Vincent Van Gogh es uno de los artistas mas conocidos y admirados. Una de sus obras, "La noche estrellada" ha sido objeto de estudio por todo tipo de disciplinas, desde el arte plástico, hasta la física, pues sus espirales han sido asociados un fenómeno molecular observado en el agua. Leer mas
Pero hoy no vengo a hablarles de física de fluídos. Quiero compartirles un video en tercera dimensión (realidad virtual) elaborador por los artistas Daniel Burrows, Daniel Mallender y Thomas Hill. La música de fondo corresponde a Envolving Theories-FirstCom.
Al entrar en el video podrás recorrer cada esquina de la icónica pintura. Con el mouse podrás cambiar el ángulo de visión.
También quiero compartirles otra obra de un artista digital egipcio, llamado Mawan Medhat que hizo una fantástica mezcla entre la pintura de Van Gogh y el arte digital.
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miércoles, 30 de mayo de 2018
miércoles, 23 de mayo de 2018
Es demasiado
Les propongo imaginar una escena conocida:
Un soplón de la mafia es abaleado antes de entrar a declarar en la Corte.
Cuando uno de los sicarios le pregunta a su jefe por qué había ordenado asesinarlo, este le responde: "Sabía demasiado"
Esta semana voy a tocar el tema de la palabra "demasiado", que últimamente la he visto mal utilizada, tal vez demasiado, no solo en el lenguaje cotidiano, sino también en las malas traducciones de las películas en inglés.
Creo que solo vine a darme cuenta de lo mal empleado del término, cuando le envié a una colega un texto mío y ella me respondió:
- ¡Quedó demasiado bueno!
- ¿Eso quiere decir que mi texto no estuvo bien?- le pregunté, al sentir que me había excedido.
- No. Quiere decir que me gustó muchísimo.
- Eso no fue lo que dijiste... dijiste "DEMASIADO".
Pues sí. La palabra "demasiado" es un adverbio de cantidad que implica que hay más cantidad de la que debería haber, que hay exceso.
"Demasiado" es una derivación lingüística de "de más". Es decir que se pasó del límite aceptable. (en demasía, en exceso)
"Demasiado" tiene una connotación negativa.
"Demasiado" significa Exceso
Analicen las siguientes frases y lo comprenderán.
- Comí demasiado (más de lo que debía)
- Pedro es demasiado alto
- Mi hermano es demasiado bajo
- Estás demasiado gordo
- Mi amigo es demasiado lento
- Conduces demasiado rápido.
- Es demasiado frágil para ser tan costoso
- Es demasiado bonita para ser tan petulante.
En ninguna de las frases anteriores la palabra demasiado quería decir que algo era bueno. Era, por el contrario, un concepto negativo.
Aunque la costumbre ha hecho que los jóvenes utilicen el "demasiado" con bastante frecuencia para referirse a algo bueno, hay que recordar que "Demasiado" quiere decir que la cantidad o intensidad es excesiva o exagerada. De cualquier forma, que no es la cantidad, tamaño o intensidad conveniente.
Cuando preguntas cómo está un postre, y en la respuesta va incluida la palabra "demasiado", te están diciendo que no está bueno.
- Demasiado dulce (exageradamente dulce)
- Demasiado caliente. (excesivamente caliente)
En el castellano, hay muchos otros adverbios que son "positivos" y que podrían dar una mejor idea de lo que queremos decir.
Es mejor degustar una comida que está muy bien de sal, que comer una que tiene demasiada sal.
Preferiría entrar a un restaurante que está muy limpio, que entrar a uno que está "demasiado limpio". Este último, generaría suspicacias... (algo raro está ocurriendo allí).
Yo prefiero que me digan que soy muy bueno para la empresa donde trabajo, a que el jefe me llame algún dia y me diga que soy demasiado bueno para la empresa. Ese día sabré que me van a echar con una excusa diplomática.
Por eso, esta semana los invito a que revisen su lenguaje y miren si a lo mejor están usando demasiado la palabra "demasiado".
Y no se preocupen, pueden decirme que soy demasiado estricto con el idioma, en este caso, tienen razón.
miércoles, 16 de mayo de 2018
Y nos robaron la clínica
Reseña del libro del Dr. Emilio Alberto Restrepo, para la revista Libros y Letras.
En una época donde la gente se muere por falta de atención en salud, las clínicas cierran sus servicios por carencia de recursos y los médicos son demandados y tratados como asesinos por las personas a las que juraron salvar, aparece un libro que muestra lo que ocurre en el fondo de un sistema que no funciona.
El último libro del escritor colombiano Emilio Restrepo cuenta de una manera clara y contundente la historia de cómo una conocida corporación se apodera de una clínica de una manera sucia y aberrante mientras que en el ínterin se plasman historia personales que harían temblar a quienes no han trabajado nunca en un hospital: médicos deshonestos, empleados que roban medicamentos o que sustraen las pertenencias a sus compañeros, familiares de pacientes que amenazan de muerte al galeno que trató de salvar la vida a su pariente. También la novela da cuenta de las personas que mantienen vigente el juramento hipocrático y trabajan denodadamente para mantener encendida la llama de la medicina, aun a costa de su tranquilidad y de su propio bolsillo.
Desde la dedicatoria, el libro atrapa al lector. Emilio Restrepo hace un homenaje “a los pacientes y a sus familiares”, “a los buenos médicos que hacen tantas cosas por la gente, aun a costa de su propia felicidad y estabilidad”. También dedica su libro a los malos médicos “que tanto nos enseñan sobre lo que no se debe hacer”.
El doctor Emilio Alberto Restrepo Baena es un reconocido médico y cirujano de Medellín, especialista en gineco-obstetricia y subespecialista en cirugía laparoscópica. Es conferencista y referente académico en el ámbito de la salud y de las letras. Como escritor lleva más de quince años y ha publicado catorce libros dentro de los que se destacan El pabellón de la mandrágora, Gamberros S.A. , Los círculos perpetuos, Después de Isabel el infierno, y otros más, con los que ha ganado innumerables premios literarios. Recientemente nos ha deleitado con Joaquín Tornado, un detective oscuro que se mueve en el mundo de la novela policial negra.
Por su condición de médico, Restrepo Baena no ha sido ajeno a la situación de salud que vive el país. “Y nos robaron la clínica” hace parte de una trilogía perversa de la medicina, de la cual ya conocíamos “El Pabellón de la Mandrágora”, ganador de una beca de novela, y que nos dejó atónitos con las historias sobre pacientes y cuidadores. Ahora este nuevo libro, lanzado en la FILBo 2018 y publicado por SÍLABA Editores, bajo la tutela de Lucía Donadio, nos muestra los tejemanejes que ocasionan que se cierren clínicas y que permiten crecer emporios que juegan con la salud de las personas. No es coincidencia que precisamente, ahora que el sistema de salud parece reventar, el libro “Y nos robaron la clínica” haya sido tema de debate en el consejo de Medellín. Cuando uno lee sus páginas cree reconocer a alguna empresa o algún colega retratado en el texto.
Pero no se engañen. Si bien el libro está muy bien escrito y parece realidad, el autor es enfático en afirmar que todo lo narrado es producto de la ficción. Yo, personalmente, aun no estoy convencido de ello.
Posdata: Los invito también a conocer la página Decálogos Literarios, del mismo autor.
jueves, 10 de mayo de 2018
Crear riqueza o repartirla
Esto lo encontré por ahí y se ajusta muy bien a lo que pasa con algunos amigos y compañeros que de buena fe creen que el enemigo son los "oligarcas". Que creen que la riqueza es limitada y hay que repartirla y que no sospechan que la riqueza se puede generar en todos los niveles. Cuando un rico gana mucho, puede dar mejores propinas, comprar mas zapatos, mejores ropas, vehículos, billeteras, o vinos más costosos, y eso beneficia a los que trabajamos porque habrá ricos a quien venderles lo que producimos.
Estos compañeros prefieren que a los pobres les repartan el dinero de los ricos como si fueran mendigos, en lugar de que los pobres tengan opciones de trabajo digno, porque hay muchos sitios donde los ricos quieren ir a gastar el dinero que les sobra.
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Estoy muy preocupado.
Algunos compañeros de trabajo creen que si llega el socialismo no pasará nada malo con la empresa en la que trabajamos ni con nuestros empleos.
Peor aun. Algunos creen que el gobierno le quitará la empresa a los dueños y los empleados seremos los nuevos dueños; que los actuales dueños se quedarán de brazos cruzados viendo que su empresa ya no les deja ganancias.
Mis compañeros no sospechan que ante la menor amenaza los dueños tomarán lo que puedan y saldrán del país, y que seremos nosotros los empleados los que nos quedaremos con una empresa en quiebra que no sabemos manejar, sin tener los contactos comerciales, ni la experiencia para hacerlo.
Varios tienen la esperanza de que la empresa será expropiada, y el gobierno designará un funcionario para que la dirija y que eso nos beneficia. Lo peor es que esos compañeros creen que el funcionario que la dirigirá (que seguro va a ser alguien de la rosca política) manejará la empresa con el mismo esfuerzo y dedicación que los dueños que la fundaron. Esperan que nos suban el sueldo y nos reduzcan la carga laboral. No saben que al nuevo jefe no le importará si se quiebra, porque no es su empresa y a él le pueden dar otro cargo directivo en otra empresa que aún no haya cerrado.
Algunos de mis compañeros no entienden que mientras mas beneficios tengan mis jefes mayor posibilidad de que la empresa crezca, y nosotros con ella. Que si ellos no obtienen ganancias, pueden irse para otro país pero los empleados nos quedamos sin empleo y sin sustento.
Es tanto el odio que algunos compañeros de trabajo sienten por los dueños de la empresa (porque ganan más que nosotros los trabajadores) que estarían dispuestos a acabar con la empresa en la que trabajamos con tal que de los dueños no ganen mas que nosotros.
De verdad estoy preocupado.
Algunos compañeros de trabajo creen que si llega el socialismo no pasará nada malo con la empresa en la que trabajamos ni con nuestros empleos.
Peor aun. Algunos creen que el gobierno le quitará la empresa a los dueños y los empleados seremos los nuevos dueños; que los actuales dueños se quedarán de brazos cruzados viendo que su empresa ya no les deja ganancias.
Mis compañeros no sospechan que ante la menor amenaza los dueños tomarán lo que puedan y saldrán del país, y que seremos nosotros los empleados los que nos quedaremos con una empresa en quiebra que no sabemos manejar, sin tener los contactos comerciales, ni la experiencia para hacerlo.
Varios tienen la esperanza de que la empresa será expropiada, y el gobierno designará un funcionario para que la dirija y que eso nos beneficia. Lo peor es que esos compañeros creen que el funcionario que la dirigirá (que seguro va a ser alguien de la rosca política) manejará la empresa con el mismo esfuerzo y dedicación que los dueños que la fundaron. Esperan que nos suban el sueldo y nos reduzcan la carga laboral. No saben que al nuevo jefe no le importará si se quiebra, porque no es su empresa y a él le pueden dar otro cargo directivo en otra empresa que aún no haya cerrado.
Algunos de mis compañeros no entienden que mientras mas beneficios tengan mis jefes mayor posibilidad de que la empresa crezca, y nosotros con ella. Que si ellos no obtienen ganancias, pueden irse para otro país pero los empleados nos quedamos sin empleo y sin sustento.
Es tanto el odio que algunos compañeros de trabajo sienten por los dueños de la empresa (porque ganan más que nosotros los trabajadores) que estarían dispuestos a acabar con la empresa en la que trabajamos con tal que de los dueños no ganen mas que nosotros.
De verdad estoy preocupado.
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A continuación les dejo un aparte de una conferencia dictada por la politóloga guatemalteca Gloria Alvarez (sobre la redistribución de la riqueza) que tienen un planteamiento muy interesante
miércoles, 2 de mayo de 2018
El nacimiento de los estados modernos.
Recientemente me matriculé en un curso universitario titulado Napoleón y la Europa Ilustrada, a cargo del profesor Memo Anjel.
Allí aprendí que el concepto de "País" o "Nación", como lo conocemos, es relativamente nuevo. Anteriormente existían ciudades y territorios circundantes, cuidados por el señor de esas ciudades. Un país iba hasta donde el ejército podía cuidar. Más allá del control militar, no había nada que se pudiera llamar nación. En las periferias, la gente vivía sin preocuparse cual era su nacionalidad. El "nacionalismo" es un invento joven.
Investigando un poco más me encontré este video que explica muy bien el surgimiento de los Estados modernos.
Espero que lo disfruten.
Hasta la próxima semana.