Avner el excentrico (Avner Eisenberg) es un es un actor, payaso, mimo, malabarista y mago estadounidense. Quizás algunos lo recuerden por su papel de “La Joya”, (el hombre santo) en la película La joya del Nilo, de 1985. A continuación les comparto su presentacion en el Moisture Fest de 2011
No queda duda de que el hombre, de verdad es una joya.
Defender la idea de que la especie humana solo se divide entre hombres y mujeres no es una cuestión religiosa. Tampoco se trata de un problema ético o moral. Se trata de una cuestión netamente biológica. Se nace niño o niña según el cromosoma que nos haya tocado. La situación es así de clara. Un humano nace humano, así crea que está en el cuerpo de un perro y al crecer le de por ladrar, y levantar la pata para orinar cada que vea un árbol. Es un error enseñar a los niños que el sexo se escoge. Uno puede, cuando crezca decidir si estará contento con el género que le tocó, pero mientras ello ocurra, hay que dejarles claro que los niños son niños y las niñas son niñas. A continuación les comparto este video.
A propósito... Para los que insisten que una persona puede estar en un cuerpo equivocado, les pido una ayuda: soy un multimillonario en el cuerpo de un asalariado...
Recientemente (y me refiero a los últimos cuarenta años), los estudiantes universitarios han liderado cambios sociales. Algunos por medio de marchas y protestas, pero otros, a través de la violencia y el vandalismo. Hace unos pocos meses, a raíz de que la izquierda no ganó las elecciones en Colombia, se ha promovido una serie de protestas con el pretexto de la defensa de la educación pública.
Comparto que se hagan protestas. En una democracia, las personas tienen derecho a expresar sus opiniones. Lo que no comparto es que los mismos estudiantes impidan el acceso a la educación pública. Me explico. Una protesta sirve para crear conciencia en los demás, sobre las inequidades de un sistema, sirve para presionar al gobierno a buscar mejores soluciones a los problemas. Pero aquí viene la contradicción. Cuando los estudiantes universitarios entran en paro, están impidiendo que los bachilleres recién graduados puedan ingresar a la universidad. Una institución de educación superior que está en paro no puede convocar a admisiones para nuevos estudiantes. Así mismo no puede graduar nuevos profesionales. Si solo se estudia un semestre por año, se está negando el 50% de los cupos posibles. Durante un paro, una universidad debe pagar a sus empleados, debe asegurar el aseo, pagar los servicios públicos y hacer mantenimiento a sus instalaciones. Un paro no ahorra dinero. Al contrario, genera gastos innecesarios. Cada estudiante en paro que se niega a continuar estudiando, está generando pérdidas a la universidad y le está quitando el puesto a otro que quiere estudiar. Cuando terminé mi bachillerato, en 1983, tuve la fortuna de ser admitido en tres universidades (dos privadas y una pública). La universidad pública estaba en paro por lo que el primer semestre, que debió iniciar en enero de 1984, apenas comenzó en noviembre. Yo solo contaba con ahorros para pagar el primer semestre en la universidad privada. Tuve que rebuscarme cada seis meses el dinero para pagar en la universidad privada. Estudiar en una universidad publica no era opción para mí: debía ser productivo próntamente y en una universidad pública, una carrera de seis años demoraba doce. (Era húerfano y en ese entonces vivía de "arrimado" en la casa de unos tíos; no podía darme el lujo de que me mantuvieran por tanto tiempo.) Con mucho esfuerzo terminé mi carrera en 1990 en la universidad privada y comencé a trabajar. Pasé cinco años de mi vida ejerciendo en pueblos de Antioquia porque yo estaba convencido de que había que retribuirle a la comunidad al haberme permitido estudiar. (también los estudiantes de universidades privadas tenemos conciencia social.) En 1995 terminé de pagar mis deudas con el ICETEX, y en ese año llegaron a mi hospital, del cual yo era director, los estudiantes de la universidad pública que habrían empezado conmigo en 1984. Apenas iniciarían la práctica de décimo semestre mientras que yo hacía cinco años era una persona económicamente independiente y productiva para el país. Una carrera de 13 semestres, se convirtió para ellos en doce años.
Es cierto que a ellos les salió casi gratis. Pero mis deudas se pagaron antes de que ellos se graduaran y pudieran ejercer. Incluso, mis impuestos ayudaron a pagar sus estudios. Yo trabajé cinco años con la comunidad, mientras ellos (aún estudiantes), tiraban piedras, pintaban paredes y asistían a marchas por cualquier razón (algunas válidas, otras no tanto): la persecución a la UP, el incremento de la gasolina, el “imperialismo yanqui”, la ayuda norteamericana en Nicaragua, la caída de la URSS, la constituyente del 90, etc).
Pero hay algo en lo que muy pocos de los que protestan caen en la cuenta:
Las universidades públicas llevan décadas admitiendo una sola promoción de bachilleres y graduando una sola promoción de profesionales al año a causa de los paros, cuando en realidad pueden recibir el doble.
El acceso a la universidad pública se puede duplicar en forma muy sencilla: Aprovechando para estudiar los dos semestres que tiene el año.
Hacer un paro "para luchar por el acceso a la universidad pública" es tan absurdo como dejar de atender pacientes para luchar por el derecho a la salud o negarle la comida a un niño para protestar por la falta de asistencia alimentaria.
La mejor forma de duplicar el acceso a la educación pública es permitir que al menos dos veces al año, las universidades reciban estudiantes, y que gradúen dos cohortes de profesionales. (que podrán ser útiles al país, y que pagarán impuestos con los que se subsidiará la educación pública).
Cada estudiante en paro que se niega a continuar estudiando, está generando pérdidas a la universidad, le está quitando el puesto a otro que quiere estudiar y está demorando el ingreso de otro al sistema educativo.
No estoy en contra de la protesta. Estoy en contra de los que evitan que más gente estudie, engañando a los estudiantes con paros injustificados.
Si quieren protestar, ¡adelante!. Pero quedarse diez años estudiando una carrera de cinco es una canallada.
La culpa del bajo acceso a la educación no la tiene la universidad pública ni el gobernante de turno. La tienen los que hacen los paros.
El 11 de noviembre de 2018 se conmemora el centenario del final de la primera guerra mundial. En cientos de lugares del mundo se están haciendo actos celebrando la efemérides. Sin embargo, pocas personas conocen lo que ocurrió entre 1914 y 1918: Una guerra que tuvo como casus belli el asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo y en la que participaron mas de quince naciones, con mas de 42 millones de combatientes y que dejó mas de 15 millones de pérdidas humanas, sumiendo a Europa y al resto del mundo en la peor depresión económica que se había tenido en la historia humana hasta entonces. A continuación les comparto un video de siete minutos donde se hace un resumen de dicha guerra, que terminó con Alemania aceptando las condiciones del Armisticio
Algunos historiadores dicen que la guerra nunca acabó... solo hubo una tregua para continuar con la Segunda Guerra Mundial. Lo que si es absolutamente cierto, es que los humanos no nos podemos dar el lujo de repetir nuestra historia.