Desde hace décadas, el término Nuevo Orden Mundial (NOM) ha estado presente en discursos políticos, libros, medios de comunicación e incontables videos de YouTube. Durante la pandemia del COVID, su mención en todo tipo de mensajes se incrementó notablemenete. Pero, ¿qué significa realmente? ¿Existe algo concreto detrás de esas palabras, o es solo el combustible perfecto para la imaginación de los conspiracionistas?
El concepto del Nuevo Orden Mundial no tiene una definición única y clara. En términos generales, se refiere a una supuesta reorganización del poder global, especialmente después de grandes conflictos como la Primera y Segunda Guerra Mundial, o incluso después de la Guerra Fría. La idea es que, tras cada uno de estos eventos, surgen nuevas estructuras de poder internacional: alianzas, tratados, instituciones y liderazgos que redibujan el mapa del poder político, económico y militar.
Por ejemplo, la creación de la ONU en 1945, el fortalecimiento de instituciones como el FMI o el Banco Mundial, o la expansión de bloques regionales como la Unión Europea, han sido vistos por algunos como pasos hacia un gobierno mundial más centralizado.
Uno de los primeros en proponer un orden mundial fue Karl Marx, quien sugería que el proletariado debería tener un liderazgo universal y centralizado (Es decir otro tipo de totalitarismo del Estado). Los padres fundadores de los Estados Unidos también hablaron de un novus ordo seclorum (nuevo orden mundial), del que se hablará en video, más adelante.
En el terreno político más actual, figuras como George H. W. Bush mencionaron el término explícitamente. En un discurso en 1990, durante la Guerra del Golfo, Bush habló de “una nueva era” en la que las naciones trabajarían juntas para asegurar la paz y la estabilidad mundial. Para algunos, fue un llamado a la cooperación internacional. Para otros… fue una señal de alarma.
¿Por qué genera tantas teorías conspirativas?
Aquí es donde el asunto se pone interesante (y a veces oscuro).
El NOM se ha convertido en el centro de múltiples teorías conspirativas que aseguran que existe un grupo secreto de élites –políticas, económicas, tecnológicas o religiosas– que buscan controlar todos los aspectos de la vida humana: desde los gobiernos hasta la economía global, los medios de comunicación y, por supuesto, la tecnología. Algunas versiones más extremas mencionan organizaciones como los Illuminati, el Club Bilderberg, la masonería, o incluso alienígenas disfrazados de banqueros, o de reptilianos (reptiles que sobrevivieron al meteorito que acabó con los dinosaurios, y que de forma inexplicable se disfrazan de personas ocupando los cargos de poder para someter a la humanidad ). Otras, más "realistas", apuntan a los grandes magnates tecnológicos o a los gigantes financieros que, sin necesidad de un plan secreto, ya concentran una gran cuota de poder e influencia global.
Estas teorías florecen especialmente en épocas de incertidumbre: crisis económicas, pandemias, guerras o avances tecnológicos disruptivos. La gente busca respuestas simples a problemas complejos, y ahí es donde las teorías del NOM encuentran terreno fértil. Además, la opacidad de ciertas decisiones a nivel internacional y la falta de transparencia de algunas instituciones alimentan aún más la desconfianza.
Pero, ¿por que cada vez hay más teorías conspirativas?
Pero la globalizacion hizo que cada teoría se riegue con facilidad.
- La amplificación de internet y las redes sociales: Siempre han existido las teorías conspirativas. Lo que pasa es que se habian dado en pequeña escala. Antes, estas teorías se difundían de boca en boca o en publicaciones marginales. Hoy, internet y las redes sociales son un caldo de cultivo perfecto para la propagación rápida y global de ideas, sin pasar por los filtros de la verificación. Esto permite que las teorías del NOM encuentren audiencias masivas y formen comunidades de creyentes.
- La necesidad de encontrar sentido: El mundo es un lugar caótico y, a menudo, incomprensible. Las teorías conspirativas ofrecen una narrativa simplificada y, para muchos, reconfortante, que atribuye los eventos complejos a una causa única y controlable, en lugar de a fuerzas aleatorias o incontrolables. Si hay un "plan", entonces hay un "responsable".
- Desconfianza en las instituciones: La disminución de la confianza en los gobiernos, los medios de comunicación tradicionales y las grandes corporaciones alimenta el escepticismo. Si no confiamos en las fuentes oficiales, ¿dónde buscamos respuestas? A menudo, en narrativas alternativas que ofrecen explicaciones "ocultas".
- El poder de lo desconocido y lo secreto: La idea de un grupo selecto que opera en las sombras, moviendo los hilos del mundo, es inherentemente fascinante. Las sociedades secretas, los rituales ocultos y las agendas secretas son elementos recurrentes que atraen a la imaginación.
- Eventos históricos inexplicables o impactantes: Crisis económicas, guerras, pandemias... Cuando ocurren eventos de gran magnitud que afectan a millones de personas, la mente humana tiende a buscar explicaciones que vayan más allá de la casualidad o la incompetencia. La idea de que todo es parte de un plan maestro puede ser más fácil de aceptar que la de que el caos reina.
- Miedo a la pérdida de control y autonomía: La idea de un gobierno global que dicta cada aspecto de nuestras vidas choca directamente con el deseo humano de libertad y autodeterminación. Las teorías del NOM apelan a este miedo fundamental, advirtiendo sobre una inminente pérdida de derechos y libertades.
En resumen, el concepto del Nuevo Orden Mundial, en su vertiente conspirativa, es un reflejo de nuestras ansiedades sobre el poder, el control y el futuro. Si bien es crucial mantener una mente abierta y cuestionar, también es fundamental aplicar el pensamiento crítico y buscar evidencia sólida antes de aceptar cualquier narrativa, por muy atractiva que parezca.
Esta semana les comparto un video que me dió a conocer Mary Patricia Celín, en el cual el escritor mexicano Juan Miguel Zunzunegui nos habla del tema (Siéntanse con la libertad de verlo con sentido crítico).