"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 28 de septiembre de 2022

Consejos para escribir de Raymond Carver

Raymond Carver hoy en día es considerado como uno de los mejores exponentes del género corto y del realismo sucio. Aquí dejo trece consejos de escritura, tomados de la página de Miguel Alvarez, que pueden ser de ayuda para los nuevos escritores. 


1. Un poco de autobiografía y mucho de ficción.

Tienes que saber lo que estás haciendo cuando conviertes en ficción tu vida. Tienes que ser extremadamente atrevido, habilidoso e imaginativo y estar dispuesto a decirlo todo sobre ti. Cuando eras joven te han dicho una y otra vez que escribieras sobre lo que conoces, ¿y qué conoces mejor que tus propios secretos? Pero a menos que seas un tipo muy especial de escritor, y uno muy talentoso, es peligroso intentar escribir un volumen y otro de «La historia de mi vida». Un gran peligro, o al menos una gran tentación, para muchos escritores es volverse demasiado autobiográficos. Un poco de autobiografía y mucho de ficción es lo mejor.


2. Mata la ambición, conserva el talento (De su cuento A Storyteller’s Shoptalk)

Cuando tenía 27 años, allá por 1966, me di cuenta de que tenía problemas mantener la atención a lo largo de una novela. Durante un tiempo tuve dificultades para leerlas y escribirlas. Había perdido la capacidad de atención, ya no tenía la paciencia necesaria para escribir novelas. Es una historia personal demasiado tediosa para hablar de ella aquí. Pero sé que tiene mucho que ver con por qué escribo poemas y cuentos. Entra, sal. No te andes por las ramas. Continúa. Bien pudiera ser que perdí mis grandes ambiciones por esa época, al final de la veintena. Si las perdí, creo que fue para bien. La ambición y un poco de suerte no son malas compañeras de viaje para un escritor. Demasiada ambición y mala suerte, o nada de suerte, pueden ser letales. Se necesita talento.


3. Permítete desarrollarte.

Pienso que es importante que un escritor cambie, que haya un desarrollo natural, y no una decisión. Así que cuando acabo un libro, no escribo nada durante seis meses, excepto un poco de poesía o un ensayo.


4. Sé paciente contigo mismo.

Cuando escribo, escribo todos los días. Es maravilloso cuando sucede. Un día enlazándose con el siguiente. A veces ni siquiera sé en qué día de la semana vivo. John Ashbery lo llamaba «la rueda de los días.» Cuando no escribo, como ahora, cuando las obligaciones académicas me atan como últimamente, es como si nunca hubiera escrito una palabra o no tuviera ningún deseo de hacerlo. Reincido en los malos hábitos. Estoy despierto hasta muy tarde y duermo demasiado. Pero está bien. He aprendido a ser paciente y a esperar mi momento. Tuve que aprender esa lección mucho tiempo atrás. Paciencia. Si creyera en los tótems, supongo que mi animal totémico sería la tortuga.


5. Mira el mundo con tus propios ojos. (De su cuento A Storyteller’s Shoptalk)

Algunos escritores tiene un montón de talento, pero no conozco a ningún escritor que no tenga nada. Pero una forma única y precisa de mirar las cosas, y encontrar el contexto adecuado para expresar esa forma de mirar, es algo muy distinto… Todo maestro, o incluso todo muy buen escritor, rehace el mundo de acuerdo con sus propias coordenadas. Hablo de algo muy parecido al estilo, pero no es solo estilo. Es el sello particular e inconfundible de todo lo que escribe un escritor. Es su mundo y no otro. Es una de las cosas que distingue a un escritor de otro. No el talento. Sobra talento por ahí. Pero un escritor que tiene una forma especial de mirar a las cosas y que confiere una expresión artística esa forma de mirar: ese escritor puede dar que hablar durante un buen tiempo.


6. Y no a través de los de nadie más (obviamente, de la misma fuente.)

Un escritor no debería pretender mirar las cosas de la misma forma que otro, como Barthelme por ejemplo. No funcionaría. Solo hay un Barthelme, y que otro escritor intente apropiarse de su peculiar sensibilidad o mise en scene bajo el pretexto de innovar equivale para ese escritor a jugar con el caos y el desastre y, peor, el autoengaño.


7. Escribe para ti, y para otros escritores.

Cualquier escritor digno de ese nombre escribe tan bien y sinceramente como puede y espera un público tan grande y receptivo como sea posible. Así que escribe tan bien como puedas y espera tener buenos lectores. Pero yo pienso que, hasta cierto punto, también escribirás para otros escritores, tanto para los escritores muertos cuya obra admiras, como para los escritores vivos que te gusta leer. Si a ellos les gusta, a los otros escritores, existen bastantes probabilidades de que también les guste a otros adultos inteligentes, hombres y mujeres.


8. Sin trucos.

Odio las trucos. Al primer indicio de truco o trampa, ya sea un truco barato o uno trabajado, en una pieza de ficción, tiendo a salir huyendo. Los trucos al final son aburridos, y yo me aburro fácilmente, lo que puede estar relacionado con que no tenga mucha capacidad de concentración. Pero la escritura extremadamente pedante, o simplemente boba, me duerme. Los escritores no necesitan trucos o trampas ni tampoco ser los tipos más listos del barrio. A riesgo de parecer tonto, un escritor a veces necesita ser capaz de quedarse quieto mirando absolutamente sorprendido esto o aquello, una puesta de sol o un viejo zapato. Estoy contra los trucos que llaman la atención, en un esfuerzo por resultar inteligente o simplemente astuto… Un escritor no debe perder de vista la historia. No estoy interesado en obras que son todo textura y nada de carne y hueso. Supongo que estoy demasiado chapado a la antigua y pienso que el lector debe estar de algún modo involucrado en la historia a un nivel humano.


9. No finjas (del ensayo John Gardner: escritor y profesor.)

Mi profesor (John Gardner) tenía la convicción de que si las palabras de la historia eran confusas por culpa de la insensibilidad del autor, o su despreocupación, o sentimentalismo, entonces esta sufriría un tremendo revés. Pero había algo que debía evitarse a toda costa: si las palabras y los sentimientos no eran sinceros, si el autor los estaba fingiendo, escribiendo sobre cosas que no le importaban o no creía, entonces no podría importarle nunca a nadie. Los valores y el oficio de un escritor. Eso era lo que el hombre enseñaba y defendía, y he conservado conmigo esa idea todos estos años desde aquella época, breve pero trascendental.


10. Crea tensión (De su cuento A Storyteller’s Shoptalk)

Me gusta cuando hay cierto sentimiento de riesgo o sensación de peligro en los cuentos. Pienso que es bueno tener una pequeña dosis de riesgo en una historia. Porque es bueno para la fluidez. Tiene que haber tensión, la sensación de que algo es inminente, que ciertas cosas están inevitablemente en movimiento, o si no, muy a menudo, simplemente no habrá historia. Lo que genera la tensión en una obra de ficción es en parte la forma en que las palabras concretas se unen para formar la acción visible de la historia. Pero también están las cosas que quedan fuera, lo implícito, el paisaje justo debajo de la suave (a veces rugosa y desorganizada) superficie de los hechos.


11. Presta atención a los pequeños detalles.

No tiendo a la retórica o la abstracción en la vida, el pensamiento, o la escritura, así que cuando escribo sobre gente quiero ubicarlos en un escenario que sea tan real como sea posible. Esto puede significar meter en el escenario una televisión o una mesa o un rotulador, pero si estos objetos van a formar parte de la escena no deben estar muertos. No quiero decir exactamente que deban cobrar vida, pero deben hacerse sentir de alguna manera. Si vas a describir una cuchara o una silla o un equipo de televisión, no querrás meter simplemente estas cosas en la escena y olvidarte de ellas. Querrás darles algún peso, conectarlas con las vidas a su alrededor. Para mí estos objetos juegan un papel en la historia; no son «caracteres» en el sentido en que lo son las personas de mis historias, pero están ahí y quiero que mis lectores sean conscientes de que están ahí, que sepan que este cenicero está aquí, esta televisión allá (y que está encendida o apagada), que en la chimenea hay viejas latas.


12. Escribe lo que quieres decir, con claridad (De su cuento A Storyteller’s Shoptalk.)

Al final es todo lo que tenemos, las palabras, y es mejor que sean las adecuadas, con los signos de puntuación donde corresponde de forma que aquellas puedan decir de la mejor forma posible lo que se supone que deben decir. Si las palabras están recargadas con las emociones incontroladas del escritor, o si son imprecisas e inexactas por alguna otra razón, si las palabras son confusas, los ojos del lector resbalaran sobre ellas sin que se consiga nada. No se activará el sentido artístico del lector. Henry James denominaba esta suerte de mala escritura «especificación pobre.»


13. No tienes que tener todas las respuestas.

El trabajo del escritor, si tiene alguno, no es dar conclusiones o respuestas. Si la historia responde a sus propios problemas y conflictos internos ya es suficiente. Por otro lado, me gusta asegurarme de que mis lectores no se sientan engañados de una forma u otra cuando acaban mis historias. Es importante que los escritores satisfagan a los lectores, aunque no den respuestas, o soluciones claras. La buena ficción consiste parcialmente en llevar noticias de un mundo a otro. Ese fin es bueno en sí y por sí mismo, pienso… No hay que hacer nada más. Está ahí por el intenso placer que nos proporciona hacerla, y el diferente tipo de placer que significa leer algo duradero y hecho para perdurar, algo hermoso en sí y por sí mismo. Algo que produce luz, un resplandor persistente y constante, aunque lúgubre.

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Raymond Carver

Raymond Clevie Carver, Jr. (Clatskanie, 25 de mayo de 1938-Port Angeles, 2 de agosto de 1988) fue un cuentista y poeta estadounidense.​ Es considerado uno de los escritores más influyentes del siglo XX y de la literatura norteamericana.



miércoles, 21 de septiembre de 2022

Síndrome de Ondina

En otras entradas de este blog he escrito sobre la estrecha relación entre la literatura y la medicina. Hoy quiero contarles de otro caso muy interesante: el Síndrome de Ondina, que lleva su nombre debido a una antigua leyenda de la mitología germana.


Empecemos con el tema médico: El síndrome de Ondina es una enfermedad neurológica rara, generalmente de neonatos, caracterizada por una falla en el control de la respiración por parte del sistema nervioso central. Esta condición puede llevar a la muerte debido a la hipoxia y la hipercapnia que se presenta en la persona que la padece (1). Fue descrita por primera vez en 1962 por Severinghaus y Mitchell en tres pacientes después de cirugías de la médula espinal cervical superior y el tronco cerebral.  Este síndrome se caracteriza porque durante el sueño profundo hay un cese de la respiración: Algo parecido a la conocida Apnea del sueño, pero mucho más grave: a mayor profundidad en el sueño, hay mayor probabilidad de dejar de respirar, hasta el punto de provocar la muerte en el paciente. Aunque se considera que la mayoría de los casos son congénitos, se han visto también en otro tipo de lesiones neurológicas en los adultos. 

Pero ahora, veamos qué tiene que ver esta enfermedad con la literatura germánica antigua: 

La leyenda de Ondina

Las ninfas eran mujeres hermosas que vivían en fuentes de agua dulce y eran inmortales. 

Lo único que ponía en riesgo su felicidad eterna era enamorarse de un mortal y tener un hijo fruto de esa relación, lo que ocasionaría la pérdida de la inmortalidad. 

Según cuenta la leyenda, Ondina, una hermosa ninfa, se enamoró de un mortal llamado Lawrence, quien le juró fidelidad eterna. Se casaron, y un año después de contraer matrimonio, Ondina dio a luz a un bebé. Desde ese momento comenzó a envejecer y a desvanecerse su belleza. 

Con el tiempo Lawrence perdió su interés en ella. Un día mientras Ondina estaba caminando cerca de los establos, escuchó un ruido. Se acercó para ver qué era y encontró a Lawrence recostado en los brazos de otra mujer.

Sorprendida, lo señaló y pronunció su maldición: “Me juraste fidelidad por cada aliento que dieras mientras estuvieras despierto y acepté tu promesa. Mientras te mantengas despierto, podrás respirar, pero si alguna vez llegas a dormirte, te quedarás sin aliento y morirás”. 

Desde ese momento Lawrence se vio condenado a mantenerse despierto para poder respirar. Sin embargo, con el paso de los días, por el cansancio no aguantó más y se quedó dormido, no despertó jamás, cumpliéndose así la maldición de Ondina (2).

Ahora que conocemos el mito germánico, creo que podemos estar de acuerdo en que no pudo haberse escogido un mejor nombre para esta enfermedad. 

Fuentes. 

  1. La maldición de Ondina
  2. Síndrome de Ondina (hipoventilación central congénita), una amenaza contra la vida al dormir



miércoles, 14 de septiembre de 2022

El lugar de las sombras: Maritza Franco Alzate. Reseña

No soy amigo de recomendar libros que no son buenos. Solo recomiendo los mejores. Uno de los que he leído recientemente, y que les quiero recomendar, es EL LUGAR DE LAS SOMBRAS de la escritora Maritza Franco Alzate.

 


Sin temor de hacer adelantos (no me gusta la palabra "spoiler"), les cuento que es una novela que narra el mundo de Luciana, una mujer que sufre una depresión. A lo largo de los capítulos podrán entrar a la mente de una persona que padece esta condición: Entenderán cómo piensa, cómo vive, cómo ve el mundo que la rodea, sus temores y aciertos. 

En calidad de médico he atendido muchos casos de depresión. Conozco esta enfermedad de primera mano no solo en el ámbito laboral, sino también en el personal, porque siempre en todo círculo cercano, tenemos un familiar o un amigo que tiene depresión. 

Segun la OMS toda persona sufrirá al menos dos o tres períodos depresivos a lo largo de su vida, y muchos tendrán la condición en forma casi permanente. Por eso es de vital importancia entender a aquellas personas que la padecen y evitar la conocida frase "poné de tu parte".  

La depresión no es una decisión personal. No puede solucionarse pidiéndole al paciente "que ponga de su parte", de la misma forma que, al que tiene una pierna amputada no se le puede pedir que "ponga de su parte" y camine como quien tiene las dos piernas. La gente no alcanza a imaginar lo angustiante que es, para una persona con depresión, que todos le digan que debe mejorar su estado de ánimo. No basta con querer sentirse bien cuando el cerebro te muestra un mundo donde nada lo está, por más buenas intenciones que se tengan de verlo desde otra perspectiva.

Y lo que es peor.  Muchos de los que sufren una depresión no se dan cuenta de ello: "eso es estrés", "eso es cansancio", "eso es por las hormonas", y siguen inmersos en ese mundo de sombras, creyéndolo normal. Muy pocos buscan la ayuda necesaria para superarlo. 

EL LUGAR DE LAS SOMBRAS es una de las novelas mejor escritas sobre este tema. La autora aborda sin tapujos ese mundo en el que muchas personas viven cada día y que ocultan para evitar que los demás los estigmaticen.

A pesar de que la autora no trabaja en el area de la salud, expone magistralmente el caso, ya que ha vivido en carne propia la depresión. Este libro hará que muchas personas se sientan identificadas y descubran que no están solas en el mundo y que es posible vivir mejor cuando se es consciente de la enfermedad.  

Pero dejemos que sea ella la que nos cuente. A continuación, les comparto un fragmento:


Quería saber si Paula buscaba llamar la atención de su familia o quería morir. Recordé las tantas conversaciones que había tenido con psiquiatras y la explicación de los métodos que, según ellos, eran eficaces para lograr este fin. Muchos dejan caer el cuerpo de un alto edificio, mientras el alma se envuelve en el viento con otra dirección. Otros prefieren abrirse la piel buscando sacar de las venas el origen mismo del dolor, para verlo salir, y en cada gota despedirlo mientras los ojos se cierran y la mirada se pierde en un incierto pero nuevo camino. Algunos disparan o cuelgan la parte del cuerpo que resguardó el verdugo amenazante, ese “pensamiento” que cerró las puertas cuando la luz entró por ellas. O también, como mi vecino, otros deciden esperar un sueño que lleguen entre el monóxido de carbono, un último sueño que muestra la salida de un oscuro túnel del cuerpo. 

En mis momentos más difíciles nunca intenté buscar esas salidas. Pero muchas veces le pedí a Dios que abriera la puerta y me diera su mano. En las mañanas cuando despertaba y veía de nuevo las paredes de mi cuarto me disgustaba con él. No quería estar. No sabía cómo hacerlo. Se lo dije muchas veces, le repetía que era hermoso, que el mundo era un lugar hermoso, pero no todos estamos preparados para estar en él. Pensaba en la respuesta que le daría a Dios cuando me preguntara “¿Cómo te pareció el mundo que te di?” Y la respuesta siempre era la misma: “Lindo, pero difícil. Muy difícil".


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Maritza Franco Alzate

Nació en Yarumal (Antioquia) y desde niña ha vivido en Medellín. Ingeniera de Producción de la Universidad EAFIT. Realizó estudios de Artes Plásticas en el Instituto de Bellas Artes de Medellín. Se especializó en el área de mercadeo y hoy es directora de su agencia de seguros.

En el 2001 ingresó al taller de escritores de ASMEDAS, dirigido por el maestro Mario Escobar Velásquez, con quién escribió una novela (inédita) y varios cuentos. Hoy continúa su proceso de creación literaria bajo la tutoría del profesor Luis Fernando Macías Zuluaga, en el taller de escritores de COMEDAL y hace parte del Taller de Escritura Literaria “Viajeros” dirigido por el escritor colombiano Pablo Montoya.

Hizo parte del Taller de Escritura de Cuentos dirigida por el guionista y escritor chileno Nicolás Cruz Valdivieso. En el 2022 participó en el Concurso Nacional de Cuento la Cooperativa de Empleados de Suramericana y filiales, COOPEMSURA y ocupó el primer lugar con el cuento "Negro sabe", el cual fue publicado, con otras obras, en la Antología Eso Es Puro Cuento Volumen 2, de la Editorial Libros para Pensar.

El lugar de las sombras es su primer libro, y fue publicado por la Editorial CES dentro de la colección Hojas de Otoño. 

A continuación, les comparto una entrevista que se hizo a la autora. 



miércoles, 7 de septiembre de 2022

Dime qué lees, y te diré quién eres. Federico García Lorca.

Esta semana les comparto el discurso que dio el escritor español Federico García Lorca, en la inauguración de la biblioteca de Fuente Vaqueros, su ciudad natal.


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Federico García Lorca 

(Fuente Vaqueros, Granada, 5 de junio de 1898 - camino de Víznar a Alfacar, Granada, 18 de agosto de 1936) fue un poeta, dramaturgo y prosista español. Adscrito a la generación del 27, fue el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo xx y como dramaturgo se le considera una de las cimas del teatro español del siglo xx. Fue asesinado por el bando sublevado un mes después del golpe de Estado que provocó el inicio de la guerra civil española.

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Informacion del video:  Literatura para oir (RadioBolivariana).  Lector: Carlos Ignacion Cardona. 

miércoles, 31 de agosto de 2022

Decir o mostrar, en literatura

DECIR O MOSTRAR, EN LITERATURA


Por Carlos Alberto Velásquez Córdoba

Escoge entre estos dos fragmentos:


Texto 1.
Un hombre estaba muy angustiado porque un asesino intentaba entrar por la ventana, y tomó el teléfono pidiendo ayuda urgente a la policía

Texto 2
—¿Aló? ¿policía? ¡Por favor manden ayuda! Un hombre está forzando la ventana. Vengan pronto. ¡Me van a matar!


¿Cuál escogerías?

En ambas hay la misma información: Una víctima angustiada, un asesino, una ventana y un teléfono para llamar a la policía.

En la primera, un narrador te traduce la escena para que la imagines. En la segunda no te das cuenta de que hay un narrador porque el protagonista está metido en tu cabeza. Las imágenes llegan a ti directamente, sin intermediario.

Esa es la magia que tenía Shakespeare. No te decía que Romeo era volátil en sus amores. Te lo mostraba: tan pronto Romeo se lamentaba del desamor de Rosalind, ya estaba suspirando por Julieta. En ningún momento Shakespeare dijo que la tragedia se trataba de dos adolescentes enamoradizos que se dejaban llevar por las emociones. Los mostró magistralmente.



Por el contrario, otros autores describen las cosas de manera en que los personajes son solo un reflejo de lo que el narrador ve y escucha. Un ejemplo típico es Julio Verne. Describe minuciosamente los personajes, lo que visten, lo que hacen, lo que observan, lo que comen, o lo que construyen. Historias muy apasionantes, narradas por alguien que parece presenciarlo todo como espectador pasivo.

No puedo decirte cual forma es la mejor para narrar, pero si te gusta escribir, es necesario que seas consciente de la forma como estas narrando tus historias.


¿Estas dejando que el lector las imagine, a partir de tus personajes? ¿o tu narrador actúa como el intérprete de lo que sucede en la historia? ¿Dejas que el lector se meta en el cuento, o prefieres que él lo conozca a través de tu voz?

Posiblemente encontrarás que cada situación tiene una mejor forma de contarlo. No puedo decirte cual es la mejor. Por eso te propongo un reto. Cada que escribas una historia, piensa en cómo te gustaría que te la contaran. No escribas pensando en la historia que quieres contar, sino pensando en la historia que te gustaría que te contaran a ti.

Con un poco de practica lograrás textos grandiosos.

Carlos Alberto Velásquez Córdoba











miércoles, 24 de agosto de 2022

Aquí. Poema de Wislawa Szymborska

Esta semana un poema de la polaca Wislaw Szymborska (traducido por Gerardo Beltrán y Abel Murcia).  Este poema hace parte de su libro Aquí (2009)


AQUÍ

No sé cómo en otras partes
pero aquí en la Tierra hay bastante de todo.
Aquí se fabrican sillas y tristezas,
tijeras, violines, ternura, transistores,
diques, bromas, tazas.

Puede que en otro sitio haya más de todo,
pero por algún motivo no hay pinturas,
cinescopios, empanadillas, pañuelos para las lágrimas.

Aquí hay un sinfín de lugares con sus alrededores.
Algunos te pueden gustar especialmente,
puedes llamarlos a tu manera,
y librarlos del mal.

Puede que en otro sitio haya lugares así,
aunque nadie los encuentra bonitos.

Quizá como en ningún sitio, o en pocos sitios,
aquí tengas un torso separado
y con él los instrumentos necesarios
para añadir los propios a los niños de otros.
Y además brazos, piernas y una cabeza sorprendida.

La ignorancia tiene aquí mucho trabajo,
todo el tiempo cuenta, compara, mide,
saca de ello conclusiones y raíces cuadradas.

Ya, ya sé lo que estás pensando.
Aquí no hay nada duradero,
porque desde siempre hasta siempre está en manos de los elementos.

Pero date cuenta: los elementos se cansan rápidos
y a veces tienen que descansar mucho
hasta la próxima vez.

Y sé qué más estás pensando.
Guerras, guerras, guerras.
Pero incluso entre las guerras a veces hay pausas.
Firmes - la gente es mala.
Descansen - la gente es buena.
A la voz de firmes se produce devastación.
A la voz de descansen se construyen casas sin descanso
y rápidamente se habitan.

La vida en la tierra sale bastante barata.
Por los sueños, por ejemplo, no se paga ni un céntimo.
Por las ilusiones, sólo cuando se pierden.
Por poseer un cuerpo, se paga con el cuerpo.

Y por si eso fuera poco,
giras sin billete en un carrusel de planetas
y junto a éste, de gorra, en un torbellino de galaxias,
en unos tiempos tan vertiginosos
que nada aquí en la Tierra llega ni siquiera a moverse.

Porque mira bien:
la mesa está donde estaba,
en la mesa una carta, colocada como estaba,
a través de la ventana un soplo solamente de aire,
y en las paredes ninguna terrorífica fisura
por la que el viento se te lleve a ninguna parte.




Wisława Szymborska  (Prowent, actual Kórnik, 2 de julio de 1923 - Cracovia, 1 de febrero de 2012) fue una poeta, ensayista y traductora polaca, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1996.

miércoles, 17 de agosto de 2022

Entrevista Matar al lobo

Les comparto una entrevista que me hizo la Emisora Cultural Universidad de Antioquia con ocasión de mi libro Matar al Lobo publicado por la Editorial Universidad de Antioquia
Agradecimientos a Juan Andrés Álvarez Castaño por la agradable conversación.
#literatura #novelas #escritores #escritorescolombianos






Pueden adquirirlo en la librería de la Universidad de Antioquia, Cooprudea, CIS y Al pie de la letra. (o escribiéndome directamente) .

A continuación les comparto otros enlaces donde lo pueden adquirir . En la mayoría podrán leer los primeros capítulos en forma gratuita.


Espero se diviertan leyéndolo y quedo atento a sus comentarios.

miércoles, 10 de agosto de 2022

Finales abiertos o cerrados

En la narrativa, hay dos formas de terminar una historia, ya se trate de cuento o novela: con un final abierto o con un final cerrado.

En términos generales, un final cerrado es cuando la historia termina definitivamente, sin dejar cabos sueltos o expectativas adicionales al lector. 

Por ende, un final abierto, es aquel que deja dudas sobre cómo terminará la historia. El final ha quedado abierto a la imaginación del lector. 

Casi todos los cuentos infantiles tienen un final cerrado. "Fueron felices y comieron perdices". En Caperucita Roja, la niña es salvada por el leñador. En La Cenicienta, la joven termina desponsándose con el principe; igual ocurre con Blancanieves en las versiones infantiles que se cuentan. En dichos cuentos el conflicto ha sido solucionado.  

Pero podemos crear un final abierto para cada uno de estos cuentos. Imagina que Caperucita Roja es engañada por el lobo. La fiera se ha comido a su abuelita y se ha disfrazado con su ropa. "Abuelita, que dientes tan grandes tienes". "Son para comerte mejor". Caperucita roja es devorada de un solo bocado por el lobo.    

Un cazador que por allí pasaba escucha los gritos de la niña, derriba la puerta y descubre que el lobo acaba de engullir a la niña. Toma su hacha y golpea la cabeza del lobo. Con un afilado cuchillo abre la panza del animal, y descubre que tanto Caperucita roja, como su abuelita estaban vivas en el interior. Las saca y les ayuda a limpiarse la sangre. Se abrazan emocionados mientras que afuera, treinta lobos, escondidos alrededor de la cabaña, esperan el momento en que se abra la puerta, para perpetrar una masacre y vengar a su compañero.  (FIN). 

Aquí el conflicto no se ha resuelto. La historia no puede darse por terminada. Hay todavía muchas posibilidades narrativas ¿Qué sucederá con Caperucita, su abuelita, y el solidario leñador? ¿podrán descubrir a tiempo la trampa que les han tendido los lobos? ¿Abrirán la puerta y se enfrentarán a toda la manada? ¿Habrá alguna forma de pedir ayuda y saldrán ilesos? ¿Se cansarán los lobos de esperar?

Eso es un final abierto. 

No puedo decir que uno sea mejor que el otro. La tendencia actual es permitir que el lector participe en el final de la historia. El cine moderno refleja mucho esta postura. Dejar al público con la intriga de si el villano ha muerto o sigue vivo es una estrategia de Marketing. Ello genera expectativas para la próxima película. En literatura pasa igual. El autor puede dar un final único que el lector asumirá como cierto, o puede dejar abierta la posibilidad de otros finales. 

Para muchos lectores es necesario tener certeza sobre el final de la historia. Para otros, imaginar los posibles finales alternos es un deleite. Es el autor quien, en definitiva, decide cuál sensación dejará a sus lectores. 





miércoles, 3 de agosto de 2022

Aprender a discutir y a disentir.

¿Te ha sucedido que cuando discutes con alguien con una postura diferente, cualquier evidencia que tengas será desestimada? Ya se trate del tema de la vacunas, la redondez de la tierra o la politica, siempre habrá alguien con el que no es posible dialogar y se empeñará en que su punto es el correcto a pesar de toda la evidencia que se exponga. 

El caso es que, con estas personas, muchas veces tenemos mas puntos en común que en oposición. La clave es aprender a distinguir a las ideas, de las personas. Es muy difícil cambiar creencias. Las creencias no son fáciles de cambiar a menos que la persona misma las cuestione... y muy pocos lo hacen. 

Por eso, al conversar, no ataquemos a las personas por su forma de pensar. Argumentemos sobre los puntos de vista, no sobre las personas. Entendamos por qué piensan de la forma en que lo hacen. Eso nos hace entender sus posturas y nos hace más tolerantes frente al otro, que, a pesar de la evidencia, piensa diferente. 

Les comparto este video de Guadalupe Nogués en una conferencia TEDx que dio en Argentina. Cómo hablar con otros que piensan distinto. Espero les guste.



 

miércoles, 27 de julio de 2022

Construcción de diálogos literarios

El diálogo es la forma como nuestros personajes se comunican entre sí. De ahí su importancia. No es lo mismo que un narrador cuente lo que conversan, que poner a nuestros personajes a conversar entre ellos teniendo al lector como testigo de lo que se dicen entre sí. 

A continuación, te traigo algunas recomendaciones al escribir diálogos:  

Evitar diálogos banales o intrascendentes: 

Todo diálogo entre los personajes debe cumplir una función: Informar al lector algo que desconoce y debería conocer. Si ya el narrador dejó claro que era de noche, no justifica que el personaje lo diga en su diálogo. Por el contrario, si hace frío, y ello es importante para la historia que se narra y el narrador aun no lo dice, es útil que el personaje lo exprese. 

Espontaneidad y sentimiento. 

Todo lo que diga un personaje debe sonar como una expresión espontánea y sincera. Los peores diálogos son aquellos que simplemente citan cifras o datos desprovistos de toda emoción. Recuerdo un texto de alguien que ponía a un muchacho de la calle a conversar con otro indigente:  

―¿Por que te vas tan pronto?

―Es que a mí no me gusta pernoctar por estos lares. 

¿En serio, un indigente hablaría así?

Verosimilitud

Un diálogo debe ser verosímil. En un dialogo hay dos o más personas conversando. Y las personas se dicen cosas que en la vida real se dirían en uno al otro. Muchos principiantes fallan en sus diálogos porque ponen a sus personajes a contarse cosas que ellos ya saben. El lector seguramente se va a enterar de algo, pero ¿era necesario que los personajes se dijeran cosas que ellos ya saben y que que si fueran reales no se dirían?  Imagina una pareja conversando en un parque: 

―A tus treinta y un años estas hermosa. Te luce ese vestido de seda color aguamarina, que combina con tus pendientes color nácar, y ese bolso de marca Gucci que costó una fortuna.

―Gracias, Juan, y tú a los cincuenta te ves muy bien, sobre todo con ese traje azul oscuro, con botones de marfil, y ese reloj dorado de marca Rolex que usas. Me gusta esa loción de Hugo Boss que compraste en tu último viaje a Panamá, en septiembre de año pasado, en el que te robaron la maleta de piel de cocodrilo. 

¿Verdad que suena empalagoso y poco creíble?  Con certeza podemos afirmar que el lector se enteró de muchos datos, pero también, que no aguantará mucho leyendo el texto. 


Avance

Todo diálogo debe hacer avanzar la historia.  Si un diálogo no permite avanzar en lo que se narra hay que cortarlo de tajo.  Muchos diálogos suenan acartonados porque no permiten un desarrollo de la narración. 

Diálogo y acción

Generalmente, uno no dialoga con alguien permaneciendo quieto. Casi siempre alguien camina, mira, gesticula, toma café, muerde una tostada, odia o ama...  Mientras se conversa, la gente suele estar viva. Por eso, hacer que un personaje ejecute alguna acción mientras conversa, puede hacer que el mismo se vuelva verosímil. 

―Mas vale que te vayas y no regreses ― dijo ella, apretando los puños con rabia. 

Construir una voz distinta para cada personaje: 

No todos hablamos de la misma forma. Un abuelo tendrá dichos y máximas antiguas, mientras que su nieto utilizará neologismos y palabras modernas.  Aqui, el escritor deberá convertirse en un actor y representar el papel de cada personaje, imaginando cómo hablaría cada uno de ellos y marcaría las diferencias que le confieren verosimilitud.

Lenguaje directo:  

Un diálogo no debe ser usado como pretexto para prolongar innecesariamente el número de folios.  Al lector promedio le resulta tedioso encontrar veinte líneas de dialogo que no avanzan en la historia, y que no dicen nada. 

―Hola.

―Hola.

―¿Cómo estás?

―Muy bien, ¿y tú?

―Yo bien, gracias... ¿y tu familia?

―Mi familia, bien, ¿y la tuya?

―La mía, perfectamente.

―Me alegra. 

―Oye...

―Si, dime, 

¿Te puedo preguntar algo?

―Sí, claro, cuéntame... 

―¿No te molesta?

―Para nada...

―Es que, no sé si deba...

―Dale, no hay problema. 

―Bueno, aquí va mi pregunta: ¿Te diste cuenta de que el lector se aburrió de leer este diálogo que no conduce a nada?

No abusar de las explicaciones.

Un diálogo debe ser fluido.  Cuando alguien responde, no es necesario que lo escribas. Un error muy frecuente es el terminar cada linea de diálogo con  “dijo”, "respondió", "exclamó",  "contestó".  Igual ocurre con terminos similares: “gritó”, “repitió”, “espetó”, “barruntó”…  Hay que revisar si realmente son necesarias dichas explicaciones. 

Interlocutores. 

Cuando se tienen varias personas inmersas en un diálogo, debes dejar claro quién habla y a quién se dirige. Puede que el autor lo tenga claro en su cabeza, pero para el lector, es importante ciertas claves que le ayuden a entender la dinámica de la conversación. Para ello es importante hacer alusiones y explicaciones.  

A continuación, dejo un texto de Umberto Eco, donde explica las formas de establecer diálogos donde los interlocutores se convierten en seres reales y diferenciados: 

"Dos personajes se encuentran y uno le pregunta al otro que cómo está. El otro responde que no se queja y pregunta su vez qué tal está el primero. Como veremos enseguida, hay muchas formas en las que puede ser presentada esta conversación, y no todas son iguales:

A:     

¿Cómo estás? 

No me quejo, ¿y tú?

B:      

¿Cómo estás? dijo Juan. 

No me quejo, ¿y tú? dijo Pedro.

C:     

¿Cómo estás? se apresuró a decir Juan. 

No me quejo, ¿y tú? respondió Pedro en tono de burla.

D:   

Dijo Juan: 

―¿Cómo estás?

No me quejo respondió Pedro con voz neutra. Luego, con una sonrisa indefinible: ¿Y tú?

Umberto Eco propone un par de ejemplos más, pero estos cuatro son suficientes. A y B son prácticamente idénticos, pero C y D son muy distintos a estos y, a la vez, muy diferentes entre sí. Como vemos, la mano de un narrador se mete en mitad de la conversación y altera completamente el efecto que nos produce ésta. En C y D vemos unas connotaciones en la respuesta de Pedro que están completamente ausentes de A y B.



En resumen: 

Los diálogos, en todos los casos, deben ser espontáneos y creíbles. Un buen escritor de diálogos es alguien entrenado para escuchar. No hay nada tan inverosímil en una película, que el momento en que el villano decide contarle a la víctima la razón por la cual lo va a matar. ¿En serio? ¿De verdad crees que en la vida real un hombre que te va a robar la billetera va a establecer una conversación profunda contigo para explicarte que su robo es producto de la desesperación existencial, porque fue un bebé no deseado, sufrió una niñez marcada por el maltrato y que por esa razón no ha podido encontrar otra forma de ganarse la vida?

La mayoría de la comunicación entre los humanos es a traves del diálogo. Posiblemente el día de hoy estuviste conversado con varias personas sobre diferentes temas antes de leer este blog y hablarás con alguien más, luego de esto. Aprende a escuchar lo que te dicen y lo que tu dices a los otros.  No hay nada más natural que una conversación espontánea. De manera que, si quieres escribir diálogos, no sobreactues. Escríbe la conversación tal como la tendrían tus personajes si fueran reales.   

Por último, te dejo unos consejos técnicos sobre cómo escribirlos.   (al final agrego una bibliografia adicional que puede ayudarte) 

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Estructura de los diálogos 

(tomado del blog Cómo escribir correctamente)

Los diálogos, para diferenciarlos de la narración, van precedidos por una raya ("—" distinto del guion, o símbolo menos, "-"), y nunca terminan en raya, sino en el signo de puntuación correspondiente: punto y aparte, cierre de interrogación, cierre de exclamación o (menos habitualmente) dos puntos o punto y coma.

"—Estoy algo cansado."

Obsérvese que no hay espacio entre la raya y la primera letra.

Para introducir una aclaración del narrador, se utiliza también la raya:

"—Estoy algo cansado —dijo él."

"—Estoy algo cansado —dijo él—. Me voy a mi casa."

Teniendo en cuenta que hay que diferenciar dos casos:

1.-La intervención del narrador hace referencia a un verbo o acción del habla o el pensamiento ("dijo él", "pensó ella", "replicó su amigo", etc.).

Se deja un espacio en blanco entre el final de la frase y la raya, y la frase del narrador comienza sin espacio entre la raya y ésta: "cansado —dijo él."

La frase comienza en minúsculas:“ —dijo él."

El signo de puntuación correspondiente a la frase del personaje se cierra tras la aclaración del narrador: "—Estoy algo cansado —dijo él—. Me voy a mi casa."

Si el diálogo continúa, se cierra con la raya; en caso contrario, no: "—Estoy algo cansado —dijo él—. Me voy a mi casa."

Si la frase del diálogo no está completa, pero le correspondería otro signo de puntuación (como una coma), éste se pone como en el ejemplo anterior con el punto: "—Estoy cansado —dijo él—, y eso que he dormido bien."

2.-En el caso de que el comentario del narrador no tenga nada que ver con la acción de hablar, pensar o cualquiera de acciones relacionadas (gritar, susurrar, etc.), se cierra la frase, si hiciera falta, y el texto del narrador comienza por mayúscula:

—Tengo que irme. —El portazo retumbó en toda la casa.

Y contando con ciertas excepciones:

La exclamación y la interrogación se cierran siempre (si la frase ha terminado) antes de la raya: "—¿Estás cansado? —dijo su mujer—. Puede que debieras dormir más."

Del mismo modo, también los puntos suspensivos preceden a la raya: "—Te noto cansado... —observó ella—. Será que no duermes bien."

Si la narración precisa dos puntos, éstos sustituyen al signo de puntuación que correspondería a la frase del diálogo: "—Te noto cansado —observó ella, y añadió—: Será que no duermes bien."


Y para terminar.  

Recuerda que no es lo mismo el guión (-) que la raya de diálogo (—)

Muchas personas me preguntan en los talleres como se inserta una raya de diálogo.  Aqui va el truco. 

Si tienes un PC

Para obtener el guión largo necesario en los diálogos, pulsa Alt mientras escribes 0151 en el teclado numérico. ¡Tu símbolo — aparecerá automáticamente! Para las comillas latinas, lo mismo: pulsamos Alt y escribiendo 174 y 175 respectivamente. 

  • Alt 0151: guión largo (—)
Si usas word, puedes prefijar una combinacion de caracteres. (En la seccion de opciones / revision / Opciones de autocorrección) Por ejemplo yo tengo prefijado en mi computador el guión largo (raya de dialogo) cada que oprimo Ctrl+Alt+-

Si tienes un Mac

La combinación de teclas para este sistema operativo es distinta. En este caso tenemos que pulsar las teclas ALT y mayúsculas (también llamada SHIFT) junto con una tercera, que os indico a continuación:

  • Alt + Mayúsculas + guión corto (-): guión largo (—)
Espero que estos trucos te sean útiles. 

Otras fuentes para consultar, sobre los diálogos: 



miércoles, 20 de julio de 2022

Decálogo del Cuentista: Horacio Quiroga

 Decalogo del cuentista (Horacio Quiroga.)


I
Cree en un maestro —Poe, Maupassant, Kipling, Chejov— como en Dios mismo.

II
Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.

III
Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.

IV
Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.

V
No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.

VI
Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: «Desde el río soplaba el viento frío», no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes.

VII
No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.

VIII
Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.

IX
No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.

X
No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento.
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Horacio Silvestre Quiroga Forteza (Salto, Uruguay; 31 de diciembre de 1878-Buenos Aires, Argentina; 19 de febrero de 1937), fue un cuentista, dramaturgo y poeta uruguayo. Fue uno de los maestros del cuento latinoamericano, de prosa vívida, naturalista y modernista.​ Sus relatos a menudo retratan a la naturaleza con rasgos temibles y horrorosos, como enemiga de las circunstancias del ser humano. Ha sido comparado con el escritor estadounidense Edgar Allan Poe.

miércoles, 13 de julio de 2022

¿Niñez Transgénero?

El 7 de julio de 2022 leí una columna, en el periódico El Colombiano que hablaba de un niño de 9 años, al cual su familia apoyaba y estimulaba frente al hecho de que se "percibiera como niña". 

Luego de su lectura me quedó una duda:¿Realmente este menor se percibía como de sexo contrario, o simplemente le gustaban algunos comportamientos sociales que tradicionalmente son considerados por nuestra sociedad actual como femeninos?

Aquí expongo unas reflexiones al respecto que van generar odios y que me convertirán en villano. No me importa. Sólo espero que al menos unos pocos entiendan el por qué, el estimular la ideología de género en los niños, es un acto de violencia contra ellos.


Desde el punto de vista biológico, lo normal en la naturaleza es la dualidad. Solo existen individuos genéticamente machos (XY) o genéticamente hembras (XX). Cualquier alteración cromosómica que no encuadre dentro de estos dos parámetros es un error de la naturaleza que se paga muy caro (un individuo con trisomía de cromosomas sexuales XXY o XXX, está predispuesto a mayores riesgos para la salud, incluso la muerte). El género es la expresión que tienen las caracteríticas sexuales en el individuo (masculino o femenino) y está determinado por patrones de comportamiento en algunas esferas (no en todas). La identidad de género es un invento de las sociedades humanas, y no tiene fundamento biológico. 

En algunas especies animales es evidente un comportamiento diferencial, dependiendo del sexo, pero esto solo ocurre en algunos aspectos, como en el relacionamiento con otros adultos (para la mayoria de las actividades rutinarias, como comer, dormir, respirar, defecar, no hay diferencia entre los sexos). En su relacionamiento social, los primates machos suelen ser más agresivos y territoriales que las hembras cuando están en grupo. Sin embargo, ante la dificultad de conseguir comida, algunos machos jóvenes suelen adoptar comportamientos femeninos para evitar ser vistos como potenciales rivales por el macho alfa quien controla el acceso a la comida. Asi, mostrándose femeninos, aplacan la agresividad del lider, o consiguen alimentos o privilegios que, de otra forma (siendo agresivos y varoniles), implicarian un enfrentamiento. 

A donde quiero llegar es que, comportamientos femeninos en un macho, no siempre implican identidad de genero alterada. Un niño que disfrute jugar con muñecas, dejarse el pelo largo, o que odie los deportes rudos, (tradicionalmente masculinos), no necesariamente tiene una identidad de género femenina. Puede ser que quiere evitar confrontación por saberse menos fuerte que los demás, y simplemente tiene comportamientos menos agresivos, que la mayoría considera femeninos.  

En la especie humana tradicionalmente hemos puesto falda, aretes y pelo largo a las niñas, y pelo corto y pantalón a los niños, sin que haya otra forma de diferenciarlos por sus rasgos físicos no genitales. Es la pubertad en la que externamente podemos empezar a distinguir un macho de una hembra. Si cubriéramos sus genitales durante la infancia, sería casi imposible distinguir un niño de una niña y por eso, socialmente utlizamos señales como el largo de su cabello, la pintura en sus uñas, o las aretas en sus orejas. Ser mujer no significa peinarse el cabello con una moña, pero para un menor de edad, ese puede ser el significado de "ser mujer".

De ahí que es muy dificil establecer si realmente un niño tiene una identidad de género asintónica. Antes de la pubertad o la adolescencia un niño que "se comporta como niña" o de aspecto femenino no necesariamente se siente atraído sexualmente hacia los varones; simplemente no se identifica con el grupo de individuos de pelo corto y pantalones, rudos y agresivos que juegan brúscamente. Igualmente la niña a la que le gustan los comportamientos rudos no necesariamente se siente atraida sexualmente por las niñas. Hay niñas que son peleoneras, agresivas, bruscas ("poco femeninas") y eso no indica para nada que su sexualidad sea masculina, así como no predice que de adulta será una lesbiana porque de niña no era pacífica, delicada y cariñosa. 

En los niños no se puede hablar de que haya atracción sexual hacia un género sino más bien atracción social hacia los comportamientos y "adornos" que tradicionalmente acompañan esos géneros a traves de los siglos.  

Si hubiera un pueblo aislado, donde los varones usaran falda en lugar de pantalón y cabello largo con hebillas, y las niñas de 9 años jugaran juegos de contacto agresivo, usaran pelo corto, vistieran pantalón y no llevaran aretas, cualquier niña que quisiera usar falda sería mal vista. Igualmente pensarian lo mismo de un niño que decidiera lucir como niña. Es decir, cortarse el pelo, quitarse las aretas y usar pantalón. De ahí que la identidad de género es un "constructo social".  El hecho de que un niño escocés (en la Escocia tradicional) pidiera que le dejaran usar falda como los guerreros, no lo convertía en un transgénero.  

El transgenerismo realmente no está relacionado con el sexo de una persona sino con los comportamientos tradicionalmente asociados a un género y que no dependen del mismo, sino de las tradiciones. Un niño que odia los deportes de contacto, que le molesta el futbol o que no le interesa la mecánica pero disfruta jugar con muñecas o hacer manualidades tipo collares no es un homosexual. Simplemente es un individuo que disfruta de comportamientos mas suaves y "socialmente" femeninos. El problema surge cuando a ese niño lo estimulan a que se perciba como mujer y lo encaminan a que, en el futuro busque pareja del mismo sexo. Ahí es donde está el error. 

La sociedad actual está haciéndoles creer a los niños que son mujeres por el simple hecho de que tengan gustos "femeninos". Ese niño varón que disfruta de hacer collares, nunca será una niña: seguirá siendo un niño (XY) con gustos femeninos. Encaminarlo a que se cambie los genitales o que busque su pareja entre los del mismo sexo es un error garrafal. Solo hasta que sea un adulto, él podrá decidir si le gustan las mujeres o los hombres. Decirle a un chico de comportamiento menos agresivo (tradicionalmente femenino) que es una niña, y que nació con el cuerpo equivocado es un crimen que atenta contra la naturaleza y contra la misma sociedad, y especialmente contra los derechos de ese menor que simplemente quiere "jugar a ser niña".

Nuestra sociedad debe aprender a ser tolerante con el niño que no le gusta el futbol y los deportes de choque y con las niñas a las que les gustan los deportes violentos. Debe entender que habrá niños que tienen comportamientos menos varoniles y niñas que tienen comportamientos masculinos. Eso no es trangenerismo, es simplemente gustos. No es que hayan nacido en un cuerpo equivocado. No es que sean "niñas con pene", ni "niños con vagina". Los niños siempre tendrán cromosomas XY y las niñas, XX, incluso, si de adultos toman la decisión de hacerse operar para parecer físicamente del sexo opuesto. Sus genes y sus cromosomas nunca cambiarán a pesar de sus gustos y preferencias. 

Con esta entrada quiero hacer un llamado a los padres de familia: Si sus hijos hombres tienen comportamientos femeninos o si sus hijas mujeres tiene comportamientos masculinos, no estimulen en ellos la idea de que nacieron en cuerpos equivocados. ¡Ámenlos! No estimulen eso de que "tienen que cambiar de sexo" para darle gusto a la sociedad progresista. Entiendan que sus hijos tienen "gustos diferentes" pero no los obliguen a tomar partido, como si realmente fueran del género opuesto. A lo mejor simplemente quieren "jugar a ser del sexo contrario". Dejen que de adultos decidan si quieren comportarse como alguien del otro sexo. Que sea la decisión de ellos cuando sean adultos, nunca de niños.  

Decirle a un niño que es una niña porque así él lo quiere o por que sus mayores lo perciben muy femenino, es engañarlo, y tal vez condenarlo a que viva una vida de confusión en el futuro. Un hombre siempre será biológicamente hombre (celularmente XY) a pesar de que modifique artificialmente su cuerpo y adquiera comportamiento femenino. Tendrá enfermedades de hombre, tendrá el mismo riesgo cardiovascular de un hombre y el mismo riesgo de sufrir cáncer de prostata aunque decida maquillarse y vestirse como tradicionalmente se visten las mujeres. Las mujeres tendrán ovarios y útero y aunque se los hagan extraer, sus células seguiran teniendo material genético femenino. La biología no puede alterarse por más que el individuo lo desee. Debemos entender que quien nace de un sexo determinado seguirá siendo biológicamente de ese sexo, a pesar de adoptar comportamientos y preferencias del otro. Hay que entenderlo y aceptarlo: Esa es la verdadera inclusión:  Comprender que esa persona es libre de adoptar otra actitud aún en contra de su biología, pero nunca, sucumbir ante el engaño de que si cree que es una mujer, lo será. Por más que yo quiera creer que soy un perro, ande desnudo en cuatro patas, ladre y levante la pata trasera para orinar en cada poste, seré un perro. Biológicamente seguiré siendo humano. 

No debemos castigar o discriminar a un niño varón que prefiere jugar los juegos de la niñas y no quiere jugar como lo hacen los niños de su propio sexo, pero no estimulemos en los niños la creencia de que al desear ser del otro sexo se convierten automáticamente en el género opuesto.

Como decía el comediante Bill Maher recientemente: Si los niños de 8 años supieran lo que quieren ser de adultos, el mundo estaría lleno de vaqueros y princesas. Yo quería ser un pirata. Gracias a Dios, nadie me tomó en serio y programó una operacion para sacarme un ojo y cortarme una pierna.