miércoles, 10 de julio de 2019

Glifosato, tabaco y otros demonios

Como ciudadano puedo entender a las personas que, basadas solo en opiniones de políticos o periodistas, atacan el uso del glifosato por su probable efecto cancerígeno. En contraste, no entiendo porque hay tan pocos que se pronuncian sobre la producción y comercialización del tabaco del cual se ha demostrado (sin lugar a dudas) efecto carcinogénico desde la década de 1960.

Como epidemiólogo me entristece la postura de académicos e intelectuales, que en teoría deberían buscar fuentes de información científicas y confiables, pero que basan sus argumentos en comentarios de personas no expertas en el tema como políticos y periodistas. 

El cigarrillo se ha vinculado con cáncer de pulmón, de vejiga, de estómago, de mama y muchos más. Hay estudios que demuestran más de cuatrocientas sustancias en el tabaco que pueden producir daños a la salud, no solo para el que fuma sino también para quienes rodean al fumador.





Por el contrario los estudios no han demostrado de forma contundente que el glifosato sea carcinogénico. El glifosato actúa inhibiendo una enzima presente en las plantas y algunos microorganismos (enzima que no tenemos los humanos y animales). Se requerían dosis muy altas para producir problemas en la salud.  

Una de las cuatro agencias de la OMS ha clasificado al glifosato como "Probablemente carcinogénico", pero en dicha categoría también están las tinturas para el cabello o los tatuajes, la ondas emitidas por los celulares, calentar la comida en el microondas, etc.) Los estudios que demuestran asociación del glifosato con el cáncer en los humanos se basan principalmente en asociaciones estadísticas mas no de causalidad, razón por la cual otras agencias no lo han clasificado como cancerígeno.  (Lo mismo ocurre con los celulares. Ver imagen).  Aquí debemos detenernos en el concepto de Causalidad.  



Explicaré lo de "Causalidad" con un ejemplo:  En las cohortes de pacientes con cáncer de pulmón se ha observado que hay antecedente de un elevado consumo de café.  Eso es asociación estadística. Una persona que toma café podría potencialmente desarrollar un cáncer, pero eso no significa que sea el café el que produzca el cáncer. Una gran cantidad de personas que consumen café también suelen fumar. Si contáramos cuantas personas que tuvieron cáncer de pulmón han fumado, veremos que son muchas. También eso es asociación estadística y se presentan en estudios observacionales. Aunque haya asociación estadística no se puede concluir que haya causalidad. 

Sin embargo los estudios experimentales (exponer un sujeto de investigación a un fenómeno), han demostrado que tomar café no produce cáncer, al contrario del cigarrillo, del que  se ha demostrado su daño celular en modelos animales. Existen muy pocos estudios experimentales que hayan demostrado que el glifosato a dosis superiores a las recomendadas produzca cáncer (estudios no concluyentes). Incluso, muchos de los que usaron glifosato y posteriormente tuvieron cáncer, habían sido fumadores, por lo que la causalidad del glifosato en el cáncer de pulmón está en entredicho. 


No defiendo el glifosato. No pondría mis manos en el fuego por defenderlo. Solo que me preocupa más la permisividad con el tabaco que sí produce cáncer, que con un producto "que probablemente" pueda producirlo. 

Lastimosamente, la gente acepta que un cultivador fume, pero se escandaliza si usa glifosato. 

Recientemente en el periódico el Tiempo, la periodista Maria Isabel Rueda escribió un articulo titulado "Glifosato: ¡pongámosle sensatez!" que muestra el bajo riesgo de usar el glifosato (a dosis recomendadas y con las medidas de seguridad adecuadas) y compara los riesgos a la salud contra los beneficios para la productividad del campo.

Como médico, por varios años hice parte del Comité Regional de Plaguicidas del Oriente en la década del 90. Desde entonces el Round Up (glifosato) era utilizado para controlar las malezas y optimizar los cultivos de hortalizas y verduras.  Sin el uso de glifosato, la producción de comida hubiera sido menor. (Recordemos que uno de los grandes problemas del mundo es la falta de alimentos). La recomendación del comité con el glifosato era hacerlo con la ropa y equipo adecuados, las dosis precisas y rotar los cultivos y los herbicidas para evitar efectos acumulativos, no abusar de su uso, y asegurar el almacenamiento en lugares que no generaran riesgos. 

No niego que el glifosato sea un químico que pueda producir problemas de salud si se usa indebidamente, pero bien utilizado, ayuda a nuestros cultivadores a mejorar sus cosechas y a todos en general, a tener mayor disponibilidad de alimentos. En esos años que trabajé en pueblos antioqueños, fueron muy pocos los casos de intoxicación por glifosato. (Todas fueron intoxicaciones voluntarias con fines suicidas o accidentales por mala manipulación). Tuve por el contrario más enfermos y muertos por cigarrillo (EPOC, neumonías, cáncer, enfermedades cardiovaculares).  Por glifosato solo presencié un solo deceso y fue un suicidio. 



¿Entonces, por que tanto revuelo con el uso de glifosato?  ¿por qué nadie hace campañas para prohibir el cigarrillo (comprobado carcinogénico), o para evitar las tinturas para el cabello, los tatuajes o las radiaciones del teléfono celular?  (que están en la misma categoría del glifosato como "probablemente carcinogénicas")



El motivo es muy simple: algunos líderes políticos quieren hacer oposición al gobierno, que propone usar el glifosato para erradicar el negocio tan rentable de los cultivos de coca.  Los opositores a la fumigación (y lastimosamente también algunos a favor) se aprovechan de la ignorancia del pueblo y usan la desinformación como estrategia. Saben que muchos periodistas no son expertos y no suelen hacer un análisis objetivo y equilibrado con la evidencia disponible: muchos repetirán el punto de vista que se les muestre.

Seamos sensatos. Basta de rasgarnos las vestiduras por el uso de un agroquímico que tienen poco riesgo si se usa adecuadamente, mientras que permitimos que haya gente muriendo a diario por fumar. No dejemos que nuestra posición política nuble el sentido común.   

¿Quieren prohibir el uso de glifosato?  ¡perfecto! pero no utilicen el pretexto de que es para proteger la vida humana. Si así fuera, habría que prohibir primero el tabaco, la marihuana, la cocaína, o el abuso del alcohol, que producen más muertes que cualquier agroquímico diseñado para mejorar los cultivos. 

Los invito a leer la columna de Maria Isabel Rueda.  Solo les pido un favor. Léanlo desprovistos de cualquier opinión en contra o a favor de una ideología. Piensen en los datos concretos imaginando otro país en el que las razones políticas no sean el principal factor. Saquen sus propias conclusiones.  

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