"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 28 de junio de 2023

Sherlock Homes y Arthur Conan Doyle

La literatura policiaca es uno de los géneros más llamativos para ciertos tipos de lectores. 

En algunos círculos se ha confundido la novela negra con la novela policiaca y este error surge de que en muchos casos la novela policiaca tiene un ambiente oscuro. En ciertas novelas policiacas el detective es un hombre con un pasado sórdido y un presente nada agradable (bástese pensar en los personajes que solía interpretar Humprey Bogart). Pero si bien la novela negra se nutre de dichos personajes, no toda novela o relato policiaco puede catalogarse como novela negra. No siempre los protagonistas viven en mundo oscuro a pesar de resolver crímenes. En otras palabras, no toda historia policiaca se enmarca en el género negro. 

Volviendo al tema de la literatura policiaca, en el siglo XIX y principios del XX hubo una gran profusion de novelas y relatos de detectives que han permanecido en el tiempo o han sido fuente de inspiración para otras generaciones. Detectives como Sherlock Holmes, de Conan Doyle, Auguste Dupin de Edgar Allan Poe y Hercules Poirot de Agata Christie constituyen un buen ejemplo. 

A continuación, les quiero compartir un video de Raquel de la Morena, en que nos hablar de la vida de Arthur Conan Doyle y su personaje Sherlock Holmes. 

Espero lo disfruten



  

miércoles, 21 de junio de 2023

Entrevista a Arturo Perez-Reverte

  • El problema actual es que la gente no razona. El razonamiento fue desplazado por el sentimiento. 
  • Hay más estupidez ahora que hace treinta años, a pesar de que hay más acceso al conocimiento. 
  • La gente buena puede hacer cosas terribles.
  • Con un malo puedes negociar, puedes convencerlo. pero con un idiota, con un estúpido, no se puede hacer nada...

Una entrevista a uno de los mejores escritores vivos de nuestro tiempo.  Arturo Perez-Reverte: Periodista de guerra, escritor, aventurero. 

Sus ideas sobre la guerra, sobre el bien y el mal, sobre la literatura, sobre el machismo, el lenguaje inclusivo...

No se la pierdan. Aunque es larga, no tiene ningún segmento malo. 




Un video de  The Wild Project.  Entrevistador  Jordi Wild, 

miércoles, 14 de junio de 2023

Libros misteriosos

Soy un lector empedernido, y he tenido la fortuna y a veces el infortunio de tener en mis manos libros muy extraños. Por supuesto me refiero a libros con temas extraños. 

Sin embargo, no creo que nunca llegue a tener en mis manos alguno de los libros que se mencionan a continuación, y que son verdaderamente extraños. 

Acompañemos a Raquel de la Morena por un viaje a traves de los cinco libros más misteriosos jamás escritos:  

  1. Los sueños droláticos de Pantagruel
  2. El manuscrito Voynich
  3. El Codex Gigas, también conocido como la Biblia del Diablo
  4. El Lemegeton Clavicula Salomonis
  5. El Codex Rohonczi


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Guion: Pedro Estrada y Raquel de la Morena
Edición, audio y vídeo: Pedro Estrada
Música: 'When Gods Pontificate', de Dan Bodan

miércoles, 7 de junio de 2023

1873: cuando Verne hizo que el mundo se volviera pequeño

En mi infancia conocí el mundo, la ciencia y la tenacidad humana de la mano de Julio Verne. 

Por eso fue tan especial para mí cuando recibí un correo de Doris Aguirre, de la Editorial de la Universidad de Antioquia, invitándome a participar en un homenaje que le haría la Revista Agenda Cultural a Julio Verne con ocasión de los 150 años de la publicación de su novela La vuelta al mundo en 80 días. 

Agradezco inmensamente esta oportunidad de participar en el homenaje. 

A continuación, les dejo mi texto, y al final podrán descargar la revista completa. 



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1873: Cuando Verne hizo que el mundo se volviera pequeño

“Todo lo que una persona puede soñar, otros pueden hacerlo realidad”

Jules Verne.


Si tuvieras una máquina para viajar al pasado, o si existiera algún tipo de artefacto que recogiera las voces pronunciadas siglos atrás, ¿qué conversación te gustaría escuchar? ¿Entre quienes?

Seguramente sería una lista interminable. En lo personal, me gustaría saber qué fue lo que conversó Judas en el Sanedrín, cuál fue realmente el tema de conversación en la cena con los discípulos, o con quién se encontró Colón en la isla Madera en 1478 y cuál fue la plática sostenida cuando obtuvo el mapa que lo llevaría a las Indias. Indudablemente en la lista de las conversaciones que quisiera presenciar están las charlas entre Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonarroti, lo que hablaban William Shakespeare y Christopher Marlowe en las tabernas londinenses, los diálogos privados entre John F. Kennedy y Nikita Jrushchov o las charlas entre Galileo Galilei y Johannes Kepler. Posiblemente no entendería nada de lo que hablaban Niels Bohr y Albert Einstein, pero no hay duda de que sería interesante conocer sus diálogos. Si pudiéramos llevar un micrófono a esas épocas, ¿de qué nos enteraríamos?

Hay entre todas, una que cobra relevancia cuando celebramos el sesquicentenario de la publicación de La vuelta al mundo en ochenta días (1873). Una supuesta, y jamás confirmada reunión entre dos genios: Alexander Von Humboldt (1769-1859) y Jules Verne (1828-1905). La hipotética reunión posiblemente hubiera tenido lugar en París a mediados del siglo XIX. Para entonces, Humboldt sería un octogenario y Verne apenas un escritor floreciente de menos de treinta años. Muy probablemente el encuentro hubiera sido organizado por Pierre-Jules Hetzel, quien era el editor de Verne, de Víctor Hugo, de Honoré de Balzac y de Emile Zolá.

Se dice que Jules Verne había leído la obra de Humboldt y era su admirador. El explorador alemán era la encarnación de los personajes de Verne: Una mezcla de científico y aventurero. Humboldt había recorrido, durante cinco años América Latina en compañía de Bonpland explorando la selva amazónica y los Andes, y luego pasó a Norte América. Se relacionó con los principales científicos americanos de entonces, como Francisco José de Caldas y Thomas Jefferson. Años más tarde estuvo en Moscú y llegó hasta Siberia para estudiar la geografía y mineralogía del país. Conocía Europa como ningún otro, y estaba en contacto permanente con las mejores cabezas de la época: Schiller, Goethe, y otros tantos, con los que mantenía correspondencia. Fue miembro de las principales academias de ciencia de Europa, incluida la Academia de Ciencias de Francia, donde bien pudo haber conocido a un joven Verne. Era una verdadero polímata, de esos que ya no se producen: sus estudios abarcaron la física, la geografía, la astronomía, zoología, climatología, oceanografía, geología, mineralogía, botánica, vulcanología. Fue un humanista completo y unos de los padres de la ecología. Con semejante trayectoria muy probable que Jules Verne lo tomara como modelo. Verne no era un viajero, solo había visitado algunas ciudades en Europa. No era un explorador, era un hombre de letras. Quiero imaginar un encuentro donde Verne expresa su admiración y Humboldt le alienta a seguir escribiendo, a explorar temas científicos en su obra literaria. Imaginen al alemán y al francés compartiendo sus reflexiones, su textos científicos y literarios. ¡Alucinante!

Jules Gabriel Verne nació el 8 de febrero de 1828 en Nantes, Francia. Fue el mayor de cinco hermanos; su padre era un exitoso abogado que deseaba que su hijo siguiera sus pasos. Estudió leyes en París, pero su pasión era la escritura. En 1850, publicó su primera novela, "Los primeros navegantes de la mar de aire", que no tuvo mucho éxito. Trece años después, publicó Cinco semanas en globo (1863), que tuvo éxito casi de inmediato. Luego siguieron muchas novelas de “ciencia ficción” que mezclaban la aventura con elementos científicos y de tecnología avanzada: Viaje al centro de la tierra (1864), De la tierra a la luna (1865), Veinte mil leguas de viaje submarino (1870), La isla misteriosa (1874), por nombrar algunas, y por supuesto, La vuelta al mundo en ochenta días, que ahora nos ocupa. ¿No es notorio que los personajes de sus obras encarnaban el espíritu aventurero de Humboldt y los conocimientos enciclopédicos que este tenía?

Algunos han pretendido que Verne se anticipó a los inventos del futuro, lo cual no es del todo cierto. Verne era un gran lector y un ávido recolector de información científica y de relatos de viajeros. Estaba al tanto de la tecnología más avanzada de ese entonces y que la gente del común desconocía. Podía combinar la aventura con los conocimientos más adelantados de su época. Sabía cómo producir oxígeno para una cápsula que viajaría a la luna o para una máquina que surcaría el océano bajo el agua. Conocía cómo extraer grasa de un dudongo para volverla jabón o para producir pólvora en una remota Isla Misteriosa en medio del Pacífico sur, usando tan solo elementos de la naturaleza y el conocimiento de unos náufragos que preferían llamarse a sí mismos “colonos”, porque no se resignaban a ser víctimas de la adversidad. Verne era un gran conocedor del mundo y amante del saber. Se movía con propiedad, al igual que Humboldt, en todas las ramas del conocimiento. Admiraba el conocimiento del “siglo de las ciencias” y fue su mejor divulgador.

Su novela La vuelta al mundo en ochenta días (Le Tour du monde en quatre-vingts jours) fue publicada por entregas en el periódico Le Temps entre el 7 de noviembre (número 4225) y el 22 de diciembre (número 4271) de 1872, el mismo año en que se sitúa la acción. Sería publicada íntegramente el 30 de enero de 1873, precisamente, hace 150 años.

La trama es fascinante: un rico y excéntrico inglés, Phileas Fogg, apuesta con sus amigos que puede dar la vuelta al mundo en ochenta días, en una época en que aún no existía la aviación comercial. Acompañado por su leal criado francés, Jean Passepartout, Fogg se embarca en una serie de aventuras y desafíos mientras trata de cumplir su promesa y ganar la apuesta. En su carrera contra el tiempo, Fogg y Passespartout, van sumando amigos y enemigos. Fogg y su criado parten en un ferrocarril que los llevará de Londres a Bríndisi, (vía Turín) y allí tomarán un buque a través del Mediterráneo y atravesarán el canal de Suez, para llegar en barco de vapor a Bombay. Nuevamente, ferrocarril ¡y hasta elefante! para llegar a Calcuta, donde embarcarán de nuevo hacia China y luego Japón. De allí, por el océano pacífico hasta San Francisco. Atravesarán como sea los Estados Unidos (ya sea por tren o trineo de nieve) y en Nueva York, subirán a otro vapor hasta Inglaterra. (ver imagen adjunta). El final sorprende con un giro de tuerca inesperado.

No se trata solo de describir de medios de transporte (lo cual hace magistralmente). Esta novela puede ser leída en varias claves. Como novela de aventuras, como un tratado de geografía aplicada, como la crítica al sistema social clasista de la Inglaterra victoriana, como análisis de los sistemas económicos y políticos, las normas bancarias, el sistema colonial y judicial de entonces, o tal vez, un tratado de etnografía. La novela hace una descripción de las diferentes culturas, —es muy especial la reflexión que se suscita en el momento en que rescatan a Aouda de ser quemada viva junto con el cadáver de su esposo el rajá (perdón por el spoiler)—. Como buen humanista, Verne pone la vida humana como la medida de las cosas. La novela también es un canto a la amistad y a la lealtad. Fogg aprende que el mundo no es un lugar fácil, pero también, que no estaba solo en su viaje.

La vuelta al mundo en ochenta días es una novela emocionante y divertida que ha dejado una huella duradera en la cultura popular. Ha estimulado las artes, las letras, la cinematografía, el turismo, y hasta la creación de videojuegos. Ha inspirado generaciones de ciudadanos del mundo a conocer mejor este pequeño punto azul como un lugar en el que podemos convivir en paz mientras haya respeto.

Julio Verne murió el 24 de marzo de 1905 en Amiens, Francia, a la edad de 77 años, luego de haber enfrentado todo tipo de problemas. Sus primeras obras eran optimistas y festivas. Las obras posteriores como “Los 500 millones de la Begún” o “El faro del fin del mundo”, muestran a un Verne mucho más sombrío y pesimista.

Con su obra Jules Verne dio a sus lectores un mundo lleno de ciencia y conocimiento. Con más de cincuenta novelas publicadas y un centenar de textos, es uno de los grandes de la literatura. Aunque hizo pocos viajes en su vida, (circunscritos casi exclusivamente a Europa), en sus libros nos llevó a dar la vuelta al mundo, a navegar las profundidades marinas, a conocer al centro de la tierra; nos llevó en una bala enorme hasta la luna, y nos hizo conocer las estepas rusas de la mano de Miguel Strogoff. ¡Verne era un genio! ¿Qué pasaba por su cabeza? ¿Cómo funcionaba su cerebro? Nunca lo sabremos.

Solo nos queda aventurarnos a imaginar ese encuentro de París, a mediados del siglo XIX entre un científico aventurero ya anciano y un joven escritor. Me gusta imaginar a Humboldt diciendo: "Me temo que el mundo es demasiado grande para conocerlo por completo", y a Verne respondiendo: “pero la ciencia y la tecnología lo hará pequeño para que lo podamos recorrer”.


Carlos Alberto Velásquez Córdoba.

Mayo 2023

 

Tomado de Wikipedia (dominio público) 
De Andru.p.b - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0,


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