miércoles, 13 de febrero de 2019

Minifaldas y violencia sexual.

Hace unos días un amigo me pidió ayudarle a difundir este mensaje. Personalmente no comparto su contenido y les explicaré por qué:


Desde hace algún tiempo el mundo está empeñado en combatir lo que se ha denominado la "violencia de género".  Infortunadamente solo se considera "violencia de género" cuando la víctima es una mujer, olvidando que también hay violencia contra los hombres.  

Hay quienes aseguran que la violencia de género es toda violencia ejercida contra la mujer por su condición de ser mujer. 

En mi opinión, la violencia es mala independiente de si la víctima es mujer u hombre. Más aún, no olvidemos que desde la prehistoria los más propensos a morir violentamente han sido los hombres, precisamente por su condición de ser hombres:  eran ellos quienes cazaban las presas más peligrosas y quienes se adentraban en las minas. Ellos eran los arrieros que arriesgaban sus vidas para transportar los productos por caminos difíciles. Las guerras se luchaban por soldados hombres. Los pilotos de aviones, los marineros, son casi exclusivamente hombres. 

Si hubiera una contraparte masculina al feminismo -un movimiento social en defensa de los hombres-, se podría argüir que la mayor parte de las muertes violentas por agresiones se han dado porque la mayoría de los soldados y guerreros han sido hombres.   

Así ha ocurrido a través de la historia: los militares, los que trabajan en alturas o en profundidades, con animales peligrosos; la mayoría de los marineros y pilotos de combate en el mundo son hombres. Hay más hombres motociclistas y pilotos de carreras que mujeres. Cualquier muerte de estas también debería ser considerada asociada al género. Hay más muertes violentas por ejercer funciones masculinas que femeninas y a nadie parece importarle.

Pero solo hay campañas deplorando la violencia contra la mujer y no se considera que las muertes violentas de los hombres sean un problema social de género. El feminismo nos ha marcado tanto, que incluso se han hecho campañas en las cuales se ataca a los hombres por recomendar a las mujeres evitar ponerse en riesgo.

Hace unos años en nuestro país se empezó a decir que era violencia sexual recomendar a algunas mujeres no vestirse con ropa muy ajustada o que muestre mucha piel. Cualquiera que en el mundo actual recomiende a una mujer cubrirse un poco más, es considerado un acosador sexual. (ver campaña de responsabilidad Social  Caracol TV). 

Pero lo que pocos aceptan es que hay momentos para mostrar piel o ponerse ropa ajustada, y hay momentos en que hacerlo es ponerse en situación de riesgo.  

Vestirse con una pequeña minifalda y mostrar un gran escote no generará riesgo si se hace frente a gente educada y respetuosa. Pero hacerlo en un lugar donde puede haber hombres enfermos y sin escrúpulos es correr un riesgo innecesario. El problema es que la campaña no va enfocada reducir la acción violenta de los pervertidos, sino a señalar a quienes creemos que hay riesgos latentes en algunas situaciones como los victimarios.  

De tal forma que este es el mensaje que yo quiero difundir. 



En un mundo donde todavía hay peligros y riesgos, la decisión de usar minifalda o corbata debe ser tomada con sensatez.

Ningún operario de maquinaria utilizaría una corbata que pudiera ahorcarlo si queda atrapada por un rodillo.

No se trata de ejercer un derecho. Se trata de saber cuáles son los sitios seguros donde se pueden usar, mientras que se generan cada vez espacios más seguros. 


Amigas feminazis: en cuanto a la seguridad en la forma de vestir, los hombres somos sensatos. ¿Por qué ustedes no pueden serlo?

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