"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 30 de noviembre de 2022

Vale la pena ser médico

Hace ya más de quince años, al terminar un turno particularmente difícil, una compañera estalló en llanto. 

一Noo, Carlos. Ya estoy cansada de trabajar en las noches y los fines de semana. Es que vos no te imaginás lo que es llevar dos años haciendo turnos... ¡dos años!

Inmediatamente se interrumpió. Quizá, porque cayó en la cuenta de que yo tenía más de veinte años haciendo turnos y que los disfrutaba.  

一Tienes razón, Fulanita*. No me imagino lo duro que debe ser pasar dos años haciendo lo que no se quiere. Yo, afortunadamente llevo veinte años haciendo lo que me gusta. Te recomiendo una cosa: búscate algo que te haga feliz. 

A los dos meses renunció a su trabajo. Definitivamente odiaba laborar de noche o fines de semana. Le disgustaba tocar la piel sudorosa de los pacientes, estar en contacto con sus secreciones, o los olores que emanaban. No quería pasar su vida escuchando problemas ajenos y mucho menos, resolviéndoselos. 

Ahora es una gran profesional que trabaja en un alto cargo en una prestigiosa universidad, dirigiendo y coordinando a otros médicos en entrenamiento. En las fechas en que se celebra el "día del médico" publica en sus redes sociales que está orgullosa de su profesión y que ama ser médica. Hace un gran trabajo: ayuda a otros médicos a mejorar sus conocimientos, pero me queda el sinsabor de que en los siete años que pasó estudiando para ser médica, le quitó la oportunidad de estudiar medicina a alguien que a lo mejor estaría aun atendiendo pacientes y estaría feliz como yo de ejercer su profesión "frente al cañón" por mucho tiempo. 

Por cosas de la vida y necesidades de la institución donde trabajo, hace unos pocos años ocupo un cargo administrativo: Por más de treinta años hice turnos como cualquier recién egresado y fue duro para mí dejar los guantes y las suturas para cambiarlo por un escritorio y un computador. Aun sigo atendiendo pacientes en mi consultorio, porque lo mío es "ser médico". 

Ser médico es la profesión más bella que existe. Es una vida exigente, pero llena de retribuciones (más personales que económicas). 

A aquellos médicos que a veces sienten que ejercer la medicina es duro (y más en nuestro país), les quiero decir que ¡Vale la pena!

No dejen de ver el siguiente video y lo comprenderán. 



*Se ha cambiado el nombre para proteger la identidad. 

Nota adicional. Si eres de los que quieres estudiar una carrera de la salud, pero no quieres ver pacientes, estudia algo administrativo y dale la oportunidad a otras personas de ejercer su profesión por muchos años. 

Feliz día a todos los colegas comprometidos con sus pacientes

 


miércoles, 23 de noviembre de 2022

La prótesis. Lina Marcela Cardona

Esta semana les comparto el primer puesto en el concurso de microcuento Medellín en 100 palabras. Esta vez la ganadora fue Lina Marcela Cardona García de quien ya hemos publicado otros textos en este blog. Este bello cuento surge de una vivencia de la autora.

Muchas felicitaciones para Lina. 


La prótesis

 

No sabía que mi papá había perdido sus dientes; solo tuve conciencia de ello cuando vi la prótesis en el lavamanos, mientras él se iba a la Clínica Medellín. Horas después recibí un audiomensaje en el que decía no poder comer y me rogaba hacérsela llegar.

Cuando volví a casa para recogerla, encontré la misma risa en el baño; la puse en una bolsa para enviarla con el mensajero, quien observó extrañado la encomienda.

La prótesis no paró de reír, ni cuando una semana después fue devuelta con otras cosas sin usar, en la maleta de mi padre muerto.

 

Lina Marcela Cardona García,

Primer puesto, categoría adultos.

 

 




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Lina Marcela Cardona García. 

Medellin, 1978. Contadora pública de la Universidad de Antioquia, con especialización en Alta Gerencia de la Universidad de Medellín. Cursó la maestría en Hermenéutica literaria (2016) y el diplomado en edición de textos (2020) en la Universidad EAFIT.  Actualmente se desempeña como líder de riesgos y controles en una multinacional.  Ha participado en talleres de escritura creativa y cursos literarios como la Escuela de Escritores de Madrid, (2020), Asmedas (desde 2019) con el escritor Luis Fernando Macías, y "Viajeros" con el escritor Pablo Montoya (2021). 
Es también cofundadora del Taller de Historias. Hizo parte de la investigación histórica "100 empresarios, 100 historias de vida: Francisco Luis Jiménez" de la Cámara de Comercio de Medellin.  
Hace aproximadamente un año, publicó su primer libro de relatos y crónicas: Brevemar






miércoles, 16 de noviembre de 2022

Lanzamiento de Matar al lobo

Como muchos de ustedes saben, participo en talleres de creación literaria y en algunos ratos libres coordino otros. 

A veces, tal vez más frecuentemente de lo imaginado, uno se encuentra con buenos escritores que llegan a estos talleres con la esperanza de ser leídos por desconocidos. ―Cabe decir que los primeros lectores son la familia, los amigos, los compañeros...― pero generalmente, el que escribe espera transcender con sus textos más allá del círculo de sus conocidos. 

Con la misma frecuencia muchos escritores en potencia "tiran la toalla" porque pasados uno o dos años, aún no han podido publicar nada.  

Muchos dicen que lo que ocurre es que es muy difícil vivir de la literatura. Hace poco, en el Taller de Historias invitamos a mi amigo y colega Carlos Alberto Palacio (PALA) y le hicimos la pregunta: ¿Se puede vivir de la literatura? y él, con esa sabiduría que lo caracteriza, nos respondió algo maravilloso:  

Nos dijo que sí. Que sí era posible vivir de la literatura, pero para ello había que trabajar muy duro y esforzarse por aprender el oficio antes de esperar retribución. Y nos puso de ejemplo al médico, que debe estudiar seis años de carrera, un año de internado, y luego al menos dos o tres años de especialización y posiblemente dos o tres más de subespecialización. Antes de eso ―nos decía ―, un médico no puede esperar una buena retribución por el tiempo invertido. Igual pasa con los escritores. Un escritor no puede pretender estar en las vitrinas de las librerías sin haber gastado mucho tiempo cultivando el arte y haciéndose conocer.  

En mis talleres, veo con frecuencia personas que escriben muy bien, pero que esperan ser reconocidos por los lectores en poco tiempo, ignorando el largo camino que hay que recorrer. Creemos que la fama y la fortuna se logran con publicar un video y montarlo a la red porque hemos visto que la gente se deja obnubilar por una cara bonita o un buen cuerpo, como si la literatura no requiriese un esfuerzo mayor que el de un influenciador. 

Yo escribo historias desde muy niño; solía escribir para mí, para mis amigos, y sólo en el 2012 me lancé a escribir un libro que fue para unos pocos conocidos. He seguido narrando historias sin más pretensión que la de entretener a un puñado de personas cercanas, pero he persistido: He publicado nueve libros y he tenido un sinnúmero de participaciones en antologías, revistas y blogs. 

Nunca esperé reconocimiento, pero puedo decir que en la última feria del libro hubo personas que nunca había visto y que se me acercaron para decirme que les había gustado alguno de mis libros. Estoy enormemente agradecido con ellos. No soy famoso, pero puedo considerarme "escritor". Aún no vivo de la literatura, pero si he podido llegar con mis historias a más personas que las que nunca imaginé 


Les cuento todo lo anterior, porque el próximo martes 22 de noviembre de 2022 lanzaremos mi libro Matar al Lobo en el Aula múltiple del Paraninfo de la Universidad de Antioquia. Este libro es el mejor ejemplo de que hay que tener paciencia con la literatura. El libro fue escrito en 2016, obtuvo una mención de honor en el Ministerio de Cultura en el 2018 pero solo fue posible publicarlo en el 2022 gracias a los buenos oficios de Memo Anjel y al apoyo de todo el equipo editorial de la Universidad de Antioquia en cabeza de Silvia García. 

Quiero invitarlos a que me acompañen a este lanzamiento. Conversaremos con el profesor Memo Anjel sobre muchas cosas: sobre la literatura de ficción, sobre los viajes en el tiempo, sobre la historia del siglo XX, sobre libros, y sobre inventar mundos. 

No se pierdan esta charla sobre un libro que demoró muchos años en encontrar el camino a las vitrinas de las librerías y sobre la rara enfermedad de inventar historias, así sea sólo para los amigos. 

Por último, los invito a adquirir el libro. Estoy seguro de que les gustará. 



Vea también:  Entrevista con el autor

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Poemas de Adriana Patricia Zapata

Esta semana les comparto unos poemas de la escritora antioqueña Adriana Patricia Zapata Cataño, quien fue finalista en el XXI Encuentro de Poetas Comfenalco Antioquia 2022



Quiero me recuerdes 

Por mi sonrisa 
amplia y sincera; 
no por las lágrimas 
que empañaban 
la pureza de mi alma. 

Por los abrazos 
entregados, 
los besos 

deseados; 
no por los amores 
frustrados. 

Por la palabra amiga; 
no por las rencillas 
que nos alejaban. 
 
Por lo que fui; 
no por lo que pude 
ser. 



Sin poder 
 
Te abrazo, 
aun sin poder hacerlo. 

Te escucho, 
aunque no me hables. 

Te deseo,
aun sin tenerte. 

Te amo, 
aunque no me ames. 

Te tengo, 
aun estando lejos. 

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Adriana Patricia Zapata Cataño. 1963. Estudió en el Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid. Amante de las letras y apasionada por la poesía.  Sus hobbies son el ajedrez y la  boccia (un deporte paraolímpico para personas con discapacidad en la marcha.  Participante del Taller de Escritores de COMEDAL.

A continuación, dejamos algunos poemas leídos por la autora. 






miércoles, 2 de noviembre de 2022

¿James Bond o Roger Moore?

Me crie viendo la serie de "El Santo", protagonizada por Roger Moore. Siempre me llamó la atención, además de su intrepidez y valentía, su caballerosidad y su elegancia. Luego llegaron las películas de James Bond, en las que él era protagonista, y reafirmó mi admiración por sus personajes.


A continuación, les comparto una anécdota que encontré en Facebook, que muestra una faceta del actor, y que reitera mi invitación a que nunca dejemos de jugar y reinventar nuestro mundo. Esta historia muestra la diferencia entre trabajar como actor o ser un actor. 
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El periodista Marc Haynes (@marchaynes) la publicó en su Twitter y se volvió viral en su versión original en inglés.
Aquí la traducción al español:

"Cuando tenía siete años de edad en 1983, en los días previos a las salas de Primera Clase en los aeropuertos, yo estaba con mi abuelo en el aeropuerto de Niza y vi a Roger Moore sentado en la puerta de despegue leyendo un papel. Le dije a mi abuelo que había visto a James Bond y le pregunté si podíamos tener su autógrafo.

Mi abuelo no tenía idea quienes eran James Bond o Roger Moore, así que caminamos, y cuando estuvimos frente a él, le dijo: “Mi nieto dice que usted es famoso ¿Puede firmar esto?"
Tan encantador como podía esperarse, Roger preguntó mi nombre y escribió al respaldo de mi tiquete de avión una nota llena de buenos deseos.

Yo estaba extasiado, pero cuando regresamos a nuestros asientos, miré detenidamente mi tesoro. Y aunque era difícil de descifrar, definitivamente no decía “James Bond”.

Mi abuelo la miró y ayudándome en la lectura dijo: “Roger Moore”. Yo no tenía absolutamente idea quién era y mi corazón se encogió.

Le dije a mi abuelo que la firma estaba equivocada, que él había puesto otro nombre, así que mi abuelo regresó donde Roger Moore, llevando el boleto que había acabado de firmar.
Mi abuelo le reclamó: “Él dice que usted firmó con el nombre equivocado. Él dice que su nombre es James Bond”.
Roger Moore arrugó el ceño y me hizo señas para que me acercara.

Cuando estaba a la altura de su rodilla, se inclinó, miró para todos lados, elevó una ceja y con voz suave me susurró: “Tengo que firmar mi nombre como Roger Moore porque de otra forma…Blofeld (el gran enemigo de James Bond) podría encontrarme aquí”.

Me pidió que no le dijera a nadie que había visto a James Bond y me agradeció por mantener su secreto.

Yo regresé a nuestros asientos, absolutamente dichoso.
Mi abuelo me preguntó si él había firmado James Bond. “No -le dije-, yo estaba confundido. Ahora estoy trabajando con James Bond”.

Muchos, muchos años después, yo estaba trabajando como guionista en una grabación que involucra a UNICEF y Roger Moore, que estaba filmando en su rol de embajador.
Él fue completamente amable y mientras el camarógrafo instalaba el equipo, le conté la historia de cuando lo encontré en el Aeropuerto de Niza.

Él estuvo feliz de escucharla y sonriendo me dijo: “Bueno, no lo recuerdo, pero estoy encantado que te hayas encontrado con James Bond”, fue muy amable.

Pero luego él hizo algo brillante.

Después de la filmación, él caminó delante de mí por el pasillo, mientras buscaba su automóvil, hizo una pausa, se me acercó, miró a ambos lados, elevó una ceja y en voz baja me dijo: “Claro que recuerdo nuestro encuentro en Niza. Pero no dije nada allá, porque esos camarógrafos, cualquiera de ellos podría estar trabajando para Blofeld”.

Estuve tan maravillado a los treinta como estuve a los siete. Qué hombre... ¡Qué tremendo hombre!".