miércoles, 22 de abril de 2020

Médicos con miedo al coronavirus

Hace unos días un colega con muchos años de experiencia, manifestaba en un foro su miedo a enfrentarse a pacientes con COVID-19. Y eso que, en ese entonces, aún no había salido el famoso decreto 538 de 2020 en el que el gobierno obligaba a todo el personal de salud (así estuviera retirado), a prestar sus servicios durante la pandemia.  

A lo largo de la historia miles de médicos se han enfrentado a la muerte, al horror, y a las enfermedades más contagiosas. Algunos han salido victoriosos, otros han muerto con honor, cumpliendo su juramento, y uno que otro ha sucumbido por descuido o ignorancia. 

El miedo es una reacción completamente humana. Hay que desconfiar del médico que no teme enfermarse y morir, porque ese es, en definitiva, un necio o un ignorante. Sin embargo, el conocimiento permite vencer el miedo o por lo menos aminorarlo. Para eso nos formamos: Para entender los procesos biológicos y anticiparnos. Estudiamos para reducir los riesgos y enfrentarlos con ciencia y entendimiento.  

Al contrario del médico del foro, (que está en pleno derecho de estar con pánico), yo me siento muy honrado de haber vivido en este tiempo y poder pasar a la historia como uno más de los miles de colegas que han combatido la enfermedad y el dolor en tiempos de epidemia. 

A los que sienten ese miedo, quisiera compartirles el final del libro EL ASCENSO DEL HOMBRE de Jacobo Bronowsky, uno de los polímatas del siglo XX. Cada que tengo que enfrentarme a un reto, recuerdo esta anécdota, tanto, que he llegado a aprenderme de memoria su último párrafo, (que he señalado en negrilla).

Dice Bronowsky en su último capítulo: 

Inicié esta serie en el valle del Omo del Africa Oriental, y ahora regreso a él debido a que algo acontecido en esa oportunidad ha permanecido en mi mente desde entonces. La mañana del primer día en que íbamos a filmar las escenas para el primer programa de televisión, una avioneta despegó de nuestra pista con el camarógrafo y el ingeniero de sonido a bordo, estrellándose unos segundos después del despegue. Por algún milagro, el piloto y los dos pasajeros resultaron ilesos.
Pero, naturalmente, tan lamentable acontecimiento dejó una profunda impresión en mí. Me disponía a descorrer el velo del pasado, y el presente calladamente ponía la mano en las páginas impresas de la historia, mientras decía: «Está aquí. Es ahora». La historia no consta de sucesos, consta de gente, y no es sólo gente que hace remembranzas, es gente que actúa y vive el pasado en el presente. La historia es el instante del acto decisivo del piloto, el que cristaliza todo conocimiento, la ciencia toda, todo lo aprendido desde la aparición del hombre.
Hubimos de aguardar durante dos días en el campo, esperando otra avioneta. Y yo dije al camarógrafo, amablemente, aunque quizás no con mucho tacto, que tal vez él preferiría que fuese otra persona quien se encargara de las tomas aéreas. El repuso, «He pensado en eso. Voy a tener miedo cuando vuele mañana; pero yo me encargaré de la filmación. Es lo que debo hacer».
Todos tenemos miedo: por nuestra seguridad, por el futuro, por el mundo. Tal es la naturaleza de la imaginación humana. Y, empero, todo hombre, toda civilización, han seguido adelante al sentir que tienen la obligación de hacer lo que es preciso hacer. El compromiso personal del hombre con su destreza, el compromiso intelectual y el compromiso emocional amalgamados en uno solo, han realizado el ascenso del hombre.
Jacobo Bronosky.  

(Lodz- Polonia 1908- Nueva York EEUU 1974). 

Matemático polaco de origen judío, nacionalizado británico.  Fue escritor, poeta, inventor, y humanista, gran divulgador de la ciencia. Publicó 11 libros sobre matemáticas, biología, ciencia e historia. Se hizo famoso por su programa de televisión El Ascenso del Hombre, (presentado en Colombia hace unos años por RTI),  a partir del cual publicó un libro con el mismo título, en el que describe la historia de la humanidad. 

Haga clic para descargar el libro



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