"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 25 de octubre de 2023

Diez objetivos tácticos para gobernar a Colombia

Un amigo me mandó un enlace de ifmnoticias en la que se hace un análisis de los posibles objetivos tácticos del gobierno actual para cambiar la dirección que llevaba el país. 

Trascribo el texto. Saquen sus propias conclusiones: 

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¿Hay 10 objetivos tácticos para gobernar a Colombia?


Muchos colombianos confiaron en el plan de Gobierno presentado por Gustavo Petro, un cambio para el país. Sin embargo, una cuenta de X afirma que hay 10 objetivos tácticos para gobernar el país.

Según el usuario de X, Santamaria @migousantamaria, estos son los 10 objetivos en los que Petro avanza día a día, mientras creemos que los escándalos de corrupción, los desplantes, la impuntualidad, la incompetencia de sus ministros, la desarticulación, su cuenta de X y el narcisismo que lo caracteriza, se lo impedirán.

Santamaria, quien dice en su perfil ser publicista, empieza su explicación de la siguiente manera: EL PLAN: Petro insiste en imponer un modelo socialista en Colombia. Contrario a lo que algunos creen, tiene todo meticulosamente calculado. Es falso que no le guste el poder, le encanta, pero sin restricciones. Es un autócrata enfermizo.

Numerando dichos objetivos tácticos los organiza de la siguiente manera:

“1. Neutralizar a las Fuerzas Militares y de Policía, descabezando a altos oficiales para que los nuevos le guarden lealtad, cooptar y dividir la tropa con mejoras económicas e inmovilizar su capacidad de acción y reacción, empoderando a organizaciones delictivas”.

“2. Controlar la Fiscalía con un fiscal de bolsillo que entierre los procesos de corrupción en contra del gobierno y su familia y persiga a sus contradictores, acabar la Procuraduría, e imponer en las Altas Cortes, magistrados de su misma ideología de extrema izquierda”.

“3. Estatizar la salud, la educación, las pensiones, la infraestructura, la minería, la energía y los servicios públicos, diezmar la iniciativa privada, la economía de mercado y el derecho a la propiedad, y dividir a los gremios y empresarios”.

“4. Socavar la independencia del Banco de la República, empezando por cuestionar sus decisiones utilizando a un sector privado incauto, matizar la regla fiscal para lograr mayor endeudamiento, y acaparar decisiones económicas, regulatorias y tarifarias”.

“5. Distanciar a Colombia de sus aliados internacionales más cercanos, empezando por Estados Unidos, buscando que aíslen al país por sus posiciones provocadoras como las de la guerra en Ucrania y el ataque terrorista de Hamas a Israel, acercándose Rusia, China e Irán”.

“6. Comprar apoyo ciudadano a través de la masificación de subsidios, que cobije, en primer lugar, a 100 mil jóvenes desempleados o que delinquen y tratar de echarse al bolsillo a taxistas, propietarios de moto y campesinos que siembran coca”.

“7. Reconstruir mayorías en el legislativo, pulverizando los partidos políticos que amenacen al régimen, negociando congresistas corruptos ávidos de puestos y contratos, y granjear, luego de las elecciones, la lealtad de alcaldes y gobernadores a punta de presupuesto”.

“8. Estigmatizar, desacreditar y amedrentar medios de comunicación y periodistas con nombre propio hasta acallarlos o sacarlos del país, mandar mensajes desde sus redes sociales como desposeído para que hablen de lo que él quiere y desviar la atención de los problemas reales”.

“9. Sembrar odio entre los colombianos en razón a ideas, raza, credo y lucha de clases, calificando de esclavistas a quienes han creado empresa, y cuestionar la dignidad del empleo formal para fracturar la relación con los trabajadores”.

“10. Mantener en la pobreza a millones de colombianos para que le mendiguen al Estado, es decir, a él, sometiendo al pueblo revolucionario a sus designios, acrecentando día a día su poder, reafirmando ser el ungido “para salvar al país” y claro, también al planeta”.

Estas son sus conclusiones de cómo Gustavo Petro está gobernando el país y hacia donde piensa encaminarlo si continúa improvisando y generando escándalos.

Fuente:  ifmnoticias

miércoles, 18 de octubre de 2023

El eclipse. Cuento de Augusto Monterroso

La semana pasada hubo un eclipse de sol. Desde tiempos inmemoriales este fenómeno ha fascinado a los seres humanos. Qué mejor pretexto para uno de los mejores cuentos de Augusto Monterroso. 


EL ECLIPSE

Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos V condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.

Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.

Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.

Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.

-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.

Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.

FIN



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Augusto Monterroso (Tegucigalpa,1921 – México, 2003), es un escritor hispanoamericano, conocido por sus colecciones de relatos breves e hiperbreves.  

De este autor, recomendamos también el Decálogo del escritor.   

Hasta la próxima. 

miércoles, 11 de octubre de 2023

Efecto Dunning-Krugger ¿Por qué los tontos se creen inteligentes?

Con mucha frecuencia las personas que menos conocen de un tema son las que más opinan. Y lo hace erróneamente.  

Durante la pandemia de COVID-19, tuve amigos abogados, ingenieros, mensajeros, amas de casa, y de un centenar de otros oficios, recomendando tratamientos ineficaces como si realmente fueran virólogos expertos. En cambio, los médicos más confiables, se abstenían de opinar hasta no tener evidencias científicas. 

Hace algún tiempo miraba en la televisión un programa de concurso basado en preguntas de cultura general. Un participante desconocía una respuesta a una pregunta sencilla y pidió la ayuda del público. El presentador solicitó a los asistentes que solo votara el que sabía la respuesta; si no la sabía debía abstenerse.  El público votó y eligió la respuesta errónea.   

Y no es que la pregunta fuera difícil, pero si exigía un mínimo de conocimiento. Pero los que no sabían votaron. 

¿Como es posible que el concursante hubiera perdido?  Sencillo: Cuando hay un tema del que no se conoce, las personas más instruidas se abstienen porque saben que pueden cometer un error. Por el contrario, quien es ignorante de un tema no tiene el filtro que da el conocimiento. Muchos ignorantes opinan sin saber, porque se sienten cómodos desconociéndolo todo. A este fenómeno se le conoce como Efecto Dunning-Kruger.

El efecto Dunning-Kruger es el sesgo cognitivo por el cual las personas con baja habilidad en una tarea específica sobrestiman su habilidad y creen que saben más que lo que realmente saben. 

El efecto Dunning-Kruger tomó su nombre debido a unas investigaciones hechas por David Dunning (Michigan, 1959-) y Justin Kruger (California, 1968-) quienes sometieron unos individuos a un cuestionario. Luego les pidieron que calificaran como creían que les había ido con sus respuestas. Quienes desconocían el tema estaban convencidos de que habían respondido bien, sobreestimando sus habilidades. Quienes conocían del tema tenían dudas y consideraban que, tal vez, habrían fallado en varias preguntas, subestimando sus capacidades.  

En otras palabras, quien no sabe algo, desconoce que lo desconoce. (El ignorante desconoce que lo es). 


El caso típico lo vemos en quien nunca ha hecho una cirugía, pero le parece que no debe ser tan difícil y critica cualquier resultado obtenido por un cirujano experto; o el espectador que no se explica por qué el futbolista "se comió" ese gol que parecía tan fácil, a pesar de nunca haber jugado futbol a nivel profesional.

Mientras menos se conozca de un tema, el ignorante se creerá con más derecho de opinar. Lo vemos con mucha frecuencia en los políticos, los directores de empresas y gerentes cuando opinan sobre los trabajos que hacen sus empleados, los influencers que hacen recomendaciones sin fundamento, las empleadas de servicio doméstico que escuchan a un neumólogo tosiendo y se sienten expertas para recomendarles "un jarabe muy bueno para la tos".  

Hay toda una gama de personajes que no son expertos en un tema específico, pero creen saberlo todo acerca de ello.

A continuación, les traigo un video sobre el tema. 



Hasta la próxima semana 

miércoles, 4 de octubre de 2023

¿Cómo escribir números en un texto literario?

Es muy común que los jóvenes escritores se cuestionen: ¿Cómo se escriben los números en un texto literario? ¿es mejor escribir la edad de un personaje en cifras o en letras? ¿cómo escribir las fechas y las horas?  



Lo primero es que no existe ninguna norma obligatoria, y en un texto literario el autor tiene libertad de escribir los números como le venga en gana. Sin embargo, hay algunas recomendaciones que hacen que una forma sea mejor que la otra, cuando se trata de un texto literario.


Los números cardinales 

Cuando escribimos una obra literaria o un texto no técnico, la R.A.E. recomienda que escribamos los números cardinales con letras, a no ser que se trate de un número muy complejo. Por regla general los números pequeños (aquellos números que puedan expresarse en tres palabras o menos) se escriben con letras:

  • Es profesora y ha escrito cinco novelas
  • Juan tiene treinta y cinco años. 
  • El salón tiene capacidad para cuarenta y ocho alumnos. 
  • Te he dicho un millón de veces que no seas exagerado. 

Cuando el número es más largo, debe escribirse en cifras:  

  • José vive en un pueblo de 325 957 habitantes y cobra 2859 dólares al mes.

Observen que estas cifras no llevan punto. Hay una norma de la R.A.E que establece que los números de cuatro cifras no llevan punto. Sin embargo, los que tienen más de cuatro cifras deben separarse en guarismos de mil.  Veamos dos ejemplos 

  • Ese municipio tiene 325 957 habitantes.  
  • Para el 2023, el salario mínimo en Colombia es de 1 300 606 pesos

Por supuesto, se trata de recomendaciones. No faltará el que prefiera escribir "1.300.606 pesos" con puntos. 


Cuándo escribir en cifras

En algunos casos hay que escribir en cifra y no con letras, como sucede con los porcentajes superiores a diez:

  • El 97% de los pacientes con COVID-19 sobreviven 

Los porcentajes menores pueden escribirse con letras o con números, según prefiera el escritor, siendo siempre más recomendable para una novela la escritura en letras:

  • El seis por ciento de los estudiantes no ha pagado el curso.


Otra excepción que se escribe siempre con una cifra es la de los números que van después del sustantivo al que se refieren:

  • María está hospitalizada en la habitación 506. 
  • El cuento del Retrato del señor Rossi está en la página 18.


Sobre las mezclas de letras y cifras

Sobre la mezcla de cifras y letras, la R.A.E. recomienda, al menos en la escritura de ficción (novela, relato, etc.), no mezclar en un mismo enunciado cifras por un lado y números escritos con letra por otro. Es decir que, si tenemos en el mismo párrafo o en dos párrafos próximos un número sencillo y otro complejo, es mejor escribirlo todo con números:

  • María tiene 40 años, ha escrito 4 novelas y cobra 1859 euros al mes.

Las fechas: 


Las fechas normalmente se deben escribir con cifras:

  • Carlos nació el 8 de junio de 1966.

Observen que el año va sin punto de separación por tener cuatro cifras.

Los siglos se escriben con números romanos, siempre en mayúscula, cuando el número va precedido de la palabra "siglo".  Caso contrario, cuando la palabra siglo va después (número cardinal) se escribe con letras. 

  • Es el mejor escritor del siglo XX. 
  • Hipócrates vivió cinco siglos antes de Cristo. 


Las horas

En textos literarios es mejor escribir siempre la hora con letras:

  • Juan salió del trabajo a las cinco menos diez porque había quedado con María a las cinco y cuarto. 
  • Sin embargo, María no llegó a la cita. A las cuatro y treinta había sufrido un accidente. 


Los ordinales

Por último, hago mención a los números ordinales, (esos que determinan un orden o secuencia).  En una obra literaria se escribirán siempre con letras:

  • María vive en un primer piso y está escribiendo su quinta novela.

Es importante que "onceavo", "doceavo", "treceavo", "catorceavo", "quinceavo", "veinteavo" hacen referencia a una fracción.  "Juan tiene la doceava parte de la herencia" (es uno de los doce hijos). Con la excepción de "octavo" los demás números terminados en "avo" son una porción de una unidad.  Lo correcto es undécimo (o decimoprimero), duodécimo (o decimosegundo), decimotercero, decimocuarto, decimoquinto, decimosexto, vigésimo...   

Recuerden que estas recomendaciones son para textos de carácter literario. En los textos académicos generalmente priman los registros con cifras. 

Espero que les sea de utilidad. 


Fuente

Real Academia de la Lengua Española

miércoles, 27 de septiembre de 2023

Tres escritoras antioqueñas que vale la pena leer

Una excelente entrevista con escritoras jóvenes y muy talentosas. Angela Ramírez, Sonia Emilse García y Silvia Montoya conversan con Yuly María Sanchez y Aldair Ballestas en el programa La voz del tintero, del canal Telemedellin - Radio volpaleson. 



Ver más.  

Angela María Ramírez M

La Corredora: Angela Ramírez

Hojas amarillas

Isolda

Toc, toc, ¿quién soy?


Sonia Emilce García Sanchez. 

El lápiz labial de mamá

Corazón Valiente

miércoles, 20 de septiembre de 2023

Dios es matemático.

 "Todas las personas creemos en algo. 
y yo creo... que me tomaré un café"


Hablando en serio, todas las personas tienen algún tipo de creencia. Incluso, cuando los ateos y los agnósticos, (que dicen no creer en nada), se van a dormir, ponen sus alarmas para despertar al día siguiente. ¡creen que habrá un mañana! ¡Eso es tener FE!

Yo soy una persona profundamente creyente. Me criaron en la religión católica que profesaba mi familia y de ahí he tomado cosas muy buenas. No soy practicante (de los que van a misa), pero creo en un Dios algo parecido al que creían mis antepasados. Solo que mi Dios es científico y matemático. 

Creo en la ciencia y en la verificación científica de los hechos. Eso me convierte en un "creyente" muy extraño porque estoy dispuesto a cambiar mis conceptos a medida que las evidencias muestren otras cosas. 

Entonces, usted no cree en nada一 suelen decirme. Yo les respondo que creo en un principio básico que es inmutable independiente del tiempo o del espacio. Que existe desde antes de que el universo fuera creado y será verdadero mucho después. Creo en Dios, creo en las matemáticas y en sus leyes. ¡Creo en pi (π)!


Verán: si tomamos un círculo y medimos su circunferencia, encontraremos que ésta mide lo mismo que si tomamos el diámetro (dos veces el radio) y lo multiplicamos por pi (π). (3.14159265359....)


En otras palabras, la circunferencia de un círculo equivale a 2.π.r.  Eso es una verdad absoluta que ha existido antes de la creación de los humanos y será cierta eones después de que se destruya el universo. Es verdad en mi ciudad, en cualquier país, en Marte o Saturno, en una galaxia lejana o en cualquier lugar que podamos imaginar.

Y así pasa en general con la matemática: Si tenemos dos elementos (2), la mitad siempre será la unidad (1). Dos, partido en dos, siempre será uno (2/2=1). ¡Verdad irrefutable! Si a cinco objetos le restamos uno, siempre quedarán cuatro. La raíz cuadrada de nueve siempre será tres. En todo el universo, y fuera de él, existe un orden que será eterno. 

¡Dios existe!, ¡alabado sea Dios!

Las matemáticas me permiten creer que existe un orden lógico y natural que es inmutable. Dios no me va a hacer ganar en un examen si le rezo con fervor, ni me hará ganar la lotería, ni va a volver vencedor a mi equipo favorito, pero sí me va a dar herramientas para saber que tengo mayor probabilidad de ganar un examen si estudio los temas, o que, a mayor cantidad de boletas, tengo mayor probabilidad estadística de ganar el permio mayor.  

Este dios también es implacable. Convierte en pobres a los que gastan más de lo que reciben. Provoca la muerte al que, ignorando la ley de la gravedad, se lanza desde lo alto de un edificio (gravedad= 9.8 mt/seg²). Mi Dios determina qué animales vuelan y cuales no pueden, qué arboles resistirán un viento fuerte y en cuales se quebrará su tallo. 

Dios determina el tamaño de los planetas y sus órbitas. Define cuándo una montaña debe expulsar fuego o cuándo es tiempo de una avalancha. Sus fórmulas intrincadas manejan la temperatura de los ecosistemas y determinan qué organismo sobrevive o no a una enfermedad. Es un Dios terrible y a la vez benévolo, pues nos permite conocer algunas de sus leyes para que tratemos de alcanzarlo. 

Dios existe, se los aseguro. Está ahí, en cada cosa que pasa. Y estará ahí por siempre. 

A continuación, les comparto un interesante video que los va a poner a pensar. (Doy los créditos respectivos a BBC mundo y Laura García). 



 



miércoles, 13 de septiembre de 2023

El sexismo y la literatura

Entre el 8 y el 17 de septiembre se celebra el Medellín la Fiesta del libro y la cultura 2023, diez días en que los amantes de las letras, la bohemia, el aire libre y la intelectualidad se reúnen en el Jardín Botánico en una verdadera fiesta que es completamente inclusiva porque los lectores pueden elegir con plena libertad el tipo de literatura que quieren leer. 

En algunos años, he sido invitado a algunos eventos, y me siento en deuda con este espacio que la ciudad y el Jardín le regalan a la comunidad. 

Sin embargo, en esta ocasión hubo un punto negro. Cada año, la fiesta del libro se dedica a un tema específico, un libro recomendado y un país invitado. El año pasado fue el "tiempo de imaginar" y el país invitado Portugal. Este año fue dedicado "a las mujeres", el libro recomendado la Habitación Propia de Virginia Wolf y el país invitado, Francia. Pero esta vez hubo una situación bochornosa: La alcaldía de Medellín difundió un video de un hombre vestido de mujer que anunciaba que la fiesta estaba dedicada "a nosotras las mujeres", lo que causó revuelo.  

A nadie tiene por qué molestarle que un hombre quiera auto-percibirse como mujer. Lo que molesta es que en ningún momento se buscó a una mujer para que promocionara el evento. En una ciudad donde hay tantas mujeres escritoras (y muy buenas), ¿no encontraron a ninguna mujer real que tuviera méritos para presentar la fiesta? ¿Es tal el desprecio que los movimientos progresistas sienten por las mujeres que tuvieron que poner a un hombre biológico a representarlas?

Y no es el único caso de sexismo este año. Conozco el caso de una revista literaria con muchos años de vida, y con reconocimiento nacional e internacional que fue vetada, porque su director y su principal editor eran hombres. (a pesar de que muchas columnistas son mujeres). También sé de algunas conferencias y conversatorios que fueron rechazados (y puedo dar fe, porque soy uno de los "damnificados"), y la razón extraoficial era que los conferencistas eran hombres. Afortunadamente esto no fue la regla general y algunos escritores famosos pudieron hacer sus presentaciones. Sea el motivo cierto o no, el hecho de que al menos se insinúen razones sexistas es bastante preocupante. 

¡Basta de dividirnos!

Es absurda la tendencia "progresista" que trata de enfrentarnos a hombres y mujeres.

Tengo amigas que han caído en el feminismo bajo el argumento "progresista" de que el machismo se combate con feminismo  

¡FALSO!: El machismo se combate con inteligencia (al igual que se combate al feminismo, que es igual de aberrante). 

Ambos, el machismo y el feminismo son dos extremos en los que predomina la falta de inteligencia y el odio por el otro. 

Por muchos años creí en el feminismo. Ahora he descubierto que el feminismo actual no lucha contra el machismo sino contra los hombres (es igual de aberrante que el machismo que ataca a las mujeres). En la actualidad dudo de la inteligencia de toda mujer que diga ser "feminista". Esa mujer no ha entendido lo que pretende el movimiento feminista y está engañada, o simplemente es igual que un machista, pero en version femenina. 

La lucha entre hombres y mujeres pretendiendo ser mejores que los otros únicamente ocurre en ambientes donde la estupidez sobrepasa el sentido común.  

Pongo un ejemplo: Los libros de Virgina Wolf no son buenos porque su autora sea una mujer. Son buenos porque fueron escritos con inteligencia y sensibilidad. Emily Dickinson y Charles Dickens fueron excelentes escritores. Escribían de formas diferentes, pero que tuvieran genes femeninos o masculinos no determinó la calidad de sus textos. El valor de sus textos no dependía de su género. Dependían del ingenio y sensibilidad que cada uno tuviera.  

¡Sí!, es cierto que a lo largo de los años los hombres han tenido más oportunidades que las mujeres en unos campos.  Ellas también lo han tenido en otros. Alejandro Magno conquistó Asia menor no por ser hombre. Todos en su ejército lo eran, también eran hombres los soldados derrotados; pero solo uno fue " Alejandro el Grande", y lo fue porque era mejor estratega y mejor general, no por ser hombre. Colón no descubrió a America por ser de sexo masculino. Lo logró por ser un cartógrafo estudioso, por ser constante en sus ideas y por su espíritu aventurero. Juana de Arco dirigió el ejército francés y ganó a los ingleses por mérito propio. No porque fuera mujer, ya que, si fuera así, las otras mujeres también habrían dirigido ejércitos. Marie Curie no obtuvo tres veces el premio nobel por ser mujer. Lo consiguió por ser más inteligente que la mayoría de los físicos de su época. Heidy Lamar no desarrolló el espectro extendido (precursor del internet) por tener genes femeninos. Lo hizo porque era más inteligente. Ada Lovelace no fue la pionera de la máquina calculadora por ser mujer, tenía una inteligencia extraordinaria. Mary Shelley escribió Frankenstein o el moderno Prometeo gracias a su ingenio, no a su condición de mujer. La cosmonauta rusa Valentina Tereshkova fue muy valiente por viajar al espacio, independiente del sexo al que pertenecía. Alan Turing no era genio por ser homosexual sino por la forma como entendía los problemas lógicos. Dalí no se destacó porque sus pinturas fueran hechas por un hombre; sus obras, además de bellísimas, eran geniales. Si Gutenberg hubiera sido una mujer, su imprenta sería igual de útil. Tener un género u otro no es garantía de nada. 

Todos los avances de la humanidad se han dado porque ha existido seres excepcionales que, sin importar su género, han aprovechado su inteligencia, su fuerza, su valentía, su arrojo, su constancia, su genialidad o su mayor sensibilidad. 

Ninguna obra de arte, ningún descubrimiento, ninguna conquista o ningún invento importante se ha logrado en función del género de la persona. 

Volvamos a al caso de Medellín. ¿Acaso justifica clasificar la literatura en dos categorías excluyentes "autor-hombre"/"autora-mujer", como si un libro se juzgara distinto según el género de su autor? ¿Dónde está la famosa diversidad que profesan?

Es hora de despertar. El progresismo nos pone a pelear entre hombres y mujeres, y eso es absurdo.    

No existe, en toda la historia de la humanidad, ningún avance importante que se haya logrado por ser hombre o por ser mujer. 

Para complementar les traigo un video para reír y reflexionar, sobre la estupidez que están tratando de imponernos. (si te molestó mi crítica al hombre vestido de mujer, debes ver el siguiente video hasta el final).  



 

Por cierto, quienes quieran adquirir mis libros los encontrarán en los siguientes sitios. 

  • Editorial Universidad de Antioquia (Stand carpa universidades). 
  • Red Books  (Carpa universidades Stand 4)
  • Fallidos Editores.  Area editoriales independientes Stand EI10


miércoles, 6 de septiembre de 2023

Entrevista al profesor Luis Fernando Macías.

Para dar continuidad con la entrada anterior, esta semana les traigo una nueva entrevista de que le hicieron al profesor Luis Fernando Macías en el programa La voz del tintero, de Telemedellín.  En esta amena conversación con Yuly Sanchez y Aldair Ballestas nos cuenta un poco de su proceso como escritor y profesor.  Una entrevista imperdible para aquellos que aman la literatura. 



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Luis Fernando Macías Zuluaga (Medellín, 1957) es narrador, poeta, ensayista, editor y autor de obras para niños, licenciado en Educación, Español y Literatura, especialista en Literatura Latinoamericana y magíster en Estética y Filosofía del Arte. Ha sido director de la «Revista Universidad de Antioquia», institución donde ejerce como profesor, y codirector de las revistas «Poesía» y «Esteros». Entre sus libros se destacan las novelas «Amada está lavando», «Ganzúa», «Eugenia en la sombra», «Las muertes de Jung», «Morir juntos»; las obras de poesía «La línea del tiempo», «El jardín del origen», «El libro de las paradojas», «Memoria del pez» (compilación 1977-2017), «Todas las palabras reunidas consiguen el silencio» (antología bilingüe); y los ensayos y compilaciones «Diario de lectura I: Manuel Mejía Vallejo», «Diario de lectura II: el pensamiento estético en las obras de Fernando González», «Diario de lectura III: León de Greiff, quintaesencia de la poesía», «Diario de lectura IV: Libro de los viajes o de las presencias», «El juego como método para la enseñanza de la literatura a niños y jóvenes»; «Glosario de referencias léxicas y culturales en la obra de León de Greiff», «El taller de creación literaria, métodos, ejercicios y lecturas» y «La expresión poética».

miércoles, 30 de agosto de 2023

La última clase: Luis Felipe Gómez Isaza

El 31 de agosto de 2023, en la Casa Museo Otraparte de Envigado se hará el lanzamiento del libro:  La última clase, del médico y escritor Luis Felipe Gomez Isaza.  (vea la transmisión en vivo YouTube.com/CasaMuseoOtraparte)

Tengo el honor de haber participado con el prólogo del libro y de ser el presentador del evento. Agradezco inmensamente el honor que me hace. Es un libro precioso que todos deberían leer. 

Sin más preámbulo, les dejo el prólogo.  Antójense de leer este precioso libro y de asistir a su lanzamiento.



Prólogo a La Última Clase.

Hay personas que a veces uno conoce en algún momento, y las sigue conociendo a lo largo de la vida; y ante las cuales uno se sigue maravillando de lo que se puede aprender de ellas.

Conocí a Luis Felipe Gómez Isaza por allá a finales de los años 80s, cuando yo era un estudiante de medicina. Fueron encuentros ocasionales y muy cortos, que no pasaron de algún cruce de datos sobre algún paciente. Luego de graduarme y pasar varios años trabajando en pueblos, volví a Medellín y tuve la fortuna de trabajar como médico de urgencias y de Cuidados intensivos en la Clínica Cardiovascular (actual Clínica VID) a mediados de los años 90s.

Allí volví a encontrarme con el doctor Gómez quien en ese entonces dirigía el servicio de Medicina Vascular. Siempre fue muy respetuoso conmigo cuando lo llamaba para alguna interconsulta con algún paciente. Siempre admiré su respeto por los enfermos y por los médicos novatos. Pero hubo un día en que descubrí que no estaba frente a un especialista del montón. Una mañana en una reunión académica que solía hacerse en el auditorio de la clínica, Luis Felipe Gómez nos dio una conferencia sobre la historia del caballo. Recuerdo que nos habló de Alfonso X —El sabio—, de la conformación de la caballería, de las cruzadas y nos mostró unas fotos suyas entrando a los archivos de Indias, en España, donde fue a consultar sobre los primeros equinos que llegaron a América.

Quedé gratamente sorprendido. Durante mis años de carrera, había encontrado grandes maestros que no solo sabían medicina, sino que también eran humanistas: excelentes lectores y mejores conversadores, conocedores de la cultura y de la historia universal. Casi todos ellos, ancianos venerables que habían sido formados con el precepto de que “un médico que solo de medicina sabe, ni medicina sabe”. A lo largo de mi enseñanza había tenido muchos profesores, unos buenos y unos no tan buenos. Pero había algo en un puñado de ellos. Los verdaderos maestros no solo sabían de medicina. Eran personas que habían conocido el alma humana y daban fe de ello. Personas que no solo eran capaces de señalar la composición de una célula o cómo funcionaba un antibiótico, sino que conocían de historia, de geografía, de matemáticas, de política, de economía, de literatura o filosofía; médicos en todo el sentido de la palabra. Eran personas que podían hablar con otro colega de los avances más recientes de la farmacología, pero que podían conversar de tú a tú con un campesino que sembraba café en el suroeste antioqueño. Ese día descubrí que Felipe Gómez era uno de los miembros de esa raza médicos que tenían el humanismo en su ADN, a pesar de ser un especialista bastante joven.

A lo largo de los años he seguido en contacto con Felipe Gómez. Por una agradable coincidencia he trabajado en los mismos lugares que él y puedo dar fe de que es un ser excepcional: lo he tenido como profesor y como colega. Hemos compartido amistades e intereses, en especial el de la escritura y hemos celebrado mutuamente nuestros libros. Siempre ha sido un placer conversar con él sobre temas muy variados, en los que invariablemente salgo sorprendido y menos ignorante luego de su encuentro.

Médico especialista, profesor universitario, jefe del departamento de medicina, criador de caballos, amante del futbol y de los tangos; enamorado de la vida y de la cultura. Amante de su familia y amigo fiel. Un verdadero humanista, de los que quedan pocos.

Leer sus libros ha sido un placer, comenzando por los Cuentos del Cartujo (2014), y siguiendo por los Cuentos de Cupido (2016), y los Cuentos de Sísifo (2018), libros llenos de picardía y humor que narran historias muy humanas. Después me sorprendió con otro: Numero 8 (2019), que trata de un tema para mí desconocido, pero vital para Felipe: El futbol. En 2020, a raíz de una travesía siguiendo los pasos del General San Martín, parió otro libro: Viaje a caballo, un bellísimo libro con fotografías, historias y poesía, de esa que solo puede crearse cuando se está en medio de la naturaleza sobre el lomo de un caballo.

El libro que ahora tiene el lector en su mano, La Última Clase es igual de bello, lleno de amor por la profesión médica, por los estudiantes y por los pacientes. En él cuenta Felipe Gómez algunas historias a lo largo de varios años de aprendizaje y docencia, desdibujando el límite entre una y otra —como debería ser—. La Última Clase es una serie de reflexiones sobre la medicina, sobre la educación, sobre el eterno problema de los alumnos que quieren llegar a ser dioses sin haber aprendido primero a hacer magia saludando a una mujer enferma o poniendo la mano en el hombro de un paciente. Es una invitación a entender que cuando uno aprende a hacer este tipo de magia se olvida la intención de llegar a ser un Dios para darse el gusto de ser un ser humano que ayuda a otro ser humano.

Este libro es un homenaje a varios maestros que forjaron seres excepcionales convencidos de que solo el amor por los demás nos salva de la miseria y el dolor. Es también una invitación a pasar la antorcha a las nuevas generaciones. A crecer como personas para poder enseñar el mejor camino.

Dice el autor que este libro es su despedida como docente. Yo no le creo. Tal vez oficialmente no sea docente de una institución universitaria, pero conozco bien a “Pipe”. Las personas así jamás dejan de enseñar (ni de aprender).

Estoy completamente seguro de que esta no será su última clase.

Carlos Alberto Velásquez Córdoba
Abril de 2023

miércoles, 23 de agosto de 2023

Creatividad y literatura

La creatividad está inmersa en todas las actividades humanas. Hay creatividad en la música, en la literatura, en la arquitectura, en la danza, el teatro o la pintura.  Pero también hay creatividad en el que busca la forma de promocionar un producto o hacer crecer su negocio. Hay creatividad en los avances de la medicina, en el campesino que orienta sus eras para aprovechar mejor el agua o que recicla sus desechos para hacer abono. Hay creatividad en la persona que cada día piensa en qué les preparará de cena a su familia. 

A continuación, les comparto una conferencia programada por la Editorial Libros para Pensar el 18 de agosto de 2023 en el Parque Biblioteca de Belén, con motivo del lanzamiento de la segunda edición de dos de mis libros: Amelia y otros cuentos y fuga de ideas. 

En ella se hablará de lo que es creatividad, de cuáles son sus fuentes, de la forma como funciona el pensamiento creativo y de cómo fortalecerlo. Veremos algunos ejemplos muy interesantes al respecto. 


Espero les guste




miércoles, 16 de agosto de 2023

Blanco o negro.

Hace unos días conversaba con una amiga sobre el daño que el relativismo ha tenido en nuestra sociedad actual. Ya los medios de comunicación no hablan de asesinatos sino "casos de intolerancia"; no hay buenos ni malos, sino "Gestores de paz", que no es otra cosa que la validación que da un político a unos delincuentes, para convertirlos en héroes. Ya no hay hombre ni mujeres sino un sartal de "géneros" que va en contra de cualquier biología sin tener en cuenta que las personas al nacer tienen solo dos opciones:  o tienen útero o tienen próstata. 

Sin embargo, el relativismo como una corriente filosófica no es tan mala. El relativismo favorece el escepticismo que no es más que buscar la verdad y descartar lo que se aleja de ella. El escéptico no se compromete con ninguna "verdad". Sabe que lo que él cree como "verdad" puede cambiar a la luz de una nueva evidencia. El escéptico no se aferra a sus creencias y está dispuesto a cambiar de punto de vista si aparece nueva información sustentable y verificable.  



En la vida real, no hay verdades absolutas. Un hombre, por macho que sea, tiene en su circulación pequeñas dosis de hormonas femeninas y viceversa. El cincuenta por ciento de su material genético es de su madre y el otro de su padre. 

En eso no hay discusión. La discusión surge cuando tomamos el relativismo como argumento para decir que nadie nace hombre ni mujer, o que existen más de dos géneros, inventándose un mundo que no es verdadero y queriéndolo hacer pasar como real. 

Yo soy un creyente del relativismo y por lo tanto del escepticismo. Lo explico con un ejemplo ¿El color rojo existe?  

Casi todos dirán que sí. ¡El color rojo existe!

Pero el daltónico dirá que no lo puede ver, aunque posiblemente diga que sí existe porque alguien se lo ha enseñado. Ahora, miremos que las abejas ven en otra gama los colores; para ellas no hay amarillos, rojos o verdes. Un físico te dirá que el color rojo es simplemente la vibración de la luz a una frecuencia determinada (con una amplitud de onda entre 619 y 780 nm), pero estaría utilizando mediciones que también son relativas...

A donde quiero llegar es que la realidad puede tener muchas interpretaciones y puntos de vista y nunca podemos tener certeza de ella. 

Muchos de los que se oponen al relativismo creen que todo se reduce a blanco/negro, culpable/inocente, bueno/malo, derecha/izquierda. Los que creemos en la ciencia, sabemos que no es así. Hay matices. El socialismo no es del todo malo, así como el capitalismo tampoco lo es. Cada uno tiene puntos a favor y puntos en contra, pero tendemos a ubicarnos en un extremo y afirmamos que los del otro están equivocados.

Ser dicotómico no es malo. Reducir el mundo en dos opuestos nos resuelve un montón de problemas. Es más fácil vivir en un mundo donde hay solo dos opciones para elegir, que vivir en uno donde hay treinta. La clave para vivir con salud mental es entender cuándo hay que categorizar en polos y cuándo no. 

Si me enfrento a un paciente, solo hay dos géneros:  masculino o femenino. El hecho de que en el cerebro de mi paciente haya un convencimiento de que es de un sexo diferente al biológico no cambia para nada mi enfoque: o tiene factores de riesgo para sufrir enfermedades masculinas (por ejemplo, un cancer de próstata, mayor predisposición al infarto cardiaco), o tiene factores de riesgo para sufrir enfermedades de predominio femenino (cancer de ovario, cancer de útero, lupus sistémico, etc.). Sin embargo, para otros aspectos, por ejemplo, el acné o la alopecia (calvicie) habrá que ver qué proporción de hormonas masculinas y femeninas están expresándose.  

El problema de nuestra sociedad es sustentar con argumentos relativistas unos temas que no son aplicables. Tratar de mostrar al relativismo como una verdad absoluta es de por sí, contradictorio. Las verdades absolutas generalmente están por fuera del plano humano. 

A los seres humanos nos encantan las certezas. Pero las certezas absolutas no existen en nuestra vida cotidiana.  

El número Pi (𝛑) por ejemplo, establece una relación entre el diámetro de una esfera con su circunferencia. Eso es una verdad absoluta que no puede ser refutada. Pero decir que un asesino es un gestor de paz, o que existen varios géneros entre los humanos, es una afirmación que no tiene ningún sustento científico. La ciencia se basa en investigar las supuestas verdades absolutas y verificarlas. La epistemología ha mostrado que lo que hoy se considera verdad puede ser refutada si hay nueva información. La ciencia siempre busca la verdad. 

No hay por qué tenerle miedo al relativismo, pero tampoco podemos dejarnos engañar por los que lo toman como bandera para imponer sus "verdades" cuando las cosas son claras y bien definidas.

A continuación, les comparto un video muy interesante de Fabián C Barrios sobre el escepticismo, y en el que plantea qué hacer cuando nos enfrentamos a situaciones donde no es posible determinar la verdad por carecer de elementos de juicio. Me refiero a la epojé que es el estado de reposo mental por cual no afirmamos ni negamos. En este video aprenderemos como el escepticismo nos puede ayudar a mantener nuestra salud mental, cuando nos movemos en un mundo que cada vez está más polarizado. 

 



miércoles, 9 de agosto de 2023

El taller del poeta: lanzamiento del libro en Casa Museo Otraparte

 El 01 de agosto de 2021, en la Casa Museo Otraparte, se hizo la presentación de libro "El taller del poeta" del escritor colombiano Luis Fernando Macías.

A continuación, dejo algunos apartes del libro y el video con la conversación entre el compilador Luis Fernando Macías Zuluaga y Pedro Arturo Estrada.






El taller del poeta

Por Luis Fernando Macías

Si quisiéramos hacer una diferenciación entre poesía y poema, sería preciso entender que la poesía es el género y el poema la especie. La poesía se halla en todos los aspectos de la existencia que constituyen el mundo de la vida, en el que para expresar la totalidad que es, se presenta en tres planos: material, mental y espiritual. Allí la poesía es un destello de luz que aparece como manifestación de la belleza o como revelación de lo verdadero. El poema, en cambio, es un cúmulo de palabras, en prosa o en verso, en el que se hace patente la poesía como evocación, para que, en su lectura, nos llegue esa iluminación en la forma de un sentimiento, una sensación, una emoción, una dulce eufonía musical, una revelación del misterio o la suma de esos efectos o parte de ellos. Para decirlo en una forma sencilla, podríamos agregar que, en el poema, el poeta manifiesta el latido del mundo.

El poema como obra nace en el taller del poeta, que es su vida misma y su lugar de trabajo: un cuaderno para escribir a mano o un computador para digitalizar las palabras que lo van constituyendo; pero no es solo eso, en la composición de un poema podemos distinguir tres momentos esenciales: el primero es un largo periodo cuya duración nunca se sabe, porque puede abarcar la historia del mundo o del individuo que lo crea; a este periodo lo podemos llamar gestación. El segundo puede durar un solo instante, es como un rayo o un destello de luz, y podemos llamarlo concepción; es el momento en que algo detona la asociación de todo aquello que venía gestándose en el inconsciente del poeta y se produce la emanación, el flujo de imágenes o ideas que, al encontrar su expresión en palabras, habrán de constituir el poema. El tercero, por supuesto, es la ejecución, la escritura misma de los versos y su corrección.

Con esto estamos diciendo que el taller del poeta reúne todos los procesos y actividades que constituyen su vida. Jaime Jaramillo Escobar decía que nos corresponde a nosotros formar al poeta que somos, ya que los poemas se hacen solos, son la realización, la obra del poeta.

En ese orden, cabe consultar lo que los poetas han reflexionado y dicho sobre la escritura de la poesía. Encontrar reunidas las enseñanzas de los poetas, al menos las primordiales, es un anhelo de todo aprendiz. Traigo aquí las que he podido reunir a lo largo de muchos años, en los distintos talleres de poesía a los que he asistido.





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Aunque este es un libro independiente y se puede estudiar por sí mismo, sin más, pues para esto fue concebido, constituye la segunda parte de otro —que lo abarca— titulado La expresión poética. Lo hemos separado de aquel, debido al inmenso volumen que ocupaban juntos. Ambos son libros de estudio y relectura; por eso quedan bien cada uno en su nivel, La expresión poética en el plano teórico-práctico y El taller de poesía en el lugar de la formación que significan los consejos de los grandes poetas y los análisis de pensadores y filósofos.


Hemos reunido aquí cartas, artículos, ensayos y consejos para la escritura de la poesía y todo esto lo hemos complementado con una antología universal de poemas sobre la creación o artes poéticas de todos los tiempos. Nuestra intención ha sido proporcionarle al poeta en formación los documentos apropiados para que realice el proceso por sí mismo y para que, al hacerlo, se nutra con el conocimiento y la experiencia de los más grandes poetas de la historia; pero también es un libro de rica lectura y diversión para quien no tenga la intención de ser poeta.

Si alguien lee con detenimiento, relee y estudia los textos y los poemas, podrá llegar a concebir una noción de la poesía plena y autónoma, sustentada en las más profundas y verdaderas razones del «ser poeta»; pero si alguien solo lee este libro de principio a fin, como se lee una novela o un libro de cuentos, solo sentirá el goce y la agradable satisfacción de haber nutrido su alma con el asomo a la expresión de la belleza sublime.

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Luis Fernando Macías Zuluaga 
(Medellín, 1957) es narrador, poeta, ensayista, editor y autor de obras para niños, licenciado en Educación, Español y Literatura, especialista en Literatura Latinoamericana y magíster en Estética y Filosofía del Arte. Ha sido director de la «Revista Universidad de Antioquia», institución donde ejerce como profesor, y codirector de las revistas «Poesía» y «Esteros». Entre sus libros se destacan las novelas «Amada está lavando», «Ganzúa», «Eugenia en la sombra», «Las muertes de Jung», «Morir juntos»; las obras de poesía «La línea del tiempo», «El jardín del origen», «El libro de las paradojas», «Memoria del pez» (compilación 1977-2017), «Todas las palabras reunidas consiguen el silencio» (antología bilingüe); y los ensayos y compilaciones «Diario de lectura I: Manuel Mejía Vallejo», «Diario de lectura II: el pensamiento estético en las obras de Fernando González», «Diario de lectura III: León de Greiff, quintaesencia de la poesía», «Diario de lectura IV: Libro de los viajes o de las presencias», «El juego como método para la enseñanza de la literatura a niños y jóvenes»; «Glosario de referencias léxicas y culturales en la obra de León de Greiff», «El taller de creación literaria, métodos, ejercicios y lecturas» y «La expresión poética».

miércoles, 2 de agosto de 2023

La voz del tintero: literatura, ciencia ficción y viajes en el tiempo

Hace unos días recibí una invitación muy especial, para un conversatorio en el programa La voz del tintero, de Telemedellín Radio, para hablar sobre Literatura, Ciencia Ficción, y viajes en el tiempo, con motivo de mi libro "Matar al lobo".  Fue una conversación muy interesante sobre literatura, medicina, antropología y creatividad. 

Los invito a escucharla.   




Mis agradecimientos a Yuly Sanchez, al profesor Gustavo Bedoya, a Aldair Ballestas, y por supuesto a Felipe, del control master.








miércoles, 26 de julio de 2023

El staff y las ventajas de los extranjerismos

En días recientes encontré a dos compañeras de trabajo, una médica y la otra psicóloga, hablando animosamente en uno de los corredores de la clínica donde trabajo. 

Imprudentemente les pregunté si se trataba de una consulta médica o una consulta psicológica de pasillo y ellas me respondieron jocosamente que estaban en un Staff (término que con frecuencia es utiliza en el ambiente hospitalario, no solo para designar un equipo de trabajo sino también, la reunión de personas de diferentes saberes para resolver situaciones puntuales de un paciente o de un servicio). 



Con frecuencia los auditores y demás burócratas, de los que suelen pulular en estas instituciones, se quedan tranquilos cuando se les explica que cualquier decision fue tomada en un
Staff. 

Fue entonces, cuando descubrí la magia que tiene para nosotros los extranjerismos, y cómo una simple palabra puede cambiar la categoría de cualquier reunión. 

Pensé en mis vecinas chismosas, doña Celia y doña Adriana, paradas en la entrada del edificio, conversando sobre las ultimas noticias de la copropiedad. Una de ellas hablaría del perro de don Fabián y la otra contaría lo que supo de la ausencia prolongada del esposo de doña Judith luego de que en una noche escuchara, con la oreja en la pared, sobre los reclamos de ella, seguidos de ruidos de platos rotos. Quizás mencionarían, por casualidad, sobre el aumento casi imperceptible de la panza de Natalia, la adolescente del 508, y la extraña circunstancia de que hace varias semanas su novio, que no faltaba ningún día, ha dejado de visitarla como si se hubiera dado a la fuga. 



Las dos vecinas se compartirían información con el convencimiento de que el mundo sería mejor si ellas pudieran participar en la vida de los demás. 

Gracias a la respuesta de esta compañera, pude darme cuenta de que la próxima vez que vea a doña Celia y doña Adriana conversando, puedo elevar el estrato social de mi edificio diciendo que ellas, simplemente, están en haciendo un staff.

Con esa palabra todo adquiere una nueva perspectiva. 


Posdata 

Aunque no me gusta mucho el idioma inglés, debo admitir que mejora el sonido de las cosas. Por ejemplo, ¿qué pensará la gente cuando digo que vivo en Beautiful City muy cerca a la Wood Station? 

miércoles, 19 de julio de 2023

Isabel, la católica: la mujer que abolió la esclavitud antes que Lincoln

Todos creemos que los primeros españoles que llegaron a América eran unos delincuentes y que la culpa de nuestro subdesarrollo tiene origen en los conquistadores. 

Y es que hay gente que siempre trata de echarle la culpa a los demás de sus propias incapacidades. 

Les voy a contar algo: En uno de los viajes de regreso a España, Cristobal Colón viajó con seis nativos que voluntariamente lo quisieron acompañar. Uno de ellos hijo de un cacique amigo, según varios historiadores.

Como en la península ibérica los vieron "tan atrasados", los trataron como si fueran esclavos, pues ello era normal para la época:  El vencido o conquistado era considerado un ser de menor categoría.  

Se dice que la reina Isabel de Castilla, que se encontraba en Sevilla y había acudido a ver el desembarco de las dos naves recién llegadas de América, quedó fuertemente impactada al ver la escena de los nativos que llegaban de Indias y se preguntó: «¿Qué poder mío tiene el Almirante para dar a nadie a mis vasallos?». 

Por este motivo, el 20 de julio de 1500 Isabel decretó en la ciudad de Sevilla una Real Provisión. En ella, prohibía la esclavitud, mandó que los indígenas llevados a España fueran repatriados a América, y que les devolvieran las tierras que antes les hubieran pertenecido.


De esta forma, el 20 de julio de 1500, mediante una Real Provisión, Isabel la Católica prohibió la esclavitud. (¡más de trecientos años antes de Lincoln!). La soberana castellana se convirtió en la primera persona en preocuparse de los derechos de los indios. 

Esta Real Provisión supuso un auténtico hito en la historia social del Nuevo Mundo, al considerar a sus habitantes no sólo como personas sino, lo más importante, como súbditos de la Corona de Castilla. 

Posteriormente, el 16 de septiembre de 1501 envió una Instrucción al gobernador de La Española, Nicolás de Ovando, donde le instaba a que se les tratase «como nuestros buenos súbditos y vasallos, y que ninguno sea osado de les hacer mal ni daño».

Luego, en 1503, promulgó una ley que instaba al mestizaje, ordenando a su gobernador que fomentara los matrimonios mixtos, «que son legítimos y recomendables porque los indios son vasallos libres de la Corona española».

La Reina Católica no se olvidó de sus súbditos americanos ni en su Testamento (1504), en el que dejó especificado que «… no consientan ni den lugar a que los indios vecinos y moradores de las dichas Islas, y Tierra Firme, ganadas y por ganar, reciban agravio alguno en sus personas y bienes, más manden, que sean bien y justamente tratados, y si algún agravio han recibido, lo remedien y provean de manera, que no se exceda cosa alguna lo que por las letras apostólicas de la dicha concesión nos es mandado…»


De manera que cuando te hablen con odio porque hace 500 años vinieron a esclavizarnos, recuerda que te han mantenido engañado toda la vida. Simplemente te quieren "revolucionario". Se aprovechan de tu odio y te manipulan haciéndote creer que los demás tienen una deuda ancestral contigo.    

Ha llegado el momento de despertar y construir en vez de odiar.  Ha llegado el momento de revisar lo que te enseñaron y mirar al futuro sin culpar a los otros por tu presente ...y sobre todo, ha llegado la hora de que no te dejes manipular. 



miércoles, 12 de julio de 2023

A propósito de reformas: Julián Quintana.

El siguiente texto lo leí en el muro de un compañero con el que dicté hace muchos años unos cursos. Un joven curioso e inquieto que siempre estaba analizándolo todo. 

Me pareció muy bien argumentado su texto, el cual comparto. 


A propósito de las reformas…

Por: Julián Quintana.


Como está de moda hablar de reformas, tendríamos que tener los datos sobre la mesa para poder debatir con altura. Podríamos hablar de cómo, en los 30 años de existencia del sistema de salud, la expectativa de vida de los colombianos ha aumentado 10 años; sí, hay muchos factores que han incidido en esto, pero la existencia del sistema es, probablemente, la protagonista más importante en este aumento. Que yo les diga un número, no les dice nada; pero si les digo que la expectativa de vida de un colombiano que nace hoy, es la misma que la de una persona que nace en los Estados Unidos, eso es bastante más fácil de entender. Y esa sería una comparación bastante injusta, porque el que nace en Colombia habría nacido en un país que todavía está en vía de desarrollo, mientras que la otra persona habría nacido en el país más rico del mundo. Y si uno tiene dudas sobre el impacto puntual que tiene el sistema de salud en este indicador, hay un indicador más específico: la manera como ha aumentado, notoriamente, la expectativa de vida de las personas que padecen ciertas enfermedades graves, desde la existencia del sistema de salud.

Y digo podríamos, porque para este debate hay dos problemas: muchos de estos indicadores requieren una cierta formación para interpretarse y no son tan tangibles en el día a día de las personas. Pero lo digo sobre todo, porque a los ponentes de estas leyes lo que al final les preocupa no es si existen o no indicadores que soporten la calidad del sistema de salud. A ellos, en el fondo, lo que de verdad les preocupa, es si alguien se beneficia económicamente del sistema de salud; porque para ellos, está mal que los accionistas de Sura, por poner un ejemplo, saquen ganancias de la prestación del servicio. Para quienes proponen esta reforma, es pecaminoso que alguien tenga beneficio u obtenga una rentabilidad de cuidar la salud de otros; no importa si el sistema logra que la gente pueda tener mejor salud o no; simplemente no hay debate porque nadie puede beneficiarse de la salud de otros. 

Pero a título personal, hay una situación que me es completamente tangible en el día a día, y que podemos conversar, sin profundizar en mediciones e indicadores de difícil interpretación, aunque los indicadores que existen, respaldan la experiencia que yo vivo. Como médico especialista, toda mi vida laboral la he desarrollado en instituciones de alta complejidad de la ciudad de Medellín. En estas instituciones, se da una atención a personas de todo nivel socioeconómico: el concepto que quiero traer a colación, se llama “seguridad financiera”.

¿Por qué la seguridad financiera? Bueno, en esas instituciones en las que yo trabajo, a diario atendemos pacientes que requieren procedimientos o tecnologías de muy alto costo. Y cuando me refiero a muy alto costo, lo digo de verdad: una cirugía a corazón abierto, una endoprótesis aórtica, un stent diversor de flujo para un aneurisma cerebral, una estancia en UCI de quince días con medicamentos antibióticos, son todos procedimientos que, para el sistema de salud, tienen costos aproximados cercanos a los 100 millones de pesos; pero existen quimioterapias, trasplantes, medicamentos biológicos, terapias genómicas, radiocirugías, diálisis, dispositivos de asistencia ventricular, ECMO’s, neuroestimuladores, estimuladores cerebrales profundos, entre muchas otras tecnologías, cuyo costo supera los 1000 millones de pesos, sin contar las prolongadas estancias en UCI, los seguimientos que requieren estos tratamientos durante años, las rehabilitaciones, las incapacidades que de ahí derivan, etc. Todo médico especialista puede contar, al menos, una historia de cómo algún paciente recibió tratamientos de costos, cuando menos, impresionantes; esto es, del orden de 5000 millones de pesos, en un solo paciente, en una sola hospitalización. 



¿Se acuerdan cuántas personas terminaron intubadas en una UCI, durante la pandemia? Estoy seguro de que sí. Ahora cuéntenme, ¿Cuántas de ellas, perdieron su casa, hipotecaron el futuro de sus hijos, se endeudaron para poder estar ahí? ¿Ustedes tienen alguna remota idea de cuánto pagamos, entre todos, por cada una de esas personas? 

La atención en salud es hoy muy costosa. ¿Pero saben qué es lo mejor de todo el asunto? Que estas atenciones, se le han hecho a personas de todos los niveles socioeconómicos, y las hemos pagado todos a través del sistema; que estas personas no hubieran tenido acceso por sus propios medios a estas atenciones, pero que el país haya hecho un esfuerzo masivo y construido un sistema, donde las personas pueden pasar 3 meses en una UCI, consumiendo 400 millones de pesos de los recursos de todos y sus familias no vayan a pagar más que un copago, que en el peor de los escenarios, es un salario mínimo, es un logro muy relevante. Si el paciente sale de la UCI, no va a tener una cuenta pendiente de muchos miles de millones de pesos, que no le va a alcanzar toda la vida para pagar y sus hijos no van a salir con una deuda que hipoteque su futuro y su sustento. 

Y esa atención, se va a brindar en algunos de los mejores hospitales de Latinoamérica: en las evaluaciones de calidad, de la cual la más conocida es la de América Economía (fácilmente disponible para todos en internet), Colombia pone 5 de los 10 hospitales de mayor calidad del continente (y qué casualidad, todos son privados). Y todos los colombianos, tenemos acceso a esta atención, sin que nos discriminen por nuestra capacidad adquisitiva y, nuevamente, sin poner en riesgo nuestras propias finanzas.

Ahora, ¿alguna vez, de manera seria, se han sentado a calcular cuánto es lo que cada uno de nosotros pone a lo largo de la vida, para la seguridad social? Háganlo, es un ejercicio que no es tan complejo; unas cuantas multiplicaciones y verán que, al final, lo que cada uno pone para pagar el aseguramiento, en realidad es muy pequeño, comparado con lo que puede valer un tratamiento médico de los que se mencionaron en los párrafos previos. ¿No querrían hablar de eficiencia? Y, por sobre todo, recuerden algo: somos un país en vía de desarrollo. Hago énfasis en esto porque existe una cantidad de hipérboles, de mitos, de ideas que no respalda la evidencia, respecto a la seguridad social en otras partes del mundo. En Estados Unidos, la atención en salud es mucho más costosa (lograr lo mismo a mayor costo: la definición de ineficiencia); además las personas no están todas en el mismo sistema y las aseguradoras terminan cubriendo casi que lo que se les antoja (no es un plan de beneficios estandarizado que cubre casi todo lo importante y, quizás, algunas cosas que seriamente no debería cubrir; pero eso es harina de otro costal, es tema para otro debate). La seguridad financiera no existe en un sistema así: está documentado en infinidad de partes, cómo las personas terminan pagando de sus bolsillos y endeudándose “hasta el copete”, por cualquier atención que reciban. En España, Inglaterra y Canadá, que tienen un sistema diferente, el cubrimiento y la seguridad financiera sí existen, pero para muchos temas, las listas de espera son largas; si la gente aquí se queja por esperar 3 a 6 meses una prótesis de rodilla, no conocen de los tiempos de espera de 1 año o más en esos lugares.

Ahora, claro que el sistema tiene problemas; no existe un sistema perfecto, y este, está bastante lejos de serlo. Pero también es que los problemas serios que enfrenta el sistema de salud, no son los que la gente le achaca; en parte porque, en muchos sentidos, las personas confunden los problemas del país, con los problemas del sistema de salud. Sí, la atención en salud no es buena en todo el país; es el mismo sistema, pero el resultado que produce el sistema de salud en las ciudades más pequeñas, en los pueblos y en las áreas rurales, no es el mismo. Y sin embargo, esto no es un problema del sistema de salud, sino un problema estructural del país y de la descentralización y, hasta cierto punto, es un problema mundial: los pueblos están quedándose desiertos en todas partes, y la humanidad es cada vez más urbana y menos rural. Las razones de esto escapan al alcance de este texto, pero es importante resaltar que es un problema económico que no es exclusivamente nuestro: la ruralidad está en desaparición en el mundo entero.

Como sea, es cierto que si uno está en un pueblo no tiene acceso a toda esa tecnología, ni a todo ese conocimiento que se mencionó arriba: claro, un pueblo de 5000 personas, no tiene la economía de escala ni los recursos que se necesitan para sostener un resonador, un neurocirujano o una unidad de cuidados intensivos, que son recursos muy costosos; de hecho, tampoco tiene la demanda. Es decir, la necesidad de usar esos recursos es tan limitada, que en esa población tan pequeña, no habrá motivo para tener esas tecnologías y ese personal. Y entonces, resulta que esos recursos se terminan concentrando en las grandes ciudades donde, entre muchos más, logramos pagar esos recursos y donde se usarán con mucha mayor frecuencia; es decir, donde es más inteligente tenerlos. Como consecuencia, claro, la atención en salud en los pequeños centros poblados y en las zonas rurales, es de menor calidad. 

Pero entonces, me pregunto yo: ¿Eso es culpa del sistema de salud? ¿Eso no es simplemente, una característica estructural del país en el que vivimos? Y, sobre todo, ¿La estructura del sistema de salud que se está proponiendo desde el gobierno, está en capacidad de cambiar esa condición? Seriamente, yo lo dudo: esos lugares no van a dejar de ser pobres, aislados, con menor calidad de vida y, consecuentemente, de tener peor condición de salud. Nada de lo que se está proponiendo cambiar va a lograr que esos lugares puedan, ahora sí, subsidiar un cirujano de trasplantes o la atención completa de un infarto. Y por si fuera poco, en esos lugares, lo que hay, siempre, es una EPS pública; las mismas entidades que a esos lugares les han fallado, que han sido incapaces e ineficientes de administrar la salud para ellos, ahora serán las que nos administren la salud a todos. El premio a la ineficiencia, a la burocracia, a la incapacidad estatal. El Estado no ha sido capaz de cumplir con su labor mínima de supervisar el sistema, mucho menos con la administración de la prestación de la salud, pero ahora se plantea como el gran salvador.

Por otra parte, hay cosas que se le achacan al sistema de salud que son responsabilidades individuales. Una persona recibe mala atención en un lugar y la conclusión siempre es que es culpa del sistema de salud. En mi gremio, como en todos los otros, hay gente excelente, buena, regular, mala y pésima. Pero la responsabilidad de lo que hace cada uno, es individual. ¿Por qué si alguien tiene un problema con la electricidad en su casa, no piensa que el sistema eléctrico colombiano es una porquería?

Pero además, la gente no entiende qué es lo realmente puede ofrecer la medicina moderna y qué es lo que no. La gente no entiende qué puede y no puede hacer un médico; y no me refiero a las supuestas restricciones que enfrenta un médico general, porque eso también son decisiones individuales de personas que deben responder a título individual (un jefe que quiere ahorrar costos y presiona para que no se formule tal o cual cosa); me refiero a las expectativas milagrosas que tiene la gente con respecto a lo que un médico, aquí en Colombia, en China, en Europa o en Estados Unidos, es capaz de hacer. La medicina ha aumentado la expectativa de vida de la humanidad y en muchos sentidos, ha cambiado la calidad de vida de la gente; pero tiene unos límites, y no importa que algunos de mis colegas crean que salvan vidas, lo que hacemos tiene poco o nada que ver con eso: nuestra capacidad sigue siendo la de humanos mortales y, de milagrosos, poco o nada tenemos. Para ponerlo en palabras de algún amigo: al final, el que se va a morir, se muere, y el que se va a salvar, se salva y uno, en general, sólo acompaña.

Las personas tampoco entienden cómo, el crecimiento exponencial del conocimiento médico, ha hecho que la medicina sea cada vez más especializada y el médico general, tenga cada vez menor capacidad resolutiva. Esto es, el conocimiento médico es cada vez más grande y, entonces, un médico general no puede mantenerse al día en tantos temas, por lo que empieza a perder la posibilidad de resolver todo, él solito: progresivamente la medicina es más amplia, más compleja, más difícil de agarrar. La vida de los especialistas es simplemente, más fácil. Por lo demás, no queda claro cómo algunas personas hablan con añoranza de cuando eran los médicos generales los que operaban. ¿En serio esta gente preferiría que los operara un médico que no es especialista en esa cirugía y no un cirujano que hace sólo eso, y hace 10 de esas cada semana? Porque parte de la reforma intenta devolver al médico general la capacidad resolutiva, pero eso es algo que no va a pasar, porque el volumen del conocimiento médico es demasiado grande ya y las personas son cada vez más demandantes, cada vez exigen (con justa causa), que quien los interviene, sea la persona más apropiada para ello.

Y entonces, responden que el problema es que la medicina moderna es curativa, no preventiva; y que si la medicina fuera preventiva, no habría necesidad de curación. Para ser sincero, esto no es más que un delirio. Ni la medicina preventiva es milagrosa, ni lo que se logra prevenir tiene efecto sobre la población que ya está enferma, ni va a disminuir la carga de enfermedad y los costos de atención que ya todos subsidiamos. El que ya está en diálisis, el que ya está ciego, el que ya está en falla cardíaca, el que tiene una EPOC de tanto haber fumado, ya en este punto, poco o nada se benefician de prevención. Ya estamos en la responsabilidad de tratarlos. El impacto de la prevención es limitado porque hay infinidad de cosas que no son prevenibles y porque, al final, hay quien seguirá fumando, seguirá siendo sedentario, seguirá comiendo poca fibra, y eso no los hace malas personas ni menos merecedores de atención; y los resultados de la prevención se darán en 60 años, cuando los que ahora son niños, no sean diabéticos, no se infarten, no hayan fumado en toda su vida y sus pulmones estén intactos. ¿Y mientras tanto, qué? ¿Sacrificamos las generaciones que quedaron en medio? ¿Los juzgamos por no haber llevado la vida que nosotros queríamos que llevaran? ¿Qué nos hace creer que tenemos el derecho de juzgarlos?

Ahora, más allá de los problemas que tiene el sistema de salud en el imaginario colectivo, sí hay un verdadero problema que tiene el sistema: es verdaderamente difícil de sostener. Y eso no es un problema exclusivo de Colombia; es un problema de todos los sistemas de salud alrededor del mundo, y la Organización Mundial de la Salud lleva todo el siglo 21 advirtiendo el peligro que representa el costo creciente de la atención en salud, en el mundo. 

En todo este escrito he mencionado que la atención en salud es costosa, pero lo que tengo que decir adicionalmente, es que la atención en salud será cada día más costosa. La población vive cada día más años (gracias a los avances de nuestra sociedad, que incluyen, cómo no, al sistema de salud) y cada vez sobrevive más años a enfermedades que antes eran la garantía de una muerte casi inmediata; son más años que entre todos pagamos esos tratamientos y, a la vez, la tecnología en salud es cada vez más costosa: cada vez gastamos más, aportando prácticamente lo mismo. Las cuentas simplemente no cierran.

Además, la investigación no produce cosas más baratas: la tendencia es que cada vez produce cosas más costosas. Y como país, como sistema de salud, cada vez estamos implementando la tecnología más rápidamente, luego de su aparición. Y entonces, siempre aparece una respuesta: regular el precio de los medicamentos y los dispositivos. Bueno, eso ya se ha intentado y, sencillamente, no funciona: en el libre mercado, alguien le va a ofrecer más a esos laboratorios, en otro país, y entonces, el laboratorio empaca sus cositas y se va a vender a donde mejor le va. ¿No se han preguntado por qué es que en los últimos años Colombia ha sufrido, varias veces, desabastecimiento de algunos medicamentos? ¿Recuerdan que hace algunos años el país decidió regular, hasta cierto punto, los precios de los medicamentos? 

Es bastante popular preguntarse si es que, es injusta esa rentabilidad que tienen las farmacéuticas. Digamos que, en términos generales, las empresas son amorales, es decir, son ajenas a los debates de moralidad; pero que también, de manera muy genérica, la rentabilidad de los negocios, tiene relación directa con el riesgo que se corre. El riesgo en la investigación médica es altísimo: las farmacéuticas invierten en miles de moléculas (o dispositivos, según el caso), a través de un complicado proceso, en el que se descarta el 99% de los fármacos inicialmente propuestos; luego viene la investigación en humanos: regulaciones, pólizas, mil condiciones para cumplir. Al final, los clínicos pasarán lo que salga de ahí, por el tamiz de la investigación médica: si una tecnología a la que se le han invertido miles de millones de dólares para su desarrollo no demuestra contundentemente, con estadística a bordo, que es efectiva, la farmacéutica nunca recuperará esa inversión. Ninguna tecnología se recuperará jamás de un resultado negativo en una revisión sistemática (un metaanálisis en Cochrane, dirían mis amigos epidemiólogos). Entonces, ese margen de ganancias que las farmacéuticas tienen, se explica por el riesgo que corren: pocos negocios legales tienen un riesgo tan alto. Y bueno, si no fuera por esa rentabilidad y por esa “avaricia”, esa sed de ganancias, nunca habríamos salido del hueco en el que nos sumergimos en 2020. ¿O es que creen que Pfizer, Moderna o AstraZeneca hicieron el desarrollo tecnológico que nos sacó del peor agujero que a muchos de nosotros nos ha tocado vivir, sólo por humanismo y altruismo? Evidentemente no; pero todos nos beneficiamos de su egoísmo y aquí estamos, al otro lado, haciendo como que nunca hubiéramos vivido ese período surrealista.

Ahora, yo no dejo de preguntarme, ¿Por qué, por odio y resentimiento a los empresarios, vamos a preferir que los políticos administren los recursos de nuestra salud? Al menos los empresarios son frenteros: están en ese negocio para obtener ganancias, después de todo el proceso de asegurarnos y atendernos. ¿Por qué quieren que políticos manejen los recursos de la salud? ¿De verdad creen que eso va a resolver los problemas? Si las peores instituciones de salud de este país, en todas las calificaciones, son las del Estado (Savia, Nueva, Comfachocó, por poner algunos ejemplos que se me vienen a la mente), ¿Por qué vamos a insistir con ese esquema? ¿Ustedes de verdad confían en los políticos? Porque pues, seriamente, yo no confío en, prácticamente, ninguno. Para mi gusto, entre menos poder (o lo que es lo mismo, dinero) esté en sus manos, estaremos mucho mejor.

Y por lo demás, eso ya lo tuvimos: el extinto seguro social de los 70’s y 80’s, presa de nosécuántos escándalos de corrupción, con resultados terribles, que produjo una salud atrasada, que vino a comenzar a recuperar el paso perdido en calidad de atención y tecnología, con el resto del mundo, en la primera década de implementación del sistema de salud actual. Unos hospitales públicos y hospitales de caridad, en los que los gerentes tenían que ir a rogarles cada mes a los políticos que les despacharan los recursos para poder trabajar, con las consabidas tajadas de por medio.

Para mí, esto es un espanto. No es hora de dar saltos al vacío. No es momento de destruir lo que como sociedad nos ha costado sangre y lágrimas construir. Es hora de construir sobre lo construido; de evaluar con herramientas objetivas, qué es lo que sí está fallando e intentar arreglarlo, sin destruir lo que sí está funcionando. No es hora de escuchar cantos de sirenas.


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Como les expliqué, este texto fue publicado en su muro de facebook. Por supuesto no faltó quien en forma sarcástica pidió que mostraran los indicadores de la Guajira, de la Orinoquia, de la Amazonía o del Pacífico. Mi respuesta fue que los indicadores de esas regiones no eran tan buenos, como en la region Andina, pero que el hecho de que haya zonas donde un sistema no funciona no es argumento para que se destruyan las cosas donde sí funcionan para que haya igualdad por lo bajo. Lo que hay que hacer es buscar la forma de copiar las buenas experiencias y trasladarlas a los sitios donde no hay servicios. El problema se resuelve combatiendo la corrupción y la malversación e implantando las soluciones que han funcionado en otros sitios menos corruptos. Bajo ninguna circunstancia la respuesta puede ser destruir lo que funciona para que todos estemos igual de mal.