Ayer 19 de marzo de 2013 se conmemoraba, como todos los años, el día de San José. Algunas compañeras de trabajo se acercaron a mí, para felicitarme por el día del hombre, felicitación que por supuesto decliné.
No porque me considerara menos hombre que San José, -ni más faltaba-, sino porque estoy en contra del “Día del hombre”
Tengo varias razones:
- Ser hombre (o mujer) es una característica inherente al ser humano que depende del azar al momento de la concepción. (eso no es una razón para que lo feliciten a uno)
- Por el hecho de ser hombre, no hago parte de una minoría. (no necesito que me hagan justicia por ser hombre).
- No soy inferior por el hecho de ser hombre (por lo tanto no necesito que me reconozcan derechos).
Es muy sencillo: ningún zurdo, ninguna persona con gafas se siente inferior a otro. A pesar de ser minoría, han logrado llegar donde cualquier otro humano puede llegar. No se consideran inferiores, ni hacen algo extraordinario al vencer sus limitaciones. Simplemente viven.
Por mi parte me sentiría ridículo felicitando a un zurdo por haber logrado hacer lo mismo que yo.
En la actualidad hay días para todo. Hay día del abogado, del médico, del carpintero, del barrendero, de la cocinera, de la estilista, etc. En esos casos un hombre o mujer decidieron voluntariamente dedicarse a algo útil, se prepararon para ello y dedican su tiempo para hacer algo especial para los demás. Eso sí es de felicitar. Son minorías y hacen algo que pocos hacen.
Y entonces, ¿qué pasa con el Día internacional de la mujer?. Esa es una historia tergiversada.
Si nos devolvemos en la historia, el 25 de marzo de 1911 unas mujeres obreras protestaron por lo que consideraban condiciones injustas de trabajo en la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist en New York. Los dueños de la empresa cerraron la fábrica con ellas adentro como castigo por la huelga, con tan mala suerte que una colilla de cigarrillo produjo un incendio y provocó la muerte de 126 mujeres y 17 hombres. (De ellos nadie habla a pesar de que se pregona el derecho a la igualdad).
Los movimientos feministas a partir de entonces comenzaron a hacer manifestaciones los 8 de marzo para promover la igualdad de derechos de la mujer en el ámbito laboral. Se creó el día de la mujer obrera.
El día de la mujer es un invento de la sociedad de consumo, que vio la oportunidad de hacer sentir inferiores a las mujeres y con el apoyo de un montón de feministas comenzaron una campaña para felicitar (y dar regalos) a la mujer por el simple hecho de ser mujer.
Si de verdad queremos igualdad, hay que mostrarles a nuestras hijas que las mujeres no deben ser felicitadas por ser mujeres, sino por lo que ellas decidan hacer con su femineidad.
Por lo tanto, mientras que las mujeres sigan pidiendo un día para ellas, yo me quedaré con los otros 364 días restantes que ellas no quisieron.
