sino con toda una generación que creció paralela al narcotráfico, a la delincuencia, al convivir diariamente con la muerte y la violencia, en un entorno que, con justicia y parafraseando a Soda Estéreo, ya se conoce como «La ciudad de la Furia».

Una ciudad marcada de manera profunda por la crónica, por la tradición oral fuertemente reforzada desde la familia, con una necesidad de contar historias en todos los ámbitos de la cotidianidad, bien sea para hacer negocios, para ejercer la política, para matar el tiempo, para fanfarronear, para vender, para hacer reír o para enamorar. Además, el ritmo loco de nuestra ciudad nos llena de relatos que nos abruman a diario y que a los de otras ciudades los asombran por lo increíbles o, aún, por lo francamente inverosímiles para ellos, por no estar enseñados a vivir este carrusel loco de situaciones salidas de la monotonía.

Porque somos la sumatoria de mil anécdotas diarias, recurrentes y contradictorias, de vidas truncadas muchas veces sin justificación o sin razón aparente, sumidas en hechos de violencia extrema, de ingeniosas modalidades delictivas, de los pillos más malos y las almas más generosas, de los pobres más vergonzantes e indigentes y de las fortunas más estrafalarias, de la ciudad que en alguna época se identificaba con el mayor número de muertes violentas en el mundo, de los hospitales con más casos de heridos y accidentados que hace que incluso vengan practicantes de medicina de todo el mundo a rotar por aquí, de las modelos más lindas y exitosas y los barrios más marginales y pauperizados.

Así como hay cientos de sicarios, hay cientos de seminaristas, decenas de estudiantes de posgrado y miles de damas voluntarias. Somos una ciudad de extremos; no hay puntos medios y eso se nota en las voces, en los cuentos, en las historias, en ese ritmo loco para inventar leyendas urbanas, para poner a rodar un chisme, para ensalzar a un político o para acabar con una honra. Y la gente trabaja y se la rebusca y se ríe de sí misma, y conversa y escribe.

Aquí todo da tema. Distamos mucho de ser una ciudad intermedia tranquila y reposada en donde todos se mueren de viejos y no hay espacios para las sacudidas o para los movimientos bruscos de la rutina, atragantados con las babas secas de sus propios bostezos de dinosaurio. Y eso se nota en el movimiento cultural, en los grupos de teatro, en la cantidad de agrupaciones musicales aficionadas, en el festival de poesía pluricultural y masivo, en las salas de cine a reventar, en las revistas literarias, en los talleres de creación, en los tertuliaderos, en los conversatorios, en los gomosos que sin apenas recursos filman sus propios cortos y escriben sus guiones sin saber si algún día rodarán sus largometrajes.

Y la gente está escribiendo, está creando, se está defendiendo un poco de la malevolencia reivindicando el espíritu, documentando la memoria urbana, dejando constancia de la lucha por la supervivencia en la recuperación escrita de la evidencia de la época en que nos tocó vivir. Y, ante lo contundente del ritmo urbano y lo vertiginoso del quehacer en el arte de conversar la vida y sobrellevar la existencia, se imponen como armas el humor, la narración (oral o escrita) entretenida y eficaz, el picante, la caricaturización del hecho cotidiano.

Pintamos y recreamos hechos dolorosos y contundentes, en una ciudad que sobrevive a un ritmo sin pausa, con personajes contradictorios y conflictivos que se rozan una y otra vez, a veces sin conocerse, pero interactuando en la dinámica de una urbe que no se detiene nunca, protegidos de su propia desventura con el humor, con las obsesiones, con el odio, con el amor, con las pasiones, con el deseo de venganza, etc.

Pero el hecho de que un significativo y esperanzador porcentaje de la población se muela el cacumen al tallar letras en vez de obturar gatillos, no garantiza que estamos ya al otro lado del sufrimiento o que seamos una especie de oráculo o un nirvana intelectual o un parnaso de mentes privilegiadas que duermen en sus laureles, ahítos y satisfechos mientras tocan la lira. Son esfuerzos aislados y la mayoría de las veces individuales que se tropiezan de frente contra la falta de apoyo de la empresa privada, contra la indiferencia estatal y contra el más obstinado de los anonimatos a que nos somete la estructura centralista y excluyente de los círculos intelectuales y editoriales que solo giran en torno a Bogotá, ignorando por completo lo que se hace en «provincias», como se denomina a todo lo que se salga del diámetro del Distrito Capital.

Sobre este aspecto hay una reflexión interesante que concita un artículo publicado en el portal www.las2orillas.co titulado «La Antioquia literaria es más que dos escritores», en el cual el periodista Jhon Fredy Vásquez reflexiona sobre la invisibilidad de los escritores antioqueños en el país y el continente, contrastada con su calidad literaria y su gran producción, aun en contra de la prensa y los circuitos de distribución, que los ignoran sistemáticamente. Cito a Vásquez:

«Dos hechos recientes, me llevaron a una reflexión: La muerte de José Gabriel Baena, y el premio Rómulo Gallegos, otorgado a Pablo Montoya. En ambos casos, el desarrollo de la noticia mostraba que cada uno tenía una gran obra forjada letra a letra, durante muchos años de escritura silenciosa y disciplinada. Casi diez libros cada uno, títulos que solo salieron al conocimiento público, cuando fueron mencionados en los grandes medios, como en este caso, y suele suceder, por muerte, o galardón. Es decir, morirse, o triunfar afuera para hacerse visibles, es decir, leídos». [1]

Y continúa el autor:

«Toda una cantera de autores escribiendo libros que vale la pena conocer, para ser leídos. Vale la pena entonces, verificar el papel de la prensa, y las revistas culturales. La cohesión de este importante nicho de la industria cultural, entre las editoriales, las iniciativas particulares, y los programas de estado.

Autores que llevan años desgastándose en autoediciones, en búsqueda de apoyos, fondos universitarios de tirajes y promoción exigua. Escenarios insuficientes, limitados, muchas veces inapropiados, para la abundante calidad creativa, de los escritores antioqueños.

El esfuerzo vale la pena, hay que pensar en conjunto, unir esfuerzos; trascender las fronteras del anonimato y la indiferencia; releernos como país, promover no sólo la producción literaria, sino el fomento de la lectura, porque materia prima hay, y en abundancia; sólo es que el producto, pueda alcanzar a su público».

Es verdad que en Antioquia se escribe mucho y muy bien, pero solo sobresalen, por asuntos de prensa y marketing, los nombres de Héctor Abad y Jorge Franco, y ahora Pablo Montoya, por los galardones conseguidos. Muy bien por ellos, que son tres talentosos, consagrados y estudiosos escritores que han logrado posicionarse gracias a su gran calidad literaria, pero sobre todo gracias al reconocimiento de los medios y al apoyo de las grandes editoriales, amén de los premios que han conquistado con justicia y los han hecho reconocidos. El artículo antes citado hace notar que antes del Premio Rómulo Gallegos de Montoya, el autor había escrito más de 10 libros, y solo la circunstancia del galardón lo hizo visible, reeditado, entrevistado y multicitado. Es real que el resto de los referidos por Vásquez duerme en las tranquilas aguas del anonimato, pero no solo ellos, hay muchos más, con al menos 3 libros publicados y un desconocimiento total por parte de los lectores. Se me ocurre citar a Memo Anjel, Luis Fernando Macías, Janeth Posada, Jaime Restrepo Cuartas, David Betancourt, Emperatriz Muñoz, Reinaldo SpitalettaDarío Ruiz, John Saldarriaga, Juan Diego Mejía, Elkin RestrepoSaúl ÁlvarezCésar Alzate, Carlos Agudelo, Enrique Posada, Carlos Velásquez, Juan David Pascuales, Esteban Carlos Mejía, Luis Miguel Rivas y los portentosos críticos de cine Juan Carlos González y Orlando Mora, todos ellos con al menos 3 libros publicados, ganadores en convocatorias y muy leídos en ambientes universitarios y académicos, casi underground en ocasiones, pero desconocidos de un gran público que merece conocer sus obras y que muchas veces las tiene porque las fotocopia o las baja de blogs o páginas de Internet, no porque las consiga en librerías o las vea reseñadas en portales y revistas literarias.

* * *

Mi propuesta es que las revistas o los portales o los magazines culturales de radio y TV se tomen el trabajo de hacerle un seguimiento a este inventario de ilustres desconocidos, que los entrevisten y le permitan al público conocer esa gran obra que ruge bajo el subsuelo de lo comercial, que las editoriales ojalá se abrieran a darles la oportunidad de conocer su obra inédita y mucha de la que valdría la pena reeditar, pues murieron en autoediciones precarias o en editoriales independientes ya quebradas; que se hagan concursos, premios y convocatorias para publicar sus obras, que los fondos editoriales de las universidades dediquen un capítulo a la publicación y promoción de los valores locales para proyectarlos a nivel nacional e internacional, sin complejos de inferioridad. Estoy convencido de que allí hay todo un filón literario de alto potencial comercial.

Por ejemplo, si multinacionales como Planeta, Penguin Random House, Ediciones B o Panamericana, solo por citar algunas, hicieran una serie de autores antioqueños, con varios números y diferentes autores al año, en ediciones populares y asequibles y negociaran con la Secretaría de Educación o de Cultura Ciudadana o con el Ministerio de educación y los distribuyeran en colegios y universidades, todos ganan, los libros circulan, se estimula la lectura y el dinero corre. No se trata de volverse rico, se trata de tener la oportunidad de leer y ser leído, de apoyar la creación local, de generar oportunidades culturales y comerciales, de dignificar un oficio, de generar memoria histórica.

Creo que hay que apoyar este momento especial para hacer el aporte a la paz desde la creación y la cultura. Hay muchas historias esperando ser contadas, pero se necesita apoyo gubernamental y privado. Calidad hay, y mucha, pero espera ser descubierta y apoyada. Y eso que el gobierno, en cabeza del Mincultura, de la Secretaría de Cultura Ciudadana y de la Gobernación tienen sus convocatorias anuales, abiertas, democráticas, incluyentes y, que se sepa, transparentes, que le dan una salida parcial y limitada al problema de la edición y publicación con apoyo económico. Y los escritores lo agradecemos y valoramos, pero sentimos que no es suficiente…

Pero mientras ese estado utópico llega, los escritores debemos estar ahí, pluma en ristre, siguiendo en lo que nos ocupa, hablando de lo que sabemos, explorando sobre lo que ignoramos, generando hipótesis sobre lo que no entendemos, para tratar de darle cuerpo a un imaginario literario que nos permita conocernos mejor, dejando la impronta escrita de un universo para que las generaciones que nos van a suceder tengan elementos de análisis para afrontar el entorno que heredaron, para que entiendan nuestros motivos, nuestras angustias y todas las circunstancias que nos llevaron a ser como somos.

Es una de las funciones del arte, y por ende de la literatura y la creación: sembrar un rastro de memoria que deje constancia de una época y de un entorno que vayan mucho más allá del entretenimiento o la contemplación estética, que también se necesitan, llevando a la reflexión, a la indagación por nuestras raíces, al entendimiento de las razones de nuestra estructura vital.

* * * *

Sobre la columna Callada Presencia: Acudiendo al poder sanador de la literatura y las bellas artes, me di cuenta de que hay posibilidad de redención: se puede aspirar en vida al paraíso…

REFERENCIAS:

[1]. https://convocatoriasculturamedellin.com/#/convocatoria/beca-de-creacion-libro-de-poesia-2017/

https://convocatoriasculturamedellin.com/#/convocatoria/beca-de-creacion-cuento-poesia-novela-corta-u-otros-generos-de-literatura-infantil-y-juvenil-2017/

https://convocatoriasculturamedellin.com/#/convocatoria/beca-de-creacion-libro-de-cuentos-2017/

https://convocatoriasculturamedellin.com/#/convocatoria/beca-de-creacion-en-novela-2017/

https://convocatoriasculturamedellin.com/#/convocatoria/beca-de-creacion-en-dramaturgia-2017/

https://convocatoriasculturamedellin.com/#/convocatoria/beca-de-creacion-de-cuentos-para-autor-de-larga-trayectoria-2017/

[2]. https://www.culturantioquia.gov.co/index.php/component/zoo/item/abierta-convocatoria

[3]. https://www.medellinen100palabras.com/ https://www.comfama.com/contenidos/Noticarteleras/20180810/10834-cuentos-llegaron-a-medellin-en-100-palabras.aspweb/

[4]. Jhon Fredy Vásquez La Antioquia literaria es más que dos escritores. El departamento es cuna de grandes narradores que están silenciados. Tomado del Portal https://www.las2orillas.co/la-antioquia-literaria-es-mas-dos-escritores/ Julio 22, 2015

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El texto anterior fue reproducido con permiso del autor. 

Se conceden los créditos a la Revista Cronopio

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* Emilio Alberto Restrepo. Médico, especialista en Gineco-obstetricia y en Laparoscopia Ginecológica (Universidad Pontificia Bolivariana, Universidad de Antioquia, CES, Respectivamente). Profesor, conferencista de su especialidad. Autor de cerca de 20 artículos médicos. Ha sido colaborador de los periódicos la hoja, cambio, el mundo, y Momento Médico, Universo Centro. Tiene publicados los libros «textos para pervertir a la juventud», ganador de un concurso de poesía en la Universidad de Antioquia (dos ediciones) y la novela «Los círculos perpetuos», finalista en el concurso de novela breve «Álvaro Cepeda Samudio» (cuatro ediciones). Ganador de la III convocatoria de proyectos culturales del Municipio de Medellín con la novela «El pabellón de la mandrágora», (2 ediciones). Actualmente circulan sus novelas «La milonga del bandido» y «Qué me queda de ti sino el olvido», 2da edición, ganadora del concurso de novela talentos ciudad de Envigado, 2008. Actualmente circula su novela «Crónica de un proceso» publicada por la Universidad CES. En 2012, ediciones b publicó un libro con 2 novelas cortas de género negro: «Después de Isabel, el infierno» y «¿Alguien ha visto el entierro de un chino?» En 2013 publicó «De cómo les creció el cuello a las jirafas». Este libro fue seleccionado por Uranito Ediciones de Argentina para su publicación, en una convocatoria internacional que pretendía lanzar textos novedosos en la colección «Pequeños Lectores», dirigido a un público infantil. Fue distribuido en toda América Latina. Ganador en 2016 de las becas de presupuesto participativo del Municipio de Medellín, con su colección de cuentos Gamberros S.A. que recoge una colección de historias de pícaros, pillos y malevos. Con la Editorial UPB ha publicado desde 2015 4 novelas de su personaje, el detective Joaquín Tornado. En 2018 publicó su novela «Y nos robaron la clínica», con Sílaba editores.

Blogs: www.emiliorestrepo.blogspot.com, www.decalogosliterarios.blogspot.com

Serie de YouTube Consejos a un joven colega.

Cuentos Leídos por el autor: https://emiliorestrepo.blogspot.com/2015/06/cuentos-leidos.html

Twitter: @emilioarestrepo



miércoles, 4 de agosto de 2021

Cuando el feminismo es machista

En casi todas los grupos humanos, la trasmisión de los valores culturales depende de la mujer. 

Cuando en una familia la madre es de otra región, casi invariablemente el acento de sus hijos será el que se hable en el lugar de origen de la madre. La comida, las creencias religiosas, los dichos y modismos se adquieren en gran parte, de la madre, muy pocas veces del padre. 

Cuando en una cultura se enseña a los hijos que el hombre es el que debe recibir las mejores porciones, o el mejor sillón, o el ambiente mas tranquilo esto se transmite a las siguientes generaciones. 

Existen muchas corrientes de feminismo. Existe el feminismo basado en las libertades individuales, en la que se busca igualdad en las oportunidades para ambos sexos. Y existe el feminismo de género, que es más radical y pretende enfrentar ambos sexos como si de una competencia se tratara. 

A continuación les comparto la conferencia TEDX dictada por Marina de la Torre, explicando como a veces el feminismo radical, que en teoría debería liberar a las mujeres, las esclaviza ante un supuesto beneficio para el colectivo. 


Hasta la próxima semana. 

miércoles, 28 de julio de 2021

¿Todo tiempo pasado fue mejor?

¿Es cierto que todo tiempo pasado fue mejor?

Hace poco un amigo escribió un artículo en el que mencionaba que estábamos pasando por la peor crisis de la humanidad en los últimos 100 años. Me permití recordarle la segunda guerra mundial, la crisis de los misiles en Cuba, el advenimiento del SIDA ⎼que se creyó en su momento que acabaría con la humanidad⎼, el ébola, el SARS, la fiebre del Nilo, la AH1N1, la destrucción de la capa de ozono, la guerra fría y la amenaza de una destrucción nuclear masiva que tuvo al planeta en vilo por más de tres décadas.

Olvidamos nuestras crisis del pasado, porque las hemos superado, y magnificamos las que tenemos entre manos. Somos una especie apocalíptica que tiende a creer que nuestro problema actual es el peor, de la misma forma  que un hombre, hastiado de su novia, se queja de ella sin recordar las razones por las que dejó a la anterior.

A continuación les comparto una conferencia de Steven Pinker, que nos muestra con números y cifras cómo está nuestro mundo actual en comparación con el pasado. En la actualidad hay menos pobreza, menos analfabetismo, menos violencia, menos guerras y menos muertes que antes.  Pero los medios de comunicación y nuestros líderes hacen todo lo posible para hacernos creer lo contrario para poder manipularnos. 

Mis agradecimientos a la doctora Manuela Restrepo, quien me habló de esta charla.



Steven Pinker
es un psicólogo experimental, científico cognitivo, lingüista, escritor canadiense, y profesor en Harvard. Es conocido por su defensa de la psicología evolucionista y de la teoría computacional de la mente. Tiene varios libros relacionados con el lenguaje y el funcionamiento de los pensamientos. El más famoso es La tabla rasa. Otros de sus libros son: El instinto del lenguaje, Cómo funciona la mente, En defensa de la ilustración, El mundo de las palabras, Palabras y reglas, y Los ángeles que llevamos dentro
 

Si quieren conocer más sobre el tema los invito a visitar otras entradas de mi blog

miércoles, 21 de julio de 2021

Racismo e intolerancia

El otro dia íbamos en un vehículo, y al llegar a un semáforo en rojo vimos en la esquina a tres personas de color que miraban la señal, como si dudaran, mientras los demás atravesaban la calle sin problemas. 

Cuando el semáforo se puso en verde (para los vehículos), los tres hombres pasaron la calle corriendo, salvándose por poco, de ser atropellados. 

-Esos tres negros se va a hacer pisar- dije, en un comentario suelto. 

Entonces me cayeron encima las personas que iban conmigo:  

-¡Racista!

-¿Quién?

-¡Pues usted!  ¡Racista! ¡intolerante!  - me espetó una joven que iba en el carro

-¿Racista? ¿Intolerante?   ¿Yo? ¿por qué?

-Por la forma en que se refirió a ellos 

Los demás parecían estar de acuerdo con la acusación que se me hacía. Negaban con la cabeza como si desaprobaran mi comentario. 


¡No lo podía creer!  Me estaban llamando racista e intolerante por haber dicho que esos tres habían sido imprudentes. 


¿Hasta donde hemos llegado, que acomodamos el mundo a lo que creemos? ¿Qué ha pasado, que todos últimamente se creen con el derecho de juzgar a los demás y autoproclamarse defensores de unas supuestas minorías que hay que defender?  

Jamás me he considerado ni racista, ni intolerante, y se los hice saber: 

-A ver, señorita: No soy racista, ni mucho menos intolerante. Como la mayoría de los humanos sensatos, tiendo a referirme a las cosas por sus atributos evidentes. Si hubiera sido una anciana, hubiera dicho "esa anciana", si hubieran sido tres "monos" (como le decimos en Colombia a los rubios) hubiera dicho que esos "monos" habían sido imprudentes al cruzar la calle así. Si hubieran sido tres niños, hubiera dicho que esos niños se iban a hacer pisar. Como fueron tres negros, dije que esos negros se iban a dejar pisar. 

Cuando se describen las cosas por sus características físicas, no necesariamente queda implícito algún juicio moral:  Los altos son altos; los bajos, bajos;  los gordos, gordos y los flacos, flacos. Los blancos son blancos y los negros son negros.   

Al referirme a los tres negros que se abalanzaron hacia los carros en el momento en que no debían, no estaba lanzando ningún juicio racista. Estaba describiendo la principal característica física que esos tres hombres tenían en común, y que los distinguía del resto de los transeúntes. 

Mi frase no estableció juicios de valor sobre el color de su piel. Sería ridículo tener que buscar alguna otra característica menos visible para describir a tres únicos hombres negros entre una multitud de blancos.  

Ahora, si te molestaste cuando dije "negro" es porque eres tú quien cree que la palabra "negro" es un insulto. No te hubieras enfadado si yo hubiera dicho: esos tres monos se van a hacer pisar, o esas tres ancianas, o esos tres niños. Te enfadó la palabra "negro" porque consideras, en tu cabeza retorcida, que decir "negro" es un insulto.

No solo eres incapaz de reconocer las principales características físicas de una persona, sino que también desconoces que para muchos negros, es un orgullo tener ese color de piel. 

Tu eres quien estableció un juicio de valor para ese color de piel y los catalogaste por debajo de otro color, asumiendo que yo también lo hacía. Para mi fueron tres negros cruzando la calle y están en la misma categoría que decir tres blancos, tres monos, tres ancianos, tres gordos o tres flacos. 

Tú fuiste la que los catalogaste despectivamente por su color de piel. Tú eres la que usa la palabra "negro" como si fuera un insulto, y te crees moralmente superior por que te abstienes de usarla. 

Permíteme decirte que la racista e intolerante, eres tú. 





miércoles, 14 de julio de 2021

Exorcismo. Cuento

Hace unos meses, la editorial Libros para Pensar, se dio a la tarea de buscar escritores de muchos rincones de Colombia, que quisieran participar en una antología de cuentos.  

De ahí surgió el libro ESO ES... PURO CUENTO

De dicha antología, les comparto uno de mis cuentos publicados: Exorcismo. Espero que sea de su agrado. 

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EXORCISMO


María de la Trinidad ya había sido llevada donde médicos, psicólogos, y psiquiatras debido a su extraño comportamiento. Inicialmente se había pensado que sus cambios eran atribuibles a la adolescencia; se sospechó consumo de drogas, epilepsia o enfermedades psiquiátricas, hasta que un sacerdote amigo planteó la posibilidad de que la joven estuviera poseída por una entidad demoníaca. Eso explicaría por qué tenía actitudes autodestructivas, cambiaba la voz y la mirada, y hablaba en lenguas desconocidas en medio de sus ataques.

Desde el mismo Vaticano comisionaron al padre Cendales, quien llegó de España, a celebrar un rito de exorcismo. Contó con la ayuda del padre Arnulfo, párroco de la iglesia cercana, y amigo de la familia, y de un pequeño grupo de monjas de una comunidad religiosa local.

Los que estuvieron en el exorcismo, describen que fue aterradora la forma como aquel demonio, que dijo llamarse Abnascelón, luchó contra las fuerzas del bien, y se aferró a aquel cuerpo de manera tal, que por momentos dudaron si podrían vencerlo. Parecía que el demonio y María de la Trinidad estaban muy compenetrados. Pero finalmente, al cabo de dos días Abnascelón fue derrotado con un rito que le impediría en un futuro volver a tomar forma.

El caso es que, a partir del exorcismo, María de la Trinidad jamás volvió a levantarse de la cama;  tampoco volvió a comer o a hablar. Los días transcurrían sin esperanza para la familia de la joven, que veía con tristeza cómo aquel cuerpo, una vez alegre y despierto, iba consumiéndose como si no hubiera nadie adentro.

El padre Arnulfo volvió a hablar con el padre Cendales y nuevamente evaluaron a la joven. Sólo había una explicación posible: el exorcismo no sólo había expulsado al demonio maligno, sino que era probable que, al mismo tiempo, el alma de María de la Trinidad, por un error, o por decisión propia, hubiera salido también.

Era imperativo hacer que su alma regresara al cuerpo que yacía en esa cama. 

Desde entonces, lo han intentado todo. Ellos saben que el tiempo está en su contra. Mientras más días pasen, será más difícil hacer reingresar el alma de la joven.

Sin embargo, desde otra dimensión, Abnascelón y María de la Trinidad, celebran el hecho de que ni siquiera en el Vaticano haya un solo experto en Insorcismos.

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Eso es... Puro cuento. 

Antología. Volumen 1
Editorial Libros para pensar
ISBN: 978-958-49-2735-4
Paginas 120
Tamaño 14 x 21 cm
Encuadernación:  Tapa blanda (rústico)


Autores:

  • Alina María Angel Torres (Itagüí – Antioquia, Colombia)
  • Bernidt Esmeralda Marín Romero (Bogotá – Colombia)
  • Carlos Alberto Velásquez Córdoba (Medellín – Antioquia, Colombia)
  • Cruzana Amparo Echeverri (Medellín – Antioquia, Colombia)
  • Édver Augusto Delgado Verano (Bogotá – Colombia)
  • Emilio Alberto Restrepo (Medellín – Antioquia, Colombia)
  • Enrique Posada Restrepo (Medellín – Antioquia, Colombia)
  • Horacio Madrid Mondragón (Bolívar – Valle del Cauca, Colombia)
  • Jaime Alberto Echavarría Córdoba (Medellín – Antioquia, Colombia)
  • Laura María Arango Restrepo (Medellín – Antioquia, Colombia)
  • María Ana Moreno Segura (Guapi - Cauca, Colombia)
  • Piedad Carmenta Rojas Cortés (Roldanillo – Valle del Cauca, Colombia)
  • Sandra Rocío Osorio Mijares (Arauca – Arauca, Colombia)
  • Sonia Emilce García Sánchez (Itagüí – Antioquia, Colombia)

Los interesados en el libro pueden comunicarse al correo calveco@une.net.co o al WhatsApp 305 3997940 


miércoles, 7 de julio de 2021

El humor en los tiempos de cólera. Gonzalo R. Urhán Gil

Conocí al doctor Gonzalo Urhán hace varios años en el taller de literatura promovido por la Cooperativa Médica de Antioquial, COMEDAL. En todo este tiempo siempre nos ha deleitado con sus graciosas historias. 

Para mí es un placer presentarles hoy su libro EL HUMOR EN LOS TIEMPOS DE CÓLERA: una maravillosa colección de cuentos y anécdotas que le ocurrieron cuando era un médico rural, y otras divertidas situaciones de su vida personal, que combinan el humor, la picardía, y la medicina, en unas historias muy humanas. Un libro que narrará historias picarescas, y que les hará pasar muy buenos ratos. 



Como dato adicional, les cuento que la portada de su libro es un óleo del mismo autor,  que tituló "La cascada". 

De su libro les comparto, con la venia de su autor, un cuento de su colección.  
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La encostalada

Me contó una vez Reynaldo, propietario de un quiosco frente al centro de salud, joven alto, musculoso y fuerte, que a él le había tocado colaborarle a un médico rural en este pueblo, en el sentido de conseguir en forma furtiva una compañera para pasar un rato agradable sin que nadie se enterase.

Resulta pues, que el doctor estaba casado con la mujer más celosa del mundo y cuando llegaron a trabajar a la población ella exigió que la casa de vivienda del médico fuese cercana al centro de salud, para así poder espiarlo y saber cuándo él no estaba en su consultorio. Esta conducta mantenía con mucha rabia al médico y pensaba poder jugársela algún día sin que nadie se diera cuenta.

En una ocasión durante la consulta, el doctor conoció a una muchacha muy agradable que le simpatizó y se hicieron buenos amigos, pero él no encontraba como pasar de ahí, ya que los ojos avizores de la esposa estaban pendientes y no podía dar un paso en falso sin ser detectado inmediatamente.

Un buen día tuvo la idea maravillosa de conversar con Reynaldo y le manifestó el deseo de estar con la joven que le encantaba, pero él lo veía imposible.

Reynaldo, hombre comprensivo, le sugirió que él estaba dispuesto a ayudar, siempre y cuando él no comentara nada.

El plan fue el siguiente: el centro de salud quedaba en una pequeña plaza, en el centro de la misma estaba el quiosco de Reynaldo y luego al frente una serie de casas y entre ellas la puerta de un depósito, dónde Reynaldo almacenaba las botellas llenas, vacías y otros artículos del consumo diario.

Para no despertar sospechas, Reynaldo llevaría a la muchacha metida en un costal cargado a sus espaldas a esa pequeña bodega y luego de dejarla allí llamaría al médico para que pasase un rato agradable con la muchacha conquistada.

Así lo hicieron y todo fue un éxito, tanto que el programa fue repetido varias veces y nunca fueron sorprendidos.

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Gonzalo Rafael Urhán Gil

Nace en Medellín el 24 de marzo de 1941.

Hijo de Oliverio Antonio Urhán Ramírez y Blanca Inés Gil Burgos; casado con Luz Ángela Giraldo Henao, con quien tiene cinco hijos. Se gradúa como médico-cirujano en la Universidad de Antioquia. Ejerce su año rural en San Rafael, Antioquia y luego labora como médico general en el municipio de Caucasia; mas adelante trabaja con el Comité de Cafeteros y posteriormente regresa al hospital San Vicente de Paul, donde hace su especialidad en anestesiología.

Inicia su ejercicio como anestesiólogo en el Hospital Pablo Tobón Uribe, luego hace su labor en el Hospital universitario San Vicente de Paul y en el Instituto de Seguros Sociales, por último pasa a la Clínica Soma, en donde permanece por 43 años hasta alcanzar su jubilación.

Ingresa al taller de escritores de Comedal empezando a rememorar y a escribir algunas anécdotas sobre el acontecer médico, la vida familiar y poemas.

Dentro de sus pasiones está la música y la pintura.

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Quienes estén interesados en el libro pueden comunicarse a los teléfonos 2682579 (fijo)  3012260896 (celular)  o al correo aurhan@hotmail.com

Valor del libro  $35.000 
(Envío a domicilio en el Valle de Aburrá $5.000  adicionales) 

miércoles, 30 de junio de 2021

Cementerio de San Pedro. Parte 8

El 24 de junio de 1935, Carlos Gardel, el "zorzal criollo", falleció en Medellín, en un accidente ocurrido en el "campo de aviación de las Playas", actualmente conocido como Aeropuerto Enrique Olaya Herrera. Durante algún tiempo, los restos de Gardel estuvieron enterrados en el Cementerio de San Pedro, para luego ser trasportados en una larga travesía hasta la Argentina. La cuidad de Medellín rindió y sigue rindiendo homenaje a este cantante de tangos. En el siguiente video se hablará de su tumba en el Cementerio de San Pedro y de cómo este personaje continúa influenciando la ciudad. 


Para ver la película que  narra el traslado de los restos del Gardel hasta Argentina pueden hacer clic en el siguiente enlace (La caravana de Gardel). 


También en este capítulo se muestra el homenaje a Francisco Antonio Zea, quien naciera en Medellín y fue uno de los próceres de la independencia. Se cuenta que fue uno de los que mandó fundir las campanas de la Iglesia de la Veracruz para hacer municiones contra los realistas. También fue embajador de Colombia y miembro del Congreso. 


Los invito a ver el último video de esta serie. 


Ver otros videos de la serie: 

Ver otras esculturas: 

(Créditos respectivos a los autores de las fotos)


Hasta la próxima semana, cuando hablaremos de un anestesiólogo y su nuevo libro, en el que nos contará sus travesuras en los pueblos de Antioquia. 



miércoles, 23 de junio de 2021

Cementerio de San Pedro. Parte 7

Hoy les tengo la séptima y penúltima parte de la serie sobre el Cementerio de San Pedro, una realización hecha por la Universidad Pontificia Bolivariana en cabeza del profesor Hernán Darío Gil Alzate.

En este capítulo el tema es Carlos E. Restrepo, quien fue presidente de la república. 


Además se hará una reflexión sobre la muerte en los niños y el area destinada a estos:  El pabellón de los niños. 


Los invito a ver el video


Hasta la próxima semana. Hablaremos de Gardel quien falleció el 24 de junio de 1935. 

Ver otros videos de la serie: 

miércoles, 16 de junio de 2021

Diferencias entre cuento y novela

Cuento y novela.

El cuento y la novela se parecen en que "algo" pasa. Si bien, algunos consideran que la diferencia principal está en la extensión, es precisamente esa extensión la que permite generar las características específicas de diferenciación.


En ambas hay un inicio, un nudo y un desenlace. Pero la forma como sendos géneros abordan el asunto es diferente: mientras el cuento nos narra la acción, la novela se centra en los personajes.

La escritora Pilar Quintana, ganadora del premio Alfaguara 2020, ha expresado magistralmente la diferencia entre ambos, en un taller que dictó sobre literatura: “El cuento es la narración de un asesinato. La novela cuenta la vida del asesino”.

Para que un cuento sea contundente, debe ser concreto. En el cuento se parte de A para llegar a B sin detenerse en el camino a hacer reflexiones sobre otros temas que no tengan que ver con el desarrollo de éste. En ese recorrido no hay distracciones, tareas adicionales, o paradas innecesarias. Se transita por la ruta más directa, y cualquier desviación que haya, es porque el argumento así lo exige. Como diría Anton Chejov con respecto al cuento: “todo lo que no se relaciona con él debe ser extirpado sin compasión”.

En el cuento hay que mantener la tensión todo el tiempo, mientras la novela permite reflexión y cambios de ritmo. Un buen cuento no te soltará hasta que haya llegado a su final. Por el contrario, la novela permite dar vueltas, conocer datos que no importan para el desarrollo de la acción pero que dan información sobre los personajes o el ambiente que los rodea. En una hipotética novela sobre Caperucita roja y el lobo feroz, podría narrarse el tipo de tela de la capa y la caperuza, dónde la compró, quién la diseñó. Si se escribiera esa novela, describiría el árbol bajo el cual fue el primer encuentro de Caperucita y el lobo, el clima de esa mañana, qué pensaban ambos y qué sentían antes de su reunión; contaría la estrategia del señor lobo para mantener afiladas sus garras cada semana y tendría un racconto narrando la época en que el lobo aprendió de su padre a comer personas cuando apenas era un lobezno.

Un cuento puede ser contado. La novela jamás podrá ser contada de un solo envión, porque en la novela se exploran los pensamientos, creencias, recuerdos, miedos o anhelos de los personajes. En ella se narran las costumbres de la época y los sistemas políticos, sociales o económicos imperantes; se muestra el clima, se describen los lugares, e incluso los pensamientos del narrador. 

Es imposible contar, en forma de cuento, lo que pasa en “Los Miserables” de Víctor Hugo: puedes aproximarte a narrar la historia de Jean Valjean, puedes intentar narrar exclusivamente la historia de Javert o la de Fantine, pero quedarás corto, porque hay otras historias entrecruzadas que debes abordar. Puedes contar el cuento de cómo Valjean saca a Marius de las barricadas, o cómo logra rescatar a Cossette de los Thenandier pero tendrás que prescindir de todo lo demás si lo que quieres es contar un cuento.

Un buen cuento, narra una acción, un hecho específico. Una buena novela describe todo lo que hay alrededor de uno o varios hechos; ahonda en los personajes que estuvieron allí.

Resumiendo, en la literatura narrativa siempre hay un argumento: un origen, un conflicto, y un desenlace, pero la forma como se abordan varía entre el cuento y la novela. Sin embargo, a pesar de los géneros tan diferentes, hay algo que no debe olvidar ningún escritor: en ambos —cuento o novela—, la consigna es atrapar al lector y no soltarlo hasta la última palabra… y si es posible, seguir teniéndolo prisionero mucho tiempo después.

Carlos Alberto Velásquez Córdoba



miércoles, 9 de junio de 2021

Ay, cuando venga tu padre

Este poema me lo enviaron hace algunos meses y lo he guardado para la celebración del día del padre. 

Espero que les guste. Habla del amor de un padre hacia sus hijos y como a veces hay violencia  cuando la madre amenza a sus hijos con el castigo de sus padres. 

Este es un hermoso poema del escritor argentino Héctor Gagliardi.  (1909 -1984)

Desconozco quien es el que lo declama, pero de todas las versiones es la que más me gusta. 

Mas abajo encontrarán la letra, y por si gustan la versión oficial leída por el autor.  (personalmente me quedo con la primera). 



Hay cuando venga tu padre…


¿Y Negra… te puedo hablar?
Ya los chicos se han dormido,
así que dejá el tejido
que después te equivocás

y hoy te quiero preguntar
por qué motivo las Madres,
de la mañana a la tarde
amenazan a sus hijos,
con este estribillo fijo:
¡HAY… CUANDO VENGA TU PADRE…!

Y con tu padre de aquí,
y con tu padre de allá
resulta de que al final
al verme llegar a mí,
lo ven entrar a Caín
y escapan por todos lados
y yo que vengo cansado
de trabajar todo el día,
recibo por bienvenida
una lista de acusados…

Vos empezás con tus quejas
y yo, tengo “que enojarme”
lo mismo que hacía mi Padre,
cuando escuchaba a la Vieja…
que entraba a fruncir las cejas
apoyando a esa Fiscal
que en medio del temporal
se erigía en defensora
lo mismo que vos ahora
¡que siempre me dejás mal…!

Si los perdono…
¡Qué ejemplo!
¡Así es como los educo!
Si los castigo…
¡Sos bruto y no tenés sentimientos!

A mí, que llegué contento
y no tuve más remedio
que poner cara de serio
y escuchar tu letanía…
A mí que me paso el día,
pensando en jugar con ellos
Yo sueño en llegar a casa
y olvidarme felizmente
del trabajo, de la gente,
y de todo lo que pasa

Los hijos son la esperanza
y el por qué de nuestras vidas
por eso… nunca les digas: 
¡HAY… CUANDO VENGA TU PADRE…!

No quiero encontrar culpables,
quiero encontrar alegrías
Que no me pongas de escudo
como lo hacía mi Madre
que consiguió que a mi Padre
lo imaginara un verdugo

El llegaba y te aseguro
que terminaban las risas
y en lugar de una caricia
de hablarle como a un amigo
lo miraba compungido
presintiendo la paliza

 el pobre que no me entendía
sacudiendo la cabeza
escuchaba con tristeza
lo que mi Madre decía
y que él de sobra sabía:
“¡que con éste no se puede,
que me ensució las paredes,
que la calle, la pelota,
que trajo las suelas rotas,
y me saca canas verdes!”

¡Ahora mismo… acuéstese!
aburrido me ordenaba,
mi Madre me consolaba
y yo, lo culpaba a él…
A él que había llegado recién
de trabajar, tan cansado…
y ya lo había amargado
con todas mis travesuras

Yo era una criatura
pero jamás lo he olvidado
Los hijos nunca analizan
el sentimiento del Padre
porque el brillo de la madre
es tan fuerte que lo eclipsa;
sólo le hacemos justicia
a su íntimo sentir
cuando nos toca vivir
a nosotros su problema…

¡Ah… si mi Padre supiera…
que recién lo comprendí!
¿Y por qué nunca me dijo
del modo que me quería
si yo sé cómo sufría 
al ver enfermo a su hijo?

Por qué me miraba fijo
con el primer pantalón largo
y se que me habrá besado
cuando yo estaba durmiendo

Hoy que todo lo comprendí,
¿por qué no estará a mi lado?
¿Por qué no estarás ahora,
para abrazarte muy fuerte
viejo lindo…
y ofrecerte mi cariño a todas horas?

¿Ves a tu hijo que llora…?
Pero… llora con razón
porque te pide perdón
al pensar en esos días
en que ciego no veía
que eras todo corazón

¡Dejame Negra que llore,
es tan lindo desahogarse…!
¿Vamos a ver lo que hacen
nuestros futuros señores…?
¡Mirálos esos pantalones…!
¡Tapala un poco a la piba…!

Sí, ya sé… no me lo digas…
“Hoy se fue a la calle sola…”
¡Acostate rezongona…
mañana será otro día!


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miércoles, 2 de junio de 2021

¿DEBO apoyar el paro?

Nuestra Constitución Política, la de 1991, ⎼producto de otro proceso de paz fallido por no incluir a todos los actores del conflicto, estableció que lo más importante serían los derechos, pero en su redacción no planteaba el cumplimiento de deberes en la misma medida. Durante su implementación en los años posteriores, se hizo una enorme campaña educativa, en colegios y universidades, hablando sobre los derechos que tenían todos los colombianos y su "derecho" a exigirlos.

 

Así las cosas, treinta años después, tenemos una gran parte de la población a la que le enseñaron a exigir derechos, sin que nadie les haya enseñado que primero hay que cumplir deberes que los hagan posibles. 

Y lo que es peor, creen que solo los demás violan derechos, sin darse cuenta de que, en muchas de sus protestas, violan cientos de derechos de otros. (derecho al trabajo, derecho a la educación, a la movilidad, a la salud,  derecho a pensar diferente y expresarlo sin ser atacados por ello)




Los que nacieron bajo la nueva constitución creen que él único responsable de nuestros derechos es el Estado.


Si eres un ciudadano producto de esa Constitución, y crees que los derechos son obligación solo del Estado,  ¡qué equivocado estás! 

 

—¿Luchas por el derecho a la educación?   Pues alguien  DEBERIA estar educando. (y que sea alguien de calidad, íntegro y ético)

—¿Luchas por el derecho a la salud?  Alguien tiene el DEBER de atender a los enfermos y contar con los recursos para hacerlo.

—¿Crees que tienes derecho al trabajo? Alguien DEBE generar empleo y todos DEBEN permitir que el otro trabaje.

—¿Crees que tienes derecho a un buen salario?  Alguien DEBE producir dinero para poder dar un buen salario.

—¿Derecho a la alimentación? Alguien DEBE cultivar la comida, otro DEBE trasportarla, alguien más DEBE procesarla y muchos más tienen el DEBER de distribuirla y venderla a precios justos.  

—¿Derecho a la vivienda?  Alguien DEBE ser arquitecto, otro DEBE ser electricista y otro albañil.  Alguien DEBERÁ ser minero para extraer los materiales y otro DEBERÁ montar una empresa de cemento.

—¿Derecho a la vida y a la seguridad?   Pues alguien DEBE tener la función de protegerla cuando un delincuente atente contra ella.  Todos DEBEN cumplir la ley. 

—¿Derecho a la educación gratuita?  Pues alguien DEBE enseñar y alguien le DEBE pagar un buen salario al educador. Alguien DEBE pagar por el mantenimiento de las aulas; alguien DEBE construir escuelas colegios y universidades y se les DEBE pagar por ese trabajo.

—¿Luchas contra la corrupción?  Pues todos tienen el DEBER de votar por gente honesta, que representen los intereses de la mayoría. Todos DEBEN responder cuando cometen una infracción en lugar de intentar sobornar al policía que impondrá el comparendo. Todo cargo, público o privado, DEBE ser ocupado por el mejor y no por el que tiene la “rosca”

 

Así es:  para acceder a los derechos, alguien primero debió cumplir con unos deberes.

 

Con el paro los educadores se niegan a dar clases, a pesar de que salen a gritar que la educación es un derecho.  Exigen que la educación sea gratuita, pero ningún educador estaría dispuesto a enseñar gratis. Quizás desconocen que hay una gran diferencia entre la educación pública y la gratuita: Nunca será gratuita porque todo educador tiene el derecho a que se le pague por su trabajo. Aunque el estudiante no pague, la educación tiene un costo y DEBE ser pagado por alguien. Alguien DEBE pagar impuestos para que otro pueda recibir educación “gratuita”.

Por otra parte, hay personal de salud que no atiende a los pacientes porque está en paro (los menos), o porque alguien incumplió el DEBER de pagarles.  En muchos casos están limitados para prestar el servicio porque no tiene insumos para poder hacerlo y ello ocurre porque el Paro escasea y encarece los recursos. (ya de por sí, escasos, porque la economía tambalea y muchos no pagan impuestos y otros se los roban).   

El “paro” que promueves ha quitado el derecho del campesino a recibir sus agroquímicos o el cuido para sus animales; le ha quitado el derecho a que sus productos sean transportados. Han quitado el derecho a los consumidores a recibir legumbres frescas o leche. Muchos de los alimentos se han perdido en los bloqueos que promueves. 

Y eso lo haces supuestamente para que otros tengan derechos que tu mismo estás violando. 

El paro "en defensa de los colombianos menos favorecidos" ("como, por ejemplo, los niños de la Guajira" ⎼como afirmaba alguien ) perjudica al paciente de la ciudad que todos los días debe tomar un bus para ir a una diálisis en una clínica. No puedes usar a los niños wayús como pretexto para tu protesta, al mismo tiempo que impides que los pocos pacientes que podían acceder a los servicios de salud, mueran por falta de ellos. Si dejas que alguien muera, o deteriore su salud por culpa de un bloqueo, eres igual de asesino que el que supuestamente dices combatir. 

Tu “paro” ha hecho que cientos de empleos se pierdan: los conductores de los buses quemados se han quedado sin trabajo, los empleados de los bancos, los celadores o la empleada de los tintos de la sucursal vandalizada, han tenido que irse para su casa, porque les han quitado el derecho al trabajo. Muchas empresas no han recaudado lo previsto debido a tu “protesta”, y no tienen ahora como pagar un salario justo, y han tenido que prescindir de algunos empleados. La delincuencia en las calles se ha incrementado porque las personas que tienen constitucionalmente el DEBER de protegernos están limitadas para usar sus armas y ejercer el poder sobre los delincuentes. 



Olvidas que el gobierno únicamente puede obtener recursos de “la gente que produce”. No es posible pagar a un médico, a una enfermera, a un educador, a un ingeniero que construye un puente, si todo el país no cumple con el DEBER de pagar impuestos.

 

Y no me salgas con que "los políticos durante años se han robado el país". 


Era tu DEBER votar por políticos honestos y no lo hiciste. 

Era tu DEBER contratar al mejor, y contrataste a tu amigo, que no era apto para el cargo. 

Era tu DEBER andar por debajo del límite de velocidad, lo excediste y luego ofreciste un soborno al agente, para no pagar la multa.  

Era tu DEBER ejecutar una acción ciudadana para cambiar el límite de velocidad en una vía porque considerabas que era injusta la restricción, pero decidiste tumbar la cámara de fotomulta. 

Era tu DEBER esperar el trámite en una oficina de gobierno, y preferiste pagar un soborno para que te lo agilizaran.  

Era tu DEBER prestar el servicio Militar y le pagaste a un coronel corrupto para librarte de él y evitar cumplir con tu DEBER. Y, además, luego te quejas de que solo a los pobres les toca el servicio militar. No contento con eso, te burlas del nivel socioeconómico de los soldados a sabiendas que tu lo evadiste porque no te considerabas "del pueblo".

Era tu DEBER estudiar para tu examen y compraste las respuestas para pasar el semestre.  

Era tu DEBER hacer la fila y te colaste porque te considerabas “muy vivo”


Estas protestando por un país en caos y tu eres una de las razones por las cuales este país está en caos. 

 

Tu lucha, en los términos que la planteas actualmente, apesta.  Atenta contra los derechos que dices exigir.

 

Tu protesta, tal como la concibes, te convierte en un violador de derechos. 


El progreso se logra cuando se mejora el nivel de los que están más abajo, y se alcanza los privilegios de los que están arriba. Pero te has dejado convencer por los políticos, de que tienes de destruir a los que han llegado arriba. 

Has creído que si unos pocos no tienen salud, entonces ninguno debería tenerla. Que si unos cuantos no tienen educación entonces los demás tampoco; que si las vías de los campesinos son pésimas, tienes que hacer lo mismo en la ciudad para que todos queden en igualdad de condiciones.  

Te han engañado para que no te des cuenta de que las cosas no se arreglan llevando a todos hasta el nivel más bajo, sino subiendo a todos al nivel más alto.  Tienes tanto odio, que no te percatas de que solo los políticos se benefician con el caos que estas generando. 

El objetivo de una protesta bien pensada es que los que están peor puedan alcanzar el nivel de los que están mejor.  No que los que estén mejor queden también en condiciones pésimas. Con tu protesta, todos perdemos. 


No estoy en contra de la protesta que lleve a un progreso. Estoy en contra de que la gente atente contra los derechos de los demás, bajo el pretexto de que están luchando por los derechos de todos, y asumiendo el rol de representantes de una presunta población desprotegida, mientras que con sus acciones perjudican a los que dicen proteger.   

 

Cuando uses la lógica, luches por tus derechos cumpliendo tus deberes y dejando que los demás cumplan con los suyos, entonces avísame. Te apoyaré como es mi DEBER.