"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 22 de mayo de 2024

El dragón en el garaje. Carl Sagan

El siguiente texto fue publicado por Carl Sagan en su libro "El mundo y sus demonios: La ciencia como una luz en la oscuridad" (en inglés, "The Demon-Haunted World: Science as a Candle in the Dark"). Este libro, publicado en 1995, explora la importancia del pensamiento crítico y del escepticismo científico frente a las creencias y afirmaciones pseudocientíficas. La analogía del "dragón en el garaje" se utiliza para ilustrar la falacia de las afirmaciones no comprobables y cómo deben abordarse con escepticismo.

En un mundo donde hay tanta noticia falsa, tanta creencia sin fundamento y tanta ideología que se quiere sobreponer a la ciencia y la razón, se hace cada vez más necesario aprender a discernir sobre la realidad y lo que no es verdad. 


El dragón en el garage

Carl Sagan.


"En mi garaje vive un dragón que escupe fuego por la boca". Supongamos que yo le hago a usted una aseveración como ésa. A lo mejor le gustaría comprobarlo, verlo usted mismo. A lo largo de los siglos ha habido innumerables historias de dragones, pero ninguna prueba real. ¡Qué oportunidad!

—Enséñemelo —me dice usted.

Yo le llevo a mi garaje. Usted mira y ve una escalera, latas de pintura vacías y un triciclo viejo, pero el dragón no está.

—¿Dónde está el dragón? —me pregunta.

—Oh, está aquí —contesto yo moviendo la mano vagamente—. Me olvidé de decir que es un dragón invisible.

Me propone que cubra de harina el suelo del garaje para que queden marcadas las huellas del dragón.

—Buena idea —replico—, pero este dragón flota en el aire.

Entonces propone usar un sensor infrarrojo para detectar el fuego invisible.

—Buena idea, pero el fuego invisible tampoco da calor.

Sugiere pintar con spray el dragón para hacerlo visible.

—Buena idea, sólo que es un dragón incorpóreo y la pintura no se le pegaría.

Y así sucesivamente. Yo contrarresto cualquier prueba física que usted me propone con una explicación especial de por qué no funcionará. Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre un dragón invisible, incorpóreo y flotante que escupe un fuego que no quema y un dragón inexistente? Si no hay manera de refutar mi opinión, si no hay ningún experimento concebible válido contra ella, ¿qué significa decir que mi dragón existe? 

Su incapacidad de invalidar mi hipótesis no equivale en absoluto a demostrar que es cierta. Las afirmaciones que no pueden probarse, las aseveraciones inmunes a la refutación son verdaderamente inútiles, por mucho valor que puedan tener para inspirarmos o excitar nuestro sentido de maravilla. Lo que yo le he pedido que haga es acabar aceptando, en ausencia de pruebas, lo que yo digo.



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