"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 29 de abril de 2015

El engaño de la Eutanasia

Aunque  tengo la costumbre de hablar sobre cosas del idioma en este blog durante el mes de abril,  el tema que traigo hoy es de otra índole.

Hace poco se ha generado mucho revuelo por la firma de la resolución 1216 de 2015 que establece el protocolo para hacer posible la práctica de la eutanasia en Colombia.
 
En primer lugar debo aclarar los conceptos

Eutanasia: es hacer algún tipo de acción voluntaria y consiente que acelere o produzca la muerte de un paciente. Incluye la aplicación de medicamentos y sustancias que producen directamente la muerte como un acto voluntario y activo por parte de quien la administra.

Ortotanasia: es el acto médico en el cual se le da el soporte al paciente para evitar una muerte dolorosa o penosa sin producir directamente la muerte (en esta categoría están todos los tratamientos para quitar el dolor y controlar los síntomas, incluyendo la sedación paliativa, con el fin de que no haya sufrimiento en el proceso de su muerte). La ortotanasia (o muerte digna) implica evitar el uso de medicamentos o terapias que prolonguen el sufrimiento del paciente pero sin actuar directamente buscando su muerte.

Derecho a morir dignamente. Movimiento ciudadano que inicialmente surgió como solicitud al gremio médico de no someter al paciente a medidas que prolongaran su sufrimiento, también llamado "ensañamiento terapéutico" (como conectarlo a maquinas o hacer maniobras extremas para prolongar una vida que sufre) – buscando la ortotanasia- . Posteriormente este movimiento comenzó a solicitar que los médicos directamente actuaran adelantando la muerte del paciente en forma activa –eutanasia- .  




No voy a negarlo. Soy objetor de conciencia. No es por razones religiosas. Es por razones antropológicas. No estoy dispuesto a producir la muerte a otro ser humano a menos que sea en defensa propia. Durante muchos años me entrené para tratar de disminuir el dolor y la angustia que producen las enfermedades. A veces sé que no puedo salvar vidas, pero no voy a acabar con una de ellas. Estudié para que mis pacientes no sufrieran. Los conocimientos científicos actuales pueden hacer que una persona muera con dignidad sin tener que matarla.

La resolución 1216 de 2015 plantea que ninguna clínica u hospital puede negarse a practicar la eutanasia (recuerden que es producir la muerte en forma voluntaria y activa antes de que la enfermedad lo mate).

Lo que pocos saben es que el gobierno con ello hace una gran jugada para ahorrarse unos millones.

Un tratamiento oncológico puede costar 80 millones de pesos al mes (1). Una persona que sobreviva tres meses se habrá “comido” la no despreciable suma de $270.000.000 . Eso asumiendo que tenga acceso a servicios de salud.

La ecuación es muy sencilla. El estado tiene la obligación de gastar 80 millones de pesos mensuales para dar un trato digno a una persona mientras fallece (un buen médico, un equipo de enfermería, terapeutas respiratorias, nutricionistas, especialistas de otras aéreas, y medicamentos de alto costo para que el paciente no tenga dolores y no sufra). Difícilmente el gobierno y las EPS cumplen con esto.

Pero hay una forma más económica. Exigir a los médicos que provoquen la muerte de sus pacientes, que por demás están desesperados porque el gobierno y las EPS no les dan los cuidados dignos que merecen.

Creo firmemente que todo paciente tiene derecho a una muerte digna, en un ambiente tranquilo, rodeado de sus seres queridos, sin sentir dolor, o asfixia, con el apoyo de medicamentos que lo tranquilicen y le calmen su ansiedad. Creo que todos los médicos tenemos la obligación moral de que la muerte sea digna. Y creo que el gobierno debe proveer todas las condiciones para que el proceso de muerte sea humanizado.

La solución no es inducir al paciente a que solicite ser asesinado para que el gobierno o las EPSs se ahorren unos pesos. No estoy en contra de la decisión del paciente de optar por el suicidio. Un paciente en estado terminal tiene todo el derecho a decidir no vivir. Pero el gobierno no puede obligar a un médico o enfermera a terminar la vida de otra persona como si fueran asesinos a sueldo, si estos consideran que ello va en contra de sus principios.

Como expuso alguien que está a favor de la eutanasia: “la vida es un derecho. No una obligación”. Cualquier persona en sano juicio y con grandes sufrimientos incurables tiene el derecho a escoger si quiere vivir o no. Hay muchas formas efectivas para dejar de vivir: está el suicidio, o el asesinato. En Colombia hay muchos asesinos que no les importaría acabar con una vida por un sueldo menor que el de un médico. Yo soy médico y me niego a provocar voluntariamente una muerte. 


Les pido que vuelvan a leer nuevamente las definiciones. Morir dignamente no significa morir asesinado por un médico para que el sistema se ahorre un dinero. Morir dignamente es llegar al final sin sentir dolor, acompañado de los seres queridos en un lado de la cama y en el otro lado un médico que le toma de la mano y le dice… “aquí estoy… mientras esté a tu lado no tendrás dolor ni temor… estoy aquí para acompañarte hasta que llegue tu hora independiente de cuanto tarde… Estaré contigo hasta el final”. 









Fuentes: 
1. Guzman Hernando. El POS cubre 80% de tratamientos para cáncer, según Liga Colombiana. Periodico el pulso. Febrero 2014 


2. Ministerio de salud y protección social. Resolucion 1216 de 2015

Lea también:  El blog de los lagartijos. Eutanasia u ortotanasia.


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