Ya se que es un premio nobel de literatura. Que ha sido alabado por la critica mundial. Que para la gran mayoría de las reinas de belleza es un ídolo. (no hay reina de belleza colombiana que diga lo contrario)
Se que Colombia entera se siente orgullosa de él. (A veces dudo si el sentimiento es recíproco).
Pero tengo que ser honesto. No me gusta su obra literaria. Creo que no pasan de 10 los libros de García Márquez que haya podido aguantar hasta el final. Los leí por "cultura general", para poder tener elementos de juicio cuando me preguntaran mi opinión. Pero definitivamente, ninguno de los libros que soporté hasta el final puedo recomendarlos como de mi entero gusto. La inmensa mayoria de sus libros tuve que abandonarlos porque me parecían aburridores y sosos.
En estos dias Gabriel García Márquez ha estado en boga de todos los noticieros. Su enfermedad es grave y su deceso (ojalá me equivoque) es inminente.
Pero estamos en el mes del idioma y quiero compartirles una de las pocas obras del maestro que en mi concepto merece la pena. Este cuento lo leí hace mucho, cuando era un niño y cuando aún no era el Nobel renombrado. En mi humilde concepto, lo mejor que he leido de el.
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La idea que da vueltas.
Les voy a contar, por ejemplo, la idea que me está dando vueltas en la
cabeza hace ya varios años y sospecho que la tengo ya bastante redonda.
Imagínese un pueblo muy pequeño, donde hay una señora vieja que tiene
dos hijos: uno de 17 y una hija menor de 14.
Está sirviéndole el desayuno a sus hijos y se le advierte una expresión
muy preocupada. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella responde: “No
sé, he amanecido con el presentimiento que algo grave va a suceder en
este pueblo”. Ellos se reían de ella, dicen que esos son presentimientos
de vieja, cosas que pasan.
El hijo se va a jugar billar y en el momento en que va a tirar una
carambola sencillísima, el adversario le dice: “Te apuesto un peso a que
no la haces?” Todos se ríen. Él se ríe, tira la carambola y no la hace.
Pagó un peso y le preguntan: “Pero qué pasó si era una carambola muy
sencilla”. Dice: “Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una
cosa que dijo mi mamá esta mañana sobre algo grave que va a suceder en
este pueblo”. Todos se ríen de él y el que se ha ganado un peso regresa a
su casa, donde está su mamá.
Con su peso, feliz, dice: “Le gané este peso a Dámaso en la forma más
sencilla, porque es un tonto”. “¿Y por qué es un tonto?” –Dice: “Hombre,
porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado por la
preocupación de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy
grave va a suceder en este pueblo”. Entonces le dice la mama: “No te
burles de los presentimientos de los viejos, porque a veces salen”. Una
pariente lo oye y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero.
“Véndame una libra de carne”. En el momento en que está cortando agrega:
“Mejor véndame dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y
lo mejor es estar preparado”. El carnicero despacha la carne y cuando
llega otra señora a comprar una libra de carne le dice: “Lleve dos
porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a
pasar y se está preparando, y andan comprando cosas”. Entonces la vieja
responde: “Tengo varios hijos, mejor deme cuatro libras”. Se lleva las
cuatro libras y, para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en
media hora agota la carne, mata otra vaca, se vende todo y se va
expandiendo el rumor. Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo
está esperando que pase algo, se paralizan las actividades y, de
pronto, a las dos de la tarde hace calor como siempre. Alguien dice:
“¿Se han dado cuenta del calor que está haciendo?” “Pero si en este
pueblo siempre ha hecho calor. Tanto que es un pueblo donde todos los
músicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la
sombra porque si tocaban al sol, se les caía a pedazos”. “Sin embargo,
dice uno —nunca a esta hora ha hecho tanto calor”. “Pero si a las dos de
la tarde es cuando más calor hay”. “Sí, pero no tanto calor como
ahora”. Al pueblo desierto, a la plaza desierta baja de pronto un
pajarito y se corre la voz: “Hay un pajarito en la plaza”. Y viene todo
el mundo espantado a ver el pajarito. Pero, señores, siempre han andado
pajaritos que bajan: “Sí, pero nunca a esta hora”. Llega un momento de
tal tensión para todos los habitantes del pueblo, que todos están
desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo. “Yo sí soy muy
macho —grita uno— yo me voy”.
Agarra sus muebles, sus hijos, sus
animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde
está el pobre pueblo viéndolo. Hasta el momento en que dice: “Si éste se
atreve a irse, pues nosotros también nos vamos”.
Y empiezan a desmantelar, literalmente, al pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo. Y uno de los últimos que abandona el pueblo dice: “Que no venga la desgracia a caer sobre todo lo que queda en nuestra casa”, y entonces incendia la casa y otros incendian otras casas. Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en éxodo de guerra, y, en medio de ellos, va la señora que tuvo el presagio exclamando: “Yo lo dije que algo grave iba a pasar, y... me dijeron que estaba loca”.
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Genial... ¿No?
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Adendum.El jueves 17 de abril de 2014 el premio nobel de literatura Gabriel García Márquez, murió a la edad de 87 años en México D.F.
Si quieren saber algo mas sobre éste escritor les recomiendo hacer click aquí
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