miércoles, 31 de marzo de 2021

Cementerio de San Pedro. Parte 1

En 1842, cuando Medellín solo contaba con 9 mil habitantes,  y apenas habían transcurrido 16 años de haberse convertido en la capital de Antioquia, se gestó un movimiento de personas adineradas y prestigiosas de la renaciente ciudad y se decidió hacer un nuevo cementerio. 

La iniciativa fue liderada por Pedro Uribe Restrepo quien reunió a las familias más prestantes de la Villa de la Candelaria de Medellín, el 8 de julio de 1842 y acordaron la construcción de un nuevo cementerio ya que el anterior cementerio de San Lorenzo ya se hacía pequeño y no cumplía con las expectativas de una sociedad boyante y ávida de emular las costumbres europeas. 

El lugar escogido fue  al final del Camellón de El llano (conocido ahora como la carrera Bolívar).  A lo largo de los años el Cementerio de San Pedro se fue llenando de esculturas y ornamentos que lo convirtieron en un espacio mágico que combina movimientos y estilos artísticos de diversas corrientes. 


En 1997 el ministerio de Cultura lo declaró Patrimonio de la Nación y pasó a ser Parque museo Cementerio. 

Esta semana quiero, aprovechando la Semana Mayor, compartir el primero de una serie de videos que nos cuentan historias de este lugar mágico de la mano de Hernán Darío Gil Alzate, docente de la Universidad Pontificia Bolivariana. 



Espero lo hayan disfrutado. En próximas semanas les compartiré más datos sobre este magnífico espacio y un nuevo video sobre su historia. 


miércoles, 24 de marzo de 2021

Novedad literaria: La corredora. Angela Ramírez

Muchos hemos soñado que volamos cuando estamos dormidos; que somos capaces de levantar vuelo y viajar por el aire a otros lugares. 

¿Y si realmente fuera posible?

A continuación les quiero contar de Daniela, una chica como cualquier otra... o bueno, tal vez como ninguna otra. Esta joven, estudiante de arte,  es muy extraña. Tiene esa peculiaridad que muy pocos tienen, y es la de tener trocados los sentidos. 


Algunos, cuando van en un auto, tienen que bajar el volumen del radio para encontrar una dirección, porque aparentemente no pueden ver bien si hay ruido.

Pues Daniela tiene esa particularidad llevada al extremo:  Ella utiliza sus sentidos en forma diferente: Es capaz de "saborear" los colores, olfatear los sonidos, o palpar y ver los sabores... Y como si fuera poco, puede volar de noche.  Pero no se trata de un simple sueño.  Daniela aprendió a caminar por el aire a los diecisiete años....





No se pierdan la nueva novela de la escritora colombiana Angela Ramírez, que esta vez nos deleita con la historia de una joven muy extraña que descubre que además de tener trocados los sentidos, puede volar mientras todos duermen y hacer cosas maravillosas y asustadoras.


Pedidos al WhatsApp al 3122377247 o en Facebook o por Instagram



Te invito a ver el video sobre el libro. (instagram) y a leer algunos fragmentos: 

«No tengo nada de raro, solo te puedo decir que vuelo».

«Qué decepción, pensaron mis papás. No me lo dijeron así, pero cuando tu mamá te pregunta todos los días: ¿hija, estás segura?, ¿hija, de verdad? Y tu papá te dice: vamos a ver qué se va a inventar para vivir, pero usted sabrá, de pronto pinta un mercado que le alimente. Ya uno va sabiendo. Además de eso, hubo otro detalle por el que me pareció que mi papá no estaba de acuerdo.

—Ni pensés que te voy a alcahuetear eso.

Sí, yo creo que al final eso fue lo que me hizo estar segura de que a mi papá no le gustaba que yo estudiara artes…»

«Nunca me he considerado una enferma mental, ¿dudas?, sí, claro, las he tenido, pero aprendí algo y es que a veces hay que aceptar la imagen que transmitimos si queremos estar tranquilos».

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Fragmento del capítulo El poste:


Raquel se llamaba la profe de bidimensional, o sea dibujo uno. Y la bienvenida fue:

—De ustedes treintaicinco se graduarán diez. —Revisó la planilla de matrícula proyectada en el video beam y empezó a contar—: uno, dos, tres —y llegó a diez, los señaló. Yo seguí con el dedo contando, mi nombre era el número veintitrés, yo no me iba a graduar, entonces ella me vio, sonrió.

—Usted.

Yo, igual que en las películas, me toqué el pecho y…

—¿Yo?

—Sí, usted con cara de atembada.

Atembada es otra palabra muy común por aquí, dicen que mi cara es así, como sonsa, como lela, como «caída del zarzo», así como yo.

Me paré, ya estaba roja, con pena, con rabia.

—¿Por qué se presentó a artes?

Maldita pregunta, y yo bien atembada que soy, no se me ocurrió ninguna respuesta. Ya me habían preguntado lo mismo, mi papá y mi abuelo, y yo contestaba, «porque me gusta el arte», aunque no supiera nada y los únicos cuadros que tenía en mi casa fueran réplicas viejas, el ripio que quedaba de las remodelaciones, «herencias de la familia», ah, claro y el gobelino.

Agaché la cabeza.

—Porqué…

Pero no alcancé a contestar, me quedé alargando la e, y sentí el poste que me atajó, la cara roja y algo húmedo me escurría de la nariz, y yo me quería hundir, desaparecer, mocos pensé, qué pena. Repetí:

—Porquééé…

Y con disimulo me llevé la mano a la nariz. Me vi la mano roja, sangre…

—Vaya a la enfermería. Usted no dura ni este semestre.

 



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Angela María Ramírez Gil.  

Medellín. Médica y cirujana de la Universidad de Antioquia, con estudios en artes plásticas y arquitectura.  Participó en el taller literario de la Biblioteca Publica Piloto, dirigido por Jairo Morales, y es actual participante del taller de escritores COMEDAL, que dirige el escritor Luis Fernando Macías.  La autora fue finalista en el Concurso Nacional de Cuento y Novela de la Universidad de Antioquia en 1995

Otras publicaciones:  

-11 de abril (cuento).  Publicado en "Obra diversa". Antología del Taller de Escritores de la BBP (2007)
-Bigotes de Tinta (cuento).  Revista Cronopio (2014)
-Escalas del Sexto (cuento).  Colección Líneas Cruzadas. Hilo de Plata Editores. 2018
-La campanela: (cuento) 2020 publicado en Antología Veinte y una narradoras (Colección palabras rodantes)




miércoles, 17 de marzo de 2021

Las Academias de Medicina: conferencia del doctor Mario Melguizo Bermúdez

Los orígenes de las Academias de Medicina

El siguiente video corresponde a la posesión como presidente de la Academia de Medicina de Medellín, del doctor Mario Melguizo Bermúdez durante el periodo 2021-2023.  

En los 30 minutos que dura el video el doctor Melguizo nos cuenta sobre la historia de las Academias de Medicina, desde sus orígenes hasta la época actual.  Una conferencia imperdible. 


Mario Melguizo Bermúdez (Medellín) es médico especializado en Cirugía General. Realizó sus estudios superiores en la Universidad de Antioquia y los de especialización en el Hospital Universitario San Vicente de Paúl (U. de A.). Es cirujano del Hospital Pablo Tobón Uribe y profesor de Cirugía y de Historia de la Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad Pontificia Bolivariana. Ha desempeñado los cargos de Jefe de Cirugía del Hospital Pablo Tobón Uribe y Jefe de la Oficina de Postgrados de la Facultad de Medicina de la Universidad Pontificia Bolivariana, institución que lo nombró Profesor Titular de Cirugía, Profesor Distinguido y Profesor Emérito.


Fue editor de la Revista Medicina UPB durante más de 25 años y en la actualidad es su Editor Emérito. Editor general de la Revista Música de la ciudad de Medellín. Es miembro fundador de la Sociedad Antioqueña de Historia de la Medicina, miembro de número de la Academia de Medicina de Medellín y forma parte de la Junta Directiva de la Asociación de Endoscopistas de Antioquia (ASENDA), de la cual es miembro fundador. Ha publicado los cuentos infantiles «Quintín» (1987, 1990, 1998), «El bolsillo de los sueños» (1994), «De viaje por la Luna» (2003), «Un chapuzón en el mar» (2008), «Un viaje a la nieves perpetuas (El mundo inscrito)» (2011) y «La isla de la niebla» (2015). Otras publicaciones suyas son «Conversaciones con la música» (2001, 2008), el manual académico «Cómo escribir un artículo científico» (2007), «Cuadernos de un profesor» (2011) y las novelas históricas «Un encuentro con el general José María Córdova» (2012),  «Sea como Zea» (2014) y  «Yo Porfirio» (2018).

miércoles, 10 de marzo de 2021

Un año de estar haciendo pendejadas.

Desde que empezó el pánico mundial por el coronavirus, se empezaron a hacer cosas absurdas, desde limpiar las suelas de los zapatos, hasta tomar dióxido de cloro y beber bebidas muy calientes hasta el punto de quemar la lengua de los aterrados humanos. 

Varios amigos acostumbraban lavar meticulosamente las bolsas de supermercado con agua con cloro, antes de desempacar sus productos y miraban extrañados, cómo yo, médico y epidemiólogo, me atrevía a decirles que bastaba con que se lavaran las manos luego de manipularlas. A menos que acostumbraran lamer las bolsas plásticas en las que transportaran los productos o se chuparan los dedos, dicha práctica era un desperdicio de tiempo.

También vi personas en trajes de astronauta, andando por ahí, como si un gas mortífero estuviera presente en el aire.   

Trabajo en un lugar donde cada media hora pasaba un hombre con un aspersor, "fumigando" todos los zócalos.  Jamás vi un visitante o algún empleado arrodillado lamiendo los zócalos, pero la encargada de vigilar que se cumplieran "las normas de protección" me quería fulminar con la mirada cada que le preguntaba por qué se malgastaba los recursos en dicha tarea, sabiendo que el virus se transmitía por vía aérea o ingresaba por  la nariz o la boca luego de tocar una superficie contaminada. 

Afortunadamente, ya el funcionario no pasa cada hora. Lo tienen asperjando tres veces al día. Hasta ahora no he encontrado a ninguna persona arrodillada lamiendo el piso, pero me cansé de hablar para que lo destinen a cosas más necesarias. 

Por eso en esta ocasión les traigo un resumen de lo que luego de un año, se ha demostrado que sirve para reducir el riesgo de contagio. 

Si no quieren ver el video  se los pongo más fácil:  

  • lavado de manos,
  • uso de mascarilla,
  • distanciamiento social


A veces lo verdaderamente importante es lo sencillo. Aprendamos a simplificar

Por cierto, poner porteros y vigilantes al ingreso de los lugares públicos con un termómetro en la mano y te digan que tienes la temperatura más baja que la de un cadáver, tampoco sirve de nada. Sobre todo porque muchos no saben usar el termómetro o sus equipos están descalibrados, y fácilmente se les colaría una persona con fiebre. 

De manera que aprendamos de esta pandemia:

Simplifiquemos: 
  • Lávense las manos frecuentemente, 
  • Mantengan el distanciamiento 
  • y utilicen bien la mascarilla. 
¡Cuídense y cuiden a los demás!   







miércoles, 3 de marzo de 2021

Salvemos nuestro Jardín botanico.

La historia de los jardines botánicos se remonta a miles de años.  Cuenta la leyenda que en Babilonia, Nabucodonosor II mandó construir  un jardín en sus palacios para complacer a su amada esposa Amitis, que añoraba el esplendor y el verdor de las montañas de donde era oriunda. 

Ya en el siglo XIX, fue Napoleón Bonaparte quien le regaló a Paris un espacio donde la gente pudiera conocer y admirar la vegetación y la fauna propia de los lugares conquistados. El jardín botánico de París fue uno de los primeros jardines sostenido por el estado para beneficio de los ciudadanos.   

En Medellín se tuvo un bosque llamado el Edén situado en las afueras de la ciudad (al norte) y que posteriormente fue llamado el Bosque centenario para conmemorar los 100 años de la independencia.  Poco a poco el lugar tomó el nombre de Bosque de la Independencia, (nombre con el que lo conocí muy niño y del cual tengo muy buenos recuerdos). 

Ahora se llama Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe y desde hace casi 50 años ha sido uno de los espacios más bellos que tiene la ciudad.  Hasta ahora, todas las alcaldías habían hecho sus gestiones para conservar el lugar. 

Con la actual administración, los paisas corremos el riesgo de perder este mágico lugar. 

Los invito a que nos unamos y salvemos este magnífico espacio. 

El jardín botánico es de todos. 

Para que conozcan un poco de esta historia y comprendamos el peligro que nos acecha, les traigo un video hecho por Pilar Velilla, una de las personas que mas ha hecho por este maravilloso lugar. 



El jardín Botánico tiene 13.2 hectáreas de extensión. Está ubicado en la zona Norte de la ciudad. 

Cuenta con la condición de ser centro de cultura y educación ambiental y botánica, de enorme riqueza florística, y alberga más de 1.000 especies vivas y 4.500 individuos.