"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 26 de marzo de 2025

Blanca Nieves ¿Un cuento de fantasía deformado?

A raíz del estreno de la nueva versión de la película Blancanieves propuesta por Disney, en la que las opiniones están divididas, unos porque la version Woke los convence y otros porque precisamente se muestra a una Blancanieves que no es blanca, a una reina muy bella celosa de su hijastra (que no es tan bella), y así sucesivamente, he decidido publicar la versión que me leyeron de niño y que corresponde a la traducción "original" escrita por los hermanos Grimm en el siglo XVIII. 

Podrán observar las diferencias tan grandes con la versión que se cuenta actualmente a los chicos, y más aún con las versiones del gigante del entretenimiento. 

Agradezco a mis profesoras de kinder que me leyeron la versión completa que, a pesar de ser más violenta, era mucho más interesante. 


Ilustración de Carl Offterdinger (Siglo XVIII) : La Reina Malvada, madrastra de Blancanieves,
disfrazada de vendedora buhonera,le enseña a su hijastra unas cintas mágicas
que utilizará para asfixiarla (tomado de Wikipedia)

 

Blancanieves

 

Había una vez, en pleno invierno, una reina que se dedicaba a la costura sentada cerca de una ventana con marco de ébano negro. Los copos de nieve caían del cielo como plumones. Mirando nevar se pinchó un dedo con su aguja y tres gotas de sangre cayeron en la nieve. Como el efecto que hacía el rojo sobre la blanca nieve era tan bello, la reina se dijo.

-¡Ojalá tuviera una niña tan blanca como la nieve, tan roja como la sangre y tan negra como la madera de ébano!

Poco después tuvo una niñita que era tan blanca como la nieve, tan encarnada como la sangre y cuyos cabellos eran tan negros como el ébano.

Por todo eso fue llamada Blancanieves. Y al nacer la niña, la reina murió.

Un año más tarde el rey tomó otra esposa. Era una mujer bella pero orgullosa y arrogante, y no podía soportar que nadie la superara en belleza. Tenía un espejo maravilloso y cuando se ponía frente a él, mirándose le preguntaba:

¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

Entonces el espejo respondía:

La Reina es la más hermosa de esta región.

Ella quedaba satisfecha pues sabía que su espejo siempre decía la verdad.

Pero Blancanieves crecía y embellecía cada vez más; cuando alcanzó los siete años era tan bella como la clara luz del día y aún más linda que la reina.

Ocurrió que un día cuando le preguntó al espejo:

-¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

el espejo respondió:

-La Reina es la hermosa de este lugar,

pero la linda Blancanieves lo es mucho más.

Entonces la reina tuvo miedo y se puso amarilla y verde de envidia. A partir de ese momento, cuando veía a Blancanieves el corazón le daba un vuelco en el pecho, tal era el odio que sentía por la niña. Y su envidia y su orgullo crecían cada día más, como una mala hierba, de tal modo que no encontraba reposo, ni de día ni de noche.

Entonces hizo llamar a un cazador y le dijo:

-Lleva esa niña al bosque; no quiero que aparezca más ante mis ojos. La matarás y me traerás sus pulmones y su hígado como prueba.

El cazador obedeció y se la llevó, pero cuando quiso atravesar el corazón de Blancanieves, la niña se puso a llorar y exclamó:

-¡Mi buen cazador, no me mates!; correré hacia el bosque espeso y no volveré nunca más.

Como era tan linda el cazador tuvo piedad y dijo:

-¡Corre, pues, mi pobre niña!

Pensaba, sin embargo, que las fieras pronto la devorarían. No obstante, no tener que matarla fue para él como si le quitaran un peso del corazón. Un cerdito venía saltando; el cazador lo mató, extrajo sus pulmones y su hígado y los llevó a la reina como prueba de que había cumplido su misión. El cocinero los cocinó con sal y la mala mujer los comió creyendo comer los pulmones y el hígado de Blancanieves.

Por su parte, la pobre niña se encontraba en medio de los grandes bosques, abandonada por todos y con tal miedo que todas las hojas de los árboles la asustaban. No tenía idea de cómo arreglárselas y entonces corrió y corrió sobre guijarros filosos y a través de las zarzas. Los animales salvajes se cruzaban con ella pero no le hacían ningún daño. Corrió hasta la caída de la tarde; entonces vio una casita a la que entró para descansar. En la cabañita todo era pequeño, pero tan lindo y limpio como se pueda imaginar. Había una mesita pequeña con un mantel blanco y sobre él siete platitos, cada uno con su pequeña cuchara, más siete cuchillos, siete tenedores y siete vasos, todos pequeños. A lo largo de la pared estaban dispuestas, una junto a la otra, siete camitas cubiertas con sábanas blancas como la nieve. Como tenía mucha hambre y mucha sed, Blancanieves comió trozos de legumbres y de pan de cada platito y bebió una gota de vino de cada vasito. Luego se sintió muy cansada y se quiso acostar en una de las camas. Pero ninguna era de su medida; una era demasiado larga, otra un poco corta, hasta que finalmente la séptima le vino bien. Se acostó, se encomendó a Dios y se durmió.

Cuando cayó la noche volvieron los dueños de casa; eran siete enanos que excavaban y extraían metal en las montañas. Encendieron sus siete farolitos y vieron que alguien había venido, pues las cosas no estaban en el orden en que las habían dejado. El primero dijo:

-¿Quién se sentó en mi sillita?

El segundo:

-¿Quién comió en mi platito?

El tercero:

-¿Quién comió de mi pan?

El cuarto:

-¿Quién comió de mis legumbres?

El quinto.

-¿Quién pinchó con mi tenedor?

El sexto:

-¿Quién cortó con mi cuchillo?

El séptimo:

-¿Quién bebió en mi vaso?

Luego el primero pasó su vista alrededor y vio una pequeña arruga en su cama y dijo:

-¿Quién anduvo en mi lecho?

Los otros acudieron y exclamaron:

-¡Alguien se ha acostado en el mío también! Mirando en el suyo, el séptimo descubrió a Blancanieves, acostada y dormida. Llamó a los otros, que se precipitaron con exclamaciones de asombro. Entonces fueron a buscar sus siete farolitos para alumbrar a Blancanieves.

-¡Oh, mi Dios -exclamaron- qué bella es esta niña!


Y sintieron una alegría tan grande que no la despertaron y la dejaron proseguir su sueño. El séptimo enano se acostó una hora con cada uno de sus compañeros y así pasó la noche.

Al amanecer, Blancanieves despertó y viendo a los siete enanos tuvo miedo. Pero ellos se mostraron amables y le preguntaron.

-¿Cómo te llamas?

-Me llamo Blancanieves -respondió ella.

-¿Como llegaste hasta nuestra casa?

Entonces ella les contó que su madrastra había querido matarla pero el cazador había tenido piedad de ella permitiéndole correr durante todo el día hasta encontrar la casita.

Los enanos le dijeron:

-Si quieres hacer la tarea de la casa, cocinar, ha-cer las camas, lavar, coser y tejer y si tienes todo en orden y bien limpio puedes quedarte con nosotros; no te faltará nada.

-Sí -respondió Blancanieves- acepto de todo corazón. Y se quedó con ellos.

Blancanieves tuvo la casa en orden. Por las mañanas los enanos partían hacia las montañas, donde buscaban los minerales y el oro, y regresaban por la noche. Para ese entonces la comida estaba lista.

Durante todo el día la niña permanecía sola; los buenos enanos la previnieron:

-¡Cuídate de tu madrastra; pronto sabrá que estás aquí! ¡No dejes entrar a nadie!

La reina, una vez que comió los que creía que eran los pulmones y el hígado de Blancanieves, se creyó de nuevo la principal y la más bella de todas las mujeres. Se puso ante el espejo y dijo:

-¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

Entonces el espejo respondió:.

-Pero, pasando los bosques,  

en la casa de los enanos, 

la linda Blancanieves lo es mucho más.

La Reina es la más hermosa de este lugar

La reina quedó aterrorizada pues sabía que el espejo no mentía nunca. Se dio cuenta de que el cazador la había engañado y de que Blancanieves vivía. Reflexionó y buscó un nuevo modo de deshacerse de ella pues hasta que no fuera la más bella de la región la envidia no le daría tregua ni reposo. Cuando finalmente urdió un plan se pintó la cara, se vistió como una vieja buhonera y quedó totalmente irreconocible.

Así disfrazada atravesó las siete montañas y llegó a la casa de los siete enanos, golpeó a la puerta y gritó:

-¡Vendo buena mercadería! ¡Vendo! ¡Vendo!

Blancanieves miró por la ventana y dijo:

-Buen día, buena mujer. ¿Qué vende usted?

-Una excelente mercadería -respondió-; cintas de todos colores.

La vieja sacó una trenzada en seda multicolor, y Blancanieves pensó:

-Bien puedo dejar entrar a esta buena mujer.

Corrió el cerrojo para permitirle el paso y poder comprar esa linda cinta.

-¡Niña -dijo la vieja- qué mal te has puesto esa cinta! Acércate que te la arreglo como se debe.

Blancanieves, que no desconfiaba, se colocó delante de ella para que le arreglara el lazo. Pero rápidamente la vieja lo oprimió tan fuerte que Blancanieves perdió el aliento y cayó como muerta.

-Y bien -dijo la vieja-, dejaste de ser la más bella. Y se fue.

Poco después, a la noche, los siete enanos regresaron a la casa y se asustaron mucho al ver a Blancanieves en el suelo, inmóvil. La levantaron y descubrieron el lazo que la oprimía. Lo cortaron y Blancanieves comenzó a respirar y a reanimarse poco a poco.

Cuando los enanos supieron lo que había pasado dijeron:

-La vieja vendedora no era otra que la malvada reina. ¡Ten mucho cuidado y no dejes entrar a nadie cuando no estamos cerca!

Cuando la reina volvió a su casa se puso frente al espejo y preguntó:

-¡Espejito, espejito, de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

Entonces, como la vez anterior, respondió:

La Reina es la más hermosa de este lugar,

Pero pasando los bosques,

en la casa de los enanos,

la linda Blancanieves lo es mucho más.

Cuando oyó estas palabras toda la sangre le afluyó al corazón. El terror la invadió, pues era claro que Blancanieves había recobrado la vida.

-Pero ahora -dijo ella- voy a inventar algo que te hará perecer.

Y con la ayuda de sortilegios, en los que era experta, fabricó un peine envenenado. Luego se disfrazó tomando el aspecto de otra vieja. Así vestida atravesó las siete montañas y llegó a la casa de los siete enanos. Golpeó a la puerta y gritó:

-¡Vendo buena mercadería! ¡Vendo! ¡Vendo!

Blancanieves miró desde adentro y dijo:

-Sigue tu camino; no puedo dejar entrar a nadie.

-Al menos podrás mirar -dijo la vieja, sacando el peine envenenado y levantándolo en el aire.

Tanto le gustó a la niña que se dejó seducir y abrió la puerta. Cuando se pusieron de acuerdo sobre la compra la vieja le dilo:

-Ahora te voy a peinar como corresponde.

La pobre Blancanieves, que nunca pensaba mal, dejó hacer a la vieja pero apenas ésta le había puesto el peine en los cabellos el veneno hizo su efecto y la pequeña cayó sin conocimiento.

-¡Oh, prodigio de belleza -dijo la mala mujer- ahora sí que acabé contigo!


Por suerte la noche llegó pronto trayendo a los enanos con ella. Cuando vieron a Blancanieves en el suelo, como muerta, sospecharon enseguida de la madrastra. Examinaron a la niña y encontraron el peine envenenado. Apenas lo retiraron, Blancanieves volvió en sí y les contó lo que había sucedido. Entonces le advirtieron una vez más que debería cuidarse y no abrir la puerta a nadie.

En cuanto llegó a su casa la reina se colocó frente al espejo y dijo:

-¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

Y el espejito, respondió nuevamente:

-La Reina es la más hermosa de este lugar.

Pero pasando los bosques,

en la casa de los enanos,

la linda Blancanieves lo es mucho más.

La reina al oír hablar al espejo de ese modo, se estremeció y tembló de cólera.

-Es necesario que Blancanieves muera -exclamó-aunque me cueste la vida a mí misma.

Se dirigió entonces a una habitación escondida y solitaria a la que nadie podía entrar y fabricó una manzana envenenada. Exteriormente parecía buena, blanca y roja y tan bien hecha que tentaba a quien la veía; pero apenas se comía un trocito sobrevenía la muerte. Cuando la manzana estuvo pronta, se pintó la cara, se disfrazó de campesina y atravesó las siete montañas hasta llegar a la casa de los siete enanos.

Golpeó. Blancanieves sacó la cabeza por la ventana y dijo:

-No puedo dejar entrar a nadie; los enanos me lo han prohibido.

-No es nada -dijo la campesina- me voy a librar de mis manzanas. Toma, te voy a dar una.

-No-dijo Blancanieves -tampoco debo aceptar nada.

-¿Ternes que esté envenenada? -dijo la vieja-; mira, corto la manzana en dos partes; tú comerás la parte roja y yo la blanca.

La manzana estaba tan ingeniosamente hecha que solamente la parte roja contenía veneno. La bella manzana tentaba a Blancanieves y cuando vio a la campesina comer no pudo resistir más, estiró la mano y tomó la mitad envenenada. Apenas tuvo un trozo en la boca, cayó muerta.

Entonces la vieja la examinó con mirada horrible, rió muy fuerte y dijo.

-Blanca como la nieve, roja como la sangre, negra como el ébano. ¡Esta vez los enanos no podrán reanimarte!

Vuelta a su casa interrogó al espejo:

-¡Espejito, espejito de mi habitación!

¿Quién es la más hermosa de esta región? Y el espejo finalmente respondió.

-La Reina es la más hermosa de esta región.

Entonces su corazón envidioso encontró reposo, si es que los corazones envidiosos pueden encontrar alguna vez reposo.

A la noche, al volver a la casa, los enanitos encontraron a Blancanieves tendida en el suelo sin que un solo aliento escapara de su boca: estaba muerta. La levantaron, buscaron alguna cosa envenenada, aflojaron sus lazos, le peinaron los cabellos, la lavaron con agua y con vino pelo todo esto no sirvió de nada: la querida niña estaba muerta y siguió estándolo.

La pusieron en una parihuela. se sentaron junto a ella y durante tres días lloraron. Luego quisieron enterrarla pero ella estaba tan fresca como una persona viva y mantenía aún sus mejillas sonrosadas.

Los enanos se dijeron:

-No podemos ponerla bajo la negra tierra. E hicieron un ataúd de vidrio para que se la pudiera ver desde todos los ángulos, la pusieron adentro e inscribieron su nombre en letras de oro proclamando que era hija de un rey. Luego expusieron el ataúd en la montaña. Uno de ellos permanecería siempre a su lado para cuidarla. Los animales también vinieron a llorarla: primero un mochuelo, luego un cuervo y más tarde una palomita.

Blancanieves permaneció mucho tiempo en el ataúd sin descomponerse; al contrario, parecía dormir, ya que siempre estaba blanca como la nieve, roja como la sangre y sus cabellos eran negros como el ébano.

Ocurrió una vez que el hijo de un rey llegó, por azar, al bosque y fue a casa de los enanos a pasar la noche. En la montaña vio el ataúd con la hermosa Blancanieves en su interior y leyó lo que estaba escrito en letras de oro.

Entonces dijo a los enanos:

-Dénme ese ataúd; les daré lo que quieran a cambio.

-No lo daríamos por todo el oro del mundo -respondieron los enanos.

-En ese caso -replicó el príncipe- regálenmelo pues no puedo vivir sin ver a Blancanieves. La honraré, la estimaré como a lo que más quiero en el mundo.

Al oírlo hablar de este modo los enanos tuvieron piedad de él y le dieron el ataúd. El príncipe lo hizo llevar sobre las espaldas de sus servidores, pero sucedió que éstos tropezaron contra un arbusto y como consecuencia del sacudón el trozo de manzana envenenada que Blancanieves aún conservaba en su garganta fue despedido hacia afuera. Poco después abrió los ojos, levantó la tapa del ataúd y se irguió, resucitada.

-¡Oh, Dios!, ¿dónde estoy? -exclamó.

-Estás a mi lado -le dijo el príncipe lleno de alegría.

Le contó lo que había pasado y le dijo:

-Te amo como a nadie en el mundo; ven conmigo al castillo de mi padre; serás mi mujer.

Entonces Blancanieves comenzó a sentir cariño por él y se preparó la boda con gran pompa y magnificencia.

También fue invitada a la fiesta la madrastra criminal de Blancanieves. Después de vestirse con sus hermosos trajes fue ante el espejo y preguntó:

-¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

El espejo respondió:

-La Reina es la más hermosa de este lugar. Pero la joven Reina lo es mucho más.

Entonces la mala mujer lanzó un juramento y tuvo tanto, tanto miedo, que no supo qué hacer. Al principio no quería ir de ningún modo a la boda. Pero no encontró reposo hasta no ver a la joven reina.

Al entrar reconoció a Blancanieves y la angustia y el espanto que le produjo el descubrimiento la dejaron clavada al piso sin poder moverse.

Pero ya habían puesto zapatos de hierro sobre carbones encendidos y luego los colocaron delante de ella con tenazas. Se obligó a la bruja a entrar en esos zapatos incandescentes y a bailar hasta que le llegara la muerte.


Extradido de  Grimmstories.com


En este cuento, incluido en la compilación hecha por Jacob y Wilhem Grimm en el siglo XIX, se puede ver que la madrastra intenta matarla cuatro veces. La mayoría de las versiones desconocen que intentó asfixiarla con un lazo o que le dio un peine envenado.  Muchos solo conocen el intento con la manzana. Además en pocas versiones actuales se cuenta que la reina pretendió comerse el corazón y el hígado de la pobre niña. 

Adicionalmente, la versión cinematográfica más conocida habla de que Blancanieves despertó al ser besada por un príncipe, lo cual no ocurre realmente en la historia original.  Siempre me pregunté por qué un beso podría despertarla, y por qué si estaba envenenada, el príncipe no sufría los efectos del veneno, pero la explicación que dan los hermanos Grimm es mucho mas convincente: al tropezar uno de los sirvientes que cargan el ataúd, el trozo de manzana, aún alojado en la garganta de la niña, se desplaza y retorna a la vida. 

Como pueden ver, nos quieren engañados... 

Vayan a las fuentes. Son mucho mas  interesantes que los resúmenes. 

En alguna próxima entrada les hablaré de Giambatista Basile y su Thalía, Sol y Luna. Quedarán estupefactos. 


miércoles, 19 de marzo de 2025

Cuentos cortos como la vida misma. Lanzamiento.

Para los que no pudieron acompañarnos en el lanzamiento del libro CUENTOS CORTOS COMO LA VIDA MISMA, les comparto el video. 

Un fantástico conversatorio con el profesor Luis Fernando Macías sobre la literatura y el microcuento. 

Agradecimiento a los asistentes, a la Editorial Libros Para Pensar y al Parque Biblioteca de Belén por haber hecho posible este encuentro.  




Pedidos directos al WhatsApp: 305 3997940 
o al correocalveco@gmail.com 

Costo del libro 30.000 + gastos de envío.


miércoles, 12 de marzo de 2025

Satori. Cuento de Carlos Alberto Velasquez Cordoba

Satori es un término oriental que puede traducirse como "iluminación" o entendimiento súbito de algo muy profúndo. 

Con este video quiero invitarlos al lanzamiento del libro CUENTOS CORTOS COMO LA VIDA MISMA.

Jueves 13 de marzo de 2025

Lugar:  Parque biblioteca de Belén.  Carrera 76# 18A-19

Sala Mi Barrio.  

Hora 6 pm. 

Entrada libre. 

Parqueadero gratuito





Pedidos directos al

WhatsApp: 305 3997940  o al correocalveco@gmail.com 

Costo del libro 30.000 + gastos de envío.

miércoles, 5 de marzo de 2025

La inteligencia artificial. Reflexiones

Hace algunos meses publiqué una entrada en este blog, en la que daba mi opìnión sobre el miedo que generaba la inteligencia artificial (IA) en las personas  (Ver El miedo a la inteligencia artificial)



Cada vez me convenzo de las ventajas y los peligros de las herramientas nuevas y de los riesgos cuando las personas no las utilizan adecuadamente. Con respecto a este tema tengo varias observaciones:   

Primero, el público en general confunde los sistemas inteligentes de lenguaje con la inteligencia artificial. 

Segundo: La mayoría de las personas no sabe utilizar las herramientas para sacarles el mayor provecho, pero confían en ellas más de lo que debrerían aún sin aplicar ningun filtro.  

Tercero: Cuando utilizamos la inteligencia artificial obtenemos resultados tan inteligentes, como el nivel de inteligencia de quien los usa. 

Paso a aclarar cada punto, advirtiendo que no soy un experto en el tema pero sí un usuario que ha explorado las posibilidades que dan los sistemas puestos a disposicion del público. 


¿Qué es la inteligencia artificial?

La inteligencia artificial es una rama de la informática que se enfoca en el desarrollo de sistemas capaces de realizar tareas que requieren inteligencia humana. 

Para considerarse inteligente debe tener ciertas características: 

  • Capacidad para aprender
  • Adaptabilidad
  • Automatización
  • Razonamiento y toma de decisiones
  • Interacción natural

Lo que la mayoría de la gente conoce es solo una parte de la "inteligencia artificial". Desde hace muchos años los correos electronicos, los buscadores, los sistemas de mensajeria utilizan sistemas predictivos que recopilan informacion sobre búsquedas, formas de expresion y aprenden a anticipar lo que un usuario va a escribir o quiere encontrar.  


Sin embargo, la inteligencia artificial va mas allá. Hace unos años me sorprendió que luego de alimentar bases de datos biomedicos, la inteligencia artificial pudo hallar patrones en las huellas digitales que podían diagnosticar o predecir una esquizofrenia (ver artículo).  Eso es inteligencia artificial.  Nadie le enseñó eso, pero pudo descubrir patrones que fueron validados posteriormente. 



En el campo médico la inteligencia artificial ayuda a detectar fracturas en radiografias que un médico entrenado no sería capaz de ver, o calcular fracciones de expulsión cardiaca o porcentajes de alveolos activos, que posiblemente no podrían ser exactos si fueran revisados por un humano. 

Las posibilidades que brinda la inteligencia artificial son incalculables: máquinas que pueden aprender ellas solas sin la interveción humana. La duda es si estarían en capacidad de tomar decisiones acertadas. ¿La Inteligencia artificial estará en disposicion de decidir correctamente a quién aplicar un tratamiento?  ¿Dónde queda la ética? 

Asumamos que le digo a la IA que tengo diez mil pacientes  con cáncer y que solo cuento con los recursos suficientes para administrar 500 tratamientos, y que le doy la responsabilidad de decidir a quienes debo administrarlos. ¿Los eligirá segun la edad? ¿Según la expectativa de vida que tengan? Según la cantidad de personas que dependen económicamente de cada paciente? ¿Según el rol que cada paciente cumple en la sociedad? 

Posiblemente tomará las decisiones más racionales, pero no necesariamente las más humanas. 


Pero hoy no me voy a centrar en el tema médico. 
Quiero hablarles de lo que la gente conoce como IA, que generalmente corresponde a sistemas de procesamiento de lenguaje

Existen varios sistemas de procesamiento de lenguaje que unidos a bases de datos son presentados como AI (inteligencia artificial) 

Los más conocidos son 
  • GPT-3 (Generative Pre-trained Transformer 3), desarrollada por OpenAI.
  • BERT (Bidirectional Encoder Representations from Transformers):   (Google BARD – GEMINI) Desarrollado por Google.
  • T5 (Text-To-Text Transfer Transformer):  Desarrollado por Google
  • BING y Copiloto  Desarrollado por Microsoft  Copiloto Fusionado con su navegador Microsoft EDGE, y recientemente con el Office 365
Estos sistemas tienen la capacidad de aprender de sus usuarios y son muy intuitivos. Por medio de algoritmos aprenden los gustos y preferencias de los clientes. 

Soy un usuario frecuente de estos sistemas y aqui van algunas reflexiones basadas en mi experiencia: 

Estos sistemas se fundamentan en bases de datos muy amplias y extensas, pero con pocos filtros. Por tal razón sus respuestas pueden ser extraidas de fuentes no confiables. He hecho preguntas que han obtenido respuestas falsas.  Al hacerlo notar, generalmente la IA se disculpa e inventa otra mentira para reponer la anterior. Esto se debe a que las preguntas no son concretas y a que el modelo de lenguaje humano funciona así. 

Hace poco hice una consulta sobre la relacion entre tener los lipidos bajos y los accidentes de tránsito, y me dio una respuesta citando revistas médicas muy famosas. Cuando verifiqué las fuentes, esos artículos no existían. ¡los había inventado! Se lo hice saber, y el sistema solo se disculpaba e inventaba más respuestas falsas. (ver imagen). 




Pongo un ejemplo:  si yo le pregunto a GPT o Copiloto cuál es el mejor tratamiento para un dolor de garganta, ellos buscan en sus bases de datos generales, y podrían responder que el  jugo de limón con jengibre, debido a que no establecí si quiero la respuesta más frecuente o la más científica. (todo depende de lo que haya en la red de la que se alimenta y de lo que yo acostumbro leer). Si la web está llena de información falsa, se corre el riesgo de que la respuesta salga de esa base de datos.  Pero si hago una pregunta específica y bien hecha, aumenta la posibilidad de que me de la respuesta correcta. 

Ante la pregunta: Asume que eres un médico especialista en otorrinolaringologia y dime cuál es el tratamiento ideal para una amigdalitis teniendo en cuenta las revistas médicas indexadas de los últimos cinco años. Dame una tabla de los tratamientos, dosis y tiempo de duración, ventajas y desventajas, casi con seguridad, me dará una respuesta más o menos correcta desde el punto de vista médico. 

Hace poco en un taller que dictaba hicimos el ejercicio de preguntarle a Chat GPT cuáles eran las ventajas de los autos eléctricos. Respondió que eran más ecoamigables, que bajarían las emisiones de CO2 y que reducirían los daños al planeta ocasionados por la minería.  Pero cuando le pedí que asumiera que era un ingeniero de minas y que me explicara cuáles eran las ventajas de los autos eléctricos, me dio una cátedra explicando que los autos eléctricos favorecerían la industria minera porque incrementarían la necesidad de Cobre, Cobalto, Zinc, Hiero, Aluminio, Cadmio y Níquel, entre otros. En otras palabras sería ventajoso para los mineros que la gente usara carros eléctricos, porque aumentaría la extracción de dichos minerales.  

De ahí que sea importante para todos aprender a hacer un PROMPT es decir, dar las instrucciones a la IA para que nos dé lo que queremos que realmente que nos dé. 

Para ello se deben tener en cuenta cinco puntos: 
  • Definir el rol
  • Asignar la tarea
  • Establecer el contexto
  • Especificar los límites. 
  • Indicar el formato de salida
Retomemos el ejemplo del tratamiento de la amigdalitis. 

Asume que eres un médico especialista en otorrinolaringologia (rol) y dime cual es el tratamiento ideal para una amigdalitis (tarea) en personas adultas mayores de 18 años, que vivan en areas urbanas (contexto teniendo en cuenta las revistas médicas indexadas de los últimos cinco años (límites). Dame una tabla de los tratamientos, dosis y tiempo de duración, ventajas y desventajas (formato de salida)

Hay que tener en cuenta que si yo no lo delimito, podría darme una respuesta para el tratamiento de la amigdalitis en perros, o darme las recomendaciones adecuadas para una tribu de indígenas que no tienen acceso a medicamentos especializados (bebedizos, y pociones herbales). La inteligencia artificial asume las respuestas que cree que yo necesito, y si no hago la pregunta correcta puedo incurrir en una respuesta erronea. 

Incluso, en el Prompt que escribí, cometí un error y no definí un aspecto.  No hice claridad sobre si la amigdalitis sería bacteriana o viral, o irritativa (mecánica).  Esa falta de claridad me puede cambiar la respuesta (la amigdalitis bacteriana puede requerir de un antibiótico, mientras que en la viral o mecánica  puede necesitar solo analgesicos, o antiinflamatorios y estar contraindicado el uso de antibióticos). ¿Ven la importancia de hacer bien la pregunta?

En cuanto a las tareas y el formato de salida existen muchas alternativas ( Actúa... - Crea...  Dibuja...  Analiza... Traduce... Resume... - define...  - Idea un(a).... Haz una Tabla... un dibujo... un marco conceptual... un cuado comparativo... etc) -
Como expuse al principio, la calidad de la respuesta de estos sistemas depende de la inteligencia de quien los usa. 

También hay que tener en cuenta algo: Las bases de datos que alimentan estos modelos no siempre están actualizados. Por ejemplo, al momento de escribir esta entrada, Chat GPT (version 3) trabajaba con bases de datos actualizadas a junio de 2024.  Es decir, no me responderá con informacion más reciente y eso lo debo tener en cuanta cuando decida con que herramienta voy a trabajar. 

Por último, y tal vez lo mas importante, es verificar que las respuestas dadas sean verificables. Estos sistemas busca la aprobación del público. De ahí que sea tan peligroso que la gente no verifique la información. Cuando Chat GPT (o cualquier otro) entrega un dato falso y el usuario lo acepta como verdadero, se crea un sesgo de comprobación.  La inteligencia artificial asumirá que dio la respuesta correcta y la utilizará la próxima vez.  Por eso hay que verificar y hacer la retroalimentación.  Eso implica que para poder servirnos de la inteligencia artificial, debemos tener una inteligencia natural que la supere. Ella nos da respuestas rápidas y tiene gran cantidad de información, pero somos nosotros quienes decidimos si sus respuestas son validadas o descartadas. 

Hay más cosas que podría contarles sobre estos nuevos modelos, pero sería muy extenso. Mi recomendación es que los exploren y aprendan a sacarles mayor provecho. Y siempre verifiquen la información recibida. 

A continuación les dejo una imagen que me encontré (concedo los respectivos créditos a sus autores) en la que explica la forma de crear un prompt para investigación. Espero les sea de utilidad. 








miércoles, 26 de febrero de 2025

Curación. Cuento de Carlos Alberto Velásquez C

Esta semana les comparto otro de mis cuentos, del libro CUENTOS CORTOS COMO LA VIDA MISMA. 

En esta ocasión:  Curación. 


No se pierdan el lanzamiento el proximo 13 de marzo en la sala Mi Barrio, del Parque Biblioteca de Belén.  6:00 pm. 

Pedidos directos al

WhatsApp: 305 3997940  o al correocalveco@gmail.com 

Costo del libro 30.000 + gastos de envío.

miércoles, 19 de febrero de 2025

Irrealidad. Microcuento de Carlos Alberto Velásquez C.

Esta semana les traigo un cuento llamado Irrealidad disponible en mi libro Cuentos cortos como la vida misma.  



No se pierdan el lanzamiento el proximo 13 de marzo en la sala Mi Barrio, del parque biblioteca de Belén.  6:00 pm. 


Cuentos cortos como la vida misma

Pedidos directos al

WhatsApp: 305 3997940  o al correocalveco@gmail.com 

Costo del libro 30.000 + gastos de envío.

miércoles, 12 de febrero de 2025

Darío Fo y su discurso con ocasión del premio nobel.

Hace casi una década, el 13 de octubre de 2016 a sus 90 años de edad, falleció en Milán el Premio Nobel de Literatura de 1997, Darío Fo. Por una especial colaboración del poeta y traductor peruano Luis Rafael Gálvez, aquí va el discurso pronunciado por el memorable dramaturgo en aquella ocasión. 



'Contra jugulatores obloquentes' 

"Los dibujos que les estoy enseñando son míos. Se les han repartido copias de los mismos, ligeramente reducidos. Durante cierto tiempo tuve la costumbre de utilizar imágenes cuando preparaba algún discurso: en lugar de escribirlo, lo ilustro. Esto me permite improvisar, ejercitar mi imaginación, y obligarles a ustedes a utilizar la suya. 

A medida que avance, les indicaré de cuando en cuando dónde estamos en el manuscrito. De ese modo no perderán el hilo. Les será de especial ayuda a los que no entiendan ni el italiano ni el sueco. Los que hablan inglés tendrán una enorme ventaja sobre el resto, ya que imaginarán cosas que yo no he dicho ni pensado jamás. Desde luego, tendremos el problema de las dos risas: los que entiendan el italiano se reirán de inmediato, los que no, tendrán que esperar la traducción al sueco de Anna Barsotti. Y luego están los que no sabrán si reír en la primera ocasión o en la segunda. De cualquier modo: empecemos. 

Señoras y señores, el título que he elegido para esta pequeña charla es 'Contra jugulatores obloquentes', que todos ustedes reconocerán como latín, latín medieval, para ser exactos. Es el título de una ley promulgada en 1221 en Sicilia por el emperador 'ungido por Dios' al que en la escuela se nos enseñó a ver como un soberano extraordinariamente ilustrado, un liberal. 'Joculatores obloquentes' significa ' bufones que insultan y difaman'. La ley en cuestión permitía a todos los ciudadanos insultar a los bufones, golpearles e incluso -si estaban de humor- matarles sin correr el riesgo de ser juzgados y condenados por ello. Me apresuro a asegurarles que esta ley ya no está en vigor, por lo que puedo proseguir sin peligro. 

Señoras y señores, algunos amigos míos, distinguidos hombres de letras, han declarado en diversas entrevistas a la radio o a la televisión: 'Sin duda, el mayor premio lo merecen los miembros de la Academia Sueca por tener el coraje de conceder este año el Premio Nobel a un bufón'. Estoy de acuerdo. El suyo ha sido un acto de valentía que raya la provocación. 

Basta pasar revista al alboroto que ha provocado: sublimes poetas y escritores que normalmente ocupan las esferas más encumbradas y que rara vez se interesan por aquellos que viven y se afanan en planos más humildes, se han visto sacudidos por una suerte de torbellino. Como ya he dicho, aplaudo y coincido con mis amigos. Estos poetas habían alcanzado ya alturas parnasianas cuando ustedes, con su insolencia, les hacen caer tambaleándose a tierra, donde se dan de bruces con el lodo de la normalidad. Insultos y exabruptos se lanzan ahora contra la Academia Sueca, contra sus miembros y sus parientes hasta la séptima generación. Los más enardecidos claman: '¡Abajo el rey?.de Noruega!'. Parece que, en su obcecación, confunden una dinastía con otra. Hay quien aterrizó de mala manera, magullándose sus partes bajas. 

Hay informes que atestiguan que los nervios y el hígado de ciertos poetas han sufrido terriblemente. Durante un par de días, no había farmacia en toda Italia que pudiera proporcionar un tranquilizante. Pero, queridos miembros de la Academia, es hora de admitir que esta vez se han pasado. Quiero decir, venga ya, primero le dan el premio a un negro, luego a un escritor judío, y ahora a un payaso. ¿Qué pasa? Como dicen en Nápoles: '¿pazziàmme?' ¿Han perdido el seso? 

También la alta clerecía ha sufrido sus momentos de locura. Diversos potentados -importantes partidarios del Papa, obispos, cardenales y prelados del Opus Dei- se han subido por las paredes hasta el punto de solicitar la habilitación de la ley que permitía quemar en la hoguera a los bufones. A fuego lento. 

Por otra parte, les puedo decir que hay un gran número de personas que se regocijan conmigo de su decisión. Y por ello quiero darles las gracias más festivas en nombre de una multitud de mimos, bufones, payasos, volatineros y cuentistas. Y hablando de cuentistas, no debo olvidar los de la pequeña ciudad junto al lago Maggiore donde nací y me crié, una ciudad con una rica tradición oral. Estaban los viejos cuentistas, los maestros vidrieros que nos enseñaron a mí y a otros niños el oficio, el arte de tejer fantásticas tramas. Les escuchábamos estallando en carcajadas, carcajadas que se helaban en nuestras gargantas cuando comprendíamos la trágica alusión que se escondía tras cada sarcasmo. Aún recuerdo la historia de la Roca de Caldé. 'Hace muchos años', comenzó a relatar el viejo vidriero, 'allá arriba, en la cumbre de ese escarpado acantilado que se eleva sobre el lago, había una ciudad llamada Caldé. Resultó que esa ciudad se encontraba sobre un espigón suelto de roca que lentamente, día tras día, se deslizaba hacia el precipicio'. Era una ciudad espléndida, con su campanario, una torre fortificada en el punto más alto y un racimo de casas, una junto a otra. Es una ciudad que una vez estuvo allí y que ahora no está. Desapareció en el siglo XV. 

'Eeh', gritaban a sus habitantes los campesinos y pescadores que vivían en el valle."Os estáis resbalando, os vais a caer". Pero los habitantes del risco no les escuchaban, incluso había quien se reía y se burlaba de ellos. "Os creéis muy listos tratando de asustarnos para que salgamos corriendo de nuestras casas y de nuestra tierra, y haceros con ellas. Pero no somos tan tontos". 

De modo que siguieron cuidando sus viñedos, arando sus campos, casándose y haciendo el amor. Iban a misa. Notaban que la roca cedía bajo sus casas, pero no le daban importancia. 'La roca, que busca su sitio. Es normal', decían tranquilizándose unos a otros. Y la roca estaba a punto de hundirse en el lago. 'Cuidado, cuidado, ya tenéis el agua por los tobillos', les gritaba la gente desde la orilla. 'Tonterías, son los manantiales subterráneos; es que hay un poco de humedad', decía la gente de la ciudad y así, sin prisa pero sin pausa, la ciudad entera fue engullida por el lago. Glu?glu?plaf?se hunden?casas, hombres, mujeres, dos caballos, tres burros?.¡iiiiaaaa!?.glu. Impertérrito, el sacerdote escuchaba la confesión de una monja: 'Te absolví? animus?santi?glu?Aame?glu?'. La torre desapareció, el campanario se hundió con campanas y todo: Ding?dong?pam?plof? 

'Incluso hoy, prosiguió el viejo vidriero, si miras al agua desde ese saliente, y si en ese mismo momento estalla una tormenta y los rayos iluminan el fondo del lago, podrás ver -¡por increíble que parezca!- la ciudad sumergida con sus calles intactas, e incluso a sus habitantes caminando de un lado a otro y repitiéndose a borbotones: 'No ha pasado nada'. Los peces se pasean delante de sus narices, incluso se les meten en los oídos. Pero ellos simplemente los apartan: 'No hay nada de que preocuparse. No es más que algún tipo raro de pez que ha aprendido a nadar en el aire'. '¡Achís!'. 'Salud'. 'Gracias?Hay algo de humedad hoy, más que ayer... Pero por lo demás todo va bien'. Han llegado al mismo fondo del lago, pero en lo que a ellos respecta, nada ha ocurrido". 

Aunque sea inquietante, no se puede negar que una historia como ésta aún tiene algo que decirnos. Les repito, les debo mucho a estos vidrieros míos, y ellos -se lo aseguro- les están enormemente agradecidos a ustedes, miembros de esta Academia, por el reconocimiento de uno de sus discípulos. Y expresan su gratitud con una exhuberancia explosiva. En mi ciudad natal la gente asegura que la noche en que llegó la noticia de que uno de sus cuentistas había recibido el Premio Nobel, un horno que había permanecido inactivo durante cincuenta años estalló de pronto en un arco iris de llamas, lanzando al aire -cual traca final- una miríada de astillas de vidrio de colores que luego aparecieron flotando en la superficie del lago exhalando una impresionante nube de vapor. 

Mientras aplauden tomaré un trago de agua. (Volviéndose hacia la intérprete:) ¿Quiere un poco? Es importante que hablen ustedes mientras bebemos, porque si tratan de oír el borboteo del agua, nos atragantaremos y empezaremos a toser. Así que, en lugar de eso, pueden ustedes intercambiarse lindezas como: 'Oh, qué tarde más agradable, ¿no le parece?'. Fin de la interrupción: pasemos a la siguiente página, pero no se preocupen, a partir de ahora iré más rápido. 

Más que otros, esta tarde son ustedes acreedores del solemne y expresivo agradecimiento de un extraordinario maestro de la escena poco conocido, no sólo en Francia, en Noruega o en Finlandia, sino incluso en Italia. Y, sin embargo, hasta Shakespeare fue sin duda el mejor dramaturgo de la Europa del Renacimiento. Me refiero a Ruzzante Beolco, mi mayor maestro junto con Molière: ambos actores y dramaturgos, ambos destinatarios del escarnio de los hombres de letras de su época. Sobre todo, se les despreciaba por llevar a la escena la vida cotidiana, las alegrías y la desesperación de la gente común; la hipocresía y la arrogancia de los ricos y los poderosos, y la injusticia incesante. Y lo que no les podían perdonar era que, al contar estas cosas, hacían reír a la gente. La risa no agrada a los poderosos. Ruzzante, el verdadero padre de la 'Commedia dell´arte', también creó un lenguaje propio, un lenguaje por y para el teatro basado en una variedad de lenguas: los dialectos del valle del Po, expresiones en latín, español, e incluso alemán, mezclados con sonidos onomatopéyicos de su propia invención. Es de él, de Beolco Ruzzante, de quien aprendí a liberarme de la escritura literaria convencional y a expresarme con palabras masticables, con sonidos inusuales, con diversas técnicas de ritmo y respiración, e incluso con el habla absurda y laberíntica del "grammelot". 

Permítanme que le dedique una parte de este prestigioso premio a Ruzzante. 

Hace unos días, un joven actor de gran talento me dijo: 'Maestro, debería tratar de proyectar su energía, su entusiasmo, a la gente joven. Tiene que entregarles el relevo.Tiene que compartir su experiencia y sus conocimientos con ellos'. Franca -mi mujer- y yo nos miramos y dijimos: 'Tiene razón'. Pero, si enseñamos a otros nuestro arte y compartimos esta carga de fantasía, ¿de qué servirá? ¿ A dónde conducirá? En los últimos meses, Franca y yo hemos visitado varias universidades para dirigir una serie de talleres y seminarios con jóvenes. Nos ha sorprendido -por no decir inquietado-descubrir su ignorancia de los tiempos que vivimos. 

Les referimos los juicios en curso en estos momentos en Turquía contra los supuestos culpables de la masacre de Sivas. Treinta y siete intelectuales demócratas de ese país, que se habían reunido en una ciudad de Anatolia para rendir homenaje a un famoso bufón medieval del período otomano, fueron quemados vivos al amparo de la noche, atrapados en su hotel. El incendio fue obra de un grupo de fundamentalistas fanáticos que disfrutaban de la protección de algunos miembros del propio gobierno. En una noche, treinta y siete de los artistas más celebrados del país, escritores, directores, actores y bailarines kurdos, fueron aniquilados. De un solo golpe, estos fanáticos aniquilaron a parte de los exponentes más relevantes de la cultura turca. Miles de estudiantes nos escuchaban. La expresión de sus caras revelaba su asombro e incredulidad. No habían oído hablar de la masacre. Pero lo que más me impresionó es que ni siquiera los profesores presentes conocían el hecho. Ahí tenemos a Turquía, en el Mediterráneo, casi enfrente, insistiendo en unirse a la Comunidad Europea y, sin embargo nadie había oído hablar de la masacre. Salvini, conocido demócrata italiano, tenía razón cuando observó: 'La extendida ignorancia de lo que ocurre es el mayor bastión de la injusticia'. Pero este desconocimiento de los jóvenes les ha sido insuflado por los que tienen la obligación de educarles e informarles: entre los ignorantes y los inconscientes, los maestros de escuela y otros educadores merecen mención de honor. 

Los jóvenes sucumben fácilmente al bombardeo de banalidades y obscenidades gratuitas a que diariamente los someten los medios de comunicación de masas: desalmadas películas televisivas donde en el lapso de diez minutos se ven expuestos a tres violaciones, dos asesinatos, una paliza y una colisión múltiple de diez vehículos sobre un puente que acaba derrumbándose, tras lo cual todos -coches, conductores y pasajeros- se precipitan al mar?Sólo una persona sobrevive a la caída, pero no sabe nadar, de modo que se ahoga, entre los vítores de una masa de curiosos que de pronto irrumpe en la escena. 

En otra universidad representamos una parodia sobre un proyecto -ahora en vías de ser realizado- de manipulación de material genético, o, para ser más precisos, la propuesta del Parlamento Europeo de admitir el derecho de patente de organismos vivos. Percibimos claramente que el tema provocaba un escalofrío entre los presentes. Franca y yo les explicamos cómo nuestros eurócratas, impulsados por poderosas y ubicuas multinacionales, están preparando un plan digno del argumento de una película de horror y ciencia ficción titulada 'El hermano cerdo de Frankenstein'. Están tratando de conseguir la aprobación de una directiva que (¡no se lo pierdan!) autorizaría a las industrias a adquirir la patente de criaturas vivas, o de partes de ellas, creadas con técnicas de manipulación genética que parecen sacadas de 'El aprendiz de brujo'. 

El procedimiento es el siguiente: manipulando la información genética de un cerdo, un científico logra humanizar en cierto modo al cerdo. De este modo resulta mucho más fácil extraer del cerdo el órgano elegido -un hígado, un riñon- y trasplantarlo al hombre. Pero para asegurarse de que los órganos del cerdo no son rechazados, es necesario transferir al hombre ciertas partes de la información genética de dicho cerdo. El resultado: un cerdo humano (muchos de ustedes dirán que ya hay muchos). Y cada parte de esta nueva criatura, de este cerdo humanizado, está sujeta a nuevas leyes de patentes, y quien desee una parte de él tendrá que pagar los derechos de copyright a la empresa que lo 'inventó'. Las enfermedades derivadas del trasplante, monstruosas deformaciones, infecciones?. Todo ello constituyen opciones incluidas en el precio? El Papa ha condenado rotundamente esta monstruosa hechicería genética. La ha tachado de ofensa contra la humanidad, contra la dignidad del hombre, y se ha molestado en subrayar la ausencia total e irrefutable de valor moral del proyecto. Lo sorprendente del caso es que, mientras esto ocurre, un científico americano, un mago notable -seguramente habrán sabido de él por los periódicos- ha logrado trasplantar la cabeza de un mandril. Les cortó la cabeza a dos mandriles y las intercambió. No puede decirse que los mandriles estuvieran en su mejor momento después de la operación. De hecho, les dejó paralizados, y ambos murieron poco después, pero el experimento funcionó, lo que es una gran cosa. Pero, y aquí está la dificultad: este Frankenstein de nuestros días, un tal profesor White, ha sido distinguido entretanto con el título de miembro de la Academia Vaticana de las Ciencias. Alguien debería advertir al Papa. Así que representamos estas farsas criminales ante los chicos de las universidades y se desternillaron de risa. Decían de nosotros: 'Son la monda, se inventan las historias más fantásticas'. Ni por un momento intuyeron siquiera que las historias que les contábamos eran ciertas. Estos encuentros han fortalecido nuestra convicción de que nuestra tarea es -coincidiendo con la exhortación del gran poeta italiano Savinio- 'contar nuestra historia'. 

Nuestra misión como intelectuales, como personas que se suben a un estrado o a un escenario y que, lo que es aún más importante, se dirigen a la gente joven, nuestra misión no es simplemente enseñarles un método, cómo usar los brazos, cómo controlar la respiración, cómo usar el estómago, la voz, el falsete, el contraccampo. No basta con enseñar una técnica o un estilo: tenemos que enseñarles lo que está ocurriendo a nuestro alrededor. Tienen que ser capaces de contar su propia historia. Un teatro, una literatura, una expresión artística que no hable de su propio tiempo no tiene relevancia. 

Hace poco participé con muchas otras personas en una conferencia donde intenté explicar, especialmente a los participantes más jóvenes, los entresijos de un caso judicial italiano particular. El caso original ha dado lugar a siete juicios distintos, cuyo resultado ha sido la condena de tres políticos italianos de izquierda a veintiún años de prisión cada uno, acusados de haber asesinado a un jefe de policía. He estudiado los documentos del juicio -como hice cuando preparaba la Muerte accidental de un anarquista- y en la conferencia relaté los hechos pertinentes, que en realidad son bastantes absurdos, incluso grotescos. Pero en cierto momento me di cuenta de que estaba hablando en el vacío, por la sencilla razón de que mi audiencia ignoraba no sólo el caso, sino lo que había ocurrido cinco años antes, diez años antes: la violencia, el terrorismo. No sabían nada de las masacres perpetradas en Italia, de los trenes volados, las bombas en las plazas o los grotescos juicios que se han celebrado desde entonces. Lo que resulta terriblemente difícil es que, para hablar de lo que está ocurriendo hoy, tengo que empezar por lo que pasó hace treinta años y luego ir avanzando. No basta con hablar del presente. Y, fíjense bien, esto no ocurre sólo en Italia: lo mismo ocurre en todas partes, en toda Europa. Le he intentado en España y me he encontrado con la misma dificultad; lo he intentado en Francia, en Alemania; aún tengo que intentarlo en Suecia, pero lo haré. Para concluir, déjenme compartir esta medalla con Franca. Franca Rame, mi compañera en la vida y en el arte, que ustedes, miembros de la Academia, citan en su razonamiento de la concesión del premio como actriz y autora, ha intervenido en muchos de los textos de nuestro teatro. En estos momentos, Franca está actuando en un teatro en Italia, pero se reunirá conmigo pasado mañana. Su vuelo llega a mediodía; si quieren, podemos ir todos a recibirla al aeropuerto. Franca tiene un agudo sentido del humor, se lo aseguro. Un periodista le hizo hace unos días la siguiente pregunta: 'Bien, ¿qué siente al ser la esposa de un Premio Nobel? ¿Qué siente al tener un monumento en su casa?'. A lo que respondió: 'No me preocupa, ni lo considero una desventaja en absoluto; llevo mucho tiempo ensayando. Cada mañana hago mis ejercicios: me pongo a gatas, y así me voy acostumbrando a ser el pedestal de un monumento. ¡Y soy bastante buena!'. Como les he dicho, tiene un agudo sentido del humor. A veces incluso dirige su ironía contra sí misma. Sin ella a mi lado, donde ha permanecido ya toda una vida, jamás habría realizado el trabajo que ahora consideran digno de este honor. Juntos hemos planeado y puesto en escena miles de obras, en teatros, fábricas ocupadas, en sentadas en universidades, incluso en iglesias no consagradas, en cárceles y en parques, bajo el sol y la lluvia, siempre juntos. Hemos tenido que soportar abusos, asaltos de la policía, insultos de los bienpensantes y violencia. Y es Franca la que ha padecido la agresión más atroz. Ha tenido que pagar más caro que ninguno de nosotros, con su propia integridad física, la solidaridad con los humildes y los derrotados que ha sido siempre nuestra premisa. 

El día en que se anunció que se me iba a conceder el Premio Nobel me encontraba frente al teatro de la Vía di Porta Romana, de Milán, donde Franca, junto con Giorgio Albertazzi, representaba 'El demonio con tetas'. De pronto me vi rodeado de un enjambre de reporteros, fotógrafos y cámaras de televisión. Un tranvía que pasaba por ahí se detuvo inopinadamente, el conductor se bajó a felicitarme, y entonces los pasajeros hicieron lo mismo y se pusieron a aplaudir; todos querían estrecharme la mano y felicitarme?cuando, de pronto, se pararon y, al unísono, gritaron: '¿Dónde está Franca?'. Empezaron a aullar 'Francaaaa', hasta que, poco después, apareció. Estupefacta y con lágrimas en los ojos, bajó a abrazarme. En ese momento, como caída del cielo, apareció una banda tocando sólo instrumentos de viento y tambores. Estaba formada por chiquillos de todos los rincones de la ciudad, y resultó que era la primera vez que tocaban juntos. Tocaron Porta Romana bella, Porta Romana a ritmo de samba. Jamás he oído nada más desafinado, pero fue la música más hermosa que Franca y yo hayamos escuchado nunca. 

Créanme, este premio es para los dos".