miércoles, 20 de enero de 2021

Todas las personas normales son conservadoras: Roger Scruton

Hace algún tiempo, tuvimos una discusión en una tertulia. Alguien afirmaba que solo la izquierda producía intelectuales. (Por supuesto, ahora ser de izquierda es la moda). La mayoría de los que participaban en la discusión éramos de la generación de los 60s y 70s, donde las revoluciones estallaban por toda Latinoamérica y se aclamaba a Fidel y al Ché como los libertadores del continente, postulados que por mi parte nunca he creído, lo que me convierte en un detractor de los "verdaderos intelectuales", porque jamás he creído que la revolución justifique un solo asesinato. 

Muchos llamaban la atención de que la mayoría de los intelectuales vigentes eran de tendencia izquierdista o liberal y que casi no existían intelectuales conservadores (o de derecha), lo cual es completamente falso. 

La gente de la calle cree que ser "intelectual" es lo mismo que ser "opositor", y están equivocados. De hecho, hay muchos intelectuales que apoyan el sistema social, político o económico imperante en muchas regiones, pero no serán reconocidos por la gente como intelectuales. 

La razón, desde un punto de vista muy personal, es que cuando uno se mueve siguiendo la dirección que lleva el sistema, no tiene que gritar. Solo grita quien cree que no será escuchado. Cuando uno se mueve en el mismo sentido que la mayoría, a muy pocos les llama la atención, porque todos  sienten que lo que uno dice es lógico y normal, una verdad evidente. 

Cuando uno canta la misma canción al mismo tiempo que todos, es poco probable que alguien note que tiene una voz privilegiada, pero cuando uno canta durante los periodos de silencio o canta otra canción diferente a lo que cantan los demás, con seguridad se hará notar, por muy desafinado que esté. 

Por eso los intelectuales que se mueven dentro de la corriente no son escuchados por la gente común, a pesar de que posiblemente sus tesis y planteamientos sean magníficos y tal vez constituyan la base de la sociedad. No es que no existan. Lo que pasa es que siguen la corriente, la crean, la generan, la rectifican y la perfeccionan, y eso no produce oleaje. Solo hay oleaje cuando se va en sentido contrario y eso es lo que la gente del común percibe como "intelectualidad". 

El "intelectualismo" nos ha hecho creer que es más romántico estar en contra de un sistema que apoyarlo. Ha catalogado de "héroes" a quienes se oponen a algo, tengan o no razón, olvidando que se puede ser intelectual, sin oponerse al sistema. Se necesitaría ser un verdadero intelectual para detectar a otro que va en la misma corriente de todos. 

Si seguimos con la tendencia actual, dentro de poco, la mayoría de los sistemas imperantes serán de izquierda. Entonces, los intelectuales de izquierda tendrán dos caminos:  o ser parte del montón y seguir generando ideas en la misma dirección que todos (dejando de ser visibles), o tendrán que oponerse al sistema y llamar la atención para que todos los identifiquen como intelectuales opositores al régimen. (posiblemente nadie conocería a Trotsky de no haberse opuesto al sistema).

La derecha también tiene buenos pensadores. Solo que son visibles únicamente en países donde el liberalismo se está volviendo predominante. (se me ocurren, entre otros, Sir Roger Scruton, Vargas Llosa, Agustin Laje, Axel Kaiser, Jordan Peterson, Miklos Lukacs, Cesar Vidal, por poner algunos nombres). Un intelectual solo es visible para el común de las personas cuando hace parte de la oposición. Las personas no están capacitadas para distinguir intelectuales que piensen como piensa la mayoría o que están de acuerdo con el sistema imperante. No los consideran intelectuales si no se oponen a algo. 

A continuación les comparto una entrevista hecha a Sir Roger Scruton sobre lo que significa ser conservador. 

Como punto final de esta semana les traigo dos reflexiones.  

La primera, es sobre un grafiti que manchaba una valla que promocionaba unos apartamentos y que encontré hace unos años. El grafiti decía:  

"El amor es revolucionario".  

Nada mas lejos de la realidad. El enamoramiento es revolucionario: Un recién enamorado rompe reglas para obtener algo que aún no tiene, pero que desea: por eso miente, cambia temporalmente de hábitos, se endeuda, finge, hace lo que nunca había hecho...).  Pero el amor verdadero es conservador. Trata de conservar y mantener lo que ama. Lo protege y lo cuida. Cuando se conquista a la persona indicada, uno no quiere cambiarla. Cuando se consigue "lo mejor", la tendencia natural es conservarlo. 

Hubiera querido corregir el grafiti sobre la valla, pero mi amor por la estética lo impidió: El amor es conservador

La segunda reflexión es con respecto a la historia  de Colombia. En 1863 los liberales se reunieron en la casa de la convención en Rionegro y escribieron una constitución política. (la Constitución de 1863) Redactaron uno de los textos más conservadores que haya tenido nuestra legislación.  

Desde entonces, se conserva un dicho: 

No hay mayores conservadores, que los liberales de Rionegro. 




Por cierto, no se nos olvide: todo movimiento liberal, cuando llega al poder, desea conservarlo. Se es liberal cuando se busca un fin, pero una vez logrado, el liberal se transforma en conservador para no perder lo que logró.

Todos los revolucionarios hablan de revolución hasta que llegan al poder. Entonces se aferran al poder hasta el punto de aplacar cualquier revolución que no sea la de ellos y les pueda quitar el control. 




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