Este texto me lo envía mi colega Víctor López (en un mensaje de Whatsapp) y hace referencia a una creciente tendencia de los políticos imbéciles y algunos periodistas a alterar el idioma por razones ideológicas (mas no intelectuales).
La imbecilidad humana se hace manifiesta en algunos congresistos y periodistos...
Me informan que el texto es de Rocío Velez de Piedrahita. Si no es así por favor me lo hacen saber para dar el respectivo crédito.
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Me pareció interesante ...
Aprendí a amar nuestra lengua, nuestra historia y nuestra cultura.
Y... vamos con la Gramática.
En castellano existen los participios activos como derivado de los tiempos verbales.
El participio activo del verbo atacar es "atacante"; el de salir es "saliente"; el de cantar es "cantante" y el de existir,"existente".
¿Cuál es el del verbo ser? Es "ente", que significa "el que tiene identidad", en definitiva "el que es". Por ello, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación "ente".
Así, al que preside, se le llama "presidente" y nunca "presidenta", independientemente del género (masculino o femenino) del que realiza la acción.
De manera análoga, se dice "capilla ardiente", no "ardienta"; se dice "estudiante", no "estudianta"; se dice "independiente" y no "independienta"; "paciente", no “pacienta"; "dirigente", no dirigenta"; "residente", no "residenta”.
Y ahora, la pregunta: nuestros políticos y muchos periodistas (hombres y mujeres, que los hombres que ejercen el periodismo no son"periodistos"), ¿hacen mal uso de la lengua por motivos ideológicos o por ignorancia de la Gramática de la Lengua Española?
Creo que por las dos razones. Es más, creo que la ignorancia les lleva a aplicar patrones ideológicos y la misma aplicación automática de esos patrones ideológicos los hace más ignorantes (a ellos y a sus seguidores).
Les propongo que pasen el mensaje a sus amigos y conocidos, en la esperanza de que llegue finalmente a esos ignorantes semovientes (no "ignorantas semovientas", aunque ocupen carteras ministeriales).
Lamento haber aguado la fiesta a un grupo de hombres que se habían asociado en defensa del género y que habían firmado un manifiesto.
Algunos de los firmantes eran:
el dentisto,
el poeto,
el sindicalisto,
el pediatro,
el pianisto,
el golfisto,
el arreglisto,
el funambulisto,
el proyectisto,
el turisto,
el contratisto,
el paisajisto,
el taxisto,
el artisto,
el periodisto,
el taxidermisto,
el telefonisto,
el masajisto,
el gasisto,
el trompetisto,
el violinisto,
el maquinisto,
el electricisto,
el oculisto,
el policío del esquino
y, sobre todo, ¡el machisto!
SI ESTE ASUNTO "NO TE DA IGUAL", PÁSALO, POR AHÍ, CON SUERTE, TERMINA HACIENDO BIEN HASTA EN LOS MINISTERIOS.
Porque no es lo mismo tener "UN CARGO PÚBLICO"
que ser "UNA CARGA PÚBLICA".
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Les faltó el "congresisto" que propuso la ley para cambiar los cargos.
Si les ha gustado, también recomiendo leer "El género de las palabras"
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