miércoles, 25 de junio de 2025

Diversidad e inclusión forzada

Se acaba el mes de junio, el que recientemente algunos han llamado "mes del orgullo gay" o  "mes de la diversidad", y se pone uno a pensar en qué tipo de diversidad y de inclusión es la que promueven estas ideologías. 

Hace poco el Ministerio de Cultura a través de la Biblioteca Nacional de Colombia nos envió a los directores de Talleres literarios una convocatoria para inscribirnos en su red de talleres.   

Al llenar el formulario me encontré esta curiosa (y absurda) pregunta sobre los participantes de talleres de creacion literaria o de tertulias: 




A algunos les parecerá  una pregunta muy incluyente.  A mí me parece todo lo contrario. 

¿Por qué, según el gobierno, las mujeres, los indígenas o los gays, están en una categoría diferente de "población general"?

¿No se supone que los gays, lesbianas, indígenas o desplazados deberían ser tratados igual que al resto de la población? ¿Qué objeto tiene marcar la casilla de Población LGBTIQ+ cuándo lo que se pretende es que estos grupos se integren completamente a la vida normal como si no fueran diferentes? 

¿Acaso las mujeres no son "Público en general" y los hombres sí lo son? 

Existe una razón para que los gays no puedan ser "público en general"?  ¿Deberíamos excluir a los indígenas de la categoría de  "público en general"? 

Por un lado resulta ridículo pensar que ser lector o escritor tiene diferente calidad si se es negro o blanco, hombre o mujer, anciano, campesino o afrodescendiente.  Piensen: ¡se trata de participantes de un taller literario, donde estas diferencias no existen!  Escribir un texto de calidad no depende de la raza o el género. Depende de las habilidades literarias. 

La siguiente fotografía fue tomada en el encuentro de directores de talleres literarios y tertulias, en marzo de 2025.  Imaginen que en lugar de tomar esta foto todos juntos,  hubieramos tenido que separarnos por categorías: lesbianas en un area, gays en otra, afrodescenidentes en un extremo, discapacitados en una esquina, desplazados en otra, y así con todas las personas. ¿Verdad que suena absurdo? 


Yo no clasifico a mis alumnos como gays, lesbianas, ancianos, indígenas, o blancos heteropatriarcales. Me niego a "marcarlos" con epítetos que no tienen relevancia. Son participantes de un taller: Son público en general, independiente de su condicion, origen o gustos.  

Preocupa sobremanera que el gobierno actual utilice la ideologia de género y las etiquetas para manipular a la población. En lugar de generar unidad, nos están fraccionando con el propósito para generar conflictos. Y tristemente, muchos caen en ese juego. 

Si quieren inclusión, hay que dejar de poner etiquetas a las personas. Hay dejar de considerar inferiores a nuestros semejantes e integrarlos como iguales. En mis talleres se reciben escritores: cualquier otra clasificación es favorecer la inequidad. 


Precisamente ahora, que el actual presidente propone hacer una nueva constituyente, me viene a la mente un punto con el que no estuve de acuerdo con la constitucion Colombiana de 1991. En la anterior constitución de 1886 todos los colombianos teníamos los mismos derechos por el simple hecho de ser Colombianos. En teoría, todos éramos iguales:  Un negro, un blanco o un indígena teníamos ante la ley el mismo peso porque eramos ciudadanos colombianos (y eso bastaba ante la ley). Que en la práctica no se respetara esa igualdad, no era problema de la constitución sino de las mismas personas que no respetaban la ley.   

Cuando el M19 participó en la creación de una nueva constitución metió una serie de diferencias que no deberían existir. Nos convirtió en un pais de subgrupos donde el adolescente se consideraba inferior y por eso se le daban más privilegios que al adulto, donde la mujer era "victima", y requería mayor proteccion que el hombre, y donde el afrodescendiente o el indígena, debían  tener mayores privilegios que el hombre blanco bajo el pretexto de que eran oprimidos  ¿Por qué?  

Teniamos una constitución donde todos, al menos en teoría, teniamos el mismo valor ante la ley. ¿No era mejor hacer cumplir la constitución del 86 que promulgaba la igualdad entre todos los colombianos, que generar una en la que se estimulara la lástima por las minorías y el odio por las mayorías? 

Concluyo la entrada de esta semana haciendo un llamado a la cordura. Nunca seremos equitativos e incluyentes si seguimos disgregando a las personas como si fueramos diferentes. 

Ah, y por cierto, en mis talleres y en mi círculo de amigos, todos son Población muy querida por mí. No necesito etiquetarlos de otra forma. 


 


miércoles, 18 de junio de 2025

Encuentro metropolitano de talleres y tertulias.

El pasado 7 de junio de 2025 se llevó a cabo el Encuentro Metropolitano de Talleres literarios y tertulias,  convocado por Sapiencia y la Editorial del Instituto Metropolitano de Medellín. 

Tuvo una participación variada en la que la palabra fue la protagonista. 

Se contó con la participación de varios talleres de la Red de Creación Literaria y Escritura Creativa (RELATA), del Ministerio de Cultura y de otros talleres que no hacen parte de esta red. 

Como coordinador de tres talleres literarios acudí con algunos de los compañeros.  Tuve el honor de ser invitado al conversatorio final.   

Hubo tres preguntas que me hicieron y quiero, a petición de algunos, dejar consignadas mis opiniones al respecto. Para los que no estuvieron allí, les dejo mis reflexiones, aclarando que no tengo grabacion de lo expresado, por lo que confío en mi memoria para reconstruir las preguntas y respuestas: 

Pregunta 1:  ¿Por que los talleres y tertulias son más aprovechadas por las personas mayores y menos por los niños y jóvenes?  ¿Qué se puede hacer para estimular la participacion de más jóvenes?

Respuesta:  

En primer lugar, porque los adultos mayores tienen más tiempo libre.  Además están menos atareados y han vivido más. Para escribir, primero hay que vivir. 

A los niños hay que dejarlos jugar, hay que dejar que descubran el mundo con la diversion. Dejar que se suban a los árboles, que intenten conquistar a la niña  más bonita del salón, que intenten hacer trampa en un examen, o quieran competir con quién es capaz de hacer el mejor avión de papel. Hay que permitir que los jóvenes exploren el mundo, que tengan sus primeros desengaños amorosos o sus primeras aventuras. Sin haber vivido es muy difícil pretender que tengan algo qué decir. 

En la medida en que un niño o un joven tenga cosas para contar o  estén llenos de inquietudes se acercarán a la literatura. Escribirán cuando estén listos.  No antes.  Llegarán a un taller de escritura  cuando sea el momento.  O en otras palabras, la literatura los encontrará cuando ellos estén listos para ser encontrados. 

Por otro lado, no estoy tan seguro de que los talleres literarios sean para viejos. Coordino tres talleres y he descubierto que estoy rodeado de niños de muchos años. La creacion literaria funciona como una caja de cartón. Todos, de  niños, tuvimos una caja que se convertía en un barco pirata, una nave espacial, un castillo para defender o un carruaje para invadir una fortaleza inexpugnable. Muchos crecen y solo ven la caja de cartón que es util para guardar cosas, olvidando lo que esa caja era en realidad. Olvidan la magia.  Los escritores no. Los escritores seguimos viviendo la realidad mágica de esa caja.  Cuando estamos en un atasco vehicular seguimos pensando  que ese carro podría ser una nave espacial en medio de una lluvia de metoritos, o que todos estamos esperando que abran la puerta de Troya para poder entrar en nuestros carruajes. Los escritores creamos mundos porque seguimos siendo niños. Así que no creo que los talleres estén llenos de gente mayor. Son niños con muchos años de experiencia. Simplemente, que esos niños ya cuentan con el tiempo libre para poder dedicar su infancia actual a la literatura. 


Reflexion adicional (que no se dijo por respeto al tiempo de interevención): 

La literatura no debe ser una imposición para los jóvenes. No sé de donde sacaron que uno puede inculcar la lectura obligando a leer con el único proposito de aprender.  Infortunadamente a los niños les enseñan a leer para que aprendan, y no para que se diviertan. En los primeros años, los niños están en función de lo lúdico.  Los niños aprenden jugando porque el juego divierte. Las primeras lecturas que deben ponerse al alcance de los niños deben ser para ellos un juego, algo que despierte las ganas de seguir leyendo.  En la medida de que se divierten, los niños aprenden cosas. Y un momento, sin que nadie se percate, ellos buscarán lecturas que los instuyan y enseñen. 

No estoy de acuerdo con que los talleres son de gente mayor.  A los talleres literarios llega gente joven de todas las edades. 


Pregunta 2: ¿Qué consejo le daría a alguien que quiere estudiar literatura pero que la familia se opone porque considera que no es una carrera rentable?

Respuesta simple: 

Siempre hay que seguir el corazón. 

Sin embargo, a veces, seguir el corazón no da de comer. Por eso hay que buscar algo que le permita seguir el corazón. Para seguir el corazón hay que alimentar los pies...  pero cuando uno va a donde el corazón quiere ir, ¿qué importa que haya que gastar en zapatos?



Pregunta 3. ¿En un mundo donde es tan difícil dedicarse a mantener talleres y trabajar para la literatura, de dónde sacar la fuerza para seguir cuando todo parece estar en contra? 

Respuesta: 

Siempre hay una fuerza interior que es inagotable. Cuando las cosas van mal, siempre hay una chispa que impulsa a seguir. Quienes están acostumbrados a hacer ejercicio saben que uno siempre puede dar un poco más. Me gusta trotar, lo hacía frecuentemente. Recuerdo una tarde que llevaba más de veinte quilómetros y creía que ya iba a tener que parar, vencido por el cansancio. De repente, entre unos matorrales salió un perro ladrando y pude correr otras cinco cuadras más. ¡con toda la energía renovada!

Mas aún. Nadie es capaz de ahogarse a si mismo sin ayuda.  Por eso Virginia Wolf tuvo que llenar su abrigo de piedras.  Sabía que si hundía su cabeza en el agua, no sería capaz de quedarse sumergida. Ella sabía que una fuerza muy superior  la obligaria a sacar su cabeza y respirar. Por eso llenó de piedras su abrigo: porque sabía que a pesar de todo, por muy mal que se vieran las cosas, siempre habría un poderoso deseo de seguir adelante y luchar hasta el final. 

Por esa misma razón les doy este consejo:  ¡Desháganse de las piedras..! 


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Reitero mis agradecimientos a Sapiencia,  a la Editorial del Instituto Metropolitano de Medellin en cabeza de Mauricio Vanegas y al Coordinador del nodo de la Red RELATA, Omar Gallo, por la invitación.  



miércoles, 11 de junio de 2025

Vampiros y vampiresas en la literatura.

Los vampiros siempre han generado fascinación. Las vampiresas aún mas, aunque llama la atención la diferencia de concepciones:  mientras que un vampiro es un ser horrendo, las vampiresas siempre han sido presentadas como mujeres voluptuosas y hasta deseables. (mostrando una terrible inequidad de género a favor de ellas).

A continuación les comparto una excelente presentación del profesor Gustavo Adolfo Bedoya, miembro de nuestro taller de Historias y director de Taller de Isotopias, quien en compañía de Johan Ruiz, nos habla de los vampiros en la literatura, y específicamente de CARMILLA,  la vampiresa que surgió de la imaginación de Joseph Sheridan Le Fanu. 




Carmilla es la novela que forjó el arquetipo del vampiro femenino en la literatura universal. Publicada por primera vez en la revista The Dark Blue en 1872, es sin duda la obra más famosa de Joseph Sheridan Le Fanu.




Esta obra fue precedente del Drácula de Bram Stoker, novela que aparecería veinticinco años más tarde. 

Si quieres descargar el libro "Carmilla"  puedes hacer clic en este enlace bit.ly/ClubRelata

Este video es posible gracias a la Biblioteca Nacional de Colombia y a su programa de Relata Lee, a quien concedo todos los créditos. 



miércoles, 4 de junio de 2025

La inteligencia artificial y la creación literaria (¿Una herramienta o un rival?)

Hoy, nos adentramos en un tema que está revolucionando diversos campos, incluida la creación literaria: la Inteligencia Artificial (IA). ¿Es la IA una amenaza para los escritores o una poderosa herramienta a su disposición?



¿Qué es la Inteligencia Artificial?

La Inteligencia Artificial es una rama de la informática dedicada al desarrollo de sistemas que pueden realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana. Estos sistemas poseen la capacidad de aprender, adaptarse, automatizar procesos, razonar y tomar decisiones, e incluso interactuar de forma natural.


Modelos como GPT-3 de OpenAI, con sus 175 mil millones de parámetros, son capaces de procesar el lenguaje natural, realizar traducciones y generar texto creativo. Otros como BERT y XLNet, desarrollados por Google, se pre-entrenan en grandes volúmenes de texto para comprender el lenguaje, resumir y traducir. Incluso T5, también de Google, enfoca las tareas de procesamiento del lenguaje como "entrada y salida de texto", permitiendo la traducción, resumen y generación de preguntas y respuestas. Microsoft también ha incursionado con BING, integrado en su navegador Edge.



La IA no se limita a las conversaciones o los vehículos autónomos. En el ámbito literario, sus aplicaciones son vastas y prometedoras:


  • Generación de ideas: ¿Bloqueo del escritor? La IA puede ser un excelente punto de partida.

  • Creación y revisión de texto: Desde la redacción inicial hasta la corrección de gramática, sintaxis, ortografía y estilo, la IA puede asistir significativamente.

  • Análisis profundo: Permite analizar el contenido, la forma y la hermenéutica de textos existentes.

  • Funciones diversas: Propuestas de títulos, traducciones y reescritura son solo algunas de las posibilidades.

La clave para interactuar con la IA de forma efectiva reside en el "prompt". Un prompt es una instrucción o conjunto de indicaciones que se le da a la IA para obtener una respuesta específica. Puede ser una pregunta, una descripción o una orden. Para que sea efectivo, un prompt debe ser claro, específico, tener un contexto relevante, una longitud adecuada, usar lenguaje natural y tener una estructura coherente, incluyendo la definición de rol, la asignación de tarea, el establecimiento de contexto, la especificación de límites y el formato de salida.

Sin embargo, la creciente influencia de la IA en la creación literaria también plantea importantes desafíos éticos. Debemos ser conscientes de los sesgos algorítmicos, la privacidad y seguridad de los datos, así como la responsabilidad y transparencia en los sistemas de IA.


Personalmente creo que la Inteligencia Artificial no es un reemplazo del ingenio humano, sino una herramienta en constante evolución que puede potenciar nuestra creatividad y eficiencia. La sinergia entre la inteligencia humana y la artificial abre un sinfín de posibilidades para el futuro de la literatura.




Todas las imágenes utilizadas en esta entrada han sido generadas por inteligencia artificial.