"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)
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miércoles, 12 de enero de 2022

Convivir con el COVID

Hace poco me llegó este mensaje en un chat de médicos. Al parecer el texto es la traducción de un artículo publicado en un medio norteamericano con base en una series de trinos hechos por el doctor Faheem Younus, Jefe del grupo de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Maryland. (EEUU)

He hecho algunos ajustes al mensaje, dado que la traducción que enviaron tenia 
agregados algunos postulados que no eran del todo correctos y que no hacían parte del artículo original.
 


 
A continuación comparto algunos puntos importantes. 

1. Es posible que tengamos que vivir con Covid-19 durante meses o años, NO se asuste. Por eso, NO arruine su vida. Aprendamos a vivir con esta realidad.

2. NO hay medicinas que puedan destruir el virus Covid-19 que ha atravesado las paredes celulares.

3. Lavarse las manos y mantener una distancia de 1,8 metros es el mejor método de protección contra el virus. 

4. Si no tiene un paciente de Covid19 en su hogar, no es necesario desinfectar las superficies de la casa.

5. Las bolsas de supermercado y/o bolsas de plástico, las estaciones de servicio, los carritos de compras y los cajeros automáticos NO causan infecciones. Lávese las manos, viva su vida como de costumbre.

6. El Covid-19 NO es una infección alimentaria. Está asociado con gotitas infecciosas como la gripe, NO hay riesgo demostrado de que el Covid-19 se transmita al pedir comida,  p
ero puede calentar todo en el microondas, si quiere estar más tranquilo.


7. Entrar en la sauna o exponerse a ambientes calientes no mata los virus Covid-19 que han penetrado en la célula.

8. Si padece alergias o adquiere infecciones virales, puede perder el sentido del olfato, estos son síntomas inespecíficos de Covid-19, pero también pueden estar presentes en otras condiciones.

9. Una vez que llegue a casa, NO necesita cambiarse de ropa inmediatamente y ducharse. La limpieza es una virtud, la paranoia, no.

10. El virus Covid-19 NO vuela por el aire. Esta es una infección respiratoria que requiere un contacto cercano, para replicarse.

11. El aire está limpio, puede caminar por parques y lugares públicos (solo mantenga su distancia física de otras personas para protegerse).

11. Solo use jabón común contra Covid-19, NO necesita jabón antibacteriano; esto es un virus, no una bacteria.

12. La posibilidad de llevar el Covid-19 a casa en sus zapatos es como recibir un rayo dos veces al día. He trabajado contra virus durante 20 años, las infecciones por gotas NO se propagan así.

13. NO puede protegerse de los virus consumiendo vinagre, jugo de caña de azúcar y jengibre, o jugo de limón. Es solo por inmunidad, no por medicina.

14. Usar guantes también es una mala idea; el virus puede acumularse en los guantes y transmitirse fácilmente si se toca la cara. Es mejor lavarse las manos con regularidad.

15. El Sistema Inmunológico se debilita al vivir siempre en un ambiente estéril. Incluso si estamos tomando suplementos y/o medicamentos que estimulan el sistema inmunológico, salga regularmente de su casa al parque y/o playa o a cualquier otro lugar al aire libre.

Y lo mas importante. Siga las normas básicas y viva tranquilo.

Artículo Original:

https://theazb.com/we-will-live-with-covid19-for-months-lets-not-deny-it-o nor-panic- dr-faheem-younus /


miércoles, 24 de noviembre de 2021

Medicina narrativa para una medicina mas humana.

¿Para qué sirve la medicina narrativa? ¿Por qué los médicos deben leer literatura?

Un médico recibe en su consultorio a un paciente que tiene una tuberculosis. Al conversar con él, el hombre le cuenta de sus accesos de tos, su esputo sanguinolento, su debilidad. Le relata de su sudoración nocturna. Posiblemente le hable de su temor de no mejorar o el miedo a contagiar a su familia.

Sin embargo, el contacto con su paciente solo será de unos pocos minutos. 

Al anochecer, el médico tomará el libro de su mesa de noche. Leerá sobre una mujer que tose y se cubre con un pañuelo. Descubrirá el miedo a que alguien más vea la pinta de sangre, leerá sobre la forma de cerrar su mano para que su acompañante no descubra la mancha roja. Entenderá sus mecanismos para distraer a los presentes y poder ocultar su pañuelo sin que nadie más lo note. El lector acompañará esa mujer en su angustia sobre el temor a morir; sus pensamientos de desesperanza, su dilema de contarle a su pretendiente y perderlo, u ocultar su enfermedad y hacerle un  daño mortal. Sentirá su temor a ser excluida de la sociedad y la ansiedad que le produce encontrarse en medio de una conversación cuando llegue un nuevo acceso de tos. Por eso la mujer casi no ha hablado en la reunión: cuando habla mucho la tos ataca con más facilidad. Todos los asistentes opinan que el silencio es una virtud. La mujer, por el contrario, sabe que calla porque teme caer presa de los espasmos de una tos.

El médico cierra por un momento el libro dejando un dedo entre las páginas. El paciente del consultorio ahora parece más real. En la media hora que estuvo con él, solo hablaron de un poco de su enfermedad y medicamentos. Pero en el libro, aunque solo ha leído una media hora, ha vivido por una semana con una mujer tuberculosa. ¡Qué enfermedad tan horrible!

Leer hace que la práctica médica sea más humana. 

Los invito a escuchar esta conversación sobre la medicina y la literatura. Les aseguro que les va a encantar. 

Quiero agradecer a mi colega y amigo, Sebastián Alba Ospina, fundador de Revive, entrenamiento médico, el haberme dado esta oportunidad de contar un poco, lo que es la Medicina Narrativa. 


Espero lo disfruten.

miércoles, 10 de noviembre de 2021

¿Qué es, en realidad, la historia clínica?

Los médicos, y en general el personal de la salud, vemos a la historia clínica como una obligación. Creemos que luego de examinar el paciente, sentarnos a escribir es una pérdida de tiempo.  

Pero les tengo una noticia.  La historia clínica no es el hecho de sentarse a escribir en un papel o en un computador. 

La historia clínica es una investigación detallada que el profesional de salud hace para conocer la enfermedad que aqueja al paciente, las preguntas que hace, la información que logra sustraer y el análisis que hace de esa información.  

El papel o el archivo son tan solo la evidencia de que se hizo una historia clínica. 

La historia clínica es el arte de ver, oír, entender y describir la enfermedad humana.

Los invito a ver esta amena conversación que tuve con mi amigo el doctor Sebastián Alba Ospina, gerente de la empresa Revive.

Espero la disfruten



Si les gusta el video, denle "me gusta -like-" al video. Pueden dejar sus comentarios en youtube, o escribir sus opiniones en este blog. 

Hasta la próxima semana.   

miércoles, 3 de noviembre de 2021

El uso de mascarilla y la libertad individual

Usar mascarilla puede ser para algunos una forma de protegerse y proteger a los demás, pero para otros, puede ser una forma de opresión. 

La mascarilla facial (tapabocas) fue inventada por el médico Johannes Mikculicz Radecki como una forma de impedir que los médicos contaminaran las heridas de sus pacientes durante un procedimiento quirúrgico. Pero rápidamente se descubrió que la protección iba en ambos sentidos. No solo era el paciente el que se beneficiaba, sino también el médico evitaba enfermar cuando el ambiente estaba contaminado. 
Eso ya se conocía desde la antigüedad. Las máscaras de los médicos de la peste dan cuenta de eso. Con la epidemia de influenza de 1917, el uso de la mascarilla facial se popularizó, como forma de evitar la enfermedad. 


A principios de 2020, la epidemia por el virus SARS-Cov-2 mas conocido como COVID-19, hizo que la mayoría de los gobiernos reglamentaran el uso obligatorio de la mascarilla (tapabocas) cuando se estuviera en espacios públicos. La mascarilla no solo evita que quien tenga la enfermedad, la transmita, sino que también previene del contagio a quien la usa. Además impide que un virus alojado en la nariz de un portador sano se transmita a una persona susceptible, (pues aunque el individuo esté vacunado, de todos modos puede trasportar el virus en su nariz, lo que implica un problema de salud púbica). 

Las personas en occidente han visto con recelo el uso del tapabocas, mientras que en el oriente (en especial China y Japón), acostumbran usar la mascarilla como hábito, cuando hay contaminación o cuando se está enfermo. En el resto del mundo se ha visto su uso como una imposición que riñe con la libertad individual. 

Según George Sand, profesor de historia japonesa de la Universidad de Georgetown, “existe una falsa creencia de que los japoneses adoptaron esta medida porque sus gobiernos son autoritarios (…), pero no es así, lo hicieron porque confiaban en la ciencia”, precisamente en la recomendación científica dicha en un país que estaba en un proceso de industrialización, como la adaptación a un mundo moderno”. Y agrega que en el nuevo milenio, las mascarillas en Japón se volvieron omnipresentes, no tanto por directivas estatales sino por lo que se conoce como “estrategia de afrontamiento”, que abarca los recursos externos e internos que usa una persona para adaptarse a un entorno que lo estresa¹. 

Se podría decir que existen dos extremos en la forma de afrontar el uso del tapabocas: Por un lado, los que lo usan con la convicción de que con ello están protegiendo su propia salud y la de los otros, a pesar de las incomodidades que pueda generarles, y del otro lado, quienes se niegan a usarlo porque lo consideran una imposición arbitraria y autoritaria: Aquellos que pregonan a todo pulmón "no me pueden obligar". En el centro están las personas que consideran que una mascarilla es "un mal necesario" que le evita complicaciones mayores y la usan con desgano, porque no hay algo mejor. 

Cuando voy por las calles de mi ciudad y observo a las personas, puedo identificar fácilmente a aquellos que tienen una actitud transgresora y quienes están en sintonía con el bienestar de todos. Tengo que confesarlo. No quiero tenerme que enfrentar en ningún momento con una persona que se niega a usar mascarilla cuando todavía hay riesgo. Para mí, este tipo de personas están en el mismo nivel que los que se meten en la fila, los que se pasan los semáforos en rojo, los que parquean en lugares prohibidos, los que evaden impuestos o los que hacen trampa en los juegos. Son personas que acostumbran infringir las normas porque "nadie me puede obligar". Son seres que solo siguen "sus propias reglas" y se niegan a adoptar aquellas en las que hay que ceder la comodidad en favor de la convivencia. 

Cuando voy por la calle y observo tanta gente sin mascarilla, me duele la ciudad. Pienso en tanta gente que se identifica con el "no pueden obligarme" y me pregunto: ¿Qué nos espera como sociedad?


miércoles, 20 de octubre de 2021

La migraña no solo es dolor de cabeza

El dolor de cabeza es tal vez, uno de los síntomas más frecuentes en la consulta médica.  Se supone que prácticamente todas las personas han tenido al menos un dolor de cabeza que ha requerido tratamiento. No conozco a nadie que jamás haya tenido un dolor de cabeza. 

Sin embargo, no todo dolor de cabeza es una migraña. La migraña es mucho más que dolor de cabeza:  Se acompaña de otros síntomas y de otras condiciones que la hacen muy especial. 

Esta semana les comparto un "Minutico de Salud" escrito por mi profesor Rodrigo Isaza Bermúdez, Neurólogo clínico y experto en el tema, donde nos habla de esta enfermedad tan "misteriosa". 

Pueden seguir al doctor Isaza en su muro de Facebook

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MINUTICOS DE SALUD 

LA MIGRAÑA NO SÓLO ES DOLOR DE CABEZA


Por Dr. Rodrigo Isaza Bermúdez. 

Neurólogo clínico U. de Antioquia.

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La migraña tiene como entidad de salud muchas cosas que no solamente son dolor. En los niños los “equivalentes migrañosos” cursan con indigestión con síntomas abdominales, otras veces con vértigo que también se presenta en los adultos, estados alucinatorios llamado el Síndrome de Alicia en el País de las Maravillas” y otras cosas que también afectan al adulto con fenómenos de despersonalización que parecen que se estuviera saliendo usted del cuerpo y se percibe como si hubiera otra persona: usted, al lado suyo, que es como para salir corriendo donde el psiquiatra pero que es una jugarreta del cerebro afectado por el proceso inflamatorio migrañoso que se le llama autoscopia.

Los estados previos al dolor suelen ser emocionales, porque uno o dos días previos se pueden presentar alteraciones del ánimo con euforia o también desaliento y pérdida del estado del ánimo, como si amaneciéramos deprimidos. Los antojos alimenticios “como en el embarazo” son órdenes que nos manda una parte del cerebro: el hipotálamo, donde se regulan patrones hormonales y el sueño. No es raro, entonces, la somnolencia previa, el insomnio, sed, ganas de comer helado o productos cítricos lo que lleva a asociarlos como desencadenantes, cuando, al contrario, ya son eventos de inicio muy temprano de la crisis migrañosa.

El cerebro busca energía que produzca placer, esto nos lleva a la ingesta de sustancias altamente energéticas como el chocolate o los dulces, que a su vez también asociamos como un factor que predispone al dolor. Lo que sí sucede es que la variación en los niveles de azúcar en la sangre con cambios bruscos, sin causar hipoglicemia como piensan algunos, es un factor que se debe corregir al enseñarle al paciente que maneje una dieta fraccionada.

Sin hablar de un “perfil de personalidad”, con lo cual me echaría a todos los psicólogos de enemigos, hay algunos patrones con los  identificamos: como ser madrugadores, áltamente rendidores, responsables, no delegan nada, todo lo supervisan, acumulan trabajo y tareas porque saben que las pueden realizar cuando se propongan lo que los lleva a una sobrecarga emocional , más que de cansancio, pero con una alta intolerancia a la frustración, cualquier comentario los pone preocupados porque tienen una alta valoración de su eficiencia. Sin entrar en discusiones filosóficas puede ser las alteraciones de la Serotonina, Dopamina y Noradrenalina actuando en otros sistemas diferentes a los del dolor.

En definitiva, se ha demostrado que el paciente migrañoso tiene pérdida de los procesos cerebrales de acostumbramiento, lo que los hace intolerantes siempre al ruido, la luz, los cambios bruscos de ambiente, clima, sueño y vigilia y estrés. Estudios con estímulos luminosos visuales muestran actividad de la corteza cerebral visual con respuestas continuas a la luz, comparado con personas no migrañosas, luego de muchos estímulos éstas últimas el cerebro deja de reaccionar a la luz, lo que no sucede con el migrañoso que termina desencadenando dolor y todos los otros síntomas.

Si no podemos cambiar al cerebro del paciente migrañoso, son ellos los que tienen que cambiar llevándole los caprichos a ese órgano manipulador y marrullero.


Fuente: https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=10158722196033579&id=526048578

miércoles, 6 de octubre de 2021

La enfermedad en el arte, de la mano de Francisco Javier Barbado.

Hace poco un amigo, médico y empresario, me invitó a grabar con con su empresa unos podcast sobre medicina y literatura. Dentro de los temas que hablamos estuvo un tema apasionante: la relación entre la enfermedad y la literatura. A pesar de que muchos escritores no son médicos, en sus obras describen a la perfección la enfermedad humana. 

Igualmente ocurre con la pintura. Muchos pintores han plasmado la enfermedad en sus obras.  

Hace unos meses me llegó un artículo del Periódico El español, escrito por Marcos Domínguez y Javier Carbajal, titulado "Doctor Barbado, el médico que halla enfermedades en los cuadros de Goya y Velázquez", en el que muestran el impresionante trabajo hecho por el Internista Francisco Javier Barbado, analizando las pinturas del Museo del Prado y descubriendo las enfermedades allí expuestas.

El doctor Javier Barbado es el tercero de
izquierda a derecha (el segundo soy yo)
El artículo me trajo bellos recuerdos y me llenó de emoción:  En 2016 la Pontificia Universidad Javeriana de Cali me invitó a presentar una ponencia sobre literatura y medicina en el I Coloquio Iberoamericano de Medicina Narrativa.  Allí tuve el honor y el placer de conocer al doctor Francisco Javier Barbado Hernández, un medico apasionado por la literatura y el arte, quien nos deleitó con una conferencia en la que mostraba pinturas clásicas en las que la enfermedad estaba presente. 

A continuación trascribo el artículo que relaciono y agrego las imágenes que se mencionan en él. Doy los respectivos créditos a sus autores y a El Español. He sacado las pinturas de la web, no solo las que originalmente trae el artículo, sino otras tantas, con fines didácticos. 

Francisco Javier Barbado, en la entrada al museo del Prado


"Doctor Barbado, el médico que halla enfermedades en los cuadros de Goya y Velázquez" 


Palidez reflejo de una anemia ferropénica, lesiones cutáneas de color ocre en la región frontal izquierda, baja estatura y bocio incipiente. A pesar de ser diagnosticada con pubertad precoz, la paciente tiene más de 350 años. Lo que los médicos de la época posiblemente no sabían es que un compañero suyo elaboraría la historia clínica de la infanta Margarita de Austria y llegaría a una conclusión: la que sería por un breve tiempo (murió a los 21 años) una de las mujeres más poderosas de Europa, hija del rey español Felipe IV y emperatriz consorte del Sacro Imperio Romano Germánico, sufría la enfermedad de Albright.

Las Meninas - Diego Velazquez -  Museo del Prado


A Francisco Javier Barbado le fascina especialmente
Maribárbola, la enana de origen alemán que vino a España para formar parte del servicio de la infanta. "Tiene cabeza grande, macrocefalia; tiene una frente olímpica, amplia, nariz en silla de montar, pómulos agrandados… Es un modelo clínico de acondroplasia".


Sabe de lo que habla. Cuando este exjefe de sección del servicio de Medicina Interna de La Paz dejó de ir al hospital (así es como llama él a la jubilación, porque no ha parado desde entonces), se acostumbró a acudir un par de veces por semana a su museo predilecto, la pinacoteca más grande de España y una de las principales del mundo: el Museo Nacional del Prado. 

Durante dos años paseó por sus pasillos como si fuera la planta de su hospital, y cada cuadro era una cama con uno o varios pacientes a los que visitar. "Cada día pasaba unos 10-12 cuadros, una sala entera". Llenó decenas de libretas con sus observaciones. "Me di cuenta de que había muchos signos físicos de enfermedades que yo había visto". Y es que a su experiencia en el mayor centro hospitalario de España se añadía su participación en el grupo de Enfermedades Minoritarias de la Sociedad Española de Medicina Interna. "Había síndrome de Cushing por todos los lados y muchas enfermedades raras", la mayoría de origen genético, con los Austrias siendo sus abanderados.

"Dice Gregorio Marañón que el factor genético de los Austrias era una bomba autodestructiva. El árbol genealógico y las enfermedades de esta familia no los puedes retener en la cabeza: a veces tienen hasta 15-20 parentescos". Y la pobre infanta Margarita fue una víctima de la consanguinidad.

Barbado acude a Óscar Valtueña, médico que en 1999 diagnosticó a la pequeña. "Él interpreta que el búcaro (el pequeño jarrón que le ofrece en una bandeja la menina María Agustina Sarmiento) es de arcilla, pero en palacio el agua no se ofrecía en estos recipientes porque daba un sabor amargo y cierta podredumbre; la daban en vidrio refrigerado con hielo, así que esto no es para beber. Probablemente masticaba la arcilla para frenar la menstruación: tendría metrorragia por pubertad precoz, característica del síndrome de Albright. Lo veo bastante verosímil, sobre todo por los cuadros posteriores, que también se pueden ver en el Prado". 


Las meninas - Detalle.
Obsérvese el jarrón de arcilla

El segundo paso del doctor Barbado fue comparar sus apuntes con los de otros 'médicos de cuadros' para corroborar sus impresiones, como si estuviera en una junta médica: Castillo Ojugas y su "Una visita médica al Museo del Prado"; Amador Schüller con "La patología en la pintura de Velázquez"; Alejandro Aris y  "La medicina en la pintura"; Martí i Vilalta con "Neurología en el arte"… Por aquel entonces dejó de acudir dos veces por semana para hacerlo 'solamente' una al mes y apuntarse a las visitas didácticas de los amigos del museo. 

Su amplio conocimiento de las obras que allí se encuentran y las patologías que afloran en las mismas lo ha plasmado en numerosas conferencias y artículos en revistas médicas especializadas. EL ESPAÑOL le ha pedido que seleccione cinco cuadros de la pinacoteca para analizarlos en profundidad, obras de Velázquez, Goya, El Bosco, Strozzi y… ¿Leonardo Da Vinci?

El primer cuadro de todos es, por supuesto, Las meninas, del que ya hemos hablado. Para cerrar este capítulo queda hablar del tercer personaje clínicamente más interesante: Nicolasito Pertusato, enano de origen italiano que molesta al perro que está dormitando en primer plano. "Debería tener entre ocho, diez, doce años, quizá más. Lo estudió mucho Gregorio Marañón. Es grácil, aniñado, juguetón… Tiene un psiquismo normal y es proporcionado en las extremidades. Su enanismo hipofisario hoy en día se curaría con hormona de crecimiento".

Enfermedades que cambian con el tiempo

Si hay algún autor estrella en el museo, con permiso de Velázquez, es Francisco de Goya. Es el artista que más obras tiene en el edificio, entre cuadros y cartones para tapices. El doctor Barbado considera que es, de los pintores españoles, quizá el más interesante desde el punto de vista médico, pues "pinta unos niños con enfermedades infecciosas, con tiña, etc. que son ejemplares".

Goya:  Los pobres en la fuente
De entre todas las pinturas del aragonés universal se queda con Los pobres en la fuente, uno de los cartones que pintó para ser trasladado a un tapiz con destino al comedor del Palacio de El Pardo pero que nunca lo hizo. La escena representa una madre y dos niños yendo a rellenar con agua unos cántaros.

Enseguida llama la atención uno de los niños. Es el que está de cara al observador: más bajo, con los brazos cruzados como si estuviera pasando una rabieta. "Lo más importante para nosotros es la facies dismórfica, de progeria, la implantación baja del pelo que se da en el hipotiroidismo", que es la interpretación clásica de la enfermedad. Pero hay más.

"Se ve que la ceja derecha está caída, que es signo de hipotiroidismo; la nariz, un poco en silla de montar; los pómulos, agrandados y la boca de carpa, cuello corto muy metido, hombros redondeados, codos por encima de la cintura… Esto es una enfermedad genética y lo más probable es, siguiendo a los pediatras que han analizado la obra, que sea un síndrome de Noonan", enfermedad descrita en 1962.

Aquí, el erudito doctor hace una puntualización. Igual que en la vida real, los diagnósticos de los cuadros son ejemplos de su tiempo. "En los años 70 estábamos diagnosticando enfermedades que ahora no existen, como el síndrome de Banti, que no es más que una cirrosis hepática con esplenomegalia gigante, hipertensión portal y varices, o la enfermedad de Ayarza, que es enfermedad obstructiva crónica con insuficiencia cardiaca. Tampoco existe ya la púrpura benigna hiperglobulinémica de Waldenström. Pero también han aparecido enfermedades nuevas, como el VIH, el síndrome tóxico, esta pandemia…"

Un ejemplo clásico en los cuadros del Prado es la 'Monstrua' de Juan Carreño de Miranda, que la pintó desnuda y vestida. Se trata de Eugenia Martínez Vallejo, una niña de seis años y 70 kilogramos de peso que, en 1680, fue llevada a la corte para ser contemplada como un espectáculo circense. A pesar de ello, Carreño, a la manera de Velázquez, retrató a la niña con humana dignidad. 


Carreño:  La monstrua vestida y la monstrua desnuda

"Para don Gregorio Marañón era un Cushing de libro", comenta el médico. Se trata de un trastorno hormonal causado por el exceso de cortisol, que provoca una acumulación de grasa en el tronco, una cara redonda y roja, y estrías de color púrpura en la piel. Sin embargo, hoy en día está aceptado que Eugenia Martínez Vallejo padecía de un síndrome de Prader-Willi, un trastorno genético que provoca problemas endocrinos en la infancia, estrabismo y retraso en el desarrollo. "El diagnóstico depende de la época y va cambiando, como en la vida real".

¿Antibióticos o cirugía de cataratas?

No todo van a ser enfermedades genéticas en el Prado. Es más, el interés del cuadro no tiene por qué ser la representación de la enfermedad sino de su sanación milagrosa que, a la vista del conocimiento médico de hoy en día, tiene una explicación perfectamente plausible. Así sucede con La curación de Tobías, de Bernardo Strozzi, pintor italiano del Barroco. 

Se basa en un relato bíblico. Tobit y Ana son judíos que están refugiados en Nínive "y, como tantos refugiados de ahora, vivían hacinados". Durmiendo, a Tobit le cayeron excrementos de ave en los ojos que lo cegaron y le impidieron seguir trabajando. Su hijo Tobías, yendo a cobrar un dinero que le debían a la familia, se encuentra con el arcángel Rafael, que le dice que frote los ojos del padre con la hiel de un pez que pesque en el río Tigris. Al hacerlo, Tobit recupera la visión.

La curación de Tobías  - Bernardo Strozzi- Museo del Prado

En el cuadro de Strozzi, Tobías "parece un residente de primer o segundo año, muy solícito" frotando la hiel sobre los ojos de su padre. Al doctor Barbado le fascinan las pseudoescamas blancas que Tobit tiene en los ojos. "Los oftalmólogos dicen que se trata de una queratoconjuntivitis epidémica con un sobrecrecimiento bacteriano y que, al ser la hiel bactericida, por eso acabó curándose". Y pone como ejemplo a Ramón y Cajal, "que usaba bilis de conejo y veía cómo los neumococos eran destruidos en laboratorio".

No es la única teoría que rodea al cuadro: "Hay un oftalmólogo que sostiene que lo que vemos es una cirugía de catarata, algo que no me convence mucho. La zónula filiar, la estructura que sostiene al cristalino, en los ancianos está muy frágil y la catarata está un poco bailando entre la cámara superior y el cuerpo vítreo. Al frotar vigorosamente los ojos, la catarata se introdujo en el cuerpo vítreo y bueno, consiguió ver mejor. A mí me convence mucho más la otra teoría porque le caen encima excrementos de ave". 

Estafadores y piedras en el cerebro

Si hay una escuela de pintura que sea especialmente interesante desde el punto de vista clínico, esa es la flamenca. El costumbrismo de artistas como Brueghel el Viejo o El Bosco, con cuadros inundados de personajes a cada cual más pintoresco, suscita un interés especial tanto por los diagnósticos que se pueden inferir como por las prácticas, presuntamente médicas, que se observan.

Una de las más chocantes de estas prácticas es la cirugía que se les realizaba a los locos, en el siglo XVI, para curarles de su enfermedad: sacarle una piedra de la cabeza, a la que atribuían su locura. Por supuesto, era una intervención falsa que curanderos y charlatanes escenificaban con la connivencia del loco.

"Muchos se dejaban extraer la piedra de la locura porque la Inquisición les había condenado por ser brujos y herejes, y de esta forma probaban que estaban locos y se podían librar de la hoguera", comenta el exjefe de sección de La Paz, que añade una teoría propia. "Es probable que en las autopsias de algunos de estos locos se encontraran tumores cerebrales calcificados. Basta con que se extrajeran unos cuantos para que asociaran esa 'piedra' con alteraciones".

El Bosco escenificó una de esas operaciones en un cuadro enormemente simbólico, La extracción de la piedra de la locura. Se ve a un charlatán (con un embudo en la cabeza) practicando una incisión a un pobre diablo. Pero de ahí extrae no una piedra sino una flor. "Parece un tulipán: probablemente se lo haya sacado de la manga. Castillo Ojugas dice que es un lirio, símbolo de homosexualidad".

Extracción de la piedra de la Locura.  Museo del Prado


Aquí entra otra cuestión: quién era considerado loco en aquella época, principios del siglo XVI. "Muchas veces solo eran gente con una personalidad distinta y se pensaba que estaban endemoniados. También aquellos con deterioro cognitivo, deficiencia en las facultades mentales, epilepsia y cefaleas. Se creía que al quitarle la piedra iban a mejorar y ahí se acababa el problema, pero todo era una farsa".

La enferma más famosa de la pintura

Finalizamos el recorrido médico por el Museo del Prado con un cuadro de otra pinacoteca. La Gioconda, además del retrato más famoso de la historia, es un "compendio de la Medicina Interna": se le ha diagnosticado más de 20 enfermedades: hiperlipidemia por un xantelasma en el ojo izquierdo, alopecia, parálisis facial periférica, esclerodermia, atrofia muscular, Parkinson, incluso bruxismo y caries. 

"Es de risa", critica Barbado, que descarta todos estos diagnósticos anteriores gracias a un hallazgo menos reciente de lo que parece en la que es su tercera casa, siendo la segunda La Paz: una copia del original que conservaba el Prado en sus almacenes y que, tras una serie de radiografías, se comprobó que era un cuadro que se pintó al mismo tiempo que el de Leonardo Da Vinci.

"Los pentimenti o arrepentimientos -alteraciones en el cuadro que marcan cambios de idea del pintor conforme va realizando su obra- son exactamente iguales a los del original del Louvre. Si Leonardo cambiaba el velo, los dedos u otro detalle, al mismo tiempo lo hacían quien estaba a su lado pintando esta otra versión", probablemente obra de Salai o Francesco Melzi, alumnos del taller de Leonardo más cercanos al maestro.


Gracias a la Mona Lisa del Prado podemos comprobar que todas las patologías que se le han atribuido a la del Louvre no aparecen. "El xantelasma (acumulación de grasa en la piel, bajo el párpado) aquí no aparece, seguramente sería un barniz de la pintura". Tampoco la alopecia, pues la Gioconda del Prado "tiene párpados". Incluso la mano izquierda en forma de garra que podía ser símbolo de una atrofia se observa que "está agarrando pliegues del manto. Podría seguir pero no tiene sentido". 

Solo observa una posible enfermedad: en la mano derecha se ve, tanto en el cuadro del Louvre como en el del Prado, "un nodulito en la mano derecha, puede ser un lipoma o, vaya usted a saber, una contractura muscular. ¡La Gioconda del Prado está más sana que tú y que yo!"

Sin ánimo de polemizar, el doctor critica el exceso de celo de algunos de sus compañeros, empeñados en ver patologías en todos los cuadros. "El San Jerónimo de Marinus es una esclerodermia de libro: esos dedos filiformes, telescopados, típicos de la esclerodermia…" La cuestión es que el artista neerlandés pintaba los mismos dedos en todos sus personajes, "y no todos pueden tener esclerodermia".

Marinus: San Jerónimo

Otras patologías sí están suficientemente claras, como el enanismo, ampliamente representado en la pintura, sobre todo la de Velázquez. Sebastián de Morra, "una acondroplasia de libro", el Niño de Vallecas, "caso de hipotiroidismo", la propia Maribárbola de Las meninas. 

Sebastián de Morra

El niño de Vallecas










Sin embargo, el paciente favorito del doctor Barbado se encuentra en el único Caravaggio del museo: David, vencedor de Goliat. El héroe bíblico aparece sujetando la cabeza del gigante, que acaba de seccionar, mientras se apoya en el pecho de su víctima. "Es una acromegalia de libro, con un gigantismo… Los hombros, la cara, la cabeza… Es el cuadro que más me seduce y simplemente se le ve la cabeza, los hombros y un poco el tórax. Caravaggio pintó con un naturalismo asombroso", comenta, mientras finaliza el paseo por la pinacoteca. En Madrid hace buen tiempo y el Prado, que ha abierto sus puertas hace unos minutos, comienza a llenarse de personas de todas las edades, como si fueran a visitar a familiares después de haber recibido la visita médica del doctor Barbado. A pesar de las enfermedades y los achaques de los años, los cuadros del museo están en un fantástico estado de salud.

Caravaggio:  David vencedor

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Reitero los créditos a El Español, a los autores del artículo y a las páginas de las que he sacado las pinturas (Principalmente de la wikipedia).  Agradezco en especial al doctor Barbado sus fascinantes enseñanzas. 

Finalmente, les comparto un texto escrito por el Dr. Francisco Javier Barbado: Arte y ciencia:  Un relato común de las infecciones, publicado en las memorias del I Coloquio Iberoamericano de Medicina Narrativa. 

Hasta la próxima semana. 



miércoles, 29 de septiembre de 2021

De la vida real de un médico, al cuento

Esta semana les comparto un podcast en el que mi amigo y colega, el doctor Sebastián Alba y yo, conversamos sobre cómo un médico se mete en el cuento de contar historias.

Hablaremos de la creatividad y de la imaginación, de darnos permiso de seguir imaginando y creando mundos.  Todo lo que existe, alguien lo imaginó en el pasado. 

Los invito a pasar un rato agradable. 


Mis agradecimientos a Sebastián Alba, gerente de Revive Entrenamiento Medico Integral  y a Tatiana y Dana que hicieron posible esta charla. 





miércoles, 1 de septiembre de 2021

La historia de la Historia Clínica

La historia clínica siempre ha sido la cenicienta de la atención médica.  Los profesionales se quejan de tener que hacerla, como si la historia clínica fuera solamente escribir en un papel o en un computador. 

Pero en esta conferencia, veremos que la historia clínica es la protagonista, junto con el paciente, de cualquier atención en salud.  

Etimológicamente hablando, "historia" en griego significa "investigación", mientras que "clínica" hace referencia al "paciente" (del griego "kliné" que significa "cama"). En otras palabras, Historia clínica se refiere a todo aquello que se investiga ante la cama de un paciente. 

Insisto: la historia clínica no es solo lo que se escribe.  Es lo que se investigó, lo que se descubrió, y el registro completo y detallado de lo que le ocurre a un paciente, lo que se le hizo, y lo que habrá de hacerse. 

El papel o el archivo al que, erróneamente llamamos "historia clínica", es tan solo una parte: el registro, ⏤la evidencia⏤ de que se hizo una investigación completa y detallada.  

Como lo exponía Pedro Laín Entralgo, "la historia clínica es el arte de ver, oír, entender y describir la enfermedad de un paciente".  




Hasta la próxima semana. 




miércoles, 14 de abril de 2021

¿Es segura la vacuna contra el coronavirus?

Hay un adagio popular que dice que "es mejor prevenir que curar". 

Consecuente con eso, es mejor evitar una enfermedad que buscar una cura cuando ya nos ha dado. 

Desde hace miles de años, en el oriente descubrieron que si se tomaban las costras de la viruela de una persona infectada, se hacía un polvillo con ellas, y se soplaba en la nariz de una persona (Variolización), la viruela se presentaba en una forma benigna y se podía prevenir el contagio en el futuro con la consecuente muerte o secuelas que la enfermedad implicaba. 

Posteriormente, en 1776, el inglés Eduardo Jenner descubrió que quienes ordeñaban vacas que habían tenido viruela, eran inmunes a la viruela humana. De manera que hizo un bellísimo experimento. Tomó suero de una mujer enferma con viruela de vaca (por eso se llama "vacuna") y lo inoculó en una escara que hizo en el brazo de un niño. El niño desarrolló una viruela leve, y quedó inmune a la viruela humana. Lo más bonito de todo es que tomó el suero del niño y lo aplicó en otros, y descubrió que desarrollaban una leve enfermedad (sin secuelas y sin muerte), quedando inmunes a la viruela humana. 


A partir de entonces, se hizo una campaña mundial, inicialmente ordenada por el rey Carlos IV de España y dirigida por el médico español Javier de Balmis, para vacunar a todo el mundo contra la viruela.  (Ver Real expedición filantrópica de la vacuna contra la viruela). Esta fue la primera campaña mundial de vacunación de la historia, y fue financiada por el gobierno. 


Gracias a la vacuna y a miles de personas que vieron en esta estrategia una forma de combatir la enfermedad, se siguió con la investigación y el desarrollo de mejores vacunas hasta el punto de que la OMS en 1980 declaró que la viruela se había erradicado a nivel mundial. 

Se ha demostrado que la vacunación es la estrategia más costo-efectiva en la lucha contra las enfermedades infecto-contagiosas. Sin embargo a pesar de los avances tecnológicos y educativos en el siglo XXI, aún existen muchas personas que dudan de las vacunas.  

Esta semana me quiero referir al temor que muchas personas tienen frente al vacunación con la de AstraZeneca. 

Para quienes aun dudan de todas las vacunas, debo remitirlos a mi entrada del 2 de noviembre de 2020 en la que explicaba cómo era el proceso de hacer una vacuna y en qué fase se encontraba la investigación en ese momento.  (Vacuna contra el COVID-19)  

Entendiendo que las vacunas son la mejor estrategia, paso al siguiente punto: 

No hay duda de que una de las vacunas más controvertidas ha sido la de AstraZeneca. Se sabe que la vacuna fue suspendida temporalmente en varios países porque se encontró que estaba relacionada con 30 muertes por trombosis luego de su aplicación (en ese momento).

Tengo amigos que por esa noticia se niegan a dejarse aplicar esa vacuna, sin entender que una cosa es la asociación y otra la causalidad. Hasta la fecha, no se ha podido comprobar que la vacuna haya sido la que produjo las trombosis, dado que muchos de los fallecidos tenían riesgo de tener trombosis (aun sin la vacuna). Sí se sabe que la vacuna induce un estado de inflamación (como toda vacuna) que puede empeorar las condiciones pro-trombóticas en los individuos susceptibles. 

Pero la vacuna no es la única que potencialmente podría producir trombosis. Recuerden que hace un año, los medios de comunicación se rasgaban las vestiduras porque el SARS-Cov-2 (COVID-19) estaba produciendo trombosis.  

Ahora miremos con calma los números: 

  • Se sabe que el COVID-19 produce la muerte entre un 2% y un 3% de la población infectada (la mayoría de las muertes son por trombosis o falla ventilatoria). 
  • La vacuna AstraZeneca se asoció con 30 muertes, de un total de 17 millones de vacunados. (según los reportes iniciales)


Asumiendo, en el peor de los casos, que la vacuna sí haya producido esas muertes, eso implica que de cada millón de vacunados, menos de dos personas morirán por trombosis. 

Ahora comparemos: 

  • De cada millón de personas contagiadas por COVID, morirán 20.000 personas. 
  • De cada millón de vacunados con AstraZeneca, morirán menos de dos personas. 

Traslademos esos datos a Colombia. (donde he visto muchos renuentes a la vacuna). 

Imaginemos dos Colombias:  Una con 50 millones de contagiados, y otra con 50 millones de vacunados, y comparemos: 

  • En la Colombia con 50 millones de vacunados, tendremos 90 muertes provocadas por la vacuna.
  • En la Colombia con 50 millones  de contagiados por COVID, tendremos 1 millón de muertos. 

Las cuentas claras...

Alguien decía en estos días, que la culpa de que tantas personas no se quisieran vacunar, la tenían los medios de comunicación. 

Los medios han dado las cifras. Hasta ahí está bien. El daño lo han hecho los "opinadores oficiales" que son ignorantes del tema. Es común escuchar periodistas denigrando de la vacuna sin hacer un análisis juicioso de los beneficios y riesgos, incapaces de ver el asunto en perspectiva. 

La gente "del común" no interpreta las cifras en conjunto y deja que cualquier ignorante en este tema opine e influya en sus decisiones. 

Esto no se trata de un concurso de opiniones. Se trata de tomar los datos y analizarlos bien y sacar conclusiones propias. No podemos dejar que cualquier ignorante nos diga lo que tenemos que pensar. 

La información está disponible, y las cuentas están muy claras. 


Fuentes:  













miércoles, 17 de marzo de 2021

Las Academias de Medicina: conferencia del doctor Mario Melguizo Bermúdez

Los orígenes de las Academias de Medicina

El siguiente video corresponde a la posesión como presidente de la Academia de Medicina de Medellín, del doctor Mario Melguizo Bermúdez durante el periodo 2021-2023.  

En los 30 minutos que dura el video el doctor Melguizo nos cuenta sobre la historia de las Academias de Medicina, desde sus orígenes hasta la época actual.  Una conferencia imperdible. 


Mario Melguizo Bermúdez (Medellín) es médico especializado en Cirugía General. Realizó sus estudios superiores en la Universidad de Antioquia y los de especialización en el Hospital Universitario San Vicente de Paúl (U. de A.). Es cirujano del Hospital Pablo Tobón Uribe y profesor de Cirugía y de Historia de la Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad Pontificia Bolivariana. Ha desempeñado los cargos de Jefe de Cirugía del Hospital Pablo Tobón Uribe y Jefe de la Oficina de Postgrados de la Facultad de Medicina de la Universidad Pontificia Bolivariana, institución que lo nombró Profesor Titular de Cirugía, Profesor Distinguido y Profesor Emérito.


Fue editor de la Revista Medicina UPB durante más de 25 años y en la actualidad es su Editor Emérito. Editor general de la Revista Música de la ciudad de Medellín. Es miembro fundador de la Sociedad Antioqueña de Historia de la Medicina, miembro de número de la Academia de Medicina de Medellín y forma parte de la Junta Directiva de la Asociación de Endoscopistas de Antioquia (ASENDA), de la cual es miembro fundador. Ha publicado los cuentos infantiles «Quintín» (1987, 1990, 1998), «El bolsillo de los sueños» (1994), «De viaje por la Luna» (2003), «Un chapuzón en el mar» (2008), «Un viaje a la nieves perpetuas (El mundo inscrito)» (2011) y «La isla de la niebla» (2015). Otras publicaciones suyas son «Conversaciones con la música» (2001, 2008), el manual académico «Cómo escribir un artículo científico» (2007), «Cuadernos de un profesor» (2011) y las novelas históricas «Un encuentro con el general José María Córdova» (2012),  «Sea como Zea» (2014) y  «Yo Porfirio» (2018).

miércoles, 10 de marzo de 2021

Un año de estar haciendo pendejadas.

Desde que empezó el pánico mundial por el coronavirus, se empezaron a hacer cosas absurdas, desde limpiar las suelas de los zapatos, hasta tomar dióxido de cloro y beber bebidas muy calientes hasta el punto de quemar la lengua de los aterrados humanos. 

Varios amigos acostumbraban lavar meticulosamente las bolsas de supermercado con agua con cloro, antes de desempacar sus productos y miraban extrañados, cómo yo, médico y epidemiólogo, me atrevía a decirles que bastaba con que se lavaran las manos luego de manipularlas. A menos que acostumbraran lamer las bolsas plásticas en las que transportaran los productos o se chuparan los dedos, dicha práctica era un desperdicio de tiempo.

También vi personas en trajes de astronauta, andando por ahí, como si un gas mortífero estuviera presente en el aire.   

Trabajo en un lugar donde cada media hora pasaba un hombre con un aspersor, "fumigando" todos los zócalos.  Jamás vi un visitante o algún empleado arrodillado lamiendo los zócalos, pero la encargada de vigilar que se cumplieran "las normas de protección" me quería fulminar con la mirada cada que le preguntaba por qué se malgastaba los recursos en dicha tarea, sabiendo que el virus se transmitía por vía aérea o ingresaba por  la nariz o la boca luego de tocar una superficie contaminada. 

Afortunadamente, ya el funcionario no pasa cada hora. Lo tienen asperjando tres veces al día. Hasta ahora no he encontrado a ninguna persona arrodillada lamiendo el piso, pero me cansé de hablar para que lo destinen a cosas más necesarias. 

Por eso en esta ocasión les traigo un resumen de lo que luego de un año, se ha demostrado que sirve para reducir el riesgo de contagio. 

Si no quieren ver el video  se los pongo más fácil:  

  • lavado de manos,
  • uso de mascarilla,
  • distanciamiento social


A veces lo verdaderamente importante es lo sencillo. Aprendamos a simplificar

Por cierto, poner porteros y vigilantes al ingreso de los lugares públicos con un termómetro en la mano y te digan que tienes la temperatura más baja que la de un cadáver, tampoco sirve de nada. Sobre todo porque muchos no saben usar el termómetro o sus equipos están descalibrados, y fácilmente se les colaría una persona con fiebre. 

De manera que aprendamos de esta pandemia:

Simplifiquemos: 
  • Lávense las manos frecuentemente, 
  • Mantengan el distanciamiento 
  • y utilicen bien la mascarilla. 
¡Cuídense y cuiden a los demás!   







miércoles, 13 de enero de 2021

Imagina un mundo sin contagios

Imagina un microbio que produce una enfermedad que solo le da a los humanos.


Ahora imagina que únicamente se puede transmitir entre ellos a través del contacto físico o el contacto con sus secreciones.


Supongamos que se trata de un microbio que no puede vivir por fuera del cuerpo humano, y si lo estuviera, se moriría con la luz solar, el calor, el lavado con jabón o si le rociaran alcohol.

Cualquier microbio que quedara en un pasamanos o en el botón de un ascensor, moriría en menos de 48 horas, a menos que alguien lo tocara y lo introdujera a su cuerpo.


Imagina además que el microbio solo puede sobrevivir en las personas dos semanas y luego desaparece. Si por algún descuido se pasa a otra persona vivirá otros catorce días y desaparecerá a menos que encuentre otra persona a quien pasarse. Y lo mejor, si ya te dio, quedas inmune por algún tiempo.


Y entonces, a ti se te ocurre una maravillosa idea para salvar al mundo: Si el bicho solo puede vivir dentro de las personas y desaparece solo al cabo de 15 días, ¿Qué pasaría si el microbio no encuentra a nadie más para contagiar? ¿Qué ocurriría si los vecinos del lado estuvieran enfermos pero ninguno saliera de su casa al menos por un mes? Si tu tampoco los visitaras, tampoco tendrían forma de pasarte el microbio a ti.


Esa idea maravillosa que tuviste podría erradicar enfermedades como el Covid-19, la papera (parotiditis), el sarampión, el resfriado común y muchas otras más.

Si alguno de estos microbios no encontrara a nadie para infectar, el microbio desaparecerá por completo de la faz de la tierra al aliviarse el último humano que enfermó.  

Solo hay un problema: La gente no es tan inteligente como tú, y buscarán la forma de hacer trampa para no quedarse en casa.



Es una lástima. 

Hace algunos meses tuvimos la oportunidad de erradicar muchas enfermedades y la perdimos, solo porque algunos no quisieron colaborar. 

Es una lástima que no todas las personas sean tan inteligentes como tú.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Vacuna contra el COVID-19

Advertencia: esta nota fue escrita a finales de noviembre de 2020. El análisis presentado inicialmente se basaba en la información disponible en el momento.   Se sugiere leer hasta el final, dado que se han cambiado conceptos a raíz de  nuevas evidencias.  La ciencia cambia, y la opiniones de quien se fundamenta en la ciencia, deben cambiar a medida de que surjan nuevas evidencias.  

__________

Varios amigos me han preguntado por mi opinión sobre la vacuna para el COVID-19. Mi respuesta requiere de varias explicaciones, por lo que pido excusas por la extensión de mi blog de esta semana. 

1. ¿Que es una vacuna?  Una vacuna es una sustancia que administrada a un organismo,  produce en éste una respuesta inmune (respuesta de defensa) ante un germen o enfermedad determinada. Es decir, previene el desarrollo de una enfermedad. No es un tratamiento, puesto que no se administra para combatir una que ya se adquirió.  Tampoco es un antídoto luego de haber ingerido un veneno.  Una vacuna es una sustancia que induce la producción de defensas en un organismo con el fin de que cuando éste entre en contacto con un germen en un momento posterior, pueda defenderse, antes de que se genere al enfermedad.

2. Recomiendo el uso de vacunas (en general)?  Claro que sí.  La especie humana ha crecido exponencialmente gracias a que muchas enfermedades de han evitado a través de la vacunación. Cuando era estudiante de Medicina, en Colombia, de cada 1000 niños que nacían, 57 morían a causa de enfermedades que podrían ser prevenibles. Actualmente al cifra se acerca a cero.  En la edad media, la viruela mató cerca de una cuarta parte de la población del mundo.  En 1980 la OMS declaró erradicada la viruela gracias a visionarios como Edward Jenner, Francisco Javier Balmis, Isabel Cendales, Joseph Salvati, y tantos otros que nos dieron la posibilidad de evitar la enfermedad con la vacunación masiva.  Si no fuera por las vacunas, con los actuales medios de trasporte, un brote de viruela se hubiera convertido en una pandemia en cuestión de semanas. A diferencia del COVID  donde la mortalidad es baja, la alta letalidad de la viruela hubiera acabado con una tercera parte de la raza humana probablemente en cuestión de meses. 

3. ¿Cómo es el proceso para hacer una vacuna segura?  Cualquier medicamento o vacuna demora varios años para salir al mercado. Con la vacuna del COVID se ha pretendido recortar una investigación de 10 o 20 años en solo unos meses.  A continuación explico las fases que debe cumplir una vacuna para considerarse eficaz y segura: 

Fase 0. Experimentación en animales   Se inicia con animales para verificar que no haya daños a la salud y se hace seguimiento por varios meses o años. Recientemente los noticieros dijeron que la vacuna contra el COVID era efectiva entre los macacos. Realmente no es que fuera efectiva. Tan solo se demostró que era segura en estos animales. En este aspecto, las diferentes  vacunas contra el COVID-19 han demostrado ser seguras para los animales a los que se les ha administrado, al menos durante los meses de seguimiento desde su inoculación. En esta fase de investigación a veces se usan humanos pero generalmente son grupos menores de 15 personas y se usan dosis mínimas. 

Fase I. Voluntarios sanos. (grupos pequeños)  Los medicamentos o vacunas se ensayan en unos pocos sujetos sanos (10 o 15 personas) para verificar que no hacen daño a los humanos. Se escogen personas completamente sanas y que tengan hábitos saludables. Se excluye cualquier persona que tenga condiciones que  puedan presentar síntomas de otra índole y que puedan generar confusión con el medicamento o vacuna que se está estudiando. Se incrementan las dosis, pero básicamente se revisa que no produzcan daño. Por lo general en estos estudios no se puede comprobar la eficacia de un medicamento o vacuna. Su objetivo es mirar cuál dosis es la mejor sin producir daño. No se administra placebo. 

Fase II. voluntarios sanos.  Se amplía el número de participantes (generalmente entre  500 a 1000 personas, y casi siempre de la misma  región geográfica)  y se hace seguimiento para ver que el medicamento o vacuna sea seguro. Esta fase dura varios meses.

Fase 3. Grupos grandes de voluntarios de diversos lugares .  Se escogen voluntarios sanos en un número mayor y tratando de cubrir la mayor cantidad posible de variaciones raciales y geográficas. Es decir, negros y blancos, latinos, o asiáticos,  jóvenes y adultos de distintos países. En estos estudios se suele comparar la efectividad de la sustancia contra un placebo. Es decir, a unos se les pone el medicamento o vacuna de estudio y a otros se les administra un placebo sin efecto, para establecer si hay beneficio adicional con el medicamento frente a quienes no recibieron una sustancia activa. Además, al incluir a mayor cantidad de personas, se puede determinar si el efecto es igual en un ejecutivo de Londres, que en un campesino de Uganda que vive en condiciones diferentes.  Mientras más diversa sea la población estudiada, mayor extrapolación se puede hacer con la población general.  En la actualidad la mayoría de las vacunas contra el COVID están en esta fase y solo se llevan pocos meses de seguimiento. Los sujetos de estudio están entre los 18 y 54 años (en promedio).  Se excluyen mujeres embarazadas, ancianos, niños, por razones éticas). Se trata de escoger personas relativamente sanas. Cualquier persona con una enfermedad  ―una epilepsia, por ejemplo―, debería ser excluida del estudio, dado que si después de administrar una vacuna, el paciente tiene una convulsión, generaría una alerta y un dato confuso:  ¿Esta convulsionando por su patología de base, o acaso es por la vacuna?  Generalmente estos estudios fase III pueden demorar entre dos y cinco años antes de que los organismos regulatorios permitan su comercialización. (FDA, EMA, INVIMA)

Fase IV. población general  Cuando un medicamento ha sido aprobado para determinada condición, se pasa a los estudios fase IV. En ellos se da el medicamento o vacuna a la población general (aquí participan personas no necesariamente sanas) y se establece un seguimiento a largo plazo. En esta fase también se hace seguimiento. Algunos medicamentos ya aprobados pueden ser retirados del mercado porque se demuestra que producían cáncer, o aumentaban el colesterol, favorecían infartos, producían arritmias o interactuaban con otros medicamentos poniendo en peligro a las personas. Es frecuente que los medios de comunicación estén informando de medicamentos que son retirados por dichas causas. También en estos estudios, como se involucran mayor número de personas y con otras condiciones, se suele encontrar nuevos usos del medicamento. Por ejemplo, el minoxidil que se usa para evitar la caída del pelo fue un medicamento antihipertensivo al que en durante su investigación se descubrió tener efecto capilar.  El viagra (Sildenafilo) se empezó a usar en la disfunción eréctil a partir de que en los estudios fase III y IV los pacientes que lo usaban como vasodilatador, reportaron erecciones mayores y más prolongadas. 


4. Entonces,  ¿sí o no a la vacuna del COVID-19?

Hasta el 20 de noviembre la investigación de la vacuna del Covid se encontraba en fase III en la mayoría de los estudios. Se había demostrado seguridad en macacos (micos).  Se demostró seguridad (hasta ahora) en sujetos sanos (en fase I, fase II y fase III), al menos desde que se puso la primera dosis hasta hoy. (este articulo fue originalmente escrito en noviembre de 2020)

Se requiere que muchos individuos participen en los estudios fase III (estudios actuales). La mayoría de estos individuos se pueden beneficiar de la vacuna posiblemente no contagiándose de COVID si se exponen al virus.  Muy probablemente no tendrán efectos adversos, pero no se puede asegurar si a largo plazo puedan aparecer nuevos efectos hasta que no se tengan años de seguimiento, pues solo se cuenta con unos pocos meses desde la primera aplicación experimental. 

No existen estudios publicados en población general (niños, embarazadas, ancianos, o personas con comorbilidades ―enfermedades asociadas) que puedan dar certeza de que la vacuna es segura para absolutamente toda la población a largo plazo, es decir a mas de 10 meses de seguimiento.  (este artículo fue escrito en noviembre de 2020) 

Mi recomendación es que si desea vacunarse, acuda a un centro de investigación de su lugar de residencia y se informe. Lo evaluarán como candidato, le darán una información completa y le harán firmar un consentimiento informado donde se explicarán y advertirán los posibles riesgos de la vacuna, afortunadamente mínimos, y los beneficios de prevenir un COVID. Como sujeto de estudio usted contribuirá con el conocimiento científico y para ello, deberá compartir con el grupo investigador la información sobre su condición de salud durante un tiempo de seguimiento. 

Hasta la fecha, (30 de noviembre de 2020)  los reportes preliminares muestran que la vacuna es muy segura y a nivel individual es beneficioso vacunarse, pero a nivel poblacional aún no se puede recomendar la vacuna hasta no tener mayores datos y muchos meses de seguimiento. 

En conclusión, considero, a noviembre de 2020, que ninguna de las vacunas tiene  la  suficiente información disponible para sea administrada en campañas masivas de vacunación en los próximos meses. Posiblemente la información completa sólo estará disponible dentro de unos años. (Nota posterior. En enero de 2021 ya había suficiente información para poder afirmar que la vacuna es segura): 

Sin embargo a nivel individual, si usted considera que está en un alto riesgo de sufrir un COVID y presentar una complicación, tal vez se beneficie de ponerse la vacuna sin esperar los años de investigación que la ciencia recomienda antes de aprobar un producto para uso general. 


Lecturas recomendadas: 


Nota final. 
Este artículo fue escrito el 30 de noviembre de 2020. El 01 de diciembre los medios de comunicación informaron que se iniciarán campañas masivas de vacunación en los próximos meses. En Reino Unido, la vacuna de Pfizer se empezará a administrar en pocos dias. 

En mi opinión, cualquier persona que participe en esas campañas, debería ser informada a cabalidad de los riesgos de una vacuna en estos pocos meses de seguimiento, y debería ser invitada a firmar un documento, (consentimiento informado) donde voluntariamente, luego de recibir información completa, asuma los riesgos y efectos futuros, no detectados aún, de la nueva vacuna. (que posiblemente sean muy pocos).

En otras palabras, la vacunación propuesta para inicios del 2021 debería ofrecerse como si se tratara de una fase IV de investigación: (consentimiento informado, vigilancia estricta de los vacunados, reporte y seguimiento de los posibles efectos adversos,  etc.), y no como una vacunación con un producto completamente estudiado hasta no transcurrir al menos dos años desde su desarrollo.  

Sin embargo, mi recomendación es vacunarse. Hasta ahora  se sabe que los riesgos de sufrir un efecto adverso serio con la vacuna es infinitamente inferior al riesgo de infectarse con COVID-19 y de sufrir una complicación mayor o incluso la muerte. 

Actualización enero 12 de 2021

Quiero compartirles este video, de Juliana González Tobón,  investigadora colombiana, quien explica en forma sencilla en que consisten estas vacunas y los verdaderos riesgos. 



Actualización enero 25 de 2021 

Mucha gente se queja de que los médicos cambiamos frecuentemente de opinión.  Esa es una característica de la ciencia:  Está en permanente renovación (esa es la diferencia fundamental con la religión, que es inmutable). 

A finales de Enero de 2021, se han vacunado miles de personas, teniendo una muestra bastante representativa de diversos países, etnias, culturas. Llegado a este punto, debo recomendar la vacuna para toda la población adulta. Conociendo las consecuencias de continuar con la tasa de contagios generada en el inicio de este año, sería una irresponsabilidad no vacunarse.