miércoles, 22 de agosto de 2018

La proporción dorada. Una relación entre belleza y matemática.

Hace mas de treinta años encontré un extraño libro en la Biblioteca Publica:  "La Biología del Arte" (1962) del zoólogo británico Desmond Morris.  En su texto mostraba cómo los animales tenían el concepto de armonía estética. 

Hubo un dato que me llamó la atención:  casi todas las puertas o  ventanas, casi todas las banderas del mundo son rectangulares y tienen una relación de 1 a 1.618. Es como si en la arquitectura y el diseño predominara esta proporción.  La explicación es netamente biológica.  El campo visual humano tiene aproximadamente una medida de alto por 1.6 medidas de ancho.

Por esa misma época me encontré otro libro donde el protagonista, un excelente matemático árabe, aseguraba a su amigo que podía saber si una mujer oculta tras un grueso velo, era bella  o no. Bastaba con conocer las medidas de su rostro. 

- La Matemática dispone de recursos maravillosos. Con el auxilio de dicha ciencia puede el hombre calcular el peso de un camello, la altura de una torre o la belleza de una mujer.
Y como él me mirase con ojos espantados, aclaré: “Sí, con el auxilio de una relación geométrica, puede el matemático determinar si una joven es hermosa o fea, es decir, si sus formas son perfectas o no. Es enteramente innecesario, para el novio, ver el rostro de su futura esposa para prevenirse contra cualquier desilusión. Basta disponer de media docena de medidas y aplicar a ellas las "Fórmulas Matemáticas de la belleza”.
El hombre que calculaba, - Malba Tahan.
(Seudónimo de Julio Cesar de  Melo Soussa)

Los antiguos había descubierto la división áurea, proporción dorada (o regla dorada ), muchos siglos antes de Cristo y era aplicada a la pintura, a la arquitectura y a en general a las artes.  (El ascenso del hombre - Jacobo Bronowsky).  

Dicha proporción surge de dividir 809/500. Estudios más recientes han demostrado que dicha relación se aplica a casi todas las formas biológicas. 

A continuación les comparto un bello video  realizado por Jonathan Quintin que expone el tema, ambientado por el exquisito Canon de Johannes Pachelbel.



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