"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)
Mostrando las entradas con la etiqueta Opinión. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Opinión. Mostrar todas las entradas

miércoles, 23 de agosto de 2023

Creatividad y literatura

La creatividad está inmersa en todas las actividades humanas. Hay creatividad en la música, en la literatura, en la arquitectura, en la danza, el teatro o la pintura.  Pero también hay creatividad en el que busca la forma de promocionar un producto o hacer crecer su negocio. Hay creatividad en los avances de la medicina, en el campesino que orienta sus eras para aprovechar mejor el agua o que recicla sus desechos para hacer abono. Hay creatividad en la persona que cada día piensa en qué les preparará de cena a su familia. 

A continuación, les comparto una conferencia programada por la Editorial Libros para Pensar el 18 de agosto de 2023 en el Parque Biblioteca de Belén, con motivo del lanzamiento de la segunda edición de dos de mis libros: Amelia y otros cuentos y fuga de ideas. 

En ella se hablará de lo que es creatividad, de cuáles son sus fuentes, de la forma como funciona el pensamiento creativo y de cómo fortalecerlo. Veremos algunos ejemplos muy interesantes al respecto. 


Espero les guste




miércoles, 16 de agosto de 2023

Blanco o negro.

Hace unos días conversaba con una amiga sobre el daño que el relativismo ha tenido en nuestra sociedad actual. Ya los medios de comunicación no hablan de asesinatos sino "casos de intolerancia"; no hay buenos ni malos, sino "Gestores de paz", que no es otra cosa que la validación que da un político a unos delincuentes, para convertirlos en héroes. Ya no hay hombre ni mujeres sino un sartal de "géneros" que va en contra de cualquier biología sin tener en cuenta que las personas al nacer tienen solo dos opciones:  o tienen útero o tienen próstata. 

Sin embargo, el relativismo como una corriente filosófica no es tan mala. El relativismo favorece el escepticismo que no es más que buscar la verdad y descartar lo que se aleja de ella. El escéptico no se compromete con ninguna "verdad". Sabe que lo que él cree como "verdad" puede cambiar a la luz de una nueva evidencia. El escéptico no se aferra a sus creencias y está dispuesto a cambiar de punto de vista si aparece nueva información sustentable y verificable.  



En la vida real, no hay verdades absolutas. Un hombre, por macho que sea, tiene en su circulación pequeñas dosis de hormonas femeninas y viceversa. El cincuenta por ciento de su material genético es de su madre y el otro de su padre. 

En eso no hay discusión. La discusión surge cuando tomamos el relativismo como argumento para decir que nadie nace hombre ni mujer, o que existen más de dos géneros, inventándose un mundo que no es verdadero y queriéndolo hacer pasar como real. 

Yo soy un creyente del relativismo y por lo tanto del escepticismo. Lo explico con un ejemplo ¿El color rojo existe?  

Casi todos dirán que sí. ¡El color rojo existe!

Pero el daltónico dirá que no lo puede ver, aunque posiblemente diga que sí existe porque alguien se lo ha enseñado. Ahora, miremos que las abejas ven en otra gama los colores; para ellas no hay amarillos, rojos o verdes. Un físico te dirá que el color rojo es simplemente la vibración de la luz a una frecuencia determinada (con una amplitud de onda entre 619 y 780 nm), pero estaría utilizando mediciones que también son relativas...

A donde quiero llegar es que la realidad puede tener muchas interpretaciones y puntos de vista y nunca podemos tener certeza de ella. 

Muchos de los que se oponen al relativismo creen que todo se reduce a blanco/negro, culpable/inocente, bueno/malo, derecha/izquierda. Los que creemos en la ciencia, sabemos que no es así. Hay matices. El socialismo no es del todo malo, así como el capitalismo tampoco lo es. Cada uno tiene puntos a favor y puntos en contra, pero tendemos a ubicarnos en un extremo y afirmamos que los del otro están equivocados.

Ser dicotómico no es malo. Reducir el mundo en dos opuestos nos resuelve un montón de problemas. Es más fácil vivir en un mundo donde hay solo dos opciones para elegir, que vivir en uno donde hay treinta. La clave para vivir con salud mental es entender cuándo hay que categorizar en polos y cuándo no. 

Si me enfrento a un paciente, solo hay dos géneros:  masculino o femenino. El hecho de que en el cerebro de mi paciente haya un convencimiento de que es de un sexo diferente al biológico no cambia para nada mi enfoque: o tiene factores de riesgo para sufrir enfermedades masculinas (por ejemplo, un cancer de próstata, mayor predisposición al infarto cardiaco), o tiene factores de riesgo para sufrir enfermedades de predominio femenino (cancer de ovario, cancer de útero, lupus sistémico, etc.). Sin embargo, para otros aspectos, por ejemplo, el acné o la alopecia (calvicie) habrá que ver qué proporción de hormonas masculinas y femeninas están expresándose.  

El problema de nuestra sociedad es sustentar con argumentos relativistas unos temas que no son aplicables. Tratar de mostrar al relativismo como una verdad absoluta es de por sí, contradictorio. Las verdades absolutas generalmente están por fuera del plano humano. 

A los seres humanos nos encantan las certezas. Pero las certezas absolutas no existen en nuestra vida cotidiana.  

El número Pi (𝛑) por ejemplo, establece una relación entre el diámetro de una esfera con su circunferencia. Eso es una verdad absoluta que no puede ser refutada. Pero decir que un asesino es un gestor de paz, o que existen varios géneros entre los humanos, es una afirmación que no tiene ningún sustento científico. La ciencia se basa en investigar las supuestas verdades absolutas y verificarlas. La epistemología ha mostrado que lo que hoy se considera verdad puede ser refutada si hay nueva información. La ciencia siempre busca la verdad. 

No hay por qué tenerle miedo al relativismo, pero tampoco podemos dejarnos engañar por los que lo toman como bandera para imponer sus "verdades" cuando las cosas son claras y bien definidas.

A continuación, les comparto un video muy interesante de Fabián C Barrios sobre el escepticismo, y en el que plantea qué hacer cuando nos enfrentamos a situaciones donde no es posible determinar la verdad por carecer de elementos de juicio. Me refiero a la epojé que es el estado de reposo mental por cual no afirmamos ni negamos. En este video aprenderemos como el escepticismo nos puede ayudar a mantener nuestra salud mental, cuando nos movemos en un mundo que cada vez está más polarizado. 

 



miércoles, 19 de julio de 2023

Isabel, la católica: la mujer que abolió la esclavitud antes que Lincoln

Todos creemos que los primeros españoles que llegaron a América eran unos delincuentes y que la culpa de nuestro subdesarrollo tiene origen en los conquistadores. 

Y es que hay gente que siempre trata de echarle la culpa a los demás de sus propias incapacidades. 

Les voy a contar algo: En uno de los viajes de regreso a España, Cristobal Colón viajó con seis nativos que voluntariamente lo quisieron acompañar. Uno de ellos hijo de un cacique amigo, según varios historiadores.

Como en la península ibérica los vieron "tan atrasados", los trataron como si fueran esclavos, pues ello era normal para la época:  El vencido o conquistado era considerado un ser de menor categoría.  

Se dice que la reina Isabel de Castilla, que se encontraba en Sevilla y había acudido a ver el desembarco de las dos naves recién llegadas de América, quedó fuertemente impactada al ver la escena de los nativos que llegaban de Indias y se preguntó: «¿Qué poder mío tiene el Almirante para dar a nadie a mis vasallos?». 

Por este motivo, el 20 de julio de 1500 Isabel decretó en la ciudad de Sevilla una Real Provisión. En ella, prohibía la esclavitud, mandó que los indígenas llevados a España fueran repatriados a América, y que les devolvieran las tierras que antes les hubieran pertenecido.


De esta forma, el 20 de julio de 1500, mediante una Real Provisión, Isabel la Católica prohibió la esclavitud. (¡más de trecientos años antes de Lincoln!). La soberana castellana se convirtió en la primera persona en preocuparse de los derechos de los indios. 

Esta Real Provisión supuso un auténtico hito en la historia social del Nuevo Mundo, al considerar a sus habitantes no sólo como personas sino, lo más importante, como súbditos de la Corona de Castilla. 

Posteriormente, el 16 de septiembre de 1501 envió una Instrucción al gobernador de La Española, Nicolás de Ovando, donde le instaba a que se les tratase «como nuestros buenos súbditos y vasallos, y que ninguno sea osado de les hacer mal ni daño».

Luego, en 1503, promulgó una ley que instaba al mestizaje, ordenando a su gobernador que fomentara los matrimonios mixtos, «que son legítimos y recomendables porque los indios son vasallos libres de la Corona española».

La Reina Católica no se olvidó de sus súbditos americanos ni en su Testamento (1504), en el que dejó especificado que «… no consientan ni den lugar a que los indios vecinos y moradores de las dichas Islas, y Tierra Firme, ganadas y por ganar, reciban agravio alguno en sus personas y bienes, más manden, que sean bien y justamente tratados, y si algún agravio han recibido, lo remedien y provean de manera, que no se exceda cosa alguna lo que por las letras apostólicas de la dicha concesión nos es mandado…»


De manera que cuando te hablen con odio porque hace 500 años vinieron a esclavizarnos, recuerda que te han mantenido engañado toda la vida. Simplemente te quieren "revolucionario". Se aprovechan de tu odio y te manipulan haciéndote creer que los demás tienen una deuda ancestral contigo.    

Ha llegado el momento de despertar y construir en vez de odiar.  Ha llegado el momento de revisar lo que te enseñaron y mirar al futuro sin culpar a los otros por tu presente ...y sobre todo, ha llegado la hora de que no te dejes manipular. 



miércoles, 12 de julio de 2023

A propósito de reformas: Julián Quintana.

El siguiente texto lo leí en el muro de un compañero con el que dicté hace muchos años unos cursos. Un joven curioso e inquieto que siempre estaba analizándolo todo. 

Me pareció muy bien argumentado su texto, el cual comparto. 


A propósito de las reformas…

Por: Julián Quintana.


Como está de moda hablar de reformas, tendríamos que tener los datos sobre la mesa para poder debatir con altura. Podríamos hablar de cómo, en los 30 años de existencia del sistema de salud, la expectativa de vida de los colombianos ha aumentado 10 años; sí, hay muchos factores que han incidido en esto, pero la existencia del sistema es, probablemente, la protagonista más importante en este aumento. Que yo les diga un número, no les dice nada; pero si les digo que la expectativa de vida de un colombiano que nace hoy, es la misma que la de una persona que nace en los Estados Unidos, eso es bastante más fácil de entender. Y esa sería una comparación bastante injusta, porque el que nace en Colombia habría nacido en un país que todavía está en vía de desarrollo, mientras que la otra persona habría nacido en el país más rico del mundo. Y si uno tiene dudas sobre el impacto puntual que tiene el sistema de salud en este indicador, hay un indicador más específico: la manera como ha aumentado, notoriamente, la expectativa de vida de las personas que padecen ciertas enfermedades graves, desde la existencia del sistema de salud.

Y digo podríamos, porque para este debate hay dos problemas: muchos de estos indicadores requieren una cierta formación para interpretarse y no son tan tangibles en el día a día de las personas. Pero lo digo sobre todo, porque a los ponentes de estas leyes lo que al final les preocupa no es si existen o no indicadores que soporten la calidad del sistema de salud. A ellos, en el fondo, lo que de verdad les preocupa, es si alguien se beneficia económicamente del sistema de salud; porque para ellos, está mal que los accionistas de Sura, por poner un ejemplo, saquen ganancias de la prestación del servicio. Para quienes proponen esta reforma, es pecaminoso que alguien tenga beneficio u obtenga una rentabilidad de cuidar la salud de otros; no importa si el sistema logra que la gente pueda tener mejor salud o no; simplemente no hay debate porque nadie puede beneficiarse de la salud de otros. 

Pero a título personal, hay una situación que me es completamente tangible en el día a día, y que podemos conversar, sin profundizar en mediciones e indicadores de difícil interpretación, aunque los indicadores que existen, respaldan la experiencia que yo vivo. Como médico especialista, toda mi vida laboral la he desarrollado en instituciones de alta complejidad de la ciudad de Medellín. En estas instituciones, se da una atención a personas de todo nivel socioeconómico: el concepto que quiero traer a colación, se llama “seguridad financiera”.

¿Por qué la seguridad financiera? Bueno, en esas instituciones en las que yo trabajo, a diario atendemos pacientes que requieren procedimientos o tecnologías de muy alto costo. Y cuando me refiero a muy alto costo, lo digo de verdad: una cirugía a corazón abierto, una endoprótesis aórtica, un stent diversor de flujo para un aneurisma cerebral, una estancia en UCI de quince días con medicamentos antibióticos, son todos procedimientos que, para el sistema de salud, tienen costos aproximados cercanos a los 100 millones de pesos; pero existen quimioterapias, trasplantes, medicamentos biológicos, terapias genómicas, radiocirugías, diálisis, dispositivos de asistencia ventricular, ECMO’s, neuroestimuladores, estimuladores cerebrales profundos, entre muchas otras tecnologías, cuyo costo supera los 1000 millones de pesos, sin contar las prolongadas estancias en UCI, los seguimientos que requieren estos tratamientos durante años, las rehabilitaciones, las incapacidades que de ahí derivan, etc. Todo médico especialista puede contar, al menos, una historia de cómo algún paciente recibió tratamientos de costos, cuando menos, impresionantes; esto es, del orden de 5000 millones de pesos, en un solo paciente, en una sola hospitalización. 



¿Se acuerdan cuántas personas terminaron intubadas en una UCI, durante la pandemia? Estoy seguro de que sí. Ahora cuéntenme, ¿Cuántas de ellas, perdieron su casa, hipotecaron el futuro de sus hijos, se endeudaron para poder estar ahí? ¿Ustedes tienen alguna remota idea de cuánto pagamos, entre todos, por cada una de esas personas? 

La atención en salud es hoy muy costosa. ¿Pero saben qué es lo mejor de todo el asunto? Que estas atenciones, se le han hecho a personas de todos los niveles socioeconómicos, y las hemos pagado todos a través del sistema; que estas personas no hubieran tenido acceso por sus propios medios a estas atenciones, pero que el país haya hecho un esfuerzo masivo y construido un sistema, donde las personas pueden pasar 3 meses en una UCI, consumiendo 400 millones de pesos de los recursos de todos y sus familias no vayan a pagar más que un copago, que en el peor de los escenarios, es un salario mínimo, es un logro muy relevante. Si el paciente sale de la UCI, no va a tener una cuenta pendiente de muchos miles de millones de pesos, que no le va a alcanzar toda la vida para pagar y sus hijos no van a salir con una deuda que hipoteque su futuro y su sustento. 

Y esa atención, se va a brindar en algunos de los mejores hospitales de Latinoamérica: en las evaluaciones de calidad, de la cual la más conocida es la de América Economía (fácilmente disponible para todos en internet), Colombia pone 5 de los 10 hospitales de mayor calidad del continente (y qué casualidad, todos son privados). Y todos los colombianos, tenemos acceso a esta atención, sin que nos discriminen por nuestra capacidad adquisitiva y, nuevamente, sin poner en riesgo nuestras propias finanzas.

Ahora, ¿alguna vez, de manera seria, se han sentado a calcular cuánto es lo que cada uno de nosotros pone a lo largo de la vida, para la seguridad social? Háganlo, es un ejercicio que no es tan complejo; unas cuantas multiplicaciones y verán que, al final, lo que cada uno pone para pagar el aseguramiento, en realidad es muy pequeño, comparado con lo que puede valer un tratamiento médico de los que se mencionaron en los párrafos previos. ¿No querrían hablar de eficiencia? Y, por sobre todo, recuerden algo: somos un país en vía de desarrollo. Hago énfasis en esto porque existe una cantidad de hipérboles, de mitos, de ideas que no respalda la evidencia, respecto a la seguridad social en otras partes del mundo. En Estados Unidos, la atención en salud es mucho más costosa (lograr lo mismo a mayor costo: la definición de ineficiencia); además las personas no están todas en el mismo sistema y las aseguradoras terminan cubriendo casi que lo que se les antoja (no es un plan de beneficios estandarizado que cubre casi todo lo importante y, quizás, algunas cosas que seriamente no debería cubrir; pero eso es harina de otro costal, es tema para otro debate). La seguridad financiera no existe en un sistema así: está documentado en infinidad de partes, cómo las personas terminan pagando de sus bolsillos y endeudándose “hasta el copete”, por cualquier atención que reciban. En España, Inglaterra y Canadá, que tienen un sistema diferente, el cubrimiento y la seguridad financiera sí existen, pero para muchos temas, las listas de espera son largas; si la gente aquí se queja por esperar 3 a 6 meses una prótesis de rodilla, no conocen de los tiempos de espera de 1 año o más en esos lugares.

Ahora, claro que el sistema tiene problemas; no existe un sistema perfecto, y este, está bastante lejos de serlo. Pero también es que los problemas serios que enfrenta el sistema de salud, no son los que la gente le achaca; en parte porque, en muchos sentidos, las personas confunden los problemas del país, con los problemas del sistema de salud. Sí, la atención en salud no es buena en todo el país; es el mismo sistema, pero el resultado que produce el sistema de salud en las ciudades más pequeñas, en los pueblos y en las áreas rurales, no es el mismo. Y sin embargo, esto no es un problema del sistema de salud, sino un problema estructural del país y de la descentralización y, hasta cierto punto, es un problema mundial: los pueblos están quedándose desiertos en todas partes, y la humanidad es cada vez más urbana y menos rural. Las razones de esto escapan al alcance de este texto, pero es importante resaltar que es un problema económico que no es exclusivamente nuestro: la ruralidad está en desaparición en el mundo entero.

Como sea, es cierto que si uno está en un pueblo no tiene acceso a toda esa tecnología, ni a todo ese conocimiento que se mencionó arriba: claro, un pueblo de 5000 personas, no tiene la economía de escala ni los recursos que se necesitan para sostener un resonador, un neurocirujano o una unidad de cuidados intensivos, que son recursos muy costosos; de hecho, tampoco tiene la demanda. Es decir, la necesidad de usar esos recursos es tan limitada, que en esa población tan pequeña, no habrá motivo para tener esas tecnologías y ese personal. Y entonces, resulta que esos recursos se terminan concentrando en las grandes ciudades donde, entre muchos más, logramos pagar esos recursos y donde se usarán con mucha mayor frecuencia; es decir, donde es más inteligente tenerlos. Como consecuencia, claro, la atención en salud en los pequeños centros poblados y en las zonas rurales, es de menor calidad. 

Pero entonces, me pregunto yo: ¿Eso es culpa del sistema de salud? ¿Eso no es simplemente, una característica estructural del país en el que vivimos? Y, sobre todo, ¿La estructura del sistema de salud que se está proponiendo desde el gobierno, está en capacidad de cambiar esa condición? Seriamente, yo lo dudo: esos lugares no van a dejar de ser pobres, aislados, con menor calidad de vida y, consecuentemente, de tener peor condición de salud. Nada de lo que se está proponiendo cambiar va a lograr que esos lugares puedan, ahora sí, subsidiar un cirujano de trasplantes o la atención completa de un infarto. Y por si fuera poco, en esos lugares, lo que hay, siempre, es una EPS pública; las mismas entidades que a esos lugares les han fallado, que han sido incapaces e ineficientes de administrar la salud para ellos, ahora serán las que nos administren la salud a todos. El premio a la ineficiencia, a la burocracia, a la incapacidad estatal. El Estado no ha sido capaz de cumplir con su labor mínima de supervisar el sistema, mucho menos con la administración de la prestación de la salud, pero ahora se plantea como el gran salvador.

Por otra parte, hay cosas que se le achacan al sistema de salud que son responsabilidades individuales. Una persona recibe mala atención en un lugar y la conclusión siempre es que es culpa del sistema de salud. En mi gremio, como en todos los otros, hay gente excelente, buena, regular, mala y pésima. Pero la responsabilidad de lo que hace cada uno, es individual. ¿Por qué si alguien tiene un problema con la electricidad en su casa, no piensa que el sistema eléctrico colombiano es una porquería?

Pero además, la gente no entiende qué es lo realmente puede ofrecer la medicina moderna y qué es lo que no. La gente no entiende qué puede y no puede hacer un médico; y no me refiero a las supuestas restricciones que enfrenta un médico general, porque eso también son decisiones individuales de personas que deben responder a título individual (un jefe que quiere ahorrar costos y presiona para que no se formule tal o cual cosa); me refiero a las expectativas milagrosas que tiene la gente con respecto a lo que un médico, aquí en Colombia, en China, en Europa o en Estados Unidos, es capaz de hacer. La medicina ha aumentado la expectativa de vida de la humanidad y en muchos sentidos, ha cambiado la calidad de vida de la gente; pero tiene unos límites, y no importa que algunos de mis colegas crean que salvan vidas, lo que hacemos tiene poco o nada que ver con eso: nuestra capacidad sigue siendo la de humanos mortales y, de milagrosos, poco o nada tenemos. Para ponerlo en palabras de algún amigo: al final, el que se va a morir, se muere, y el que se va a salvar, se salva y uno, en general, sólo acompaña.

Las personas tampoco entienden cómo, el crecimiento exponencial del conocimiento médico, ha hecho que la medicina sea cada vez más especializada y el médico general, tenga cada vez menor capacidad resolutiva. Esto es, el conocimiento médico es cada vez más grande y, entonces, un médico general no puede mantenerse al día en tantos temas, por lo que empieza a perder la posibilidad de resolver todo, él solito: progresivamente la medicina es más amplia, más compleja, más difícil de agarrar. La vida de los especialistas es simplemente, más fácil. Por lo demás, no queda claro cómo algunas personas hablan con añoranza de cuando eran los médicos generales los que operaban. ¿En serio esta gente preferiría que los operara un médico que no es especialista en esa cirugía y no un cirujano que hace sólo eso, y hace 10 de esas cada semana? Porque parte de la reforma intenta devolver al médico general la capacidad resolutiva, pero eso es algo que no va a pasar, porque el volumen del conocimiento médico es demasiado grande ya y las personas son cada vez más demandantes, cada vez exigen (con justa causa), que quien los interviene, sea la persona más apropiada para ello.

Y entonces, responden que el problema es que la medicina moderna es curativa, no preventiva; y que si la medicina fuera preventiva, no habría necesidad de curación. Para ser sincero, esto no es más que un delirio. Ni la medicina preventiva es milagrosa, ni lo que se logra prevenir tiene efecto sobre la población que ya está enferma, ni va a disminuir la carga de enfermedad y los costos de atención que ya todos subsidiamos. El que ya está en diálisis, el que ya está ciego, el que ya está en falla cardíaca, el que tiene una EPOC de tanto haber fumado, ya en este punto, poco o nada se benefician de prevención. Ya estamos en la responsabilidad de tratarlos. El impacto de la prevención es limitado porque hay infinidad de cosas que no son prevenibles y porque, al final, hay quien seguirá fumando, seguirá siendo sedentario, seguirá comiendo poca fibra, y eso no los hace malas personas ni menos merecedores de atención; y los resultados de la prevención se darán en 60 años, cuando los que ahora son niños, no sean diabéticos, no se infarten, no hayan fumado en toda su vida y sus pulmones estén intactos. ¿Y mientras tanto, qué? ¿Sacrificamos las generaciones que quedaron en medio? ¿Los juzgamos por no haber llevado la vida que nosotros queríamos que llevaran? ¿Qué nos hace creer que tenemos el derecho de juzgarlos?

Ahora, más allá de los problemas que tiene el sistema de salud en el imaginario colectivo, sí hay un verdadero problema que tiene el sistema: es verdaderamente difícil de sostener. Y eso no es un problema exclusivo de Colombia; es un problema de todos los sistemas de salud alrededor del mundo, y la Organización Mundial de la Salud lleva todo el siglo 21 advirtiendo el peligro que representa el costo creciente de la atención en salud, en el mundo. 

En todo este escrito he mencionado que la atención en salud es costosa, pero lo que tengo que decir adicionalmente, es que la atención en salud será cada día más costosa. La población vive cada día más años (gracias a los avances de nuestra sociedad, que incluyen, cómo no, al sistema de salud) y cada vez sobrevive más años a enfermedades que antes eran la garantía de una muerte casi inmediata; son más años que entre todos pagamos esos tratamientos y, a la vez, la tecnología en salud es cada vez más costosa: cada vez gastamos más, aportando prácticamente lo mismo. Las cuentas simplemente no cierran.

Además, la investigación no produce cosas más baratas: la tendencia es que cada vez produce cosas más costosas. Y como país, como sistema de salud, cada vez estamos implementando la tecnología más rápidamente, luego de su aparición. Y entonces, siempre aparece una respuesta: regular el precio de los medicamentos y los dispositivos. Bueno, eso ya se ha intentado y, sencillamente, no funciona: en el libre mercado, alguien le va a ofrecer más a esos laboratorios, en otro país, y entonces, el laboratorio empaca sus cositas y se va a vender a donde mejor le va. ¿No se han preguntado por qué es que en los últimos años Colombia ha sufrido, varias veces, desabastecimiento de algunos medicamentos? ¿Recuerdan que hace algunos años el país decidió regular, hasta cierto punto, los precios de los medicamentos? 

Es bastante popular preguntarse si es que, es injusta esa rentabilidad que tienen las farmacéuticas. Digamos que, en términos generales, las empresas son amorales, es decir, son ajenas a los debates de moralidad; pero que también, de manera muy genérica, la rentabilidad de los negocios, tiene relación directa con el riesgo que se corre. El riesgo en la investigación médica es altísimo: las farmacéuticas invierten en miles de moléculas (o dispositivos, según el caso), a través de un complicado proceso, en el que se descarta el 99% de los fármacos inicialmente propuestos; luego viene la investigación en humanos: regulaciones, pólizas, mil condiciones para cumplir. Al final, los clínicos pasarán lo que salga de ahí, por el tamiz de la investigación médica: si una tecnología a la que se le han invertido miles de millones de dólares para su desarrollo no demuestra contundentemente, con estadística a bordo, que es efectiva, la farmacéutica nunca recuperará esa inversión. Ninguna tecnología se recuperará jamás de un resultado negativo en una revisión sistemática (un metaanálisis en Cochrane, dirían mis amigos epidemiólogos). Entonces, ese margen de ganancias que las farmacéuticas tienen, se explica por el riesgo que corren: pocos negocios legales tienen un riesgo tan alto. Y bueno, si no fuera por esa rentabilidad y por esa “avaricia”, esa sed de ganancias, nunca habríamos salido del hueco en el que nos sumergimos en 2020. ¿O es que creen que Pfizer, Moderna o AstraZeneca hicieron el desarrollo tecnológico que nos sacó del peor agujero que a muchos de nosotros nos ha tocado vivir, sólo por humanismo y altruismo? Evidentemente no; pero todos nos beneficiamos de su egoísmo y aquí estamos, al otro lado, haciendo como que nunca hubiéramos vivido ese período surrealista.

Ahora, yo no dejo de preguntarme, ¿Por qué, por odio y resentimiento a los empresarios, vamos a preferir que los políticos administren los recursos de nuestra salud? Al menos los empresarios son frenteros: están en ese negocio para obtener ganancias, después de todo el proceso de asegurarnos y atendernos. ¿Por qué quieren que políticos manejen los recursos de la salud? ¿De verdad creen que eso va a resolver los problemas? Si las peores instituciones de salud de este país, en todas las calificaciones, son las del Estado (Savia, Nueva, Comfachocó, por poner algunos ejemplos que se me vienen a la mente), ¿Por qué vamos a insistir con ese esquema? ¿Ustedes de verdad confían en los políticos? Porque pues, seriamente, yo no confío en, prácticamente, ninguno. Para mi gusto, entre menos poder (o lo que es lo mismo, dinero) esté en sus manos, estaremos mucho mejor.

Y por lo demás, eso ya lo tuvimos: el extinto seguro social de los 70’s y 80’s, presa de nosécuántos escándalos de corrupción, con resultados terribles, que produjo una salud atrasada, que vino a comenzar a recuperar el paso perdido en calidad de atención y tecnología, con el resto del mundo, en la primera década de implementación del sistema de salud actual. Unos hospitales públicos y hospitales de caridad, en los que los gerentes tenían que ir a rogarles cada mes a los políticos que les despacharan los recursos para poder trabajar, con las consabidas tajadas de por medio.

Para mí, esto es un espanto. No es hora de dar saltos al vacío. No es momento de destruir lo que como sociedad nos ha costado sangre y lágrimas construir. Es hora de construir sobre lo construido; de evaluar con herramientas objetivas, qué es lo que sí está fallando e intentar arreglarlo, sin destruir lo que sí está funcionando. No es hora de escuchar cantos de sirenas.


___________

Como les expliqué, este texto fue publicado en su muro de facebook. Por supuesto no faltó quien en forma sarcástica pidió que mostraran los indicadores de la Guajira, de la Orinoquia, de la Amazonía o del Pacífico. Mi respuesta fue que los indicadores de esas regiones no eran tan buenos, como en la region Andina, pero que el hecho de que haya zonas donde un sistema no funciona no es argumento para que se destruyan las cosas donde sí funcionan para que haya igualdad por lo bajo. Lo que hay que hacer es buscar la forma de copiar las buenas experiencias y trasladarlas a los sitios donde no hay servicios. El problema se resuelve combatiendo la corrupción y la malversación e implantando las soluciones que han funcionado en otros sitios menos corruptos. Bajo ninguna circunstancia la respuesta puede ser destruir lo que funciona para que todos estemos igual de mal.  

miércoles, 21 de junio de 2023

Entrevista a Arturo Perez-Reverte

  • El problema actual es que la gente no razona. El razonamiento fue desplazado por el sentimiento. 
  • Hay más estupidez ahora que hace treinta años, a pesar de que hay más acceso al conocimiento. 
  • La gente buena puede hacer cosas terribles.
  • Con un malo puedes negociar, puedes convencerlo. pero con un idiota, con un estúpido, no se puede hacer nada...

Una entrevista a uno de los mejores escritores vivos de nuestro tiempo.  Arturo Perez-Reverte: Periodista de guerra, escritor, aventurero. 

Sus ideas sobre la guerra, sobre el bien y el mal, sobre la literatura, sobre el machismo, el lenguaje inclusivo...

No se la pierdan. Aunque es larga, no tiene ningún segmento malo. 




Un video de  The Wild Project.  Entrevistador  Jordi Wild, 

miércoles, 31 de mayo de 2023

Arturo Perez-Reverte y James Bond

Este artículo es extraído de la columna Patente de Corzo, del genial Arturo Perez-Reverte, a quien concedo todos los créditos: 


Bond, James Bond

Puestos a imaginar, imaginen que estás en casa dándole a la tecla, y llega la visita. Buenos días, caballero —ahora todos somos caballeros—, venimos a ver si le interesa escribir el guión de la nueva película de Bond, James Bond. Y le vamos a pagar una pasta. Así que, interesado en lo de la pasta, los haces pasar, les sirves un café y te sientas a discutir los términos del asunto. La verdad es que me apetece, dices, pues siempre me gustó mucho, tanto en las novelas como en las películas, ese toque de chulería masculina, marca de la casa y del personaje, que tan bien encarnaron Sean Connery —mi favorito— y Pierce Brosnan, incluso Daniel Craig en Casino Royale, pero que parece perderse en las más recientes películas. Porque en la última, con el oso de peluche y las lágrimas y tal, al amigo Bond se le ve un poquito moñas.


Es lo que dices, más o menos. Y en ese punto te mosquea que tus visitantes hayan cambiado una mirada de inquietud. Bueno —dice uno—, en realidad de lo que se trata es precisamente de eso. De adaptar a 007 a los tiempos que corren. Hacerlo más de ahora, más natural. Más trendy. Al escucharlo, desconcertado, alzas un dedo objetor. Disculpen, dices, pero lo natural es que Bond sea un asesino, un mujeriego y un hijo de puta con ático, piscina y balcones a la calle, como lo concibió su autor. Un tipo peligroso y duro, y eso es lo que en él buscan sus seguidores, entre los que me cuento desde hace sesenta años. ¿Me explico?

Temo haberme explicado demasiado bien, pues mis interlocutores se sobresaltan al unísono. Creo, apunta uno —son dos, paritarios, hombre y mujer—, que no capta el fondo de la cuestión. Se trata de desmontar a James Bond y hacerlo más asequible. ¿A quién?, pregunto. Y la señora, o como se diga ahora, responde que al público actual. A las nuevas exigencias. ¿Por ejemplo?, inquiero de nuevo. A la destrucción de los clichés heteropatriarcales, es la respuesta. Pero resulta que James Bond es así, respondo. Ian Fleming, su autor, lo concibió como un cliché heteropatriarcal con pistola y ciruelo siempre en activo. Es Cero Cero Siete, rediós. Si no, sería otro: 003, 010 o 091. ¿Por qué en vez de manipularlo no se inventan otro agente secreto y dejan a ése en paz, tal como a sus lectores y espectadores nos gusta que sea?


Imposible, responde el varón del binomio. El famoso 007 es lo que la gente pide. A eso respondo que James Bond es famoso justo por ser lo que es. Pero la sociedad actual —replica la otra— reclama nuevos enfoques: odres nuevos para vinos viejos. Pero eso ni es vino ni es nada, opongo; es un producto aguado e insípido, un fraude y una traición al personaje. Pero la pava hace como que no me oye. Incluso, prosigue impertérrita, queremos que el nuevo James Bond, en la próxima película, deje de vestir smoking y otras prendas clasistas, abandone su afición al juego y los casinos —su perniciosa ludopatía, precisa el acompañante—, se desplace en vehículo eléctrico no contaminante, tenga inquietudes ecológicas y deje de matar y practicar el sexo.


Levanto una mano adversativa. A ver, digo. Explíquenme eso. ¿Cómo que deje de matar y practicar el sexo? Estamos hablando de Bond, James Bond. Matar a la gente es su actividad profesional pública y picar el billete a señoras estupendas es su actividad personal privada. Es que lo de matar —señala mi interlocutor varón— es un acto reprobable que degrada al personaje. Y lo de las señoras estupendas, añade, término que consideramos machista y misógino, tampoco es aconsejable. Queremos que el sexo desaparezca del personaje, por las connotaciones de agresión que su práctica implica. Y que el concepto general sea de género fluido, ni carne ni pescado, ni vela ni vapor. Algo transversal, confirma la otra: transpuesto, transitivo, translatorio, transatlántico. Algo, lo que sea, que lleve el prefijo trans. Eso es lo deseable, aunque no excluimos la ilusionante posibilidad de una James Bond mujer: una Cera Cera Sieta. O un hombre elegetebeí, se apresura a apostillar el otro al ver la cara que pongo. Y a ser posible, apunta su prójima, afroamericano de color. O afroamericana.


Me los quedo mirando diez segundos mientras digiero aquello. ¿O sea —respondo cuando recobro el habla—, un James Bond de personalidad fluida, negro, pacifista, ecologista, gay, vestido por Ágatha Ruiz de la Prada y que se desplaza en patinete? Mis interlocutores se miran. Es una forma de resumirlo muy desagradable, dice uno. Incluso fascista, añade la otra mientras se levantan. Nos decepciona usted, señor Reverte. Igual resulta que no es la persona adecuada.

_________________


Publicado el 24 de marzo de 2023 en XL Semanal.

miércoles, 19 de abril de 2023

Registro de obras literarias con derechos de autor.

Registrar una literaria es una herramienta útil para demostrar la autoría de un texto y evitar que otra persona se beneficie con un plagio. Todos los que escribimos estamos expuestos a ello. 

Hace unos días una compañera de un taller literario envió una invitación a participar en una antología con una editorial muy sospechosa, de la que nunca había escuchado. La invitación decía que las obras debían ser enviadas a un correo y que solo había plazo hasta el 31 de enero, pero no decía de cuál año.  

También me llamó la atención que la invitación no tenía información sobre las bases de la convocatoria. Lo único concreto era el nombre de la editorial y un correo. 

Estuve verificando en internet, y no aparecía ninguna editorial con ese nombre.  Asimismo, el correo que daban para el envío de las obras correspondía al de un escritor cubano que solo había publicado textos en plataformas de distribución por demanda. Es decir, nada relacionado con una editorial seria. 

Así se lo hice saber a los compañeros. Les sugerí que podría tratarse de un fraude y les recomendé no compartir ningún texto sin el debido registro de autor. Uno de ellos me preguntó cómo se hacía para registrar una obra literaria. 

Es muy simple: en Colombia, el registro de obras literarias (así como música, material audiovisual, etc.) se hace a través del Ministerio del Interior.  Es muy sencillo: el registro se hace en línea y es gratuito, a traves de la página Registro en linea 

https://registroenlinea.gov.co/index.htm

Lo primero es registrarnos como autores. (Nombre, documento de identidad, dirección, correo electrónico, etc.). 

Una vez estemos registrados, hacemos el registro de nuestras obras en solo cuatro pasos: 

Paso 1: Datos del solicitante:   En este primer paso, se incluyen en el formulario el nombre del solicitante, el documento de identidad, nacionalidad, dirección de la residencia, correo electrónico de quien presenta la solicitud de inscripción. De igual forma, se debe indicar si el solicitante actúa a nombre propio o en representación de un tercero, caso en el cual debe indicar el nombre de este.

Paso 2: Datos del autor o autores.  En este segundo paso, se incluyen en el formulario los datos del autor o autores, persona o personas naturales que realizaron la creación intelectual.

Paso 3: Datos de la obra: En este tercer paso, se indican en el formulario los datos que identifican la obra, tales como su título, año de creación y carácter de la obra.

Paso 4: Transferencia de derechos y archivos adjuntos:  En este último paso se indica, si es del caso, la transferencia de los derechos patrimoniales del autor a un tercero. Aqui se hace necesario subir una copia del archivo que se va a registrar. 

Una vez terminado, revisamos que el formulario haya quedado correcto, y listo. Luego de aproximadamente dos semanas se recibirá una certificación donde consta nuestro registro como autor. 

Para finalizar les dejo este video, que espero les sea de utilidad.  




miércoles, 8 de febrero de 2023

Ideología de idiotex

La biología siempre estará por encima de la ideología. 

Pero la idiotez algunas veces parece ganar la batalla... a corto plazo. 




miércoles, 1 de febrero de 2023

Escucho con mis ojos a los muertos.

Los libros son un invento maravilloso. Nos permiten conversar con los difuntos: escucharlos, conocerlos, sentir cómo nos aconsejan. 

Esta semana les comparto un poema de Francisco de Quevedo (1580-1645)



Retirado en la paz de estos desiertos. 


Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos.

Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.

Las grandes almas que la muerte ausenta,
de injurias de los años, vengadora,
libra, ¡oh gran don Josef!, docta la emprenta.

En fuga irrevocable huye la hora;
pero aquella el mejor cálculo cuenta
que en la lección y estudios nos mejora.


_______________

Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos 
(1580- 1645) fue un noble, político y escritor español del Siglo de Oro. Fue caballero de la Orden de Santiago a partir de 1618​ y señor de Torre de Juan Abad a partir de 1620. Junto con Luis de Góngora, con quien mantuvo una enemistad durante toda su vida, es reconocido como uno de los más notables poetas de la literatura española. Además de su poesía, fue un prolífico escritor de narrativa y teatro, así como de textos filosóficos y humanísticos.

miércoles, 18 de enero de 2023

Mi cuerpo, mi decisión.

Hace días leí en el periódico la impactante historia de una mujer de veintisiete años, que desesperada por su situación personal, decidió tirarse con su hija a las vías del metro de Medellín (lea la nota periodística acá).


La mujer sobrevivió un par de horas y murió en un quirófano mientras que los médicos luchaban por salvarle la vida. Su hija, una niña de seis años, quedó gravemente herida, pero sobrevivió, aunque debió amputársele la pierna.

Esta noticia me puso a pensar ¿cómo es posible que una madre quiera la muerte de su hija? En las redes sociales explotaron los comentarios sobre la crisis sobre la salud mental de nuestra sociedad. Suicidarse y arrastrar a sus hijos a la muerte es un problema de salud mental. 

Pero matar a sus hijos en el vientre, no se considera un exabrupto. Nadie parece dudar de la salud mental de las madres que prefieren que sus hijos mueran para librarse de la responsabilidad de tenerlos. A eso no lo consideran como un problema de salud mental: lo llaman aborto, y les parece de lo más normal. Incluso, para engañar a la conciencia, cambian el discurso, y lo denominan "Interrupción voluntaria del embarazo", y así abstenerse de mencionar la muerte del feto para no generar culpabilidad en la madre o en quienes matan al bebé.  

El sueño de todo proabortista es que el feto muera y que la madre resulte ilesa. De hecho, despedazar un feto con total impunidad se considera uno de los "mayores logros" de la sociedad progresista. Entre sus justificaciones, está el bienestar social, económico y mental de la mujer (¡que a pesar de todo, seguirá siendo la madre de un hijo muerto!), que los fetos no tienen conciencia de sí mismos, que no son personas, que no son seres humanos. 

"Mi cuerpo, mi decisión", suelen proclamar, con egoísmo, las mujeres, al anteponer sus deseos de evitar las consecuencias de un embarazo, en lugar de prevenirlo. Nadie habla del ser que hay en el vientre, porque evidentemente aún no puede decidir. 

Una mujer que, desesperada, decide quitarse la vida junto con su hija para evitar el sufrimiento de ambas, suena muy parecido a la mujer que va a que le practiquen un aborto en un lugar clandestino, sin ningún tipo de cuidados higiénicos, donde lo más probable es que ambas mueran. Puede que la madre no tenga intención de morir, pero en su desespero ella también pone su vida en riesgo. 

Cuando leí el artículo pensé en nuestra sociedad actual, que condena el aborto clandestino (porque hay riesgo de muerte para la madre), pero aprueba abiertamente el aborto medicalizado. 

En otras palabras, los progresistas ven con buenos ojos a las gestantes que se paran en una plataforma segura, sacan a sus bebés del vientre y los arrojan a las vias para ser despedazados por las ruedas del tren, siempre que no haya riesgo para ellas. ¿Acaso hay diferencia con el aborto medicalizado?  Lo importante para ellos es que la mujer pueda salir intacta de la estación del metro y continuar su vida como si nada hubiera pasado.  

Es muy triste que una madre se arroje al tren con su hija. En este caso la mujer murió y la hija sobrevivió (con grandes secuelas físicas y psicológicas). Si la niña hubiera muerto pero la madre hubiese, sobrevivido, la noticia quizás provocaría más escándalo. 

Paradójicamente, a muchos les resultaría aceptable si la mujer hubiera matado a su hija antes de que naciera. El problema solo existe, porque que trató de matarla seis años después, cuando ya podía hablar y expresarse; cuando ya podía salir en los diarios, convertirse en noticia y recibir abiertamente el epíteto de "niña inocente". 

En un aborto "bien hecho" se arroja al hijo indefenso a las vías del tren desde una plataforma segura para la mujer, ¡y la sociedad aprueba eso! ¿Cuántos hijos son despedazados en clínicas de aborto, para tranquilidad de la madre, sin que nadie se entere?

En este caso el aborto resultó al revés. El ejercer la consigna "mi cuerpo, mi decisión", terminó con la muerte de la madre, pero sobrevivió su hija —de paso, con una herida indeleble—.

Termino esta reflexión con una frase contundente extraída del artículo mencionado: 

"La niña, inocente de esta situación, perdió la pierna izquierda y, apenas seis días después, se enteró de que tampoco tenía a su madre. Entre lágrimas le pidió a Dios que algún día le permitiera volver a observar el rostro de la mujer que la trajo al mundo y que la amó con todas sus fuerzas".

¿Acaso eso fue amor?  Para mí fue, además de un acto de egoísmo, fue un horroroso crimen. Querer matar a un hijo, lo es, independiente del momento en que se decida hacerlo, o de si se hace en privado o en público. 

¿Hasta cuándo permitiremos que las mujeres, bajo la premisa de ejercer el derecho al libre desarrollo de la personalidad, sigan arrojando sus hijos a las vías del tren/clínicas de aborto, mientras gritan con orgullo "mi cuerpo, mi decisión"? 

Definitivamente, nuestra sociedad sí tiene un grave problema de salud mental. 


Posdata:

El día que publiqué este artículo, el gobierno de Colombia anunció que, a partir de ahora, las niñas menores de 14 años pueden pedir que se les practique un aborto sin requerir consentimiento de sus padres o tutores. 

¿Acaso queda alguna duda de que estamos en una sociedad enferma? 

miércoles, 4 de enero de 2023

Reglas para ser buen piloto.

Me encontré este texto por casualidad y pensé que estos consejos serían muy útiles para el nuevo año; ya seas piloto, o simplemente pretendas mantener el control de tu vida en este nuevo ciclo.

Aunque parecen frases en broma, créeme que tienen mucha sabiduría. Pueden aplicarse en muchos otros aspectos de la vida.  


REGLAS PARA SER BUEN PILOTO


1.Volar no es peligroso. Estrellarse sí es peligroso.

2.Es mejor estar en tierra deseando estar en vuelo; que estar en vuelo y desear estar en tierra.

3.Hay pilotos tontos y hay pilotos viejos. Pero no hay ningún piloto tonto y viejo.

4.Se empieza a volar con una bolsa llena de suerte y otra vacía de experiencia; el truco consiste en llenar la de experiencia antes de vaciar la bolsa de la suerte.

5. Si empujas la palanca de mando hacia adelante, las casitas se hacen más grandes, si tiras de ella hacia atrás, se hacen más pequeñas. Salvo que mantengas la palanca totalmente atrás: entonces las casas se harán grandes otra vez.

6. Todo despegue es opcional, los aterrizajes son obligatorios. Por eso, intenta mantener siempre el mismo número de aterrizajes que de despegues.

7. Mantente fuera de las nubes. Los sabios aseguran que las montañas suelen esconderse detrás de ellas.

8. Cuando dudes, mantén la altitud, nadie ha chocado nunca contra el cielo.

9. Las tres cosas menos útiles para un piloto son: la altitud por encima, la pista detrás y el segundo antes.

10. El único momento en el que tienes demasiado combustible a bordo es cuando la aeronave está en llamas.

11. La hélice es simplemente un ventilador enorme enfrente del avión que se utiliza para mantener fresco al piloto. Cuando se para, entonces el piloto comienza a sudar.

12. Nunca dejes que tu aeronave te lleve a un sitio donde tu mente no haya estado al menos diez minutos antes.

13. Es siempre una buena idea mantener la nariz de la aeronave apuntando hacia adelante tanto como sea posible.

14. Recuerda, la gravedad no es simplemente una buena idea, es la ley y no debes rechazarla de forma caprichosa.

15. La probabilidad de sobrevivir es inversamente proporcional al ángulo de descenso. A mayor ángulo de descenso, menores probabilidades de supervivencia y viceversa.

16. Un buen aterrizaje es aquel del que puedes salir andando. Un aterrizaje “perfecto” es cuando la aeronave puede ser utilizada otra vez.

17. Hay tres simples reglas para conseguir aterrizajes suaves. Desgraciadamente nadie conoce cuáles son.

18. Se sabe cuando se ha aterrizado con el tren arriba, pues necesitas potencia de despegue para parquear.

19. Aprende de los errores de los demás. Nunca vivirás lo suficiente para cometer todos ellos tú mismo.

20. El buen juicio proviene de la experiencia. Desgraciadamente, la experiencia normalmente es resultado de malas decisiones.

21. Mira a tu alrededor. Siempre hay algo que has olvidado.


Tomado de algunascosas.com y publicado por el Grupo Rotornautas en facebook. 

 

miércoles, 14 de diciembre de 2022

Frases insólitas del futbol.

Los que me conocen saben que no me gusta el futbol profesional. Siempre he pensado que es mejor jugarlo que verlo, y que no hay ninguna razón lógica para que alguien diga "ganamos" o "perdimos" cuando no jugó, no invirtió dinero en el equipo, (aunque fuera para comprarle los uniformes a los jugadores) y no hizo ningún esfuerzo para que se ganara o se perdiera el juego. 

Mis recuerdos de como empecé a odiar el futbol vienen de mi infancia. Cuando veía un partido, no me importaba quién ganara. Me gustaba ver las estrategias de cada equipo, sus jugadas, y finalmente apoyaba al que mejor lo hiciera. Celebraba cualquier gol que hubiera sido conseguido de forma bonita, lo que me llevó a ser considerado "persona no grata" por los miembros de mi familia, cuando el gol era "en contra de nosotros".   (¿Nosotros?).  En consecuencia, dejé de ver futbol para evitar que me echaran de la casa cuando el "equipo de nosotros" era derrotado por otro que jugaba mejor y que merecía mi admiración. 

Varias décadas después, sigo sin entender los fanatismos de mis compañeros de especie que se comprometen sentimentalmente con un equipo de desconocidos a los que les pagan dinero por jugar. 

Siempre he pensado que ser futbolista es una profesión muy extraña. A una persona le pagan por correr detrás de un balón, y sudar, para otro, que no hace ningún esfuerzo, se adueñe de su "triunfo" como si de verdad hubiera jugado.  

Dado que todos hablan de futbol en esta época (y en casi todas), les quiero compartir una curiosidad que unos amigos me enviaron al chat:



Aqui transcribo estas "genialidades" y agrego otras. :

1. Carlos Tévez: "A medida que uno va ganando cosas, se hamburguesa".

2. Edinson Cavani, en la Copa América de 2015: "Como todo equipo africano, Jamaica será un rival difícil".

3. Ronaldo Nazário: "Perdimos porque no ganamos".

4. Sergio Ramos: "Cuando éramos niños, a muchos amigos le gustaba el baloncesto y a otros el basket".

5. Alessandro Altobelli: (Delantero italiano de los 80s) "Quiero agradecerles a mis padres, en especial a mi padre y a mi madre"

6. Nelson Pedetti: "(ex jugador uruguayo) "Vi al arquero adelantado y se la tiré por arriba, fue un gol de odontología".

7. Murci Rojas: "Del país al que iré no puedo contar con nada... solo voy a adelantar que es un equipo brasileño". 

8. Lukas Podolski: "El fútbol es como el ajedrez, pero sin dados"

9. Mostaza Merlo: "¿Qué cuántos pulmones tengo? Uno, como todo el mundo".

10. Gustavo Biscayzacu: (futbolista uruguayo) "Si, me siento muy bien físicamente. Eso es, entre otras cosas, gracias a la dieta que me proporcionó la nutricionista, basada en hidrocarburos. 

Y aquí va una "ñapa"

11. Mark Draper“Me gustaría jugar en un equipo italiano, como el Barcelona”. 

12. Thiery Henry: “A veces, en el fútbol, tienes que marcar goles”. 

13. Gary Lineker: "No hay nada entre medio, o eres bueno o eres malo. Nosotros estuvimos entre medio".

14. Mario Balotelli: "El árbitro vio mi cuerpo, se puso celoso y me amonestó"

15. Raúl Albiol, en la Eurocopa de Austria, le preguntan "¿a qué iría a Austria fuera de la Eurocopa?" Respuesta: "A ver canguros".

16. Mark Viduka: "No me importaría perder todos los partidos, siempre y cuando ganemos la liga".


Pensándolo bien, ¿esos que dicen "ganamos" cuando su jugador favorito gana, también dirá "dijimos" cuando su jugador favorito dice semejantes barbaridades?

miércoles, 7 de diciembre de 2022

Declaración de la Academia Nacional de Medicina (Buenos Aires) sobre la eutanasia

En una época en la que hay que ser "políticamente correcto" y en la que las decisiones se toman para agradar a los demás y no ofender a nadie, aunque vayan en contra de los principios, es gratificante ver como algunos grupos siguen defendiendo la razón y la ética por encima de la moda del progresismo. 

No estudiamos medicina para convertirnos en asesinos a sueldo en un sistema que niega los cuidados necesarios al desahuciado y pretende acelerar su muerte para ahorrar dinero bajo el pretexto de ayudarle.  Estudiamos medicina para combatir el dolor y el sufrimiento y tenemos las herramientas y los conocimientos para hacerlo, sin tener que asesinar a nadie.  

Por esta razón, me siento muy feliz de conocer la declaración de la Academia Nacional de Medicina  (Buenos Aires) sobre la Eutanasia.  



Declaración de la Academia Nacional de Medicina (Buenos Aires) sobre la eutanasia


“Con respecto a la eutanasia, la Academia Nacional de Medicina declara que su posición es contraria a su legitimación y aceptación de su implementación como práctica médica. Su uso como medio para aliviar el dolor o el sufrimiento, objetivo perfectamente razonable en sí, no justifica moralmente el empleo de técnicas médicas con el objetivo e intención directa de provocar la muerte de un paciente, tanto en el caso de que sea el médico quien provoque la muerte (eutanasia) como en el caso de que el médico se limite a proporcionar los conocimientos y los fármacos necesarios para que el paciente pueda suicidarse (suicidio asistido). A la luz de la sociedad, al saber un enfermo que el médico podría matarlo la relación entre las personas y la medicina se resentiría y la confianza necesaria para la relación médico enfermo perdería su valor y podría transformarse en desconfianza.

El alivio eficiente y el acompañamiento compasivo son la respuesta médica aceptable y validada cuando el sufrimiento interpela.

Sobre la base de la experiencia y el conocimiento científico actuales, afirmamos que uno de los fines esenciales de la medicina es el alivio del dolor y el sufrimiento causados por enfermedades y traumas en la salud. La evidencia demuestra la efectividad de los cuidados paliativos y recomienda su aplicación temprana en el curso de las enfermedades avanzadas y amenazantes para la vida (no sólo aplicados en los momentos finales). En nuestro país, el alcance real y actual de su cobertura es limitado e insuficiente, pese a la recientemente promulgada ley nacional de cuidados paliativos.

Por estas razones, la Academia Nacional de Medicina recomienda garantizar la provisión de los cuidados paliativos como parte esencial de la adecuación del esfuerzo terapéutico en condiciones de enfermedad avanzada y amenazante de la vida, con el objetivo de implementar todas las estrategias interdisciplinarias necesarias para el alivio del sufrimiento. Debe considerarse, además, la suspensión (o no indicación) de aquellas intervenciones que pueden ser beneficiosas en etapas más tempranas de la enfermedad pero que en la condición avanzada resulten fútiles, perjudiciales o desproporcionadas a los objetivos alcanzables. En el contexto del final de la vida, la opción terapéutica de la sedación paliativa se justifica cuando los síntomas del paciente resultan refractarios a las intervenciones paliativas y aparece sufrimiento severo, resaltando que dicha sedación paliativa no acelera la muerte (la cual ocurrirá prontamente por la condición de gravedad de la enfermedad subyacente) sino que mitiga la percepción del sufrir.

Noviembre 16, 2022”

Fuente: https://anm.edu.ar/wp-content/uploads/2022/11/EUTANASIA.pdf



Si quieren descargar el texto original, hagan clic sobre la siguiente imagen.