miércoles, 11 de octubre de 2017

España no tuvo la culpa. (El mito de la leyenda negra)

Uno de los problemas que tenemos en América latina es que solemos culpar de nuestras desgracias a los demás.  No asumimos la responsabilidad por nuestros actos y nuestras decisiones. Siempre buscamos un culpable. Somos subdesarrollados "por culpa de los conquistadores", "porque los que quienes vinieron de España eran unos ladrones",  o porque "somos el resultado de una sociedad oprimida". 

Por cierto, hay indicios de que en el primer viaje de Colón solo venían comerciantes que tenían propiedades en España.  En el registro consta de que tenían que ser casados y tener dinero para poder embarcar.  Es lógico: Isabel la Católica no iba a invertir en semejante aventura si no estuviese convencida de que la expedición (que venia por sedas y especies) regresaría nuevamente a España. Eso de que eran personas liberadas en las cárceles era mentira. Sólo que nos gusta culpar a los demás por nuestro subdesarrollo. 

Mientras  no asumamos nuestras responsabilidad, nuestro futuro jamás será el que forjemos sino el que creamos que otros nos imponen. 

Hace poco tuve una discusión con un académico que lamentaba el etnocidio sufrido por los indígenas americanos. Yo disentía. Mi postura era que mucho de lo que nos han enseñado sobre el ataque sistemático a la población indígena era mas un mito que una realidad.  

Él explicaba que, de acuerdo con el antropólogo francés Pierre Clastres, si había ocurrido un etnocidio porque se hizo una destrucción cultural de un pueblo, de sus modos de vida y pensamiento, derivada del etnocentrismo de la cultura que conquista sobre la conquistada.  

A la luz de este planteamiento, debo aceptar que  tal vez si hubo etnocidio pero nunca hubo el genocidio que se pretende endilgar a Europa. 


Según algunos historiadores la mayoría de los indígenas que había en América del sur murieron a causa de enfermedades (traídas por españoles) pero en la que no hubo violencia como han querido hacernos ver. 
Siguiendo la voluntad de los Reyes Católicos “se remediaron algunos de los abusos más patentes de la primera hora, pero las cosas seguían estando muy mal. De los 100 o 200.000 indígenas, o quizás un millón, de La Española, en 1517 sólo quedaban unos 10.000. En  los años siguientes, aunque no en proporciones tan graves, se produjo un fenómeno  análogo [parecido] en otras regiones de las Indias. ¿Cómo explicarlo? No puede acusarse  simultáneamente a los españoles de asesinos y explotadores de los indios, pues ningún  ganadero mata por sadismo [crueldad] el ganado que está explotando. Tuvo que haber, además de las guerras y malos tratos, otra causa…
Y la hubo. Hace tiempo se sabe que la causa principal de ese pavoroso declive demográfico  [de población] se debió a las pestes, a la total vulnerabilidad de los indios ante agentes  patógenos [infecciosos] allí desconocidos (…). Leemos en las Crónicas indígenas:  
“Cuando se fueron los españoles de México (tras su primera entrada frustrada) y aún no se preparaban los españoles contra nosotros se difundió entre nosotros una gran peste, una enfermedad general… gran destruidora de gente. Algunos bien les cubrió por todas partes (de su cuerpo) … Muchas gentes murieron de ella. Ya nadie podía andar, no más estaban acostados, tendidos en su cama. No podía nadie moverse… Muchos murieron de ella, pero muchos solamente de hambre murieron: hubo muertos por el hambre: ya nadie tenía cuidado de nadie, nadie de otros se preocupaba… el tiempo que estuvo en fuerza esta peste duró sesenta días”  (1)

La desaparición de los indígenas no fue provocada por hechos violentos por parte de los Españoles. De hecho, la corona prohibió esclavizar indígenas, favoreciendo automáticamente el comercio triangular de esclavos africanos, con tal de que no hubiera esclavos indígenas. 

Llama la atención que Pedro Cieza de León difiere en sus relatos con los de Fray Bartolomé de las Casas. Este último relataba grandes abusos contra los indígenas porque  necesitaba el apoyo económico de la corona para su comunidad y por eso algunos piensan que exageraba sus informes sobre el maltrato a los nativos. 


 A diferencia de los indígenas norteamericanos que fueron sistemáticamente acabados para quedarse con sus búfalos y su tierra, en Suramérica los abusos contra los indígenas fueron en menor frecuencia. Incluso hubo leyes tratando de protegerlos.


Hoy les quiero compartir este documento que me encontré, que espero les de una visión diferente de lo que siempre nos han contado. 

Ya es hora de dejar de echarle a los demás la culpa de todos nuestros males. 



La Gran Mentira del Genocidio Español en América (2)Hispanidad: la gran mentira del genocidio español en América


JOSÉ JAVIER ESPARZA Y ANTHONY ESOLEN

De todas las mentiras que he escuchado a lo largo de mi vida sobre asuntos históricos, quizá entre las que más me molestan estén las relativas al papel ejercido por España en América. Las que conforman la “Leyenda Negra” que acusa a España de genocida y esclavizadora de los pueblos americanos durante la Conquista. Y me molestan porque son acusaciones falsas e infundadas, que a base de ser repetidas e introducidas con calzador en el ideario popular, hemos acabado por creérnoslas hasta los propios españoles. Todo proceso histórico conquistador o colonizador conlleva el uso de la violencia y de las armas. Si bien el Imperio Romano invadió y conquistó España desde el siglo III A.C., arrasando y aniquilando a nuestros antepasados celtíberos, lusitanos, astures o cántabros, a nadie con un mínimo de inteligencia se le ocurriría hoy decir que Roma es la culpable de “la aniquilación de España” y del “sometimiento injusto” de nuestro pueblo. Más bien, los españoles mantendremos una deuda eterna con Roma por habernos dejado un legado inigualable tras su paso, latinizándonos y regalándonos su influencia y su organización. Algo parecido, o quizá de superior magnitud, sucedió en lo que respecta a la transmisión de riqueza a América tras nuestra llegada. La diferencia, sin embargo, es que el Imperio Romano no tuvo la mala suerte de contar con un enemigo anglosajón que volcara sobre él durante siglos infinitas mentiras y leyendas destinadas a diezmar su legitimidad y grandeza incontestables.

También los propios Tlaxcaltecas ayudaron a Hernán Cortés a derrotar a sus enemigos de Tenochtitlán (los Aztecas de Moctezuma), y los Aztecas, a su vez, combatieron junto a los españoles en posteriores colonizaciones…La historia, como vemos, es al final una sucesión de conquistas, y si bien se cometieron algunos casos aislados de maltrato durante los periodos de introducción y de Conquista (inevitables teniendo en cuenta las gentes, las circunstancias y la época) España no ejerció sobre los nativos americanos ningún tipo de genocidio ni esclavitud generalizado. Muy al contrario, podemos decir (y avalarlo con documentación y hechos contrastados de la historia), que España fue el único país de Europa que siempre protegió en su Conquista a los nativos de todos nuestros territorios de Ultramar, garantizándoles una vida digna y unos derechos integrales.


Pocos años después de nuestra llegada a tierras americanas, y en virtud de nuestra condición de Reino católico (clave en nuestra posterior relación con los indígenas), y del impulso de nuestros frailes Franciscanos y Jesuitas, fuimos los propios españoles quienes dictamos multitud de normas, leyes y decretos oficiales que protegían a los indígenas de cualquier abuso. Y fue la propia Reina Isabel la Católica quien determinó tras el primer viaje de Colón, que los indios nativos no debían ser considerados esclavos, ni siquiera gentes colonizadas, sino súbditos de pleno derecho de la Corona Española, como habitantes de las nuevas provincias recién descubiertas.

Llegada de Cristóbal Colón a América

Y nos tomamos tan en serio los españoles la aplicación de justicia sobre los indígenas del Nuevo Mundo, que la Monarquía Hispánica inmediatamente acometió las reformas necesarias para regular su trato de forma oficial. De esta manera, nada más dos décadas después de iniciarse el Descubrimiento (el 27 de diciembre de 1512), España abolió la esclavitud indígena mediante las “Leyes de Burgos”, en las cuales se emitieron las ordenanzas necesarias “para el gobierno con mayor justicia de los naturalesindios o indígenas” y se estableció que el Rey de España tenía derecho a “justos títulos de dominio del Nuevo Mundo, pero sin derecho a explotar al indio, que era hombre libre y podía tener propiedades, pero que como súbdito debía trabajar a favor de la Corona sin mediar la esclavitud, retribuido y con libertades garantizadas, a través de los españoles allí asentados. España anteponía la evangelización de los nativos a cualquier otra materia, nativos a quienes consideraba hermanos cristianos, dejando a un lado las excepciones salvajes que efectivamente se pudieran dar y de las que de ninguna manera fue culpable España como unidad.

Pero las “Leyes de Burgos” no fueron unas leyes aisladas en lo referente al trato a los indígenas, y treinta años más tarde (1542), España emitía las “Leyes Nuevas” (o Leyes y ordenanzas nuevamente hechas por Su Majestad para la gobernación de las Indias y buen tratamiento y conservación de los indios), en las que entre otras cosas se regulaba aún más en detalle el trato a los nativos, proclamando de nuevo su libertad y suprimiendo igualmente las encomiendas. Eran normas emitidas por los propios españoles y que restaban derechos a los pobladores españoles en beneficio de los indígenas, algo inédito en aquel momento y digno de asombrosa admiración… En esas “Leyes Nuevas”, el Emperador Carlos V mandó constituir una comisión que determinara la limitación de los derechos de los españoles en sus encomiendas y el sistema y forma en que se llevaban a cabo las Conquistas (no podían violarse los derechos indígenas en ese proceso). En dichas leyes, también se regulaban los tributos que los indígenas debían aportar al Estado, como súbditos del Rey que eran y no como esclavos.

En resumen, en lo relativo al trato a los indígenas, las “Leyes Nuevas” aportaban lo siguiente:

– Sobre la esclavitud:
* Cuidar la conservación y gobierno y buen trato de los indios
* Que no hubiera causa ni motivo alguno para hacer esclavos, ni por guerra, ni por rebeldía, ni por rescate, ni de otra manera alguna.
* Que los esclavos existentes fueran puestos en libertad, si no se mostraba el pleno derecho jurídico a mantenerlos en ese estado.
* Que se acabara la mala costumbre de hacer que los indios sirvieran de cargadores (tamemes), sin su propia voluntad y con la debida retribución.
* Que no fueran llevados a regiones remotas con el pretexto de la pesca de perlas.
* Se dictó orden a la armada española para la persecución y castigo de las naves esclavistas inglesas, holandesas y portuguesas que infectaban el caribe con destino a las colonias anglosajonas y a Brasil.

– Sobre las encomiendas:
* Que los oficiales reales, del virrey para abajo, no tuvieran derecho a la encomienda de indios, lo mismo que las órdenes religiosas, hospitales, obras comunales o cofradías.
* Que el repartimiento dado a los primeros Conquistadores cesara totalmente a la muerte de ellos y los indios fueran puestos bajo la real Corona, sin que nadie pudiera heredar su tenencia y dominio.


Y es que, como decía el historiador e hispanista estadounidense Lewis Hanke, uno de los mayores expertos sobre Hispanoamérica: “Ninguna nación europea se responsabilizó de su deber cristiano hacia los pueblos nativos tan seriamente como lo hizo España. Y no solo cuidamos más que ningún otro país nuestra relación con aquellos nuevos compatriotas, sino que el nacimiento del Imperio Español en América supuso, de facto, en inicio de uno de los periodos más prósperos de la historia universal. Un periodo en el cual la ciudad de México llegó a convertirse en la urbe más grande y rica del planeta, o en el que cuando llegaron las independencias, España había creado un legado que convertía a Hispanoamérica en la región más próspera del planeta, con un nivel de vida y una economía incluso superiores a las de la Europa de entonces y con unas ciudades (como Lima, Santa Fe de Bogotá o México), mucho más importantes que Londres, París o la Roma de aquel momento…Y fuimos quizá tan respetuosos y precavidos, que podemos afirmar que los problemas reales de las independencias americanas no fueron causados por España, sino por los trágicos y mal llamados “libertadores”, que en nombre de una falsa igualdad arrebataron a los indios sus derechos y sus tierras comunales, amparadas por las leyes y los derechos que los españoles habíamos decretado siglos antes.

Nuestra labor en América no tuvo absolutamente nada que ver con genocidios o esclavitudes, y sin embargo sí mucho que ver con el florecimiento en América de una nueva cultura que venía a cambiar para mejor la que nos encontramos al llegar. Descubrimos sociedades tecnológica y humanamente 3000 años atrasadas, generalmente inconexas entre ellas, que en su práctica totalidad practicaban el canibalismo y los sacrificios humanos, y a las cuales situamos a la cabeza del mundo en pocos siglos. Y es España la responsable de haber trasladado a América el urbanismo, el derecho, las economías estructuradas, la agricultura, las universidades, las catedrales, las técnicas arquitectónicas, la influencia del Renacimiento, la imprenta, la rueda, la escritura, la música o la fe, entre otras infinitas cosas. Fundamos 23 universidades en América que daban educación a casi 200.000 alumnos de todas las clases sociales y razas (Portugal no fundó ninguna en Brasil durante su periodo colonial, mientras que la Inglaterra colonial de entonces, por ejemplo, hasta ese momento se había preocupado más bien poco por educar a sus indígenas), y a través de la península, hacíamos llegar a América todas las corrientes intelectuales y las artes que la grandiosa España de entonces absorbía.

CAPITULO XII del testamento de ISABEL LA CATOLICA: «Por cuanto al tiempo que nos fueron concedidas por la Santa Sede Apostólica las islas e tierra firme del mar Océano, descubiertas e por descubrir, nuestra principal intención fue, al tiempo que lo suplicamos al Papa Alejandro sexto de buena memoria, que nos hizo la dicha concesión, de procurar inducir e traer los pueblos de ellas e los convertir a nuestra Santa Fe católica, e enviar a las dichas islas e tierra firme del mar Océano perlados e religiosos e clérigos e otras personas doctas e temerosas de Dios, para instruir los vecinos y moradores de ellas en la Fe católica, e les enseñar e doctrinar buenas costumbres e poner en elfo la diligencia debida, según como más largamente en las Letras de la dicha concesión se contiene, por ende suplico al Rey, mi Señor, muy afectuosamente, e encargo e mando a la dicha Princesa mi hija e al dicho Príncipe su marido, que así lo hagan e cumplan, e que este sea su principal fin, e que en ello pongan mucha diligencia, e non consientan e den lugar que los indios vecinos e moradores en las dichas Indias e tierra firme, ganadas e por ganar, reciban agravio alguno en sus personas e bienes; mas mando que sea bien e justamente tratados. E si algún agravio han recibido, lo remedien e provean, por manera que no se exceda en cosa alguna de lo que por las Letras Apostólicas de la dicha concesión nos es infundido y mandado».

¿Qué se cometieron atrocidades e injusticias? Sin duda, sí. ¿Qué hubo quienes utilizaron su poder personal para esclavizar a veces a los indígenas? También. Pero el 95% de las muertes acaecidas por aquel tiempo en América no son producto de las armas españolas, sino de los virus y enfermedades (como la gripe, la viruela, la escarlatina o el sarampión), que inevitablemente se transmitieron de España a América y de América a España entre dos mundos que hasta ese momento habían estado permanentemente aislados entre sí.

Por todo ello, creo que es deber de toda la comunidad Hispanoamericana conocer estos hechos, para no dejarnos seguir engañando por la leyenda negra creada por el mundo anglosajón y por quienes encabezaron las distintas independencias e hicieron creer a algunos que la bellísima historia común que tenemos no fue sino una vulgar y cruel escabechina. Con un poco de rigor histórico y cultura, descubrimos que lejos de ser aquello que esos dicen, la historia de España en América es uno de los periodos más hermosos y prósperos de la historia universal, porque España no fue a América para irse sino para quedarse, para construir y para fusionarse. Y fruto de ese aporte y de esa fusión son sus ciudades y sus gentes de hoy, que son el mejor ejemplo vivo de aquella gesta sin igual que hermanó para siempre a una comunidad de naciones que hoy engloba a 450 millones de personas.


Fuentes

1.   León-Portilla, Miguel (1985): Crónicas Indígenas; visión de los vencidos) Fuente: Iraburu, José María (1999): Hechos de los Apóstoles. Navarra: Fundación Gratis Date-Pamplona, p. 28-29 (consultar)

2.  Anthony Esolen y José Javier Esparza Torres.“Guía políticamente incorrecta de la civilización occidental”, adaptación española basada en: The Politically Incorrect Guide to Western Civilization.  Ciudadela Libros.  (consultar)

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