"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 2 de julio de 2014

Futbol y fanatismo

Muchos saben que no soy un aficionado al futbol.
La razón es la siguiente:   Instinto de supervivencia.

De niño, cuando veía jugar un partido de futbol y había una jugada espectacular, si la celebraba corría el riesgo de estar celebrando una jugada del equipo contrario y toda mi familia se me venía encima haciéndome sentir el traidor mas grande del mundo.

Mi instinto me decía que mejor no viera futbol en presencia de seres humanos.

Y es que en ese entonces no entendía por que diablos debía ponerme a favor de uno u otro equipo. 

No existe ninguna razón para pensar que cuando unos coterraneos juegan un juego yo tenga que involucrarme sentimentalmente con ese juego en favor "de los nuestros" y por que tengo que odiar a "los otros".  Pero infortunadamente con los deportes sucede eso.  Hay que odiar a los  que no comparten nuestro territorio.


Después la antropología me lo explicó.   El fútbol es un deporte que nace de la guerra.   Desde sus orígenes es claro que dos grupos rivales se enfrentan para hacerse el mayor daño posible.  Incluso sus raíces son netamente bélicas.

Solo basta mirar la terminología en el fútbol:  .. Se eliminan rivales,  se hacen disparos,  se ataca y se defiende,  se interceptan jugadores y balones,  se hacen tiros,  se abaten porterías, se toman posiciones,   hay avanzadas y retiros,  se hacen contragolpes, se tejen estrategias,  etc.  Cualquiera pensaría que se esta llevando a cabo una guerra.

El Fútbol despierta una tendencia natural en el ser humano. Es la tendencia de apoyar a uno grupo de personas que atacan o son atacados por unos enemigos.   Por esa razón el fútbol genera tantas pasiones: porque nos lleva nuevamente a guerras tribales.

Once jugadores, unos entrenadores y un grupo directivo juegan un partido y toda una región o un pais celebran sus triunfos como si fueran ellos mismos los que jugaron.

Cuando alguien dice "ganamos" me pongo a pensar realmente quienes ganaron:  Ganaron los jugadores que participaron en el juego.  Ganaron los de la banca que obtienen prestigio,  ganan los entrenadores y el cuerpo técnico.  Ganan los patrocinadores, y quienes hayan apostado algún dinero o hicieron una inversion... Pero de ahí en adelante, nadie mas gana. 

Pocas personas que observan un partido de futbol son capaces de entender que nadie gana o pierde excepto los directamente implicados en el juego (jugadores, equipo tecnico y patrocinadores).

Si la selección Colombia fue  capaz de hacer que un país se conectara para apoyarlos, es porque la gente veía a "nuestro equipo" eliminando "a unos equipos enemigos" en un campo de batalla.   Eso es lo que se ve en los deportes.

Nunca he visto que una ciudad o un país celebre el esfuerzo que hace una madre soltera para pagar la universidad de sus hijos.  Ninguna región celebra la culminación de un bachillerato de un pobre huérfano que tuvo que trabajar para pagar sus estudios.   Nunca se celebra la construcción de una escuela o un puente de la misma forma que se celebra una victoria deportiva.   ¿Saben por que no?   Porque ninguno de ellos estaba luchando contra un enemigo nuestro.  Los deportes competitivos nos dan la sensacion de que estamos enfrentándonos con enemigos y tenemos que vencerlos.

Solo celebramos aquellos triunfos sobre rivales que son diferentes a nosotros, que viven en otro país u otra ciudad. Apoyamos a los que son de nuestra region, a los que son parecidos a nosotros, o a los que comparten nuestras desdichas.   Nos ponemos a favor del debil cuando a nosotros nos han considerado débiles.  Siempre tomamos partido por uno de los equipos, generalmente porque nos identificamos con "ellos", y queremos que les ganen a los "otros"

Celebramos cualquier triunfo deportivo porque somos igual de territoriales que hace un millón de años. No hemos aprendido que no tenemos por que considerar enemigos a otros jugadores que son de otra ciudad/región/pais o que no comparten nuestra cultura o nuestra forma de ser.  
 
Es triste, pero así somos los humanos.  Aún disfrutamos la guerra y la bautizamos "deporte" para sentirnos con la conciencia tranquila mientras odiamos a los rivales.
 






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